Cuando no basta estar informados

Por Dolores Aleixandre

Hace bastantes años hice un tiempo largo de retiro en una comunidad monástica de reciente fundación. Era un grupo pequeño de monjes, muy acogedores y hospitalarios, en una casa rural/monasterio; estaba en lo alto de un monte, el paisaje era precioso y si no doy más datos es porque aquello acabó como el rosario de la aurora unos años después. Había silencio entre semana pero los sábados los huéspedes comíamos con los monjes y hablábamos. Yo estaba informada por la radio de que la víspera se había incendiado el tanque de combustible de un camión cisterna, provocando la muerte de muchas personas alojadas en un camping. Al comentarlo en la mesa, me di cuenta de que los monjes no sabían nada y como me pareció tan extraño, le comenté al día siguiente al Prior que no entendía que vivieran tan desinteresados y al margen de lo que pasaba en el mundo. Me escuchó sin defenderse y unos días después me llamó para decirme: “Hemos comentado en la comunidad lo que me dijiste y nos hemos dado un tiempo para preguntarnos si deberíamos estar más informados a diario de las noticias y no una vez a la semana como hasta ahora. Después de orar y pensar sobre ello, nos parece que la información, con frecuencia, solo satisface la curiosidad y no siempre desemboca en una oración conmovida y solidaria. Pero cuando nos enteramos de la noticia, ninguno de nosotros se acostó esa noche sin haber orado intensamente por las víctimas de esa tragedia. Aquí no nos llegan las noticias de manera inmediata, pero tratamos de acoger con corazón orante el dolor del mundo”.

La respuesta me hizo pensar mucho y la he recordado en este tiempo en el que nos llueven imágenes, escenas y comentarios de todo tipo sobre la guerra en Ucrania. Y he vuelto a preguntarme cuánto de todo eso “nutre” y conmueve nuestra oración y cuánto se nos queda solo en el nivel de información y en una cierta autocomplacencia por “estar a la última”. Porque si todo eso no nos toca en lo más en lo más hondo y llena de nombres nuestro corazón, si no nos saca de cierta tibieza orante, si no nos hace más hospitalarios con los de cerca y no cambia nuestros hábitos de consumo energético, más nos valdría cortar el cable de la TV y tirar la radio y el teléfono en un punto limpio.

Jesuitas Mendoza: Palabras de bienvenida del P. Leonardo Amaro SJ

En el mes de Diciembre del año pasado, el P. Leonardo Amaro SJ, asumió como rector del Templo del Sagrado Corazón en la ciudad de Mendoza. Fue en el mes de Febrero de este año que comenzó concretamente con las tareas asignadas a su nueva misión, relevando en este servicio al P. José María Mattaldi.

En su mensaje de bienvenida dirigido a colaboradores de las obras confiadas a los jesuitas en Mendoza y  a la comunidad eucarística del Templo del Sagrado Corazón, el P. Leonardo Amaro sj afirmó: «Me he sentido muy acogido y acompañado por todos. Agradezco de corazón el afecto y la bienvenida. Me encuentran con deseos de que caminemos juntos y de que mi humilde servicio, unido al de mis compañeros jesuitas, contribuya a revitalizar la vida cristiana en esta zona de la ciudad.»

Sus experiencias previas le permitieron llegar mejor preparado a esta nueva misión: «Antes de llegar por acá estuve casi siete años de párroco en la Sagrada Familia de Córdoba, donde se fue forjando mi corazón de pastor.«, agregó.

Encomendamos a Dios este nuevo desafío asumido por el P. Leonardo, a sus compañeros jesuitas en Mendoza, y a toda la comunidad ignaciana presente en el Templo.

Lee el mensaje completo en jesuitasmendoza.ar

 

 

Serie 7 pecados capitales: ira

Una serie de José María Rodriguez Olaizola para pastoralsj.org

“Pecados son aquellas circunstancias

en las que uno elige y apuesta

por cosas que hacen que la vida

– propia y ajena – sea menos plena.”

Mal humor lo tenemos todos, incluso quien tiene un carácter afable y casi siempre sonríe. Ratos en que se te cruza el cable, o andas molesto por algo, o las circunstancias que sean te tienen sombrío. No se trata de que uno tenga que estar abonado a la quietud –por muy bienaventurados que sean los mansos–. Pero sí se trata de no llegar a esas situaciones en las que el mal humor te domina y te lleva a donde no quieres. Porque de esto se trata con la ira, de preguntarse si uno está en control, o si una emoción –en concreto el enfado– se vuelve tan intensa que no eres capaz de controlarte. Y conviertes la irritación en agresión a los otros, al mundo, a los objetos, a lo que se te ponga por delante.

El problema de la ira es que convierte al que está airado en un bruto, un energúmeno que, poseído por su enfado, rabia o indignación por lo que sea, se salta los límites básicos y agrede al prójimo. Puede ser más zafio, y la agresión es incluso física, o más sutil, y la ira te lleva a decir lo que se clava en el otro como un puñal hiriente. La ira solo deja detrás tierra devastada.

Frente a la ira, la alternativa no es la paz de los apáticos, aquellos a quienes nada afecta. Es, más bien, la pasión de quien no olvida, por más intensidad con la que viva las cosas, al prójimo. A veces será calma, y otras enfado, pero siempre respeto. A veces será silencio, y otras palabra, pero nunca insulto. Implicará conflicto en ocasiones, pero sin convertirse en algo personal.

José María Rodríguez Olaizola

Fuente: pastoralsj.org

El Dios poliédrico

Las Escrituras nos sugieren innumerables metáforas para expresar quiénes y cómo son Dios, Jesús, el Espíritu Santo y la Iglesia.

Dios –en la Biblia– es una roca, un pastor, un alfarero, un caudillo militar, una nube, un viñedo, un águila, un león, una gallina madre, una fortaleza y un escudo. Jesús es presentado como un profeta, un pastor, un rabino, un maestro, un taumaturgo, un novio, un cordero degollado, el Mesías y el Hijo de Dios. Y hasta pan y vino dispuesto a ser comido y bebido. La Iglesia, por su parte, es considerada –al mismo tiempo– madre, esposa, familia, barca, cuerpo de Cristo, pueblo de Dios y luz del mundo.

Sin embargo, a pesar de la sobreabundancia de títulos, sabemos que Dios, Jesús y la Iglesia son todo eso y mucho más. Una metáfora nunca agota el significado, simplemente se aproxima desde un ángulo particular, realizando una cata en el suelo profundo del sentido.

Los primeros teólogos cristianos que reflexionaron sobre esta cuestión pronto cayeron en la cuenta de que los títulos divinos expresan el modo como Dios –sin dejar de ser un misterio sagrado e inaccesible– se hace próximo, transformándose en un «Dios con nosotros», cercano y accesible.

La Biblia ofrece un deslumbrante abanico de expresiones, sin embargo, muchas de ellas hoy nos resultan extrañas y precisan ser reinterpretadas. El problema que enfrentamos es que metáforas que eran claras y evidentes en otra época se han vuelto oscuras y confusas con el paso del tiempo: ¿Qué significa que Dios es un cordero que espera ser desposado? ¿Cómo interpretar que Cristo es una vid, y nosotros los sarmientos? ¿Y que la Iglesia es una barca?

Un segundo problema surge de la necesidad de articular las diversas metáforas, permitiendo que unas «equilibren» e iluminen el significado de otras, sin eclipsarlas.

El ejemplo de la doble naturaleza de Jesucristo es ilustrativo. Nuestra tradición afirma que el hijo de María es –al mismo tiempo– Dios y hombre. Ambos atributos resultan en apariencia contradictorios, como fuerzas que empujan en direcciones opuestas. Algo similar sucede con los atributos divinos. ¿Cómo puede ser que Yahvé sea irascible y compasivo, impulsivo y paciente, violento y pacífico, maternal y paternal? Radicalizar cualquiera de esos rasgos a costa del resto conduce a un empobrecimiento en la comprensión de Dios.

El misterio no se agota en ninguna metáfora, por ello precisamos de múltiples acercamientos para expresar su insondable riqueza. Al considerar que Jesús es –además de Dios y hombre– maestro y profeta, pastor y rey, taumaturgo y exorcista, peregrino y hermano se matizan y enriquecen sus dos atributos principales, profundizándose así en su naturaleza humano-divina.

Los títulos divinos, cristológicos, eclesiológicos o mariológicos podrían compararse a una estructura articulada en la que todos los elementos están conectados, necesitando unos de los otros para que el edificio se sostenga en pie.

Otra forma de expresar esta delicada articulación sería usando, precisamente, otra metáfora. Así lo formula el papa Francisco al referirse al poliedro, una de sus imágenes preferidas: «El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad» (Evangelii gaudium, 236).

Jaime Tatay SJ

Fuente: pastoralsj.org

Encuentros del P. General con los jesuitas en formación

El pasado 23 de Abril, el P. General Arturo Sosa SJ ha hablado con seis jóvenes jesuitas, uno de cada una de las seis Conferencias de la Compañía, a propósito del significado de las Preferencias Apostólicas Universales para ellos, también sobre el futuro de la Compañía, y, especialmente, sobre su propio futuro.

A raíz de este encuentro se creó un programa en vídeo de una hora de duración que se transmitió en la web “Jesuit Futures” el sábado 23 de abril, con subtítulos en inglés, español y francés.

 Se trata de un encuentro informal entre el Superior General y sus jóvenes compañeros en libertad de expresión, fraternidad, sencillez.

Luego, el 30 de abril, como continuación de la Première del 23 de abril, el Padre Sosa invitó a los jóvenes jesuitas de Roma a un intercambio con él en la Curia, mientras estaban conectados virtualmente con sus compañeros de todo el mundo.

Conoce más en Jesuit Futures

Serie 7 pecados capitales: gula

Una serie de José María Rodriguez Olaizola para pastoralsj.org

“Pecados son aquellas circunstancias

en las que uno elige y apuesta

por cosas que hacen que la vida

– propia y ajena – sea menos plena.”

Habitualmente decimos que alguien es goloso cuando le gusta el dulce. Asociamos la gula a la comida, con un punto de exceso. A dejarse llevar tanto por el apetito –que no tiene nada que ver con el hambre– que a uno le cuesta poner freno o límites. La gula tiene que ver con dejarse dominar por las apetencias, con ser incapaz de resistirse a los estímulos, con un dejarse llevar por el ansia. Es curioso, porque hoy en día probablemente la gula no está muy bien vista, pero no por una concepción moral de la vida, sino por una concepción estética, y es que provoca calorías y michelines.

¿Cuál es el problema? Que uno termina dominado por lo instintivo, por los estímulos que, en lugar de ofrecerte alternativas, poco menos que te empujan. Que uno, en lugar de valorar el alimento como bendición y como fuente de energía, de salud y de satisfacción, termina, cual voraz zampón, engullendo sin freno. Sin ser capaz de resistirte o de ser señor de tus apetencias. Pienso yo que el problema no es que te guste más o menos el chocolate, o darte un atracón de algo alguna vez. El problema es llegar a ese punto en el que uno deja de controlar sus apetitos, y se vuelve compulsivo, incapaz de tener cierto dominio sobre sí. Y esto no únicamente en lo relativo a la comida, sino a tantas otras apetencias que pueden convertirse en cadenas que nos atan.

¿Cabe una alternativa? Frente a esa ansiedad, la propuesta es la sobriedad. Con un punto de auto-exigencia. Se trata de darte el espacio y la perspectiva para valorar las cosas. Y de que lo excepcional, efectivamente lo sea. Se trata de disfrutar los sabores –de los alimentos y de la vida– como una bendición, como una posibilidad y como un regalo. Y se trata de no ser como una marioneta que se mueve al hilo de necesidades –demasiadas veces artificiales– sino persona, que es capaz de vivir con un poco de orden en el océano de las necesidades infinitas que, de otro modo, te termina engullendo.

José María Rodríguez Olaizola, sj

Nuevo libro sobre el entrenamiento de habilidades emocionales

En el pasado mes de abril, Cecilia Barovero, psicóloga y coordinadora del Programa de Entrenamiento en Habilidades Emocionales de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), presentó su nuevo libro sobre el entrenamiento de habilidades emocionales. En una nota para la página web de la UCC, detalló: «el entrenamiento en el desarrollo de habilidades emocionales permite emprender un puente existencial que une dos caminos: el encuentro personal y el encuentro con los otros.»

Compartimos las preguntas que guiaron la entrevista:

  • ¿Qué son las habilidades emocionales?

Se trata de una capacidad existencial de comunicar nuestras emociones habilidosamente, permitiéndonos expresar lo que nos pasa y sentimos. Es la mejor expresión de nosotros, mediante nuestras emociones, al servicio de nuestro crecimiento personal y vincular.

Sirven para sortear los desafíos que se nos presentan ayudándonos a encontrar el sentido de lo que nos pasa.

  • ¿Cuál es la importancia de poder desarrollarlas?

Nos permite ampliar, por una parte, en las habilidades creativas, para desarrollar nuestras emociones en acciones concretas que dan sentido nuevo a nuestras actividades y tareas cotidianas. Por otra, las habilidades empáticas, que tienen que ver con el desarrollo de nuestras emociones en nuestros vínculos, ayudándonos a resolver habilidosamente desencuentros y conflictos. Por último, las habilidades resilientes, que nos permiten expresar nuestras emociones rearmando y abriendo nuevos horizontes ante lo adverso o contradictorio.

  • ¿Para vos cuáles son las mayores problemáticas a las que se enfrentan hoy los y las jóvenes y adolescentes?

Ciertamente que los conflictos se generan en mayor medida en las estrategias de comunicación disimiles con que cuentan jóvenes y adultos y detrás de éstas hay emociones que pueden ocasionar los peores desencuentros. Este libro ofrece herramientas para escuchar mis emociones y poder comunicarlas asertivamente, particularmente ante las diferencias generacionales.

  • ¿Qué podrías destacar del contenido de este libro?

Se ofrece un recorrido en tres partes:
Mis encuentros: con herramientas para la escucha de mis emociones y mi valoración personal. Escuchando mis emociones y valorándolas, se puede descubrir el potencial que esconden.
Aprender a caminar juntos: orientar mis emociones y comunicarlas habilidosamente. Herramientas para crecer por medio de mis emociones en mis vínculos.
Nos encontramos: comunicar nuestras emociones mediante tres habilidades de sentido: creativas, empáticas y resilientes.

Cada capítulo contiene herramientas y ejercicios de aplicación para trabajar nuestras emociones.

  • ¿Qué respuestas encontraremos en este libro?

Está dirigido a adultos y jóvenes que se encuentran con desafíos de crecimiento en contextos de permanentes cambios y con circunstancias contradictorias. Este libro pretende dar respuestas a estas búsquedas de hoy, con herramientas de sentido que nos permitan comprender que a pesar de las diferencias, la convivencia siempre puede ser posible. Aún en las situaciones más límites, el lograr escuchar mis emociones y expresarlas habilidosamente nos puede orientar a un crecimiento personal.

Aprender a vivir es un desafío, reto y oportunidad que se presenta cada día y espera de cada uno una respuesta con sentido, despertando la propia habilidad emocional.

Encontrá aquí el libro «Entrenamiento en habilidades emocionales para jóvenes. Herramientas para la búsqueda del sentido de la vida»

Fuente: ucc.edu.ar

Reflexión: Comprar un dinosaurio

Por Álvaro Zapata SJ

Es la escena de Los Simpsons que primero me vino a la cabeza cuando anoche vi la noticia de que Elon Musk había comprado Twitter. Un hastiado Homer se dirige a la tele donde el presentador del telediario presume de ganar la lotería: «puede tener todo el dinero del mundo, pero hay algo que nunca podrá comprar… un dinosaurio».

No estoy seguro de si Elon Musk no podrá comprar nunca un dinosaurio, pero lo cierto es que la pregunta que nos ronda a unos cuantos después de la compra de Twitter, es qué queda fuera del comercio, del negocio. Desde la ingenuidad muchos creímos al inicio en las redes como un espacio público de intercambio, de conocernos, donde lo mejor –y lo peor– se ponía en común. Con el tiempo la ingenuidad ha dado paso a la sospecha, hemos conocido que las redes se vertebran en torno a algoritmos que limitan con mucho nuestra libertad. Por eso, quizás, cuando sabemos que el hombre más rico del mundo ha comprado Twitter para garantizar la libertad de expresión, según sus propias palabras, en realidad más que alivio lo que nos sucede es que levantamos una ceja del escepticismo pensando en qué será lo siguiente.

El problema no ha sido descubrir que en realidad Twitter, como el resto de redes sociales o los medios de comunicación, es un negocio que cotiza, que se compra y vende y que está sujeto a intereses económicos y privados. Esto ya lo hemos ido descubriendo. La imagen del universitario geek que crea una red social y se hace universalmente famoso y millonario hace tiempo que se nos quedó atrás conforme esas iniciativas iban formando conglomerados y multinacionales de los que es difícil escapar.

Lo que nos hace levantar la ceja del escepticismo, en realidad, es el hecho de que un hombre se convierta en garante de la libertad de expresión desde su propia iniciativa sostenida en la fuerza de su dinero. Porque esto nos abre a preguntas mucho más difíciles de afrontar que una transacción entre multinacionales, que a fin de cuentas es lo que ha sucedido con Twitter. La decisión tomada por Musk nos recuerda la falta de límites que viven unos –muy– pocos porque la enorme cantidad de dinero que acumulan arrasan con todos los límites que se les podrían poner social o políticamente.

Elon Musk no ha tomado una mera decisión empresarial, ha decidido generar un cambio social tomando el control de una red social influyente. Ha visto algo que, según su criterio, no funcionaba bien y ha demostrado que puede tomar el control sin dificultades para cambiarlo. Y será su criterio el que prevalezca. No porque sea el más adecuado, pensado o consensuado… sino porque es el que más dinero tiene detrás.

Esta es la pregunta, en definitiva. Podemos hablar de valores, de libertades, de prioridades en nuestra sociedad… pero ¿qué hacemos cuando el dinero aparece y decide?

Fuente: pastoralsj.org

Nathalie Becquart: la iglesia sinodal como propuesta para llegar a los jóvenes

La Hna. Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos, participó del Congreso «Raíces y Alas» que se celebró en Washington desde el 26 a 30 de abril, organizado por la Pastoral Hispana de Estados Unidos.

En su presentación, refiriéndose al mundo juvenil, insistió en que la única forma de continuar el proceso sinodal y promover la evangelización entre los jóvenes, es ser una Iglesia sinodal. La Hna. Nathalie hizo ver que no se trata de una elección personal, sino de escuchar el llamado de Dios para descubrir dónde Dios nos está llevando.

La actitud para ello es la de la escucha, según la religiosa, una Iglesia que escucha las diferentes realidades y perspectivas, y lo que cada una de ellas tiene que aportar. Aunque también señaló que no es solamente una Iglesia que escucha, sino una iglesia en la que todos nos apoyamos mutuamente. Desde ahí destacó la importancia de que la Iglesia de Estados Unidos se conecte con las Iglesias de Latinoamérica, siempre tenemos algo que dar y algo que recibir, insistió la subsecretaria del Sínodo de los Obispos.

Finalmente agradecía a todas las mujeres presentes en el Congreso, mujeres que están sirviendo a la Iglesia, destacando especialmente a las jóvenes. A esas mujeres les recordó que están en primera línea, haciéndolas ver la necesidad de seguir adelante.

Fuente: prensacelam.org

Serie 7 pecados capitales: Lujuria

Una serie de José María Rodriguez Olaizola para pastoralsj.org

“Pecados son aquellas circunstancias

en las que uno elige y apuesta

por cosas que hacen que la vida

– propia y ajena – sea menos plena.”

Es tan humano, el deseo, la búsqueda de placer, el perseguir, en el contacto físico, el disfrute, un buen rato, el celebrar el cuerpo en su sentido más profundo. La lujuria tiene que ver con perseguir el placer físico al margen de otras consideraciones. Al margen de otros elementos de la relación. Es el placer por el placer, el sexo por el sexo, el disfrute por el disfrute. Es algo muy al alcance de todo el mundo hoy, en una sociedad que asume el sexo como una dimensión habitual de las relaciones sociales, y donde muchas formas de estimulación están al alcance de casi cualquiera.

¿Dónde está el problema en esto? ¿Por qué hablar de pecado? ¿Es aquí donde, tal vez, asoma lo más puritano, lo más represivo, lo menos celebrativo de una Iglesia y una moral que no comprende las bondades del sexo? ¿Por qué ver problema en la lujuria? ¿En qué sentido nos perjudica? Si dos adultos quieren, ¿dónde está el problema? El problema es que termina proponiendo una vivencia de las relaciones físicas que se agota en sí misma. Eso, a muchas personas les puede bastar. Pero se pierden –al menos desde la concepción creyente de la persona– una opción valiente y con un punto de riesgo: la decisión de vincular las relaciones sexuales a la experiencia interpersonal del amor.

¿Cuál es la alternativa? Vincular el sexo al amor. No a cualquier cosa que se llama amor. Al amor que es apertura incondicional. Que es relación. Que es historia que se va escribiendo con el paso del tiempo. Que es comunicación. Que es compromiso. Y que irá alcanzando mayores niveles de intimidad a medida que va creciendo y consolidándose. Probablemente es en este campo donde la mirada, desde la fe, debería ser menos desde la prohibición y más desde la propuesta. La propuesta creyente es vincular el sexo al amor. Para que no se quede reducido a algo demasiado mecánico, demasiado egocéntrico, demasiado inmediato o demasiado vacío.

José María Rodríguez Olaizola

Fuente: pastoralsj.org