Fiesta de Nuestra Señora de los Milagros, patrona de los Jesuitas en Argentina y Uruguay

El pasado 9 de mayo celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Los Milagros, patrona de los jesuitas en Argentina y Uruguay. En ocasión de esta celebración, Cristian Marín SJ, comparte con nosotros algunas impresiones generales y personales sobre lo vivido en el Santuario de Nuestra Señora de los Milagros, en Santa Fe . 

Por Cristian Marín, SJ

«La verdad es que es siempre especial la fiesta patronal. Este año aún más por obvias razones. La comunidad que rodea el Santuario (grupos juveniles, voluntariado manos abierta, alumnos y docentes del colegio, la parroquia de Alto Verde, etc.) acompañó en todo momento el Rosario de cada día (armado por familias de los grupos que cité) y las misas. 

La celebración de la Misa central fue muy emotiva por todo lo vivido en la semana de preparación espiritual. Obviamente fue todo muy distinto. No hace falta citar todo lo que no hubo este año, pero sí resaltar lo que sí hubo: predisposición de todos para colaborar y aportar en lo que podía, el corazón dispuesto para vivir y revivir (porque también hubo recuerdos hermosos) la Gracia del Milagro. Hubo compañía, de alguna manera vivimos el abrazo espiritual que surge del Amor de María y a María. Estuvimos juntos, todos juntos y eso se sintió.

Personalmente, experimenté el cariño y el amor que tiene esta ciudad de Santa Fe por esta advocación. Los alumnos de 5to año (también ex alumnos y los más chicos) me hicieron ver eso que sienten por Nuestra Madre. La difusión de la celebración en las redes sociales, la presencia de Su imagen presente en cada una de las casas de alumnos y ex alumnos con quienes compartimos una oración y contemplación por internet.

Ni que hablar mis compañeros jesuitas de esta comunidad y de todas partes.

Las palabras del obispo en la misa central de la fiesta, fueron muy profundas como la imagen que nos regaló en su homilía: «la raíz de la fe del pueblo de Santa Fe, está aquí, en este lugar» 

En esta fiesta «especial» hubieron muchas cosas, pero lo que experimenté más que nunca fue la Iglesia doméstica en la que María, Nuestra Señora de los Milagros está muy presente: «Y allí donde Ella está, está Jesús».

Recordamos la vida del P. Adolfo Nicolás, ex Superior General de los jesuitas

El 20 de mayo ha fallecido en Tokio el P. Adolfo Nicolás, jesuita español que fue Superior General de la Compañía de Jesús entre los años 2008 y 2016.

Nacido en Villamuriel de Cerrato (Palencia) en 1936, entró en el noviciado de los jesuitas de Aranjuez en 1953. Con 24 años fue destinado a Japón. Desde ese momento hasta su elección como Superior General, en 2008, trabajó en Asia, sobre todo en Japón y Filipinas, desempeñando distintos cargos, entre ellos el de Provincial de Japón durante la década de los 90, o el de moderador de los Provinciales Jesuitas de Asia Oriental y Oceanía. También trabajó con población inmigrante y desfavorecida en una parroquia de Tokio.

En 2008, tras la renuncia del P. Peter-Hans Kolvenbach, fue elegido por la Congregación General 35 como Superior General de los jesuitas, convirtiéndose en el vigésimo noveno sucesor de San Ignacio y el séptimo jesuita de nacionalidad española que ocupaba este cargo. A su generalato aportó su conocimiento y sensibilidad de las culturas orientales, la espiritualidad en diálogo con otras religiones y reafirmó el compromiso prioritario por la promoción de la justicia y la reconciliación.

A lo largo de estos años lideró un trabajo de intensa reestructuración de las provincias jesuitas europeas y americanas y, sobre todo, insistió repetidamente en la necesidad de combatir la superficialidad, trabajando desde la profundidad y la creatividad. A lo largo de su gobierno animó a los jesuitas a redescubrir la dimensión universal de la Compañía de Jesús y a impulsar la colaboración con otros, creyentes o no. Algunos de los acentos de su generalato fueron el trabajo en favor de los más desfavorecidos, la ecología, la reconciliación y el trabajo por la paz como principio irrenunciable; así como la educación de los jóvenes.

En 2014, a la edad de 78 años, anunció su voluntad de presentar la renuncia, lo que hizo ante la Congregación General 36, celebrada en Roma en 2016. Tras ello, regresó a Asia, primero a Filipinas y después a Japón, donde ha residido hasta ahora.

Se le ha definido como un hombre marcado por su larga trayectoria en Asia y el contacto con su cultura y con las religiones orientales: ecuménico, comprometido con el diálogo interreligioso e intercultural. Asimismo, de su personalidad se ha reconocido siempre su gran apertura, su sencillez e inteligencia.

En esta semana se han publicado diversos materiales sobre su biografía y su paso por la Compañía de Jesús:

 

Fuente: infosj.es

Testimonios vocacionales en el mes de oración por los diáconos

A partir de la Intención Universal de Oración del Papa para el mes de mayo, en la que invita a toda la Iglesia a rezar por la tarea evangelizadora de los diáconos, compartimos un nuevo segmento en el que publicaremos testimonios vocacionales de diáconos en orden al sacerdocio y diáconos permanentes que hoy se encuentran trabajando en las parroquias de nuestra Provincia.

Hoy compartimos el testimonio de Ignacio Puiggari SJ, que se encuentra actualmente en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima en Montevideo y Fabio Solti SJ, que acompaña el trabajo de las Parroquias Nuestra Señora de las Lágrimas y Nuestra Señora de Luján de la diócesis de Quilmes en Buenos Aires.

Ignacio Puiggari SJ, diácono de la Provincia Argentino Uruguaya

Mi ordenación diaconal se realizó un sábado a la mañana, durante el mes de diciembre del año pasado (2019) en la ciudad de Santiago de Chile. Allí fuimos ordenados cuatro compañeros jesuitas: Eduardo Anaya de México, Frank Gutiérrez de Perú, Cristián Viñales de Chile y yo, de Argentina. El lugar de la celebración fue la parroquia Jesús Obrero, ubicada dentro del predio del Hogar de Cristo, famoso memorial de las intuiciones de San Alberto Hurtado en relación con la práctica concreta de la justicia y la misericordia. Nos acompañaron en ella numerosos laicos que siempre están allí sosteniéndonos en la misión, además de familiares, amigos y compañeros jesuitas. Dada la situación, pensé que me iban a ganar los nervios; pero una extraña alegría serena, creo, nos inundó a todos. Hasta lloviznó un poco, cosa bien extraña en Chile. 

Mi padrino de ordenación fue Cristóbal Emilfork, un amigo jesuita de Chile. En verdad que, con su amistad, me ayudó mucho a entrar afectivamente (no sólo con el cuerpo, digamos) en el país y sentirme recibido allí. Es sabido que los jesuitas vamos y venimos de un lugar para otro, pero poco hablamos de lo difícil que es trasladar el alma de un lugar a otro. Eso lleva más tiempo, y cuesta lo mismo que una poda. En ese tránsito aparecen, sin embargo, aquellos amigos que favorecen el paso; digamos, recorren con uno la dificultad. Como dice cierto refrán, son un verdadero tesoro. Y en verdad que, en cada mudanza, siempre aparecen sin por qué ¿Cómo no pedirle que me acompañe en ese momento? Mi criterio de discernimiento fue: si vuelvo a Chile, a quien llamaría para tomar un café es a él.  

En marzo me vine a Montevideo, apurado por el cierre de los aeropuertos. Aquí, fue el Cerro quien me acogió, específicamente, la Parroquia Nuestra Señora de Fátima donde resido ahora.  Mi misión fundamentalmente consiste en atender los asuntos prácticos de la casa (con ayuda de otros, sin duda), acompañar las diversas iniciativas de ayuda que el párroco Rubén Strina está coordinando junto con laicos bien comprometidos del barrio (ollas populares, merenderos, catequesis a distancia), y, también, acompañar como tutor y profesor de formación cristiana a un 6° de bachillerato en el Colegio Seminario. Además de Rubén Strina, vivo con Juan José Mosca, superior de la comunidad. De a poco me voy introduciendo en la vida de este barrio tan generoso en personas de almas claras y simples, serviciales y generosas; acá el bien y el mal es nítido y patente, sin sutilezas de ciudad, digamos. En verdad creo que se trata de un regalo y un desafío grande. Espero el Señor y la oración de los amigos me sigan ayudando a crecer; ojalá pueda aportar algo en esta zona tan propicia para la entrega y el encuentro con los otros.  

Fabio Solti SJ, diácono de la Provincia Argentino Uruguaya

El día sábado 30 de noviembre de 2019 fui ordenado diácono junto a 11 compañeros de distintas provincias de Latino-américa, África y Asia en la Parroquia Santísima Trinidad de la Localidad de “Santa Luzia” en “Belo Horizonte”, Minas Gerais, Brasil. 

La celebración estuvo presidida por el obispo de “Leopoldina”, “Dom” Edson José Oriolo dos Santos.

Fue una ceremonia ciertamente muy emotiva donde se ejercitó mucho la memoria afectiva. Recordé mucho mi deseo de servir ministerialmente.

En el momento de la oración a los santos, postrado en el suelo del templo (que sentí más sagrado que nunca) pasaron por mi memoria muchos rostros que a lo largo de este tiempo me enseñaron de que se trata el servir con caridad.

Desde que comencé los estudios de teología en Brasil quedé muy marcado por la actividad apostólica que se desarrollaba en la Parroquia “São Francisco Xavier” en el Barrio Tupí. La Pastoral Familiar, a la cual estaba misionado en dicha parroquia, fue el sostén de mucha de la reflexión teológica que me animó en los estudios. Fue allí donde conocí a uno de sus miembros más entusiastas: Salim. Desde que conocí a este hombre de Dios, en esas tierras “mineras”, supe que él sería el que me colocaría la estola diaconal en la celebración. De él aprendí mucho de que se trata ser cristiano.

Al día de hoy, en medio de la contingencia que estamos viviendo, siento al ministerio diaconal de modo muy fuerte marcado por lo que lo atraviesa: el servicio. Estando misionado a las Parroquias de las Lágrimas y Luján, nos toca, junto con mis compañeros, una tarea de mucha cercanía con los más humildes: ya sea con acompañamiento espiritual virtual, colaborando en puntos solidarios repartiendo mercadería, colaborando en los comedores o contribuyendo en la novedad de los bancos de medicamentos de la diócesis.

El momento nos desafía mucho, pero junto a la oración personal y comunitaria, de la mano de la espiritualidad que nos congrega en Compañía de Jesús intentamos, todos los días, caminar tras sus pasos.

A la escucha con Laudato Si’

Del 16 al 24 de Mayo, los católicos en todo el mundo estamos celebrando la Semana Laudato Si, una iniciativa convocada por el Papa Francisco para reflexionar juntos en torno a la Encíclica sobre la ecología y el cambio climático y unirnos en solidaridad por un futuro más justo y sostenible.

En este contexto, el Foro Jesuita para la Fe y Justicia Social de Canadá invita a todos los fieles a dedicar un tiempo para escucharse unos a otros.

La organización, con sede en Toronto, ha preparado dos recursos que ayudarán a los católicos a crecer en su fe y a estudiar Laudato Si’, que hace un llamado a todas las personas a “escuchar el clamor de la tierra y el clamor de los pobres” y a cuidar mejor la creación.

Victoria Blanco, la directora administrativa y de programas del foro, animó a usar los recursos en pequeños grupos para analizar cómo pueden ayudar a crear un futuro mejor: “Este es el momento adecuado para mirar este documento y reflexionar sobre nuestra fe y lo que significa cuidar nuestra casa común y así avanzar hacia una recuperación justa”.

Cuidado de nuestra casa común es una guía de nueve secciones que brinda la oportunidad de profundizar en grupos pequeños sobre los temas de la encíclica del Papa Francisco.

Invitó también a los participantes a compartir las experiencias de vida que les movieron a cuidar de la creación a fin de que puedan conocerse mutuamente a un nivel más profundo. “Una de las cosas más importantes que se pueden hacer para luchar contra el cambio climático es hablar sobre ello”, dijo.

Blanco animó especialmente a los grupos a destinar tiempo a la práctica de la escucha activa. “Es importante no pensar en tus respuestas antes de que sea tu turno”, dijo. “No es un debate o una discusión […] escuchar es el verbo fundamental que queremos enfatizar”.

“Vivir con límites, vivir bien”, el otro recurso del foro, explora nuevas formas de pensar sobre el crecimiento y la economía. La guía, que está dividida en siete sesiones examina las estructuras sociales que contribuyen a la desigualdad social y analiza las formas en que podemos trabajar para reducir la injusticia en todo el mundo.

El Foro Jesuita para la Fe y la Justicia Social es uno de los colaboradores de la Semana Laudato Si’.

Para mayor información, visita JesuitForum.ca

 

Fallece el P. Adolfo Nicolás, Superior General de los jesuitas entre 2008 y 2016

El día de hoy, 20 de mayo, ha fallecido a los 84 años de edad el P. Adolfo Nicolás, jesuita español que fue Superior General de la Compañía de Jesús entre los años 2008 y 2016. Se encontraba en Tokio, donde llevaba varios meses hospitalizado como consecuencia de una larga enfermedad.

El P. Arturo Sosa SJ, actual Superior General , ha enviado un mensaje a toda la Compañía comunicando la noticia y compartiendo una cálida despedida:

«Quizá el mejor modo de recordar al P. Adolfo Nicolás sea con una breve oración, escrita de su mano tras los Ejercicios de ocho días que realizó en 2011 junto con su Consejo  General, y que tuve el privilegio de acompañar. Muchos meses después de aquellos  ejercicios, algunas reuniones del Consejo comenzaban con esta oración, surgida de la meditación personal del P. Nicolás sobre la pesca milagrosa y que narra San Juan en el capítulo 21. Constituye una excelente síntesis de su persona y de su espiritualidad. La versión original de la oración dice así:

“Señor Jesús,
¿Qué flaquezas has visto en nosotros que te han decidido a llamarnos, a pesar de todo, a colaborar en tu misión?
Te damos gracias por habernos llamado, y te rogamos no olvides tu promesa de estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.
Con frecuencia nos invade el sentimiento de haber trabajado en vano toda la noche, olvidando quizá que tú estás con nosotros.
Te pedimos que te hagas presente en nuestras vidas y en nuestro trabajo, hoy, mañana y en el futuro que aún está por llegar.
Llena con tu amor estas vidas nuestras, que ponemos a tu servicio.
Quita de nuestros corazones el egoísmo de pensar en ‘lo nuestro’, en ‘lo mío’, siempre
excluyente y carente de compasión y de alegría.
Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones, y no olvides hacernos sonreír cuando las cosas no marchan como querríamos.
Haz que al final del día, de cada uno de nuestros días, nos sintamos más unidos a Ti, y que podamos percibir y descubrir a nuestro alrededor más alegría y mayor esperanza.
Te pedimos todo esto desde nuestra realidad. Somos hombres débiles y pecadores, pero somos tus amigos.
Amén”.

La lectura de esta oración evoca el Adolfo más real: un hombre sabio, humilde y libre; entregado al servicio de modo total y generoso; conmovido por los que sufren en el mundo, pero a la vez rebosante de la esperanza que le infundía su fe en el Señor Resucitado; excelente amigo, de los que aman la risa y hacen reír a otros; un hombre del Evangelio. Es una bendición haberlo conocido. A la vez que oramos por su felicidad eterna junto al Señor, a quien tan bien sirvió, pedimos poder continuar nosotros igualmente sirviendo a la misión como lo hizo él, con bondad, con generosidad y con  alegría.»

Los Jesuitas de Argentina y Uruguay damos gracias por su vida y por su servicio generoso a la Compañía de Jesús y a toda la Iglesia.

 

Luis Ugalde SJ: Secretos del éxito de Fe y Alegría

Fe y Alegría, con millón y medio de alumnos en más de veinte países, es un increíble éxito de una iniciativa educativa venezolana basada en la necesidad y las carencias. Por eso tiene tanta importancia su comprensión para reconstruir nuestro país desde la extrema carencia multifactorial.

La necesidad manda.

Este es un principio fundamental para la existencia y éxito de FyA: no nace donde están dadas las condiciones para hacer una buena escuela, sino precisamente donde no las hay y resalta la desnuda necesidad. Eso significa que nace “donde termina el asfalto”.

José María Vélaz su inspirador fundacional tenía la convicción de que no había que dar muchas instrucciones pedagógicas a las primeras monjas que dejando su buen colegio se lanzaban a la aventura de responder a una necesidad humana: donde no hay agua corriente se termina perforando un pozo propio. En el origen de FyA participan las familias de la comunidad necesitada y las solidaridades externas, pero me atrevo a decir que en los primeros veinte años (1953-1973) la clave fueron monjas que dejaban voluntariamente los vergeles de sus oasis educativos que eran sus colegios para lanzarse al desierto a pie y sin camello. Su fuerza era espiritual: dar la vida por esos niños sin escuela y sin futuro. Vélaz no les daba instrucciones para el aula, ni para la administración, sino libertad y alas. Vayan, déjense interpelar por la dramática necesidad e inventen respuestas con espíritu libre y creativo. Sabía que ellas tejerían soluciones entrelazando la experiencia de su anterior colegio, la necesidad del barrio y la “chispa” de la gente. Vélaz confiaba plenamente en la ilimitada capacidad de entrega de cada monja con su incondicional entrega de vida consagrada a Dios en el prójimo más necesitado. Con ese espíritu se fue desarrollando también la vocación de miles de maestros laicos, realmente enamorados no solo de su vocación docente, sino específicamente de esos niños y familias en necesidad. Por eso muchas escuelas al comienzo eran muy precarias, verdadera provocación para que un burócrata escrupuloso y atildado las desdeñara o mandase a cerrar por no reunir las condiciones requeridas.

Desde una mala escuela rural.

Personalmente conocí y acompañé a la escuela granja de La Guanota en Apure cuando era una pobre escuela rural, sin presupuesto, con comida precaria, galpones por dormitorios con chinchorros con pisos de tierra, y con graves carencias en los maestros. Sin embargo, era una escuela que atraía a los niños carentes de escuela y de esperanza en lugares como Laguna Hermosa a cientos de kilómetros. A La Guanota llegaban los muchachos de diversos rincones del inmenso estado Apure usando ríos, canoas, picas y terraplenes. La necesidad era el uniforme que los unía y por tomarla en serio FyA de La Guanota se convirtió pronto en una de las mejores escuelas-granjas de todo el país con su pedagogía aplicada que incluía áreas de trabajo grupal, ordeño y siembras.

Obligando al Estado. Otro gran secreto es que FyA no cayó en el error de eximir al Estado de su responsabilidad educativa con esos necesitados, porque ellos la iban a suplir privadamente. Al contrario, donde llega FyA exige y obliga al Estado a llegar. Toda educación es pública y como tal la asume esa iniciativa de la Sociedad que se adelanta al Estado y le va abriendo camino. Anima a la gente de la escuela, padres y maestros a exigir al Estado el pago de su educación, la mejora de los ingresos de los educadores y el apoyo a la calidad.  La comunidad asume el cuido de la escuela que es suya para juntos (familias, educadores, sociedad y estado) subir la ardua cuesta de la calidad.

Crecer sin límites.

Lo viví en La Pradera con el nacimiento y crecimiento de la escuela Luis María Olaso en lo más alto de La Vega. No había escuela en kilómetros a la redonda, y la comunidad cristiana se movió por necesidad: consiguió un terreno y algunos centavos y logró convencer a FyA para que construyera la edificación. Desde su apertura hace una veintena de años la directora, los padres y las maestras la han mejorado cada año. Al comienzo el presupuesto no alcanzó para comprar pupitres, ni para poner vidrios a las ventanas, ni había cantina, ni biblioteca, ni cancha deportiva, ni huerto, ni pisos pulidos, ni aula de informática…, todo eso que hoy admiramos. Cada año sin descanso, padres y educadores aliados y buscando convenios y apoyos en la Universidad Católica y en otras instituciones avanzaron hacia la maravilla que es hoy.

FyA tiene hoy Dirección nacional e internacional con mucha creatividad, pero están convencidos de que esa creatividad no se debe centrar en su oficina, sino que hay que sembrarla y cultivarla descentralizada en cientos de escuelas y miles de corazones.

Movimiento Social de Cambio.

No me queda espacio para explicar, pero sí para decir: Vélaz era reacio a la efervescencia ideológica en los jesuitas y en los educadores, temía que si prendía en los maestros podía incendiar la pradera dejando solo conflictos y cenizas. El tiempo le ha dado la razón. El mejor camino para los necesarios cambios estructurales es avanzar en el fortalecimiento de la gente en la base, creando poder educativo y organizativo en los carentes de poder. Por eso FyA es mucho más que una escuela, es un movimiento social educativo, aporte más valioso para el cambio de estructuras que el atajo iluso de una pronta «revolución” que promete cambiar todo desde arriba.

Hay más secretos del éxito de FyA, pero falta espacio para contarlos. Continúa la necesidad de seguir inventando con nueva e irreverente creatividad en medio de la ruina actual.

Luis Ugalde, SJ

Fuente: jesuitas.lat

Se presentó la segunda edición de la Revista Aurora: «Para no volver a la normalidad»

La Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) presentó la segunda edición de la Revista Aurora, una publicación digital que nace para visualizar las reflexiones, experiencias y acciones de solidaridad del Cuerpo Apostólico de la Compañía de Jesús, como parte de las respuestas ante la pandemia mundial.

Este nuevo volumen se titula «Para no volver a la normalidad» y cuenta con 16 artículos escritos por jesuitas y colaboradores que tienen como objetivo contribuir a la reflexión sobre el “ahora” y sus causas, e intenta ofrecer algunas intuiciones respecto del “después”. «Es un servicio indispensable: en medio de la acción ser capaces de reflexionar, porque para que haya un después verdaderamente más fraterno, hay que comenzar a idearlo ahora.»

El P. Rafael Velasco SJ, Provincial de Argentina y Uruguay, estuvo a cargo de la presentación de esta nueva edición y compartió un escrito que invita a la reflexión: «Tal vez, un aprendizaje que nos va ofreciendo el “ahora», es que no hay igualdad ni libertad si no vivimos mas fraternamente: haciendo mas lugar en la mesa, superando grietas, trabajando juntos los de distintos espacios  políticos, de diversas religiones, de diferentes culturas e ideologías, para que los mas vulnerables no sean lanzados por estribor como lastre y puedan vivir mejor en la misma barca.

“Ahora” estamos pasando momentos oscuros, en los que sin embargo vemos con claridad cosas fundamentales. ¿Alcanzará para que el día “después» no perdamos la memoria?»

En este link podrás descargar la segunda edición: Revista Aurora – 2da edición

Fuente: jesuitas.lat

Reflexión del Evangelio – Sexto Domingo de Pascua

Evangelio Según San Juan 14, 15-21

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos.
Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes:
el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes.
Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán.
Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes.
El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él».

Reflexión por P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

Hace ya unos años, leí en un periódico colombiano un mini cuento que se llamaba Un minuto de silencio: “Antes del encuentro de fútbol –graderías llenas, grandes manchas humanas de colores movedizos– se pidió un minuto de silencio por cada uno de los asesinados. El país permaneció 50 años en silencio».

En un editorial de la revista Theologica Xaveriana (Enero-Marzo de 2002), titulada «Ni guerra santa, ni justicia infinita», se incluyó la declaración que hizo pública la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, con motivo del “vil asesinato de Monseñor Isaías Duarte Cancino”, Arzobispo de Cali, asesinado por sus críticas a una sociedad narcotizada y arrodillada ante el poder de los violentos. En uno de sus apartes, esta declaración decía: “Y en medio del silencio en el que nos deja la consternación frente a este magnicidio, creemos que es insoslayable preguntarnos en profundidad por las complejas causas no sólo de este homicidio sino el de tantas colombianas y colombianos que mueren de similar forma todos los días y que ya suman la aterradora cifra de 250.000 en los últimos diez años”… han pasado 15 años desde esta declaración… y el número de los muertos ha seguido aumentando, a pesar de que se haya firmado un tratado de paz con uno de los grupos guerrilleros y que la sociedad colombiana haya hecho un esfuerzo por dirimir sus diferencias de una manera civilizada.

Cuando pensamos en la cantidad de personas desaparecidas o asesinadas, debemos preguntarnos cuántas personas están heridas por la muerte violenta de un ser querido en este país… Cada muerto ha dejado una familia entera herida… padres, madres, hermanos hermanas, hijos, hijas… ¿Cuántos huérfanos ha dejado esta guerra fratricida? ¿Cuántos huérfanos ha dejado la guerra entre palestinos e israelitas? ¿Cuántos huérfanos han dejado las guerras y la violencia en este mundo? ¿Cuántos huérfanos más necesitamos para detener esta espiral de violencia que nos absorbe sin compasión?

“Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes”, es lo que nos dice Jesús este domingo.

En la Escritura, los huérfanos casi siempre aparecen junto a las viudas y a los forasteros… El Deuteronomio y los Profetas invitan, de una y otra forma, a hacer justicia a los huérfanos, a las viudas y a los forasteros. Hoy también el Señor nos está pidiendo a gritos, que hagamos justicia a tantos huérfanos que dejó el conflicto armado; a las viudas y a los desplazados que tienen que abandonar su tierra para proteger la propia vida y la de sus seres queridos. A las familias de los líderes sociales asesinados.

El Señor nos envía un Defensor y promete que no nos dejará huérfanos cuando se vaya; esta promesa de Jesús nos compromete a hacer lo mismo hoy para aquellos que sufren con las consecuencias de la guerra; tenemos que ser defensores del huérfano, de la viuda y del forastero. Que el Espíritu de la verdad nos impulse a colaborar en la construcción de un país en el que no tengamos que permanecer cincuenta años en silencio…

Fuente: jesuitas.lat

El Sector Social no está en cuarentena – Por Guillermo Blasón SJ

Guillermo Blasón SJ es el Delegado Apostólico del Sector Social de la Compañía de Jesús en Argentina y Uruguay, y comparte con nosotros algunas novedades sobre la actualidad del sector y las distintas obras que lo abarcan. Nos cuenta cómo fueron transitando la particularidad de este último tiempo y  los desafíos que se fueron presentando con el avance de la pandemia.

El Sector Social no está en cuarentena

Hay situaciones humanas que remiten a Dios. Cuando surgió la pandemia y la cuarentena, muchas personas se acercaron naturalmente a nuestras parroquias, centros sociales y hogares buscando una ayuda (alimentaria, de ropa, trámites, etc.). También muchos que querían ayudar vieron en nuestras obras un canal donde poder hacerlo. Mi primera impresión como delegado del Sector Social (el sector que comprende las obras o acciones en la Provincia dedicadas especialmente a los más desfavorecidos) fue ver cómo al menos queríamos seguir estando presentes cuando todo se cerraba; de ahí que muchas de nuestras obras se han reinventado, pero siguieron abiertas. 

Me toca colaborar cotidianamente en la Obra y en el Hogar San José en Bs. As. ayudando a personas en situación de calle, pero también, de a poco y a fuerza de Zoom, estoy tomando contacto con los referentes de las distintas obras del sector. Muchas han tenido que responder a nuevas manos que piden y, afortunadamente, también otras que dan. En la mayoría se pasó a atender las urgencias quedando los proyectos de fondo para cuando “salgamos de esta”. También hemos visto que a medida que esta situación se extendió en el tiempo, el ímpetu de las ayudas ha decaído, y no necesariamente por mala voluntad, sino porque seguramente los recursos propios empiezan a escasear.

Me siento privilegiado de estar en este lugar en este momento. Quisiera ser instrumento para que respondamos como Compañía y estemos a la altura de la situación. Se habla de que después de la pandemia será otro mundo el que veremos. No lo sé, pero sí le pido al Señor que seamos lúcidos para acompañar todo el proceso, la emergencia y la reconstrucción. Y mientras tanto, que la cuarentena no nos impida atender al que toca en nuestras puertas, ya que tal vez nunca más que ahora, somos depositarios de una fe en el Dios que no quiere olvidarse de ninguno. 

Guillermo Blasón, SJ

Mensaje del Papa para 106 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

El Vaticano difundió este viernes 15 de mayo el Mensaje del Papa Francisco para la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebrará el próximo 27 de septiembre con el lema “Como Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados internos”.

Se trata de un mensaje que aborda el drama de los desplazados internos. Sobre este tema, la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral ha publicado las “Orientaciones Pastorales sobre Desplazados Internos”, un documento, dice el Papa, que desea inspirar y animar las acciones pastorales de la Iglesia en este ámbito concreto.

“A la luz de los trágicos acontecimientos que han caracterizado el año 2020, extiendo este Mensaje, dedicado a los desplazados internos, a todos los que han experimentado y siguen aún hoy viviendo situaciones de precariedad, de abandono, de marginación y de rechazo a causa del COVID-19”, dice en su mensaje.

Es necesario conocer para comprender

El conocimiento es un paso necesario hacia la comprensión del otro. El Papa recuerda que cuando se habla de migrantes y desplazados, casi siempre se mencionan en números. ¡Pero no son números, sino personas! Si las encontramos, podremos conocerlas, podemos conocer sus historias y comprender.  Podremos comprender, por ejemplo, que la precariedad que hemos experimentado con sufrimiento, a causa de la pandemia, es un elemento constante en la vida de los desplazados.

Hay que hacerse prójimo para servir

“Los miedos y los prejuicios, nos hacen mantener las distancias con otras personas y a menudo nos impiden acercarnos como prójimos y servirles con amor”.  Para Francisco, acercarse al prójimo significa, a menudo, estar dispuestos a correr riesgos, como nos han enseñado tantos médicos y personal sanitario en los últimos meses. Este estar cerca para servir, va más allá del estricto sentido del deber. El ejemplo más grande nos lo dejó Jesús cuando lavó los pies de sus discípulos: se quitó el manto, se arrodilló y se ensució las manos (cf. Jn 13,1-15).

Para reconciliarse se requiere escuchar

Nos lo enseña Dios mismo, que quiso escuchar el gemido de la humanidad con oídos humanos, dice el Papa, enviando a su Hijo al mundo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él […] tenga vida eterna» (Jn 3,16-17). El amor, el que reconcilia y salva, empieza por una escucha activa. En el mundo de hoy se multiplican los mensajes, pero se está perdiendo la capacidad de escuchar. El Papa nos dice que sólo a través de una escucha humilde y atenta podremos llegar a reconciliarnos de verdad.

“Durante el 2020, el silencio se apoderó por semanas enteras de nuestras calles. Un silencio dramático e inquietante, que, sin embargo, nos dio la oportunidad de escuchar el grito de los más vulnerables, de los desplazados y de nuestro planeta gravemente enfermo. Y, gracias a esta escucha, tenemos la oportunidad de reconciliarnos con el prójimo, con tantos descartados, con nosotros mismos y con Dios, que nunca se cansa de ofrecernos su misericordia”.

Para crecer hay que compartir

Aquí el Papa recuerda el pilar fundamental de la primera comunidad cristiana: la acción de compartir. Nos invita acompartir para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie, y afirma que la pandemia nos ha recordado que todos estamos en el mismo barco. Darnos cuenta que tenemos las mismas preocupaciones y temores comunes, nos ha demostrado, una vez más, que nadie se salva solo. Para crecer realmente, debemos crecer juntos, compartiendo lo que tenemos.

Se necesita involucrar para promover

Al respecto, el Papa dice que si queremos realmente promover a las personas a quienes ofrecemos asistencia, tenemos que involucrarlas y hacerlas protagonistas de su propio rescate. La pandemia nos ha recordado cuán esencial es la corresponsabilidad y que sólo con la colaboración de «todos —incluso de las categorías a menudo subestimadas— es posible encarar la crisis». Debemos, añade el Papa, «motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad»

Es indispensable colaborar para construir

La construcción del Reino de Dios, señala por último Francisco, es un compromiso común de todos los cristianos y por eso se requiere que aprendamos a colaborar, sin dejarnos tentar por los celos, las discordias y las divisiones. Y en el actual contexto, es necesario reiterar que: «Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace acepción de personas» (Mensaje Urbi et Orbi, 12 abril 2020). Para preservar la casa común y hacer todo lo posible para que se parezca, cada vez más, al plan original de Dios, El Papa dice que debemos comprometernos a garantizar la cooperación internacional, la solidaridad global y el compromiso local, sin dejar fuera a nadie.

Fuente: vaticannews.va