Un mundo herido que clama por una cura

John Dardis SJ, Consejero General de Discernimiento y Planificación Apostólica para la Curia General de Roma,  comparte sobre lo trabajado en el mes de noviembre por el Consejo del Padre General:

¿Cómo puede la justicia restaurativa ayudar a promover la reconciliación? ¿Cómo están respondiendo las grandes religiones del mundo a la pandemia de Covid? Estos fueron los principales temas tratados por el Consejo del Padre General en una semana especial de debates del 16 al 19 de noviembre.

Contamos con la ayuda de Guido Bertagna y Julián Carlos Ríos Martín, dos expertos en justicia restaurativa, y de James Hanvey, Secretario del Servicio de la Fe.

Presentaron tres diferencias entre los procesos judiciales normales y la justicia restaurativa. En la primera, las tres preguntas claves son:

  • ¿Se violó la ley?
  • ¿Quién lo hizo?
  • ¿Qué merece la persona?

En la justicia restaurativa, las preguntas son radicalmente diferentes:

  • ¿Quién está herido?
  • ¿Cuáles son sus necesidades?
  • ¿Quién debe responder a esas necesidades?

A menudo se producen desacuerdos en torno al significado de los hechos para las diferentes partes implicadas, pero no sobre los hechos en sí, por ejemplo un robo o un asesinato.

Guido nos dejó con una pregunta para la reflexión: ¿qué áreas de mi/nuestra vida e historia son las más difíciles de abordar para mí… para la Compañía… y para el mundo?

James Hanvey dirigió una conversación sobre una variedad de documentos preparados por los asesores del Padre General para el diálogo interreligioso. El enfoque fue la forma en que las diferentes tradiciones religiosas están respondiendo a la pandemia de Covid. Las grandes religiones del mundo son una fuerza social y política, así como fuentes de resistencia y significado espiritual. Las religiones de los pueblos indígenas también proporcionan marcos de entendimiento y recursos para responder a los muchos y diferentes niveles de impacto de una pandemia. Ninguna de las religiones adopta un enfoque pasivo y fatalista, pero todas ven en esas crisis una forma de profundizar el sentido de nuestra humanidad común, nuestro lugar en la naturaleza y las responsabilidades que tenemos unos con otros y con el planeta. El alma y la imaginación también necesitan ser alimentadas y sanadas para que la verdadera profundidad de la trascendencia humana pueda convertirse en una fuente de vida y compasión.

No tenemos a menudo la oportunidad de discutir los grandes temas juntos. Esta fue una semana especial: Una semana de gracia, una semana de oración, una semana de reflexión profunda.

Fuente: www.jesuits.global/es

Rafael Velasco SJ: «Son tiempos de afirmarnos en la Esperanza del Señor que no defrauda»

Un mensaje del P. Rafael Velasco S.J, Provincial de los jesuitas en Argentina y Uruguay, en ocasión del tiempo de adviento.

Queridos Compañeros:

«Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos. Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.» (Is. 40, 3 – 5)

La pandemia nos ha puesto ante la disyuntiva de enderezar nuestros caminos comunitarios para encontrarnos en vez de esquivarnos o vivir sólo una formalidad aceptable. Nos ha enderezado los pasos de unos hacia otros, nos ha puesto a convivir más, conversar, compartir y hasta a rezar juntos más intensamente. Pidamos al Señor que viene, que ese camino que se nos ha enderezado no se nos tuerza.

También se han ido rellenando quebradas y bajando montañas. Hemos debido acercarnos a los más afectados y heridos por las crisis, con comida, cercanía espiritual aunque sea virtual. Se nos ha  puesto frente a lo que somos: Hombres de Dios que estamos llamados a mostrar el camino de Dios porque se supone que nosotros lo hemos encontrado. Nuestro pueblo fiel también nos ha mostrado el camino con su deseo de participar en lo que se le negó participar: la Eucaristía, los sacramentos, las fiestas patronales…la alegría comunitaria de lo religioso. Nos enseñó también con su solidaridad hacia los más necesitados.

Vamos volviendo a esa otra presencialidad, luego de haber tenido que caminar caminos de desierto. Resuenan los versos aquellos: “la flor se marchita, se seca el cardón, / convertite hermano que llega el Señor.”

Hemos tenido que caminar por un largo desierto, seguimos aún; hemos tenido que cuidar de otros, además de cuidar de nuestra salud. Mi impresión general es que, como Provincia, hemos intentado cuidar de otros más que de nosotros mismos (me alegra) aunque no hemos quedado exentos del miedo y sus conductas que se han desatado en medio de todo esto.

El Adviento es tiempo de Esperanza, una virtud teologal que flaquea por estos días, en especial para muchas personas que han visto cómo la pandemia y sus consecuencias les han quitado salud, seres queridos, trabajo, seguridad…

Sabemos que el miedo es el enemigo más grande de la Fe, y la termita que corroe las cuerdas de la Esperanza; horada el sentido que sostiene la apuesta, nubla el Horizonte que ofrece aliento al caminar. El miedo angosta los horizontes, nos encierra en nuestro mundo y eso amenaza el entusiasmo apostólico y la alegría. Por eso, son tiempos de «fortalecer las manos débiles y afianzar  las rodillas vacilantes” (Is. 35, 3)…y afirmarnos en la Esperanza del Señor que no defrauda.

Tomás Bradley SJ: «la pandemia nos está invitando a repensarnos a fondo»

El COVID nos está confrontando

Lo que vivimos no es una desgracia, es una oportunidad.

Es evidente que la pandemia nos está invitando a repensarnos a fondo. Podemos aprovechar este tiempo, en vez de quejarnos, soñando volver a lo de antes –cosa que no va a pasar. Porque no se vuelve al pasado.

La vida privada y pública tienen que cambiar. El modo de entretenernos. El modo de vincularnos con los vecinos: acercarnos cariñosamente, para ayudar, para saludar, para respetar. El modo de ahorrar. El modo de ser creativos para generar producciones sustentables y medios de vida ecológicos. Lo artesanal tiene que pasar a un primer plano. Las comunicaciones virtuales nos ayudan a acompañarnos en la distancia. Pero no tenemos que caer en ellas como en un pozo sin fondo. Hemos de usarlas tanto cuanto ayuden.

El límite contiene. Es como el abrazo delicado de la madre con su niño bebé. Hay mucho por abrazar, sobre todo en nuestro interior.

Les pido que cuidemos mucho los ámbitos de encuentro parroquiales: reuniones de oración, de ayuda pastoral, de catequesis, de celebraciones litúrgicas.

Esta navidad nos va a encontrar más íntimamente reunidos en pesebre. Y no tan distraídos en “fuegos artificiales que nos alejan de la realidad”. Nos entretienen un rato, pero sólo son ruido y espuma.

Ante la contundencia de lo que sucede, o intentamos huir hacia la nada en la desesperación, el miedo y la queja; o aprendemos a ahondar nuestra relación con Dios, con los demás y sobre todo con nosotros mismos.

Dios se nos acerca en su Hijo, el Niño Jesús. Estemos atentos para recibirlo.

Tomás Bradley SJ

Reflexión del Evangelio – Solemnidad de Cristo Rey

Evangelio según San Mateo 25,31-46.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».

Por P. Hermann Rodríguez Osorio, S.J.

 Hace algunos años conocí al P. Joss Van der Rest, un jesuita belga que entregó su vida en el servicio a los más pobres en Chile a través de la obra “El Hogar de Cristo”, fundada por San Alberto Hurtado, SJ, canonizado en el año 2005 por Benedicto XVI y patrono de una de las parroquias de Bogotá. El P. Joss falleció hace pocos meses.

Al hablar de su vocación siempre recordaba que siendo joven prestó servicio militar en su país al final de la Segunda Guerra Mundial. Cuando los aliados vencieron a Hitler, él tuvo que entrar, montado en un enorme tanque de guerra, en una población alemana que había sido prácticamente arrasada por los bombardeos aliados. Desde el visor del poderoso tanque fue descubriendo los destrozos causados por la guerra. Todo le impresionaba a medida que entraba por el pueblo… pero lo que lo marcó para toda su vida fue encontrarse, en un momento de su recorrido, con una estatua del Sagrado Corazón que había perdido sus brazos por las bombas. Alguien había colgado del cuello de la imagen medio destruida, un letrero que decía: “No tengo brazos… tengo sólo tus brazos para hacer justicia en este mundo”. Al regresar a su país, dejó el ejército y decidió entrar a la Compañía de Jesús para hacer lo que esa imagen del Sagrado Corazón no podía hacer por los más abandonados de la sociedad.

Jesús presenta, en este último domingo del tiempo ordinario, una parábola que nos deja siempre delante del juicio definitivo de Dios sobre nosotros: tuve hambre, tuve sed, anduve como forastero, me faltó ropa, estuve enfermo, estuve en la cárcel… Algunos atendieron sus necesidades básicas con generosidad, mientras que otros no hicieron caso y siguieron su camino sin atenderlo. Unos y otros le preguntan al Hijo del hombre: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o enfermo, o en la cárcel?” Y la respuesta fue la misma para los dos grupos: Les aseguro que todo lo que hicieron, o lo que no hicieron, por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron, o no lo hicieron.

Todo lo que hacemos por los que más sufren a nuestro alrededor, lo hacemos al Señor mismo; y todo lo que dejamos de hacer por los más humildes, lo dejamos de hacer al Señor. Leyendo este texto recordé parte de una oración que leí hace muchos años:

CRISTO, no tienes manos, tienes sólo nuestras manos

Para construir un mundo nuevo donde habite la justicia.

CRISTO, no tienes pies,

Tienes sólo nuestros pies

Para poner en marcha a los oprimidos por el camino de la libertad.

CRISTO, no tienes labios,

Tienes sólo nuestros labios

Para proclamar a los pobres la Buena Nueva de la libertad.

Fuente: jesuitas.lat

Ordenación Sacerdotal de Ignacio Puiggari, SJ

Compartimos el testimonio de Ignacio Puiggari sobre lo vivido en la ceremonia de su ordenación sacerdotal, que aún con las distancias y recaudos que obliga el contexto, pudo celebrarse y compartirse en comunidad.

El pasado sábado 31 de octubre, fui ordenado sacerdote por el Cardenal Daniel Sturla. Por la situación sanitaria, nuestra catedral fue la canchita de fútbol de la parroquia, al costado del templo. La comunidad preparó con mucho esmero la decoración, dispuso el distanciamiento y pensó en cada uno de los detalles necesarios para que fuera una fiesta. Por su lado, Rafa Stratta, como maestro de ceremonia, se encargó tanto del coro como de los acólitos y el orden de la liturgia. Además, contratamos un muy buen servicio de audio, de filmación (el canal de la diócesis de Montevideo) y un escenario bastante bueno. Sobre el arco de fútbol que hacía las veces de ábside, pusimos una cruz bastante grande que aquí se usan para los vía crucis. En medio de la cruz colgaba un cuadro que lo robamos del cuarto de Yolo con su consentimiento. El día fue estupendo, con mucho sol y algo de fresco. En este contexto, debo decir que me sentí muy sereno y como en casa. Con incienso y todo, fue una ceremonia simple que dejó a muchos con la sensación de que algo hermoso estaba pasando allí mientras se sucedían las diversas partes del rito. Al menos eso me dijeron después. De todo eso quedo agradecido y admirado de que ya hubiera pasado. Capaz que con el tiempo me vaya cayendo la ficha, mientras me afianzo en las partes de la misa y el uso del misal, o mientras comprendo el gusto que trae esta forma de servir y anunciar al Señor.

Les mando un abrazo grande desde el Cerro,

Nacho Puiggari, SJ.

 

De Homo astronomus a Homo cyberneticus 2.0

Una nota de José G. Funes SJ, Jesuita y doctor en Astronomía, para el diario Perfil.

Me gusta pensar que en el proceso evolutivo que va de Homo erectus a Homo sapiens, una de las operaciones que nos hacen específicamente humanos -además del pensamiento abstracto, el lenguaje simbólico, la organización social y los valores- es nuestra capacidad de mirar las estrellas. De aquí Homo sapiens es también Homo astronomus. En una época de la historia humana aparecen, según algunos autores, las tradiciones religiosas junto a un nuevo sentido de justicia.

Karl Jaspers llama «era axial» al período (800-300 a. C.) durante el cual los fundamentos espirituales de la humanidad se establecieron simultánea e independientemente en China, India, Persia, Judea y Grecia. Estos son los cimientos sobre los que la humanidad todavía existe hoy. Super simplificando la complejidad del tema, podríamos decir que en la era axial surge Homo religiosis-moralis. En su libro Homo Deus, Yuval Harari sostiene que, en los últimos cien años, los avances tecnológicos, económicos y políticos han creado una red de seguridad cada vez más robusta que aleja a la humanidad del umbral biológico de pobreza. Y agrega: si la gente continúa padeciendo hambre, peste y guerra, no podemos culpar a la naturaleza o a Dios. Está en nuestras manos hacer que las cosas mejoren, y reducir aún más la incidencia del sufrimiento.

Harari también afirma que ahora nos dedicamos a transformar Homo sapiens en Homo Deus. Este autor expresa algunas ideas lo que se conoce como transhumanismo y post-humanismo. Simon Young en su Manifiesto Transhumanista afirma que, mediante una combinación de técnicas súper-biológicas, se detendrá el proceso de envejecimiento. La humanidad dejará de ser esclava de los genes egoístas que demandan su autodestrucción. La eventual eliminación de la muerte misma será el capítulo final de la historia de Homo sapiens, y una nueva especie nacerá: Homo cyberneticus (del griego kybernetes: arte de manejar un navío). Según Young, donde Homo sapiens era esclavo de sus genes egoístas, Homo cyberneticus será el timonel de su propio destino.

Nick Bostrom y Toby Ord ofrecen una visión más crítica de nuestra evolución post-biológica. Bostrom en su libro Superinteligencia sugiere que, ante la perspectiva de una explosión de la inteligencia artificial – lo que algunos llaman singularidad-, los seres humanos somos como niños pequeños jugando con una bomba. Ord en The Precipice estima que el mayor riesgo para el potencial de la humanidad en los próximos cien años proviene de la inteligencia artificial no alineada, y repara en otros grandes riesgos: la guerra nuclear, el cambio climático, otros daños ambientales y las pandemias diseñadas.

Al escribir estas líneas mi cerebro se complementa con mis documentos en la nube o googleando palabras o personas. Mi cuerpo se extiende en el celular que virtualmente toca el mundo a través de las redes sociales o medios de información. Utilizando todos estos medios, tristemente compruebo que en este momento el número de muertes en el mundo por Covid-19 es de 1.219.947. Para dar una imagen, es como si todos los habitantes de mi querida ciudad de Córdoba hubieran fallecido.

Para “distraerme” en estas semanas de aislamiento veo el documental de Netflix El dilema de las redes sociales que me muestra los efectos no deseados de la inteligencia artificial. Conclusión: el timonel de Homo cyberneticus perdió el rumbo y necesita recalcular. Más que nunca necesitamos una segunda era axial que reoriente nuestra existencia en términos morales. Necesitamos un Homo cyberneticus 2.0. Alguien se preguntará: ¿Y Dios cómo interviene en este proceso? Continuará en el próximo episodio.

Fuente: www.perfil.com

El problema del aborto como símbolo de lo que nos pasa

Por Emmanuel Sicre, SJ.

“Es cierto que hay que amar al prójimo, pero en el ejemplo que da Cristo como ilustración de este mandamiento, el prójimo es un ser desnudo, ensangrentado, desvanecido en medio de un camino y del que nada se sabe. Se trata de un amor completamente anónimo y por eso mismo completamente universal.” 

Simone Weil, A la espera de Dios. (1942)

No se trata de un debate menor. Aborto sí, aborto no. Argumentos de toda índole que llenan nuestro tiempo, nuestros oídos y pantallas, desde los más serios y equilibrados, a la desfachatez típica de los comentarios de una nota periodística o de un tweet. Marchas y contramarchas a favor y en contra, hasta en una misma marcha. Unos escandalizados de otros. Algunos enemigos irreconciliables ahora se los ve aliándose bajo la bandera del sí, otros bajo la bandera del no. Los hay también indiferentes que miran pasar el tema como una pelota de tenis de un lado al otro sin saber bien qué pensar ya frente a tantas imágenes desagradables.

Lo cierto es que el debate se nos instaló entre Pilatos y cantos de gallo, y ahora estamos en el baile de decidir qué paso dar. Siempre al ritmo de legalizar, penalizar, condenar. Intento pensar el tema tratando de comprender qué hay en la cabeza y en el corazón de unos y otros. Está difícil. Con este tema, ponerse en el lugar del otro, no resulta una cuestión tan evidente. Hay que hacer un esfuerzo bien grande. No sé si sea posible. Hay abismos de comprensiones del mundo, de la vida, del hombre que nos ponen los zapatos del otro muy lejos, casi invisibles. Y pensar mal del otro se ha convertido casi en un deporte.

Sin embargo, suponiendo la buena voluntad de quienes reclaman una u otra decisión, me planteo un problema de fondo: nos es posible desechar, deshacer, descartar, borrar, eliminar. Tal como me pasa al escribir estas líneas en las que puedo suprimir palabras o expresiones que me salieron mal, que preferiría de otra manera. Nos vamos acostumbrando a quitar de nuestra vida lo que nos estorba, a vivir una reversibilidad omnipotente, a eliminar todo tipo de negatividad, a suspender el esfuerzo de entender más allá de mí, a correr de adelante todas las consecuencias de las acciones que no nos gustan. En efecto, cada vez es más común mandar a la papelera de reciclaje, vaciarla, borrar el historial, someterse a un “lifting moral” que permita hacer desaparecer los pliegues éticos del paso por la historia.

Legalizar el aborto podría ser el símbolo de una sociedad que está dispuesta a darse el lujo de negarle entidad a todo lo que no está dispuesta a asumir. Entonces, es preferible eliminar al concebido que apuntar todos los esfuerzos en desarticular las estructuras de injusticia social que llevan a un embarazo no deseado. ¿Se imaginan a todos los que marchan por sí o por no luchando a diario, dentro y fuera de su ámbito laboral, por ese sólo objetivo que pareciera deseable para todos? Pero no, surge de nuevo el abismo que separa los zapatos que marchan en direcciones contrarias.

Lo triste es que nos vamos habituando a hacer desaparecer lo que nos estorba, lo que nos complica, lo que nos ata. Resulta que vamos deseando suprimir a los viejos que joden, a los pibes que “nacen chorros”, a los brutos de las escuelas, a los extranjeros que buscan sobrevivir, a los que viven en la calle, a los que toman mate en la Bristol… Algunas formas de expresar las ideas en torno a la legalización del aborto o no, llevan el aliento cargado de un anhelo, incluso, de desaparecer a quien pretende lo contrario a mí.

Yo me pregunto: cuando hayamos terminado de eliminar todo lo que nos molesta, ¿qué quedará?

Fuente: emmanuelsicre.blogspot.com

 

Victor Codina SJ: ¿Qué nos dirían hoy los seis jesuitas mártires del Salvador?

El pasado 16 de noviembre se cumplieron 31 años del martirio de los seis padres jesuitas y dos colaboradoras de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador. En memoria de los acontecimientos, compartimos un escrito de Victor Codina SJ, en el que nos acerca la historia dejando un mensaje para el hoy.

¿Qué nos dirían hoy los seis jesuitas mártires del Salvador?

Cada 16 de noviembre conmemoramos a los seis jesuitas Ignacio Ellacuría, Ignacio Martínez Baró, Segundo Montes, Amando López, Juan Pablo Moreno y Joaquín López y López, miembros de la Universidad Centroamericana (UCA) Simeón Cañas de San Salvador, que fueron asesinados por el ejército salvadoreño;  junto a ellos, Julia Alba y su joven hija Celina Ramos que trabajaban en la comunidad, también fueron eliminadas, para que no hubiera testigos de la masacre. Fue en el año 1989.

Su muerte produjo un enorme impacto internacional, desveló adónde se dirigía la inmensa ayuda de USA al gobierno y al ejército del Salvador y sin duda este sangriento asesinato propició el Tratado de paz, luego de varios años de lucha civil y más de 70.000 muertos.

Yo había conocido a Ellacuría y Montes cuando estudiábamos teología en Innsbruck. El año 1986, en una visita de Ellacuría, Rector de la UCA, a Cochabamba, Bolivia, donde yo residía, me invitó a dar un semestre de clases en la UCA. Allí conocí al resto de compañeros y pude ver de cerca su plena dedicación al trabajo por la fe y la justicia en El Salvador, siguiendo el ejemplo de Monseñor Romero martirizado en 1980.

No volví a visitar El Salvador hasta 2008, 24 años más  tarde, para un encuentro de teólogos. En el Museo de los mártires vi que el libro de Jürgen Moltmann, El Dios crucificado, había sido teñido con la sangre de uno de los mártires, ejecutado en su habitación. Otros compañeros fueron sido asesinados en el jardín. El jardinero, Don Obdulio, esposo de Alba y padre de Celina, plantó en el césped del jardín 8 rosas rojas.

Y cuando entré en la sala-capilla del Centro Monseñor Romero para nuestro encuentro teológico, vi que en el muro de la izquierda estaban enterrados todos mis antiguos compañeros. ¡Impactante! No se puede hacer teología al margen de las víctimas.

El teólogo alemán Martin Maier le dijo a Moltmann que su libro sobre el Dios crucificado había quedado empapado con la sangre de uno de los mártires. Moltmann fue expresamente a El Salvador y al llegar al verde jardín de las 8 rosas rojas, se arrodilló y oró en silencio durante una hora.

Han pasado ya 31 años de este martirio, su memoria subversiva nos sigue impactando. Pero quizás, hoy en plena pandemia de coronavirus, comprendemos mejor el mensaje que Ignacio Ellacuría, como portavoz de todo el grupo de la UCA, había formulado en su tiempo.

Muchas de las expresiones de Ellacuría, que hace años parecían exageración y fantasías utópicas, hoy, en medio del caos y colapso sanitario, tecnológico, laboral, económico, político, ecológico y religioso actual, nos parecen luminosas y esperanzadoras. Afirmar que hay que “revertir la historia, subvertirla y lanzarla en otra dirección”, como dijo Ellacuría al recoger el premio Alfonso Comín en el Ayuntamiento de Barcelona, el 6 de noviembre de 1989, 10 días antes de su muerte, parecía entonces una retórica exagerada.

Hoy cuando, en plena pandemia, todo se derrumba y existe el peligro de querer volver a la “normalidad de antes”, estas palabras abren un camino de esperanza: la historia actual ha generado muerte, destrucción de la naturaleza y exclusión de la mayoría de la humanidad. No podemos seguir igual, no hemos llegado al final de la historia, está en juego la supervivencia de la humanidad, hay que revertir el rumbo de la historia.

Pero Ellacuría no se limita a la denuncia, ofrece una pista positiva, opción preferencial por los pobres y ayudar a la construcción de una civilización del trabajo y de la sobriedad compartida, todo ello desde la inspiración de la fe cristiana. Esto implica hoy una vida sencilla, lejos del consumo y de la explotación de la tierra, pero compartida entre todos, sin exclusividad de unos pocos, sin marginar ni descartar a la mayoría de la humanidad. Para Ellacuría todo esto forma parte del proyecto del Reino de Dios que anunció Jesús de Nazaret.

Seguramente Ellacuría y sus compañeros mártires sintonizarían con el estilo evangélico de Iglesia en salida y samaritana, pobre y de los pobres, que hoy propone Francisco.

Este podría ser el mensaje de los mártires del Salvador a nuestro tiempo de pandemia: no querer volver a la “normalidad” de antes, sino aprovechar la ocasión para cambiar el rumbo económico, social, político, ecológico y religioso de nuestra historia. Otro mundo es posible y urgente, sobrio y compartido.

Quizás, para comprender mejor todo esto, podríamos arrodillarnos espiritualmente un rato en el verde jardín de la casa de los mártires, mientras en silencio contemplamos las 8 rosas rojas que plantó Don Obdulio.

Fuente: blog.cristianismeijusticia.net

Revista Aurora nº12: «Resiliencia femenina»

Está disponible la nueva edición de la revista Aurora, correspondiente a la primera quincena del mes de Noviembre. Este número tiene el objetivo de visibilizar la situación, resistencia y creatividad de las mujeres para enfrentar los difíciles momentos que ha traído la pandemia.

Compartimos un fragmento de la presentación de este nuevo número, a cargo de Carmen de Los Ríos, Delegada de Misión para el Apostolado Social de la CPAL:

«En este número encontramos voces y acciones proféticas. Se denuncia que la violencia contra la mujer se ha incrementado en estos tiempos, pero se anuncia la creatividad para romper el silencio y formar redes de apoyo. Se denuncia que miles de trabajadoras del hogar se quedaron sin ningún tipo de ingreso, pero se anuncia el fortalecimiento de organizaciones y redes para demandar leyes justas que las amparen. Se denuncia la situación altamente vulnerable de las mujeres migrantes, pero se anuncia el fortalecimiento de sus capacidades de gestión, de ir casa por casa para llevar alimento a los niños, hijos de migrantes iguales que ellas. Se denuncia el incremento del desempleo y del hambre, pero se anuncian acciones como la de comedores populares con respuestas integrales para las familias, que tienen en cuenta el desarrollo de liderazgos entre las mujeres. Se denuncia la pérdida de salud y de vidas entre las mujeres afro durante la pandemia, pero se muestra su resiliencia y lucha contra las desigualdades de raza y género; también se nos habla del valor la mujer maya: cuidadora, inspiradora y luchadora, la que mantiene el equilibrio en crisis como la actual.» 

Podes descargarla haciendo click aquí.

Fuente: jesuitas.lat

Evento online: «La economía de Francisco»

Desde el 19 al 21 de noviembre tendrá lugar el evento online «La economía de Francisco». El objetivo de esta convocatoria es poner en marcha un proceso de cambio global para practicar una economía diferente, más justa, inclusiva y sostenible. El programa está centrado en temas como el trabajo, la finanza, la educación y la inteligencia artificial.

La iniciativa, que se llevará a cabo tras la invitación del Pontífice el 1 de mayo de 2019, con motivo de la fiesta de San José Obrero, involucra a economistas, empresarios, mujeres y convoca a 3.000 jóvenes de todo el mundo con la finalidad de “hacer un ‘pacto’ para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana”.

La cita estaba prevista del 26 al 28 de marzo de 2020 en Asís, ciudad “símbolo y mensaje de un humanismo de fraternidad”, pero a causa de la pandemia se pospuso este mes de noviembre en modalidad virtual, con transmisiones en directo y conexiones streaming.

Información útil

Fecha: 19 al 21 de noviembre

Hora: 10 a 14hs (Arg – Uru)

Transmisión en vivo por: Youtube y Facebook

+info sobre la programación: www.francescoeconomy.org