Mensaje del Papa Francisco en apoyo a la campaña solidaria #SeamosUno

El pasado 2 de abril, el Papa Francisco envió por escrito un mensaje al P. Provincial Rafael Velasco SJ, mostrando su compromiso y agradecimiento personal por el trabajo que se está realizando para llevar adelante el proyecto de recaudación de fondos y donaciones #SeamosUno.

«Estoy contento con lo que han organizado. Iniciativas como éstas son las que se necesitan en todas partes, para el momento presente y también para sostener las medidas del “después”, expresó.

La campaña tiene como objetivo confeccionar un total de un millón de cajas para cubrir las necesidades alimentarias y de higiene de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. La semana pasada ya se entregaron un total de 100.000 cajas y están en proceso de finalización del armado de un total de 350.000.

Tanto empresas como individuos pueden colaborar a través de la página web www.seamosuno.com.ar.

El texto:

2-4-2020

R.P Rafael Velasco

Buenos Aires

Querido hermano,

Me ha llegado información sobre el emprendimiento “Seamos Uno” del cual forma parte la Provincia Argentina de la Compañía de Jesús.

Estoy contento con lo que han organizado. Iniciativas como éstas son las que se necesitan en todas partes, para el momento presente y también para sostener las medidas del “después”.

Gracias por el testimonio. Me hace bien.

Rezo por vos. Por favor no te olvides de hacerlo por mí.

Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide.

Fraternalmente,  Francisco 

Papa Francisco: «Que el resucitado sane las heridas de la humanidad desolada»

El papa Francisco presidió este domingo 12 de abril en la basílica de San Pedro la misa del domingo de Resurrección, rezó por el mundo entero e impartió la bendición Urbi et Orbi. 

“Hoy resuena en todo el mundo el anuncio de la Iglesia: “¡Jesucristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado”, dijo en su reflexión. “Es el contagio de la esperanza: «¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!»”, aseguró.

“No se trata de una fórmula mágica que hace desaparecer los problemas. No, no es eso la resurrección de Cristo, sino la victoria del amor sobre la raíz del mal, una victoria que no ‘pasa por encima’ del sufrimiento y la muerte, sino que los traspasa, abriendo un camino en el abismo, transformando el mal en bien, signo distintivo del poder de Dios”, profundizó.

Que el Resucitado “conceda su consolación”

En ese sentido, invitó a mirar al Resucitado, “que no es otro que el crucificado”, para “que sane las heridas de la humanidad desolada”, y mencionó especialmente a los enfermos, a los que han fallecido y a las familias que lloran la muerte de sus seres queridos: “Hoy pienso sobre todo en los que han sido afectados directamente por el coronavirus” y pidió para ellos “que el Señor de la vida acoja consigo en su reino a los difuntos, y dé consuelo y esperanza a quienes aún están atravesando la prueba, especialmente a los ancianos y a las personas que están solas. Que conceda su consolación”. Del mismo modo, recordó al personal sanitario, a las autoridades y a todos los que trabajan en los servicios esenciales.

Lutos, sufrimientos físicos y problemas económicos, enumeró el Pontífice al referirse a la pandemia, y advirtió: “Esta enfermedad no sólo nos está privando de los afectos, sino también de la posibilidad de recurrir en persona al consuelo que brota de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación”. En ese marco, animó a recordar la antífona de ingreso de la Misa del día de Pascua del Misal Romano: “No temas, he resucitado y aún estoy contigo”.

Por otra parte, Francisco expresó su cercanía con quienes enfrentan un futuro incierto, porque temen perder el trabajo y las consecuencias que esto genera; también con quienes toman decisiones políticas, y los exhortó a que encarnen la búsqueda del bien común de todos los ciudadanos “para permitir que todos puedan tener una vida digna y favorecer, cuando las circunstancias lo permitan, la reanudación de las habituales actividades cotidianas”.

“Este no es el tiempo de la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido para afrontar la pandemia. Que Jesús resucitado conceda esperanza a todos los pobres, a quienes viven en las periferias, a los prófugos y a los que no tienen un hogar. Que estos hermanos y hermanas más débiles, que habitan en las ciudades y periferias de cada rincón del mundo, no se sientan solos”, exhortó.

Una nueva humanidad

Para finalizar su reflexión, el Santo Padre pidió a la humanidad y en especial a la comunidad católica, que actúen en la construcción de una nueva humanidad, fruto de la resurrección de Jesús entre nosotros.
Para ellos, exhortó a no dejar solos a los pobres, a los presos y a los que no tienen hogar. “Procuremos que no les falten los bienes de primera necesidad, más difíciles de conseguir ahora cuando muchos negocios están cerrados, como tampoco los medicamentos”.

Fuente: AICA

Mensaje de Pascua del Padre General Arturo Sosa SJ

El P. General Arturo Sosa SJ compartió un mensaje de Pascua dirigido a compañeros jesuitas, comunidades religiosas, laicos y laicas, y a todos los que de alguna manera están ayudando a sobrellevar la crisis mundial actual. A continuación compartimos el mensaje completo:

«Transformación en tiempos de COVID»

La Pascua de Resurrección ofrece nueva luz al camino hacia Dios que nos está indicando la pandemia del COVID-19 que viene afectando, hace semanas, a toda y la única humanidad. La Pascua es paso de Dios, paso de la muerte a la vida, paso que transforma a quien se abre a la experiencia del Crucificado-Resucitado.

Pascua es un momento para agradecer a Dios tanto bien recibido. Hago llegar una sentida palabra de agradecimiento a todos mis hermanos jesuitas, compañeros y compañeras en la misión, a los Superiores y Directores de obra que han animado con generosidad y creatividad tantas iniciativas para hacer de la distancia cercanía y del dolor Esperanza. Gracias por toda la comunidad eclesial que ha sabido salir al encuentro y servir de “hospital de campo” para muchos. Gracias a quienes sin distingos de credo, raza, cultura o edad han convertido esta crisis en paso hacia la transformación.

Celebramos la memoria del paso del Señor, recibimos con alegría al Consolador, abrazamos la Esperanza y damos gracias a Papa-Dios. Celebramos la memoria del paso liberador de Dios que abrió las aguas del Mar Rojo para que el pueblo se encontrara con Él en el desierto y, dejando atrás la esclavitud, iniciara el largo trayecto a la libertad. La crisis del COVID-19 está abriendo nuestros ojos para ver de cerca las estructuras que hoy oprimen a la humanidad y crean las enormes brechas de la injusticia social. Atrae nuestra mirada a lo que nos oprime y abre nuestros ojos a la necesidad y posibilidad de iniciar su transformación.

Recibimos con alegría al Crucificado, Resucitado a la Vida de Dios a la cual sólo se llega por el amor tan grande que vence el miedo a la muerte y dona voluntariamente la propia vida. Tenemos presente a todas aquellas personas que le han perdido el miedo a la muerte y arriesgan su propia vida para salvar no sólo la vida de cada uno de nosotros sino de la sociedad misma. Médicos, enfermeras, empleados de hospitales, sacerdotes, religiosos, religiosas, voluntarios, defensa civil, fuerzas del orden y tantos otros que invisiblemente dan una mano aquí o allá para dar nueva vida.

La contemplación del Crucificado nos ha conducido a apiadarnos de los descartados del actual orden mundial, condenados a la muerte de la pobreza, la marginalidad, la perdida de sus derechos fundamentales, obligados a huir de su patria y alejarse de su gente querida. Allí descubrimos al Dios-con-nosotros que nos invita a cuidar el amor de Dios en nosotros abriéndonos a lavarnos los pies los unos a los otros, a cuidar sin miedo la vida de los otros.

Como el sepulcro de Jesús, el confinamiento por el COVID-19 no puede retener nuestro deseo de vivir y dar vida. Jesús Crucificado pasó por el sepulcro para transformar su muerte en paso a la Vida de Dios y así abrirnos la puerta de la vida verdadera. El sepulcro de Jesús está vacío porque la muerte no puede retener la fuerza del amor liberador. El sepulcro vacío nos indica que la humanidad se puede salvar. Hagamos de este confinamiento la oportunidad para transformar nuestra vida y renacer en el amor que sale al encuentro con quienes se empeñan en construir un mundo mejor.

Muchos – demasiados – han muerto a causa del COVID-19. Ellos nos han hecho ver a tantos otros muertos a causa de las injusticias, de la violencia, de la guerra. No hemos perdido a quienes han dado su vida en esta crisis si escuchamos el mensaje que nos gritan para que demos el paso a transformar nuestra propia vida, la sociedad que hemos construido defectuosamente y rescatemos la naturaleza maltratada.

Del sepulcro sale el Crucificado-Resucitado para ejercer su misión de consolador. Jesucristo nos consuela con su amistad por la que nos trasmite la Vida de Dios. Nos ayuda a perder el miedo a caminar por el desierto para encontrarnos con Él. Nos ayuda a entender las Escrituras que explican de tantas maneras cómo Dios está presente en la vida humana y en la naturaleza. Él nos guía a través de su Espíritu… si nos dejamos guiar.

Jesucristo está tan cerca de nosotros que lo podemos abrazar. Su cercanía no es amenaza a nuestra salud. Por el contrario, abrazando a Jesucristo alcanzamos nuestra salvación. Abrazando al Crucificado-Resucitado abrazamos la Esperanza, esa que nos hace comprometernos en la construcción de nuevas relaciones entre los seres humanos y con el medio ambiente porque encontramos en Él el ánimo y la fuerza para hacerlo. En Él abrazamos a toda la humanidad porque nos sentimos hermanos y hermanas de cada persona, pueblo y cultura. Sabemos que la variedad nos enriquece y la creatividad nos permite encontrar nuevos modos de relacionarnos dejando vacía la tumba de los muertos.

La Pascua del Resucitado sea motivo de alegría profunda y traiga bendición para todos nosotros. Que sea un tiempo de gozo y transformación profunda. El amor de los compañeros, compañeras, amigos y familiares los abrace en este tiempo y los enriquezca. Cuenten con mi oración como cuento con las suyas.

Fuente: Curia General de los Jeusitas

COVID-19: un desafío más para los pueblos indígenas

El Mecanismo de Expertos de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas expresó mediante un comunicado la necesidad de atender la difícil realidad que atraviesan los pueblos amazónicos en el contexto de la pandemia del COVID-19.

El texto:

Muchos pueblos indígenas viven en regiones remotas de difícil acceso y a menudo inaccesibles. Incluso antes de esta crisis, experimentaban tasas más altas de riesgos para la salud, peor salud y mayores necesidades insatisfechas en materia de atención de la salud que la población no indígena. Los pueblos indígenas ya estaban en desventaja en cuanto al acceso a la atención de salud de calidad y eran más vulnerables a numerosos problemas de salud, en particular las pandemias. No se cumplía con los determinantes sociales de la salud, como el agua potable, una dieta suficiente y equilibrada y el saneamiento básico, antes de esta crisis. Además, la expropiación de sus tierras y recursos naturales y el aumento de los conflictos en sus territorios ya ponían a los pueblos indígenas en una situación particularmente precaria.

La propagación del COVID-19 ha exacerbado y seguirá exacerbando una situación ya crítica para muchos pueblos indígenas: una situación en la que ya abundan las desigualdades y la discriminación. El aumento de las recesiones a nivel nacional y la posibilidad real de una depresión mundial agravarán aún más la situación, causando un temor de que muchos indígenas mueran, no sólo por el virus en sí, sino también por los conflictos y la violencia vinculados a la escasez de recursos, y en particular de agua potable y alimentos.

Sin embargo, todavía hay tiempo para limitar esta crisis sanitaria y sus efectos desastrosos. La acción urgente ha demostrado que las medidas apropiadas adoptadas al principio de la crisis pueden reducir y controlar drásticamente la transmisión de esta enfermedad.

Hacemos un llamado a todos los Estados para que cumplan sus obligaciones en materia de derechos humanos, guiados por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, para proteger la salud y la vida de los pueblos indígenas. Siguiendo el consejo de la OMS, los instamos a asegurarse de que los pueblos indígenas se conviertan en sus aliados en esta misión y a proporcionar una atención sanitaria culturalmente aceptable, así como alimentos u otro tipo de ayuda humanitaria, cuando sea necesario, y sin discriminación. Los Estados deben reconocer y darle lugar a los derechos y responsabilidades culturales, espirituales y religiosos de los pueblos indígenas al considerar las medidas de respuesta al virus. Al igual que en el caso de la adopción de cualquier medida que pueda afectar a los pueblos indígenas, se debe procurar obtener su consentimiento libre, previo e informado, basado en el derecho a la libre determinación.

Muchos pueblos indígenas son invisibles en nuestras sociedades, pero no deben ser olvidados, incluso pueden ameritar una atención especial. Los indígenas que se encuentran en campamentos de refugiados o de desplazados internos, en centros o instituciones de detención, o los migrantes en situaciones administrativas, corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad. Para las personas indígenas mayores, este virus puede ser mortal, y los migrantes indígenas y las personas viviendo en zonas urbanas suelen vivir ya en entornos precarios. Probablemente los más vulnerables entre los pueblos indígenas son los que viven en aislamiento voluntario o en contacto inicial, dada su particular vulnerabilidad a las enfermedades. Es imperativo controlar estrictamente los cordones sanitarios que impidan a las personas externas entrar en sus territorios para evitar cualquier contacto. A fin de limitar la propagación del Covid-19, varias comunidades de pueblos indígenas han tomado la iniciativa de establecer medidas de contención y controles a la entrada de sus territorios. Acogemos con beneplácito esas iniciativas y exhortamos a los Estados a que las respeten y las apoyen.

Todos los pueblos indígenas necesitarán información oportuna y precisa sobre todos los aspectos de la pandemia, en sus lenguas indígenas y en formatos culturalmente sensibles. El requisito de permanecer en cuarentena también exigirá que el Estado, en alianza con los pueblos indígenas, adopte medidas para controlar la entrada de personas no indígenas o de los trabajadores de la salud no esenciales en tierras indígenas. Esas medidas también mitigarían la invasión de las tierras indígenas por oportunistas o invasores, como los taladores y mineros ilegales. También instamos a los Estados a que se comprometan firmemente a evitar la expulsión de los pueblos indígenas de sus tierras, la disminución de las tierras indígenas o la utilización las tierras indígenas para actividades militares, especialmente mientras dure esta pandemia. En resumen, la protección territorial será un componente vital de los esfuerzos de los Estados por proteger a los pueblos indígenas de la propagación de la enfermedad y contribuir a su recuperación después de esta crisis.

Aconsejamos a todos los Estados y organismos de las Naciones Unidas que tengan en cuenta nuestro asesoramiento, guiados por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, así como por la orientación proporcionada por el ACNUDH.

Fuente: Red Eclesial Panamazónica (REPAM)

 

Reflexión del Evangelio – Viernes Santo

Evangelio según San Juan 18,1-40.19,1-42

Por P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

La liturgia del Viernes santo nos propone todos los años la lectura de la pasión del Señor, tal como la presenta el evangelio de San Juan. Quiero llamar la atención hoy sobre las veces que perdemos el sentido de los textos, cuando los leemos separados de su contexto; un ejemplo típico de esto, me parece que puede descubrirse en la siguiente historia:

«El comandante en jefe de las fuerzas de ocupación le dijo al alcalde de la aldea: «Tenemos la absoluta certeza de que ocultan ustedes a un traidor en la aldea. De modo que si no nos lo entregan, vamos a hacerles la vida imposible, a usted y a toda su gente, por todos los medios a nuestro alcance».

En realidad, la aldea ocultaba a un hombre que parecía ser bueno e inocente y a quien todos querían. Pero ¿qué podía hacer el alcalde, ahora que se veía amenazado el bienestar de toda la aldea? Días enteros de discusiones en el Consejo de la aldea no llevaron a ninguna solución. De modo que, en última instancia, el alcalde planteó el asunto al cura del pueblo. El cura y el alcalde se pasaron toda una noche buscando en las Escrituras y, al fin, apareció la solución. Había un texto en las Escrituras que decía: «Es mejor que muera uno solo por el pueblo y no que perezca toda la nación».

De forma que el alcalde decidió entregar al inocente a las fuerzas de ocupación, si bien antes le pidió que le perdonara. El hombre le dijo que no había nada que perdonar, que él no deseaba poner a la aldea en peligro. Fue cruelmente torturado hasta el punto de que sus gritos pudieron ser oídos por todos los habitantes de la aldea. Por fin fue ejecutado.

Veinte años después pasó un profeta por la aldea, fue directamente al alcalde y le dijo: «¿Qué hiciste? Aquel hombre estaba destinado por Dios a ser el salvador de este país. Y tú le entregaste para ser torturado y muerto». «¿Y qué podía hacer yo?», alegó el alcalde. «El cura y yo estuvimos mirando las Escrituras y actuamos en consecuencia». «Ese fue vuestro error», dijo el profeta. «Mirasteis las Escrituras, pero deberíais haber mirado a sus ojos»» (De Mello, Canto del pájaro).

Si recuerdan, este pasaje está en el mismo Evangelio de San Juan; son las palabras de Caifás, el Sumo Sacerdote. Cuando el Sanedrín está discutiendo lo que deben hacer ante Jesús, después de la resurrección de Lázaro, Caifás pronuncia estas palabras que son la sentencia de muerte de Jesús (Juan 11,50). No basta, pues, encontrar LA respuesta a nuestros interrogantes; es fundamental leer todo el pasaje, todo el texto y si es necesario el capítulo o el libro entero, para entender una frase. Cuando sacamos las frases de su contexto, es muy fácil que nos engañemos.

Es conocida la queja de personas que son entrevistadas para algún periódico o revista y que se quejan porque han colocado frases que efectivamente dijeron, pero son presentadas sin el contexto de la conversación, de la pregunta, etc. Pero aquí no aparece sólo la necesidad del contexto; aparece también la necesidad de leer primero la situación en la que estamos; ya hemos dicho que el Evangelio o la Biblia no son una fuente infinita de fórmulas para aplicar inmediatamente a la vida; es fundamental mirar a los ojos del que tenemos al frente; mirar a los ojos de la misma realidad a la que queremos responder y ante la cual tenemos que reaccionar.

Cuando Jesús está hablando del amor a los enemigos y la forma de ayudarles a que cambien dice: «(…) al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra» (Mateo 5,39); sin embargo esto no es una norma para aplicar directamente sobre toda realidad; Jesús está hablando de no resistir al mal con mal; invita a vencer el mal con el bien, vencer el odio con amor… Cada uno tiene que ver cómo, de acuerdo a sus circunstancias y SU situación, tiene que responder. Hoy nos cuenta el Evangelio de Juan cómo, cuando Jesús estaba siendo juzgado por el Sanedrín, el Sumo Sacerdote le pregunta sobre sus discípulos y su doctrina; Jesús le respondió que siempre había hablado en público, y que no había dicho nada en secreto, que le preguntara a los que lo habían oído… «Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?» Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» (Juan 18,22-23). Es una reacción distinta, en una situación similar a la de la frase de la que estamos hablando; ¿será que Jesús se contradice? ¿será que Jesús no es coherente con lo que dice? ¿será que Jesús predica pero no aplica, como decimos tanto de muchas personas?

El principio sigue igual: No responder al mal con malvencer el mal a fuerza de bien; eso significa que en cada situación tenemos que inventarnos una respuesta nueva, que sea coherente con el principio, pero no que reproduzca una fórmula. Si esto no fuera así, ¿qué haríamos con afirmaciones como las siguientes?: «Si pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que con los dos manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna del fuego» (Mateo 18,8-9).

Por tanto, tenemos que tener en cuenta que el Evangelio no es para aplicarse sin más; no se trata de una lista de normas, fórmulas, recetas… Es una vida que nos puede inspirar e ilumina nuestra propia vida, pero no nos exime de buscar nuestras propias respuestas a nuestras propias circunstancias. Dejemos que este texto de la pasión del Señor nos ilumine y nos anime a buscar la mejor forma de asumir hoy la pasión de nuestro pueblo y nuestra propia pasión, sin repetir fórmulas ni responder con estereotipos.

 

Fuente: jesuitas.lat

Rodrigo Zarazaga, SJ: “La gente de las villas no quiere el caos, pero el hambre lleva a la desesperación”

Compartimos una entrevista realizada al P. Rodrigo Zarazaga SJ para el diario Valores Religiosos, en el marco de la campaña de recaudación de fondos y donaciones #SeamosUno.

Por Sergio Rubin

“La gente de las villas no quiere el caos, pero el hambre lleva a la desesperación y su persistencia puede terminar en situaciones que no queremos; por eso, esta campaña busca ante todo que nadie pase hambre y que frenemos ante al abismo”, dice el padre Rodrigo Zarazaga, que lidera una iniciativa solidaria para distribuir un millón de cajas de alimentos y artículos de limpieza en asentamientos de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano.

La iniciativa denominada “Seamos Uno” -que por primera vez reúne a las principales confesiones religiosas, además de a relevantes ONGs como el Banco de Alimentos- es ambiciosa. Y la respuesta, auspiciosa: ya se obtuvieron 250 mil cajas gracias a la donación de alimentos de empresas o su venta al costo, y el aporte de dinero de firmas y particulares mediante el sitio www.seamosuno.com.ar. Y del esfuerzo en su distribución de miles de voluntarios.

Zarazaga es un sacerdote jesuita que dirige el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) -un think tank del pensamiento social cristiano de su orden religiosa-, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de California (Berkeley). Cercano a instituciones empresariales como la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), es un gran estudioso de las villas del gran Buenos Aires, autor del libro Conurbano Infinito.

¿Cómo surgió esta campaña?

Del diálogo con representantes de Cáritas, de la AMIA, de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas, del Consejo de Pastores de la Ciudad de Buenos Aires, del Banco de Alimentos, de la Compañía de Jesús y el CIAS, que represento. En fin, con los actores en territorios populosos. Y aprovechando nuestra vinculación con empresarios, contándoles que realmente en los asentamientos hay hambre y que no podía ser que no respondiéramos a esta urgencia. Así se movilizó un grupo de empresarios que fueron aportando no solo donaciones, sino una capacidad enorme de logística, de distribución de estas cajas.

¿A qué atribuye esta respuesta?

Creo que hay conciencia de que la persona que hoy se queda en su casa y no puede salir a trabajar, ya sea la peluquera, el vendedor ambulante o el carpintero, incluso muchas personas que no pertenecen al circuito de comedores y de asistencia del Estado, nos está cuidando. Y que entonces nosotros también debemos cuidarla. Esto es un proyecto puntual para ayudar en esta cuarentena a la emergencia alimentaria. Pero también conlleva el anhelo de que quede la enseñanza de que estamos todos juntos. Por eso el nombre: Seamos Uno. Porque estamos todos en el mismo barco y no hay una Argentina sana si no estamos todos sanos, no hay una Argentina buena si no es buena para todos.

¿Cómo se instrumenta?

Hay una cuenta a través de la cual se pueden canalizar las donaciones, que va adquiriendo volumen. A través de un departamento de compras adquirimos los productos, en general, al precio de costo, aunque muchas son donaciones. Armamos las cajas, que las distribuimos después en coordinación con las áreas sociales de los gobiernos de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires, que nos señalan los lugares donde están detectando más necesidad.

Ustedes quieren llegar a un millón de cajas…

-Un millón de cajas que significa llegar a un millón de hogares y eso supone un 10 % de la población. Es un objetivo ambicioso, motivador para nosotros. Hoy estamos asegurando las primeras 250 mil cajas. A mí me llama mucho la atención lo que se puso en marcha. No solo el caudal de las donaciones de empresas, sino el aporte de particulares que en muchos casos ponen mil pesos cuando ganan 35 mil. Tenemos una nave logística que está sostenida por la cámara que agrupa a las empresas del sector. Es impresionante. Nos brindan una asistencia profesional. Incluso terminaron contratando a 200 personas que estaban desocupadas.

Algunas campañas suscitaron sospechas. ¿Tomaron precauciones?

Pedimos la auditoría a cuatro compañías de renombre que aseguran la transparencia del proceso: Deloitte, E&Y, KPMG y PWC. Es triste que cuando uno plantea esto la experiencia del pasado lleva a hacer preguntas de este tipo. La distribución es a través de Cáritas, de los pastores, del Banco de Alimentos, en fin, de los referentes en el territorio de las entidades que participan de la campaña. Es triste que cuando uno plantea esto la experiencia del pasado lleva a hacer preguntas de este tipo. pero son pertinentes, como digo, si miramos hacia atrás. Por eso, a veces digo: seamos uno, pero también seamos distintos.

Usted es un profundo conocedor del conurbano. ¿Teme un estallido social en el conurbano?

Precisamente este programa busca, además de evitar el hambre, que frenemos ante ese abismo. La persona que no le dio de comer a sus hijos hoy y no sabe si podrá hacerlo mañana entra en una desesperación. Cuando esa desesperación se va acumulando puede terminar de la manera que no queremos. El riesgo está porque la gente con hambre cae en la desesperación. Pero la gente de las villas no quiere vivir en el caos. Y no creo que llegue a eso como primer recurso. El conurbano cuenta con más de 1.200 villas. Hay quienes creen que sus habitantes viven en una ignorancia total, que no les importa nada. Pero están equivocados. Ricos y pobres le tenemos miedo al coronavirus. Y ellos tampoco se quieren contagiar. A veces conmueve ver en casas muy precarias a la señora cómo limpia con lavandina un piso muy precario. Creo que sí, tenemos que estar atentos y ayudar a que la gente no caiga en la desesperación. Ayudándolos también nos ayudamos.

Pero a ellos se les hace particularmente difícil cumplir con la cuarentena…

Claro, el condicionamiento estructural hace que puedan enfrentar a la pandemia en distintas condiciones que nosotros. Suelo decir que está la cuarentena de Nextflix y la cuarentena de tortilla santiagüeña. Es mucho más difícil para ellos porque a veces seis personas viven en una habitación y no tienen agua potable. Pero, insisto, tienen tanto miedo como nosotros. Si uno echa un vistazo verá que en las villas hay menos movimiento.

Si uno ve la cola de los jubilados en los bancos del viernes pasado, no parece que el Estado esté a la altura de las circunstancias…

Creo que de todo esto se desprende una doble enseñanza. Hay un rol muy importante del Estado y sin el Estado no se puede enfrentar este tipo de situación. Eso nos coloca a todos frente al desafío de tener un Estado honesto y eficiente. Además, el Estado no logró acortar las desigualdades, proveer de servicios de una manera homogénea en el país en al menos lo más básico, que determinan en los asentamientos que la pandemia sea mucho más dura. Está la cuarentena de Netflix y la de seis personas que viven en una habitación y no tienen agua potable.

¿La crisis sanitaria servirá para una mayor toma de conciencia de nuestra situación social?

Soy un hombre de fe así que no puedo creer más que sí. Es una ocasión para que todos tomemos conciencia de que no hay una Argentina sana si no es sana para todos. La pandemia nos igualó a todos: la persona que no puede quedarse en su casa porque necesita procurarse el sustento es un problema para todos. Entonces, repito, no hay una Argentina sana si no es sana para todos. No hay Argentina buena si no es buena para todos. Esto es algo que la dirigencia en esta crisis puede encarnar.

¿Será esta una oportunidad para lograr un gran acuerdo entre todos los dirigentes para afrontar cuestiones como la pobreza y la educación?

Sin duda lo veo como una oportunidad. No hay que ser ingenuos y creer que porque tenemos esta crisis van a desaparecer los intereses, las ideas de cada uno. Eso es propio de la política y es hasta es bueno que sea así. Pero sí hay una oportunidad para decir que tenemos un norte. Y tener un consenso mínimo en torno a ese norte, a la Argentina que queremos.

 

Fuente: Valores Religiosos

#Jesuits.online: los jesuitas estamos con ustedes

La Curia General de la Compañía de Jesús en Roma, ha recibido un gran número de iniciativas jesuitas en relación con la crisis de COVID-19. 

En respuesta, el P. Arturo Sosa SJ, Superior General, ha pedido que se lance un nuevo sitio web para reunir estas iniciativas en un solo lugar, así como para promoverlas agrupándolas por idiomas para que la gente de todo el mundo pueda acceder a ellas más fácilmente.

El equipo digital de la Curia General aceptó este desafío y ha creado un nuevo sitio web JESUITS.ONLINE . En los próximos días, semanas y meses, se irán incorporando nuevos contenidos, incluyendo misa en vivo, retiros en línea y recursos para la oración. Por favor, no dejen de ‘darse una vuelta’ por esta página, echar un vistazo y aprovechar las propuestas que les resulten más atractivas.

«La fe pascual alimenta la esperanza»: Mensaje del Papa para la Semana Santa

El Papa Francisco dirigió un mensaje a todos los fieles, para expresar su cercanía y afecto en esta Semana Santa que ya comenzó y que será inusual para todos. Invita a todos a aprovechar este tiempo lo mejor posible y a disponernos al acompañamiento buscando maneras creativas para expresar el amor. «Los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, podemos preparar en estos días un tiempo mejor”.

 

 

Mensaje completo:

Queridos amigos, buenas noches,

Esta noche tengo la oportunidad de entrar en vuestras casas de una manera diferente a la habitual. Si me lo permitís, me gustaría hablar con vosotros unos momentos en este período de dificultad y de sufrimientos. Os imagino en medio de vuestras familias, mientras vivís una vida inusual para evitar el contagio. Pienso en la vivacidad de los niños y los jóvenes, que no pueden salir, ir a la escuela, hacer su vida. Llevo en mi corazón a todas las familias, especialmente a las que tienen algún ser querido enfermo o a las que desgraciadamente están de luto por el coronavirus u otras causas. En estos días pienso a menudo en las personas solas para las que es más difícil afrontar estos momentos. Sobre todo pienso en los ancianos, a los que quiero tanto.

No puedo olvidar a los que están enfermos a causa del coronavirus, a las personas ingresadas en los hospitales. Tengo presente la generosidad de los que se exponen al peligro para curar esta pandemia o para garantizar los servicios esenciales a la sociedad. ¡Cuántos héroes, de todos los días, a todas las horas!También recuerdo a los que pasan apuros económicos y están preocupados por el trabajo y el futuro. Pienso además en los presos en las cárceles, a cuyo dolor se suma el miedo a la epidemia, por ellos y por sus seres queridos, pienso en los que carecen de domicilio, que no tienen un hogar que los proteja.

Es un momento difícil para todos. Para muchos, muy difícil. El Papa lo sabe y, con estas palabras, quiere expresar a todos su cercanía y su afecto. Intentemos, si podemos, aprovechar este tiempo lo mejor posible: seamos generosos; ayudemos a quien lo necesita en nuestro entorno; busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas; recemos al Señor por los que pasan por esta prueba en Italia y en el mundo. Aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del amor.

Celebramos la Semana Santa de una manera verdaderamente inusual, que manifiesta y resume el mensaje del Evangelio, el del amor ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras ciudades, resonará el Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: «Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Cor 5, 15). En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza.

Los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, podemos preparar en estos días un tiempo mejor. Gracias por dejarme entrar en vuestras casas. Tened un gesto de ternura con los que sufren, con los niños, con los ancianos. Decidles que el Papa está cerca y reza para que el Señor nos libre pronto del mal a todos. Y vosotros, rezad por mí ¡Buena cena , hasta pronto!

 

Fuente: www.vaticannews.va

 

Y cuando al fin volvamos a abrazarnos

Por Gonzalo Sánchez-Terán

Y cuando al fin volvamos a abrazarnos
propongo, hermanos, no volver los unos
a los otros ni con los mismos ojos
ni con los mismos brazos.

Tras la riada vuelve el río al cauce,
a ser el mismo río, sin memoria
de los ahogados y su cuerpo roto.
Y después del incendio vuelve el bosque
a ser el mismo bosque, sin recuerdo
del llanto de los árboles quemados
ni reconocimiento del mantillo
que desde el dolor nutre las raíces.

Pero tú y yo tenemos almas, mentes.

El hombre que regresa del desierto
jamás vuelve a mirar un vaso de agua
del mismo modo; quien vivió la hambruna
nunca más sostendrá de igual manera
un puñado de trigo entre sus dedos.

Cuando por fin podamos abrazarnos
no volvamos los unos a los otros
con la misma mirada, el mismo verbo,
el mismo corazón, los mismos brazos.

Al volver a abrazarnos, la mañana
plena de besos, lágrimas, caricias,
que sean nuestros brazos brazos nuevos,
más sabios, más clementes, más humanos.

 

Fuente: pastoralsj.org

Reflexión del Evangelio – Domingo de Ramos

Evangelio según San Mateo 26, 14 – 27, 66

Relato de la Pasión

 

Por: P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Contemplar el mundo desde la Pasión del Señor, especialmente cuando estamos todos conmocionados por una enorme crisis planetaria producida por un virus desconocido, nos invita a preguntarnos por el origen de la fuerza salvífica de esa Pasión en nuestra propia historia. Tal vez no haya que dar muchas vueltas y resumir el mensaje que Dios nos regala en la Pasión de Jesús diciendo que no podemos vencer el mal haciendo el mal. Que la violencia no puede ser venciada con más violencia.

Uno de los beneficios de la situación que ha generado esta situación que hoy padecemos parece ser el hecho de que ha bajado la intensidad de muchos conflictos que enfrentan a pueblos y naciones, así como las diferencias y tensiones entre personas particulares. Estamos concentrados en combatir un enemigo nuevo que nos ataca a todos por igual. Nos sentimos, de alguna manera, unidos en una nueva cruzada por una amenza que no tiene distingue credos, grupos sociales, razas ni convicciones políticas. La situación nos ha unido en cierto modo. Por eso, es posible que la humanidad salga fortalecida de este cataclismo y aprenda que lo único que nos puede salvar son las dinámicas de apoyo, de colaboración y los esfuerzos compartidos por hacer que todos tengamos vida y salud.

Sin embargo, y no quiero ser pesimista, es posible que pasados los picos de la pandemia, volvamos a caer en la dinámica de la ley del Talión: Ojo por ojo y diente por diente, olvidando que la violencia no se combate con la violencia y que la derrota del enemigo no puede ser el cimiento de una paz duradera. Y allí es donde viene el mensaje de la Pasión del Señor, que pone en duda lo que normalmente pensamos que es más eficaz para combatir el mal. Jesús nos enseña que la paz no se construye con la guerra: “Todos los que pelean con la espada, también a espada morirán”, decía Jesús en Getsemaní sal ser arrestado. No fue fácil dar este paso ni es fácil hoy levantar esta bandera cuando vivimos casi tiempos de guerra contra un enemigo común. Pero no podemos olvidar a Erasmo de Rotterdam cuando decía que la guerra era dulce sólo para el que no la ha probado.

Leyendo la Pasión del Señor según San Mateo, ha vuelto a rechinar en mi interior una pieza que no acaba nunca de ajustarse en todo el engranaje de la vida de Jesús: ¿Por qué no huyó ante la inminencia de la muerte? “Después del beso de Judas Jesús le contestó: –Amigo, adelante con tus planes”. ¿Por qué no se defendió con la fuerza? Después de que “uno de los que estaban con Jesús sacó su espada y le cortó una oreja al criado del sumo sacerdote, Jesús le dijo: –Guarda tu espada en su lugar” ¿Por qué no se defendió ante Caifás? “Entonces el sumo sacerdote se levantó y preguntó a Jesús: –¿No contestas nada? ¿Qué es esto que están diciendo contra ti? Pero Jesús se quedó callado”. ¿Por qué no se defendió ante Pilato? “Mientras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo escuchaban, Jesús no respondió nada. Por eso Pilato le preguntó: –¿No oyes todo lo que están diciendo contra ti? Pero Jesús no le contestó ni una sola palabra”.

El silencio de Jesús, la actitud paciente frente a la burla, la difamación, el insulto, los golpes, la tortura, la muerte violenta, todavía nos escandalizan. Con razón él decía: “Todos ustedes van a perder su fe en mi esta noche”. ¿Quién no? Lo que hace Jesús sobrepasa nuestras posibilidades. ¿Quién está preparado para seguir esta propuesta hoy? ¿Quién cree que entregar la vida es más eficaz que imponerse y dominar a otros? ¿Quién está dispuesto a defender que la pasión de un justo es una fuente de salvación para toda la humanidad? Cualquiera entiende hoy ese versículo de Mateo al final del arresto de Jesús: “En aquel momento, todos los discípulos dejaron solo a Jesús y huyeron”. Ojalá pudiéramos tener la dicha de no escandalizarnos de la Pasión del Señor y él mismo nos concediera la gracia que le regaló al capitán romano que fue testigo de esta tragedia, para poder decir con él: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.

 

Fuente: jesuitas.lat