Informe ETHOS, El capital en el Siglo XXI

El Centro de Ética y Reflexión Social, Fernando Vives S.J., de la Universidad Alberto Hurtado publica periódicamente un breve Informe Ethos, ofreciendo una lectura ética de un tema de interés nacional para ayudar en el discernimiento de un juicio moral responsable con vistas a una acción coherente. Se adopta el método ignaciano del triple paso: experiencia (hecho) – reflexión (su comprensión e implicaciones éticas) – acción (elementos para el discernimiento): una reflexión sobre la experiencia con miras a una acción consecuente.

El número que presentamos desarrolla las ideas que el economista francés Thomas Piketty desarrolla en su libro El capital en el siglo XXI del 2013, elogiado por el premio Nobel de Economía Paul Krugman como la obra que cambiará tanto la forma en que pensamos sobre la sociedad como la forma de hacer economía.

Thomas Piketty (Clichy, 7 de mayo de 1971) es un economista francés especialista en desigualdad económica y distribución de la renta. Con una claridad pedagógica, que hace comprensible la materia a un no especialista, Piketty reconoce la pertenencia de la economía a las ciencias sociales y su responsabilidad de contribuir, desde la honradez intelectual, a enriquecer el debate democrático para encontrar aquellas políticas económicas más coherentes con los objetivos éticos y sociales de una comunidad. El libro no tiene un talante profético, sino dialogante en búsqueda de soluciones concretas al problema de la desigualdad social. 

Comprensión del hecho

 La investigación de Thomas Piketty abarca los últimos tres siglos e incluye a más de veinte países. En el fondo, el autor se hace la pregunta: “¿Acaso las fuerzas equilibradoras del crecimiento, la competencia y el progreso técnico conducen espontáneamente a una reducción y a una armoniosa estabilización de las desigualdades en las fases avanzadas del desarrollo?”. O, por lo contrario: “¿Acaso la dinámica de la acumulación del capital privado conduce inevitablemente a una concentración cada vez mayor de la riqueza y del poder en unas cuantas manos?”…

Para conocer el informe sobre la obra de Piketty

Seminario de educación: Encuentro formativo para los jóvenes jesuitas

Del 26 al 30 de agosto se llevó a cabo el Seminario Latinoamericano de Educación de la Compañía de Jesús, en la ciudad de Puebla, México, con la participación de 16 jóvenes jesuitas de 9 países de América Latina que se especializan para el apostolado educativo escolar.

Este encuentro estuvo organizado por el Secretariado Internacional de Educación Secundaria y Pre-Secundaria de la Compañía de Jesús, la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL) y la Federación Latinoamericana de Colegios de la Compañía de Jesús (FLACSI). 

La agenda abordó fuentes de la pedagogía jesuítica, la situación de la educación de la Compañía en el mundo y en América Latina, y las perspectivas para el futuro. La dinámica de los trabajos consta del compartir sobre la experiencia y expectativas educacionales de cada uno.

En este encuentro, participaron los PP. Arturo Reynoso (MEX), José Alberto Mesa (Secretario Internacional de Educación de la Compañía de Jesús), Luiz Fernando Klein (Delegado de Educación de la CPAL) y Saul Cuautle (Presidente de FLACSI).

Este encuentro ya se ha realizado en Chicago (2016), en Nairobi (2017) y en Kathmandu (2018).

Fuente: Jesuitas Lationamérica

Entrevista al P. Michael Czerny SJ en su visita a la CPAL

“El Sínodo de la Amazonía es hijo de la encíclica ‘Laudato Si’. Entonces, tenemos la oportunidad como Iglesia Latinoamericana, como Iglesia Amazónica de ver cómo vivir, trabajar y promover el espíriritu de la ‘Laudato Si’ .

Así comienza hablando Michael Czerny SJ, Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano, en una breve entrevista realizada por la Oficina de Comunicación Institucional de la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL). 

El P. Michael Czerny SJ estuvo de visita en la oficina central de la CPAL como parte de sus actividades durante su estadía en Lima, Perú. Allí, se reunió con el P. Roberto Jaramillo, Presidente de la CPAL para conversar en torno a la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica, que se realizará del 6 al 27 de octubre de 2019

El Papa lo ha nombrado secretario General del Sínodo Amazónico, ¿cómo se siente y cuál sería su aporte?

Ustedes pueden imaginar que, como jesuita nombrado secretario especial del Sínodo, con Monseñor David Martínez, obispo de Puerto Maldonado, estoy muy contento por esta oportunidad de ir explorando y fomentando las preferencias apostólicas de la Compañía con un acento especial en el cuidado de la casa común, e ir pensando en los jóvenes y las generaciones futuras que van a vivir en la casa común ¿Qué tipo de casa les vamos a dejar?

¿Cómo percibe las crisis migratorias que se viven en América Latina?

Sobre los migrantes en América Latina, desde la sección de Migrantes y Refugiados de la Santa Sede estamos siguiendo muy de cerca lo que está pasando en América Latina y participando y promoviendo el proyecto ‘puentes de solidaridad,’ que implica a todas las conferencias episcopales de América del Sur. Estamos contentos de esta colaboración y esperamos que en cada país, cada Iglesia local, podamos como Compañía contribuir y estamos contentos de que nuestros servicios de refugiados y migrantes están ayudando tanto. Pienso que es importante, también, subrayar lo positivo, para no dar sólo la impresión de que hay problemas y confusión, sino de que hay muchos ejemplos de lo que el Papa nos ha pedido hacer, es decir: acoger, promover, proteger e integrar a los que llegan a nuestros países.  

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Fe y Alegría y el MAS, construyen puentes de encuentro y servicio

En la tercer semana de agosto, los centros educativos de Fe y Alegría en Salta y Taco Pozo (Chaco), compartieron tareas de servicio con voluntarios del Movimiento Amar y Servir, integrado por alumnos de los últimos años del Colegio del Salvador.

 El voluntariado, como experiencia de encuentro y servicio ‘con los demás’, anima a compartir las tareas, la fe y la vida en comunidad, en las actividades que se ofrecen para aportar en el mantenimiento y mejoramiento de las instalaciones; en las experiencias de encuentro y testimonio de lo cotidiano; en los aprendizajes que se generan y se celebran.

Tanto en las escuelas de Barrio Solidaridad (Salta) como de Taco Pozo -dependientes de la fundación Fe y Alegría-, los voluntarios también pusieron en práctica lo aprendido de parte de personal de Mantenimiento del Colegio, compartieron espacios de clase y recreación, y renovaron el compromiso de amar y servir ‘en todo’.

Testimonio de Ricardo Moscato, rector del Colegio quien acompañó parte de la experiencia

“Gracias a Dios puede compartir aunque sea brevemente la experiencia del Voluntariado en Salta. Estoy impactado por el testimonio de disponibilidad, compromiso, alegría y sensibilidad social de todos nuestros chicos participantes, los ex alumnos y educadores acompañantes. Trabajo físico incansable cortando pasto, levantando paredes, pintando, haciendo contra piso junto a juegos en los recreos, compartiendo unas clases y experiencias con los chicos de las escuelas de Fe y Alegría. Encuentros fraternales tendiendo frágiles puentes sociales que superan prejuicios e indiferencias. Creo que es el resultado de un largo proceso formativo donde todos participamos y donde lo «grande» de los ideales se expresa en «lo pequeño» de lo cotidiano, con sus palabras, rutinas, ejemplos, humores. Hay sembrado en cada uno un muy buen «sentimiento» que está en proceso de convertirse en «conciencia, competencia, compasión y compromiso» con efecto transformador para cada uno y la sociedad. Nada más, nada menos.

Ojalá que no desaprovechemos esta experiencia, esta buena siembra, este sentimiento de «sentido» y gusto por servir a los mas pobres, este sentimiento de Argentina como hogar pendiente y por construir, esta cercanía a Dios en los más pobres, esta valoración de la educación, esta admiración por la tenacidad de los que poco tienen y mucho esperan, de todos estos 115 chicos de cuarto y quinto que se hicieron uno más de la gente buena y trabajadora de Salta y Taco Pozo, que podamos crear las condiciones para que pueda ser compartida con los compañeros que no fueron, con los docentes, familias y todos los demás chicos del colegio. Que la llama no se apague, que nos conmueva, que nos convoque para «en todo amar y servir»”

¿Por qué Sillicon Valley necesita valores ignacianos?

“Si queremos ser personas de bien, preocupadas por lo bueno -y hasta con cierto heroísmo-, entonces debemos tener una clara definición del bien que nos impulsa y nos convoca.” 

Por Kevin O’brien S.J.*

Silicon Valley, el corazón del empresariado tecnológico y de los negocios de Estados Unidos, ha contribuido enormemente al progreso humano en las últimas décadas. Hay mucho que admirar, incluyendo nuevas formas de conexión humana inmediata o la automatización que ahorra tiempo y pone la tecnología de punta en manos de ricos y pobres por igual. Pero el ritmo y la escala de estas innovaciones han conllevado costos cada vez más patentes, tanto para consumidores como para empresarios.

Nitasha Tiku, escritora principal de la revista Wired, observó el año pasado: «Sólo ahora, una década después de la crisis financiera (del 2008), el público estadounidense parece apreciar que, lo que pensábamos que era una pesquisa de nuestros datos, ha operado más bien como una forma de extracción. No sólo de nuestros datos, también de nuestra atención, de nuestro tiempo, de nuestra creatividad. Lo mismo que de nuestros contenidos, de nuestro ADN, de nuestras casas, de nuestras ciudades, de nuestras relaciones».

Hemant Taneja, director general de General Catalyst, se sumó recientemente a la crítica de la Harvard Business Review: «Muévete rápido y rompe cosas»es la forma en que los empresarios entienden la innovación: más es siempre mejor. Corrimos para poner nuestros productos en manos de los consumidores lo más rápido posible, sin tener en cuenta la justificación -y racionalidad- de sus propios criterios de conducta»

El Sr. Taneja continúa diciendo: «Si queremos que la innovación sobreviva en el siglo XXI, tenemos que cambiar la forma en que se construyen las empresas cambiando las preguntas que les hacemos». Estas nuevas preguntas requieren una reflexión ética más profunda, lo que en la tradición ignaciana llamamos «discernimiento».

La reciente reunión de líderes de escuelas de negocios jesuitas y ejecutivos de Silicon Valley en la Universidad de Santa Clara -combinando la tercera Conferencia Global de Ética Empresarial Jesuita y la 22ª reunión anual de Colegas en Educación Empresarial Jesuita- se orientó hacia el anhelo de un nuevo marco de referencia a través de un imaginario católico e ignaciano. Recuerden que San Ignacio, el fundador de la orden de los jesuitas, no era tecnófobo ni un escéptico de la modernidad, sino que era él mismo un innovador. 

Lejos de retirarse del mundo, se sumergió en el humanismo renacentista, la vida cívica y la fiebre expansionista de su tiempo. Acopló lo antiguo y lo nuevo, tanto en espiritualidad como en educación, tomando prestado de otros lo que funcionaba y dejando atrás lo que no. Basta con hacer una rápida búsqueda en Google para ver a todos los jesuitas químicos, físicos, astrónomos, artistas -y más-que abrazaron las nuevas tecnologías e ideas, liderando la innovación en sus campos respectivos.

Si el modelo de «moverse rápido y romper cosas» se rompe a sí mismo, una ética ignaciana de «discernir la innovación» ofrece una alternativa. ¿Qué tal si promovemos una ética de «movernos con cautela y por el progreso de las personas»?

Este llamado a «moverse cautelosamente» no significa una precaución excesiva o una toma de decisiones lenta. Podríamos movernos rápidamente e incluso romper cosas para satisfacer necesidades críticas pero, a través del discernimiento sabríamos por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo. No sólo aceptaríamos la innovación como un bien en sí mismo, simplemente porque es lo más nuevo o la tendencia más actual. Si queremos ser personas de bien, preocupadas por lo bueno -y hasta con cierto heroísmo-, entonces debemos tener una clara definición del bien que nos impulsa y nos convoca. 

Movernos con cautela significa que nos tomamos el tiempo suficiente para comprender las consecuencias previsibles de nuestras innovaciones y acciones perturbadoras, por ejemplo, los impactos sobre el empleo y el medio ambiente y los posibles usos indebidos de las nuevas tecnologías por parte de otros.

Note cuán impersonal es el llamado a «romper cosas», que no nos invita a considerar a quién podríamos estar rompiendo con nuestras iniciativas. Asume que la ruptura es el bien que nos impulsa y nos convoca. Una ética ignaciana de la innovación cuestiona esa suposición al poner a la persona humana en el centro de nuestro discernimiento. En la tradición católica, la persona humana es creada a imagen de Dios con una dignidad que nunca se puede quitar. Asimismo, en la educación jesuita, a menudo hablamos de cura personalis: el cuidado de la persona en su totalidad en mente, cuerpo y espíritu.

Deberíamos aplicar cura personalis a la innovación. Elevar a la gente es pensar más allá de cómo una aplicación resuelve una tarea o cómo un nuevo dispositivo médico ayudará a una parte del cuerpo. Una ética ignaciana nos pide también que consideremos cómo el avance afecta la seguridad física y económica de las personas. Si fomenta o no un estilo de vida saludable, si puede nutrir su vida espiritual y de qué modo impactará, tanto a los entornos inmediatos como a los más amplios.

Estas consideraciones componen un sano discernimiento sobre la innovación. Sí, el progreso innovador nos pide que pensemos de manera diferente. Que desarmemos la manera en que están ensambladas las cosas actualmente. Pero debemos hacerlo sólo después de haber discernido cuidadosamente si nuestro fin es noble. Guiados por nuestros valores compartidos, como San Ignacio, podemos mirar a un mundo que cambia rápidamente con gran esperanza y anticipación. Podemos saber que la innovación puede ser para bien si se mueve no sólo rápido sino también concienzudamente y si promueve y eleva a las personas, en lugar de simplemente ‘romper cosas’.

*Este texto es una adaptación del discurso pronunciado por Kevin O’Brien S.J., durante la Global Jesuit Business Ethics Conference, el 12 de julio de 2019, en la Universidad de Santa Clara. Fue publicado por America, el 31/07/2019  (la traducción es nuestra).

El Papa Francisco nombra cardenales a tres jesuitas

El domingo 1 de septiembre, el Papa Francisco anunció los nombres de 13 nuevos cardenales que serán creados durante un consistorio el 5 de octubre próximo. Entre ellos figuran tres jesuitas:

 

Mons. Jean-Claude Hollerich.

Arzobispo de Luxemburgo. Pertenece a la Provincia de Japón porque allí fue misionero antes de ser nombrado Arzobispo de Luxemburgo.

Jean-Claude Hollerich es muy conocido en la Curia General. El año pasado vivió allí durante el Sínodo de la Juventud, en el que fue uno de los participantes. Su experiencia misionera en Japón ha marcado su acercamiento y apertura a las diversas tradiciones religiosas. Su liderazgo ha sido reconocido por sus colegas obispos, ya que actualmente es Presidente de la Conferencia Episcopal Europea.

 

 

 

 

 

El P. Michael Czerny,

De la Provincia de Canadá, actualmente Subsecretario de la Sección de Migrantes del Dicasterio para la promoción del desarrollo humano integral.

Michael Czerny ha servido a la Compañía de Jesús y a la Iglesia a nivel internacional de varias maneras a lo largo de las últimas décadas, especialmente en el campo social. Fue uno de los que se ofrecieron para reemplazar a los mártires jesuitas de El Salvador en la Universidad que la Compañía tiene en San Salvador (UCA). Se hizo cargo del Secretariado para la Justicia Social de la Curia General, creó la Red de la Compañía Africana para el Sida (AJAN), siendo, más tarde, miembro del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, antes de pasar a su cargo actual en el Dicasterio para la promoción de la paz y el desarrollo integral. Ha sido nombrado Secretario del Sínodo sobre la Región Panamazónica que se celebrará en octubre.

 

 

Mons. Sigitas Tamkevičius, Arzobispo Emérito de Kaunas (Lituania)

Mons. Tamkevičius, que tiene más de 80 años, ha sido nombrado cardenal por sus notables servicios a la Iglesia, aunque no figurará entre los electores en un futuro cónclave. Sufrió persecución e incluso fue enviado a un campo de trabajo cuando Lituania se encontraba bajo dominio soviético. Sacerdote diocesano, ingresó en la Compañía de Jesús en 1968; cuando aún era ilegal entrar en una orden religiosa. Protestó vivamente contra la discriminación de las autoridades civiles de aquella época. Fue Arzobispo de Kaunas de 1996 a 2015.

 

Mons. Hollerich y el P. Czerny han revelado en breves entrevistas no haber sido informados previamente acerca de sus nombramientos, hasta que se enteraron por sus familiares después del anuncio del Santo Padre a mediodía del domingo.

 

Fuente: sjcuria.global 

Comunicado de la REPAM sobre la grave Situación

La Red Eclesial Pan Amazónica ha emitido un comunicado, en consonancia con otros pronunciamientos de diferentes organismos e instituciones eclesiales en los últimos días.

Sao Paulo, Lima y Quito a 25 de Agosto de 2019

En estos días, incendios en la Pan Amazonía han tomado dimensiones de extrema gravedad. Lo sucedido ha provocado reacciones en los más diferentes países del mundo, que a través de sus gobiernos han expresado su preocupación y exigido una reacción de los gobiernos locales.

La Iglesia también ha levantado la voz por la Amazonía a través de sus diferentes organismos. Son varias las notas publicadas en los últimos días por diferentes conferencias episcopales y por parte del propio Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM que integra a todos los obispos de la región, así como por la Vida Religiosa, a través de la Confederación Latinoamericana de Religiosos – CLAR, Cáritas América Latina, Adveniat, CIDSE, Civilta Cattolica, Vatican News, Movimiento Católico Mundial por el Clima y muchas más.

La Red Eclesial Pan Amazónica – REPAM, es consciente de que “en la actualidad, el cambio climático y el aumento de la intervención humana (deforestación, incendios y cambios en el uso de suelo) están conduciendo la Amazonía hacia un punto de no retorno” (IL 16). Por eso, agradecemos profundamente por la cercanía con la situación crítica en toda la Amazonía, sobre todo en Brasil y Bolivia en estos días con incendios de enorme magnitud, y de todo el proceso hacia el Sínodo Amazónico, y nos unimos a los diferentes pronunciamientos que en línea con el Magisterio del Papa Francisco llaman a toda la humanidad para que tomemos conciencia de las graves amenazas de esta situación y para que nos empeñemos en el cuidado de la casa común alzando la voz y encontrando caminos concretos de actuación pacífica, pero firmes, exigiendo que se ponga fin a esta situación.

“María, la madre que cuidó a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido. Así como lloró con el corazón traspasado la muerte de Jesús, ahora se compadece del sufrimiento de los pobres crucificados y de las criaturas de este mundo arrasadas por el poder humano” (Laudato Si, 241).

En comunión sinodal,

Cardenal Claudio Hummes – Presidente 

Pedro Cardenal Barreto OFM – Vicepresidente

 Mauricio López SJ – Secretario Ejecutivo

 

Documento original

Nuestras luchas espirituales

Dios no nos debe su amor, no compramos su amor. Él es amor y se entrega a nosotros y por nosotros, por amor.

Por Javier Rojas SJ

Ignacio de Loyola es uno de esos santos que, a pesar de la distancia y la cultura en la que vivió, tiene mucho que enseñarnos sobre nuestro camino espiritual y sobre nuestras luchas espirituales.

Cuando dicta su autobiografía a al P. Luis Gonçalves da Câmara comienza diciendo que «Hasta los 26 años de edad fue hombre dado a las vanidades del mundo y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas con un grande y vano deseo de ganar honra.» Este comienzo “perfectamente” podría ser también unas de las primeras líneas de nuestra autobiografía antes de conocer, amar y seguir a Jesús.

Todos, de una manera u otra, hemos ido detrás de las «vanidades del mundo» y del «vano deseo de ganar honra» y, aun ahora, cuando ya encontramos a Jesús y decidimos seguirlo, podemos seguir siendo tentados de lo mismo.

Para que Ignacio pudiera desarraigar de su corazón aquellas búsquedas banales, el Señor lo hizo transitar por un largo camino de purificación. No le fue sencillo desmantelar el «modo mundano» de vivir para adquirir el «estilo de Jesús». Su camino fue doloroso y estuvo tentado de abandonar lo que había comenzado.

Para nosotros, en la actualidad, las expresiones «vanidades del mundo» y «vano deseo de ganar honra» puede sonarnos añejo y antiguo, pero no debemos olvidar que todos tenemos «búsquedas» que no coinciden con el camino espiritual que Jesús nos invita transitar y que tenemos que desarraigar del corazón «modos de vivir» que son ajenos al modo de ser de Jesús.

San Ignacio plantea el seguimiento del Señor como un camino de «lucha espiritual» y cada uno tiene la suya. Por aquellas «vanidades del mundo» y «vano deseo de ganar honra» Ignacio estuvo dispuesto a dar su vida, hasta que decidió entregarla a quien llamó «Rey Eternal».

Existen al menos tres luchas que podrían representar las «vanidades y el «vano deseo de ganar honra» que Ignacio nos cuenta en su autobiografía. Él tuvo sus luchas y nosotros tenemos las nuestras. Y tanto para Él como para nosotros el discernimiento espiritual será el arma más eficaz para descubrir las tentaciones del Mal Espíritu para no caen en ellas, y reconocer la acción del Buen Espíritu para seguirlo. Veamos brevemente esas tres luchas.

La primera lucha es la tentación de querer ser amado como «yo» quiero ser amado, y no aprender a amar.

El amor vanidoso vs el amor agradecido: Buscamos «ser amados» y no podemos negar esta tendencia fuerte de experimentar el amor y aprecio hacia nosotros. Nos gusta cuando alguien nos expresa su amor o muestra interés por nosotros. “Caemos de rodillas” ante las manifestaciones de aprecio de otra persona, pero queremos que ese amor, ese aprecio e interés por nosotros esté dentro de los parámetros que «yo» quiero y deseo. Quiero que me amen como yo quiero que me amen. Quiero que se interesen por mí o me aprecien como yo quiero. Este es el amor vanidoso. En realidad, al vanidoso no le importa cómo ama el otro, sino sentirse amado. El amor vanidoso busca la adoración, la exaltación de la persona, le gusta ser endiosado porque cree tener motivos para ello y busca que los demás lo reconozcan. Cuando buscamos ser amados así es porque todavía seguimos bajo el influjo mundano de la «vanidad y el vano deseo de ganar honra». ¿Qué aprendió San Ignacio? Que el amor es gratuidad, que el amor es un don que se derrama en nosotros, y que el Amor (con mayúscula) es quien nos funda en el amor y nos hace capaz de recibir y dar amor. El amor de Dios no se compra, se recibe.

La segunda lucha que tenemos que enfrentar es la tentación de privilegiar el tener en lugar de ser.

El tener dinero vs ser persona: La segunda gran lucha espiritual que enfrentó San Ignacio fue la de «disfrazarse de santo». Luego de que Ignacio decidiera cambiar de vida movido por las lecturas espirituales que tuvo durante su convalecencia, se puso en camino como un «peregrino» hacia Jerusalén porque quería vivir en la tierra de Jesús y entregar su vida a Cristo. Se sintió motivado por Santo Domingo y San Francisco de Asís, y se preguntaba «¿qué sería, si yo hiciese esto que hizo San Francisco, y esto que hizo Santo Domingo?», pero además pensaba «Santo Domingo hizo esto; pues yo lo tengo que hacer. San Francisco hizo esto; pues yo lo tengo que hacer». Su deseo y motivación de cambiar eran genuinos, pero el modo sobre cómo conseguirlo seguía siendo igual a cuando buscaba «honra y fama».

Para seguir a Jesús no debemos disfrazarnos de nada. No imitamos a Jesús como lo hacen los mimos simulando algo que no somos. La conversión no es cosa exterior, sino que se relaciona con vivir y sentir como Jesús. Por eso es tan bella aquella expresión que pone San Ignacio en los números [EE 93] y [EE 95] de los Ejercicios Espirituales cuando dice: «quien quisiera venir conmigo ha de estar contento de comer como yo y trabajar conmigo». No es a nuestro modo como hemos de vivir la fe, sino al modo de Jesús. Hay muchos que se disfrazan de santos y pretenden competir con Santa Teresita de Jesús o San Luis Gonzaga, pero es pura fachada, es una burda imitación. La conversión es cosa seria, del corazón, de la mente y de nuestra voluntad. Es interior.

La tercera lucha que debemos enfrentar es la tentación de buscar el reconocimiento de Dios y de los demás.

El reconocimiento vs el agradecimiento. Otras de las luchas que enfrentó San Ignacio y que también pueden ser la nuestra, es la de la búsqueda del reconocimiento de Dios y de los hombres. Existe en la vida espiritual lo que podemos llamar un «paso decisivo» y es pasar de «hacer algo para ganar…» a «hacer algo porque recibí y …». Una trampa muy habitual en nosotros es buscar el amor de Dios por nuestras buenas obras, o esperar el reconocimiento de los demás porque somos buenos con ellos. Acostumbrados a que el amor humano está condicionado por lo que podemos lograr o hacer, obtener o conseguir, alcanzar o tener, tenemos la tentación de relacionarnos de esa manera con Dios. Buscamos su amor mostrándole cuán bueno somos cumpliendo los mandamientos, preceptos y tradiciones al pie de la letra, y esperamos de su parte una cierta “preferencia” que medimos porque nos libra de todo los problemas o inconvenientes que podemos imaginar.

Dios no ama como nosotros. Su amor no se compra. No debemos ser buenos para que Él nos ame, sino porque sabemos que porque nos ama incondicionalmente es que somos buenos. San Ignacio intentó imitar la vida de los santos, y se sometió a penitencias muy grandes que incluso dañó su salud. El, de alguna manera, quería congraciarse con Dios, quería ofrecerle grandes cosas porque creía que así Dios lo amaría más. Este fue un error, e Ignacio lo reconoció.

Dios no nos debe su amor, no compramos su amor. Él es amor y se entrega a nosotros y por nosotros, por amor.

Fuente: Santuario de Nuestra Señora de los Milagros