Un Dios que nos enciende el corazón: Pascua Joven Corrientes

Los jóvenes que vivieron la Pascua Joven en Corrientes comparten sus experiencias, algunos desde la organización y otros como participantes del retiro.

Por Lisandro Ramírez Ramírez

¿Por qué otra vez vas a ir a servir el fin de semana de pascuas? Esa es la pregunta que me la hizo un amigo y no pude responderle… Pensé en decirle la típica frase de que el servicio te llena y que no hay mejor inversión que el tiempo en Dios, pero me llame al silencio, me saque el casete y deje que esa pregunta de vueltas en mi cabeza durante todo este tiempo. Hoy creo que estoy en condiciones de dar una respuesta…

¿Por qué? Porque realmente creo que Jesús dió su vida por mí y pienso que puedo devolverle un poquito a través de esto.

Porque a través de lo que me gusta hacer, puedo ayudar a que jóvenes que no conozco puedan acercarse a Dios.

Porque Dios termina devolviéndote el doble de lo que le das.

Porque más allá del cansancio lógico de estar todo el día trabajando, hay una parte del cuerpo que no se cansa y es el corazón.

Porque hay situaciones, gestos y pequeños momentos que durante la Pascua Joven hacen ver y sentir el amor de Dios.

Porque todavía existen jóvenes que buscan llenar ese vacío y quieren seguir conociendo a Cristo.

Porque el servicio con amigos hace que todo sea mucho más fácil.

Y porque, a pesar de pasar la fiesta más importante para los católicos lejos de mi familia, Jesús se encargó que en estos días me olvidé de ese pequeño detalle y sea feliz.

«Hazme un fuego sin fronteras» fue el lema que nos acompañó durante esta Pascua Joven y es lo que hoy les quiero desear, que ese fuego que Jesús Resucitado prende en nuestros corazones sea capaz de traspasar nos y contagiar a todos los que nos rodean. Felices Pascuas!!!!

Por Agustín Talavera

Hablando desde el corazón, Pascua Joven es para mí una experiencia profunda, inclusiva, innovadora y contagiosa.

En primer lugar, la viví muy profundamente por el hecho de que mediante diferentes actividades, dinámicas y gestos pude analizar un poco más muchos aspectos de mi vida, desde lo más superficial hasta lo más profundo.

Fue un tiempo fuerte de encuentro con Jesús: una forma de conocer desde adentro su esfuerzo, Su amor, Su compasión, Su Fe, Su entrega humilde y transformadora; que rompió esquemas para el bien de los demás.

Otro aspecto muy interesante, es que el retiro es abierto para cualquier joven cristiano, no importa con qué espiritualidad se identifique ni cómo es su vida de Fe. Lo único que se necesita son ganas de estar ahí.

Además, la propuesta es muy original, ya que da una respuesta muy eficiente a lo que muchos jóvenes buscamos hoy en día: una Pascua de resurrección diferente, divertida, reflexiva y de comunidad que compartir con otras personas que tengan también el entusiasmo y valor para dejarse sorprender.

En lo personal, esta Pascua Joven significó un espacio para conmemorar lo vivido por los apóstoles y Jesús dos mil años atrás. Y a partir de su paso de la muerte a la vida, nos hace renacer, limpiar y renovar nuestro espíritu eliminando el agobiante y molesto peso del pecado, haciéndonos sentir acompañados y prendiendo una fuerte y hermosa llama sin fronteras en el corazón de cada persona que formó parte de esto para contagiar e iluminar a otros.

Por Milagros Amore

Para mí Pascua Joven fue una experiencia de pascua totalmente diferente a lo que estaba acostumbrada todos los años. La decisión fue difícil porque implicó “romper” una tradición familiar de años de pasar juntos.

Cuando llegamos el jueves nos recibieron cantando con alegría, dándonos una hermosa bienvenida, cada uno de los chicos del equipo nos esperaba en distintos lugares. Hicieron una representación de la última cena, la traición de judas y después en misa el padre llevó a cabo el lavatorio de pies. Al ver eso fue el primer momento que sentí que algo se movió en mí porque me lo imaginaba a Jesús haciéndolo.

Al otro día comenzaron las charlas sobre distintos temas y las dinámicas. En la primera dinámica teníamos que taparnos los ojos y si teníamos alguien a quien perdonar o pedir perdón, hacer de cuenta que iba dirigido a esa persona. En la dinámica siguiente había un cordero representando aquel “cordero que quita el pecado del mundo”. Escribimos en un papel nuestros pecados después de una reflexión, y nos lo atamos a la frente. Teníamos que tenerlo hasta las tres de la tarde… momento que crucificarían a Jesús.

Armamos también una especie de velas con el nombre de cada uno. Al llegar la hora de la misa de las 15.00, ese papelito ya molestaba demasiado. Significando esos pecados que nos pesan, que incomodan o que incluso muchas veces no los vemos pero los demás sí. Los atamos en el cordero y seguidamente teníamos que besar la cruz. Segundo momento que sentí moverse algo en mí.

Al momento que todo esto transcurría, quienes querían eran llamados a confesión. Llegado mi momento, sentí un alivio enorme. Por la noche realizamos el Vía Crucis.

Fue realmente un fin de semana acompañando a Jesús en cada momento, desde que me levantaba hasta que me iba a dormir. Sentir su presencia en el viento, en las hojas de los árboles cuando se movían, en esa paz, en ese silencio… en esos dolores, en esas heridas que cada uno tiene en su corazón… en el compartir con el otro, las alegrías, las tristezas… en cada momento lo pude sentir. Pero especialmente puedo decir que lo sentí dentro de mí, Él resucitó en mi corazón, recordándome cuánto me ama y que quiere que confíe en su amor plenamente. “Hazme un fuego sin fronteras “era la frase que leía por todos lados cuando comenzaban los preparativos y no entendía el por qué… terminando la jornada comprendí que necesitaba que ese fueguito vuelva a encenderse en mí y poder encender otros fueguitos a mi alrededor. Feliz y agradecida, así me encuentro hoy.

 

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