Las tres funciones trascendentes de la Universidad Jesuita

El pasado 14 de Agosto se llevó a cabo la ceremonia inaugural del Curso Otoño 2015 para los posgrados de la Universidad Iberoamericana Puebla, en ese marco el Maestro José Teódulo Guzmán Anell, S.J.; cariñosamente conocido como el Padre Teo, dirigió un mensaje muy significativo sobre lo que significa la labor educativa para la compañía de Jesús, reflexión que con gusto comparto en las siguientes líneas.

La Universidad Jesuita se fundamenta en tres funciones trascendentes: la docencia, la investigación y la vinculación, llamada también extensión; cada una de ellas representa un desafío en la formación de los seres humanos, y un pilar que fortalece el desarrollo integral de la persona.

La docencia es una actividad vital para el aprendizaje, implica más allá de enseñar o mostrar contenidos, asumir el compromiso de transformar la inteligencia y la voluntad a través del desarrollo de capacidades y habilidades, fomentar en pensamiento crítico, libre y comprometido; aspirar a la trascendencia. Una persona con conciencia crítica sobre su realidad comprende el modelo económico, sus asegunes y vericuetos; aprende a ver de forma compasiva pero inteligente, responsable y próxima, son líderes sociales con espiritualidad, amor al prójimo y compromiso, hombres y mujeres que asumen como baluarte servir y no servirse.

Una docencia responsable y crítica genera el espacio adecuado para la investigación, que va más allá de la obtención de nuevos conocimientos y resolución de problemas con la aplicación del método científico a través de la aplicación de herramientas cualitativas o cuantitativas. Tales fines son necesarios y bien aplicados pueden generar oportunidades de progreso para cualquier comunidad. Sin embargo, en un compromiso más hondo, la investigación es la llave para descubrir la realidad en todas sus dimensiones científica, social, ambiental, económica, cultural o política y entonces transformarla en y desde su contexto; desde abajo y desde adentro de cada ser humano; comprometidos con y para los hombres que sufren las consecuencias de las injusticias.

La investigación representa la oportunidad para entrar en diálogo con otras culturas, para construir autoconocimiento en apertura con los demás. Reflexionar sobre la propia praxis, revisar nuestro accionar y evaluar lo aprendido y realizado hasta ahora, para desde ahí cambiar la realidad; como dijera el Dr. Javier Sánchez Díaz de Rivera, “estamos condenados al diálogo”.

Con lo aprendido a través de la docencia y lo indagado y atendido desde la investigación, cobra sentido de manera natural la tercera función: la vinculación. Ésta supone una tarea social que se encarna no en la dinámica de un mundo consumista y materialista, sino en la necesidad de los vulnerables, de los desfavorecidos que deben ser el fin primordial de la investigación; más allá de la intención de la aportación, reconocimiento y publicación de hallazgos en revistas especializadas o impartir conferencias en coloquios o foros nacionales o internacionales.

El verdadero sentido de la vinculación es relacionarse y dejarse tocar por los problemas concretos de cada comunidad, zona urbana o conurbada. El desafío es pues no perder la capacidad de admiración por lo que ocurre y llevar como estandarte la justicia, la democracia y los derechos humanos, tarea que parece sencilla pero que implica una gran fortaleza que anime, acompañe y construya.

La docencia, la investigación y la vinculación fundamentan los rasgos de la espiritualidad ignaciana:

· Excelencia académica, que emana de una actitud ignaciana manifiesta en el magisterio.

· Humanismo manifiesto en la capacidad de empatizar y generar sintonía con todo lo humano.

· Fe y justicia, cultivar virtudes sólidas para aprender a integrar sensible y asertivamente el conocimiento. Ser libres a través de la indiferencia, que contrario a la concepción común del término que nos remite a desmerecer o dar cualidad de poco importante a las cosas o situaciones, desde la concepción Ignaciana significa caminar libre y ligeramente, sin ataduras. Siempre aprendiendo, reconociendo y manifestándose a favor de la mayor gloria de Dios.

Miguel Yaksic sj: “Los migrantes son una contribución y no un problema para el país”

Los migrantes y refugiados han estado en la primera línea de la agenda noticiosa en 2015. Debemos conocer y abordar los desafíos que su situación presenta para nuestro país. Entrevista con el director del Servicio Jesuita a Migrantes.

Hace algunos meses, el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) tenía otro nombre: Ciudadano Global. Pero dentro de esta obra de la Compañía de Jesús surgió la necesidad de modificar esa denominación debido a que “trabajamos en red con muchos países. En América Latina —México, Nicaragua, Costa Rica, Honduras, República Dominicana, Haití, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina— se conoce como Servicio Jesuita a Migrantes, y sólo en Chile se llamaba Ciudadano Global. Por eso, dado que la migración es un fenómeno internacional, y para favorecer la colaboración, decidimos volver al nombre original. Además, en el mundo somos conocidos como SJM ya que derivamos del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), que tiene una trayectoria de varios años”. Así lo explica el actual director nacional de la institución, Miguel Yaksic sj.

“El SJM es una fundación sin fines de lucro que acompaña y defiende a las personas que migran en situación de vulnerabilidad, a refugiados y a víctimas de trata y tráfico de personas”.

En Chile, específicamente, ¿en qué está centrado el SJM?

Fundamentalmente, protegemos los derechos de aquéllos que migran a Chile en situación de vulnerabilidad, y trabajamos asistiendo y facilitando su inclusión social. Tenemos tres áreas. Nuestra área social está dedicada a la atención social y jurídica de las personas migrantes de modo de favorecer la regularización, y para facilitar los procesos de integración en la sociedad de acogida. Representamos migrantes ante la justicia cuando tienen una orden de expulsión que no respeta derechos fundamentales, como el principio de interés superior del niño, y cada vez que en el procedimiento no se da un debido proceso. Tenemos un programa laboral en alianza con varias empresas amigas que están contratando extranjeros. Y hacemos muchas otras cosas, como ofrecer cursos de español a haitianos, etc.

Para favorecer la inclusión de los migrantes, es necesario también desmontar mitos, prejuicios y estereotipos. En Chile nos vemos como un país homogéneo cuando en realidad somos un país progresivamente más multicultural. Por eso, nuestra segunda área de trabajo es el área de educación en competencias interculturales. Ofrecemos cursos y talleres de capacitación a agentes del Estado que están en la primera línea de atención de migrantes, a las escuelas que reciben migrantes (a sus alumnos y profesores) y a otras organizaciones de la sociedad civil. Finalmente, hay un área de incidencia, que está orientada a promover los cambios políticos e institucionales que Chile necesita para convertirse en un país hospitalario, inclusivo de la diferencia y respetuoso de los derechos de las minorías.

¿A cuánta gente tienen capacidad de asistir?

En el SJM trabajan 25 personas. El año pasado, 2.029 migrantes fueron atendidos por primera vez en las tres oficinas nacionales. Muchos de ellos han sido derivados a otros programas dentro del SJM, como el programa laboral, de atención legal, etc. Eso, sin contar todos los talleres de sensibilización y educación, las intervenciones territoriales en los campamentos de Antofagasta, ni a los migrantes haitianos que estudian español con nosotros, entre varias otras iniciativas de intervención social. También, se atienden extranjeros en mesas especiales instaladas por la institución en los valles de Azapa y Lluta.

LA REALIDAD NACIONAL

¿Cuál es la realidad de los migrantes hoy en Chile?

Actualmente, en el país viven casi medio millón de migrantes. Los flujos han crecido rápidamente. La migración más importante llega proveniente del cordón andino: de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. De esos flujos, los más grandes han sido el peruano y el boliviano, pero el colombiano está creciendo mucho y de manera desafiante. Ellos vienen en su mayoría desde Bueanventura, de la costa del Pacífico. Es una zona empobrecida, con mucha violencia y narcotráfico. Ya contamos con más de 30 mil colombianos en nuestro país. Hoy la migración en el continente se ha vuelto compleja porque en muchos casos no está bien claro si se trata de migrantes o refugiados. El refugiado es el que se ve obligado a dejar su tierra porque su vida está en peligro, debido a persecuciones por motivos de raza, de color, de religión u otras razones. La pregunta es qué pasa en países como Honduras, Guatemala o Nicaragua, o en zonas como el Valle del Cauca en Colombia, donde no hay persecución pero sí la violencia extrema y la exclusión van de la mano. Entonces, ¿se trata de migrantes o refugiados? Esta pregunta plantea desafíos a la misión del SJM y del SJR en el continente. También han llegado cerca de cinco mil haitianos, país que está sumido en una crisis política desde hace mucho, y el terremoto de 2010 acrecentó el problema.

En general, ¿se recibe bien al migrante en Chile? ¿Somos un país xenófobo, racista?

Hay una buena cuota de xenofobia y discriminación. Sobre todo cuando creemos que nos vienen a quitar el trabajo. Pero los migrantes no nos quitan el trabajo, ya que en cantidad en Chile sólo llegan a un 2,6%, y para que un mercado laboral se vea afectado por la migración se necesita del orden del 10% o más. Los migrantes trabajan, cotizan y tienen más años de educación que el promedio de los chilenos. Ciertamente, representan mucho más una contribución que un problema. Pero como no estamos acostumbrados a ver personas distintas, nos sentimos amenazados. En Chile nos solemos autopresentar como una sociedad más o menos homogénea. Por eso, nos cuesta la diferencia. No estamos habituados a que algunos de nuestros barrios cambien de color y de costumbres.

FOCALIZAR NUESTROS ESFUERZOS

¿El Gobierno está trabajando bien en la materia?

El Departamento de Extranjería y Migración de este Gobierno ha avanzado en materia migratoria. Podemos nombrar tres logros: uno, es que por la vía administrativa se han creado nuevas visas y, de ellas, la más importante es la visa por motivos laborales, que complementa a aquélla que estaba sujeta a contrato de trabajo y en la que el empleador se veía obligado a pagar el viaje de vuelta. La nueva es más amplia: para cualquier persona que venga a ejercer en Chile alguna actividad lícita. Así, al ampliar la visa, el proceso de regularización se hace más expedito y fácil. A su vez, es un camino de inclusión porque permite acceder a la protección social. Lo segundo, es que el Ministerio del Interior, por oficio, solicitó al Registro Civil que inscribiera como chileno a todo niño nacido dentro del territorio del Estado, sin importar la situación migratoria de sus padres, por el derecho del ius solis (salvo el hijo de turista o tripulante), evitando así la apatridia. Y un tercer punto es que en los últimos meses ha bajado la tasa de rechazo arbitrario en la frontera. Chile exhibe la legislación más antigua de la región, la más desactualizada. Tiene el foco en el control fronterizo y no en los derechos del migrante, y otorga muchas facultades al oficial PDI que está en la frontera. En varias ocasiones esas facultades amplias se han convertido en fuente de discriminación arbitraria. El Gobierno del presidente Piñera introdujo un proyecto de ley que significó un gran avance. No obstante, mantenía el foco en el aporte económico que podía hacer el migrante a Chile. Eso está bien, pero no es suficiente. Hace falta una ley con enfoque de derechos, que aborde la migración integralmente. Sabemos que el Gobierno actual ha estado trabajando en un nuevo proyecto de ley porque le hemos hecho llegar nuestros aportes. Esperamos que el Ejecutivo introduzca esa ley en el Congreso para que inicie la fase legislativa este segundo semestre.

¿Cuáles son las próximas metas del SJM?

Para mí ha sido un privilegio llegar a trabajar al SJM porque me he encontrado con un equipo humano y profesional de lujo. Parte de mi tarea como director nacional es potenciar y articular el trabajo que hacemos en Arica, Antofagasta y Santiago para que nuestro servicio sea de la mejor calidad. Y dado que el fenómeno migratorio cambia rápido, es muy importante replantearnos a fondo nuestra misión preguntándonos siempre dónde hay más exclusión, más vulnerabilidad y más desatención para focalizar allí nuestros esfuerzos.

Un Jesuita en Japón – Entrevista a Juan Haidar

El santafesino Juan Haidar es sacerdote y hace 24 años que reside en Japón. Desde 1983 hasta 1988 estuvo bajo las órdenes y viviendo junto al hoy Papa Francisco. La idiosincrasia y cultura nacional y local, en clave jesuítica. Compartir Compartir La Misa. Todas las mañanas en santafesino la celebra para un numeroso grupo de monjas y fieles, en japonés.

El padre Juan Haidar es santafesino, tiene 50 años y se fue en 1983 al Colegio Máximo de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Allí la Compañía de Jesús (la Orden de los Jesuitas) tiene una de sus mayores casas de formación. En ese colegio, el hoy Papa Francisco, Jorge Bergoglio, desde los 36 años, fue rector por mucho tiempo.

Haciendo su noviciado, Haidar estudió filosofía mientras trabajaba en los barrios. Bergoglio fue allí su superior tres años y luego vivió dos más con él, y otros, en la misma casa. “Fueron, con todo, cinco años bajo el mismo techo. Creo conocerlo bastante”, comenzó contando en diálogo con Diario UNO.

Este sacerdote vive desde 1991 en Japón. Es profesor asociado de la Facultad de Teología y director del Centro Católico en la Universidad Sophia, en Tokio. Desde 2011 no volvía a su Santa Fe natal. Aquí –además de sus orígenes– están su madre, hermanos, sobrinos y decenas de amigos.

En la entrevista describió al Papa, dio su mirada sobre la realidad política nacional, sobre la ciudad con la que se encontró luego de cuatros años; definió rasgos de la cultura japonesa (con sus luces y sombras) y ensayó una comparación con la cultura latina.

También, describió lo que sobrevino a los terremotos, tsunamis y a la destrucción de la central nuclear en Fukushima, con sus inesperadas consecuencias sociopolíticas.

Mantiene una comunicación constante con el Papa, aunque aseguró: “Es muy complejo describirlo en pocas palabras: es difícil hablar de la gente buena; sobre la mala es más fácil”, dijo, entre risas. Sin embargo, se explayó un poco: “Él siempre vivió y vive el Evangelio con coherencia absoluta y es siempre fiel a sí mismo. Nada sencillo. Eso es simple unos meses o un año. Toda una vida, es excepcional”.

Haidar es de bajo perfil, algo tímido, y quizás ya esté “acostumbrado” a la rigidez y frialdad niponas.

Otra “foto”

Luego se motiva hablando de “la cambiada Santa Fe”, de “sus avances”, aunque aclara que hay una parte de la ciudad que todavía no conoce o hace años que no ve. “En general, cada vez que vengo no me muevo mucho más allá del barrio de mi madre (Candioti Sur), y entiendo que habrá una parte edilicia y estructuralmente menos bella y postergada, como en toda urbe”, dijo y contrastó: “Recuerdo la abrumadora imagen posinundación 2003; felizmente, hoy la fotografía parece otra”.

Cuéntenos más del Papa

Es un hombre que ha creído que el mundo se cambia con humildad, oración, sinceridad y pobreza. Esos valores le han dado mucha profundidad. En lo personal, es una persona que sigue enviando correos, sosteniendo los vínculos de afecto.

¿Por qué se fue a Japón?

Mientras me formaba como jesuita trabajaba en barrios del Gran Buenos Aires. Era muy lindo, pero sentía que me faltaba algo. Estudié siete años en San Miguel y siete afuera hasta completar mi formación religiosa. En ese momento, 25 años atrás, las cosas en los barrios estaban “demasiado bien”, no sé ahora. Había gente del interior de mucha cultura en el sentido amplio del término, y muy devota. Sentí que quería hacer algo más por Dios. A mí siempre me atrajeron las necesidades en las grandes ciudades, que no son las mismas que en los barrios. O no lo eran: no había necesidades espirituales, sí otras…

 ¿Materiales?

Sí… En cambio, en las grandes ciudades hay fuertes vacíos espirituales. Tuve además el deseo de trabajar adonde el catolicismo no fuese conocido. Entonces, le dije a Bergoglio que sentía esto en el corazón, que Dios quería esto para mí. Y me mandaron a trabajar a Japón en 1991. Yo fui el último de otros cinco jesuitas que fueron.

 Un choque cultural muy fuerte. ¿Qué sintió?

Sí. Japón está muy lejos en todos los sentidos. Todo es distinto, no solo la lengua. Me di cuenta ahí que no sabía absolutamente nada del país: quiénes eran sus héroes, sus artistas. Fue comenzar de cero, aprender de cero.

En Japón no “hacen lío”

¿Cómo definiría a esa cultura?

Podría hablar de rasgos, a grosso modo: una confianza y respeto máximos en las estructuras y en la autoridad, algo que viven como natural. Creo que nosotros somos, realmente, –no sé si es exactamente la palabra–, “desordenados”. Tenemos una natural desconfianza en las autoridades, en las estructuras. Quizás eso se vincule en algún punto con el cristianismo: en él, la persona se relaciona directamente con Dios, mediante su propia conciencia. Yo puedo subvertir la ley, cuestionarla y, sin embargo, estar bien con Dios. Es complejo de explicar. Sea por lo que sea, el japonés jamás va a dudar que el que está arriba, salvo que se pruebe lo contrario, es una persona buena que los va a ayudar. Si están las leyes, se cumplen; y la gente piensa que eso está bien, que es natural. No hay absolutamente nada bueno para ellos en rebelarse contra la autoridad.

¿Hay corrupción? ¿O no se ve?

Sí, hay. El problema es que la inclinación “natural” que tiene el común de la gente no es hacia la corrupción. Eso no quiere decir que la sociedad japonesa funcione correctamente ni que los gobernantes no sean corruptos. Cuando se toma conciencia de esa corrupción puede hacer mucho daño. Podríamos decir que es una sociedad ingenua o demasiado confiada en los poderosos. Cuando los diarios engañan, hacen muchísimo daño, mucho más que acá. Aquí la gente tiene formas desarrolladas de defenderse.

¿Cuál es la religión dominante?

Hay dos mayoritarias: el sintoísmo y el budismo. El sintoísmo es la religión autóctona de Japón, es una especie de panteísmo. No tiene ningún libro fundante. Su relato se compone de historias sobre dioses y demonios. Luego le sigue el budismo, distintas sectas de él. Originariamente el budismo es de la India, pero toma distintas formas en los lugares y depende de los maestros que tienen. Hay un budismo japonés.

¿Y el cristianismo?

Solo el 1 por ciento de la población es cristiana, y de ese porcentaje la mitad es protestante y la otra católica. Lo curioso es que ni el sintoísmo ni el budismo tienen la concepción de bautismo. Entonces pertenecer a una religión es sentirse a gusto con ella. Otra curiosidad: cuando se hacen las encuestas sobre a qué religión pertenecen, casi todos los japoneses dicen que a una religión, pero además de eso dicen que pertenecen a dos o tres religiones. Sintoístas son todos básicamente. Algunos además se identifican como budistas o cristianos porque les gusta la doctrina de Jesús. Bautizado solo está el 1 por ciento de los casi 127 millones de habitantes, pero las encuestas dan casi el 15 por ciento de gente que se dice –también–cristiana.

Sumisión, represión y culpa

¿Qué valores buenos o malos aportan estas religiones?

Justamente esa confianza mayúscula en la autoridad por momentos no es nada buena. Esto tiene mucho que ver con el sintoísmo, incluso con el budismo. El budismo japonés pone mucho énfasis en la “armonía”, y eso es bueno porque se evita la pelea, el conflicto, aunque sospecho que atenta contra la necesidad de manifestarse, en varios sentidos. Sucede que en ocasiones para hacer el bien hay que pelearse. Por ejemplo, el cristianismo desde el vamos tiene como símbolo la Cruz. Si uno quiere ser bueno necesariamente tiene que sufrir en algún sentido. Y ese es casi el límite del budismo: donde comienza la pelea, donde empieza la discusión (lo que conlleva algún nivel de sufrimiento) ahí se clausura el diálogo. Por un lado, la “armonía” da mucha unidad a la sociedad, pero uno se pregunta hasta dónde eso es bueno.

¿Por qué?

Porque hay muchas situaciones en las que eso va en contra del bien, de la verdad. Y en el sintoísmo eso se profundiza mucho más, porque el jefe de la religión es el emperador, y eso mantiene el orden dado. Cuando desde afuera uno ve la sociedad japonesa se impresiona por su “orden”. Pero debajo de eso hay mucho sufrimiento. La cantidad de suicidios quizás sea prueba de ello.

  ¿Qué análisis merece eso?

En Argentina, la gente dice que hay muchos asesinatos, mucha violencia. Bueno, la cantidad de muertes violentas –si uno incluye al suicidio y al homicidio–, estoy casi seguro que, en proporción, es mayor en Japón que en Argentina. Allí hay casi 32.000 suicidios por año. El año pasado bajó a 30.000 y eso fue noticia. Entonces, hay una violencia encubierta.

Como si preservar la armonía a costa de uno mismo, y el respeto excesivo a las jerarquías, se tramitaran con represión y violencia autoinflingida.

Sí, algo así. Llevaría tiempo explicarlo, es complejo y seguramente multicausal. Es una interpretación. Aunque creo que en la base de todo eso están la filosofía y la religión japonesas. Porque en una cultura en donde no existen el perdón y el autoperdón como valores –lo que es el corazón del cristianismo–, una de las consecuencias es el suicidio. Allí la palabra y el concepto más elevados es “justicia”, pero no el perdón. Y cuando en una sociedad no existe el perdón prima la dureza. Los suicidios se vinculan con eso. Por ejemplo, si una empresa quiebra y deja a 300 personas en la calle, el presidente o gerente se suicida, por más que él no sea objetivamente responsable de esa quiebra. O si una persona atropella accidentalmente a alguien con el coche, puede ocurrir lo mismo. Muchos podrán decir: “Eso es lo que nos falta en Argentina”. No estoy totalmente de acuerdo. Recapitulando, quizás el “desorden” y el cuestionamiento de las estructuras –rasgos propios del argentino y del latino–, se vinculen en un punto con el cristianismo, con la misericordia y el perdón que están en la raíz cristiana. Contrariamente, la falta de perdón y la imposibilidad de librarse de la culpa quizás expliquen esa violencia “escondida” que impera en Japón.

Fukushima, el límite

Lo que sucedió con esa ciudad y su completa devastación puso no solamente en crisis el modelo energético japonés (la energía atómica es su único recurso), sino también –por segunda vez en la historia y de modo drástico, según Hairala–, la sociedad comenzó a manifestarse en contra del gobierno por temor al futuro. “Antes, ocurrió cuando Japón perdió la guerra con EE.UU. y el emperador tuvo que verse obligado a decir que él no era hijo del dios que veneran”, aseguró.

Fuente texto y fotografía: Diario Uno

Jornada Nacional de la Juventud – Uruguay

Los jóvenes de la Pastoral Juvenil de la Iglesia Católica se reunieron para celebrar, orar y “hacer lío” en Montevideo.

El 5 y 6 de setiembre se llevó a cabo en Montevideo, la 37ª Jornada Nacional de la Juventud, organizada por la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal del Uruguay. Esta vez, como en 2012, la Jornada se realizó de concentración única nacional, bajo el lema “Él transforma tu corazón”, inspirado en Dios alfarero, que con sus manos moldea el corazón de quienes lo siguen, como un artesano con un bloque de barro.

La actividad se realizó en la explanada de Kibón y contó con la presencia de casi 6.000 jóvenes católicos de todas las diócesis y movimientos presentes en Uruguay. Además contó con el apoyo de la Universidad Católica del Uruguay. La Jornada fue clausurada con la Celebración Eucarística presidida por el Cardenal Daniel Sturla Berhouet SDB, Gran Canciller de UCU.

Mensaje del P. Ignacio Rey Nores SJ, director del sector Pastoral de la Vicerrectoría del Medio Universitario

Todos coinciden que fue una fiesta. La noticia en los medios decía que “unos 6.000 jóvenes católicos de todo el país coparon la explanada de Kibón”. Y la verdad es que hubo mucha gente este fin de semana del 5 y 6 de Setiembre. No sé si tantos ni cómo se hace para medir tal cantidad, pero sí que daba gusto ver esa explanada copada de jóvenes, con sus colores, sus banderas, y toda su alegría en el marco de la Jornada Nacional de la Juventud.

Volvamos a la noticia: “se realizó este sábado la 37a. Jornada Nacional de la Juventud, convocada por la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal del Uruguay.” Esto fue lo que nos convocó, lo que nos nucleó: una invitación, un llamado. ¿De quién? Obvio que del mismo Jesús; una vez más: a través de su Iglesia; en concreto: a través de esta comisión de Pastoral Juvenil.

Y como Universidad Católica del Uruguay también supimos responder a esta convocatoria y abrir nuestras puertas, junto con otros núcleos de la Red Juvenil Ignaciana, para alojar a todos los jóvenes de la diócesis de Mercedes y a algunos de Tacuarembó. Nuestros jóvenes, que más de una vez han sido recibidos en otros lugares del interior del país para llevar adelante experiencias como la Misión San Francisco Javier, organizada por la Pastoral de la UCU, o como el Pachacutí, organizado por el Colegio Seminario, fueron quienes ahora hicieron de anfitriones de estos casi 250 jóvenes del interior: 70 en el Colegio Mons. Isasa, 80 en el Colegio Seminario, 45 en la Parroquia N.S. de Fátima en el Cerro, y otros 45 en nuestra universidad.

A nosotros, en concreto, nos tocó alojar a jóvenes que venían de Carmelo y de Colonia, acompañados por sus referentes pastorales y sus curas Germán Celio Chavarría y Marcelo Ortiz. Con ellos pasamos la noche del sábado en los salones de la universidad en la Parroquia de Tierra Santa, e hicimos las experiencias de servicio el domingo en la mañana, a las que se sumaron un grupo de jóvenes de la misma parroquia de Tierra Santa, divididos en tres grupos: uno fue para el Barrio El Régulo con las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, otro fue para el barrio Bella Italia donde nos esperaban las Religiosas del Sagrado Corazón, y otro se quedó por la zona de Tierra Santa, visitando las casas. Volvamos a los medios, ya que todos estaban sorprendidos de lo que estaba ocurriendo, que se podía seguir por la televisión, por la radio, por las redes sociales; y decían y mostraban más o menos lo mismo: “la convocatoria superó las expectativas de los organizadores: hubo 6.000 jóvenes de todo el país en la explanada de Kibón”.

¿Y qué pasó allí? Hubo fiesta, y con ella hubo “música, baile, reflexión, testimonios, oración y adoración a Jesús en la Eucaristía” a lo largo de toda la tarde del sábado, y también tuvimos la oportunidad de celebrar una multitudinaria Eucaristía el día domingo, presidida por el arzobispo de Montevideo, el cardenal Daniel Sturla. Para el recuerdo quedará que uno de los juegos que se realizaron durante el día consistió en sacarse selfies con sacerdotes y Sturla fue uno de los más requeridos. Para la obligada reflexión posterior quedará lo que quedó resonando después de la puesta en escena del grupo Shalom en la previa a la vigilia, ya que fueron tratados allí muchos temas candentes quedando en algunos la sensación que el guión podría haber sido más cuidado. Para el agradecimiento a Dios, entre tantas otras cosas, quedarán siempre los preciosos días que nos tocaron, llenos de luz y sol, de amplitud y aire. Para el compromiso quedará seguir cuidando los frutos de lo que cada grupo juvenil vivió en esta 37a JNJ para que sigan creciendo al interior de sus comunidades y tenga el impacto de levadura en la masa en los respectivos lugares a lo largo y ancho de todo el país.

Después de la Eucaristía final, todos los jóvenes de la Red Juvenil Ignaciana nos juntamos para una foto final y para recordar las actividades que se nos vienen, entre ellas: la teología para universitarios que ofrecemos acá en la Católica los jueves de setiembre; los Ejercicios Espirituales que se ofrecen en Esclavas en Setiembre y en Manresa en Diciembre; el Camino Ignaciano en Enero; y la Misión San Francisco Javier en Febrero. Alegría de ver cuántos nos habíamos hecho presentes, dejar que fluyeran los cánticos de “si este no es el Reino, el Reino dónde está…”, y volver a coincidir en que lo mejor que podíamos hacer era seguir ofreciéndonos al Señor por ese Reino de paz, de justicia, y de amor, compromiso que asumimos rezando, una vez más, la oración de Ignacio: “Tomad, Señor, y recibid…”.

P. Ignacio Rey Nores SJ

Director de Pastoral UCU

II Encuentro de Confluencia

Por Sebastián Creusser

El II Encuentro de Confluencia (realizado el pasado 29 y 30 de Agosto en las instalaciones del Centro Manresa de la ciudad de Córdoba capital) significó la renovación de un espacio vital para el crecimiento y desarrollo vocacional de todo joven comprometido en su fe cristiana. En él participaron jóvenes de diferentes provincias, vinculados doblemente a la fe cristiana y la política a través de diferentes y respectivos ámbitos de participación local (partidaria, funcionarial, académica) y pastoral (apostólica, parroquial, espiritual). Enmarcado todo en el espíritu de diálogo, reflexión y sentir comunitario ignaciano, que favoreció una experiencia plena de sentido, crecimiento y motivación para la inquietud político-social cristiana de los participantes.

Las jornadas se extendieron desde el sábado 29 a la mañana hasta el domingo siguiente, también por la mañana, consistiendo en diferentes momentos y espacios de convivencia, trabajo y reflexión personal y grupal, junto a una experiencia comunitaria de servicio y misión. Desde el aporte de la perspectiva cristiana acerca de la política, realizada en un primer momento por Ángel Rossi sj, se incentivó a la profundización personal en oración, y luego comunitaria en grupo, sobre diferentes ejes vitales para el sentir y obrar en política: el diálogo, la escucha, la humildad, el compromiso, la comunidad, el liderazgo, entre otros.

Luego, por la tarde, fue el momento de escuchar y dialogar con distintos representantes de la práctica política, tanto partidaria como académica. Momento rico para compartir (desde la exposición e intercambio, sano y dialogado, de perspectivas diferentes) experiencias de vida, de fe y política, de las cuales nutrirse y crecer mutuamente.

Finalmente, se cerró el sábado con una experiencia de servicio a través de la cena junto a hombres en situación de calle albergados en la Hospedería Alberto Hurtado. Allí, todo sesgo abstracto o individualista acerca del interés personal político, se volvió necesariamente sobre sus ejes más fundamentales: la persona humana, y especialmente los más vulnerables. Si toda política ha de tener sentido, deberá estar esencialmente en la dedicación hacia los más perjudicados por la realidad tal como está y “el orden de las cosas” tal como se vive y desarrolla.

El cierre del Encuentro culminó con el trabajo personal y grupal, desde la exposición de Tomás Bradley sj acerca de las palabras del papa Francisco a los representantes de la sociedad civil de Paraguay, en ocasión de su reciente visita a Latinoamérica. Dicho momento fue aprovechado también para compartir las resonancias personales de ambas jornadas y del sentir respecto a las proyecciones futuras del espacio “Confluencia”.

Los días vividos en el II Encuentro de Confluencia han concluido, en lo personal, con un grandioso caudal de sentimientos de alegría, sanación y esperanzas. Alegría, por la convicción reafirmada de aquel deseo de transformar la sociedad desde el cambio de sus más dolorosas injusticias sociales y la “resistencia y combate” contra las estructuras y esquemas que robustecen e intensifican tales injusticias. Sanación, de las diferentes sensaciones de angustia y pesimismo que invaden y se instalan cuando lo único que se acostumbra a contemplar, ver, sentir y oír es lo “malo” y “vicioso” de la política. Y esperanzas, en las diferentes energías, motivaciones y fuegos interiores encendidos por el testimonio de los demás participantes, de que el amor en clave de servicio, escucha, diálogo y compromiso con los más perjudicados y vulnerables es lo que termina santificando la política como máxima “expresión de Caridad”.

Los desafíos son enormes. Las motivaciones también. Y en este sentido, acompañarnos en oración seguirá redundando en beneficios no solo para fortalecer este espacio de encuentro, sino la vocación misma de transformación social desde lo político. En donde la implicación y el compromiso del cristiano aspiren a más que la buena conciencia y la defensa mínima de determinados contenidos doctrinales. Sino que signifique también, como aquello a lo que nos invitaba San Alberto Hurtado sj, amar al pueblo “hasta no poder soportar sus desgracias”.

 

Homenaje al Padre Llorens – Mendoza

El gobernador Francisco Pérez homenajeó al Padre Llorens. Fue a través de la puesta en valor del monumento que se erigió en el Barrio San Martín.

El gobernador de Mendoza, Francisco Pérez, presentó el monumento en homenaje al Padre José María “Macuca” Llorens, en el Barrio San Martín, junto a vecinos de la comunidad, alumnos y docentes de las escuelas del barrio y a Daniel Jiménez, escultor. José María Llorens –popularmente conocido como “Macuca”- fue uno de los sacerdotes más queridos y respetados en el país. Era jesuita y concretó una de las obras más trascendentes de la tendencia conocida como “Opción por los pobres”: la transformación de un basural en el Barrio San Martín. Durante el acto, Pérez comentó que “la transformación del Barrio San Martín fue algo que se adelantó a las conferencias de Medellín y Puebla y al Concilio Vaticano II, ya que ese ‘Primero la casa de los hombres, después la de Dios’ que tanto promulgaba Macuca se realizó. Al principio, ni él ni las 70 personas que componían el basural imaginaban el barrio que existe actualmente, donde habitan casi 30 000 personas”.

Al acto, donde se presentó la obra realizada por el escultor Daniel Jiménez, asistieron, además de los vecinos del Barrio y los alumnos de la Escuela, una de las impulsoras junto a Macuca, María Ruiz, quien fue directora de la Escuela P y PS Nº05 “Padre José María Llorens”, hasta hace dos años. La actual directora del secundario, Gilda Aguirre y Liliana Carrión. Luego, el gobernador Francisco Pérez recorrió el Centro Educativo Padre José María Llorens donde dialogó con alumnos y docentes del establecimiento. Este centro de formación y apoyo educativo, en 1989 pasó a ser una escuela primaria común, y en 2001 inició el nivel secundario, garantizando a todos sus alumnos una profunda y sólida formación personal y social que les permita insertarse en la sociedad como personas responsables, reflexivas, críticas y solidarias, comprometidas en el servicio a los demás.

El Padre LLorens

El sacerdote jesuita llegó a Mendoza en 1958 trayendo la experiencia de los “sacerdotes obreros” aprendida de la obra del jesuita Alejandro del Corro. Por esa época dirigía a grupos de estudiantes secundarios de Acción Católica que ayudaban en la construcción de casas de un barrio obrero en las afueras de Buenos Aires. Eligió vivir en el Barrio San Martín en la Navidad de 1964, acompañando un proceso de organización comunitaria, conformando la cooperativa con la que se construyeron gran parte de las viviendas del Barrio. Macuca se expresaba siempre en plural. Decía que para poder concretarlo “fue que aprendimos a vivir fuera de la ley”. Así se llamó su libro: Opción fuera de la ley. Porque para la ley, esa población no existía. Entonces él decía: “Lo que no se pudo hacer de día, se hizo de noche». Así, por tres años se fue “robando” luz, agua, arreglo de calles, reparto de lotes, todo sin aprobación, hasta que, tras constancia y organización, finalmente las cooperativas lograron la remodelación urbana. Un capítulo aparte merece la relación de Macuca con los jóvenes universitarios. Era una verdadera “aventura cristiana” que despertó la vocación de muchos profesionales, que militaban por meses y años en el Barrio San Martín ofreciendo sus servicios a cambio del bien recibido. Fue uno de los dirigentes más importantes para que se consolide en la zona oeste de la Ciudad de Mendoza una rica tradición de organización comunitaria, que está presente en estos tiempos: bibliotecas populares, centros de jubilados, uniones vecinales, clubes y emprendimientos de la economía social. En lo educativo fue impulsor del centro que hoy lleva su nombre, iniciado en 1979. Surgió como un centro de formación y apoyo educativo, dando respuesta a una necesidad de las familias del Barrio, para que sus hijos pudieran concluir la escolaridad obligatoria. En 1989 pasó a ser una escuela primaria común y en el año 2001 se inició el nivel secundario. Este constante progreso comunitario permite hoy a sus estudiantes y sus familias acceder a una profunda y sólida formación personal y social.

Pocas experiencias comunitarias en la historia reciente de Mendoza han sido tan movilizadoras como la de Llorens desde el punto de vista social. Y siguen presentes en la memoria y en las prácticas de esta querida comunidad del Barrio San Martín. Macuca Llorens murió el 19 de noviembre de 1984 en Buenos Aires, pero seguía viviendo en una piecita de la parroquia del Barrio San Martín. Él eligió que sus restos mortales descansen en su parroquia “Virgen de los Pobres”, por la que tanto trabajó después de que los “hombres tuvieron su casa”, en la intersección de las dos calles principales del barrio, una de esas calles lleva su nombre como justo homenaje a su fecunda obra y nos lo recuerda a cada paso que damos.

Convivencia de Red – Corrientes

Los diferentes núcleos de la Iglesia Jesús de Nazareno se reunieron para compartir una jornada como Red Local que les ayude a llegar al EJI de San Miguel, más unidos que nunca.

Los grupos que participaron fueron: el voluntariado Buen Samaritano , Cuenta Conmigo, Camino Joven , Retiro Secundarios y Mallín. Éstos se unieron para compartir un hermoso dia donde hubo tiempo para todo: jugar, nos mojarse, nos ensuciamos, reir y hasta soñar.

Se Inauguró de Escuela de Oficios Papa Francisco

El gobernador Antonio Bonfatti participó de la inauguración de la Escuela de Oficios “Papa Francisco”, que funciona en la manzana 7 del distrito costero de Alto Verde de la ciudad de Santa Fe.

La escuela se construyó gracias a donaciones de particulares y un aporte otorgado por el gobierno de la provincia por un monto de 2 millones de pesos, con el cual pudieron finalizar las obras.

«Hoy es un día de mucha alegría para la ciudad de Santa Fe porque la mejor inversión es la que ayuda a garantizar los derechos básicos del ser humano: salud, educación, vivienda y trabajo”, destacó el gobernador.

«El trabajo, que en definitiva es lo que se va a enseñar acá a través de un oficio, nos puede dar aquellos valores que perdimos y tenemos que recuperar, junto con la familia y la escuela. Cuando se usa la mano en el trabajo, se aprende a usar la cabeza y a ser solidarios con el otro”, sostuvo.

“Nosotros -continuó- estamos muy contentos de que podamos tomarnos de la mano entre el Estado, las asociaciones civiles, las instituciones, la Iglesia, para poder dar respuestas en momentos complejos. Los conflictos se resuelven hablando, escuchándonos, dialogando, aceptando la diversidad y la pluralidad”, indicó el mandatario provincial.

En este sentido, Bonfatti señaló la importancia de “apoyar estas obras que realizan los hermanos jesuitas, siempre educando y creyendo en el valor de la palabra».

Por último, gobernador felicitó a “los alumnos que aceptaron el desafío, que quieren progresar en el vida. Esto nos llena de esperanza”.

El gobierno provincial, a través de la Dirección de Educación Privada del Ministerio de Educación, también asignó al establecimiento diversos cargos para su funcionamiento así como 39 horas cátedra para los cursos a implementar: 15 horas para Función Tutorial, 12 horas para el curso de “Albañil” y 12 horas para el curso de “Montador Electricista Domiciliario”.

En la oportunidad, el gobernador entregó para la biblioteca ejemplares de los libros “Signos Santafecinos en el Bicentenario” y “Santa Fe entre dos Siglos”, y una bandera nacional.

Del acto inaugural también participaron el vicegobernador Jorge Henn; el intendente de Santa Fe, José Corral; el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina y arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo; el director de la escuela de oficios “Papa Francisco”, Wilson Stegmayer; el asesor espiritual de la organización Manos Abiertas, Ángel Rossi; el párroco de Alto Verde, Héctor Bossi; el rector del Colegio Inmaculada Concepción, Leonardo Nardín; el presidente del Consejo Municipal, Leonardo Simoniello, entre otras autoridades locales y provinciales.

En la oportunidad, José María Arancedo realizó la ceremonia de imposición del nombre “Papa Francisco” a la escuela y manifestó que “manos abiertas, solidaridad e inclusión son las palabras que necesitamos en la Argentina”.

Por su parte, Corral destacó “de la obra, para la cual la municipalidad colaboró muy modestamente con el suelo; lo importante es lo que va a ocurrir adentro, preparando a las personas en oficios”.

Luego, Ángel Rossi expresó que la mejor de las respuestas, desde la organización Manos Abiertas, es “cuando un alumno se compromete con la institución y manifiesta su orgullo por estudiar en ese lugar”.

A su vez, Stegmayer indicó que “hasta el día de ayer los 24 alumnos -siete de albañilería y 17 de montador electricista domiciliario- desarrollaron sus actividades en espacios preparados provisoriamente, ubicados en lo que es el salón de catequesis y la cocina de la Capilla Nuestra Señora de los Milagros. A partir de hoy, la comunidad de Alto Verde ya tiene su aula de oficios con instalaciones debidamente preparadas para formar a sus adultos en el ámbito profesional, dos aulas para clases teóricas, un aula de informática, sanitarios para mujeres, hombres y personas con capacidades diferentes y talleres para realizar las prácticas que cada profesión demanda”.

Finalmente, Héctor Bossi dijo que “la inauguración de estas aulas es un complemento más de la tarea social que la parroquia realiza en el barrio para que sus habitantes puedan desarrollar sus potencialidades e insertarse en el mundo del trabajo y la producción”.

ESCUELA DE OFICIOS PAPA FRANCISCO

La escuela “Papa Francisco” se encuentra en la Capilla Nuestra Señora de los Milagros y comenzó a funcionar en marzo de este año con el dictado de cursos de construcción y electricidad. Actualmente cuenta con 50 inscriptos en las carreras.

El Aula de Oficios pertenece al Colegio de la Inmaculada Concepción y su construcción y sostenimiento está a cargo de la Fundación Manos Abiertas.

El aula está pensada para recibir a los jóvenes mayores de 18 años del lugar, necesitados de una adecuada y actualizada capacitación para insertarse en actividades socioeconómicas y productivas de la región.

Dicha propuesta surge a través de las demandas relevadas entre los aspirantes a cursar ofertas de formación profesional inicial.

 Además, se impone la articulación de la institución educativa en el medio local y regional, con organizaciones socio productivas que potencien y den continuidad a los procesos de formación. Tales articulaciones se enmarcan en el Decreto Nº 0499/10, el que aprueba a nivel provincial el “Régimen de Pasantías para Estudiantes de la Educación Superior, de la Educación Permanente de Jóvenes y Adultos y de la Formación Profesional” en el marco de la Ley Nacional Nº 26427.

La capacitación integral de los destinatarios de estas ofertas, se complementará con el desarrollo de contenidos de formación general de base necesarios para el perfil ocupacional a formar y aquellos propios del ideario de la institución educativa de la cual dependerán.

Fuente: www.santafe.gov.ar

Aprendiendo Formar para el Trabajo – Fe y Alegría

Durante los días jueves 13 y viernes 14 de agosto se llevó a cabo en nuestro Centro Educativo de Ongay, Corrientes, una jornada para equipos de Formación para el trabajo y educadores de Fe y Alegría. El Lic. Patricio Bolton estuvo a cargo de la formación sobre “Estrategias metodológicas áulicas y de evaluación con enfoque de formación de competencias”.

En la jornada estuvieron presentes educadores de los centros de Resistencia, Bella Vista, Buenos Aires y Corrientes, quienes trabajaron sobre la transformación de las representaciones sociales, las propuestas metodológicas y la formación en competencias. La invitación: Formar capacidades, construir conocimiento y habilitar experiencias en clave de Educación Popular. “Nos llevamos muchas herramientas y tenemos un gran desafío por delante” dijo Roxana Fortín, vicedirectora del Centro Educativo en Resistenia, Chaco.

Palabras de Roxana Fortín

Palabras de Patricio Bolton – Capacitador

Reflexión del Evangelio, 6 de Septiembre de 2015

Marcos Muiño sj

Cuando rezaba con este Evangelio no podía evitar pensar en el revuelo que ha provocado la foto del niño Sirio en las playas turcas, y me venía la pregunta de si, ante esta u otras realidades “anónimas” “sin foto” que nos rodean más de cerca, es posible que Jesús Vivo haga nuevas todas las cosas, o si es posible pensar que todo se ha hecho bien.

Creo que en el Evangelio de este domingo Jesús como Buena Noticia nos renueva la esperanza desafiándonos. Para confiar en la promesa de Dios de hacer nuevas todas las cosas no nos podemos dar el lujo de vivir hoy con el corazón bloqueado. Y el corazón se bloquea cuando dejamos oxidar algo fundamental: nuestra capacidad para escuchar y nuestra posibilidad de hablar. Cuando se oxida el oído y la boca del corazón creemos que podemos solos, no nos importa la palabra del otro, dejamos de perdonar, dejamos de confiar. Cuando se oxida nuestro oído aturdimos con miles de palabras pero que nada tienen que ver con lo que el otro me pide o necesita. Cuando se oxida nuestro oído se nos escapa que hay muchos “anónimos” “sin foto” que piden a gritos nuestras manos y nuestra voz.

Hoy más que nunca el Evangelio de la Buena Noticia nos da la oportunidad de aceitar el corazón. Jesús viene decidido a romper con ese bloqueo. Y para ello se toma su tiempo, no improvisa con nosotros. Nos lleva a un lugar aparte para estar en silencio. Levanta los ojos y pide al Padre la ayuda para desbloquear nuestro corazón. Jesús Reza. Jesús habla con el Padre sobre nosotros y le pide la fuerza para hacer nuevas todas las cosas, y es ahí cuando Jesús, poniendo su mano sobre nuestro oído y nuestra boca dice: ¡Ábrete! No tengas miedo. No te quedes solo. No te cierres. ¡Ábrete! No dejes que se oxide tu corazón. El mundo necesita que lo escuches, el mundo necesita que digas la verdad, que hables. ¡Ábrete! Para dar una palabra de consuelo. ¡Ábrete! Para aprender a perdonar. ¡Ábrete! Para confiar en que vale la pena jugársela por hacer nuevas todas las cosas.

El gran antídoto para el bloqueo del corazón es el dar gracias. Reconocer que Jesús sigue haciendo las cosas bien por nosotros. Reconocer que el otro tiene algo para mí. Dar gracias por tanto bien recibido nos aceita el corazón, lo hace escuchar, lo hace hablar, lo hace cantar.

Los invito a que este domingo pidamos la gracia para que no desperdiciemos la oportunidad de evitar que se nos oxide aquello que nos hace vivir, que nos da sentido, que nos abre a las personas que queremos. De la mano de Jesús no dejemos que se nos oxide el corazón.