Bogotá Acoge el Congreso ‘Medellín 50 años después’

El evento académico, titulado “Medellín 50 años después” fue organizado por el Boston College y la Pontificia Universidad Javeriana. Se llevó a cabo en la ciudad de Bogotá, Colombia, los días 4 y 5 de abril.

Bajo la coordinación Rafael Luciani, Luis Guillermo Sarasa, Carlos María Galli y Félix Palazzi, el Congreso –abierto al público– reúne a 19 teólogos y teólogas miembros del Grupo Iberoamericano de Discernimiento Teológico Pastoral. Estos estuvieron reunidos los días previos, para un encuentro de trabajo en torno a la pastoralidad de la teología.

La vigencia de Medellín

A 50 años de distancia, la vigencia de Medellín fue uno de los tópicos principales del Congreso. Al iniciar el Congreso, contó con la participación del cardenal venezolano Baltazar Porras; con la conferencia inaugural del decano de la Facultad de Teología de la misma PUJ, Luis Guillermo Sarasa: “Las opciones de Medellín siguen vivas”; y con la ponencia del jesuita Pedro Trigo: “Medellín: una propuesta responsable”.

La jornada del segundo día, comenzó con la intervención de Gustavo Gutiérrez, quien hace 50 años fue uno de los teólogos asesores de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Gutiérrez disertó, por video-conferencia, sobre la opción por los pobres y pobreza en Medellín.

Enseguida, Carlos María Galli se refirió a Medellín y su novedad para la Iglesia latinoamericana. Carlos Schickendantz, por su parte, hizo su aporte en torno al enfoque empírico-teológico de Medellín.

En la segunda parte de la mañana, el teólogo venezolano Rafael Luciani, del Boston College, presentó su ponencia “Liberación y salvación en la historia” y el obispo Raúl Biord Castillo, segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, ahondó en la evangelización y la promoción humana en Medellín.

Para la tarde las intervenciones estuvieron a cargo del teólogo argentino Juan Carlos Scannone, sobre la vigencia de Medellín y el papa Francisco, por un lado; y de los teólogos brasileños Agenor Brighenti y Alzirinha Souza, en torno a los desafíos y horizontes para la configuración de la Iglesia hoy, y los aspectos históricos y pastorales de Medellín, respectivamente.

Sobre el cierre de Congreso fue presentado el libro ‘Medellín en los Estados Unidos’.

Fuente: Vida Nueva Digital

 

Resurrección es Música

¿Cómo describir la Resurrección? ¿Qué canción elegirías para hablar de ella?

Por Sergio Gadea SJ

Hubo quien dijo que no existe nada más arriesgado que escribir acerca de la Resurrección porque a través de ella todo lo que los cristianos creemos toma su sentido. Pero ¿de qué manera describir la nueva vida de Jesús? ¿Cómo expresar la experiencia que tuvieron los discípulos, ese pasar de la desolación de la muerte del maestro a la consolación y la gran alegría de ver cumplidas todas las promesas? Las palabras a mí, la verdad, poco menos que me sobran. Apuesto más por otras maneras de expresarse que, sin dejar de ser humanas, son capaces de dar nombre a lo innombrable y de tocar el corazón para comunicar lo desconocido. Como la música.

A veces nos encontramos con canciones que nos mueven hacia una realidad que va mucho más allá de su letra. Aún hoy, por ejemplo, Someone like you de Adele sigue sonando varias veces cada hora en las emisoras de radio sin dejar de conmover. Como dijo un presentador, es una canción capaz de hacernos sentir el desamor aun cuando nunca lo hayamos conocido.

Pero, ¿qué canción describiría la Resurrección? Supongo que tendrá algunos acordes de Silvio Rodríguez, cuando canta que “quedamos los que podamos sonreír en medio de la muerte, en plena luz”. O la melodía alegre y confiada de Vamonó de Fito & Fitipaldis en Lo más lejos, a tu lado, después de cantar el desamor del soldadito marinero, el corazón oxidado (de no usarlo) y el cómo ha aprendido en la vida a “tocar el cielo con las manos”. Pero la verdadera música de la resurrección está aún por componer y, a la vez, suena todos los días. ¿No la escuchas? Abre los ojos y los oídos, porque la Resurrección, como la música, entra por los sentidos y va directa al corazón.

Fuente: Pastoral SJ

 

Los jesuitas frente a la violencia en Nicaragua

Con una fuerte declaración pública, la Compañía de Jesús en Nicaragua ha condenado los hechos de violencia que vienen marcando el clima social de este país a partir de los anuncios, por parte del presidente nicaragüense de emprender una –hoy fallida- reforma del sistema previsional.

Las protestas que llevan más de una semana han dejado, al menos, 20 muertos entre la población civil –universitarios en su mayoría- obligando al mandatario a desistir de la iniciativa que llevó a una ‘situación dramática’ a la población.

“Lamentamos profundamente los hechos de violencia contra la población que manifiesta de manera pacífica su oposición a la reforma de la seguridad social, y condenamos como antidemocrática toda respuesta violenta, sea de parte de los organismos del estado o de particulares y grupos organizados por el gobierno”, señala la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL) en un comunicado.

El texto agrega: “Rechazamos toda forma de intimidación, represión, control y violencia contra las instituciones, grupos y personas que, como la UCA, trabajan con generosidad y profesionalismo en la formación de la conciencia ciudadana y en la promoción de los valores más profundos que nos inspiran”.

 La CPAL, a través de su presidente, Roberto Jaramillo SJ, pide “al presidente Ortega que escuche el clamor del pueblo nicaragüense que pide respeto por sus derechos humanos y ciudadanos. Le pedimos que, en la brevedad posible y para evitar más sangre inocente derramada, convoque a un gran diálogo nacional.»

 Por último el comunicado expresa “nuestra más cercana solidaridad con nuestros compañeros jesuitas y colaboradores de la obra apostólica de la Compañía de Jesús que, junto con el pueblo nicaragüense, siguen siendo fieles a los ideales de igualdad, fraternidad, solidaridad y justicia que otrora hicieron grande este país”.

Arturo Sosa SJ: Es el Momento de Escuchar a los Jóvenes

El 9 de marzo, el Padre General envió un mensaje a toda la Compañía de Jesús con motivo del 450° aniversario del nacimiento de San Luis Gonzaga SJ.

En el documento expresó que dirigir la mirada a estos jóvenes jesuitas «significa retomar la radical entrega de la vida a Jesucristo y a la causa del Evangelio, y ahondar nuestra integración entre vida y misión. Asimismo, supone crecer en libertad interior, de manera que podamos hacer del discernimiento el modo de proceder cotidiano en nuestro servicio a la misión de Cristo hoy».

Por invitación del Papa Francisco, la Iglesia tiene este año su atención puesta en los jóvenes. El Sínodo de los Obispos, en Roma, sobre «los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», el próximo mes de octubre, y la Jornada Mundial de la Juventud, en Panamá, en enero de 2019, serán dos momentos significativos en los que la Iglesia quiere centrar su mirada en la juventud actual para escuchar sus inquietudes, sueños y esperanzas, además de enriquecerse con sus alegrías, iniciativas y apertura a la vida.

Precisamente en el período de preparación para estos dos encuentros, la Compañía celebra simultáneamente los 450 años del nacimiento de San Luis Gonzaga (9 de marzo de 1568, en Castiglione delle Stiviere) y de la muerte de San Estanislao de Kostka (15 de agosto de 1568, en Roma). Ambos jóvenes jesuitas testimonian sorprendentes historias de apertura a Dios hasta el punto de asumir opciones contraculturales. Sintiéndose llamados a dar todo de sí, ambos manifestaron una inequívoca voluntad de identificarse con el Señor, respondieron con determinación y entusiasmo a su vocación y superaron los no pocos y arduos obstáculos que se interpusieron para su ingreso en la Compañía de Jesús.

Por su parte, la Santa Sede, teniendo presente el aniversario del nacimiento de Luis Gonzaga, ha proclamado la celebración de un Año Jubilar Aloisiano a partir del 9 de marzo hasta la misma fecha del año 2019. Como lugares privilegiados de peregrinación ha fijado la iglesia de San Ignacio en Roma, donde reposan los restos de San Luis Gonzaga, y todos los templos del mundo dedicados a este joven santo jesuita.

En consecuencia, el P. General ha querido invitar a toda la Compañía, en sus comunidades e instituciones a buscar la mejor manera de celebrar, de acuerdo a cada lugar. Este es un tiempo de gracia, que atrae nuestra mirada sobre el enriquecimiento que los jóvenes suponen para la sociedad, la Iglesia y la Compañía.

Sobre San Luis Gonzaga

Luis Gonzaga demostró una vigorosa personalidad desde muy joven. Nació y creció en un contexto familiar cristiano, donde se leían las cartas que escribían los misioneros jesuitas desde sitios lejanos, pero también mundano, cargado de sensualidad, ambición y violencia, que le prometía un futuro de riqueza, fama y poder. No obstante, con una sólida fe, una asombrosa libertad interior, y resistiendo presiones de todo tipo, buscó guiarse por la voz del Espíritu que resonaba en su conciencia, asumiendo el seguimiento del Señor como camino para su vida. Como San Estanislao, venció la resistencia de su familia y se entregó íntegramente a Dios en una Compañía de Jesús fundada unas décadas antes.

Luis Gonzaga sólo tuvo tiempo de darse enteramente a su formación; su entrega a ella justificó que se le considerara un ejemplo para los jóvenes jesuitas. Murió siendo estudiante de teología, a los 23 años, al contraer la enfermedad de quienes en Roma eran excluidos y marginados a causa de una atroz peste que acabó con la mitad de su población; atendiéndolos, voluntariamente arriesgó su vida y llegó al extremo de entregarla por ellos (cf. Jn 15,13). Ante su testimonio, Benedicto XIII lo proclamó en 1729 patrono de los jóvenes, Pio XI en 1926 patrono de los estudiantes y, en el cuarto centenario de su muerte, Juan Pablo II en 1991 patrono de los enfermos del sida.

Tengo la convicción de que el Espíritu de Dios sigue interpelando desde la fe y desde el sufrimiento de los pobres de la tierra a muchos jóvenes. Son muchos los que, en todos los países, anhelan un mundo sin corrupción, transparente y honesto, en el que haya reconocimiento y lugar para todos. Son muchos los jóvenes que, de forma noble, audaz y generosa, desearían hacer algo por el bien de la humanidad y de sus pueblos; querrían que el sufrimiento de tantos desaparezca, que se logre la reconciliación entre personas y pueblos, que se proteja nuestro planeta y que la humanidad se guíe por valores trascendentes que den sentido al mundo y a la historia humana. Frecuentemente, sin embargo, muchos de ellos no saben cómo hacerlo.

Es el momento, pues, de escucharlos y preguntarnos cómo ayudar a los jóvenes a crecer profundamente en su fe y amor a Cristo de modo que puedan, con una valentía semejante a la de Luis Gonzaga, enfrentar los ídolos de la cultura dominante. Así mismo, teniendo presente que murió sirviendo no sólo a los que estaban enfermos de una peste sino a los que eran abandonados sin esperanza en las calles de la ciudad y mirados con temor, es la ocasión para examinar cómo podemos nosotros, como ministros de la reconciliación que Cristo ha ofrecido a la humanidad, ayudar a los jóvenes hoy a que superen todo tipo de aprensión y de rabia, suscitada políticamente ante quienes son «diferentes» o ante los «otros», de modo que expresen acogida, confianza y compasión. Finalmente, sabiendo que Luis Gonzaga entendió la Vida Religiosa como una inspiradora opción personal de entrega de la propia vida por los demás, nos corresponde mirar cómo podemos presentar a los jóvenes de hoy la Compañía de Jesús y la Vida Religiosa como una gozosa opción de vida, para servir y dar vida a otros.

Termino pidiendo a María, Madre de la Compañía, que nos ayude a obtener la gracia de saber acompañar en la fe y en la vida a los jóvenes que tratamos y que acogemos en nuestras instituciones. Ella, siendo aún muy joven en la humilde población de Nazaret, acogió el llamado de Dios, se dejó cubrir por la sombra de su Espíritu y aceptó portar en sí y encarnar al Hijo del Altísimo para bien de su pueblo y de todas las generaciones futuras. Quiera Dios que nuestro servicio a los jóvenes hoy sea, como en el caso de Luis Gonzaga, ayudarles para que «en todo» puedan «amar y servir».

Fuente: Jesuitas Colombia

Tiempo de Arriesgar

Para que la resurrección no se quede en una fiesta: ¿a qué me invita para dejarla entrar en vida?

Pensar en la Resurrección puede convertirse en un ejercicio de complacencia. “Jesús Resucitó”, “Feliz Pascua”, “qué bonito es todo…”. Besos y sonrisas para todos…Llenamos nuestras liturgias de cantos que hablan de gozo sin límites y felicidad plena. Recitamos oraciones que dicen que el mundo está lleno de luz, que la tiniebla ha desaparecido, que la gracia desborda en torrentes, que es tiempo de cantar… Pero si uno tiene ganas de ser escéptico el mundo ayuda mucho; miras alrededor y los periódicos siguen llenos de noticias trágicas. El que ayer sufría hambre hoy sigue con el estómago vacío. Los violentos no parecen haberse transformado en dóciles corderos. Nuestra Iglesia sigue necesitando más diálogo y menos seguridades. No hay 0´7 para ayudas al desarrollo, sigue habiendo deuda externa, no se ha abolido la pena de muerte, y así podríamos seguir mostrando semillas del mal (¿Y dónde quedan entonces las semillas de la resurrección que tanto exaltábamos la semana pasada?)

Tenemos que ser conscientes de que la Resurrección no es una cuestión de “todo o nada”, de un ya definitivo. Sólo es un anticipo, una promesa que ha empezado a cumplirse, un motivo para seguir luchando, una razón para correr riesgos.

Fuente: Pastoral SJ

 

Misión de Pascua en S. José de Boquerón

Durante la Semana Santa, un grupo de 133 misioneros del Colegio del Salvador integrado por alumnos de 4° y 5° año, exalumnos, docentes y jesuitas, participó de la Misión en la parroquia jesuita de San José del Boquerón. Distribuidos en 7 comunidades, compartieron encuentros profundos con la gente del monte, donde se hizo presente el Dios de la vida. Por la mañana se visitaron casas de familias y por las tardes se realizaron talleres de Catequesis para niños, jóvenes y adultos.

Algunos misioneros comparten la experiencia vivida durante esos días:

Patricio Penna | Camada 149

Fue una linda semana en lo profundo del monte santiagueño, allí en Boquerón. De los pueblos en que nos ubicábamos esparcidos en grupos, yo estaba en Boquerón Centro, probablemente el destino más urbanizado de los que andábamos. Un pueblo humilde, atravesado por una ruta entre los barrios, y poblado de una hermosa gente que nos recibió todos los días a lo largo de las distintas visitas, dispuestos a escucharnos y contar sus historias, abriendo sus puertas a los misioneros con una tortilla de pan caliente y un mate (dulce), para hacernos sentir bienvenidos. En esas mañanas caminando entre las calles de tierra y tocando la puerta de los vecinos se escondía el cariño y la natural hospitalidad con que nos recibían, que durante los días se iba acumulando, entre felices sonrisas, invitaciones a comer.

Las tardes se basaban en tomar este cariño acumulado para darlo y potenciarlo con los niños que siempre a partir de las 17.00 iban hasta la puerta del club donde parábamos cómodamente (El Ceibal), para revolcarse entre juegos, canciones, fuertes abrazos, una catequesis interactiva, y cerrando siempre con una celebración de la palabra.

Las mañanas y el final de las noches eran para una pausa en el día, esencial momento espiritual para ubicarse en las sensaciones de uno y motivarse para continuar con esa viva energía que nos movía cada día en este raro circuito del cariño que se daba en estos barrios.

Como exalumno del colegio, encaré todo esto en una primera experiencia de la que nada sabía más que cómo, todos los que la vivían volvían de alguna manera transformados y estoy feliz de poder decir que puedo sentirme identificado con esa experiencia, esperando nunca olvidar nada de lo aprendido durante esta semana en donde la misma frase que uno escucha siempre sobre cómo “es más feliz quien menos necesita que el que más tiene” realmente vive en cada mirada. Ni una ducha en cada casa, ni señal en todos lados, pero las sonrisas que perduran son las que nos han dejado emocionados.

Agustín Pagliere | Camada 150

Pasada ya casi una semana desde la vuelta de la Misión, luego de haber procesado la experiencia en mi mente y, principalmente, en mi corazón, teniendo en cuenta todo lo que eso significa, toca hacer un testimonio escrito. Se me hace muy difícil poner en palabras todo lo vivido en la semana y, seguramente, deje atrás alguna que otra cosa. Más difícil es elegir las palabras correctas para expresar esto. Voy recordando, a medida que escribo, las mejores anécdotas de esta experiencia. Las risas, las compartidas, los silencios, los llantos, los juegos; en fin, todo aquello que me hizo feliz. A mí me tocó nuevamente ir al pueblo de Chañar Bajada, hecho del cual estoy muy agradecido. Al llegar allí, sentí una tranquilidad en mi interior que nunca había experimentado. Fue como estar seguro de haber vuelto a un lugar muy querido, el cual extrañaba demasiado. La gente, al igual que el año pasado, nos recibió con mucha alegría. Se notó que nos estaban esperando hace mucho tiempo, así como también nosotros esperábamos la vuelta al pueblo. Llegué a la Misión con un objetivo muy claro y relacionado con mi fe en Dios. Siento que cumplí con esa meta propuesta y espero poder mantenerla todo el año. Una vez más, la gente de Chañar Bajada me volvió a sorprender y me dejó sin palabras para describirlos. Aprendí de ellos muchas más cosas que el año pasado, supongo que mi madurez a lo largo del año influyó en eso. Volví a ver en ellos la esperanza, la fe en que siempre se puede salir adelante, que no hay problema alguno que pueda ser más fuerte que nosotros si tenemos amor y personas que nos quieran alrededor nuestro; en ellos volví a ver a Dios. Porque eso es lo que encontré allá. Personas que, a pesar de todas las dificultades que puedan haber, se tienen el uno al otro y se ayudan mutuamente, con cariño, respeto y amor. Como bien dijo un compañero de 4to año, ellos son muy ricos en su pobreza mientras que nosotros somos muy pobres en nuestra riqueza. Creo yo que esa es la principal diferencia entre ellos y nosotros. En cuanto al grupo, se dejó muy en claro que fuimos muy unidos y sólidos como tal. Reforzamos muchos vínculos y, por suerte, forjamos algunos nuevos. Pasamos la semana entre risas, compartidas y llantos (algunos de alegría y otros de tristeza por la despedida), pero siempre sosteniéndonos el uno al otro, tratando de imitar así al máximo a la gente de Chañar. Lo único que me queda por hacer ahora es agradecer a Dios, a mis padres, al Colegio y al grupo, pero especialmente a la gente de Chañar Bajada. Ellos hacen que cada año aprenda algo nuevo y crezca como persona de forma integral. Porque aprender se aprende de todos, de los más viejos hasta de los más chicos. Y eso es algo que por suerte he tenido muy presente en este último tiempo. Dejé el pueblo con mucha tristeza pero a la vez muy contento de saber que lo que fui a hacer allí dio muchos frutos. Espero poder volver el año que viene, con la esperanza de encontrarme con los mismos rostros, los cuales nunca en mi vida voy a olvidar.

Fuente: Colegio del Salvador

Reflexión del Evangelio -Domingo 15 de Abril

Evangelio según San Lucas 24, 35-48

Los discípulos, que retornaron de Emaús a Jerusalén, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: “¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo”. Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: “¿Tienen aquí algo para comer?”. Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: “Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto”.

Reflexión del Evangelio – Por Ignacio Puiggari SJ  

En el evangelio de este domingo, con ocasión del retorno de unos discípulos, Jesús resucitado se vuelve a aparecer a los suyos. Es cierto que una vasta tradición nos ha permitido tener noticia de este suceso; sin embargo, ello no nos saca la legítima necesidad de volver a preguntarnos por el ser de esta persona resucitada, ¿quién es, en efecto, Jesús resucitado?

Preguntar por él significa desear su presencia, esto es, querer también nosotros mirar su rostro y tocar sus llagas, compartir con él el afecto, las palabras, el trabajo y la comida. Hay un tiempo en que los mensajeros del resucitado no nos bastan y queremos que él mismo se nos muestre. Es como si detrás del deseo de presencia se escondiese la pregunta: ¿es verdad que, así como lo dicen, me amás también a mí? ¿Es cierto que también me buscas y amas? Venían de regreso los mensajeros del resucitado, pero irrumpió el resucitado mismo y los encontró. Leyendo su experiencia acaso podamos reconocer cuándo, en efecto, fuimos alcanzados por el Cristo vivo y su Espíritu. Eso nos convertiría en testigos privilegiados de su amor, también portadores de una belleza que nuestro corazón pide predicar.

En primer lugar el encuentro con Jesús provoca un revuelo de sentimientos notable: se entreveran el temor y la paz, la duda y la alegría admirada, la confusión y la claridad. Hemos de retornar entonces a la Jerusalén de nuestros afectos, aun cuando nos sea más fácil el ocuparnos de muchas cosas y no pensar. El corazón es un espacio en el que no somos hacedores de nada, sino pasivos receptores de resonancias. Jesús presente marca la diferencia y nos enseña a distinguir: una cosa es la paz y otra el miedo. Los caminos que perfilan uno y otro afecto también son distintos: ¿a qué rumbos de lejanas evasiones nos arrojan el miedo y la confusión? ¿Qué decisiones de sabiduría y entrega nos anuncian la paz y la alegría serena?

De Emaús volvemos a Jerusalén para reencontrarnos con el Resucitado y dejar que él nos envíe. En el centro del corazón habitan además nuestras necesidades más profundas. Además de desear su presencia y querer compartir con él, los discípulos necesitaban saber qué les tocaba en suerte para el futuro. Sin duda, también nosotros podemos adentrarnos y escuchar esa necesidad de futuro y sentido; tocando ese deseo, sus llagas y los afectos que nos suscita, acaso también descubramos la huella del Espíritu del Señor. Porque en ese deseo late la posibilidad de transmitir un testimonio que es sólo posible para cada uno; un destino cuyos dones la comunidad podrá disfrutar sólo si de modo insustituible esa persona lo encuentra y lo entrega.

Pidámosle a María compartir este camino de búsquedas y encuentros, ayudándonos a discernir el modo hacia la mayor fidelidad con el Señor que habita resucitado en medio de la historia.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe 

Luis Ugalde SJ: Formación Universitaria Transformadora y Humanizadora

Resumen de la disertación del Padre Luis Ugalde SJ, coordinador de la Comisión Venezolana de Educación Jesuita, dada en el marco de la Conferencia Internacional: ‘Universidades jesuitas: hacia la transformación del mundo’. En ella, señaló que la Compañía de Jesús defiende la formación humana integral y entiende por calidad de educación la que busca formar hombres y mujeres conscientes, competentes, compasivas y comprometidas.

Añadió que dichas dimensiones de la calidad se aprenden con prácticas y métodos diversos y complementarios de los racionalistas, dirigidos a formar, junto con la inteligencia, la voluntad y el afecto para transformar las personas, las sociedades y la aplicación de la ciencia y la tecnología en áreas profesionales como el derecho, medicina, ingeniería, administración, economía, educación y comunicación.

“Es necesario que en la universidad se cultive la comprensión del funcionamiento de la sociedad con la voluntad de combatir el mal y fortalecer el bien. Asimismo, es indispensable el cultivo universitario del sentido de lo público en cada ciudadano y de las políticas públicas con la comprensión del funcionamiento de la sociedad y la voluntad de cambiar los aspectos inhumanos y encontrar soluciones a los problemas”, dijo Ugalde, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello.

El Padre de origen español, pero naturalizado venezolano, señaló que la universidad ilustrada moderna debe entronizar a la ‘diosa’ razón y desterrar a los ‘dioses’ oscurantistas. “Hay un antes y un después de la Ilustración en la Universidad. La anterior a la Ilustración en definitiva está subordinada a la Iglesia y al ser ésta oscurantista -dirán los ilustrados- hace que la universidad católica y las universidades jesuitas de inspiración cristiana sean oscurantistas. Por ello pierden la razón de ser y en consecuencia los estados ilustrados no autorizarán las universidades católicas”, aseguró Ugalde.

La única causa del mal, expresó, no es la ignorancia, como afirmaban los ilustrados, sino que, a mayor desarrollo de la racionalidad instrumental, mayor es también la capacidad y el poder de hacer el mal, como se demuestra, entre otras cosas, en las dos terribles guerras mundiales. En ese sentido, aseguró que una tercera guerra mundial en el siglo XXI tendría prácticamente la capacidad de destruir la humanidad entera gracias a una racionalidad instrumental científica y tecnológica enormemente desarrollada y puesta al servicio de la barbarie humana.

Reconoció que la Compañía de Jesús desde sus orígenes dio una enorme importancia a la física, la astronomía, la matemática y otras ciencias naturales, así como valoró el aporte humanístico de autores paganos que durante más de cuatro siglos los mantuvo en el centro de la formación de los jóvenes jesuitas.

“Pero era consciente de la ambivalencia de su aplicación y de la necesidad de discernimiento, para convertirlos en instrumentos de vida y no de muerte. Los Ejercicios Espirituales son para adquirir la libertad y el amor como don gratuito de Dios-amor que son indispensables para que la ciencia y la técnica sean usadas para ‘en todo amar y servir’ y transformar los dioses del poder y de la riqueza en medios al servicio de la humanización”, dijo.

La realidad es que el poder económico y el poder político en sociedades capitalistas o de socialismo estatista tienden a endiosarse y convertir a hombres y mujeres en medios de acumulación de su riqueza y de poder. En definitiva, no son las leyes naturales objetivas, sino la voluntad subjetiva la que aplica los medios para una finalidad u otra.

El grande y permanente reto de la humanidad es el discernimiento y la libertad para decidir y ordenar los medios y la racionalidad instrumental de todo conocimiento para humanizar y dar vida a todos.

Es indispensable el cultivo universitario del sentido de lo público en cada ciudadano y de las políticas públicas con la comprensión del funcionamiento de la sociedad y la voluntad de cambiar los aspectos inhumanos y encontrar soluciones a los problemas.

Fuente: Universidad IberoAmericana

Efectos de la Resurrección

Efectos cotidianos de la Resurrección: ¿qué hace la presencia del resucitado en tu día a día?

Invita San Ignacio en los ejercicios espirituales a considerar «Cómo la divinidad, que parecía esconderse en la pasión, aparece y se manifiesta ahora tan milagrosamente en la santísima resurrección, por los verdaderos y santos efectos de ella». Esos efectos cotidianos, que a veces se nos pasan desapercibidos, pero son tan reales… Valor en vez del miedo. Cercanía que rompe las distancias de antes. La conciencia de misión… Todo esto son efectos de esa resurrección, tan oportunos en este tiempo de Pascua.

Fuente: Pastoral SJ

 

Un Dios que nos enciende el corazón: Pascua Joven Corrientes

Los jóvenes que vivieron la Pascua Joven en Corrientes comparten sus experiencias, algunos desde la organización y otros como participantes del retiro.

Por Lisandro Ramírez Ramírez

¿Por qué otra vez vas a ir a servir el fin de semana de pascuas? Esa es la pregunta que me la hizo un amigo y no pude responderle… Pensé en decirle la típica frase de que el servicio te llena y que no hay mejor inversión que el tiempo en Dios, pero me llame al silencio, me saque el casete y deje que esa pregunta de vueltas en mi cabeza durante todo este tiempo. Hoy creo que estoy en condiciones de dar una respuesta…

¿Por qué? Porque realmente creo que Jesús dió su vida por mí y pienso que puedo devolverle un poquito a través de esto.

Porque a través de lo que me gusta hacer, puedo ayudar a que jóvenes que no conozco puedan acercarse a Dios.

Porque Dios termina devolviéndote el doble de lo que le das.

Porque más allá del cansancio lógico de estar todo el día trabajando, hay una parte del cuerpo que no se cansa y es el corazón.

Porque hay situaciones, gestos y pequeños momentos que durante la Pascua Joven hacen ver y sentir el amor de Dios.

Porque todavía existen jóvenes que buscan llenar ese vacío y quieren seguir conociendo a Cristo.

Porque el servicio con amigos hace que todo sea mucho más fácil.

Y porque, a pesar de pasar la fiesta más importante para los católicos lejos de mi familia, Jesús se encargó que en estos días me olvidé de ese pequeño detalle y sea feliz.

«Hazme un fuego sin fronteras» fue el lema que nos acompañó durante esta Pascua Joven y es lo que hoy les quiero desear, que ese fuego que Jesús Resucitado prende en nuestros corazones sea capaz de traspasar nos y contagiar a todos los que nos rodean. Felices Pascuas!!!!

Por Agustín Talavera

Hablando desde el corazón, Pascua Joven es para mí una experiencia profunda, inclusiva, innovadora y contagiosa.

En primer lugar, la viví muy profundamente por el hecho de que mediante diferentes actividades, dinámicas y gestos pude analizar un poco más muchos aspectos de mi vida, desde lo más superficial hasta lo más profundo.

Fue un tiempo fuerte de encuentro con Jesús: una forma de conocer desde adentro su esfuerzo, Su amor, Su compasión, Su Fe, Su entrega humilde y transformadora; que rompió esquemas para el bien de los demás.

Otro aspecto muy interesante, es que el retiro es abierto para cualquier joven cristiano, no importa con qué espiritualidad se identifique ni cómo es su vida de Fe. Lo único que se necesita son ganas de estar ahí.

Además, la propuesta es muy original, ya que da una respuesta muy eficiente a lo que muchos jóvenes buscamos hoy en día: una Pascua de resurrección diferente, divertida, reflexiva y de comunidad que compartir con otras personas que tengan también el entusiasmo y valor para dejarse sorprender.

En lo personal, esta Pascua Joven significó un espacio para conmemorar lo vivido por los apóstoles y Jesús dos mil años atrás. Y a partir de su paso de la muerte a la vida, nos hace renacer, limpiar y renovar nuestro espíritu eliminando el agobiante y molesto peso del pecado, haciéndonos sentir acompañados y prendiendo una fuerte y hermosa llama sin fronteras en el corazón de cada persona que formó parte de esto para contagiar e iluminar a otros.

Por Milagros Amore

Para mí Pascua Joven fue una experiencia de pascua totalmente diferente a lo que estaba acostumbrada todos los años. La decisión fue difícil porque implicó “romper” una tradición familiar de años de pasar juntos.

Cuando llegamos el jueves nos recibieron cantando con alegría, dándonos una hermosa bienvenida, cada uno de los chicos del equipo nos esperaba en distintos lugares. Hicieron una representación de la última cena, la traición de judas y después en misa el padre llevó a cabo el lavatorio de pies. Al ver eso fue el primer momento que sentí que algo se movió en mí porque me lo imaginaba a Jesús haciéndolo.

Al otro día comenzaron las charlas sobre distintos temas y las dinámicas. En la primera dinámica teníamos que taparnos los ojos y si teníamos alguien a quien perdonar o pedir perdón, hacer de cuenta que iba dirigido a esa persona. En la dinámica siguiente había un cordero representando aquel “cordero que quita el pecado del mundo”. Escribimos en un papel nuestros pecados después de una reflexión, y nos lo atamos a la frente. Teníamos que tenerlo hasta las tres de la tarde… momento que crucificarían a Jesús.

Armamos también una especie de velas con el nombre de cada uno. Al llegar la hora de la misa de las 15.00, ese papelito ya molestaba demasiado. Significando esos pecados que nos pesan, que incomodan o que incluso muchas veces no los vemos pero los demás sí. Los atamos en el cordero y seguidamente teníamos que besar la cruz. Segundo momento que sentí moverse algo en mí.

Al momento que todo esto transcurría, quienes querían eran llamados a confesión. Llegado mi momento, sentí un alivio enorme. Por la noche realizamos el Vía Crucis.

Fue realmente un fin de semana acompañando a Jesús en cada momento, desde que me levantaba hasta que me iba a dormir. Sentir su presencia en el viento, en las hojas de los árboles cuando se movían, en esa paz, en ese silencio… en esos dolores, en esas heridas que cada uno tiene en su corazón… en el compartir con el otro, las alegrías, las tristezas… en cada momento lo pude sentir. Pero especialmente puedo decir que lo sentí dentro de mí, Él resucitó en mi corazón, recordándome cuánto me ama y que quiere que confíe en su amor plenamente. “Hazme un fuego sin fronteras “era la frase que leía por todos lados cuando comenzaban los preparativos y no entendía el por qué… terminando la jornada comprendí que necesitaba que ese fueguito vuelva a encenderse en mí y poder encender otros fueguitos a mi alrededor. Feliz y agradecida, así me encuentro hoy.