Conectar con el Poder Ilimitado de la Compasión

La experiencia de la compasión, de sentir con el dolor del otro, no sólo como una herramienta para acercarnos a los demás de manera solidaria, sino también de curar el propio interior herido.

 Por Avelina Frías. Co-Directora del Centro de Meditación Shambhala de Madrid.

 Conectar con la misericordia o compasión en la sociedad de la información del siglo XXI parece una hazaña difícil de realizar cuando minuto a minuto estamos siendo seducidos por la distracción de la tecnología, la ansiedad, la confusión y el miedo.

 Sin embargo, a través de este artículo quiero ofrecer una reflexión personal sobre la necesidad e importancia que tiene para nuestro futuro como sociedad que cada ser humano conecte con el poder ilimitado de transformación que la compasión ofrece. Un poder que permanece oculto en nuestro corazón, a la espera de que lo despertemos para conectar con nuestra humanidad y divinidad.

 Mientras escribo este texto, pienso en todo el tiempo en el estuve perdida tratando de buscar ese poder externo que transformara las circunstancias difíciles de mi vida. El resultado era siempre más frustración y desilusión al no resolverlos u obtener solo un alivio a corto plazo. A través de la práctica de la meditación pude conectar y observar esos mecanismos que me mantenían atrapada en el sufrimiento, lo cual me llevó a relacionarme de otra manera conmigo misma y con la idea de la compasión. He comprendido que la auténtica compasión tiene una sola lógica, la de la experiencia misma de abrirnos a la vida sintiendo y experimentando las heridas de los otros en uno mismo. Esa lógica, que para el mundo occidental puede parecer ilógica, me ha ido abriendo paso al camino de la valentía y la amabilidad hacia mi misma, como primer paso a la compasión. Esto ya es en sí mismo un acto transformador viviendo en medio de una sociedad que no es nada compasiva y que por el contrario, premia la cobardía y la agresión.

 Gracias a esa lógica descubrí que la compasión tiene también una sola convicción; la de vivir la verdad, en cualquiera de las formas o aspectos de nuestra vida en la que ésta se manifieste; expresando sin juicios lo que percibimos y sentimos en cada momento. Solo a través de esta convicción mi corazón se he hecho auténtico y libre del engaño del ego, el cual se entretiene enredando mi percepción de la vida en la ilusión del mimo o apego a la idea de mi misma y en la creencia de que estoy separada de los otros.

 La compasión no es algo que se pueda aprender en un e-book, en facebook o en la universidad, es una virtud que te conecta con tu corazón y, por lo tanto, no se puede actuar o fingir, sólo se puede sentir. Desafortunadamente nuestra sociedad científica y materialista nos ha ido alejando de los caminos a través de los cuales conectamos con esta enseñanza a través de la experiencia. Así que, después de una exhaustiva búsqueda e investigación externa que derivó en teorías sin éxito, tuve que volver sobre mis pasos para simplemente dejarme sentir. Y sólo a través de ese sentir me he permitido conocer la auténtica realidad de un mundo de cambios y movimiento, y así he sido tocada por el flujo de vida en lo más profundo de mi ser. He sentido la tristeza y el sufrimiento al que me sometía por querer que las cosas fueran para siempre y a mi manera. Pero sin duda lo más inquietante de todo fue descubrir que también podía sentir el sufrimiento del otro.

 Conectar con esa experiencia una y otra vez me ha hecho sentirme completamente humana, agradecida de estar viva y de ser quien soy en cada momento. A través de ese sencillo acto de sentir al otro he podido conectar con el amor, la verdadera fuente de poder que ha hecho posible mi propia transformación, que no es otra cosa que una experiencia de conexión con la vida inexpresable.

 Así que, gracias a esto hoy puedo reconocer que detrás del velo del concepto dogmático que nuestra sociedad ha construido alrededor de la compasión o la misericordia, he encontrado un tesoro oculto, la herencia de la humanidad; la verdadera tecnología humana capaz de conectarnos de forma auténtica con nuestra realidad, nuestra vulnerabilidad.

 Esta poderosa tecnología de transformación la poseemos todos y cada uno de los seres humanos. Gracias a ella, la sociedad ha sido capaz de trascender todas las dificultades de nuestra condición humana durante siglos. El poder de nuestra bondad fundamental siempre ha estado ahí, esperando a ser reconocido en nuestro corazón para conectarnos de verdad con la compasión y para transformar nuestro mundo.

 Sakyong Mimpha Rimpoche, maestro de la tradición Budista Shambhala, habla en sus enseñanzas que en este poder que emerge de nuestra bondad fundamental está la esencia de la iluminación, y el corazón latente de la sociedad iluminada, que no es otra cosa que la manifestación de una buena sociedad humana en la que aspiro a vivir.

 Fuente: EntreParéntesis

Adviento: Tiempo de Dar un Giro de 180°

Compartimos un material para rezar y reflexionar en este tiempo de Adviento en que se nos invita a “mirarnos en el reflejo de María”, la madre de Jesús.

 La vida a veces tiene curvas inesperados, en las que no todo está claro o sale como uno esperaba. El adviento, un año más, nos recuerda que es tiempo de dar ese giro de 180º. De confiar, de creer en los otros, de imaginar un futuro diferente, mejor.

Es tiempo de mirarnos en el reflejo de María. Y de reconocer que aceptar, confiar y ponerse a disposición de otros está lejos del sometimiento o la resignación. Porque la confianza de María no era resignada, sino llena de esperanza. Y es que ese fiat estuvo sostenido siempre por la fuerza de un espíritu que no provenía de sus fuerzas sino de Alguien más grande. Ahora -2000 años después- lo difícil para cada uno es poner esa misma fuerza y confianza en Otro distinto de nosotros mismos y de nuestra voluntad.

San Ignacio consideraba a María como la gran intercesora y mediadora, reflejo de esa disponibilidad a que el Señor entrara en su vida y la removiera. ¿Estamos dispuestos a que Dios nos descoloque? Quizás asusta dar ese giro, pero nuestra historia -que es historia de salvación- nos recuerda que merece la pena. Confía y espera. Dios te acompaña.

Espiritualidad Ignaciana

San Francisco Javier

Nació en el castillo de Javier (Navarra) el año 1506. Cuando estudiaba en París, conoció a Ignacio de Loyola, hizo los ejercicios espirituales, y junto a él y un grupo de Compañeros fundaron la Compañía de Jesús.

Javier fue ordenado sacerdote en Roma el año 1537. El año 1541 se marchó al Oriente como misionero. Su vocación evangelizadora lo llevó a recorrer de manera incansable la India y el Japón durante diez años. Murió el año 1552 en la isla de Sanchón Sancián, a las puertas de China.

Francisco Javier fue canonizado en 1622, al mismo tiempo que Ignacio de Loyola, Teresa de Avila, Felipe Neri e Isidro el Labrador.

 Para Reflexionar a luz de la Vida de Javier

Dinero, fama, títulos académicos, éxito en el deporte… las ambiciones de Francisco Javier (Navarra, 1506-1552) no son muy distintas de las que encontramos hoy por la calle. En París, un compañero estudiante lo desarmó: “Javier, ¿de qué le aprovechará al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?”(Mc 8,36).

Así Ignacio de Loyola despertó a un gigante: ni lenguas, ni países, ni peligros, frenaron el celo apostólico de Francisco Javier para llevar a Jesucristo hasta el extremo conocido, siguiendo aquella máxima: «Id, inflamad todas las cosas». Era el 7 de abril de 1541, y esta frase fue pronunciada después de un inesperado cambio de planes: ¡era él el enviado de Pablo III a la misión de las Índias!

Trece meses navegando mientras servía a enfermos y necesitados, hasta que desembarcó en Goa, donde empezó una odisea titánica de islas, lenguas, predicaciones y servicio desde allí hasta Japón. «Os hago saber, queridos hermanos, que tomé de las cartas vuestros nombres, escritos por vuestras propias manos, junto al voto de profesión que hice, y los llevo siempre conmigo, por las consolaciones que recibo de ellos».

Sus denuncias al Rey de Portugal por el espolio de riquezas en las Índias en lugar de favorecer la evangelización le costó dolorosos fracasos, pero pidiendo fuerzas a Dios prosiguió incansable hasta la isla de Sancián, en un intento de entrar en China. Allí, al lado del indio Cristóbal y del chino Antonio, representantes de su misión en aquél continente, a los 46 años entregó su espíritu sembrando en la tierra su honda huella por Cristo, de donde nacería una entera generación de misioneros.

Fuente: Ser Jesuita

Solidaridad ecológica

Una reflexión que nos invita a creer que el ser humano está en la Tierra, no para poseerla, sino para amarla, cuidarla y respetarla.

 Por Adilia Vianney Estrada.

 ¿Y qué tal si empezamos a tejer relaciones y acciones solidarias por nuestro planeta? Tejer puede tener diversos significados en un mundo tan diverso y plural como en el que vivimos, es una actividad que ha estado presente desde el principio de la historia del hombre y de la mujer, y puede representar creatividad, transformación y unidad entre la sociedad.

 La solidaridad puede ser entendida como la capacidad de salir de uno mismo, de apertura al otro, de respeto, sensibilidad, cercanía, compasión y amor. En este sentido, la solidaridad ecológica significaría creer profundamente que la Tierra no pertenece al ser humano, sino que el ser humano pertenece a la Tierra y, por consiguiente, debe cuidarla, amarla y respetarla. Sin embargo, en los últimos años la Tierra viene pidiendo a gritos un poco de compasión y conversión en los estilos de vida para evitar un sobre-agotamiento que desde hace años se viene manifestando en el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, entre otras señales. Podría decirse que la tierra está llegando al límite de sus posibilidades. Ante esta situación, si nos unimos y tejemos juntos lazos de solidaridad con la Creación, podremos salvarla.

 El libro del Génesis dice que el ser humano fue puesto en el jardín del Edén para que lo cultivase y salvaguardase. Era un lugar para la creatividad, la relación y el compromiso: de esta manera, el Creador continuaba creando a través del ser humano. Con el paso de los años, el ser humano ha olvidado ese compromiso de creación y responsabilidad, y ha llegado al extremo de crearse necesidades artificiales y consumistas llenas de injusticias con la naturaleza y el planeta. Así, se podía leer en los distintos medios de comunicación que, al día 08 de agosto, ya se había consumido todo el “presupuesto” de la naturaleza para el año 2016; a partir de ese día hemos empezado a consumir más de lo que la Tierra puede generar, y estamos viviendo a crédito, un crédito que las próximas generaciones tendrán que pagar…

Por tanto, estamos urgidos a vivir de otra manera. Hay que ser más solidarios con nuestra Hermana Tierra, con nuestro Planeta, hay que globalizar la solidaridad ecológica: es una responsabilidad y una deuda que tenemos con la Creación. Sólo entonces podrá verse que el ideal de armonía, de justicia, de fraternidad y de paz para construir un mundo más justo y necesario es posible viviendo en solidaridad.

 El Papa Francisco nos dice que necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana (Laudato Si, nº 52). Por eso nos recuerda que sólo hay una crisis, que es socio-ambiental, y que se debe aprender a escuchar tanto el clamor de la Tierra como el clamor de los pobres; sólo así podremos salir de esa crisis. Necesitamos poner en práctica acciones solidarias con el cuidado de la Creación y de los hermanos y hermanas del planeta.

 Ahora más que nunca urge retomar la solidaridad como cuidado de la tierra y de la personas, en especial de los más empobrecidos, urge transformar el corazón de piedra en un corazón de carne, urge transformar y cambiar los modelos depredadores de consumismo e individualismo, por un modelo más asequible a todo el planeta, en donde todos los seres humanos podamos disfrutar de los bienes y maravillas que nos regala la Creación. En definitiva, urge cambiar el modelo de vida que ha impuesto la sociedad capitalista y consumista.

 ¿Te animas a intentarlo?

 Fuente: Entre Paréntesis

Rector de la Universidad de Comillas: «Dialogar, Discernir y Construir»

Entrevista a Julio Martínez SJ, rector de la Universidad de Comillas de Madrid. La casa de estudios está a cargo de la Compañía de Jesús. En esta entrevista, su superior habla de la elección del nuevo Superior General de la Compañía, la influencia y transformación que opera el Papa Francisco dentro de la Iglesia, y el rol de la Universidad en la Sociedad actual.

Por Jesús Bastante

Vamos a hablar del comienzo de curso en un año apasionante para la Universidad. Pero arrancamos con la elección del nuevo general de la Compañía de Jesús. La Universidad Comillas es un de las obras de la Compañía en España. Por primera vez, tenemos como general un no europeo. Un venezolano, Arturo Sosa Abascal. ¿Cómo han vivido el proceso de elección y la elección en sí?

Con mucha paz. Y con alegría en el momento de conocer la elección del nuevo general. Realmente, como no tenemos candidatos y no se postula ninguna campaña, nunca sabemos muy bien cual va a ser el resultado. Pero creo que el padre Arturo estaba entre aquellas personas en las que uno podía pensar que fuera elegido. Y personalmente estoy encantado, creo que es un hombre con una gran capacidad de educación y don de gentes. También se le tiene por muy buen estratega. Y por constructor de puentes y de participación plural.

Aunque le saludé alguna vez en Roma, no le conozco personalmente. Pero estoy muy contento.

¿Qué esperan de un general de América Latina, en un momento en el que el Papa también es un jesuita y latinoamericano?. Es como si el centro se hubiera girado hacia Latinoamérica. ¿Qué puede significar esto?

Antes que pensar en el hecho de su procedencia, lo que espero es que sea una persona que realmente se fie mucho de Jesucristo. Que sea un hombre de fe, que nos comunique esperanzas y nos abra horizontes. Y en ese sentido creo que el que no sea europeo puede, incluso venir bien.

Probablemente, que el Papa sea el primer latinoamericano y que también el primer general de la Compañía lo sea. Y además el primer no europeo, en 476 años de historia de la orden, llama la atención.

 Es verdad que el padre Adolfo Nicolás (anterior superior general), aunque es español está muy inculturado en Oriente. Cuando le oíamos hablar, no nos hablaba como un español que tiene las preocupaciones que tenemos en España o en Europa.

 Hoy, en un mundo globalizado, y más nosotros con la vocación universal que tenemos, el sentido que tiene de donde uno venga, no es la marca determinante principal. Pero sí es curioso que en una sociedad globalizada, hay pocas figuras globales. Y no solo en la Iglesia. Me refiero a una globalidad real.

 Eso puede ser. Pero la vocación de un jesuita es universal. La globalización para nosotros, desde el punto de vista de nuestra vocación, no ha venido a cambiar nada. Lo que ha venido es a alterar muchas cosas del mundo, y con su ambivalencia, a generar disfunciones y tensiones. Algunas, que ya existían y otras que se han agudizado.

 Para los que llevan tiempo trabajando en las fronteras, precisamente en este concepto global del mundo tienen mucho que decir.

Claro. Y después, los temas realmente candentes, y en mi caso los que más me preocupan, son temas mundiales. Siempre hay que hacer tanto el paso de lo global a lo local y viceversa, como de lo universal a lo particular- Y eso también forma parte de nuestra vocación. Son grandes horizontes, pero concretándonos en aquello que en cada momento nos toca.

El padre Sosa esto lo representa de una manera maravillosa. Con su gran circunstancia vital de que es elegido como consejero en la congregación que dirige el padre Nicolás, pero que no se desplaza ya a Roma. Como parece que no convenía por las funciones que en aquel momento tenía, le ponen a cargo de la Universidad de Tacchira que necesitaba una reconstrucción y una nueva planificación. Donde hizo una labor buenísima de crecimiento de la Universidad y de enfoque.

Y en el año 2014, el padre general sí que le llama a Roma para hacerle delegado general de las casas y comunidades de Roma, la cual llega a conocer muy bien.

Toda la estructura.

Eso también ayuda mucho. Como el hecho de hablar italiano. Se maneja en italiano y en lo que son los entresijos romanos.

Hablabas antes de pasar de lo universal a lo local. De tener en cuenta estos esquemas. La Universidad es una maestra de tratar algo en lo universal y en local y a la revés. Preparar a las personas en un contexto vital determinado para lanzarse al mundo lo más preparados posible.

Sí. Y en concreto, nuestra universidad es la línea de trabajo que tiene en la formación de los estudiantes. En una parte importante de las facultades, el 80% de los estudiantes tiene un año o más de formación en el extranjero.

Lamentablemente en nuestro país esto sucede poco todavía.

Pero en nuestros alumnos eso forma parte del método. En tres vectores de lo que es para nosotros capital en la formación de ellos. Preparación científico-técnica para ser buenos profesionales, toda la dimensión de internacionalización y después la formación integral.

Y luego en la Universidad, también en el sentido de diversidad de saberes que entran en diálogo para paliar un poco el aspecto de que la realidad la estudiamos parcelada. Que no puede ser de otra manera ,dado que necesitamos especialización.

También necesitamos herramientas para poder entrar en diálogo.

Exactamente, también necesitamos ese diálogo interdisciplinar. Y transdisciplinar, en el sentido de que no se quede solo entre disciplinas científicas. Que sea capaz de conectar con la sociedad y con sus necesidades. Y también en aquellos que en la sociedad están trabajando directamente sobre los problemas sean de la índole que sean, donde la teología y la filosofía forman parte de esa interdisciplinaridad, dándole profundidad.

Son como el armazón.

Están es todos los saberes. Nuestra Universidad es moderadamente especializada. Estamos en el mundo de las ingenierías, en el del derecho, el de las ciencias económicas y empresariales, ciencias humanas y sociales, teología, derecho canónico y también ciencias de la salud, con enfermería y fisioterapia. Esa especialización tiene que estar buscando siempre cómo entra en un diálogo entre saberes donde esté la profundidad de las preguntas fundamentales del ser humano.

Una última pregunta sobre la Universidad: ¿cómo la definirías hoy?

Creo que estamos en el mejor momento de nuestra historia. En un mundo difícil y complejo, creo que la Universidad tiene una identidad muy clara como Universidad jesuita de Madrid. Y una visión, compartida por el conjunto de la gente que trabaja dentro de ella, que hace que sea una misión muy interesante. Sabemos lo que queremos.

Otro tema es que la complejidad del mundo hace que haya cosas, como por ejemplo la formación integral, que son difíciles de conseguir. Y es ahí donde hemos apostado con mucha fuerza para formar a los alumnos. Porque nos interesa que la gente que venga a nosotros tenga un talento y una motivación alta, para responder a lo que le vamos a pedir que va a ser exigente. Que no se quede solo en la formación técnica o científica para ser muy buenos profesionales, sino que además sean muy buenas personas

Y en esa identidad clara, según la misión ignaciana, en este momento también es una identidad de diálogo, de inclusión y de salida a la sociedad. El volumen de actividades en este sentido que tiene Comillas es impresionante. Además, tenemos la suerte de hacer de puente entre el servicio eclesial y partes de la sociedad que muchas veces no quieren saber nada con la Iglesia. Pero que sin embargo nos dan crédito.

Tenemos muy buena aceptación de parte de las familias de los chicos y chicas que están en edad universitaria. En ese sentido es muy buen momento en una situación del país y del mundo compleja. Porque las preguntas y los retos que tiene hoy Europa, no solo España, son enormes y fortísimos.

El padre general decía en la rueda de prensa, cuando le preguntaron sobre tender puentes, que lo verdaderamente hermoso de los puentes es que hay un sitio del que se parte y otro al que se llega. Que hay dos orillas y que el puente las une. Por eso es tan importante que haya instituciones como la vuestra que, como acabas de decir, son capaces de unir la visión eclesial con una sociedad reticente a lo cristiano.

 Efectivamente. Y lo contrario del puente es el muro, que es lo que separa dos realidades. Y no solo el muro físico, también es el muro mental, que en el mundo de la globalización es casi más importante que el otro, el prejuicio. El muro de la xenofobia, que no se da solo para que no pasen los que no han cruzado la frontera aún, sino para los que están dentro. En eso la Universidad tiene mucho que hacer.

 A este respecto, lo que la Universidad no puede nunca ser es lo que pasó ayer en la Autónoma: en virtud de mi libertad de expresión, impedir a otras personas que se expresen. Y eso me consta que no lo quiere la Autónoma, y desde luego tampoco lo quiere Comillas.

 Nosotros, por suerte conseguimos generar un espacio de diálogo. Es realmente por ahí por donde se sirve a la sociedad. No tengo ninguna duda de que a la sociedad no se la sirve con fundamentalismos, ni con trincheras, ni sembrando odios. Sino buscando esos tres verbos que el papa Francisco saca de una manera u otra en sus discursos: «dialogar, discernir y construir».

Y podemos añadir otro, que él también añade: «integrar». Porque verdaderamente, acoger es el principio de integrar. Por ejemplo, para los refugiados y para los inmigrantes antes de la integración viene la acogida.

Un paso más, bastante relevante.

 Esos verbos tienen todos que ver con la cultura del encuentro. Son los vehículos de la cultura del encuentro. Y la universidad en eso no puede faltar. A esto tienen colaborar las empresas y todo tipo de instituciones sociales.

 Y la política.

 Por supuesto. La política, de una manera capital. No porque las demás instituciones no sean fundamentales, sino porque el político tiene esa gobernación del vivir común y de la casa de todos. Es el que tiene que velar para que las condiciones para el encuentro, el diálogo y la construcción conjunta, se den.

 Hoy se está recuperando parece, por lo menos en el discurso, el bien común. Y ojalá que el bien común bien entendido, entre en la política y en la economía. ¿Cómo no va ser ser la política, del bien común?.

 Y en la economía, es legítimo el lucro, pero sin perder nunca el horizonte en el que esa empresa está situada, que es para mejorar la sociedad, para crear oportunidades vitales para todo. Y desde la Universidad podemos colaborar en todo esto.

 Es muy importante la tarea que tienen, porque son los que estan formando a las personas que justo después van a hacer su entrada en el mundo adulto.

 Nosotros en Comillas, en todas las facultades, acabamos teniendo gente que finalmente lideran muchas cosas en la sociedad. Pero también digo, con toda humildad, que alguno ha podido traicionar los valores y la identidad de la Universidad. Pero, en general, la gente que formamos tiene un sentido de la honestidad, de la integridad y de que querer contribuir positivamente a la sociedad, que a mi me consuela y me apoya para seguir trabajando.

 Fuente: Religión Digital

Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe

Mensaje del Papa Francisco en las vísperas a la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe de 2015. Compartimos aquí las palabras profundas y sencillas con las que el Pontífice describe a esta advocación de la Madre de Jesús. Les invitamos a sentir y gustar de cada una de estas palabras y, a pedir hoy especialmente la gracia de sentirnos abrazados por María, y que podamos extender este abrazo a todos nuestros hermanos que más lo necesitan.

Papa Francisco

«Con esta ocasión, deseo saludar a los hermanos y hermanas de ese Continente, y lo hago pensando en la Virgen de Tepeyac.

Cuando se apareció a san Juan Diego, su rostro era el de una mujer mestiza y sus vestidos estaban llenos de símbolos de la cultura indígena. Siguiendo el ejemplo de Jesús, María se hace cercana a sus hijos, acompaña como madre solícita su camino, comparte las alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias del Pueblo de Dios, del que están llamados a forman parte todos los pueblos de la tierra.

Pope Francis

La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después.

Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pueblos y a los pobres y marginados de todas las épocas. América es una tierra generosa.

Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y con ternura.

Pido por todos ustedes, queridos hermanos y hermanas de toda América, y también ustedes recen por mí. Que la alegría del Evangelio esté siempre en sus corazones. El Señor los bendiga y la Virgen los acompañe».

Fuente: Catholic.Net

Después de la CG 36: Mensajeros de Reconciliación y Justicia.

Ha terminado la Congregación General 36 de la Compañía de Jesús, donde más de 200 Jesuitas estuvieron reunidos del 2 de octubre al 12 de noviembre en Roma para elegir al nuevo Padre General, P. Arturo Sosa, S.J., y para discutir diversos temas.

Entre estos temas, la educación ha tenido especial fuerza. Compartimos aquí un video en que diferentes delegados dan a conocer algunas de la reflexiones que surgieron tras los debates.

 Es un llamado a ser “ministros de la reconciliación” como propone el P. Sosa, que desde nuestros colegios y redes de escuelas estamos llamados a construir puentes desde la colaboración, a desear paz y bien, y ser mensajeros de reconciliación y justicia.

 Fuente: Fundación Amar y Servir