Los letrados (escribas) y la viuda constituyen dos símbolos que encarnan maneras de vivir diametralmente opuestas.
Los primeros se mueven por el poder, queriendo ofrecer una imagen ostentosa y persiguiendo reconocimiento, privilegios y dinero por cualquier medio. Jesús denuncia el “amplio ropaje” que suele utilizarse, en los ámbitos más dispares, como signo distintivo de superioridad. (Si se me permite un paréntesis: ¿qué sentido tiene que, todavía hoy, la jerarquía de la iglesia siga vistiendo capisayos que producen vergüenza ajena y que, para más inri, tienen su origen en los que vestían los poderosos del Imperio romano? Indudablemente, la resistencia a abandonarlos, parece indicar la necesidad, consciente o inconsciente, de manifestar una posición de poder).
En un nivel más profundo, los “letrados” pueden verse como símbolo del ego (religioso), que se mueve en virtud de sus propias necesidades e intereses narcisistas.
Por su parte, la imagen de la viuda, tal como es presentada en el relato, representa a la persona capaz de entregar y entregarse (“todo lo que tenía para vivir”), de manera generosa y desapropiada.
El contraste que el relato pone de manifiesto refleja el que cada uno de nosotros vivimos en nuestro interior. En nosotros conviven, mejor o peor, y en diferentes “dosis”, tanto el “letrado” -el ego que gira constantemente en torno a sí mismo- como la “viuda” -la dimensión profunda que vive en la comprensión y se expresa en el amor que se entrega-.
La psicología profunda nos enseña que “todos tenemos de todo” porque, más allá de la imagen que mostramos y en la que nos reconocemos, hay otra parte equivalente -la sombra- donde se albergan aspectos ocultos de signo contrario. La sombra no es mala. De hecho, en cuanto somos capaces de reconocerla y de abrazarla, la sombra nos humaniza, regalándonos, a partes iguales, humildad y compasión. Dejamos de “ver la mota en el ojo ajeno” -como diría el propio Jesús-, porque ya hemos visto la “viga” en el propio (Lc 7,41).
¿Reconozco al “letrado” y a la “viuda” que habitan en mí?
Esta iniciativa busca conmemorar, el 18 de Diciembre, el día internacional de las personas migrantes, como un momento para escuchar y ver la realidad de tantas hermanas y hermanos que a lo largo de Latinoamérica y el Caribe se ven forzadas a migrar para rescatar sus vidas.
“Otro passo más” es la Campaña regional de la Compañía de Jesús en Latinoamérica y el Caribe para conmemorar el día internacional de las personas migrantes el próximo 18 de diciembre del 2021. Se trata de una propuesta creada colaborativamente por un Consejo de RedAcción conformado por personas que hacen parte de obras de la Red Jesuita con Migrantes y de otras expresiones de la Conferencia de Provinciales de Latinaomérica y el Caribe. “Otro passo más” da continuidad a #MigrarHaciaLoExtraordinario.
Las personas forzadas a migrar deben ponerse en movimiento para rescatar su vida. Al igual que ellas, todos y todas debemos ser conscientes de la importancia de ponernos en movimiento para avanzar.
“Otro passo más” apuesta por reducir la indiferencia, la discriminación y la xenofobia, aumentando la capacidad de escuchar y ver la realidad de las personas forzadas a migrar. Desde la experiencia práctica comprender cómo una persona forzada a migrar está en movimiento continuo buscando un lugar seguro para poder vivir con dignidad y realizar su propósito de vida, al igual que cada ser humano en la tierra.
Esta campaña está dirigida principalmente a jóvenes de Latinoamérica y el Caribe y todas aquellas personas que se quieran sumar.
El próximo 18 de diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes, será el lanzamiento de la canción «Otro Passo Más», cuya letra estará conformada con la suma de testimonios de personas migrantes, refugiadas y desplazadas que nos hablan del dolor de la ruptura y también de la esperanza en el porvenir.
Para preparar este lanzamiento, se nos invita a dar tres pasos:
Paso 1.Respondemos una pregunta
A partir del 1 de Noviembre invitamos a compartir la pregunta ¿Cuándo das otro passo más? y a escribir la respuesta en la web: redjesuitaconmigranteslac.org/otro-passo-más y en las redes sociales con el Hashtag #OtroPassoMás.
En cada territorio y espacio local se puede introducir esta pregunta y el ejercicio de escritura en actividades, talleres, encuentros y otras iniciativas que estén en marcha para este tiempo a partir del 1 de Noviembre y hasta el 18 de Diciembre 2021. Las frases también se pueden enviar al correo hospitalidad@redjesuitaconmigranteslac.org
Paso 2.Elaborar un video
Durante el mes de Noviembre invitamos a todas las personas interesadas a sumarse en la construcción del videoclip de la canción «Otro Passo Más». La propuesta es que grabar con el celular, en posición vertical, un recorrido de 21 pasos (lo que se está viendo en frente al caminar). Construiremos el video de la canción con la suma de trayectos grabados por distintas personas en muchos lugares del continente (caminos, calles, escaleras…)
Enviar este video corto al correo de hospitalidad@redjesuitaconmigranteslac.org o al whatsApp +57 3125509688
Paso 3.Compartir la iniciativa
Compartir esta iniciativa con todas las personas a nuestro alcance, al interior de equipos, a través de redes sociales y redes de colaboración, así la canción «Otro passo más» podrá llegar a más lugares de nuestro continente.
Desde el Lunes 25 al jueves 28 de Octubre, se llevó a cabo el Congreso Internacional de Ejercicios Espirituales «De la herida a una nueva vida», organizado por la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) y por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.
Hubo aproximadamente más de 800 inscriptos, un equipo técnico conformado por más de 30 personas, y más de 80 facilitadores que hicieron posible las conferencias, talleres, paneles y testimonios.
El momento de apertura del Congreso comenzó con la Eucaristía presidida por Monseñor Luis José Rueda, Arzobispo de Bogotá. Luego, el P. Roberto Jaramillo Bernal SJ, actual presidente de la CPAL, dio un mensaje de bienvenida a todos los presentes. Para finalizar este primer día, hubo un Conferencia de Apertura a cargo del P. Francisco de Roux SJ, Presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición de Colombia.
El día Martes 26, segundo día del Congreso, tuvo como Eje temático principal la manera de aceptar y acoger nuestras heridas. Los paneles y talleres estuvieron orientados a dialogar sobre las heridas tanto personales como sociales, y el modo de trabajarlas e incorporarlas en la experiencia de los Ejercicios Espirituales, no sólo desde la propuesta de oración sino también desde el acompañamiento espiritual. La provincia Argentino Uruguaya se hizo presente con la participación del P. Rafael Velasco SJ y el P. Agustín Rivarola SJ en el abordaje de las heridas sociales. Para la perspectiva de las heridas personales, participaron el P. Juan Carlos Juárez SJ y Juan José Berli SJ.
Esta jornada finalizó con un espacio de entrevista en simultáneo al P. Adolfo Chércoles Medina SJ, la Hna. Nora Beatriz Kviatkovski y el P. Francisco López Rivera SJ. Tanto aquí como en los paneles que hubo durante el día, el público pudo enviar preguntas que el moderador iba seleccionando para realizarle a los disertantes.
El eje temático del tercer día fue la búsqueda de una comprensión diferente de lo que significan las heridas. Las conferencias de inicio estuvieron a cargo de la Dra. María Clara Bingemer y del P. Javier Melloni SJ.
El primer aporte proponía distinguir entre las heridas que generan confusión, exclusión, descarte, opresión, y las que nos abren al servicio, heridas que pueden ser reinterpretadas y en ese ejercicio ayudarnos a encontrar una perspectiva de futuro. Por su parte, Javier Melloni, remarcó la importancia de comprender las heridas personales, de la necesidad de vivir una experiencia de interioridad que nos lleve a nuestro núcleo humano, y desde allí trabajar para ubicarnos en un lugar nuevo, «una vida nueva», tal y como lo vivió Ignacio en la peregrinación de su vida.
Con una perspectiva desde lo diferente, los paneles pusieron en tema de diálogo distintos temas como: Pueblos originarios, diversidad de género, política, todos los temas fueron tratados desde la experiencia de los Ejercicios Espirituales y se abordaron distintas aristas como: el rol de la mujer a la hora de dar Ejercicios, el saber estar como mujer acompañante, el rostro femenino en la espiritualidad, el acompañamiento en la diversidad sexual, invitando finalmente a ser Iglesia en salida, que recibe y abraza el mundo diverso que habitamos.
La Conferencia de cierre del día proponía un espacio para compartir modos alternativos de dar y acompañar Ejercicios Espirituales, el primer aporte estuvo orientado a la importancia de proponer dinámicas para quienes recién llegan a la experiencia y no tienen conocimiento alguno de qué se trata la oración ignaciana. El segundo aporte propuso una dinámica de Ejercicios que combina puntos para la oración escritos y películas. De esta manera utiliza dos tipos de recursos para guiar la experiencia de oración.
El último día del Congreso, jueves 28 de Octubre, tuvo como eje temático el camino para transformar las heridas en fuente de vida, de amor y servicio. La Conferencia principal contó con la participación del P. General Arturo Sosa SJ, quien presentó el tema «Transformar la herida», haciendo que el itinerario vital y la experiencia de Ignacio, dialogue con la vida de cada uno. Tomando diferentes hitos ignacianos, que nos sirvan de aprendizaje para el camino espiritual personal.
Los paneles y talleres del último día pusieron en diálogo temas como: justicia socio ambiental, mundos juveniles y nuevas tecnologías. Las ponencias sobre el ámbito juvenil y ejercicios espirituales, expusieron los desafíos que se presentan a la hora de acercar la experiencia de oración a los jóvenes, las dificultades, las limitaciones. Y a partir de las experiencias de los disertantes ayudar a encontrar salidas y propuestas para que los mundos juveniles encuentren cada vez mas un camino hacia la interioridad desde la propuesta ignaciana.
Finalmente, el Congreso fue un espacio que convocó a la familia ignaciana en el mundo, que permitió comprender desde distintas perspectivas las heridas del mundo y de los grupos que lo habitan, comprenderlas para transformarlas en vida, en proyectos, en horizonte de trabajo.
Desde la Alianza de Redes Eclesiales para la Ecología Integral se presentó un documento de cara a la COP26.
La Iglesia de América Latina y el Caribe, a través de la ENA (por sus siglas en inglés Eclesial Network Ecology) o en español la Alianza de Redes Eclesiales para la Ecología Integral, tendrá una importante participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021–COP26–, que iniciará este 31 de octubre en Glasgow, Escocia.
En esta red participa activamente el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), por ello Monseñor Miguel Cabrejos, presidente de este organismo colegiado, aseguró que junto con la ENA presentarán ante la COP26 el documento “Construyamos una comunidad planetaria que cuide de toda la vida en la tierra”.
Con este documento las organizaciones eclesiales “fijan posición y hacen llamado ético a quienes tomarán decisiones reunidos en Glasgow”, por tanto “tenemos esperanza que las decisiones que se tomen en este magno evento puedan ayudar a ‘cambiar de rumbo’ y emprender una verdadera transición hacia un sistema de convivencia humana sostenible, fraterna y solidaria”.
Además la ENA está integrada por la REPAM (Red Eclesial Panamazónica), la red de la Cuenca del Congo (REBAC), la región de Asia y Oceanía (RAOEN – Red Eclesial del Río sobre el Océano), Mesoamérica (REMAM), el Gran Chaco y el territorio del Acuífero Guaraní, así como las de Europa (ELSiA y CIDSE) y América del Norte (Canadá y Estados Unidos), con el apoyo del Instituto de Investigación Laudato Si´ (LSRI) y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano.
Un trabajo en articulación
Por su parte, Mauricio López, director del Centro de Redes y Acción Pastoral del Celam, explicó que la ENA “ha nacido de un proceso de articulación de redes territoriales asumiendo el mandato y el compromiso de la encíclica papal Laudato Si’, para el cuidado de la casa común y en perspectiva de articulación interinstitucional, intercongregacional y de dimensión territorial más allá de los propios países”.
“Esta alianza se ha creado a partir de experiencias ya existentes, pero que se han suscitado sobre todo a la luz de la experiencia de la territorialidad Panamazónica, y donde el propio Sínodo especial para la Amazonía, pidió una perspectiva en clave de cuatro sueños: sueño social, sueño ecológico, sueño cultural y sueño eclesial”, acotó.
Por ello –asegura López–: “Estamos trabajando de manera cercana y articulada con el Vaticano, específicamente con el Dicasterio para el servicio y la promoción del desarrollo humano integral, y con el apoyo significativo también del Instituto de Investigación Laudato Si’, en la Universidad de Oxford, que llevan los jesuitas en el ‘Campion Hall’”.
Presentar los rostros concretos
Sobre el documento ha señalado: “Este posicionamiento que presentamos a ustedes es un esfuerzo de dar rostros, dar voces, de presentar los testimonios vivos de hombres y mujeres en el territorio, para que además de los posicionamientos políticos científicos, y en clave espiritual eclesial, ellos puedan revelar historias concretas”.
“Ya hay muchas instancias haciendo una gran labor tanto de la sociedad civil como de la Iglesia, para visibilizar la situación de crisis climática que estamos viviendo, pensamos que nuestra contribución más importante es presentar las historias, los rostros concretos tanto del impacto que están recibiendo estas poblaciones más vulnerables”, ha dicho.
Por ahora “esta red seguirá trabajando en clave de articulación, sumando al proceso del ‘Sínodo sobre sinodalidad’ para que no queden fuera las voces de estos territorios de la periferia en la conversión de nuestra Iglesia, pero sobre todo tratando de contribuir en este importantísimo espacio de la COP-26”
En la larga historia evolutiva de los herbívoros uno de los factores que hizo que algunas especies –como las jirafas, los ciervos o las vacas– desarrollaran la capacidad de rumiar fue la necesidad de defenderse frente a los depredadores.
Los rumiantes digieren los alimentos en dos etapas: primero los consumen, y luego realizan la rumia, que consiste en la regurgitación del material ingerido. Los biólogos que han estudiado esta adaptación evolutiva nos informan también de que, al remasticar el bolo regurgitado, los rumiantes reducen el tamaño de las partículas fibrosas, facilitando así su paso al resto del tracto gastrointestinal. En resumen, primero ingieren rápido; y luego rumian despacio en lugar seguro, alejados de los depredadores.
Los seres humanos no somos herbívoros. No podemos digerir la fibra vegetal ni rumiar. Por eso el verbo lo usamos en sentido figurado cuando, por ejemplo, queremos pensar algo despacio: «necesito rumiarlo», decimos coloquialmente si necesitamos tiempo antes de tomar una decisión.
En la Biblia no se habla de la rumia porque no se conocía el complejo mecanismo digestivo de los herbívoros. Pero sí se invita con frecuencia a parar, contemplar y meditar. Contemplar la naturaleza –el libro de la creación– y meditar la Escritura –el libro de la revelación– con una actitud pausada y reflexiva.
Muchas prácticas espirituales también pueden interpretarse desde esta clave, como ejercicios de rumia –no del bolo alimenticio, claro, sino de la experiencia humana–. El examen del día, por ejemplo, ¿no es acaso una forma de traer de nuevo a la memoria lo vivido, para saborearlo y digerirlo despacio? Y la oración y la participación frecuente en la eucaristía, ¿no es también una forma de asimilar la experiencia central de la fe cristiana para nutrirnos espiritualmente?
En nuestra época, sin embargo, la capacidad humana de rumiar se está atrofiando por la aceleración de muchos órdenes de nuestra existencia, así como por la fragmentación creciente de la atención.
El rumiante, en sentido espiritual, es el sabio. Y los rumiantes, aquellos que buscan juntos la verdad, la bondad, la belleza y la sabiduría. Ahora bien, en una época marcada por la mercantilización de la atención y la distracción constante ocasionada por los dispositivos digitales, ¿cómo podemos recuperar la serena atención que es requisito de una vida sabia?, ¿qué prácticas cotidianas pueden reconectarnos con nosotros mismos, con los demás y permitirnos saborear de nuevo la vida?
Quizás en nuestro tiempo deberíamos reinventar los antiguos bestiarios adaptando uno de los imperativos de Jesús –«Sed sencillos como las palomas, astutos como las serpientes»– para añadir: «y sabios como los rumiantes».
Perder la capacidad de rumiar nos condena a vivir en la inmediatez, la superficialidad y la ansiedad.
Parar, meditar y saborear despacio la vida nos ayuda a vivir con sensatez, profundidad y serenidad.
Aproximadamente 8.000 miembros de la “familia ignaciana” de la joven Provincia de Europa Occidental Francófona (EOF) se reunieron en Marsella el pasado 29 de octubre hasta 1 de noviembre. Jesuitas, por supuesto, pero también familias enteras, jóvenes del MEJ (Movimiento Eucarístico Juvenil) y religiosas de diversas congregaciones inspiradas en la espiritualidad de San Ignacio.
El P. François Boëdec, Superior Provincial de la EOF, estuvo en diálogo con el equipo de comunicaciones de la Curia General en Roma y compartió unas palabras que sobre este nuevo proyecto:
Estamos en el Año Ignaciano, oportunidad propicia para una renovación de nuestro espíritu de Ignacio. En el año 2006 tuvimos en Lourdes un encuentro de la familia ignaciana en la Provincia de Francia. La “familia ignaciana” tomó entonces conciencia de sí misma, y eso ha hecho posible una importante colaboración entre jesuitas y no jesuitas durante 15 años.
Ahora hemos pensado que el Año Jubilar significaba una nueva oportunidad, porque la familia ha crecido y ha evolucionado. Hay menos jesuitas y menos religiosas, pero hay más laicos que reciben inspiración de la espiritualidad ignaciana. Personas muy comprometidas.
Ha preparado usted esta gran reunión en época de pandemia: ¿no ha sido una idea descabellada?
Eso pensaron algunos. Por mi parte, pensé que era importante intentarlo, porque si esperábamos para hacer planes hasta que todo hubiera vuelto a la “normalidad”, podríamos tener que esperar demasiado tiempo. Nos pusimos en marcha; no fue fácil, pero al final nos vamos a reunir y será un momento importante.
¿Cuál es el significado específico de la reunión?
Hace quince años estuvimos en Lourdes; esta vez en Marsella. Se trata de entornos muy diferentes; eso dice algo sobre la problemática que abordamos. Marsella es una ciudad intercultural, con una Iglesia valiente y pobre al servicio de toda esa gente. Me viene a la mente, por supuesto, la cuestión de los migrantes y, más ampliamente, la de las fronteras y las periferias. ¿Qué puede aportarnos hoy la espiritualidad ignaciana a propósito de la evolución del mundo?
Además, el encuentro tiene lugar en Francia, en un momento en que acabamos de recibir el informe sobre los abusos sexuales en la Iglesia. Esto es como un tsunami para los cristianos de Francia; va a teñir nuestra reflexión. No podemos simplemente celebrar un feliz encuentro, sobrevolando la realidad. Es obligado que nos preguntemos: ¿qué tipo de Iglesia queremos, qué tipo de compromiso con la población, qué tipo de proceso de conversión necesitamos? Esto está relacionado con el Año Ignaciano que nos pide “ver nuevas todas las cosas en Cristo”. Al mismo tiempo, también queremos que haya alegría. El Papa Francisco lo formuló bien: “¡Que nadie les quite la alegría!” A pesar de todas las dificultades, queremos sentir juntos que Cristo nos acompaña en este peregrinaje.
Además de los dos temas que acaba de mencionar, ¿cuáles son los retos que pueden abordarse durante la Asamblea?
Un reto para toda la familia ignaciana que constituimos, jesuitas y no jesuitas, es precisamente “¿qué imagen de Iglesia queremos diseñar para el futuro?” También están las Preferencias Apostólicas Universales, que suponen un guion para la acción y son tan relevantes para todos nosotros. Además, creo que el tema ecológico, la 4ª PAU, es cada vez más prioritario en relación con las otras tres; la situación del mundo nos obliga a mostrarnos cada vez más comprometidos y creativos en este ámbito. Sobre todo porque muchos jóvenes, jóvenes jesuitas y jóvenes de la sociedad, están haciendo hincapié en esto. Ello nos motiva a avanzar y todos los temas que implica estarán presentes en nuestra temática de Marsella.
Por otro lado, la organización de un evento de estas dimensiones ¿supuso una oportunidad a nivel espiritual para su Provincia?
Somos muy conscientes de que estamos en un periodo muy especial en la vida de la Iglesia, y también en la vida de nuestra sociedad. Un cambio de mundo, un cambio de época que nos exige estar bien arraigados, apegados a Cristo, y al mismo tiempo estar decididamente abiertos a nuevas cuestiones. Tenemos que mantener esto muy presente en una época en la que los miedos tanto se hacen notar. Para mí, celebrar esta reunión signfica infundirnos ánimos. No sólo para mantenernos unidos en un cálido nido, sino para sentirnos enviados.
Palabras del P. Arturo Sosa SJ para la ocasión
¡Qué placer para ustedes, escribió el Padre Sosa, poder estar juntos, reunirse después del aislamiento causado por la pandemia, y experimentar lo que significa estar en relación, diferentes pero unidos gracias a la experiencia de San Ignacio de Loyola hace 500 años! Añadió que había sido una gran audacia la organización de este encuentro, haberse propuesto emprender un viaje y mirar “mar adentro con Ignacio” -según el tema del congreso- y responder así al deseo del Papa Francisco de participar en la realización de una “Iglesia en las afueras”, ¡abierta al mundo y al diálogo!
En conclusión, el P. Arturo Sosa animó a todos los participantes en el Encuentro a seguir trabajando juntos, a poner en común sus respectivos talentos y medios, a insertarse en el mundo y a no vivir fuera de él. Les agradeció, de forma muy personal, la energía espiritual que le había proporcionado este encuentro. En una última llamada a la esperanza, afirmó: “Ser ignaciano es vivir, como pecadores perdonados, la alegría del Evangelio”.
Nicolás Rodrigues da Cruz tiene 19 años y vive en la ciudad de Buenos Aires. Egresó del Colegio del Salvador en 2019 y estudia en el ITBA la carrera “Analítica Empresarial y Social”. Además es voluntario en Fe y Alegría, a cargo del Proyecto Tutorías.
El proyecto en palabras de Nicolás
El Proyecto Tutorías surgió espontáneamente, por la experiencia previa con Walter, un egresado de Temag (Bachillerato para adultos en San Martín) a quien acompañé en 2020, con algunos contenidos del CBC (Ciclo Básico Común), ayudándolo con sus estudios universitarios.
Enseguida comenzó la pandemia y la única opción que encontramos para seguir en contacto fue de forma virtual. Nos reuníamos una vez cada dos semanas y cuando se acercaba un examen parcial, lo hacíamos varios días seguidos.
Una tarde, junto a “Grace” (Graciela Lizundia, otra voluntaria de Fe y Alegría) nos preguntamos ¿por qué no hacer lo mismo que estaba haciendo con Walter, con todos los egresados y egresadas de Fe y Alegría, que hubiesen elegido continuar sus estudios universitarios o terciarios?Así, con el apoyo del Equipo Nacional, comenzamos a proyectar cómo hacerlo de la mejor manera.
¿En qué consiste el Proyecto Tutorías?
El proyecto consiste en un acompañamiento vincular y académico de los egresados y egresadas de los Centros Educativos de Fe y Alegría que estén cursando estudios universitarios o terciarios.
El primer paso consiste en conocer qué carrera estudia el egresado/a. Luego se realiza una búsqueda de estudiantes voluntarios/as que estén más adelantados o adelantadas en la misma carrera, que puedan asumir el rol de tutor/a. Esta búsqueda se realiza, sobre todo, a través de distintos contactos de conocidos que están cursando en distintas universidades. A medida que se van inscribiendo hablamos personalmente con cada uno y cada una para contarles sobre el proyecto.
Luego los conectamos con el o la estudiante de Fe y Alegría y a partir de ahí hacemos un seguimiento para ver cómo se va desarrollando el acompañamiento y asistir en lo que pueda ir surgiendo. Hoy somos un total de 26 tutores que acompañamos a 26 jóvenes. Casi todos los acompañantes son de Buenos Aires con excepción de una egresada de Fe y Alegría llamada Daiana Lencinas que vive y estudia Medicina en Corrientes y acompaña a otra egresada de Chaco.
Creemos que el proyecto es una muy buena experiencia de enriquecimiento tanto para el acompañante como para el acompañado. Lo que mas me gusta a mí de la experiencia es reunirme con la persona que acompaño. Si bien lo hacemos para trabajar sobre algún tema en especifico siempre terminamos hablando de nuestras vidas, conociéndonos más, y está muy bueno. Al fin y al cabo, ¡somos todos estudiantes! y nos vamos contagiando unos a otros las ganas de estudiar y superarnos.
¿Qué se necesita para ser tutor o tutora?
El principal requerimiento para ser tutor/a es tener ganas de dedicar una parte de su tiempo en ayudar a alguien que lo necesita y que la carrera que estudia sea afín a la que se está requiriendo.
La experiencia de acompañamiento dura el tiempo que el tutor/a esté dispuesto a dar, siempre que haya buena relación con su estudiante a cargo. Constantemente estamos en contacto con las tutoras y tutores, y en caso de que alguien no pueda continuar buscamos un reemplazo. Lo ideal es que la experiencia dure un año o más.
La modalidad de acompañamiento es completamente de virtual. Dejamos libertad al acompañante para arreglar con su tutor/a qué días reunirse y el tiempo que requieren. Lo que sí es un requerimiento para los tutores y las tutoras es que mantengan un contacto periódico mediante mensajes para mantenerse al tanto de cómo están sus acompañados y de esa manera poder registrar también si surge alguna necesidad puntual o situación en las que podamos colaborar.
Muchos egresados y egresadas, por ejemplo, todavía no cuentan con computadoras para poder realizar sus estudios, algo fundamental en la pandemia.
¡Este año Fe y Alegría recibió una donación de 10 computadoras para este proyecto! Lo que significó una ayuda enorme para quienes las recibieron, con el compromiso de seguir sus estudios. Si bien difundimos un flyer por las redes sociales, nos damos cuenta que la mejor convocatoria para este voluntariado es mediante “el boca en boca”. La gran mayoría de las personas que se sumaron a acompañar fue porque escucharon el testimonio de otra persona acerca de la propuesta. La carrera para la cual se han necesitado más tutores son las de Medicina/Enfermería. Actualmente no necesitamos, ¡pero seguramente sí en un futuro cercano! Una manera fundamental de colaborar con
este proyecto es difundiendo la propuesta.
Para postularse o recibir más información pueden mandarnos a nuestro email proyectotutoria@feyalegria.org.ar o por WhatsApp al 1167445387.
El pasado Sábado 23 de Octubre, Alberto Michelena SJ profesó los últimos votos con los cuáles se incorpora definitivamente a la Compañía de Jesús. La celebración eucarística tuvo lugar en la Parroquia del Sagrado Corazón, en Montevideo.
Compartimos sus palabras de acción de gracias:
Cuando uno empieza a compartir que le dieron en la Compañía los últimos votos la reacción general de mucha gente es: «¿últimos votos?», y así como es cierto que en nuestra vida de consagración vamos dando pasos de incorporación a la Compañía o de Consagración, como es la ordenación diaconal y sacerdotal, cada vez que vivimos estas experiencias damos gracias, y la verdad es que a uno le toca dar gracias un poco por lo de siempre, por lo mismo de otras veces. Yo siento un enorme gratitud, primero que nada a Dios, por el don de la vida y por el don de tanta vida en la vida y por el don de esta vocación que reconozco como un regalo enorme y que es para mi el lugar donde siento que más se despliega mi vida: dándose a los demás. Esa es mi primera gratitud: a Dios. Y después a tantos que me han acompañado en este camino de la vida, primero que nada a mi familia, a toda mi familia, a cada uno, muchas gracias a Dios por cada uno de ustedes y a ustedes porque de todos voy aprendiendo, me voy sintiendo acompañado y querido como en el episodio del encuentro de Jesús con Bartimeo, de alguna manera yo también he sido Bartimeo y ustedes han sido para mí algunos de los que me han acercado al Señor. Y sigo dando gracias a Dios por ustedes, también por mis compañeros jesuitas, en este día a uno le toca agradecer mucho por la Compañía, por la vocación a la Compañía, por San Ignacio, por la vocación jesuítica. Y agradecerle a cada uno de los compañeros en concreto, en este tiempo uno reza un poco más estas cosas que le toca vivir y aparecen muchos rostros, y en estos días en concreto en dónde uno va compartiendo la noticia con otros, se hacen sentir muchos compañeros jesuitas que a lo largo de la vida me han acompañado en este camino y quiero agradecer por cada uno en este tiempo, reconociendo que a veces soy medio rezongón o medio crítico o medio peleador con los compañeros, o a veces poco cariños o cuidadoso con los compañeros, reconozco que son un regalo enorme, y esto me pasó pensando en los rostros de mis compañeros en concreto, así que a cada uno, los que están aquí presentes y los que están lejos, mi enorme gratitud. A mi me toca estar de vuelta en Montevideo después de 20 años de estar misionado en distintos lugares, en muchos lugares de formación y otros apostólicos, me toca volver aquí de nuevo y recibir muchísimos saludos de gente que ha sido compañera a lo largo de la vida, con la que hemos compartido y a la que he intentado también yo acercarla al Señor cuando estaban quizás en momentos al costado del camino, y me toca reencontrarme aquí también con gente que conozco desde hace mucho tiempo, conocer a otra desde hace poquito y quiero agradecerle a Dios por todos ustedes, los que están aquí y los que no pueden estar, porque forman parte también de ese grupo humano que va caminando con el Señor , o que a veces también me va llamando desde el costado del caminando para que me acerque a darles una mano. Entonces agradecer enormemente a Dios esta vocación, a la Compañía y a todos los que forman parte de este camino.
Para amar a Dios déjale la iniciativa. No quieras ser mejor que Él.
No lo busques, permite que Él encuentre adonde estás ahora.
Piensa que siempre está más allá de tus errores y fracasos,
no le pongas condiciones a su amor.
Evita devolverle tanta bondad cumpliendo obligaciones y deja que te gane siempre. No compitas con su generosidad. Gracias a Él, es una batalla perdida.
Siéntelo caminando a tu lado durante el día, hablándote en todo lo que te rodea, llegando a todos sin restricciones, incluso a quienes más te cuestan.
Mira cómo disfruta vivir a tu lado desde que naciste.
Para amar a los demás
Deja que sean como pueden ser, no como te gustaría.
Agradece que existan, que tengan sueños, búsquedas, anhelos.
Reconoce sus dones, rescátalos de sus traspiés, juega a su favor, pide tanta fuerza para quererlos cuanto más difícil se torne el vínculo personal y social.
Contempla sus historias, sus heridas y sus respuestas cotidianas con respeto.
Corrígelos, si puedes, con amor, sólo con amor.
Súfrelos con paciencia infinita recordando toda la paciencia que tienen contigo.
Para amarte a ti
Respira hondo y mira cómo la maravilla de ser creatura suya te ha hecho una persona digna, libre, capaz de amar y de crecer.
No temas al “sano egoísmo” de pensarte alguien que busca, aún con sus fragilidades, el bien en un mundo roto.
Contempla tus propios cambios y dales tiempo a los procesos complejos. No corras mucho. Ve al ritmo del Espíritu en ti.
Agradece ser quien eres, aunque tengas tus conflictos y autoreproches, ámate como puedas, pero ámate. Siempre estarás contigo.
Abre toda tu mente, todo tu corazón, todo tu espíritu y déjalos así para que escuchen en su intimidad: “Amarás…”