Misión de Pascua – Grupo Misionero Pinceles

El paso de Dios deja siempre huellas en aquellos que lo experimentan. Compartimos aquí tres testimonios de jóvenes que estuvieron misionando esta Semana Santa al norte de Córdoba en un pueblo llamado Lucio V. Mansilla, que el Grupo visita cada dos meses durante tres años, siendo este su segundo año de trabajo misionero allí. 

Vivir la Pascua es morir con Cristo y resucitar con Él.

Es ver que una madre atravesada de dolor por la muerte de su hijo, no llora, sino que da apoyo a otros tantos que sufren.

Es ver que dos amigos son fieles hasta el final.

Es ver que un hombre diabético le presta su insulina a quienes la necesitan pero no la pueden comprar.

Es escuchar a una señora agradecer por un día más de vida y no pedir por su salud, estando enferma de cáncer.

Es ver a un niño abrazando con todo su amor a un desconocido.

Es correr y gritar hasta cansarse para que un par de niños sean felices por dos horas.

Es ver a los niños corriendo con una sonrisa en la cara.

Es compartir charlas profundas y los mates más dulces del mundo.

Es aprender a acompañar en silencio.

Es poner los dones al servicio.

Es aprender a perdonar. Y a ser perdonado.

Es prender una llama de amor en el corazón.

Es revivir pasiones.

Es, en definitiva, sentir en carne propia el amor más grande del mundo.

Victoria Galera

 

Pies Descalzos y Corazón a Flor de Piel

Este fin de semana pisamos nuestra Tierra Santa nuevamente a pies delcalzos y corazón a flor de piel, morimos y resucitamos en ella junto a Jesús y con el pueblo. Nuestros corazones se llenaron de amor, de rotros que reflejan al cristo vivo, de lágrimas de alegría como asi también de dolor, nuetros ojos se llenaron de esperanza. Aquí también aprendimos a abrazar nuestra Cruz y seguirlo porque entendimos que en Èl y con El todo es mas fácil y al seguirlo descubrimos un mundo lleno de bendiciones, que cada latido de nuestros corazón vale y que cada cosita por pequeña que sea pero hecha con mucho amor puede cambiar vidas. Aprendimos que los abrazos expresan mas y hacen sentir mucho mas amor de lo que en realidad significa, que la escucha es solo lo que a veces alguien necesita para ser inmensamente feliz. Es muy difícil expresar con palabras lo que vivimos esta Pascua en Lucio V. Mansilla. Para entender lo que decimos solo basta ser valientes y animarse a vivir esta locura que nos corre por las venas: la locura de Cristo, porque Él hace nuevas todas las cosas y créanme que es así porque lo vimos con nuestro propios ojos y lo vivimos con nuestro corazón. Gracias por tanto Pinceles, gracias por dejarse hacer instrumento, gracias por ser amor, gracias por el inmenso sí que dan y la entrega que hicieron. No puedes callar lo que has visto y oido… Y ahora esto sigue en el día a día, ese es el mayor desafió. Adelante.

Anita Korap Bazán

 

Un pedazo de Cielo en la Tierra

«Hay mas cosas en el cielo y en la tierra, que todas las cosas que pueda soñar tu filosofia». [Shakesperare; Hamlet, acto 1, escena 5]

Creo que esta frase refleja tan solo una porción de lo que he vivido, sentido, gustado y comprendido en este fin de semana de mision.

Hubo situaciones vividas en Lucio V. Mansilla que hacen que de un pueblito mas de la Prov. de Córdoba, pase a ser mi Galilea, mi Tierra Santa. En cada casa visitada, en cada una de las charlas, risas, mates, abrazos, gritos de la inocencia de un niño, consejos de un adulto, la energía de los jóvenes, las locuras de los pinceles, como también en cada silencio, en cada lágrima derramada, en cada paso a paso al lado de uno en silencio, en cada nudo de la garganta compartidos… en cada experiencia vivida hubo un motivo para encontrar a Dios.

Y no es ese Dios escrito en las páginas de un libro, ese Dios que solo se lo puede comprender con un nivel elevado de estudios teológicos. No era ese Dios decorado en el altar. NO. no era ese DIOS ABSTRACTO… Era un Dios sencillo, humilde, que se me presentaba en lo pequeño, en lo cotidiano. Dejaba de ser un Dios Teórico y pasaba a ser un Dios Práctico, tangible. Un Dios que me mostraba realidades y me enseñaba hablándome directamente. Eso sí, para oírlo solo debía escuchar atentamente aun en los sonidos del silencio.

Gracias Grupo Misionero Pinceles por permitirme darme una vez mas la posibilidad de ver un pedazo de cielo en la tierra…

De poder ver que hay cosas mas allá del entendimiento de mi lógica, de mis coordenadas de tiempo y espacio, de cosas mas allá de lo que mi filosofía pueda llegar soñar.

Pablo Peralta

 

 

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