Celebramos y Promovemos una Relación

1° de Mayo: día Internacional de los Trabajadores

El 1° de Mayo en todo el mundo recordamos y celebramos el día internacional de los trabajadores. De aquel fatídico mes de mayo de 1886 que dio origen a esta celebración han pasado muchos años. Una de las reivindicaciones básicas de aquellos trabajadores, era la jornada de 8 horas. Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de: «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa».

Hoy quisiéramos reflexionar sobre una pregunta: ¿Qué es el trabajo?

El trabajo puede ser remunerado o gratuito, puede ser normado o libre, puede ser en relación de dependencia o autónomo. Le puede agradar a quien lo ejerce o generar mucho fastidio, puede ser el medio para el sostenimiento personal o puede ser hecho sólo un hobby; puede ser humanizante o esclavizador …

Entonces la pregunta vuelve: ¿Qué es el trabajo? Porque lo económico no lo define, ni tampoco la relación de dependencia, ni aun el lugar donde se desarrolla. Porque en definitiva, el trabajo supera lo meramente laboral.

El trabajo es aquello que relaciona al trabajador con la cosa sobre la que trabaja. El trabajo es una relación donde ambos componentes, el trabajador y la cosa sobre la que se trabaja, cuando se relacionan cambian.

Si el trabajo es una relación, para que este sea digno, la relación tiene que ser digna. Y la relación es digna cuando es a medida humana. Los trabajadores de 1886 lo expresaban así: «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa»

Hoy somos testigos de muchas relaciones con el trabajo. Y así el trabajo termina siendo esclavizante cuando se prioriza las cosas sobre las personas, o termina termina siendo fastidioso cuando pierde su dimensión creativa y gratificante en función de la producción, o más aun es desvalorizado cuando la medida del trabajo no es la persona sino sólo el dinero que produce…

El trabajo debería ser aquella relación que nos recuerda que somos colaboradores en la obra creadora de Dios transformando con creatividad la realidad de la cual somos custodios.

El trabajo debería ser aquella relación que nos recuerda que somos más personas cuando somos más humanos.

El trabajo debería ser aquella relación que nos recuerda que somos todos miembros de una misma familia, que vivimos en un mismo mundo, al que tenemos que cuidad para nosotros y para los que vendrán.

El trabajo en definitiva nos debería recordar nuestra vocación más profunda, hombres y mujeres creado y llamados a colaborar en la obra creadora y redentora de Dios Nuestro Señor.

Raúl González Sj

 

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