Laudato Sí: la unión entre franciscanos y jesuitas que misionan en Brasil

La encíclica Laudato Si, publicada hace cinco años, podemos decir que marcó un antes y un después en la toma de conciencia sobre la necesidad de cuidar nuestro planeta, de nuestra Casa Común. Esa dinámica, asumida también fuera de la Iglesia, inclusive por quienes practican otras religiones y por gente que no asume la fe un la divinidad como algo propio, recibió un nuevo impulso con el Sínodo para la Amazonía, cuyas reflexiones fueron recogidas en el Documento Final del Sínodo para la Amazonía y en la exhortación postsinodal Querida Amazonía.

Inspirados en esa dinámica, los franciscanos y jesuitas que realizan su misión en Brasil decidieron unirse para emprender reflexiones y acciones encaminadas a la lucha por la justicia socioambiental, contra toda forma de explotación y desigualdad socioeconómica, contra toda expresión de racismo y en defensa de los pueblos indígenas y la democracia. Esta idea ha sido dada a conocer al inicio del «Tiempo de la Creación», que del 1 de septiembre al 4 de octubre pretende hacer ver a los católicos que el cuidado de la Casa Común es un elemento inseparable de la fe en el Dios Creador.

Como ellos mismo informan, la unión de franciscanos y jesuitas forma parte de un movimiento internacional – la «Revolución Laudato Si» – y tiene un gran simbolismo, porque reúne los carismas y las fuerzas de sus dos grandes santos fundadores – Francisco e Ignacio – que se reflejan en la imagen del Papa Francisco, que personifica a los dos como un jesuita que elige el nombre de Francisco. No podemos olvidar que quien estaba sentado al lado del cardenal Bergoglio en el cónclave en que se convirtió en el Papa Francisco, fue el franciscano Claudio Hummes, quien le dijo que no se olvidase de los pobres, y que como presidente de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, como relator del Sínodo para la Amazonía y como presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA, ha tenido un papel de extrema relevancia en todo lo que hace referencia a la dimensión ecológica en la vida de la Iglesia católica.

Los jesuitas y franciscanos, con esta unión, proponen una «revolución» que incorpora un profundo cambio de paradigma en la relación con la tierra, nuestra «casa común»; en defensa de los pobres y excluidos, concibiéndolos como interlocutores y no sólo como destinatarios; en defensa de los pueblos indígenas y otras minorías; y, finalmente, en defensa de la democracia y contra todo tipo de autoritarismo. Podríamos decir que estos son los objetivos fundamentales de algo que, por la gran presencia de la Compañía y de la familia franciscana en todos los rincones del país, puede revolucionar la vida eclesial en Brasil.

Los detalles de este nuevo camino serán conocidos con mayor profundidad en un webinar que tendrá lugar el 30 de septiembre, a las 20 horas, horario de Brasilia, con la presencia del teólogo Leonardo Boff y la teóloga María Clara Bingemer, que presentarán, basados respectivamente en la espiritualidad franciscana e ignaciana, los fundamentos inspiradores de este encuentro simbólico entre las dos tradiciones. La mediación será la de la antropóloga Moema Miranda, asesora de la Comisión Especial de Ecología Integral y Minería de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, y de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM-Brasil. Las inscripciones se pueden hacer en la página de facebook: http://facebook.com/revolucaolsbrasil

Para los creadores de la unión entre franciscanos y jesuitas, la «Revolución Laúdica Sí» está alineada en dos caminos movidos por dos espiritualidades intensamente convergentes. «Desde el Santo de Asís y el Santo de Loyola, hasta el día de hoy, hay algo muy profundo que interconecta estos dos caminos y las prácticas inherentes a ellos, en un enriquecimiento mutuo natural. La familia ignaciana y la familia franciscana se sienten unidas, especialmente en el cuidado de los dones de la creación, la casa común y la construcción de relaciones justas y respetuosas», explican.

A la cabeza de la organización de la Revolución de Laudato Si Brasil se encuentran el Servicio Interfranciscano de Justicia, Paz y Ecología de la Conferencia de la Familia Franciscana del Brasil (Sinfrajupe), el Observatorio Luciano Mendes de Almeida (OLMA), organizador de la Red de Justicia Social y Ambiental de los Jesuitas, y el Movimiento Católico Mundial por el Clima. Los socios son MAGIS Brasil y la Facultad Jesuita de Filosofía y Teología (FAJE).

En la Carta en la que explican el significado y los objetivos de la unión entre las dos fuerzas, los idealizadores afirman: «Muchos elementos poderosos nos unen. Los franciscanos y los jesuitas tienen una historia en común, son cómplices de una alianza declarada con los pobres, con los desposeídos de nuestra sociedad, con los vulnerables en su dignidad. Para nosotros, franciscanos y jesuitas, no hay Revolución sin combatir los pilares que estructuran las desigualdades de nuestra sociedad, no hay Revolución lejos de la defensa de la verdadera democracia, no hay Revolución sin caminar con los pobres y perseguidos”.

Esta iniciativa cobra especial importancia dentro de la actual realidad brasileña, marcada por los ataques constantes al medio ambiente y a quienes se empeñan en su cuidado, promoviendo formas de vida alternativas y respetuosas, buscando otros estilos de vida, generando economías solidarias, sostenibles e integrales, así como muchos procesos de resistencia y lucha popular contra el modelo consumista y neoliberal, por el que ha apostado decididamente el actual gobierno brasileño.

La Revolución Laudato Si puede ser un instrumento de gran valor, que ayude a construir relaciones justas con los demás y con los dones de la Creación, teniendo como fundamento la valentía de Francisco de Asís e Ignacio de Loyola. Desde su testimonio de vida y su espiritualidad, los jesuitas y franciscanos quieren: ¡Que Cristo, nuestro Hermano Mayor y Compañero, ilumine nuestros caminos y nos haga crecer en el amor, la fe y la esperanza! Que sintamos a Dios en todas las cosas en profundidad y seamos constructores permanentes de paz y bien.

 

Fuente: religiondigital.org

Segundo Encuentro Regional de colaboradores de la Red Jesuita con Migrantes

Camila Robledo Ullúa es parte del Servicio Jesuita a Migrantes de nuestra Provincia y el pasado 20 de agosto participó del segundo Encuentro Regional de colaboradores de la Red Jesuita con Migrantes.¹ «Cada uno ha aportado su perspectiva, su riqueza personal y todos juntos nos hemos potenciado.», afirma. A partir de lo vivido en el encuentro, comparte su testimonio con nosotros.

Por Camila Robledo Ullúa

La primer palabra que me viene a la mente cuando pienso en el encuentro vivido el pasado 20 de agosto definitivamente es “encuentro”. Si bien la situación actual impidió la presencialidad y la cercanía física, la tecnología nos dio la herramienta para darle una vuelta de tuerca al asunto y poder reunirnos. Hemos logrado humanizar lo que antes era considerado un poco frio e inhumano, los medios tecnológicos.

Estas experiencias han estado llenas de risas, alegría, baile, canto, espacios formativos y de compartir muy ricos y valiosos.

Con la ayuda de Natalia y Luis Fernando, los coordinadores de las campañas por la hospitalidad del RJM (Red Jesuita con Migrantes), fuimos descubriendo la riqueza, con nombre y rostro, que representa el Servicio Jesuita a Migrantes. Hemos asumido las fronteras, y las hemos llevado a otro nivel previamente desconocido. Nos dimos cuenta de que la unión entre los países no sólo debe ser marcada en un mapa, sino que puede y debe ser marcada mediante metas en común. Nuestra meta en común es concreta, nuestros corazones arden y luchan por una sociedad más hospitalaria, más amiga, más humana y receptiva con aquel que migra en busca de una vida digna. Es esta meta en común lo que nos ha transformado en una comunidad, y nos ha inspirado a coonspirar todos juntos.

Personalmente, esta experiencia ha sido un paño de agua fría ante tanta preocupación general que se vive hoy en día. El saber que muchas personas, en diferentes lugares de Latinoamérica y el Caribe luchan por lo mismo que uno, realmente es un alivio y un motor para seguir adelante.

Hemos aprendido tanto en estos encuentros que sintetizar todo en un pequeño texto parece imposible, pero más allá de los saberes y de los aprendizajes incorporados, lo que considero más valioso es el haber descubierto los corazones de personas tan maravillosas que donan su tiempo sin pensarlo dos veces al rostro de Jesucristo que reside en el hermano migrante o refugiado.

Cada uno ha aportado su perspectiva, su riqueza personal y todos juntos nos hemos potenciado. Hablo por mí, pero estoy segura que todos sintieron, en mayor o menor medida, lo mismo. Salimos de los encuentros con más respuestas, con nuevas ideas y sueños para nuestras oficinas y para nuestros países; con más rostros concretos, con más energía para encarar los proyectos que vengan y con muchísimas ganas de seguir trabajando por esa meta común, por esa sociedad hospitalaria, que ahora pareciera sonar utópica, pero que de a poco se va haciendo realidad y cada vez mas cercana.

El Reino que tanto ansiamos y del que tanto nos habla Jesús, lo imagino con un nivel de hospitalidad deslumbrante, y es lo que siento en cada uno de estos encuentros, un anticipo del Reino con risas, con emociones y con tanta gratitud cruzando límites y kilómetros.

Presiento y sueño que este es el comienzo de un gran futuro, donde la humanidad será más hermana y más consciente de la riqueza de la alteridad.  Creo firmemente que, si todos comenzamos a soñar lo mismo, todos comenzaremos a coonspirar para lograr alcanzar la meta que nos une, la de una comunidad que acoja a los hermanos y hermanas migrantes con el amor con el que el Padre recibe al hijo en la parábola del hijo pródigo.

¹es el esfuerzo colectivo de personas y obras vinculadas a la Compañía de Jesús en su búsqueda de la Justicia y la Reconciliación a través dela defensa y promoción de los derechos de migrantes, personas desplazadas y refugiadas en Latinoamérica y el Caribe.

El CELAM a los presidentes de América Latina: “Construyamos creativamente soluciones conjuntas”

Los obispos que lideran el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), han enviado una carta a cada uno de los presidentes de los países de la región latinoamericana con un llamado a la integración y a la cooperación en búsqueda de soluciones frente a la crisis por el Covid-19.

En el mensaje expresa su preocupación frente al aumento de la pobreza en el continente, fruto de la pandemia, y la urgencia de “curar las estructuras sociales enfermas”.

Expertos en humanismo y solidaridad

Movidos por su responsabilidad como pastores del Pueblo de Dios, y con el ánimo de aportar al discernimiento de este “delicado contexto”, los responsables de la Iglesia en América Latina y el Caribe se dirigen a los mandatarios del continente desde su “experticia en humanismo y solidaridad” y con una mirada de esperanza, “recordando que toda decisión política, económica o social tiene como fundamento la moral y, por lo mismo, repercusiones morales“.

Fiel a su opción por los pobres, los prelados latinoamericanos exponen, de entrada, su preocupación por “el efecto de la pandemia en las vidas humanas y en la salud de los ciudadanos, en especial de los más pobres”. De hecho, las consecuencias devastadoras de la pandemia, que ya se ha cobrado más de 200.000 vidas en el continente, con casi cinco millones de contagiados, y podría generar un drástico aumento de la pobreza, rozando el 35% del total de la población –cuando se estima que antes de que termine el año podría llegar a unas 215 millones–, para el CELAM “es un dato escandaloso que repercute en nuestras conciencias” pues, “más que cifras, se trata de personas“.

En este escenario, la situación de los migrantes, los pueblos indígenas y afro, los campesinos, las mujeres, las personas mayores y la niñez, merece una particular atención, lo mismo que “el grave deterioro de la salud mental, que se expresa en la violencia y el miedo que atenta contra la libertad, fundamento de la democracia”.

“Mejor normalidad” con justicia social

De hecho, en su misiva –publicada en español y en portugués– la presidencia del episcopado latinoamericano, en cabeza de Miguel Cabrejos Vidarte, es enfática en señalar la necesidad de curar las “estructuras sociales enfermas“, esa otra “pandemia que nos afecta desde ya hace mucho tiempo”. Por eso, más que una “nueva normalidad”, los obispos exhortan a trabajar por una “mejor normalidad, con justicia social y respetuosa de la Casa Común”.

Se trata, por tanto, de atacar de raíz el “pecado estructural” de la injusticia que azota a los latinoamericanos, así como el “pecado ecológico” al que se refirieron los obispos en el Sínodo Panamazónico. “La pobreza, la injusta distribución de la riqueza, la carencia de adecuada educación, trabajo, vivienda, salud y el deterioro del medio ambiente nos obligan a demandar, más que crecimiento, desarrollo, y un desarrollo humano integral“.

La vacuna

Por otra parte, con relación a la premura de encontrar una vacuna que permita dar solución a la pandemia sanitaria, el CELAM bendice los esfuerzos de quienes trabajan en ello en el ámbito de las ciencias médicas y biológicas, incluyendo a los voluntarios que participan en las pruebas que se realizan en personas. No obstante, apela al principio médico primum non nocere (lo primero es no hacer daño) para pedir que las vacunas sean seguras y éticamente probadas, como también lo ha solicitado la Asociación Católica de la Salud de los Estados Unidos.

Con todo, ante la amenaza de que la vacuna se comercialice “con márgenes de utilidad excesivos” y bajo el primado de “los monopolios legales en la producción de los medicamentos innovadores, protegidos por leyes y convenios internacionales sobre patentes y propiedad intelectual”, los obispos latinoamericanos levantan su voz para que “se adopten oportunamente las medidas para asegurar que las vacunas estén disponibles para todos, priorizando a los más pobres, quienes han sido los más afectados por la pandemia en nuestro continente y en la humanidad entera”.

“Que no sea el criterio económico el que, una vez más, margine de la salud a los más golpeados por esta crisis sanitaria: los pobres“, clama la Iglesia latinoamericana y caribeña, animando a los líderes y a los gobernantes para que “junto con nuestros pueblos y con el apoyo de la comunidad científica construyamos creativamente soluciones conjuntas”.

Decisiones políticas impostergables

Con voluntad política y haciendo realidad el sueño de la ‘Patria Grande’, el CELAM confía que se avance decididamente para que los países de la región puedan lograr “entre todos lo que por separado ninguno o muy pocos pueden“, en las actuales circunstancias.

Ello implicaría, por ejemplo, “que se adopten acciones concretas que permitan disponer de centros de investigación, laboratorios y producción de medicamentos, que reúnan lo mejor de nuestra inteligencia científica y que sean sostenidos en forma cooperativa por los países de la región”.

La Iglesia latinoamericana, por su parte, se compromete a mantener con firmeza su compromiso “con la reconstrucción del tejido social latinoamericano y caribeño, y nuestra particular dedicación pastoral por la defensa y el cuidado de la vida, especialmente la de los más vulnerables y excluidos”, recordando, con san Romero de América, que “traicionaría su mismo amor a Dios y su fidelidad al Evangelio si dejara de ser voz de los que no tienen voz”.

 

Fuente: www.vidanuevadigital.com

Mes de la solidaridad en Chile: “Anteojos para ver al otro”

La Fundación Padre Hurtado y varias organizaciones sociales de Chile, en el marco del Mes de la Solidaridad, lanzaron el pasado 18 de agosto, la campaña “Anteojos para ver al otro”. Con esta iniciativa lo que se busca es reconocer el verdadero sentido de la solidaridad, como lo explica el comunicado de la Fundación Padre Hurtado.

La campaña, que ya ha alcanzado más de 10 millones de visitas en su portal http://www.anteojosparaveralotro.cl/, invita a las personas a ponerse los marcos de anteojos diseñados por niños con el fin de comenzar a ver como ellos: “sin miedos, sin diferencias, sin prejuicios, ver al otro, sin importar sus condiciones, porque para cambiar el mundo, hay que ver el mundo del otro”.

Fuentes:

vaticannews.va/anteojosparaveralotro

vaticannews.va/campañasolidaria

Red Jesuita con Migrantes: segundo encuentro regional de colaboradores

El pasado 20 de Agosto se realizó el segundo Encuentro Regional de colaboradores de la Red Jesuita con Migrantes. Estuvieron presentes representantes del SJM Argentina y Uruguay, SJM Chile, SJMR Brasil, Encuentros SJS Perú, JRS LAC, JRS Colombia y JRS México, y del ERIC Radio Progreso Honduras, y de la coordinación de la RJM LAC, acompañados Crear Media y Sentido Común de Colombia.

Así lo presentan y lo comparten desde la web oficial de la RJM:

En el marco de este Encuentro se presentó el Festival Latinoamericano de Experiencias #COONSPIRAMOS, que permite reconocer la diversidad de acciones y personas que colaboramos en esta misión de Reconciliación y Justicia.

«Desde la Red Jesuita con Migrantes y a partir de cada experiencia local de servicio y acompañamiento de las personas obligadas a migrar en Latinoamérica y el Caribe, hemos venido reconociendo la importancia de promover los saberes, prácticas y aprendizajes relacionados con la acogida, la integración local, la coexistencia pacífica, la interculturalidad, reconciliación y hospitalidad que se manifiestan y se promueven en las diversas comunidades desde donde huyen, por donde transitan, a donde llegan y a donde retornan, las personas que han sido obligadas a migrar. Lo que buscamos con estas acciones es dinamizar estos procesos y conectar secuencias de aprendizaje para compartir las experiencias con otras regiones y países.»

A partir de una estrategia de comunicación educativa en red de varios años que hemos llamado “Campaña por la Hospitalidad”, vamos transitando cada día más hacia un proceso de reflexión conjunta y continua sobre lo que implica la Cultura de la Hospitalidad en la acción y su relación con distintas dimensiones del acompañamiento a la migración forzada; al mismo tiempo, es un trabajo común de promoción de estrategias para lograr mayor participación de otras personas, organizaciones y colectivos, en la respuesta efectiva a las necesidades de las personas migrantes forzadas en cada uno de los lugares de Latinoamérica y el Caribe.

#COONSPIRAMOS es una dinámica de re-alimentación que reconoce un proceso que lleva años de desarrollo, que aprovecha un momento coyuntural de imposibilidad de encontrarnos físicamente, y sobre todo, que proyecta un camino de colaboración y comunidad de saberes, prácticas y aprendizajes mucho más fluido. Responde en su conjunto a una necesidad de la Red y a una urgencia de la realidad social de las personas migrantes forzadas caracterizada por situaciones de estigmatización y hostilidad que aumentan y cambian de acuerdo a factores muy diversos.

Para visitar el Festival y conocer más del proceso podes hacer click aquí.

Fuente: redjesuitaconmigranteslac.org

Promotio Iustitiae: aportes del segundo congreso de Apostolado Social

El Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Curia General de la Compañía de Jesús publicó el último número de Promotio Iustitiae, un documento que recoge las ponencias y aportaciones del segundo congreso de Apostolado Social celebrado en Roma en noviembre del 2019, con el fin de ponerlas a disposición de todo el mundo para la posterioridad.

El histórico congreso del cincuentenario se celebró inmediatamente después del Sínodo de la Amazonía (octubre 2019) y vino precedido además por la promulgación de las Preferencias Apostólicas Universales en febrero de 2019 y por el Sínodo sobre los Jóvenes (octubre 2018). El evento generó un material suficientemente rico con vistas a la renovación y la reavivación del compromiso con la misión de justicia, ecología y reconciliación para toda la Compañía de Jesús. Proporcionó también algunas directrices de cara a planificar el futuro de la misión de fe-justicia-reconciliación para la próxima década, especialmente en el contexto de la implementación de las Preferencias Apostólicas Universales. El programa de los cinco días de congreso, estructurado de un modo singularmente ignaciano, proporcionó una excelente oportunidad de dedicar tiempo a la oración y la reflexión, escuchar testimonios personales y aportaciones de expertos, compartir experiencias mediante la conversación espiritual con individuos y grupos, y discernir y planificar en común los futuros procesos de implicación.

La idea de la publicación es que el documento ayude no solo a saborear la experiencia única del congreso, sino también a proseguir el proceso de análisis socio-político-económico-cultural, de reflexión y de discernimiento colectivo en las múltiples obras e instituciones jesuitas mientras continúan trabajando por hacer realidad la justicia social y ecológica, la igualdad, la dignidad y los derechos humanos.

Podés descargarlo en Español en el siguiente link: Promotio Iustitiae nº129

 

Fuente: sjesjesuits.global/es

Comedor La Sagrada: «somos y hacemos en la medida que estemos en relación con otros»

Desde comienzos del mes de Mayo, en la Parroquia Sagrada Familia de Córdoba, funciona el comedor solidario «La Sagrada». Un grupo de personas de la comunidad parroquial fueron los impulsores de esta iniciativa a la que se fueron sumando manos voluntarias que ayudaron a llegar a más personas. Andrea Andrione es una de las promotoras y colaboradoras de este proyecto, y nos comparte su testimonio sobre lo vivido desde el comienzo, hasta hoy: las motivaciones, los desafíos, las oportunidades.

Todo es posible

En la búsqueda de seguir en contacto, mitigando la falta de reuniones sociales, anhelando charlas entre amigos, colegas, recurrimos a distintas plataformas para de alguna manera estar más cerca.

Durante algunas semanas, noche tras noche, nos “encontrábamos” por Zoom. Nuestras conversaciones recorrieron diversos temas, tales como los estados anímicos propios y de los familiares cercanos, los efectos del aislamiento en cada uno, las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, a nivel global y local.

De estas charlas, de varias horas a veces, con mates o tragos compartidos virtualmente, surgió la posibilidad de colaborar con el Párroco, quien agobiado por las necesidades de algunos feligreses, daba el almuerzo y cena a alguno de ellos.

De una posibilidad, pasó a ser realidad. Comenzamos, primero, recolectando alimentos no perecederos en los edificios aledaños, y entre nuestros contactos más cercanos. Hicimos tres entregas significativas a la Parroquia Sagrada Familia, donde el P. Leo repartía entre los más necesitados.

A la semana siguiente, ésto no alcanzó para atender la demanda que era visible por las calles del barrio.

Sólo un zoom más, nos bastó para organizarnos, conseguir una cuenta bancaria, y diseñar un afiche que se difundió por las redes sociales.

Ante la sorpresa de todos, en dos días conseguimos mercadería, y dar un paso más a las ganas de colaborar, de satisfacer necesidades, dar respuestas a quienes se acercan a la Parroquia. La cuenta bancaria, con mucho dinero. Un espacio disponible, que parecía nos estaba esperando, la cocina de la Sede Parroquial.

Entre los que conformamos nuestros encuentros nocturnos virtuales, amigos, compañeros de trabajo, nos organizamos en grupos de cinco, para distribuir de lunes a viernes, la tarea de cocinar y entregar un plato digno a personas en situación de calle.

Se organizó un menú tentativo, de acuerdo a las donaciones recibidas, fideos, arroz, polenta, lenteja, entre otras. Buscamos el asesoramiento de una Lic en Nutrición, quien generosamente brindó su experiencia para resolver temas a cerca de proporciones y aportes nutricionales para cubrir una dieta equilibrada.

Se comenzó el lunes 4 de mayo, entregando 25 raciones, sólo al mediodía. Para la cena, se sumó otro grupo, y nos fuimos organizando con personas de distintas procedencias, con ganas de colaborar. Desde entonces el Comedor La Sagrada no dejó de funcionar.

En una semana, las raciones entregadas superaron las 100, promedio que se mantiene hasta ahora, tanto en el almuerzo como en la cena, de lunes a lunes.

No todo fue fácil, si bien la tarea de voluntarios se lleva a cabo en un hermoso clima, en el que se prioriza la buena onda, el respeto, nos costó aunar criterios de trabajo, organizar los recursos, optimizarlos, y hacer frente a cuestionamientos de los vecinos que vieron afectada su rutina, al cruzarse con cierto “tipo de gente”, que “desprestigia” al barrio.

Gracias a Dios, las aguas están calmas, nuestra misión sigue, convencidos que el Señor provee y multiplica los panes, metafóra que se puede aplicar a los alimentos y a las manos que colaboran.

Y así, de repente, surgió esta propuesta, que no sólo fue pensada para dar de comer, sino para, de alguna manera concientizar sobre la prevención de covid 19, entregando tapabocas, marcando el distanciamiento, escuchando, conociendo distintas realidades y aprendiendo de todo y de todos.

La vida sorprende y brinda diversas oportunidades, sólo es cuestión de aprovecharlas, de compartirlas.

Solos no podemos con nada… ¡somos y hacemos en la medida que estemos en relación con otros!

Andrea Andrione

 

Para colaborar o para conocer más podes acceder al instagram: /comedorlasagrada

 

Se presentó el segundo capítulo de la serie documental «Querida Amazonia»

El pasado 19 de agosto, la productora la Verbo Filmes y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) lanzaron el segundo capítulo de la serie documental “Querida Amazonía: Los sueños del papa Francisco para la Panamazonía – El Sueño Cultural”, a partir de lo que propone el papa Francisco en su Exhortación Apostólica Postsinodal ‘Querida Amazonía’, publicada el 2 de febrero de 2020: Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana

Este nuevo capítulo de la serie, que lleva por título ‘Un sueño cultural’ está en formato bilingüe (español y portugués), y contó con la participación de indígenas, campesinos, ribereños, afrodescendientes y agentes de pastoral: fueron catorce personas, de seis países de la Amazonía (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) que grabaron sus reflexiones.

Mauricio López, secretario ejecutivo de la REPAM, presenta la serie recordando el camino sinodal, recuerda que “todas las culturas le dan riqueza, sentido y vida a nuestra humanidad, ellas aportan todos esos rostros pluriformes que permiten que se pueda promover un futuro pleno”. De ahí la importancia de “discernir juntos como acompañar, defender desde sus propias voces; como proporcionar institucionalidades que promuevan y respeten; como generar más elementos artísticos, donde se pueden transmitir la estética, la belleza y el sentido del misterio; y como continuar avanzando en este camino, porque seguimos navegando juntos”.

Compartimos los links para acceder al primer y segundo capítulo de la serie:

Primer Capítulo: Un sueño social

Segundo Capítulo: Un sueño cultural

 

Fuente: redamazonica.org

 

 

 

 

 

El cardenal Michael Czerny sobre los movimientos migratorios

El cardenal jesuita Michael Czerny, subsecretario para migrantes del Dicasterio de Desarrollo Humano Integral, ha señalado que el reto de los movimientos migratorios a causa del calentamiento global va a cobrar importancia en el futuro. «Algunos de nuestros mayores errores como familia humana es el de cómo tratamos la Casa Común. En nuestra sección lo vemos reflejado en los desplazados climáticos, que van a suponer un desafío creciente», aseguró. Además, Czerny ha subrayado que, para que la casa sea común, no podemos «forzar a gente a vivir sin condiciones de dignidad».

Ha hecho estas declaraciones durante una entrevista en inglés para el podcast ‘AMDG’ de la Compañía de Jesús. A lo largo de media hora ha repasado algunos de los puntos más importantes de su trabajo en el área de migrantes. Él mismo, perteneciente a una familia que emigró desde Checoslovaquia a Canadá, vivió de niño esta experiencia. «No es algo de lo que se hablara en mi familia, pero muchas veces, cuando personas migrantes me cuentan sus viajes, me viene a la memoria de nuevo», ha comentado.

El cardenal ha destacado que uno de los efectos más perniciosos del covid en los movimientos migratorios ha sido el de verse confinados en medio de sus viajes. «Ha frustrado el movimiento de la gente, al tiempo que ha hecho notar las causas que generan estos movimientos. Hoy, la gente necesita moverse más que hace seis meses: por ejemplo, la pérdida de puestos de trabajo es inimaginable».

Ha incidido en que «mucha gente, de repente, ha parado de hacer lo que hacía para el resto de la sociedad, y descubrimos que nuestras vidas dependen de migrantes, aunque no tengan derechos o están explotados», haciendo referencia a muchos de los trabajos que desempeñan, por ejemplo, en el campo. «Los gobiernos tienen que ser generosos», ha destacado.

También, Czerny ha destacado la importancia de interrelacionar lo local y lo global. «Por un lado, los humanos hemos migrado desde los albores de los tiempos, y no seríamos la familia humana que somos sin esos movimientos. A veces ha sido voluntariamente y a veces por obligación. Por otro lado, no podemos apoyar a las iglesias locales si no tenemos en cuenta sus circunstancias particulares», ha explicado.

Además, el subsecretario del dicasterio para el Desarrollo Humano Integral ha apuntado a que «cada uno de nosotros puede hacer algo». Ha recordado que «a lo largo de todo el mundo, en muchas parroquias, comunidades cristianas, o congregaciones religiosas hacen cosas y es tan fácil como ir allí y preguntar en qué se puede ayudar». Así, ha explicado el caso de Canadá, que conoce de primera mano: «Hay parroquias que acogen a familias refugiadas, y todo el mundo puede hacer algo: ayudarles con la compra, enseñar idiomas… gestos prácticos de caridad y fraternidad que abren las puertas el encuentro humano, el centro de todo esto como cree el Santo Padre».

Fuente: religiondigital.org

Campaña Córdoba Urgencia Alimentaria: «reconforta ver el objetivo prácticamente cumplido»

En los últimos meses estuvimos trabajando en conjunto con otras instituciones para llevar adelante la iniciativa solidaria «Córdoba Urgencia Alimentaria». En esta ocasión, Alfredo Pardina, Presidente de Manos Abiertas, nos cuenta  sobre este trabajo en equipo que cumplió con el objetivo primero de llegar a 25.000 familias de diferentes zonas pastorales de la Ciudad de Córdoba.

Por Alfredo Pardina

La campaña Córdoba Urgencia Alimentaria surge de una iniciativa común de seis instituciones de la Iglesia ante esta situación generada por el COVID-19 y como bien nos planteó el P. Ángel Rossi sj en aquel momento, “a la Pandemia del Coronavirus le sobreviene la Pandemia del hambre así que algo tenemos que hacer”.

Con esta idea, y sabiéndonos siempre cerca pero nunca habiendo trabajado en conjunto, generamos una primera reunión. Allá por fines de abril tuvimos una primera charla entre representantes de la Pastoral Social, Cáritas, Hombre Nuevo, Radio María, los Jesuitas y Manos Abiertas. 

Cada organización venía sobrellevando como podía sus propias dificultades económicas y operativas ya que se hacía difícil seguir prestando el servicio (suspendimos el trabajo voluntario por precaución sanitaria y los gastos aumentaron durante esta crisis). 

Ante esta situación, al principio fue sorprendente, en lo personal, escuchar a Ángel que viniera a pedirnos este plus, este Magis, que sabíamos que hacía falta en la sociedad pero que chocaba en mi cabeza con la incertidumbre de cómo sobrellevar la necesidades de nuestra organización. Y también, aprender a confiar en Dios y ponernos a su servicio. Que prime el Espíritu, el corazón y no la razón.

Fue muy lindo y esperanzador aquellas primeras reuniones donde todos sentimos que queríamos hacerlo posible, dejando de lado intereses personales y egoísmos. Un clima de encuentro, de Iglesia trabajando en conjunto por quienes más lo necesitan ante esta situación. 

Al principio nos encontramos con algunos comentarios que desestimaban la propuesta por no considerarla oportuna, ya que en Córdoba un grupo de empresarios había desarrollado su propia campaña de recaudación de fondos para la compra de alimentos e insumos sanitarios, y la situación generaba incertidumbre hacia el éxito y concreción del objetivo propuesto: llegar a 25.000 familias cordobesas con módulos alimentarios generosos, que fueran un soporte importante para cada familia. 

Hoy, llegando a la última etapa de esta campaña, reconforta ver el objetivo prácticamente cumplido. Pero la alegría y satisfacción es mucho mayor al ver cuán bien recibidos fueron por las familias destinatarias, sus sonrisas de esperanza justifican todo esfuerzo. 

Sorprende y gratifica también ver la respuesta de empresas, y de personas o familias que, sufriendo esta realidad tanto o más, dan de lo que apenas tienen para colaborar con el prójimo, para comprometerse con su sociedad. 

Y finalmente, da mucha esperanza el gran trabajo en equipo entre todas las organizaciones primando siempre el fin común, los más frágiles. Como decía Santiago, Presidente de Cáritas, “tuvo que llegar una Pandemia para que empezáramos a trabajar juntos”. Y así fue, creo que uno de los principales logros, además de llegar a más de 25 mil familias, es el habernos reunido y trabajado como Iglesia en conjunto. Es pensar que esto llegó para quedarse y que tenemos que trabajar a largo plazo conjuntamente para lograr mejores acciones en la sociedad. Es también, saber que la Iglesia responde cuando las necesidades son extremas y muchos egoísmos renacen en la sociedad.

Creo que esta Campaña y la sinergia que se ha generado entre nosotros son una alegría, un brote verde ante tanta desolación, incertidumbre y desesperanza que vivimos hoy en día.

Uno confirma que de todas estas crisis, no solo pandemia sino de valores que ya venimos teniendo en el mundo, lo salva el voluntariado, el trabajo desinteresado, en un clima y cultura del Encuentro. Como bien dice el Papa, de esta crisis no salimos iguales, debemos salir mejores y sin duda esta experiencia me ha ayudado a creer que es posible “comenzar a cambiar… y dejar de lado la cultura de la indiferencia”.

Quiera Dios que aprehendamos los valores básicos de la vida en sociedad y como Iglesia. Que podamos pensar en objetivos conjuntos y a largo plazo aportando nuestro granito de arena para tener un país más justo y enriquecedor para todos.