Querida Iglesia: Aquí los Jóvenes

Sobre la Declaración para el Sínodo de Jóvenes tras la Asamblea Pre-Sinodal de Marzo

Por J.L. Panizza SJ

Querida Iglesia, esta es nuestra situación. Estos son nuestros deseos, inquietudes, fortalezas y miedos. ¿Podrías, por favor, decir algo al respecto? Fuerte y claro, con esperanza y alegría. Porque creemos que lo que digas ayudará a que amemos más a Jesús y sirvamos mejor a los demás”. Los jóvenes

De esta manera resumiría yo la declaración pre-sinodal que se escribió en preparación del sínodo (congreso de obispos) sobre “los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” que se va a realizar en Roma este octubre. Este informe pretende ser una “hoja de ruta” para los Padres Sinodales, para que al reunirse puedan comprender mejor a los jóvenes y las situaciones que viven. Y así puedan dar desde la fe respuestas actualizadas y vigentes.

Cada vez está más presente en la sociedad (y mucho más entre los jóvenes) la idea de que la Iglesia es una institución obsoleta. Sin embargo, los que estamos cerca sabemos que la Buena Noticia de Cristo sigue tan vigente hoy como nunca y que la Iglesia Católica (pese a todas sus fragilidades) nos brinda los mejores espacios y enseñanzas para seguir esta Buena Noticia con fidelidad.

Son muchos los temas que nos preocupan. Muchas las situaciones en las que vemos dolor, injusticia, rechazo de la voluntad de Dios. Deseamos ir dando respuestas a todo esto como parte de la Iglesia. Frente a una Iglesia que “suele aparecer como demasiado severa y excesivamente moralista” en la que “es difícil superar la lógica del “siempre se ha hecho así” nosotros “necesitamos una Iglesia acogedora y misericordiosa (…) que ame a todos”.

Frente a un mundo que al diferente ‘le pasa factura’, nosotros queremos “ver en la diversidad una riqueza” y sumarnos a un “diálogo pacífico y constructivo”. No queremos que el otro sea ajeno, sino vivir en auténtica fraternidad. Esto implica también generar “consenso sobre la cuestión de acogida a los migrantes”, y el diálogo con “otras creencias y tradiciones” y también en lugares donde “es difícil para los jóvenes escuchar siquiera el mensaje del Evangelio”, sea por las “tensiones sociales” que pueden llegar a persecuciones o en “una sociedad cada vez más secular” que niega la dimensión religiosa del hombre.

El ideal de “construir un mundo mejor” sigue vigente. “Los jóvenes buscan comprometerse y afrontar situaciones de justicia social de nuestro tiempo”. Deseamos “afirmar la dignidad inherente al trabajo”, ser apoyados en la búsqueda de nuestros sueños de nuestros sueños, iluminados en nuestros esfuerzos por la Doctrina Social de la Iglesia y en este proceso, encontrar a la santidad como algo alcanzable y un camino a la felicidad.

La tecnología ocupa un lugar central en nuestras vidas. Buscamos criterios para que su uso pueda tener algo que ver con nuestro seguimiento del Señor, que nuestra vida online y offline no estén separadas, ni caigamos en una “cultura y dictadura de las apariencias”. Y también lo vemos “como un lugar fecundo para la Nueva Evangelización”, donde encontramos nuevas herramientas para rezar y estar en vínculo con la Iglesia.

Tenemos “poca claridad del rol de la mujer en la Iglesia”. Sentimos que parte de la Buena Noticia de Jesús es elevar la dignidad de la mujer, no perpetuar un orden social en el que el varón tenga la preponderancia. Por eso “animamos a la Iglesia para que pueda profundizar en su comprensión del papel de la mujer y poder así darles un mayor protagonismo, tanto a la mujer laica como a la mujer consagrada”.

Misericordia. Acogida y diálogo en la diversidad. Construcción de una sociedad mejor. Tecnología. Empoderamiento de la mujer. Aquí es donde los jóvenes sentimos que la voluntad de Dios nos llama. Y le pedimos a la Iglesia que nos ilumine en este camino de seguimiento de Cristo.

 

El Último Abrazo

El misterio de la resurrección nos pone en búsqueda.

Por J. M. Rodríguez Olaizola SJ

Tal vez, solo tal vez, lo que empieza ahora es la búsqueda. Una búsqueda que nos ha de llevar toda la vida. Una búsqueda que se irá trenzando entre destellos y pérdidas, entre instantes de júbilo y otros de grisura. Una búsqueda en la que el amor será una batalla a tiempo entero. Una pelea en la que, por más que vuelvan una y otra vez los fantasmas que nos atormentan, podemos mirar, con esperanza, a una luz mayor; una luz que nos habla de un espíritu humano que se niega a rendirse. Es ahora el momento de seguir creyendo, por más que agoreros y profetas de calamidades inviten al escepticismo. Empieza ahora el tiempo de los testigos, que nos hablan de lo que han descubierto. No los embaucadores, que solo apuntan a palabras muertas, sino los que muestran, en lo que cuentan, pero sobre todo en cómo lo viven, que merece la pena arriesgarlo todo.

Tal vez, solo tal vez, el último abrazo aún está pendiente. Y será tan profundo, tan verdadero, tan liberador, que sabremos, al fin, que todo ha valido la pena.

Fuente: Pastoral SJ

 

Investigación desde la Perspectiva de los Pobres

Compartimos algunos fragmentos de la conferencia ‘Las universidades de la Compañía de Jesús, entre la luz y las tinieblas’ del Dr. Stefano Claudio Sartorello en la Universidad Iberoamericana de México.

El Dr. Stefano Claudio Sartorello, investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE), dijo estar consciente de que la investigación juega un papel fundamental en la transformación de la sociedad.

“La investigación posee la capacidad de desentrañar las causas estructurales que dan lugar a la injusticia y de sugerir propuestas que generen mejoras significativas para las personas desfavorecidas, pudiendo incluso ejercer la denuncia”, precisó Stefano en la conferencia ‘Las universidades de la Compañía de Jesús, entre la luz y las tinieblas’.

Sartorella indicó que se debe asumir la investigación desde la perspectiva de los pobres, porque la investigación pensada y realizada desde abajo transforma de forma esencial el mismo conocimiento.

“De ahí surge la necesidad de preguntarse para qué, para y con quién y cómo se investiga la realidad social, ya que ésta no se ve del mismo modo cuando es mirada desde arriba o desde abajo. No se selecciona las mismas cuestiones, no se analiza de la misma forma, no resultan relevantes las mismas consecuencias. Comprometerse con la justicia social y con los sujetos que viven en los contextos y escenarios de nuestras investigaciones implica entonces promover su participación activa en los procesos de construcción, validación y uso de los productos académicos que de ella resulten”, explicó.

En este sentido, aseguró que el INIDE, a lo largo de sus 15 años de existencia, tiene la misión de “realizar investigación educativa, formación y difusión con un definido compromiso con los sectores más vulnerables de la sociedad, en el interés de generar conocimiento y de construir alternativas que permitan dar respuesta a los problemas derivado de la inequidad social y desigualdad educativa”.

Por lo que las y los investigadores del INIDE tienen claro dos conceptos para orientar sus investigaciones: la pertinencia y la incidencia social, “términos que dependen de la perspectiva social, política y epistémica”.

“Es por eso que el INIDE identifica la promoción de la justicia, en la opción preferente por los pobres y en la transformación de las estructuras injustas (sean éstas sociales, económicas, políticas, culturales o epistémicas)”, explicó el investigador.

Agregó que “para ser socialmente pertinente y tener incidencia social como investigadores de la Ibero entonces, nuestras pesquisas deben de analizar críticamente las causas estructurales que subyacen a la injusticia social en el campo educativo. Para ello, es preciso trabajar en diagnósticos, análisis, comprensiones y explicaciones profundas de los hechos sociales para esclarecer cuáles son esas causas y avanzar en la construcción de posibles alternativas de solución. Es en este aspecto donde la investigación en una universidad jesuita está llamada a desempeñar un papel crucial”.

Finalmente, Sartorello advirtió que los investigadores tienen que ser más autocríticos y reflexivos, como parte de su compromiso con una investigación humanizadora.

Fuente: Universidad Iberoamericana

 

La Resurrección

“La Resurrección es una de las verdades, intuiciones o búsquedas desde la que se fundamenta nuestra fe. Dice San Pablo que, si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe. Y algo de eso hay.

Es que si la fe es sólo humanismo. Si sólo se trata de hacer el bien en nuestra vida y hasta ahí… no es poco, pero no responde a nuestras preguntas más profundas, que son: ¿de dónde venimos? Y ¿hacia dónde vamos?”

Para escuchar la reflexión completa, no dejes de ver el video del jesuita español José María Rodríguez Olaizola.

 

Simposio Educación Ignaciana para el Servicio y la Justicia

El pasado 21 de febrero del 2018, se llevó a cabo el Simposio Educación Ignaciana para el Servicio y la Justicia en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador con el propósito de dar a conocer las características y alcance de un Modelo Educativo orientado al servicio y a la promoción de la justicia.

Dicho encuentro contó con la participación especial del P. Rafael Velasco, SJ, exrector de la Universidad Católica de Córdoba (Argentina) y actual responsable de la Red Latinoamericana de Parroquias Jesuitas (Relapaj) a cargo de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL); Luz Silva, coordinadora pedagógica de la RUEI; Carlos Vargas (Director Nacional de Fe y Alegría – Ecuador) y Mauricio Burbano, SJ, Director Adjunto del SJR Ecuador.

«Profundizar en el Modelo Educativo significa afinar en la implementación de la propuesta educativa de la universidad en todas sus partes: currículo, evaluación, gestión académica, investigación. Un elemento sustancial para el logro de este horizonte pasa por el perfil docente; es decir, aquellas características y condiciones que todo docente ha de acreditar y representan su capital profesional en aras de su más alto desempeño y que garantizan la formación integral para sus estudiantes, meta y centro de nuestra institución», destaca el documento resumen del Simposio.

Esta actividad forma parte de la «Transformación Social a la Educación Ignaciana” que viene desarrollando la Compañía de Jesús en el Ecuador, como parte de la renovación de las exigencias sociales presentes y futuras al proceso formativo.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Obispos Argentinos llaman a Defender la Vida en sus Mensajes Pascuales

En el contexto del debate por la despenalización del aborto, los obispos argentinos aprovecharon para pronunciarse a favor y alentar la defensa de la vida. Compartimos algunos fragmentos de estos mensajes.

Monseñor Ojea: «No tenemos derecho a eliminar ninguna vida»

El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, advirtió que «no tenemos derecho a eliminar ninguna vida» y pidió: «Todos los argentinos que están llamados a la vida puedan encontrar su lugar y nosotros podamos crear un mundo más humano y más cristiano para poder acogerlos con dignidad”. «En la secuencia de Pascua rezamos que la muerte y la vida se enfrentaron en un duelo admirable. El rey de la vida estuvo muerto y ahora vive», subrayó.

Cardenal Poli: “La Pascua es la victoria de la vida de Dios a todos los proyectos de muerte”

En su mensaje para la Semana Santa, el arzobispo de Buenos Aires invitó a celebrar con alegría la Pascua de Jesús, y destacó: “La Pascua es la victoria del amor de Dios sobre el odio y la violencia, es la victoria del amor y de la vida de Dios sobre todos los proyectos de muerte, porque en Él brilla la esperanza de una feliz resurrección.

Moneñor Colombo – Obispo de la Rioja

El obispo recordó que “en tiempos bravos, aparentemente infecundos y llenos de oscuridad, los cristianos somos signos vivos y dinámicos de una luz que nos viene de Dios, de un proyecto de amor que incluye a todos los hombres, especialmente a los más pobres”, y se refirió a los proyectos de despenalización del aborto: “Cuando se debate sobre la vida y la posibilidad de interrumpirla, los cristianos insistimos en defenderla, cuidarla y sostenerla desde la concepción en el vientre materno hasta la muerte natural. Cada vida, toda vida, todas las vidas, son sagradas. »

Monseñor Malfa – Obispo de Chascomús

«La Argentina tiene todas las posibilidades para la prevención antes de decidir eliminar una nueva vida», y expresó: «Claro que se hace necesario ocuparse en desterrar la pobreza estructural que nos esclaviza desde hace años, y no solo la pobreza económica y social, sino también las carencias en el sistema de salud fragmentado e injusto (enfermedades previas de la mujer, control del embarazo y parto, maternidades inseguras)». «También la falta de educación para el amor y la paternidad responsable como la educación en valores y el abrir caminos accesibles para la adopción. ¡Qué hermosa obra de amor y de dar vida es la adopción de niños abandonados!», exclamó.

Monseñor Ñáñez – Arzobispo de Córdoba

El arzobispo de Córdoba consideró que la sociedad argentina suele “tender hacia la tristeza”, por lo que invitó a pedirle a Nuestra Señora de Luján, patrona de la patria, que “nos ayude a encontrar la alegría, y a vivir la alegría. A confiar en el amor de Dios, a tener la seguridad del triunfo de Jesús, a dejarnos ganar por eso”. Y recordó: “La resurrección es una invitación a la alegría”.

Monseñor Stanovnik – Arzobipso de Corrientes

El arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, destacó que «el método de Dios rompe nuestros esquemas mundanos: confía en la humildad y la fuerza de la palabra; permanece velado y disponible en la Eucaristía; se entreteje en el amor de la pareja humana; está presente en el prodigio del embrión humano; en el funcionario público que no consiente el soborno ni la coima aun a riesgo de perder su empleo; el joven que se convierte en adicto de la recuperación; en los que escuchan y valoran la sabiduría del anciano; en el que entrega su tiempo y su amor a estar con un enfermo o con una persona disminuida”. “En aquel que perdona la ofensa y que re-nuncia a toda venganza; en aquel que no tiene miedo ni vergüenza en dar testimonio de su fe. El que se encuentra verdaderamente con Él, no lo cambia por nada ni por nadie, porque con Jesús todo en la vida se convierte en algo bello y valioso”, agregó.

Moneñor. Aguer – Arzobispo de La Plata

Exhortó a que “junto con nuestros hermanos cristianos evangélicos demos un luminoso y ardiente testimonio del valor permanente del mandato ‘no matarás’, en estos días en que se pone en duda el derecho a la vida del niño por nacer”.La Palabra de Dios robustece lo que la ciencia, el derecho y el sentido común nos enseñan acerca de la condición humana. El amor de Cristo nos apremia, asimismo, para que ayudemos por todos los medios a nuestro alcance, a las mujeres embarazadas –jóvenes y pobres especialmente- a quienes arrincona la desesperación o son inducidas a abortar”, pidió. »

Moneñor. Martín – Arzobispo de Rosario

“Resurrección esta es la palabra definitiva. Esta es la luz que nos da la fe y esta es la palabra que está en el horizonte de todas nuestras cosas, de nuestras alegrías, de nuestros trabajos, de nuestras familias, de nuestra participación en la vida pública, del arte, de la economía, de la política, de todo de la vida, de la amistad, del amor. La resurrección esta es la palabra que da sentido a todas las cosas, por eso Felices Pascuas”, expresó el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Eliseo Martín.

Monseñor Arancedo – Arzobispo de Santa Fe

El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, sostuvo que “la fe se trasmite por el testimonio de la predicación y es, por ello, que la misma fe, se convierte en un don y una tarea que recibimos y nos compromete” y advirtió: “Es más, si no vivimos y predicamos a Jesucristo lo terminaremos perdiendo, él no ha venido para un grupo exclusivo sino para todos”. “No somos dueños de la fe en Jesucristo, somos sus discípulos y misioneros para nuestros hermanos. Jesucristo no es alguien ajeno a la vida del hombre sino su verdad más profunda, porque el hombre ha sido creado por Dios a ‘su imagen y semejanza’, y Él es su imagen perfecta, nuestra verdad”, subrayó.

Monseñor Lugones SJ : «El Señor Resucitado es nuestra esperanza y nuestra alegría completa»

En su mensaje de Pascua, el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones SJ, aseguró que “el Señor Resucitado es nuestra esperanza y nuestra alegría completa” y pidió que Nuestra Señora de la Paz “interceda ante Jesús para que nos quite del rostro el sudario de la desesperanza, nos revista con la luz de la reconciliación y deje desatadas para siempre en un rincón, las vendas de nuestra indiferencia”.

Fuente: AICA

Reflexión del Evangelio – Domingo 08 de Abril

Evangelio según San Juan 20, 19-31

Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”. Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. Él les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”. Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.

Reflexión del Evangelio – Por Patricio Alemán SJ 

En este segundo domingo de Pascua, domingo en que celebramos la Divina Misericordia, la liturgia nos ofrece unas lecturas que nos permiten continuar celebrando y profundizando el misterio de la Resurrección del Señor. Ante todo, el evangelio de hoy nos presenta la escena del encuentro del Resucitado con Tomás y el resto de los discípulos.

Jesucristo irrumpe en el lugar donde se encontraban. Los discípulos tenían miedo y se encontraban con las puertas cerradas del lugar. El miedo muchas veces nos conduce al encierro, es decir, a esperar que de alguna manera misteriosa las cosas se resuelvan. Es una espera pasiva y engañosa. Pero, cómo esperar y creer en la vida cuando el dolor y la impotencia es tan grande; cuando la desesperanza y la resignación parecen vencernos. Cómo poder dejar las puertas abiertas si somos testigos del asalto y los saqueos de sueños y esperanzas. Más todavía, cómo dejar las puertas abiertas del propio corazón sabiendo que ello implica dejar ir personas y lugares. Cómo abrir las puertas del corazón sin miedo a ser lastimados. Cómo abrir las puertas del corazón sin el temor a ser lastimados o violentados.

El Señor se hace presente en medio de sus discípulos, y el primer don que regala es la paz: “la paz esté con ustedes”. O, dicho de otro modo, “no tengan miedo”. Como aquella vez que, en medio de la tormenta, se les apareció caminando sobre el mar. La paz del Señor viene a calmar aquellos miedos que nos hacen dudar. Viene a iluminar las realidades oscurecidas por la desesperanza y la resignación. Y para ello, el Resucitado nos entrega un segundo “don”: el Espíritu. Pero más que un don, el Espíritu Santo es parte esencial del amor de Dios a la humanidad. El Resucitado y el Espíritu revelan el infinito amor de Dios Trinitario con toda la humanidad y su historia. El amor que Dios tiene sobre cada una de nuestras historias. Precisamente, es tan grande el amor hacia nosotros, que fue Él quien “nos amó primero”, quien nos “primereó” y se atrevió a poner su dedo sobre nuestras heridas para conocerlas y sanarlas. Un Amor que no se cansa de perdonar, de reconciliar, de traer paz.

Pero en el relato, hay dos apariciones del Resucitado a sus discípulos: una sin la presencia de Tomás, y otra con él presente. En la segunda aparición, invita a Tomás a poner su dedo en el costado y las manos atravesadas por la crucifixión. De ese modo, Tomás no sólo conoce, sino que participa de la resurrección. Para tener parte en la vida del Resucitado y en la vida resucitada, no alcanza sólo con contemplar las heridas, sino que es necesario poner nuestras manos allí mismo. Poner las manos y el corazón en las realidades del dolor y la desesperanza, para reconocer allí la Vida resucitada; la vida que sigue venciendo a las dinámicas de la muerte. El Amor que sigue manifestándose en medio de nuestra cerrazón; un Amor mayor que nuestros miedos y dudas.

En este domingo de la Divina Misericordia, pidamos la gracia de recibir el Espíritu de reconciliación y perdón. Y que, al recibirlo, se nos permita participar de la Vida resucitada para anunciarla y construirla en medio de las realidades heridas y oscuras de nuestra historia y nuestro presente. Que el Espíritu de misericordia nos permita salir de nuestros miedos para volver a creer y confiar en Dios, en nosotros mismos, y en nuestros hermanos y hermanas.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe 

Liderazgo al Modo de Jesús

En este texto del jesuita Carlos Cabarrús, publicado originalmente en la más reciente edición de Promotio Iustitiae, relata los aprendizajes sobre liderazgo resultado de su trabajo con el Movimiento Ignaciano de Formación Integral (MIFI), de Guatemala.

Características de personas con liderazgo natural

Con esta presentación, estamos hablando de la personalidad del colaborador líder en obras de la Compañía de Jesús.

1. Debe ser una persona que sobresale por:

  • La calidad de cooperar.
  • Capacidad de generar equipo y tender puentes.
  • Convoca; no impone, sino integra el pensamiento de los demás.
  • Respeta lo disidente.
  • Su solidaridad espontánea.
  • Entusiasmo. Da soluciones que son creativas.
  • Que ha trabajado sus partes negativas y ha potenciado lo positivo.
  • Que existe congruencia entre lo que dice y lo que hace.
  • Que inspira a los demás a luchar por sus propios sueños, porque con sus logros demuestra que es factible. Y además de ser gestor que hace bien las cosas, hace buenas cosas.
  • Lo típico de una persona líder es su carácter de “salmón”; sabe regresar a su lugar de origen y nadar contra corriente. Conoce el manantial, conjunto de cualidades que dan la identidad más profunda -ADN psicológico-. Además, surge el descubrimiento de la conciencia- momento de responsabilidad política- y se da la gracia donde se revela Dios como el Agua Viva, la vivencia espiritual
  • Estas personas sobresalen porque son libres de prejuicios, de apegos y temores… Tienen, pasión que desdeña al dinero, al poder, a los intereses únicamente personales. El buen líder sabe que su cargo es temporal y debe ser siempre de servicio: es sustituible pero la institución perdura.
  • Manifiesta una gran empatía para relacionarse con otras personas. Esto les da destrezas sociales. Se vuelven “espacios seguros” para la demás gente y tienen un talante optimista frente a la vida.
  • El líder del que hablamos se contrapone al que ejerce un mal liderazgo que deriva en autoritarismo, egocentrismos absolutos, y fomentan adulación e hipocresía.
  • Los liderazgos se dan en distintas ramas. Esos liderazgos diversos tienen que colaborar en la formación personal e institucional. Ahora bien, en las obras de la Compañía tendrán que ser líderes con repercusión política, ya que el carisma de la institución es hacer incidencia que transforma para que las situaciones caóticas cambien y promuevan e impulsen un lugar bueno para vivir.
  • Algo importante es que la persona líder tiene autoridad moral: su liderazgo consiste en hacer crecer a las personas; tiene la característica de “animar” a las personas y alentar sugerencias y propuestas; genera hábitos de reflexión. Los líderes de quienes hablamos no ejercen el “poder”, ya que esto de ordinario aplasta personas y proyectos. Lo que ejercen es “autoridad” cuya mejor traducción es la de “animar” los procesos; animar las personas.

2. Debe ser una persona que se indigna espontáneamente y lucha por el bien común

Se indigna frente a los antivalores: frente a la condición lamentable en que están las personas/la depredación del ambiente/ frente al racismo, machismo/ frente a la injusticia/frente a la insolidaridad. Se indigna vehementemente. Y esto le lanza a combatir todas esas situaciones y a buscar soluciones estructurales a ello.

3. Debe ser una persona que, aunque no experimente la fe, se sienta atraída por el modo y el proyecto de Jesús, cuando se lo presentan

Fuente: CPAL Social

 

La Alegría según María Magdalena

Una reflexión sobre la Alegría para seguir alegrándonos con la Buena Noticia de la Resurrección.

Por Marcos Muiño, SJ

La alegría no tiene precio, no se puede comprar ni vender. La alegría se comparte. La alegría no se define, se demuestra. La alegría es saber que el sol vuelve a salir. La alegría es caer en la cuenta de que muchas piedras en el camino -a veces muy grandes- fueron corridas por alguien que te ama, te quiere. La alegría es experimentar, en medio del desconcierto, que alguien te dice ¡no temas! La alegría es la convicción de que la muerte no tiene la última palabra. La alegría es sentir que la vida tiene un para qué, que no somos hechos en serie, sino que estamos para algo único e irrepetible. La alegría es confiar en la promesa del encuentro, de la presencia que nos restaura, nos devuelve la esperanza y la misión. La alegría es saber que no se comprende ¡todo ya!, se confía, se aguarda y se le pide al corazón que abra sus puertas a las increíbles sorpresas. La alegría es correr, es temblar, es estar fuera de sí. No para ganar ni escandalizar, sino para contagiar.

Al Resucitado se lo conoce por sus efectos, como decía Ignacio [EE 223]. Los efectos de la alegría son aquellos capaces de robar verdaderas sonrisas, aún en la mudez o el miedo. Cuando se contagia alegría, no se contagia una teoría, sino que se transmite un abrazo. El efecto de la alegría no llena las cabezas con teoría, sino que llena el corazón de presencias, de rostros, de palabras, de lágrimas por sentirse uno que no está solo. El efecto de la alegría no termina en nosotros, es para otros. Muchas veces temblando, otras veces corriendo, no dejemos que los ladrones de esperanza roben la alegría que da paz, la fortaleza que sostiene en la lucha diaria, el perdón que devuelve la amistad.

Es tiempo de dejarse llevar por la alegría. Muchas veces, en medio de nuestros llantos y sufrimientos, alguien se acercará y nos preguntará por qué lloramos. Nos llamará por el nombre y caeremos en la cuenta de que hay alguien que no defrauda, que siempre se la juega y que nos hace protagonistas, testigos. Cuando el efecto del Resucitado se nota, sentimos que verdaderamente vale la pena esperar, confiar, amar y entregar la vida en aquello que es realmente importante y esencial.

Fuente: Red Juvenil Santa Fe

 

Casa de la Bondad: Contención para Enfermos Terminales

Una nota sobre el Hogar para enfermos terminales, una de las obras de la Fundación Manos Abiertas.

Por Gabriela Origlia

La muerte suele ser un tema tabú. A veces, quienes padecen una enfermedad incurable, se encuentran transitando solos ese camino final. Sin embargo, hay espacios que permiten que las personas puedan vivir ese último tiempo acompañados y en la mejor situación posible. Es el caso de La Casa de la Bondad, que recibe a aquellos que saben que su fin es cercano. Nació en 1999 en el marco de las tareas de la fundación Manos Abiertas y así -sin saberlo- se convirtió en el primer «hospice» del país.

El «Movimiento Hospice» representa una filosofía de trabajo con el paciente terminal, involucra los cuidados paliativos, que intentan aliviar el sufrimiento de quienes tienen un mal incurable. La Casa de la Bondad, situada a pocos minutos del centro cordobés, cuenta con 17 camas para recibir a aquellos pacientes derivados desde hospitales públicos que no tienen medios o familias para pasar sus últimos momentos de vida.

«Acompañamos no sólo para aliviar el dolor físico, sino sobre todo el existencial -dice a LA NACION Leonor Loustalot, su directora-. Con cuidados, pero sobretodo con mucho amor, buscamos aliviar el dolor, que puedan irse en paz».

La Casa de la Bondad nació en 1999 en el marco de las tareas de la fundación Manos Abiertas y así -sin saberlo- se convirtió en el primer hospice del país.

En la casona antigua, acondicionada para recibir a los pacientes, hay voluntarios que van y vienen, cocinan, lavan y planchan ropa, cuidan a los internados, cantan, leen, comparten momentos sin pensar en el fin. Sólo una docena de trabajadores reciben paga. Hay asistencia las 24 horas del día, los siete de la semana.

Acompañar hasta el final

Stella Di Genaro es médica especialista en cuidados paliativos. «Hay tanto por hacer teniendo como centro al paciente y a su familia, podemos controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida», explica, en contra de lo que algunos pueden considerar, de que en algunos casos no queda nada para hacer. Para ella esta casa es «un remanso del que se sale renovado».

Aunque parezca una ironía, quienes están en la Casa de la Bondad tendrán una muerte más digna que su vida. La mayoría es gente en situación de calle, que después de vivir despojados de todo, pasarán sus últimos meses alimentados, limpios y tratados con cariño.

Los cuidados paliativos surgieron en 1967 con la británica Cicely Saunders, la pionera del «Movimiento Hospice», que abrió en Londres el St Christopher´s y, desde allí, expandió el concepto «Usted nos importa hasta el último momento de su vida». En 2005, enferma de un cáncer de mama, Saunders murió en su habitación de ese mismo centro.

Según estimaciones publicadas en 2015 por la Organización Mundial de la Salud, 40 millones de personas necesitan cuidados paliativos y el 86% de estas personas no lo reciben. En la Argentina, el Programa Médico Obligatorio (PMO) obliga la provisión de este servicio pero todavía -reconocen los especialistas- es una «lucha» lograr la cobertura. «Somos invisibles, pero necesarios, tenemos que ser muchos más», aporta Di Genaro.

Partir en paz

Hace unos días murió Juanita, una paciente de alrededor de 60 años, que ingresó por primera vez hace unos ocho años a la Casa de la Bondad. «El pronóstico era de unos tres meses de vida -recuerda Edel, una monja nigeriana enfermera desde hace 12 años en la Casa de la Bondad-. Mejoró, salió, volvió, vivió bien. Y regresó hace poco para irse acá».

Junto a otros dos consagrados, Lucila y Hugo, Edel trabaja en el área de enfermería. Todos coinciden en que la fe, no importa el credo, ayuda en momentos que son definitivos. «Así como las parteras ayudan a venir al mundo, nosotros somos porteros, colaboramos para irse con tranquilidad», define Edel.

Agustina Cámara tiene 21 años y estudia Letras. No deja de sonreír mientras cuenta su experiencia como cuidadora voluntaria. La situación se repite con Héctor Moyano, de 25, quien sigue la Licenciatura en Arte. Son de los voluntarios más jóvenes y enfatizan que el desafío los cambió «para mejor».

«Temía irme a las semanas, pensé que sería un espacio triste, negro. Nada que ver. Los pacientes agradecen hasta lo más mínimo, porque muchos no tuvieron nada antes. Eso reconforta, ayuda a hacer nuestra tarea. Necesitamos que se sumen más jóvenes, que se animen», apela Moyano.

Para Agustina su labor le permitió descubrir «cuánto se puede aliviar a otro con amor, con pequeñas cosas como leer o cantar». Para ellos, los enfermos son «patroncitos» -un concepto en tono de cariño que viene de Manos Abiertas en Chile- porque los voluntarios están «a sus órdenes».

María Pruvost, pionera en tratamiento del dolor en Córdoba y en el país, insiste en que la ayuda y el apoyo a los pacientes debe ser total y global, «abarcando la atención del cuerpo, los pensamientos, sentimientos, la familia y grupo que lo rodea». Está convencida de que el amor es el fundamento de la medicina.

Para Pruvost, hay que comprender que la muerte no es «un fracaso de la medicina» sino «un paso natural que le sigue a la vida». Además, sostiene que los cuidados paliativos no son exclusivamente para pacientes oncológicos, sino para todos los que están viviendo sus últimos momentos.

Los pacientes que llegan a la Casa de la bondad vienen «con una sentencia fatal» y pasan por todos los estados de ánimos y que trabajar en equipo permite afrontar las diversas situaciones. «Les preguntamos qué es lo quieren y, en general, la respuesta apunta a reencontrarse con alguien, a reconciliarse», cuenta Loustalot, la directora.

Para satisfacerlos, se ponen en marcha cadenas de favores que buscan sanar heridas y reparar los dolores emocionales. El objetivo es que puedan pasar sus últimos momentos de vida en paz.

Fuente: Diario La Nación