San Luis Gonzaga

San Luis Gonzaga nació en Castiglione el 9 de marzo de 1568. Su Padre, Don Ferrante fue marqués de Castiglione, y posteriormente príncipe del Sacro Imperio Romano. Su madre, doña Marta, era hija de los Barones de Santena de Chieri (cerca de Turín). Por ser el primogénito, Luis era el herdero del marquesado.

Niñez y adolescencia

La infancia de Luis estuvo signada por su pertenencia a la nobleza. La niñez de Luis fue la propia de todo niño noble de la época feudal. Sus padres tenían grandes expectativas depositadas sobre él y tuvo a su disposición gran cantidad de servidores, una excelente educación y estuvo en contacto con los nobles y poderosos de su sociedad.

De niño, en parte debido a su educación y en parte a las visitas a los campamentos militares que frecuentaba con su padre, Luis demostraba un gusto particular por los juegos de guerra. Sin embargo, con el paso del tiempo, los intereses del hijo mayor de don Ferrante fueron cambiando, apareciendo cada vez más tranquilo, reflexivo y piadoso a los ojos de su padre a medida que iba creciendo.

El primer contacto del joven Luis con la Compañía de Jesús fue a los 9 años, cuando deseaba tener un confesor estable y, elige al Rector del Colegio de los jesuitas, el P. Francisco de la Torre.

A los 11 años Luis hace los votos de perpetua virginidad, y a los 12 recibe la primera Comunión. Ya en ese tiempo se iba formando en él la decisión de optar por la vida religiosa.

Debido a los avatares propios de ser parte de la nobleza, Luis es llevado de una corte a otra de acuerdo a los ascensos sociales que su padre iba haciendo. A la edad de 14 años, fue nombrado, junto con su hermano Rodolfo, paje de don Diego, Príncipe de Asturias. Esto fue considerado por Don Ferrante como un honor enorme.

Sin embargo, Luis rechazaba esta vida de lujo y opulencia. A medida que crecía, se volvía más firme en su rebeldía acerca de la formación que él mismo recibía y los valores de ese mundo de honores y dignidades en el que había nacido.

El jesuita Fernando Paternó empezó a ser su director espiritual. Luis comienza a vivir, dentro de la corte, una vida austera y modesta. Estas actitudes de parte del joven generan reacciones diversas.

Discernimiento Espiritual

Poco a poco, Luis, fue llegando a la decisión que le parecía lógica: renunciaría a todo y se haría religioso. El discernimiento termina el 15 de agosto de 1583 día en que se sintió llamado por Nuestra Señora del Buen Consejo a entrar en la Compañía de su Hijo.

Sin embargo, el llevar a cabo esta decisión no sería fácil para el joven Luis. Si bien su madre aceptó con docilidad la vocación de su hijo, su padre se opuso terminantemente, dado que tenía depositadas en Luis expectativas diferentes, que se acercaban más a la vida de gloria, grandeza y dignidades que deseaba para sí mismo. Por esto, Don Ferrante recurrió a las más diversas autoridades políticas, eclesiales y familiares, en busca de que convencieran a Luis de cambiar la elección que había hecho para su vida.

La decisión del joven era, empero, irrevocable.

En la Companía

Finalmente en 1585, Luis presenta su renuncia al marquesado y el 25 de noviembre de ese mismo año ingresa al Noviciado de San Andrés del Quirinal.

Tras una feliz experiencia de noviciado, y un examen de Filosofía exitoso, el 25 de noviembre de 1587, Luis hizo los votos perpetuos de pobreza, castidad y obediencia.

Luego, Luis comenzó los estudios en Teología en el entonces Colegio Romano, cuna de la Universidad Gregoriana, donde resulta ser un alumno sobresaliente.

Al comenzar el año 1591, en Roma se desata la peste. Las grandes muchedumbres habían abandonado los campos. Por las malas cosechas y el hambre, llegaban a la ciudad. Muy pronto los hospitales estuvieron llenos. La ciudad no estaba preparada para esta demanda. Demasiada pobreza y falta de higiene.

Los jesuitas colaboraron con las autoridades en la atención a los enfermos. En el contacto con ellos Luis, al igual que otros de sus compañeros, contrae la enfermedad que lo sostuvo durante tres meses en una lenta agonía.

Su vida se apaga, finalmente, en la madrugada del 21 de junio de 1591, rodeado de sus compañeros jesuitas. Contaba con 23 años.

Fue canonizado en 1726 con San Estanislao de Kostka. La Iglesia lo declaró Patrono de la Juventud.

Encuentro de Coordinadores de Pastoral Juvenil

Por Marcelo Amaro SJ

Los Coordinadores de Pastoral Juvenil, de las Provincias que conforman la CPAL, estuvimos reunidos en el Noviciado de Córdoba, desde el 18 al 22 de mayo.

Tres temas nos convocaron: 1) compartir los pasos que se van dando en la conformación de la Red Juvenil Ignaciana en nuestras Provincias, para plantearnos nuevas metas; 2) la necesidad de conocer más profundamente la cultura juvenil, buscando definir estrategias que nos ayuden a este objetivo; y 3)seguir estrechando vínculos entre la Pastoral Juvenil y la Pastoral Vocacional que llevamos adelante.

El aporte de muchos compañeros de ARU fue fundamental, y pudimos expresar como Provincia una generosa y honda capacidad de acogida a nuestros compañeros de América Latina y el Caribe. Contamos con la presencia de Alejandro (Tilve Sj, Provincial a cargo de Argentia-Uruguay), que como Provincial, dio la bienvenida a nuestros compañeros; compartió los pasos que vamos dando como Provincia y los desafíos que identificamos. Nos acompañaron, también, Fernando Cervera y Ángel Rossi, con sus reflexiones sobre la cultura juvenil y la Carta Apostólica sobre la Vida Religiosa, respectivamente. Ambos hicieron buenos aportes para la reflexión que teníamos entre manos. Osvaldo Pol nos acompañó en la visita que hicimos al templo de la Compañía y a la Capilla Doméstica, contándonos la historia de la primera Compañía por estos pagos. Varios compañeros de nuestras comunidades de Córdoba, pudieron compartir con nosotros la cena del martes 19, así como otras instancias en las que visitamos alguna de nuestras casas y obras. La verdad que me brota un profundo agradecimiento a todos por el cariño y la disponibilidad con la que recibieron a nuestros compañeros.

Contamos también con la presencia de Santiago, Sol y Sebastián, tres jóvenes de Manresa, que compartieron, con gran lucidez y profundidad, su experiencia de Red Juvenil Ignaciana en ARU. Nos hizo bien a todos escuchar las fortalezas, debilidades y desafíos que identifican en la RJI de nuestra Provincia; y nos ilusionó y animó, escuchar la valoración positiva que hicieron de la espiritualidad ignaciana, y del aporte que esto significa para sus vidas.

La comunidad del noviciado, Juan Carlos Juárez (maestro de novicios) y los novicios, pusieron mucho empeño en preparar y adaptar la casa, para que esté lo más cómoda posible para el evento. Durante la semana, contamos con la ayuda invalorable y constante de Ernesto Miguens y Cristian Marín, quienes estuvieron, junto con Laura González, llevando el peso de la casa, durante toda la semana. Los tres fueron para todo el grupo un lindo testimonio de alegría y responsabilidad frente a la tarea. Durante esta semana, los novicios de primer año realizaron el Taller de Conocimiento Personal, en Villa San Ignacio; y Juan Carlos se hospedó en la comunidad de la Católica, los días que estuvo por Córdoba.

Un punto importante, y de acción de gracias especial, es que estuvieron representadas todas las Provincias de la CPAL, cosa que no siempre se ha dado. La experiencia fue muy rica para todos los coordinadores presentes en la reunión. Por lo demás, me toca, en nombre de todos los participantes, acercar nuestro agradecimiento a toda la Provincia, y muy especialmente, a todos los que estuvieron involucrados en desarrollo de nuestro encuentro.

CORPUS CHRISTI 2015

El Corpus esconde muchas paradojas y hay que avivarse, como siempre decía Jesús con sus “el que pueda entender que entienda”, avivarse, digo para ser co-protagonistas de un banquete de convivialidad y no espectadores de un objeto de culto desactualizado. Una paradoja es que contemplamos un Pan, ponemos en la vidriera de la Custodia un pan rico y tierno, que si no despierta el apetito y lleva pronto a conseguirlo, a partirlo y compartirlo, se vuelve una contradicción. El Corpus es para comer y saborear.

Otra paradoja es que hacemos una procesión para exaltar un banquete. El banquete puesto en marcha nos recuerda que la alegría de la convivialidad que celebramos no es aún el banquete definitivo.

La compañía del Corpus

El primer punto va por el lado de sentir en el Corpus a Jesús compañero, de sentir en el Corpus la alegría de la Compañía de Jesús.

La imagen más linda que tengo de una Procesión del Corpus es la de la Primavera del 93 en Roma. Desemboqué por una calle lateral en medio de la procesión que iba a Santa María Mayor y de golpe entre la gente distinguí ─ con súbita emoción ─ al Papa Juan Pablo que llevaba la custodia en las manos. Iba como uno más en medio de todos. En una marcha tranquila, dorada y blanca: la Eucaristía en manos del Papa, Jesús en medio de su gente…, el Pan de los ángeles acompañándonos:

Jesús, buen Pastor, Pan verdadero, ten piedad de nosotros: apaciéntanos y cuídanos; permítenos contemplar los bienes eternos en la tierra de los vivientes.

 Tú, que lo sabes y lo puedes todo, Tú que nos alimentas en este mundo, conviértenos en tus comensales del cielo, en tus coheredores y amigos, junto con todos los santos.

Les propongo ahora una contramarcha y volver a recorrer los versos de estas dos estrofas del Panis Angelicus, de manera de ir entrando en la contemplación del Corpus con ritmo de procesión.

En medio de la Procesión experimentamos al Buen Pastor que nos da la Vida verdadera, el Pan que nos cohesiona como ovejas de su Rebaño.

Contemplamos escuchando y gustando, como dice San Juan de la Cruz:

“la música callada, la soledad sonora,

(de) la Cena que recrea y enamora”.

El Apetito del Corpus

El fruto de la contemplación del Corpus es sentir y gustar internamente el deseo la Comunión. Al Corpus se lo sigue y se lo adora para incrementar el deseo de comulgar con él y de salir a crear comunión con todos, no para quedarse en la contemplación del Pan, ni siquiera para quedarse haciendo carpa en la tranquilidad del banquete.

Al Corpus se lo alaba y se lo adora para despertar deseo de la Eucaristía, el hambre del Pan Vivo, la sed de la Bebida Espiritual que es la Sangre de Jesús, que perdona los pecados del mundo, la irresistible necesidad de entablar vínculos de comunión con todos los hombres y las mujeres del mundo, en el único que nos hace un solo Cuerpo.

 La fuente de alegría del Corpus

Nos podemos detener unos instantes y hacer como una primera estación en esta contemplación en marcha. Hacemos un alto para tomar conciencia de cuál es la fuente de donde brota la Alegría del Corpus. Como dice San Juan de la Cruz:

Aquesta eterna fonte está escondida en este Vivo Pan por darnos vida, aunque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo, en este Pan de Vida yo la veo, aunque es de noche.

La alegría de la Fiesta del Corpus, según Guardini, expresa lo que el Jueves Santo no llega a desarrollar en plenitud Es que la última Cena quedó inmersa en el Drama de la Pasión. Jesús instituyó la Eucaristía haciendo una pausa entre dos momentos de altísima tensión: hacía apenas un momento que había desenmascarado la traición de Judas y unos minutos después los sacaría a todos afuera, hacia el Huerto de los Olivos y a la Cruz.

 La alegría brota como un agua de fuente inagotable en esa pausa de paz y de convivialidad en la que el Señor, en medio de la cena:

“tomó el pan habiendo bendecido lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: ─Tomen y coman, esto es mi Cuerpo. Y habiendo tomado un cáliz y dado gracias se lo dio y bebieron todos de él.

Y les dijo: ─ Esta es mi Sangre de la Alianza, que es derramada por muchos”

ese momento lleno de íntima belleza, ese instante de comunión con el Señor que les daba a comer su Cuerpo, quedó grabado en la memoria de los Apóstoles de tal manera que se convirtió en el centro de la vida cristiana, en la fuente de la vida de la Iglesia.

El tiempo de gracia del Corpus

Todos los gestos de Jesús quedaron grabados en el corazón de los suyos y luego en la memoria del pueblo fiel de Dios. Sin embargo la Eucaristía quedó impresa de una manera única, especial. Jesús marcó expresamente ese gesto de comunión en el momento justo de la historia, recapitulando todo el pasado y anticipando todo el futuro, concentrándolos allí, en lo que sintetizamos diciendo “el Corpus”. Por eso toda Eucaristía contiene y despliega una temporalidad especial: en la Misa el tiempo es tiempo pleno, tiempo de gracia, unificación de todos los tiempos en la corporalidad resucitada de Jesucristo, Señor de la historia.

La bondad del Corpus se difunde

En la fiesta del Corpus, lo que sacamos a peregrinar por las calles no es un “objeto sagrado”, sacamos en procesión una Cena, un Banquete, un Pan Vivo ─ el Corpus ─ que concentra en sí todo el memorial de la muerte y resurrección de Jesús.

Lo que contemplamos en la Custodia no es una “foto”, no es una parte de la historia, es el Todo: el Corpus atrae toda nuestra sed de comunión y al suscitar esa convivialidad con Jesús nos abre los ojos a su Vida entera.

La paradoja del Corpus debe ser bien entendida. Ponemos como objeto de contemplación a quien es el protagonista de la comunión. Miramos fuera al Pan que llevamos dentro. Contemplamos unos instantes lo que comemos, lo que nos da vida, lo que nos hace hermanos. Exaltamos lo que es más íntimo. Ponemos a caminar lo que es más descanso: la comida familiar.

El Corpus no es un “objeto de culto especialísimo” aislado. Muchos se confunden en la Iglesia y agotan toda la fuerza de su amor en una sola dirección, la del culto, que termina siendo autorreferencial: todo es mirarme a mí, si me arrodillo al recibir la comunión y si soy más puro y totalmente atento a ese objeto que está delante y que luego meto adentro.

La dinámica del Corpus es como la de la Bondad: difusiva (no exclusiva). Adorar la Eucaristía es adorar el Amor que se nos regala gratuitamente para que compartamos con los demás.

Por eso, para concretar nos podemos preguntar:

¿Qué hay que “ver” o imaginar al contemplar la Eucaristía?

No hay que ver a un Jesús que se “define” a si mismo sino a un Jesús que se parte y se reparte.

Si Jesús hubiera querido que lo recordáramos como imagen a Él sólo, nos hubiera dejado un cuadro o una foto o la descripción de su rostro.

Pero Jesús no quiere ser recordado así. Por eso nos deja su memorial haciéndose pan para que, al abrir los ojos, no lo veamos a Él (por eso desaparece apenas lo reconocen los de Emaús) sino que, comulgando con él, veamos al Padre y veamos con ojos nuevos a los hermanos, volviendo a la Comunidad.

No hay que “ver” a Jesús. Hay que recordarlo.

Hay que comulgar con Jesús, hay que entrar en intimidad con El.

Y con El en nosotros, cumplir su mandamiento: Amar al Padre ─ rezando, alabando y adorando con reverencia amorosa ─, y amar al prójimo –sirviendo a nuestros hermanos en quienes el Señor quiere ser visto.

Jesús no quiere ser visto como objeto aislado. Y menos que hagamos objeto de visión y de culto la Eucaristía como objeto aislado. Así como los ángeles despiertan a los discípulos que se han quedado mirando al cielo, así tendrían que despertar a los que se quedan embobados mirando la hostia santa y haciendo esfuerzos para ver algo divino.

¿Qué hay que recordar y con qué sentimientos al adorar el Corpus?

Hay que recordar en el Corpus ─ con sentimientos de acción de gracias ─ todas las convivialidades que se nos han regalado: el pan del desayuno en la intimidad de la cocina, que regala unos instantes de cariño para tener fuerza para el día (como la misa de la mañana); el asadito en familia del fin de semana, en el que se recapitula y se comparte todo lo vivido (como la misa del Domingo); el banquete de las fiestas más grandes, con todos los amigos y con todo el pueblo de Dios… Jesús ha estado con nosotros, todos los días, cada vez que hemos participado convivialmente de estas comuniones cotidianas.

¿Qué hay que planificar y con qué sentimientos al adorar el Corpus?

Como Ignacio, que tenía en la mesa de la Eucaristía su mesa de trabajo, al adorar el Corpus hay que sentir lo que el Señor desea para todas las convivialidades que hemos construido juntos en su Nombre. Hay que contemplar nuestras obras –los Hogares de San José, las Casas de la Bondad- tanteando con espíritu de intercesión y disponibilidad para el servicio, qué es lo que el Señor desea que hagamos y con qué paz y con cuánta alegría.

El Corpus es la convivialidad de Jesús con el Padre que se nos regala.

El Corpus es nuestra convivialidad con Jesús que Él le ofrece al Padre.

Por eso la alegría del Corpus es tan especial: es la alegría de los que intuyen que están siendo incluidos en un Amor definitivo.

Diego Fares sj

100 años de presencia en el corazón del mundo

Por Javier Rojas Sj

Queridos amigos:

La vida es don. Es ofrenda que se entrega y se comparte generosamente.

Hoy, toda la comunidad MEJ celebra 100 años de presencia en el corazón del mundo. La alegría que brota en nuestro corazón nace de sentirnos amados incondicional y gratuitamente por Dios.

Sabemos que la vida que se comparte por amor no se empobrece ni se pierde sino que enciende otras vidas. Nuestra espiritualidad eucarística exige que nos convirtamos en aquello que recibimos: que seamos hombres y mujeres eucarísticos. Que derribemos las fronteras del propio egoísmo para salir al encuentro del que necesita esperanza.

El desafío que tenemos en el MEJ es que nuestra vida se vuelva eucharistía, es decir, «acción de gracias». De Dios recibimos gratuitamente su amor y en el servicio a los demás derramamos sobre el mundo el amor que hemos recibido.

Cuando entregamos nuestra vida al servicio, no nos perdemos a nosotros mismo sino que nos encontramos y nos reconocemos como discípulos de Jesús. Una vida que se entrega por amor no se pierde sino que se vuelve alimento.

Al celebrar el Jubileo del MEJ renovemos nuestra respuesta de amor a Jesús y María comprometiéndonos a servir en la Iglesia, en el corazón del mundo, viviendo al Estilo de Jesús.

Feliz Día “mejinos”

Misión de la Red de Colegios

Entre el 23 y 30 de mayo compartimos, en la Parroquia San José de las Petacas de San José de Boquerón, la fe y la vida. Alumnos, profes, equipo de apoyo, jesuitas y pobladores abrimos nuestros tesoros humanos y los pusimos en la mesa del encuentro. La Misión a San José del Boquerón fue organizada por la RAUCI (Red Argentino-Uruguaya de Colegios Ignacianos). Pasada la experiencia, podemos decir sin dudas que, un año más Dios bendijo nuestra ofrenda.

Para muestra bastan algunas palabras que, al mejor estilo paulino, nos dejó en unas cartas, uno de los grupos misioneros. En las que se dirigen a los pobladores de la comunidad con la que compartieron la misión, y que reflejan la experiencia de gracia que unos y otros pudimos vivir.

Les compartimos entonces lo que pudimos seleccionar (las cartas han sido compartidas por completo en la radio parroquial y son de alumnos y profes):

“También les quiero agradecer por hacerme ver cosas nuevas, en estos días me han enseñado cosas innumerables y me hicieron descubrir y entender otras. Le pido a Dios que los llene del Espíritu Santo, sigan con esa fe inmensa que tanto los caracteriza para siempre ver el lado bueno de las cosas y nunca bajar los brazos….

Belén, San Miguel, Buenos Aires

“… les vengo a pedir algo, jamás bajen los brazos, siempre intenten llevar una vida digna del evangelio de Diosito, y siempre sigan luchando por lo que saben que está bien, ojalá esté yo ya en mi país, y pueda escuchar noticias buenas de ustedes, permanezcan firmes, unidos en un mismo espíritu, luchando todos juntos por lo justo, por la justicia recuerden que los hermanos paraguayos están teniendo la misma lucha…”

Xiomara, Asunción, Paraguay

“Se me hace difícil está despedida porque la verdad me hicieron sentirme parte de este lugar, me encantaría quedarme o seguir más tiempo aca, no se puede, pero sé que volveré y ojalá pueda reencontrarme con cada uno de ustedes… Son personas llenas de amor, de dedicación, esfuerzo, entrega, servicio, hermandad, solidaridad y tantísimas cosas hermosas más. Estoy convencido que todo el mundo debería ser como ustedes y qué distinto sería el mundo, sería MARAVILLOSO…”

Marcos, Santa Fe

“Realmente su sencillez, humildad y hospitalidad desinteresada me han llegado al corazón; esa manera de ser feliz con lo que tienen y su forma de apreciar las cosas me han impactado mucho.

Y me han hecho abrir los ojos, ya que donde yo vivo, las cosas son muy distintas, allí en Buenos Aires muchos valores y costumbres se han perdido… deberíamos aprender mucho de ustedes…”

Gabo, San Miguel, Buenos Aires

“En conclusión mis compañeros, que muchos de ellos no conocían nuestra cultura y nuestra forma de vivir se van como muy sorprendidos y con muchas ganas de quedarse pero no se puede…”

Daniela Abregú, San José del boquerón, Santiago del Estero.

“Encontré a Dios en cada rincón de este bello lugar, en el amor por su comunidad, el respeto por la educación y por su incansable lucha por esta que es su tierra. Aquí se hizo más fuerte la presencia de Dios en mi vida. Me voy admirándolos y siendo una mejor persona…”

Paola, Mendoza.

“Estos días se van a quedar siempre en mi corazón, y eso es puramente gracias a ustedes. Gracias a todos los que nos dejaron pasar a visitarlos y gracias por darme a probar la tortilla santiagueña.

¡Orfe, gracias por darme la receta! Prometo hacer muchas cuando esté en mi casa, y así recordar lo lindo que es Santiago del Estero…”

Agustina, Montevideo, Uruguay

“… Es hermoso la tranquilidad que trasmiten, la unión y el apoyo que existe entre todos y cada uno de ustedes, y la amabilidad de siempre abrir las puertas de sus casas y de sus corazones, entre ustedes y conmigo…”

Facundo, Santa Fe

“Simplemente no se puede explicar con palabras la sensación que me llevo luego de estos días con ustedes. De cada persona, ya sea de un niño o de un adulto aprendí muchísimas lecciones y concepciones de ver la realidad, a tal punto, que los considero como ‘Maestros de la vida’.”

Franciso José, Córdoba

 

Mis Cincuenta Años de Sacerdote

Por Ignacio Perez del Viso Sj

Cuando fui ordenado, el 5 de junio de 1965, sentí la vocación de seguir al Maestro, que enseñaba. Jesús predicó a las multitudes, formó a sus discípulos y conversó con personas, como Nicodemo, de noche, o la samaritana, al mediodía. A ella le pidió: “Dame de beber”. Y en este medio siglo no he dejado de predicar y enseñar Teología, pidiendo también a otros de beber.

Tiempo después sentí la vocación de seguir al Médico. Jesús curaba a los enfermos con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza, como dice el Prefacio del Buen Samaritano. Consolar y dar esperanza. Con ese fin, organicé dos grupos misioneros, uno a San José del Boquerón, en el monte santiagueño, y otro a Cona Niyeu, en la Patagonia. Encontramos gente sencilla que nos infundía esperanza, al trabajar tan duro para salir adelante.

Todos los bautizados son sacerdotes, lo que les permite comunicarse con el Señor, sobre todo al comulgar. Los sacerdotes ministeriales fuimos ordenados por el obispo para servir a los sacerdotes bautismales. El aceite del consuelo y el vino de la esperanza están al alcance de todos. Las mamás y los papás son los primeros en consolar y dar esperanza a sus nenes. En la figura del Buen Samaritano nos sentimos unidos los sacerdotes bautismales y los ministeriales.

Una de las esperanzas que más me motivó fue la ecuménica, para promover la unidad de los cristianos. Siendo estudiante de Teología, en San Miguel, organicé un partido de fútbol con los alumnos de la Facultad Luterana de Teología, de José C. Paz, que terminamos empatados. Después siguieron mis visitas a esa Facultad. Cuando fui ordenado, estuvieron presentes en toda la ceremonia el Rector y un profesor de la Facultad Luterana. Hoy continúo colaborando con la Comisión de obispos argentinos dedicada al Ecumenismo. Y el diálogo con otras Iglesias nos lleva al diálogo con otras Religiones, como el Judaísmo y el Islam, en la gran familia humana.

Mi vocación nació al conocer, en el colegio, a los jesuitas que lo dirigían.

Nuestro fundador, san Ignacio de Loyola, nos dejó el método de los Ejercicios Espirituales. Son una escuela de espiritualidad para aprender a discernir los caminos de Dios. Hasta los santos han tenido que experimentar, para encontrar su camino. La Madre Teresa, de Calcuta, ingresó a una congregación misionera, en Albania, y partió para la India. Allá se ocupaban de los pobres, pero quedaban los miserables en los basurales. Dejó entonces su congregación y fundó otra, para atender a los parias de la India y a los enfermos de Sida en Occidente.

Después de tantos años como jesuita, desde antes de ser ordenado, mi satisfacción no consiste tanto en haber aprendido a discernir los caminos de Dios cuanto en ver que otros, con alguna ayuda mía, han aprendido ese arte espiritual, que es valioso para todos los creyentes y no sólo para los católicos. Es un arte que nos continúa enriqueciendo a lo largo de la vida. Por todo ello, doy gracias a Dios y a mis amigos.

«La Promoción de la Justicia en las Universidades de la Compañía de Jesús»

AUSJAL celebra su 30 aniversario y convoca al Concurso «La Promoción de la Justicia en las Universidades de la Compañía de Jesús»

31 instituciones de educación superior confiadas a la Compañía de Jesús en 14 países de América Latina se unen a la celebración del 30 aniversario de AUSJAL.

El trabajo de la Red AUSJAL mira más allá de la frontera universitaria, al buscar una mayor y mejor contribución de las universidades a sus sociedades. Por ello ejecuta el Plan Estratégico 2011-2017, que pretende dar un salto cualitativo para convertir a AUSJAL en la red más importante para sus asociados, y en un punto de referencia académica en los temas que le son propios como red de universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina.

Premiamos tus reflexiones

En sus esfuerzos por fortalecer la identidad, misión y liderazgo ignaciano de las universidades AUSJAL y en el marco de la celebración de nuestro aniversario anunciamos la convocatoria al Concurso «La Promoción de la Justicia en las Universidades de la Compañía de Jesús» para la comunidad de estudiantes.

El Concurso premiará aquellos ensayos de reflexión basados en el documento “La promoción de la justicia en las Universidades de la Compañía” publicado en el Nº 116 de la Revista Promotio Iustitiae. Los ganadores serán distinguidos con el Premio AUSJAL 30 años y sus ensayos serán publicados en la Carta de AUSJAL.

Objetivos del Concurso

Fomentar el discernimiento sobre la justicia social en el continente;

Reflexionar sobre la realización de la justicia social en la vida universitaria y desde la Universidad hacia las comunidades en las que se inserta;

Incentivar el diálogo sobre la relación entre justicia social e identidad jesuita entre los miembros de las universidades de AUSJAL.

Con esta convocatoria, AUSJAL busca acompañar a los estudiantes en su proceso de discernimiento y escritura, a través de la profundización en el conocimiento de la misión ignaciana e identidad jesuita de las instituciones.

Bases del Concurso