Se presentó el segundo capítulo de la serie documental «Querida Amazonia»

El pasado 19 de agosto, la productora la Verbo Filmes y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) lanzaron el segundo capítulo de la serie documental “Querida Amazonía: Los sueños del papa Francisco para la Panamazonía – El Sueño Cultural”, a partir de lo que propone el papa Francisco en su Exhortación Apostólica Postsinodal ‘Querida Amazonía’, publicada el 2 de febrero de 2020: Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana

Este nuevo capítulo de la serie, que lleva por título ‘Un sueño cultural’ está en formato bilingüe (español y portugués), y contó con la participación de indígenas, campesinos, ribereños, afrodescendientes y agentes de pastoral: fueron catorce personas, de seis países de la Amazonía (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) que grabaron sus reflexiones.

Mauricio López, secretario ejecutivo de la REPAM, presenta la serie recordando el camino sinodal, recuerda que “todas las culturas le dan riqueza, sentido y vida a nuestra humanidad, ellas aportan todos esos rostros pluriformes que permiten que se pueda promover un futuro pleno”. De ahí la importancia de “discernir juntos como acompañar, defender desde sus propias voces; como proporcionar institucionalidades que promuevan y respeten; como generar más elementos artísticos, donde se pueden transmitir la estética, la belleza y el sentido del misterio; y como continuar avanzando en este camino, porque seguimos navegando juntos”.

Compartimos los links para acceder al primer y segundo capítulo de la serie:

Primer Capítulo: Un sueño social

Segundo Capítulo: Un sueño cultural

 

Fuente: redamazonica.org

 

 

 

 

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 23 de Agosto

Evangelio Según San Mateo 16, 13-20

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?».
Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas».
«Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?».
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

Por Hermann Rodríguez Osorio, S.J

Llaman al teléfono a una casa de familia y contesta una vocecita de unos cinco años… La persona que llama pregunta: – Por favor, ¿está tu mamá? – No, señor, no está. – ¿Y tu papá? – Tampoco. – ¿Estás sola? – No, señor, estoy con mi hermano. El interlocutor, con la esperanza de poder hablar con algún mayor le pide que le pase a su hermano. La niña, después de unos minutos de silencio, vuelve a tomar el teléfono y dice que no puede pasar a su hermano… – ¿Por qué no me puedes pasar a tu hermano? Pregunta el hombre, ya un poco impacientado. – Es que no pude sacarlo de la cuna. – Lo siento, dice la niña…

Al nacer, los seres humanos somos las criaturas más indefensas de la naturaleza. No podemos nada, no sabemos nada, no somos capaces de valernos por nosotros mismos para sobrevivir ni un solo día. Nuestra dependencia es total. Necesitamos del cuidado de nuestros padres o de otras personas que suplen las limitaciones y carencias que nos acompañan al nacer. Otros escogen lo que debemos vestir, cómo debemos alimentarnos, a dónde podemos ir… Alguien escoge por nosotros la fe en la que iremos creciendo, el colegio en el que aprenderemos las primeras letras, el barrio en el que viviremos… Todo nos llega, en cierto modo, hecho o decidido y el campo de nuestra elección está casi totalmente cerrado. Solamente, poco a poco, y muy lentamente, vamos ganando en autonomía y libertad.

Tienen que pasar muchos años para que seamos capaces de elegir cómo queremos transitar nuestro camino. Este proceso, que comenzó en la indefensión más absoluta, tiene su término, que a su vez vuelve a ser un nuevo nacimiento, cuando declaramos nuestra independencia frente a nuestros progenitores. Muchas veces este proceso es más demorado o incluso no llega nunca a darse plenamente. Podemos seguir la vida entera queriendo, haciendo, diciendo, actuando y creyendo lo que otros determinan. Este camino hacia la libertad es lo más típicamente humano, tanto en el ámbito personal, como social.

La fe no escapa a esta realidad. Jesús era consciente de ello cuando pregunta primero a sus discípulos “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Es, como hemos visto, una etapa necesaria e inevitable de nuestra evolución como personas creyentes. Por allí comienza nuestra primera profesión de fe: “Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen…”

Pero no podemos quedarnos allí. No podemos detener nuestro camino en la afirmación de lo que otros dicen. Es indispensable llegar a afrontar, más tarde o más temprano, la pregunta que hace el Señor a los discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” Aquí ya no valen las respuestas prestadas por nuestros padres, amigos, maestros, compañeros… Cada uno, desde su libertad y autonomía, tiene que responder, directamente, esta pregunta. Pedro tiene la lucidez de decir: “Tu eres el Mesías, e Hijo de Dios viviente”. Pero cada uno deberá responder, desde su propia experiencia y sin repetir fórmulas vacías, lo que sabe de Jesús. Ya no es un conocimiento adquirido “por medios humanos”, sino la revelación que el Padre que está en el cielo nos regala por su bondad.

La pregunta que debe quedar flotando en nuestro interior este domingo es si todavía seguimos repitiendo lo que ‘otros’ dicen de Jesús o, efectivamente, podemos responder a la pregunta del Señor desde nuestra propia experiencia de encuentro con aquél que es la Palabra y el sentido último de nuestra vida. Mejor dicho, la pregunta es si somos capaces de pasar al teléfono cuando él nos llama o si todavía dependemos de alguien para responder a su llamada…

Fuente: jesuitas.lat

El cardenal Michael Czerny sobre los movimientos migratorios

El cardenal jesuita Michael Czerny, subsecretario para migrantes del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral, ha señalado que el reto de los movimientos migratorios a causa del calentamiento global va a cobrar importancia en el futuro. «Algunos de nuestros mayores errores como familia humana es el de cómo tratamos la Casa Común. En nuestra sección lo vemos reflejado en los desplazados climáticos, que van a suponer un desafío creciente», aseguró. Además, Czerny ha subrayado que, para que la casa sea común, no podemos «forzar a gente a vivir sin condiciones de dignidad».

Ha hecho estas declaraciones durante una entrevista en inglés para el podcast ‘AMDG’ de la Compañía de Jesús. A lo largo de media hora ha repasado algunos de los puntos más importantes de su trabajo en el área de migrantes. Él mismo, perteneciente a una familia que emigró desde Checoslovaquia a Canadá, vivió de niño esta experiencia. «No es algo de lo que se hablara en mi familia, pero muchas veces, cuando personas migrantes me cuentan sus viajes, me viene a la memoria de nuevo», ha comentado.

El cardenal ha destacado que uno de los efectos más perniciosos del covid en los movimientos migratorios ha sido el de verse confinados en medio de sus viajes. «Ha frustrado el movimiento de la gente, al tiempo que ha hecho notar las causas que generan estos movimientos. Hoy, la gente necesita moverse más que hace seis meses: por ejemplo, la pérdida de puestos de trabajo es inimaginable».

Ha incidido en que «mucha gente, de repente, ha parado de hacer lo que hacía para el resto de la sociedad, y descubrimos que nuestras vidas dependen de migrantes, aunque no tengan derechos o están explotados», haciendo referencia a muchos de los trabajos que desempeñan, por ejemplo, en el campo. «Los gobiernos tienen que ser generosos», ha destacado.

También, Czerny ha destacado la importancia de interrelacionar lo local y lo global. «Por un lado, los humanos hemos migrado desde los albores de los tiempos, y no seríamos la familia humana que somos sin esos movimientos. A veces ha sido voluntariamente y a veces por obligación. Por otro lado, no podemos apoyar a las iglesias locales si no tenemos en cuenta sus circunstancias particulares», ha explicado.

Además, el subsecretario del dicasterio para el Desarrollo Humano Integral ha apuntado a que «cada uno de nosotros puede hacer algo». Ha recordado que «a lo largo de todo el mundo, en muchas parroquias, comunidades cristianas, o congregaciones religiosas hacen cosas y es tan fácil como ir allí y preguntar en qué se puede ayudar». Así, ha explicado el caso de Canadá, que conoce de primera mano: «Hay parroquias que acogen a familias refugiadas, y todo el mundo puede hacer algo: ayudarles con la compra, enseñar idiomas… gestos prácticos de caridad y fraternidad que abren las puertas el encuentro humano, el centro de todo esto como cree el Santo Padre».

Fuente: religiondigital.org

Somos nuestro cuerpo

Mucho antes y no por el coronavirus, el cuerpo fue sacralizado como un santuario que protege a un individuo-mónada dentro de una comunidad-cerrada: es en esta serie de matrioskas donde se preserva el simulacro de esa seguridad de identidad que barre la liquidez.

Esto es lo que, con previsión, Zygmunt Bauman entendió cuando afirmó que el cuerpo, en la modernidad líquida, sería “la única certeza que queda, la isla de la tranquilidad íntima y confortable en un mar de turbulencia e inhospitalidad… el cuerpo se ha convertido en el último refugio y santuario de continuidad y duración”.

Y si pensamos en el miedo más que comprensible de nuestra fragilidad física en el momento del coronavirus, sus palabras suenan siniestras “y así los orificios corporales (los puntos de entrada) y las superficies corporales (los puntos de contacto) son hoy los focos principales de terror y ansiedad generados por la conciencia de la mortalidad, y quizás los únicos”.

No podemos saber qué cambiará la percepción de nuestro cuerpo después de esta dura prueba. Hasta ahora, su cuidado, su bienestar nos había obsesionado, le dábamos placer, lo cubríamos con tatuajes, pero cada vez más a menudo como si fuera una realidad en sí misma, separada de otras partes de nosotros, de nosotros mismos, de nuestra mente y de nuestro corazón.

Y sin embargo nosotros somos nuestro cuerpo. El cuerpo no es autónomo de nosotros. Y en las mujeres esto es particularmente evidente.

No va por su cuenta

En la cultura judeocristiana que ha “superado” la greco platónica, el cuerpo no va por su cuenta, nunca es separado del alma y de la mente. Solo un espiritualismo agotado o un materialismo banal podrían afirmarlo. Cristo, que se encarna en una mujer, en su cuerpo, “nacido de una mujer” dirá San Pablo, resucitará en y con el cuerpo y su madre ascenderá al cielo con el cuerpo.La dignidad y la igualdad de las mujeres sancionadas en el Nuevo Testamento nacen y comienzan desde el cuerpo.

El cristianismo es la negación misma de cualquier posible espiritualización o idealización. Y además, la apuesta de su singularidad está ahí, nuestras raíces yacen allí, nuestra civilización descansa ahí.

En la posmodernidad, esta unidad de mente-cuerpo se evapora cada vez más, y que se basa más bien en la tecnología, la experimentación y la libertad hasta que alcanza un poder tecnocientífico que divide incluso el cuerpo femenino y su poder generativo. En una fragmentación de material genético, óvulos, ovocitos, esperma, hasta la división extrema de confiar el embarazo a un útero diferente al propio (el libro de Sylviane Agacinski, ‘El hombre desencarnado’. Del cuerpo carnal al cuerpo fabricado, del cual ‘Mujeres Iglesia Mundo’ habló en noviembre, ahora es traducido en Italia por Neri Pozza, con un prefacio de Francesca Izzo).

La mente y el cuerpo se separan y se absolutizan como si la ampliación de la subjetividad del individuo moderno, refundada en el inconsciente, en lugar de encontrar una creciente unidad de conciencia, incluso en su cuerpo físico, fuera por su cuenta. Y además, en los últimos años se han multiplicado los estudios que muestran cómo en esta creciente separación se oculta el origen de las diferentes formas de fragilidad individual “no centrado en una sintomatología específica… sino la prevalencia de la actuación sobre el pensamiento, el dominio del cuerpo… con la correspondiente desvinculación de impulsos destructivos”(del libro de Gabriella Mariotti y Nadia Fina, La incomodidad de la incivilidad. Psicoanálisis frente a nuevos escenarios sociales, Mimesis, 2019, p.23 ).

Cuando reflexionamos sobre las muchas causas de la crisis de la Iglesia contemporánea y de la formación de su clero, creo que esta creciente desencarnación acentúa y exaspera todavía más su tradicional deformación espiritualista aumentando las fobias misóginas hacia el cuerpo y prevalentemente hacia el femenino. Al construir una separación blindada, en nombre de su demonización o idealización, temiendo exactamente esa poderosa unidad entre mente y cuerpo que está en el origen de la identidad femenina misma.

Sería simple distinguir solo en el crecimiento de estos antiguos temores las diversas formas de las relaciones cada vez más difíciles que los sacerdotes tienen con la corporalidad, cada vez menos fáciles de ensalzar. Pero ciertamente sería extremadamente útil comprender cómo el gran valor de una mayor integración entre las diferentes “partes” de la persona, aún más si están consagradas, es la clave para hacer que la elección y la formación de la vida sacerdotal sean más conscientes y maduras. Flanqueada y acompañada por la presencia femenina.

Por Emma Fattorini

 

*Artículo original publicado en el número de mayo de 2020 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva.

Todos Juntos: campaña solidaria para asistir a 10 mil familias del Gran Resistencia

Fue lanzada oficialmente en Resistencia la campaña solidaria “Todos Juntos”. La iniciativa fue impulsada por Cáritas Resistencia, los Jesuitas de la parroquia San Javier, Radio María y la Fundación Manos Abiertas. Lo que se pretende con esta iniciativa solidaria es asistir a 10 mil familias del Gran Resistencia con una caja con mercadería y artículos de limpieza.

En el lanzamiento, el padre Pablo de la Iglesia San Javier explicaba que “como dice el nombre “Todos Juntos” la idea es hacer participar a toda la sociedad civil, sabemos los esfuerzos que el Estado está haciendo pero también nosotros queremos cooperar con las cuatro instituciones para el bien común. Cada institución tiene sus intereses particulares, sus objetivos, pero creemos que el bien común está por encima, por eso la iniciativa tiene más de un mes y hoy la podemos comenzar a difundir diciendo que entre todos juntos podemos salir de esta situación, ayudar a los más vulnerables y si esta pandemia nos unió en la tragedia, en la enfermedad o muchas veces en la muerte lamentablemente, creo que los lazos de generosidad pueden unirnos porque en esta barca estamos todos juntos como dice el Papa Francisco en ese mensaje que envió hace más de un mes”.

El religioso agregó que “la campaña no tiene como objetivo solamente asistir, si bien aspiramos a una meta concreta de 10.000 cajas de mercaderías y artículos de higiene, también pretendemos generar un movimiento solidario entre las instituciones que estamos colaborando; y también en la sociedad civil donde quizás hay muchas personas que fueron menos afectadas por esta cuarentena y pueden darnos una mano, que pueden acercarse a través de nosotros a esas familias. Por eso  queremos invitarlos para que estas personas que fueron afectadas en menor rango puedan ayudarnos” explicó.

Durante la conferencia se hizo hincapié en que desde este espacio se asume el compromiso social con los más vulnerables en razón de la difícil situación que el país y el mundo están atravesando por la pandemia del COVID-19.

Con la certeza de que la progresiva salida del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio dejará más expuestas las desigualdades sociales, la campaña permitirá asistir con 10.000 cajas de alimentos y artículos de higiene a familias vulnerables de Resistencia, Barranqueras, Fontana y Puerto Vilelas.

A su vez, la titular de la Fundación Manos Abierta en nuestra provincia, Elizabeth Salto; señaló
que “junto a las otras instituciones venimos soñando y armando esta campaña que hoy se lanza a la sociedad. Todos juntos significa que toda la sociedad chaqueña puede colaborar y sumarse a este emprendimiento solidario. No vamos a cambiarles la vida pero suavizamos el dolor de estas personas”.

Sobre la modalidad explicó que “la campaña va a abarcar en un cuadrante la zona Norte de Resistencia y en otro la zona Sur, Fontana, Vilelas y Barranqueras”, y también aclaró que las donaciones serán a través de transferencias bancarias ya que “no podemos ir a buscar los alimentos
o arriesgar a las personas que nos vengan a traer, por eso no hay punto de donación y sí hay un número de cuenta” precisó. Y terminó diciendo: “Como siempre decimos, ayudar hace feliz; donar,
hace bien”.

Los fondos recaudados se destinarán en su totalidad al suministro de las cajas con mercadería y artículos limpieza para 10 mil familias, distribuidas en las cuatro localidades del Área  Metropolitana del Gran Resistencia.

Luis Romero, de Radio María, explicó sobre la institución que representa: “Es importante destacar
que la obra de María tiene en Radio María 270 repetidoras en todo el país, así que esta campaña se
va a conocer a nivel nacional y como sale por Internet , hacia el mundo también”.

Diego Espínola de Cáritas destacó que esta institución tiene una “experiencia muy grande dentro de la diócesis y a nivel país, por eso es importante tener esta articulación con otras organizaciones, cada uno estamos poniendo nuestros dones y talentos para llevar adelante esta campaña”.

Para donar

Las donaciones económicas pueden realizarse por transferencia bancaria o Mercado Pago, ingresando al sitio web: todosjuntos.casa.

*Todo el proceso de donación, compra, armado y distribución de alimentos será auditado por Price Waterhouse & Co.

 

Fuente: Diario Primera Línea

 

 

 

El laberinto de los miedos

El laberinto del miedo tiene muchos vericuetos. Es, como otros laberintos que vamos describiendo, un montón de caminos entreverados, un embrollo en el que es fácil perderse. Su particularidad es que este está poblado por monstruos. Monstruos que amenazan lo que uno valora. Temes que esos monstruos acaben con bienes que aprecias. Con aspectos de la vida que son importantes para ti, como puede ser la presencia de tus seres queridos, la salud, la seguridad, o un trabajo que te llena. Algunos de esos monstruos devoran la esperanza, cuando te impiden creer que vas a conseguir algo que de veras te importa. También es amenazador el miedo a que ocurra algo que no deseas: un accidente, un fracaso, un diagnóstico indeseado… El peor de esos monstruos, el más aterrador, es el miedo a perder a las personas que amas. Por distintos motivos: porque se tengan que ir, porque mueran, porque se acabe el amor y te abandonen… Qué agonía pensar que algo de eso ocurra.

Y así, uno pasea por un laberinto interior, tratando de no encontrar a esos incómodos compañeros de camino que, como una bruma densa, te impiden ver. Porque cuando se pegan a ti, se convierten en tu sombra y no te dejan vislumbrar a dónde vas. Entonces pierdes el hilo, eres incapaz de recordar la dirección, y en lugar de ir disfrutando el camino te pierdes, repitiendo una y otra vez los mismos pasos: miedo a perder, miedo a no valer, miedo a fracasar, miedo a equivocarte, miedo al abandono, miedo a sufrir, miedo…

Solo hay una salida a ese laberinto. No dejes que esos monstruos crezcan tanto que te impidan ver la salida y te paralicen. En realidad, no puedes hacer que desaparezcan. Tememos porque somos conscientes de que el tiempo avanza, de que muchas cosas cambian, no siempre en la dirección que queremos, y sobre todo, porque nos importan esas cosas. De algún modo se podría decir que tememos porque amamos. Y eso es bueno. Es bueno que no seamos indiferentes, que nos importe lo que vivimos. Que nos importen, especialmente, las personas. La trampa del miedo es hacernos huir de cosas que forman parte de la vida. Claro que alguna vez fracasarás. Es parte del camino. Claro que alguna vez perderás lo que tanto te ha costado conseguir. No pasa nada. Y, sobre todo, es posible que alguna vez pierdas –por el motivo que sea– a las personas que amas. Porque no podemos encadenarnos a ellas. Pero, ¿preferirías no haber amado?

El miedo es la señal de que algo nos preocupa, de que ponemos pasión en lo que vivimos, y de que somos conscientes de la fragilidad, del paso del tiempo, del valor inconmensurable de muchas vivencias y momentos. Eso no es malo. Pero hay que evitar que ese temor se convierta en un monstruo que paraliza o anula (porque ese es el que te atrapa en su laberinto). Creo que eso es lo que quería decir Jesús, cuando, una y otra vez, trató de decir a aquellos discípulos, que no terminaban de entender en qué consistía la vida a su modo: «No tengáis miedo».

El Papa hablará en la ONU sobre la pospandemia

El semanario español Alfa y Omega anticipó que el Papa Francisco grabará un mensaje para la apertura del 75 período de sesiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

“De una crisis se sale o mejor o peor. Depende de nosotros. No podemos, en el orden mundial y local, repetir los mismos modelos socioeconómicos de hace un año atrás, ni tampoco ajustarlos o barnizarlos un poquito. Eso sería salir peor”. Este es el eje central del discurso que está elaborando Francisco, la salida a la crisis sociosanitaria por la pandemia y la crisis de las economías por las deudas.

Un sacerdote jesuita que trabaja en la Santa Sede, confirmó a este cronista el mensaje papal al pleno de la ONU, un hecho que será agenda mediática mundial en poco más de un mes, y que promete sumar a la salida de la pospandemia un segundo eje del discurso, que es la condonación drástica o total de la deuda externa de los países periféricos.

El diplomático está organizando un encuentro sobre pandemia, cambio climático y pobreza. El pontífice le confirmó su disposición a trabajar de manera conjunta, a través del grupo de reflexión y trabajo que constituyó en el Vaticano, grupo que coordina el sacerdote argentino Augusto Zampini.

La Asamblea General de la ONU donde expondrá el Papa su mensaje, que será por vídeo, estará presidida por el embajador de Turquía, Volkan Bozkir.

El pasado 20 de diciembre, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre se encontró con el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Ese fue el momento que tuvieron ambos líderes para grabar juntos un vídeo donde clamaron por poner fin a la carrera armamentística y el rearme nuclear.

La unidad de la Santa Sede y la ONU tuvo su máxima expresión en septiembre de 2015 con la presencia física de Francisco, una acción que definió el liderazgo mundial del Papa en la firma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030. 

Fuente: aica.org

¿A qué se dedican los jesuitas? – Por Emmanuel Sicre SJ

“La Compañía de Jesús no está centrada sobre sí misma; nuestro progreso y el del cuerpo que formamos no tienen el centro de gravedad en sí mismos, sino en el corazón del mundo, donde trabajamos en la viña de Cristo nuestro Señor. Estamos hechos para salir de nosotros mismos, para ser enviados”.

André de Jaer, SJ

 

Por Emmanuel Sicre, SJ

Muchas veces a los jesuitas nos cuesta responder a esta pregunta. Creo que se debe a que casi 500 años de historia no se pueden resumir en un párrafo. Me propongo hacer el intento de explicar la dificultad de la respuesta.

Partiendo desde el principio: ¿cuál es el deseo de Ignacio, primero, y de los primeros jesuitas, luego? “Ayudar a las almas”. Así lo había formulado ya en su Autobiografía (Nº 11) cuando, siendo joven –cerca de los 30 años-, intuyó profundamente el Misterio de Dios en su vida y en la vida del mundo.

Lo cierto es que el objetivo para el que existen los jesuitas desde el principio de todo, esto es desde 1540 que fue aprobada la Compañía –y sigue vigente hasta nuestros días-, es para ayudar a todas las personas a encontrarse con el Dios de Jesús, que se hace perceptible en la experiencia de los Ejercicios Espirituales, para trabajar junto a Él por todas las creaturas.

¿Cómo lo hacen?

En primer lugar, formando un cuerpo de sacerdotes y hermanos de vida en común, una comunidad al servicio de la Iglesia;con reglas, criterios, principios, estructuras; con votos de pobreza, castidad y obediencia, que les permitan lograr lo mejor posible aquello a lo que sienten que Dios los invita.

En segundo lugar, poniéndose a disposición del Papa para que los envíe a la frontera –geográfica, existencial, intelectual, espiritual, etc.- donde más haga falta. Y por eso, tienen un voto especial de obediencia respecto de las misiones a las que este los envíe.. Aquí es donde está el fundamento de su acción apostólica, en lo que el Papa les encargue.

En tercer lugar, formándose –espíritu, cuerpo y mente- durante muchos años para llevar a cabo las exigencias de la misión en un mundo muy diverso y complejo.

Por último, invitando a quienes deseen a trabajar por la misión de Cristo en el mundo: que todos, y en especial quienes más sufren, puedan vivir desde su dignidad de hijos e hijas de Dios.

¿Y en qué trabajan los jesuitas?

Bueno, llegamos a la complejidad de la respuesta. Algunos criterios con que san Ignacio orienta a los jesuitas muestran una gran anchura y son ofrecidos para discernir, orar y reflexionar dónde, cómo y cuándo llevar a cabo la misión de “mayor servicio divino y bien más universal” que la Iglesia les pide a través del Papa.

Los jesuitas serán enviados a aquella parte de “la viña del Señor”:

  • que TENGA MAYOR NECESIDAD;
  • donde MÁS SE FRUCTIFICARÁ;
  • donde hay MAYOR DEUDA de la Compañía;
  • donde se EXTIENDA EL BIEN A MUCHOS OTROS;

Además, han de preferirse:

  • las cosas ESPIRITUALES… de MAYOR PERFECCIÓN… en sí MEJORES;
  • las cosas MÁS URGENTES;
  • las cosas MÁS SEGURAS;
  • las ocupaciones de MAYOR BIEN UNIVERSAL.

Hasta aquí algunos criterios –los más esenciales[1]– que muestran no sólo que las dedicaciones de los jesuitas abarcan, desde sus inicios, muchas posibilidades que deben comprenderse en el marco general donde se inspiran: las Constituciones; sino que también es posible ver cómo Ignacio confía plenamente en sus hermanos y les da una gran libertad de iniciativa.

¿Y en la actualidad? Las tensiones del discernimiento

Ahora bien, a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965) los jesuitas, junto con toda la Iglesia, debieron actualizar sus opciones apostólicas para ser fieles a lo que el Papa les pedía para la evangelización, en el contexto de un mundo cada vez más cambiante y complejizado que necesitaba de un anuncio y un testimonio del Reino renovados. Durante esta época, al P. Pedro Arrupe SJ, como Superior General, le tocó poner a toda la Compañía al día.

Fue un tiempo de muchísimos cambios y de grandes tensiones para todos en la Iglesia. Y como es lógico, hubo resistencias, osadías y búsquedas, que con los años fueron tomando distintas concreciones. La forma de sintetizar la actualización para la Compañía de Jesús fue y es el servicio de la fe y la promoción de la justicia evangélica que reconcilia a los hombres con Dios, con la Creación y entre sí’.

Hoy por hoy, un jesuita, asumiendo los criterios que Ignacio dispuso, vive su misión de “ayudar a las almas” entre tensiones vitales que mantienen su quehacer en constante dinamismo al buscar lo que el Espíritu de Dios le suscita, lo que su tradición le enseña y lo que los desafíos del mundo le proponen para el servicio de la Iglesia[2]. Algunas de esas tensiones podrían expresarse así:

  • entre los apostolados tradicionales (los colegios, por ejemplo) y los innovadores (el SJR –Servicio Jesuita a Refugiados),
  • entre la fidelidad al carisma original expuesto en laFórmula del Instituto y Constituciones y el descubrimiento de nuevas formas apostólicas que inspira el Espíritu en un sin fin de lugares, en la actualización sus Normas Complementarias.
  • entre la identidad cristiana católica y las demás denominaciones religiosas o increencias con las que trabajan por pedido del Papa ayudándole en el diálogo ecuménico o interreligioso.
  • entre la preparación sólida para la misión (largos años de estudio y ciencia) y la urgencia de las demandas apostólicas (sobre todo en zonas de conflicto armado, por ejemplo).
  • entre los apostolados con los pobres (el trabajo por la justicia que brota de la fe en contextos de desigualdad) y con otras condiciones sociales (por ejemplo, entre personas influyentes de la cultura o la política).
  • entre las misiones con grandes estructuras institucionales que requieren más estabilidad y permanencia del jesuita (como una universidad) y las más pequeñas y flexibles que piden movilidad y dispersión (las misiones populares o la pastoral juvenil).
  • entre los apostolados que cuidan la identidad local (por ejemplo, parroquias en comunidades indígenas) y los que exigen una identidad más global (por ejemplo, en las editoriales y agencias de comunicación o en ecología integral).
  • entre los apostolados ad intra de la Iglesia y los ad extra (como el trabajo por los DDHH o en organismos internacionales).
  • entre las obras que son dirigidas por jesuitas y dependen de la Compañía y las que son dirigidas por laicas/os u otros religiosos/as o no dependen de los jesuitas.
  • Entre ser pobres, castos y obedientes y disponer de los recursos que sean necesarios para la misión, gestionar los vínculos y la soledad, y responder a los superiores con libertad de espíritu.

En una sociedad cada vez más polarizada, la tentación será reducirse superficialmente en uno de los polos de la tensión, sin asumir la versatilidad, la movilidad y el dinamismo propio que Ignacio imprimió al cuerpo de la Compañía que formaron junto a sus compañeros para “el servicio de las almas”[3]. En este sentido, como decía el P. Arrupe SJ, ningún ministerio o apostolado está fuera de la órbita del servicio de la Compañía a la Iglesia y al mundo.[4]

Cada jesuita y también la gran familia de quienes comparten el carisma ignaciano tienen el deber de discernir estas tensiones, para responder a lo que Dios quiere que hagamos para colaborar en su misión de ser puentes en un mundo roto.

Con todo, es posible hablar de apostolados específicos en tanto tareas encomendadas (la parroquia tal, alguna revista, una radio) y de dimensiones de cada apostolado (como son las dimensiones misionera, de diálogo interreligioso, de encuentro ecuménico, educativa, intelectual, social, comunicacional, espiritual, etc.).

Cada apostolado busca irradiar esa magnanimidad del deseo que Dios puso en el corazón de la Compañía de integrar lo diverso, de ampliar lo estrecho, de acortar distancias y contemplar también en la acción cómo Dios está reconciliando toda realidad con él.

Estas dedicaciones de los jesuitas a lo largo de la historia no han estado exentas de dificultades, errores, marchas y contramarchas, ajustes, precisiones, renuncias, tensiones y, sobre todo, mucha pasión. En fin, lo propio de un cuerpo vivo que busca responder con libertad espiritual y responsabilidad madura a la ayuda que los distintos Papas le han pedido.

En este sentido, muchas veces y desde sus orígenes, los jesuitas han sido acusados –cuando no, exterminados- desde los dos extremos por distintos sectores: de dogmáticos unas veces y de relativistas otras; de conservadores y de progresistas; de comunistas y de liberales. Así como de demasiado abiertos para unas cosas y cerrados para otras; de muy explícitos en el anuncio de Jesús en algunos lugares y de demasiado humanos y poco “divinos” en otros; de muy acomodaticios al poder o de muy arriesgados al criticarlo denunciando injusticias; de poco católicos y más protestantes.

En fin, lo cierto es que todas estas percepciones, desde distintas voces de la sociedad, muestran que la diversidad de la Compañía y su modo de insertarse en la realidad,trabajando por el Reino, no suelen dejar indiferente a quienes conocen a los jesuitas. Signo este del deseo de ser, a pesar de su condición de pecadores, comprometidos, libres y fieles al carisma de Ignacio para la Iglesia y el mundo.

 

¿Cuáles son las preferencias apostólicas de este tiempo para los jesuitas y las personas que trabajan desde el carisma ignaciano?

Te invito a ver este video y enterarte de lo último en lo que andan los jesuitas: https://jesuits.global/es/sobre-nosotros/preferencias-apostolicas-universales

Encuentro a distancia del sector Parroquias y Templos: «A épocas difíciles, tiempos de grandes deseos»

A comienzos del mes de Agosto, los representantes del Sector Parroquias y Templos de nuestra Provincia,  se reunieron de manera virtual para compartir un espacio de diálogo, oración y reflexión comunitaria. Tomás Bradley SJ, delegado del sector, comparte sobre lo vivido en el encuentro.

Por Tomás Bradley SJ

Nos hemos reunido para rezar juntos, compartir vida, reflexionar, teniendo en cuenta nuestra vivencia de comunidad en torno a una Parroquia o Templo.

Titulamos al encuentro: “Signos de los tiempos, signos de Dios, anuncio, denuncia y compromiso”. Buscamos crecer en una conciencia despierta que desea al mismo tiempo estar unida en el Dios de Jesucristo como “su cuerpo”, reflexionando para responder mejor a la voluntad de Dios presente en nuestro hoy.

Lo hacemos en este marco: inmersos en “tiempos difíciles”, épocas de cambio o cambio de época. La pandemia ha sacado a la luz muchas luces de la humanidad actual y ha iluminado, muchas sombras de “cómo nos estamos viviendo como comunidad global y sus consecuencias locales”. Ya usar el término comunidad  para nombrar la humanidad, tiene más de utopía que de realidad.

Pero vamos a seguir diciendo “comunidad global” por el deseo que nos inspira. Como hablamos de la patria grande, al nombrar a América Latina, como la soñaron San Martín y Bolivar; o como la vivió sufriendo el exilio, Gervasio de Artigas: “Los pueblos libres”. Con más razón si soñamos desde la locura de Cristo de desear la “fraternidad entre todos los hombres”. El vayan y bauticen a todos los pueblos en el amor que él nos enseñó y vivió hasta la cruz, no es una utopía, no es un sueño irreal.

Esta decisión tiene mucho que ver con “aquel que nos llamó a su seguimiento”. Tiene que ver con su modo de ser y de acercársenos. Tiene que ver con su modo de morir y de enviarnos al mundo.

Si intentamos desentrañar un poco los signos de Dios en los signos de estos tiempos, nos encontramos con… Me animo a describir algunos…

1.- Grito que es denuncia: un grito que clama hasta ensordecernos por su contundencia: “no somos propietarios del mundo que Dios nos encomendó”. Nadie lo es.

2.- Compromiso en GRATUIDAD, herencia y legado: como miembros de comunidades “gratuitas” hacemos una opción por lo común, sin desear apropiarnos de nada.

3.- La pequeñez, allí la verdadera grandeza: nuestras PEQUEÑAS COMUNIDADES LOCALES son gigantes protagonistas del rescoldo muy vivo de libertad, humanidad y compromiso social.

4.- La TRASCENDENCIA. Mirando más allá de nosotros: “trascendencia” como fecundidad que nos precede y será “con nosotros” signo de vida cuando ya no estemos.  Trascendencia es Dios, es el hermano, trascendencia es el que piensa distinto…

5.- “Nueva arte-sanidad”: la lógica del “trabajo como una compulsión” (en concepto de Eric Fromm), ha de ceder al encuentro entre lo global y local, entre lo productivo masivo con la artesana dedicación local.

6.- La conversión continua: somos nosotros los llamados a una continua conversión al Cristo presente en el otro. Esta conciencia de asumir como propio el cambio que queremos generar, no puede sernos ajeno.

7.- Luz en las tinieblas: Donde hay ausencia de Dios, hay presencia de maldad. Nuestras vidas pequeñas, artesanales, que cobijan son una  propuesta de verdadera luz.

Que San Ignacio interceda para que no dejemos de salir al encuentro, discerniendo aquello que va quedando en nuestro interior, para que siguiendo las mociones del Buen Espíritu nos dispongamos a ayudarlo a hacer presente su Redención siempre nueva.

Se publicó la octava edición de la Revista Aurora

La Conferencia de Provinciales Jesuitas de America Latina y el Caribe, presentó la octava edición de la «Revista Aurora: voces jesuitas sobre la pandemia.», correspondiente a la segunda quincena del mes de agosto.
Así lo presenta Roberto Jaramillo, S.J, Presidente de la CPAL:
«La revista AURORA, en los 9 primeros artículos de su octavo número, ofrece una serie de contribuciones e interrogantes que apuntan fundamentalmente al mundo del sentido:
  • ¿Cómo estamos lidiando con esta realidad natural, sin desconocer el trasfondo social de sus causas y sus consecuencias?
  • ¿Cómo dejar de ser insensibles al dolor de las multitudes que lloran a sus muertos?
  • ¿Cómo reconstruir relaciones entre personas, grupos, generaciones, naciones, etc., con la conciencia de que todo está interconectado?
  • ¿Qué aportes hacen en un tiempo como este los resortes espirituales que fundan y animan la acción de los jesuitas?
  • Frente a estas realidades tanto naturales como sociales, ¿qué nos dice la experiencia de discernimiento de Ignacio de Loyola y la propuesta de sus ejercicios espirituales?
Las tres últimas contribuciones nos ofrecen materiales valiosos para nuestra reflexión:
  • La Carta al Pueblo de Dios, de un gran número de Obispos del Brasil, sobre la opresión que ha significado para el pueblo el manejo errático de las políticas públicas, con un comentario del P. Elio Gasda.
  • El documento Humana Communitas de la Pontificia Academia para la Vida, del 22 de julio pasado, con un comentario introductorio del Prof. Juan Salvador Pérez
  • Una breve reseña del libro Coronavirus: ¿una oportunidad ética?, publicado recientemente por el P. Tony Mifsud.»