El cuidado de la misión de la Compañía de Jesús después de la pandemia

El miércoles 29 y el jueves 30 de abril, el Padre General dirigió un encuentro virtual con cientos de jesuitas y miembros de la Compañía. Fue la segunda vez que usó este canal de comunicación, en vivo por Internet. El tema del encuentro, «el cuidado de la misión», se inspiró en la carta que había enviado a toda la Compañía un mes antes. Se titulaba: “El ‘cuidado’ (cura) en el gobierno de la vida-misión de la Compañía en este cambio de época”.

En la primera parte del seminario web, el Padre Sosa se dirigió a su audiencia. Recordó los elementos esenciales de su carta del 25 de marzo. En este documento, quería dar algunas respuestas al desafío de saber unir la atención, el cuidado de las personas, la atención que debe prestarse, sobre todo por parte del superior, a la calidad humana y espiritual de la vida de sus compañeros: la cura personalis y la atención o cuidado que se debe dar al servicio apostólico: la cura apostólica. Así mismo, una buena parte de su discurso permitió una mejor comprensión de lo que implican estas dos expresiones latinas de la tradición ignaciana.

Todo es cuestión de «cuidado». En nuestras relaciones con los demás, con nuestro entorno, con el entorno natural y con el entorno humano, todo se basa en el cuidado que tenemos en nuestra relación con Dios.

En dos ocasiones, explícitamente, el Superior General ha vinculado el tema del cuidado de la misión a las Preferencias Apostólicas Universales. Así como había instado en el primer seminario web a entender y vivir las PAU en su conjunto, en interrelación, esta vez insistió en que la cura personalis y la cura apostólica no debían concebirse independientemente una de otra, sino que debían ser objeto del objetivo común de llevar a cabo la misión de la Compañía hoy en día.

Y por supuesto, como el título de este seminario web anunciaba, el Padre Sosa nos animó a hacer el vínculo entre la misión de la Compañía y la situación única que estamos viviendo en el mundo a causa de la pandemia mundial. Él ve esto como una invitación a cuidar, aún más y mejor, de nuestras relaciones con los demás para cumplir nuestra misión.

“Estamos ante el desafío de construir una cultura del cuidado a través del diálogo en profundidad entre los compañeros o compañeras en la misión de manera que, manteniendo el máximo respeto a la conciencia y vocación de cada uno, se genere un ambiente de discernimiento que ilumine la planificación apostólica de cada obra en el conjunto del plan de cada Provincia o Región a la luz de las Preferencias Apostólicas Universales.

Saquemos el mayor provecho posible de la experiencia de la pandemia COVID-19 para ser capaces en la etapa siguiente de superar todo descuido y poner el cuidado al centro del modo de relacionarnos unos con otros en la vida-misión a la que somos llamados.”

 

Para leer el mensaje completo, haga click aquí.

Para ver el seminario web en español, haga click aquí.

 

Fuente: jesuits.global

 

Hemos aprendido que somos débiles

Una de las cosas más importantes que hemos aprendido durante esta cuarentena es que somos débiles. Algo que ya sabíamos, o al menos intuíamos, pero de lo que tratábamos de huir o intentábamos disimular.

Este tiempo de pandemia, en primer lugar, nos ha recordado que no somos dioses, sino que tenemos que lidiar con nuestra debilidad. Resulta sobrecogedor ver como en pocas semanas pasamos de pensar en el transhumanismo y de la capacidad humana para prolongar la vida y detener la muerte, a constatar con dolor como todos nuestros esfuerzos no lograban detener la espiral de muerte creada por un virus invisible a nuestros ojos. Era como si la propia naturaleza nos recordara que, pese a estar en la cúspide de la pirámide de la evolución, el hombre sigue siendo una criatura débil e indefensa.

En segundo lugar, este tiempo de confinamiento nos ha hecho ver que nuestra debilidad pasa porque necesitamos a los demás para vivir nuestra vida. Y aquí cada cual puede pensar en aquellas personas con las que ha hablado durante estos dos meses, para expresarles su cariño, para compartir miedos y agobios, para interesarse por ellas, para reír y pasar un buen rato ante la pantalla, etc. Pero también podemos recordar en aquellos que han luchado diariamente contra el virus o han seguido realizando su trabajo para garantizar que el país siguiera contando con los servicios mínimos. En el fondo, nos necesitamos como sociedad, a los de cerca y a los de lejos, porque somos más débiles de lo que nos pensamos.

En tercer lugar, creo que hemos experimentado también que esta debilidad tiene sus efectos en nosotros mismos. Y es que, creo que quien más o quien menos ha visto cómo, pese a sus ganas de trabajar o a la urgencia de las tareas, la productividad en este tiempo no era la misma que en circunstancias habituales. En ocasiones también nos encontrábamos cansados, irascibles, tristes o agobiados, sin un motivo aparente y sin poder poner una solución a ello. Esto nos ha hecho constatar que nuestra debilidad también pasa por la necesidad de salir, de pasar tiempos distendidos, de estar con los demás, de oxigenarnos, que contrastan con nuestra creencia de que con un poco de ánimo y organización, podemos con todo lo que nos echen encima. Así, este tiempo de confinamiento nos ha hecho experimentar que no somos dueños de nuestro estado de ánimo y también que necesitamos dedicar un tiempo al descanso y la gratuidad.

Tres aprendizajes distintos que tocan una misma esencia humana: la debilidad. Es decir, la experiencia de que no somos omnipotentes ni dueños de nuestra propia vida. Que hemos recibido la existencia de Dios, y por eso le necesitamos. Que debemos asumir nuestro lugar en la naturaleza, y por esta razón respetarla. Que necesitamos de los demás, y no solo ellos de nosotros, y por eso tenemos que cuidarlos. Y que no podemos controlar todas las variables de nuestra vida, ni nuestros sentimientos, y por ello tenemos también que cuidarnos. Tres aprendizajes para no olvidar, o al menos para recordar y llamar por su nombre, cada vez que la omnipotencia vuelva a instalarse o desmoronarse en nuestra vida.

Dani Cuesta, sj

 

Fuente: pastoralsj.org

Mensaje Final de la 39 Asamblea de la CPAL

Del 4 al 8 de mayo los Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe se reunieron de manera virtual para compartir un espacio de diálogo que tuvo como prioridad la reflexión sobre los 10 años de implementación del Proyecto Apostólico Común de la CPAL y los 10 años de funcionamiento de los tres centros interprovinciales de formación en Teología de Belo Horizonte, Bogotá y Santiago de Chile.

A continuación compartimos el mensaje final de la Asamblea:

El P. General ha asegurado que la pandemia del COVID-19 ha hecho ver tanto descuido acumulado por décadas en el modo como los seres humanos nos hemos relacionado entre nosotros, con la naturaleza y con Dios. La emergencia social y sanitaria ha puesto de manifiesto que la pobreza y la miseria en nuestra sociedad en general y, particularmente, en las naciones del llamado tercer mundo son situaciones estructurales de vieja data; y que es preciso corregir ahora el rumbo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenidos ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo (Papa Francisco: Momento Extraordinario de oración en tiempo de pandemia, 27/03/20).

La amenaza es común y por eso ha suscitado tanto interés, pero la verdad es que en este barco común que es la humanidad, unos viajan en primera, mientras muchos viajan amontonados en las bodegas. Unos disfrutan de las comodidades de los servicios de cubierta, mientras los otros sobreviven o mal mueren y son arrojados a las fauces de la tormenta.

Nosotros, los jesuitas, hemos de reconocer con humildad, que no hemos echado toda nuestra suerte con los pobres, y que esa realidad nos interpela desde el Evangelio, la buena noticia de Jesús y nos llama no sólo a ser solidarios, sino a cuestionar nuestro lugar social en esta tormenta. Cobra sentido profundo cuidar la vida de los descartados, multiplicados exponencialmente en esta pandemia como consecuencia de las estructuras injustas de nuestro mundo, incapaces de poner a los seres humanos y al bien común al centro de las decisiones políticas locales, nacionales o mundiales. Nunca debemos olvidar que la amistad con los pobres nos hace amigos del Rey Eterno (Ignacio a los Padres y Hermanos de Padua, 1547). Son los pobres los que nos obligan a volver sin cesar a lo que es esencial en el Evangelio, a lo que en realidad da vida (C.G. 36, d.1, 15).

Por eso, un primer pensamiento y sentimiento de solidaridad sincero es con las víctimas: los muertos, los vulnerables, los más empobrecidos, los indígenas, las comunidades afrodescendientes, los migrantes, los enfermos de los hospitales públicos, los ancianos, los hombres y mujeres (familias innúmeras) que viven de las ayudas o del trabajo diario. Con el corazón puesto en ellos, convidamos a nuestros compañeros jesuitas a preguntarnos delante del Cristo puesto en la Cruz, la cruz de la pandemia: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué quiero hacer por Cristo? Si de esta Pandemia más de la mitad de la humanidad sale empobrecida y fragilizada y nosotros, por nuestra parte, salimos incólumes, entonces tendremos que preguntarnos con sinceridad: ¿Compañeros de quién somos? ¿Cuál es el Cristo que estamos siguiendo?

En el contexto de ésta crisis mundial nos hemos reunido virtualmente los 13 Provinciales de la CPAL, cuatro Superiores Regionales o de sección siempre convidados (Jamaica-Guyana, Amazonia/BRA, Cuba y Haití), los dos Asistentes del P. General para América Latina y El Caribe, y el Equipo Central de la CPAL, para conversar y discernir juntos, principalmente, sobre la situación actual de cada Provincia y de nuestra Conferencia, revisar la marcha tanto del proceso de evaluación de los CIF como del proceso de evaluación del PAC y planeación del PAC.2 (PEPPAC), y evaluar el desempeño del equipo central de la CPAL.

El contexto actual de la pandemia será un desafío para la formación: estudio en contexto, mirada discerniente, formación integrada con el mundo real en conexión con los pobres, aprendizajes reflexivos y críticos para aportar en la transformación del mundo. Para estos últimos temas nos acompañaron el P. Mark Ravizza, Consejero del P. General para la Formación, y P. Segundo Rafael Pérez, y el Dr. Carlos Ernesto Pérez, respectivamente secretario ejecutivo y asesor metodológico y técnico del PEPPAC. También dedicamos un tiempo para la elección del nuevo vicepresidente, P. Rafael Velasco y 3 consejeros de la CPAL: PP. Gabriel Roblero, Gustavo Calderón y Luis Gerardo Moro, así como múltiples asuntos prácticos y decisiones no menores que nos corresponden en asamblea.

Conscientes de que la realidad actual generará grandes desafíos para la Compañía de Jesús en América Latina, es que queremos incidir en la formación de las personas, la consolidación de los procesos y redes y, sobre todo, en la reestructuración y reconstrucción social de nuestros diversos países.

Como afirmó el P. General, esta crisis nos muestra un camino hacia Dios: somos una sola humanidad, es importante que nos cuidemos y atendamos a los demás, seamos generosos y solidarios con los más necesitados. Es ahora cuando se nos da la oportunidad de ponernos realmente a escuchar y a discernir los signos, pero no solos, sino en Compañía. Más que nunca nos necesitamos unos a otros. Las palabras de San Ignacio en el envío de San Francisco Javier al lejano oriente, Id, inflamad todas las cosas, adquieren relevancia para el jesuita de hoy; el mundo espera algo de nosotros y nosotros queremos ofrecerle un nuevo rostro al mundo.

Finalmente, queremos agradecer a los padres José Francisco Magaña, João Renato Eidt, Rolando Alvarado, quienes se despidieron como miembros de la CPAL y, próximamente lo harán los PP. Carlos Eduardo Correa, Javier Vidal Gonzáles y Juan Carlos Morante. Con igual gusto y agradecimiento, le damos la bienvenida a los nuevos provinciales: José Domingo Cuesta, Luis Gerardo Moro y Mieczyslaw Smyda.

 

Fuente: jesuitas.lat

16 al 24 de mayo: celebración de la Semana Laudato Si’

La Semana Laudato Si’, es una celebración en honor de la encíclica del Papa Francisco sobre la ecología y el cambio climático, que tendrá lugar del 16 al 24 de este mes, de forma virtual. 

El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano invita a los católicos a participar en esta semana que «inaugura un camino de transformación de un año de duración, a medida que atravesamos la crisis del momento actual, rezando, reflexionando y preparándonos juntos para un mundo mejor en el futuro».

Las enseñanzas de la encíclica están particularmente vigentes en el contexto del coronavirus, que ha paralizado muchas regiones del mundo. La encíclica Laudato Si’ ofrece una visión para construir un mundo más justo y sostenible.

Todos los católicos están invitados a participar, del 16 al 24 de mayo, en cursos de capacitación interactivos y talleres en línea. La Semana Laudato Si’ terminará el domingo 24 de mayo, con un día mundial de oración al mediodía, hora local.

En su mensaje de video, el Papa Francisco pidió a los católicos que pensemos en el futuro de nuestra casa común:

«¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo? Motivado por esta pregunta, quisiera invitarlos a participar en la Semana Laudato Si’ del 16 al 24 de mayo de 2020. Es una campaña global en ocasión del quinto aniversario de la carta encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común. Renuevo mi llamado urgente a responder a la crisis ecológica. El clamor de la Tierra y el clamor de los pobres no dan para más. Cuidemos la creación, don de nuestro buen Dios Creador. Celebremos juntos la Semana Laudato Si’. Que Dios los bendiga y no se olviden de rezar por mí».

La Semana Laudato Si’ está auspiciada por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano y liderada por un grupo de colaboradores católicos.

Más información en LaudatoSiWeek.org/es.

Proyecto «No estás sólo» – Por Javier Rojas SJ

En una entrevista para el diario Clarín, el sacerdote jesuita Javier Rojas SJ, nos cuenta más detalles sobre el proyecto «No estas solo», un servicio de escucha telefónica y por internet para quienes se sienten solos o angustiados durante este tiempo de cuarentena.

Por Sergio Rubin

¿Cómo surgió y en qué consiste el servicio de escucha?

Es un servicio que idearon los jesuitas de España ante la cuarentena y que tuvo muy buena aceptación. Consiste en ofrecer un servicio de acompañamiento espiritual, pero también de escucha a personas que tienen la necesidad de compartir este momento, sea porque están solas, sea porque necesitan volcar el resultado de la convivencia. No es solo para católicos, sino para todo aquel que necesite expresar sus vivencias espirituales y afectivas. También tenemos otro servicio con especialistas para personal sanitario.

¿Y cómo se instrumenta?

Puede ser a través de nuestro sitio de internet o telefónicamente. A la persona que se contacta se le asigna un acompañante acorde a la necesidad que expresa. Contamos no solo con sacerdotes, sino también con médicos, psicólogos y gente capacitada, producto de una selección. Entre más de 600 personas que se postularon, elegimos unas 400. La elección del acompañante –que a su vez es asistido permanentemente– se hace en base a la necesidad de quien lo pide.

¿Cuál es la situación de la gente que requiere el servicio?

A la mayoría de las personas siempre las asustó el silencio y la soledad, y ahora eso se potenció por el aislamiento y la distancia social. Por otra parte, los mayores le tienen miedo al coronavirus porque se les transmitió que son muy vulnerables, pero no se les ofrecieron los elementos para manejarlo. Y sienten el deseo de expresar ese temor y las dolencias que padecen. Finalmente, son personas que –aunque vivan con otras– no están siendo acompañadas en el proceso interior ante esta experiencia como para que puedan capitalizarla a través de la reflexión o de la oración.

¿El miedo puede dejar secuelas?

El miedo nos hace huir. O cerrarnos mucho más y después no poder establecer relaciones sanas con los demás. O nos genera mucha desconfianza. Si hay algo que siembra el miedo es la desconfianza en el otro. Hay que tener en cuenta, pensando en cuando se levante la cuarentena, que el miedo no se maneja de un día para el otro, sino que requiere un proceso de restablecimiento de la confianza y del poder relacionarnos sin la sospecha de que el otro tal vez tenga algo que me haga mal.

¿Pero lo estamos teniendo en cuenta?

En mi opinión no nos estamos ocupando de cómo vamos a manejar el miedo una vez que la amenaza haya terminado. Porque el miedo, insisto, está activado. Está muy bien que nos cuidemos, nos distanciemos, pongamos en suspenso los vínculos personales. Pero no podemos pensar que cuando el virus retroceda los vínculos se van a restablecer de la noche a la mañana. Además, hay un desajuste vincular entre quienes son acusados de inconscientes por salir y quienes acusan de miedosos a los que extreman los cuidados.

¿Y cuál es el método que aplican?

Creo que hoy la terapia es brindar a las personas la confianza de que el cuidado del otro no tiene por qué estar sembrado por el miedo. Y mientras que el cuidado nos hace generosos, abiertos, atentos, el temor nos lleva a salvar nuestro propio pellejo. Por eso no me gusta la idea de meter miedo, porque desata en las personas lo mejor y lo peor. Hay que dar el mensaje de que estamos en una situación particular donde quede en evidencia que todos somos importantes, que el cuidado del otro es mi cuidado. Y hacerlo de una forma amigable, solidaria. Así se dañarán menos los vínculos.

Es entonces otro desafío para la post cuarentena…

Lo importante de esta situación es que debe hacernos tomar conciencia de que somos uno. De una unidad que no habíamos transitado hasta ahora, ni siquiera imaginado. El yo y el tu que con tanta fuerza construimos tiene que dar lugar a la conciencia del nosotros. No es que yo me salvo porque me cuido. No es que te ayudo porque vos te cuidas o me cuidas. Nosotros nos cuidamos. Nosotros nos necesitamos.

Cómo contactarse al servicio de escucha:

  • Tel. 0800-888-0170 – De 9hs a 12hs y de 16hs a 19hs
  • Web: noestassolo.com.ar

Reflexión del Evangelio – Quinto Domingo de Pascua

Evangelio según San Juan 14, 1-12

Jesús dijo a sus discípulos:
«No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí.
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes.
Ya conocen el camino del lugar adonde voy».
Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?».
Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»
Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto».
Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta».
Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: ‘Muéstranos al Padre’?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.»

 

Reflexión por P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J

Cada vez que nace un niño o una niña, la gente va a visitar a los nuevos padres, que se alegran de una vida nueva que llega al mundo. El comentario que no puede faltar nunca en este tipo de visitas es: “Igualito al papá”… “Tiene la misma nariz de la mamá”… “Cómo se parece al abuelo”… “sacó los mismos cachetes de la abuela”… Las mujeres son más capaces de encontrar estas similitudes que, muchas veces, a los hombres nos parecen exageraciones propias de la sensiblería. No voy a entrar a dirimir quién tiene la razón, pero sí creo que es “normal” que los hijos y las hijas se parezcan a su papá y a su mamá… Eso es lo menos que se puede esperar…

Van pasando los años y, efectivamente, los rasgos físicos, la barriga, las canas, la calvicie, la forma del rostro, la estructura corporal, absolutamente todo se va revelando más claramente parecido. “De tal palo, tal astilla”, solemos decir coloquialmente. Y, ¡oh sorpresa!, no sólo terminamos pareciéndonos en los rasgos físicos, sino que, muchas veces, es sorprendente reconocer similitudes en los movimientos mismos: cómo menea la cabeza, cómo camina, cómo mueve las manos, cómo se sonríe… Y, aún más, no es raro que el hijo o la hija se parezca, o llegue a ser una versión mejorada (o empeorada) de lo que es su padre o su madre en su carácter, en su humor, en su personalidad…

Algo parecido pasa entre Jesús y su Padre Dios: “Solamente por mí se puede llegar al Padre. Si ustedes me conocen a mí, también conocerán a mi Padre; y ya lo conocen desde ahora, pues lo han estado viendo”. (…) “El que me ve a mí, ha visto al Padre” (…) “El Padre, que vive en mí, es el que hace sus propias obras. Créanme que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí; si no, crean al menos por las obras mismas”. Jesús hace lo que ve hacer al Padre y nos revela al Padre con toda su vida. Por eso, cuando Felipe le pide que les deje ver al Padre, Jesús le responde: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces?”

Así como Jesús fue un reflejo claro del Padre para los suyos, nosotros estamos invitados a ser también un reflejo de Dios para este mundo. El testimonio de vida es el mejor canal de evangelización. No se trata tanto de hacer cosas para dar ejemplo, ni de repetir gestos que nos parecen simpáticos, ni de copiar actitudes que nos parecen loables. Es algo que debe ir surgiendo por con naturalidad con el origen de la vida que es Dios. Valdría la pena preguntarnos hoy: ¿Cuánto nos parecemos nosotros a nuestro Padre Dios? ¿Podemos decir, como Jesús: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”? Porque, como bien dice Jesús, “Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes”.

Dios permita que nuestra vida sea, como la de Jesús, un reflejo de la vida de Dios para los que nos rodean. Que aquellos que viven junto a nosotros y conocen nuestra forma de amar, vivir, trabajar y actuar, puedan decir de nosotros lo que dicen los que visitan al niño recién nacido: “Es igualito a su papá”.

39 Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe

El día 04 de mayo tuvo inicio la 39 Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), por primera vez de modo virtual, debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Participan 12 Provinciales, 4 Superiores Regionales representando a Cuba, Haití, Amazonia, y Jamaica/Guyana, 2 Asistentes del P. General para América Latina y los 4 miembros del Equipo Central.

Estrenan en el grupo los tres nuevos Provinciales: José Domingo Cuesta (Centroamérica), Luis Gerardo Moro (México) y Mieczyslaw Smyda (Brasil).

La asamblea se extenderá hasta el viernes 8 de mayo y los temas principales de la agenda serán:

1) Reflexión sobre la evaluación de los 10 años de funcionamiento de los CIFs, los tres centros interprovinciales de formación en Teología de Belo Horizonte, Bogotá y Santiago de Chile

2) Reflexión sobre los 10 años de implementación del Proyecto Apostólico Común de la CPAL (PAC).

Fuente: jesuitas.lat

Tomás García-Huidobro SJ: Pensar desde el ‘nosotros’ como camino de conversión

Tomás García-Huidobro sj, chileno aplicado a la región rusa de la Compañía de Jesús, es rector del Collegium Russicum en Roma. Se trata de una dependencia de la Congregación para las Iglesias Orientales confiado a la Compañía, con una estrecha relación al cristianismo eslavo y la diversidad que representa el diálogo con los diversos ritos de los que provienen sus estudiantes (actualmente lo habitan católicos de rito latino y bizantino; ortodoxos rusos, serbios, griegos y rumenos; y cristianos no calcedonienses de la Iglesia armenia y siro malabar .

En medio de la crisis sanitaria mundial, el P. Tomás reflexiona sobre el tiempo que estamos viviendo y su visión de las alternativas posibles de conversión que surgirán post COVID 19.

¿Cree que esta pandemia cambiará el modo de vivir la fe, de relacionarse de las comunidades? 

Se habla mucho que luego de esta tragedia que estamos viviendo nuestro mundo cambiará. Se habla incluso de un cambio de época. Yo lo dudo. El hombre ha vivido traumas tan y mucho más grandes a lo largo de la historia: la peste negra, la primera y segunda guerra mundial, el genocidio armenio, ucraniano y judío…y el hombre sigue siendo el hombre. Tampoco creo que el verdadero cambio pasa por modificar estructuras sociales o eclesiales, lo que sucedería milagrosamente después de esta pandemia. A mi parecer, esta es una lectura ingenua sobre el ser humano. Creo que el egoísmo no está en las estructuras sociales o eclesiales per se, el egoísmo es reflejo del corazón de cada uno de nosotros, cristianos en necesidad de conversión. 

 ¿Cómo debiese un sacerdote habitar esta nueva realidad?; ¿Cómo debiese hacerlo un creyente? 

Dicho lo anterior, creo que cada persona, religiosa, laico o sacerdote, debe (mos) abrirse (nos) a la misericordia de Dios desde la propia verdad de debilidad, pecado y auto justificaciones. Hay una cosa, sin embargo, que me ha ayudado mucho este tiempo. Es una reflexión de nuestro Padre General, Arturo Sosa SJ, que ha apuntado a esta pandemia como un reflejo de un mundo estrechamente interconectado. Eso ya lo sabíamos desde nuestra economía global y abierta. Pero la pandemia le ha dado un acento de dramatismo a esta consciencia. Me parece que esta constatación tiene un aspecto místico muy potente. Hace años trabajé con un Jesuita en Japón, un maestro Zen, que insistía que la iluminación no era más que dejar de pensar desde el “yo” y comenzar en pensar desde el “nosotros”. Y no hay necesidad de ir al Zen para admirarse de la profundidad de esta afirmación, bastaría con leer la experiencia de San Pablo que reflexiona sobre las primeras comunidades hablando de un “solo cuerpo”. O mirar también el maravilloso trabajo de nuestros compañeros en Tirúa que nos han abierto esa misma intuición desde el punto de vista de la comunidad y la naturaleza. Personalmente este abrirse a la conciencia de pensar desde el “nosotros” puede ser un camino de conversión. 

¿Cómo visualiza la misión de la Iglesia y de la Compañía en particular post COVID-19? 

Nuestra misión (de la Compañía) siempre ha de ser aportar con humildad al discernimiento en la Iglesia. Para ello estamos llamados a contribuir desde la libertad, la apertura, y la rica formación que tenemos. Creo que uno de los desafíos grandes después de esta pandemia será la redefinición de ciertos valores que hasta ahora habían definido la cultura occidental. Me imagino que se abrirá un debate muy grande sobre la libertad de movimiento, la privacidad de la información de cada persona, se abrirán nuevos controles facilitados con la tecnología, etc. Creo que se dará un debate interesante entre los valores relacionados con las libertades individuales y los valores relacionados con la colectividad. Me gustaría que la Iglesia, y en particular la Compañía, aporten desde el discernimiento y los valores cristianos a estos desafíos.

Visita su blog personal para conocer más sobre sus escritos: Tomás García-Huidobro, Misticismo judío y orígenes del cristianismo

 

Fuente: jesuitas.cl

Quince años de la promulgación del Proyecto Educativo Común

En el día de ayer, 05 de mayo, se cumplieron 15 años de la promulgación del Proyecto Educativo Común (PEC) de la Compañía de Jesús en América Latina. Fue el primer fruto de trabajo, intensamente participativo y discernido, de EduRed, el consorcio de las tres redes educativas jesuitas: Fe y Alegría, FLACSI y AUSJAL. Es la´tarjeta de presentación´ de su apostolado educativo.

Representa, como decía el P. Francisco Ivern, entonces Presidente de la CPAL, los valores y principios que tenemos en común, nuestra identidad corporativa en el campo educativo, y que nos gustaría compartir con todos aquellos que colaboran con nosotros y también dar a conocer y compartir con otros, fuera de la Compañía de Jesús y de la misma Iglesia.

Las 11 líneas de acción que propone el PEC constituyen un referente importante para la educación en esta crisis que vive el mundo a partir de la pandemia del coronavirus. Próximamente EduRed va a promover un trabajo de enriquecimiento del texto conforme a los desafíos de la contemporaneidad.

Proyecto Educativo Común de la Compañía de Jesús en América Latina

Fuente: jesuitas.lat

Revista Aurora: Voces jesuitas sobre la pandemia

La Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) presenta la revista AURORAfrecuentando el futuro. Se trata de una publicación digital que nace para visualizar las reflexiones, experiencias y acciones de solidaridad del Cuerpo Apostólico de la Compañía de Jesús, como parte de las respuestas ante el Covid-19.

A continuación el texto de presentación del P. Roberto Jaramillo, S.J. Presidente de la CPAL:

AURORA llega como una ‘buena noticia’ en tiempos de pandemia

Muchas iniciativas han sido implementadas a nivel local y regional por diferentes grupos de colaboradores y amigos de la Compañía de Jesús: acompañamiento espiritual, psicológico y médico virtual, colectas y distribución local o regional de alimentos, programas de educación a distancia, investigación científica y producción de insumos emergenciales, apertura de espacios físicos para necesidades públicas y cuidado de personas vulnerables o enfermas, acompañamiento pastoral y humanitario a personal sanitario, enfermos y moribundos, acciones de cabildeo y alianzas operativa con otras instituciones privadas y públicas, etc.

Hemos estado intentando contribuir de la mejor manera posible a la contención de los riesgos y de los daños producidos por la pandemia, y continuaremos haciéndolo. Pero igual de importante resulta -si no más- poder frecuentar el futuro (como le gustaba decir al P. Adolfo Nicolás) y ocuparnos, también, de construir y fortalecer las bases de una normalidad que todos anhelamos, pero que en manera alguna queremos que sea el simple retorno a las condiciones sociales, políticas, económicas y hasta religiosas -más amplias y antiguas que el COVID/19 – que nos trajeron hasta el pandemonio que vivimos.

Presentamos, ahora, el primer volumen de la revista digital «aurora», nuevo medio para compartir estudios y reflexiones sobre la situación, iniciativas en marcha, esperanzas para el futuro. El término español viene del latín aurora que quiere decir ‘alba, madrugada’, y este de la raíz indoeuropea aus: brillo del sol naciente. Nombre propio femenino, aurora es la deidad que personifica el amanecer, equivalente a la diosa griega Eos. Es una mujer encantadora que vuela a través del cielo para anunciar la llegada del sol, su hermano. También hermana de la luna, Aurora tuvo varios hijos, entre ellos los vientos: del norte, del sur, del este, y del oeste. Según el mito, las lágrimas que derrama mientras vuela a través del cielo llorando por uno de sus hijos asesinado, son el rocío de la mañana.

«aurora» llega para recordarnos que después de la noche siempre viene el día y que, bajo su luz nuestra responsabilidad se densifica y crece. Jesuitas y otros colaboradores y colaboradoras de La Misión estamos convidados a compartir en ella -desde diferentes perspectivas- nuestra lectura de la situación y nuestras propuestas de un mañana luminoso

Esta noche todavía no termina, pero la certeza de que la luz despunta en breve, mantiene viva y llena de energía la esperanza de quien vela.

En este link podrás descargar la primera edición: Revista Aurora – 1era edición

 

Fuente: jesuitas.lat