Líderes con Estilo Ignaciano – UCC

Un grupo de estudiantes de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) ha egresado del Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano (PLIUL) y lo celebraron con sus familiares y otros miembros de la unidad académica.

19 estudiantes de distintas facultades de nuestra Universidad egresaron del Programa de Liderazgo Ignaciano Universitario Latinoamericano (PLIUL). La ceremonia se realizó el 10 de noviembre en la Capilla doméstica de la Iglesia de la Compañía de Jesús y contó con la presencia de nuestro Rector; familiares; amigos y animadores del proceso. Luego de la Eucaristía se hizo la entrega de los Certificados del Programa extendidos por AUSJAL y se compartió un brindis en sede Centro. Los participantes tuvieron la oportunidad de ver un video que sintetizó las experiencias y momentos más fuertes vividos a lo largo del año.

El Padre Claudio Gelmi, Vicerrector de Medio Universitario, animó a los primeros egresados del Programa a creer que se puede colaborar en hacer realidad lo improbable y lo imposible gracias a la entrega. Les transmitió que “estamos invitados a dejar huella, no heridas, en la vida de los demás”.

Desde la Coordinación general del Programa a nivel Latinoamérica, acompañaron a los egresados con un mensaje: “Estamos celebrando desde todos los países que conforman esta región por ustedes… jóvenes del sur quienes han vivido, de cerca, las primeras pinceladas de un estilo de liderazgo único. En estos tiempos no es muy común encontrarse con jóvenes que se animan a ver la realidad de manera distinta, propositiva, con ánimo y liberalidad para cambiarla. Jóvenes con herramientas para planificar, trabajar en equipo, negociar y ser empáticos, con ganas de transformar su entorno, con esperanza en este continente y su gente. Ojalá sigamos tejiendo rede de esperanza, de reflexión y de acciones. Contamos con ustedes para construir un mundo más fraterno y humano.”

Por su parte, Gisela Giraudo, asistente de Pastoral y animadora del Programa, les transmitió que: “Nuestra Latinoamérica necesita de líderes jóvenes y comprometidos”.

También se expresó Milagros, una de las participantes, que compartió su experiencia:

“Ir a lo profundo de nosotros mismos, habitarnos y conocer el barro que nos compone para, de ese modo, poder salir al mundo y dar lo mejor que tenemos y en el encuentro con los demás dejarnos interpelar por la realidad, mirándola con ojos despiertos y corazón sensible, desterrando para siempre la indiferencia. Actuar para transformar, movidos por un compromiso consciente y responsable, que nos hace imposible permanecer ajenos al mundo que nos rodea y nos contiene. Hacer del amor una manifestación viva y palpable en las obras. Aprender para servir”.

Fuente: Prensa UCC

6° Encuentro de la Red de Responsabilidad Social Universitaria

La Asociación de Universidades Jesuitas de América Latina ha generado una Red de Responsabilidad Social Universitaria que continúa dando pasos en sus proyectos e iniciativas para hacer realidad un modelo de universidad comprometida con la realidad social.

Del 17 al 19 de octubre se llevó a cabo el 6° encuentro de la Red de Responsabilidad Social Universitaria (RSU) en la Universidad Ruiz de Montoya (UARM) en Lima, Perú. Al mismo acudieron homólogos de las universidades Católica de Córdoba (UCC, Argentina), Universidad Alberto Hurtado (UAH, Chile), Centroamericana José Simeón Cañas (El Salvador), Centroamericana de Managua (Nicaragua), Rafael Landívar (Guatemala), Iberoamericana Ciudad de México, Iberoamericana Puebla (México), Ruiz de Montoya y Del Pacífico (Perú), Católica Andrés Bello (Venezuela), Católica del Ecuador, Católica del Uruguay, Javeriana Cali y Javeriana Bogotá (Colombia), y UNISINOS.

La actividad comenzó con la realización del seminario “Justicia Social y Universidad”. El panel estuvo conformado por José Ivo Follmann, S.J., vicerrector de UNISINOS (Brasil); Ernesto Cavassa, S.J., rector de la UARM; Daniela Gargantini por la Universidad Católica de Córdoba (Argentina) y Susana Di Trolio, secretaria ejecutiva de AUSJAL.

Durante su ponencia “Responsabilidad Social en las Universidades de la Compañía Jesús”, Follmann hizo referencia a la encíclica Laudato si del Papa Francisco y recordó que todas las universidades y los estudiantes deben buscar la manera de colaborar con el medio ambiente, para así lograr una integración del hombre con la naturaleza. “La Universidad debe ser una comunidad formativa. Esto implica un clima que aliente a la colaboración en la misma Universidad”, dijo.

Por su parte, Ernesto Cavassa presentó algunos de los programas que la URM ha desarrollado en el ámbito de la RSU, explicó que la Universidad ha establecido vínculos con el Estado a través del Programa Beca 18 y con organismos vinculados a la resolución de conflictos sociales. Expuso los avances en cooperación con Encuentros SJS – Agustino y el trabajo en conjunto con la Fundación Mohme para realizar el primer Observatorio de Medios con enfoque de género.

Mientras tanto, para abordar los “Riesgos y retos de la de RSU”, Susana Di Trolio reflexionó sobre la implementación de nuevas políticas e indicadores que lleven a las universidades de la excelencia académica a la calidad educativa. “Debemos preguntarnos si realmente nuestras universidades están resolviendo las condiciones de desigualdad e injusticia. Así mismo, es importante fortalecer el compromiso social e innovador en los estudiantes”.

En su intervención, Daniela Gargantini resaltó la importancia del compromiso político en las universidades a nivel interno. “No sólo necesitamos un nuevo perfil de alumno sino también un nuevo perfil de docente y gestor. Debemos pasar del enfoque de actividad por funciones a una visión integral enfocada en impactos”, puntualizó.

Al finalizar el seminario, Juan Carlos Ramírez, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, presentó el Compendio de Buenas Prácticas en RSU, un portal en el que se reúnen iniciativas ejecutadas por las universidades en este ámbito producto de la recopilación entre 12 instituciones de la Red AUSJAL.

Fuente: ausjal.org

La Revolución Educativa del Aprendizaje-Servicio

Son nuestras prácticas las que definen nuestro carácter: aprendiendo se sirve y sirviendo se aprende.

Por Agustín Domingo Moratalla

La semana pasada tuve ocasión de participar en el VII Congreso Nacional y II Internacional de Aprendizaje-Servicio Universitario que se celebró en Santiago de Compostela. Se trata de una interesante modalidad de aprendizaje centrado en el alumno que, simultáneamente, estudia y realiza un servicio. El estudio y el servicio no siempre han ido de la mano, bien porque se plantea una enseñanza desvinculada del contexto social, bien porque se planteaba el servicio como activismo de quien hace muchas cosas sin contar que el carácter se forja en la actividad que se realiza. Una máxima configura esta pedagogía: aprendiendo “se sirve” y sirviendo “se aprende”.

Este aprendizaje vive una edad de oro en los centros de formación del profesorado cuando los profesionales de la educación tienen una elevada conciencia o preocupación social. Los profesores de estos centros saben que la universidad no es una torre de marfil donde los estudiantes se separan del mundo y se capacitan para realizar una carrera, quieren que los alumnos aprovechen los años de estudio para descubrir la realidad de un determinado barrio, de un determinado pueblo o de un determinado grupo de personas. Cuando el estudiante se acerca a estas realidades sociales descubre el sentido y valor de las materias en las que se organiza el estudio universitario.

De la misma forma que un voluntario se despierta de golpe cuando sale de su zona de confort, un estudiante que visita el barrio de la Coma en Valencia o determinadas zonas de Villaverde o Vallecas en Madrid, recibe un baño de realidad con el que entiende, de golpe, la necesidad de buscar explicaciones a situaciones que le resultan incomprensibles. El sentido y valor de la Sociología, la Psicología, el Derecho, la Economía, la Filosofía, la Medicina… o el Trabajo social se descubren al interpretar realidades de marginación, hacinamiento o desamparo. La relación con los libros, las materias y lo que técnicamente llamamos “áreas de conocimiento” ya no es la misma. El alumno articula los conocimientos desde las necesidades que ha detectado con una sensibilidad y motivación radicalmente nuevas. Descubre que necesita saber más, aprender más y, sobre todo, aprender mejor.

Con ello se produce una tensión productiva y enriquecedora entre el mundo de la acción social y el mundo del conocimiento. Acción y reflexión, al igual que teoría y praxis, ya no son dimensiones de la vida separadas por un título o certificado académico, son dos momentos de la misma actividad humana, del mismo crecimiento personal. Además, se descubre la compleja relación que mantienen el mundo del conocimiento y del mundo de la responsabilidad. Por ejemplo, se oyen frases como la siguiente: “si esto se sabe, “¿por qué no se interviene?”, “si estos diseños urbanísticos sabíamos que generaban marginación, exclusión y segregación, ¿a quién pedimos atribuimos la responsabilidad?”, “¿quién rinde cuentas de todo esto?”

Son preguntas que pueden plantearse en muchos niveles y a diferentes escalas, desde la más inmediata del barrio a la más abstracta del planeta, y eso lo sabía bien el maestro Ignacio Ellacurría. En todo caso, son útiles para vincular los procesos de capacitación de los estudiantes y el sentido de las profesiones en la sociedad del conocimiento. Y esto no quiere decir que otras formas de aprendizaje carezcan de valor o que esta sea la única forma de plantear la educación moral de nuestros alumnos. Como traté de mostrar junto a Yolanda, Carlos, Amparo y el grupo de compañeros que presentábamos las investigaciones, es una forma privilegiada para educar en los programas que hemos puesto en marcha de ciudadanía activa y, sobre todo, una forma de construir o forjar un carácter universitario presidido por la idea de servicio a la sociedad. El alumno que realiza el servicio no sólo despierta su sensibilidad, aprende competencias, descubre la relación entre las áreas de conocimiento o adquiere destrezas profesionales. Cuando se realiza bien este aprendizaje, los alumnos también desarrollan una identidad nueva y descubren que el servicio a la sociedad es una fuente de valor, plantea su estudio como servicio y aplica la lúcida máxima del “vale quien sirve”.

Fuente: Entre Paréntesis

El Rol del Educador en la Revolución Educativa: Nuevos Retos en su Formación

El Director Nacional de Fe y Alegría Argentina ha publicado un artículo en el que reflexiona sobre la formación docente y la necesidad de que esta sea acorde a los desafíos que los maestros enfrentan al realizar su tarea.

Por Fernando Anderlic

En las discusiones que se mantienen en estos tiempos referidas al sin fin de problemas que nuestro país atraviesa en materia educativa, no pocas veces se trata a la cuestión de la formación docente como uno de los paradigmas que necesitan, de manera imperante, una reconstrucción urgente.

El problema de mejorar la calidad de la formación de los maestros y profesores se concibe, en ciertos ámbitos, como un problema de «consumo»: tienen que «consumir» cuanto curso se le ocurre a la autoridad de turno pues en los concursos impulsados por nuestra escuela pública se los valora fundamentalmente por la cantidad de certificados de cursos que tengan acumulados. Quizá por esta circunstancia, los docentes buscan en dichos espacios no tanto la cualificación de su enseñanza sino el certificado o «los puntos» para poder concursar y ocupar un lugar en el «escalafón». En muchos casos, de aquellos suelen salir con un discurso renovado, que repite sin el menor asomo de crítica las nuevas teorías consumidas mientras que en las aulas siguen enquistadas las viejas prácticas.

Formar adecuadamente al docente supone un cambio radical para transformarlo de «consumidor de cursos y talleres» (y repetidor de conocimientos y teorías) en productor de conocimientos y de soluciones a los problemas o situaciones problemáticas que le plantea la práctica. Hay que convertir al docente en el sujeto de su formación-transformación, si en verdad queremos incidir en la calidad de la educación y de las escuelas, capaces de humanizar la cultura y el país.

Este «nuevo rumbo» implica asumir un tipo de formación que transforme profundamente la manera de pensar, la manera de ser y la manera de actuar del docente, pues está claro que si bien uno explica lo que sabe o cree saber, uno enseña lo que es. Esta transformación pasa por un proceso de «des-educación», de revisión crítica de las concepciones y de la práctica. La idea es ir construyendo una nueva subjetividad abierta al cuestionamiento y al crecimiento personal, a la crítica reflexiva, al diálogo, a la tolerancia, a la diversidad, y al desarrollo integral de las propias potencialidades.

De ahí que la propuesta formativa debe orientarse a lograr docentes que más que aplicar conocimientos y rutinas burocráticas, sean capaces de pensar sobre el país, sobre la educación y de pensarse como docentes. Un pensamiento, por supuesto, que promueva cambios, que vaya generando soluciones. En definitiva, la propuesta formativa se debe orientar a hacer del docente un educador, un instigador del hambre de aprender de sus educandos, y un agente democratizador. Formarlo para que enseñe a ser, enseñe a aprender y enseñe a convivir en un mundo que pareciera transformarse cada vez más vertiginosamente. Seguimos educando para «el mundo que fue y que no parece ser»; proclamamos que deberíamos educar para «el mundo que viene» pero ¿nos cuestionarnos en qué medida el mundo que esperamos es verdaderamente el mundo que soñamos?

Fuente: lanacion.com

XLVI Congreso Internacional de Fe y Alegría

Los días 22 y 23 de Octubre se llevó adelante en la ciudad de Lima, Perú, el XLVI Congreso Internacional de Fe y Alegría “Educación, Ciudadanía, Cultura de Paz y Jóvenes”.

Dicho encuentro representó una oportunidad para que educadores, educadoras, acompañantes, personal directivo y jóvenes pudieran entrar en diálogo alrededor de las propuestas educativas que Fe y Alegría debe impulsar para responder a la problemática social que viven los y las jóvenes hoy día en la perspectiva de la formación en ciudadanía y cultura de paz.

Los debates giraron en torno a tres ejes temáticos:

– Visión de los y las jóvenes como sujetos de derecho y de responsabilidades.

– Aciertos y debilidades de nuestros modelos educativos en formación en ciudadanía y cultura de paz de los y las jóvenes, frente al problema de violencia.

– Capacidades y habilidades instaladas e incidencia de la formación en la práctica en ciudadanía y cultura de paz de los y las jóvenes.

Un tema al que se le dio especial atención fue la problemática que representa la violencia, dentro de los centros educativos como dentro de la sociedad en general. El primer enfoque fue revisar nociones en torno a lo que significa la violencia. El segundo enfoque comprendió buscar otros conceptos generales relacionados a la violencia. La tercera aproximación se dirigió a generar preguntas, para con ellas orientar las acciones a futuro.

Al igual que en todas las actividades, el diálogo integró de forma progresiva a los directores, docentes y estudiantes. Inicialmente, las reflexiones fueron individuales; luego pasaron a conformar grupos de tres, siete y doce personas. Finalmente, se agruparon en las “peceras”, espacio donde los más de 80 participantes tuvieron la oportunidad de dialogar y, siempre con espíritu crítico -y enriquecidos por la confluencia de pensamientos y conceptos de tres generaciones diferentes- debatir sobre la mejor manera de atacar la violencia y promover espacios de paz en las escuelas.

Fuente: Federación Internacional Fe y Alegría

 

¿Es Posible Construir la Paz?

Edward Kaufman, el experto en resolución de conflictos, dictó una conferencia en la Universidad Católica de Córdoba sobre herramientas para la construcción de la paz. Luego, se le hizo una entrevista que aquí compartimos para profundizar un poco más sobre el tema.

En su conferencia habló sobre herramientas conceptuales y prácticas de construcción de paz. Dada su trayectoria y experiencia, ¿es posible construir la paz?, ¿cómo se logra?

La construcción de la paz se genera como adhesión a lo que en inglés se dice «peace making», hacer la paz. Cuando se habla de «hacer la paz» uno se imagina a diplomáticos, si se trata de un conflicto entre países, o políticos si se trata de un conflicto doméstico, pero siempre se hace referencia a esa capa de poder que toma decisiones. Pero en realidad construir la paz, en inglés «peace building», hace referencia a la construcción de la paz de abajo hacia arriba y eso ha sido más importante en algunos lugares conflictivos como el medio oriente porque el problema no es de gobierno a gobierno sino lamentablemente de pueblo a pueblo. El nivel de odio y de incomprensión es muy alto. Un caso que he estudiado mucho y me genera frustración es el caso Israel -Palestina, en donde se ha generado mucha desconfianza entre ciudadanos. Pero si tenemos en cuenta una democracia, en la que el pueblo decide, si no se cambia la manera de pensar del pueblo no podrá cambiarse al gobierno. Es un poco el huevo o la gallina, es decir, si el gobierno no hace lo suficiente no hay razón por la cual la diplomacia ciudadana no pueda generar una paz entre ciudadanos, para así entonces poder golpear la puerta de los decisores.

Una de estas prácticas, y la acaba de nombrar, es la diplomacia ciudadana, ¿en qué consiste y cómo se puede aplicar?

A veces se la conoce como diplomacia multivías o de segundo carril, pero en definitiva hace referencia a una diplomacia no oficial. La utilizan empresarios, periodistas, académicos, líderes religiosos, personas que se encuentran a un lado del conflicto pero tienen un denominador común. Lo interesante es que se encuentran separados por un conflicto pero se encuentran unidos por la profesión, género, idioma, etcétera. Entonces esta diplomacia, la cual vengo difundiendo hace tiempo, consta de cuatro etapas. La primera consiste en generar relaciones de confianza, es decir, si la gente está enemistada y se odia, hay que lograr que, a pesar de estar enfrentados o separados por alguna cuestión, de igual manera se encuentren unidos por otra realidad, puede tratarse de mujeres palestinas e israelíes por ejemplo. Están enfrentadas pero comparten algo que las une. La diplomacia oficial no tiene en cuenta esta etapa, pronuncian discursos, plantean posiciones pero no consideran las relaciones de confianza, que incluye la confidencialidad. La segunda etapa radica en desarrollar habilidades, sobre todo para aquellos que no quieren que intervenga un mediador a cada rato. De esta forma podrán adquirir todos los mecanismos profesionales como el contacto interpersonal, el lenguaje corporal, la habilidad de disminuir prejuicios o estereotipos, para desplegar ideas innovadoras y no ir al presente legal sino apuntar hacia el futuro. Esto genera una necesidad que llamamos creatividad, una habilidad que se puede desarrollar. En nuestro manual figuran alrededor de sesenta tipos de habilidades, las cuales obviamente no se necesitan en su totalidad pero seguramente varias requerirán uso. Todo esto lleva tiempo hasta poder llegar a una generación de consensos, que es la tercera etapa. Una vez que hay acuerdo lo difícil es convencer a sus respectivos representados para cumplir con lo acordado. Es lo que se llama transformación del conflicto. Para ello la diplomacia ciudadana genera esta profesionalización y distintas técnicas que el ciudadano nunca había tenido, para llegar a la cuarta etapa que es justamente la puesta en práctica del plan de acción.

¿Cómo cree que pueden aplicarse estas herramientas y prácticas a los conflictos o problemas en nuestra región (América Latina)?

Antes que nada es necesario asegurarnos de que la región se caracterice por contar con un sistema suficientemente democrático para permitir que los ciudadanos sean parte del proceso. Obviamente 40 años atrás, cuando el 80% del territorio latinoamericano se encontraba bajo regímenes dictatoriales era imposible. Ese legado no existe en América Latina y, salvo Cuba, hay elecciones periódicas y renovación de gobiernos. Lo que me preocupa ahora es que hoy la sociedad civil, los gremios, los movimientos estudiantiles como en Chile se sienten muy movilizados pero como en la época de la dictadura, cuando no había muchas opciones para reclamar o protestar. Ahora que tienen gobiernos participativos siguen con los mismos mecanismos. No han aprendido los métodos de negociación que permiten al débil hacerse más poderoso entonces confrontan al poder en lugar de buscar entendimiento. Simplemente no le han dado las habilidades para poder negociar como iguales entonces hay toma de espacios públicos, marchas, piquetes que sin lugar a dudas son protestas legítimas pero no están bien canalizadas.

¿Qué casos de resolución de conflictos son, a su entender, ejemplos de buenas prácticas de construcción de paz?

No creo que existan más buenos que malos, quizá muchas veces hemos invertido en generación de confianza de habilidades, consensos y la implementación ha fallado cuando se ha ido al campo de acción. Pero creo que uno de los últimos casos más emblemáticos en los cuales nos ha ido bien es el de Estados Unidos – Cuba. Lo emblemático fue que antes de empezar la negociación oficial, dos años antes, nueve profesores norteamericanos y nueve profesores cubanos que habían tenido experiencia política como ex embajadores o ministros, se involucraron en un proceso que duró tres años y medio buscando cuáles serían los pasos para normalizar las relaciones entre ambas naciones. De esta manera, comenzó la negociación oficial con información valiosa de la posición de cada parte. Este en un buen ejemplo a nivel país. A nivel interno un caso puede ser el de una ciudad llamada Los Andes en Chile, en donde lograron consenso en una situación con respecto a una ruta que había se había cortado, para bien de todos pero había generado conflicto. Yo creo que los métodos son buenos pero lo que nos falta es la capacidad de la gente de seguir cooperando hasta llegar a la instancia en que los gobiernos deben hacerse cargo. Por lo menos va a haber una transformación personal, esa gente va a ser socia de socios en conflicto hasta llegar a ser socios en paz y seguirán trabajando juntos.

¿Cuál es el papel del campo educativo y, específicamente de las universidades, para cooperar en la construcción de la paz o la resolución de conflictos?

Las universidades tienen una capacidad extraordinaria porque a ellas se acude a aprender, en segundo lugar están dispuestas a experimentar entonces si hay gente que está peleada la universidad presenta un ámbito informal para quienes quieran ser parte de la solución y no del conflicto. Claro, también hace falta entrenar a los académicos para que puedan compartir las habilidades. De hecho yo he estado en otra oportunidad aquí en la UCC y fue una muy buena experiencia. Espero poder seguir aportando en un futuro próximo y tomar alguno de los problemas que afectan a la ciudad de Córdoba como por ejemplo las audiencias públicas, las faltas de éxito y las frustraciones que existen al respecto. Eso puede cambiar si hay profesionalismo y se busca un denominador común entre el gobierno y el pueblo.

Fuente y Fotos: Prensa UCC

¿Qué Espera la Compañía de Jesús de sus Egresados?

Como toda institución que se dedica a la educación, el perfil de exalumno que intenta formar en quienes pasan por sus aulas, es fundamental para pensar un plan y estrategias educativas.

La Web de la Federación Latinoamericana de Colegios Jesuitas (FLACIS) recomienda para la lectura, a través del Centro Virtual de Pedagogía () varios escritos que muestran la evolución de 100 años de pensamiento de los Padres Generales sobre lo que espera la Compañía de Jesús de sus ex-alumnos. A esta colección se añade el mensaje del Papa Francisco Papa Francisco al Congreso Latinoamericano de las ASIAs.

1. “Documentos Pedagógicos S.J.” – Vladimiro Ledochovsky (1915-1942) y Juan Bautista Janssens (1946-1964)

Ledochovsky nos habla de las razones de la atención a los egresados para proseguir su formación. Juan Bautista Janssens parte del Decreto 31 de la XXVIII Congregación General que declara el fin de la educación de la juventud. Es la época de la “Carta Magna de Loyola” (1956) que consolida el Movimiento Internacional de Antiguos Alumnos y los compromisos mutuos. Al hablar de la identidad de los egresados, perfila las características de su formación.

2. “Hombres y mujeres para los demás” – Pedro Arrupe (1965-1983).

Discurso en el X Congreso Europeo de las Asociaciones de Antiguos Alumnos, Valencia 1973, en la versión publicada en 2015 por Cristianisme i Justícia. En sus polémicas palabras se avista un cambio profundo en el modo de pensar la educación de la Compañía en relación con la fe y la justicia. Formula la célebre pregunta: “¿Os hemos educado para la justicia? Y responde: “creo…con toda humildad que no”.

3. “Congreso Mundial de Alumnos/as Jesuitas” – Peter-Hans Kolvenbach (1983-2008).

Retoma los planteamientos del P. Arrupe y profundiza en el tema de la dignidad humana en relación con la justicia. Propone una agenda de compromisos y afirma que es en la acción de los egresados donde se puede medir el éxito o el fracaso de su educación.

4. “Los Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús y su Responsabilidad Social: la búsqueda de un mejor futuro para la humanidad. ¿Qué significa ser creyente hoy?” – Adolfo Nicolás (2008 – 2016).

Nos habla del significado de la responsabilidad social con los demás, desde la lógica ignaciana del “amor y la gratuidad”.

5. “Mensaje al Congreso Latinoamericano de las ASIAs”, Papa Francisco, Guayaquil 2015.

Pregunta y responde ¿cuál es el perfil de alguien que se dejó formar por la Compañía de Jesús y qué es lo que tiene que dar al mundo ahora?

Fuente: FLACSI

Con el Sueño de Construir un Uruguay más Justo

Nicolás Albertoni es uruguayo, exalumno de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y durante 8 años ha trabajado de modo comprometido con la Misión Joven San Francisco Javier. Ahora se encuentra ampliando sus estudios en los Estados Unidos. A pesar de estar en el país nro. 1, no se olvida del compromiso que ha adquirido a través de sus experiencias previas con la realidad de su lugar natal y sobre todo con los más desfavorecidos.

Nicolás Albertoni Gómez es un becario recientemente graduado de la Escuela de Estudios Extranjeros de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos. El joven es una enamorado de su país natal, Uruguay. Allí, se ha comprometido con la generación de un cambio socioeconómico cuando regrese luego de su graduación.

“Mucha gente me pregunta por qué venirme a los Estados Unidos para estudiar Latinoamérica” – Cuenta Nicolás- “la respuesta es que mirar desde afuera siempre te da otra perspectiva.”

Como estudiante de la Escuela de Estudios Extranjeros, Albertoni está estudiando para obtener un Master en Estudios Latinoamericanos con certificado en Negocios y Diplomacia Internacionales. Él sostiene la esperanza de que estas herramientas le ayudarán en el trabajo que desea hacer en Uruguay para acercar los sectores que hoy se encuentran divididos por una brecha socio-económica.

Nicolás ha venido persiguiendo este fin durante varios años, tanto a través de su educación como de su trabajo voluntario.

Además de graduarse en Comercio Internacional en la Universidad Católica del Uruguay, Nicolás decidió comprometerse con la lucha por la desigualdad teniendo contacto cercano con quiénes resultan más desfavorecidos a causa de la brecha socioeconómica. Para ello, participó como misionero en la Misión San Francisco Javier. Una experiencia que invita a los jóvenes a viajar a distintos pueblitos del país oriental para acercarse a aquellos que los necesitan. Más tarde trabajó como profesor de secundaria en uno de los barrios más pobres de Montevideo.

“Tenía más o menos una hora de viaje desde mi casa hasta el trabajo” explica Albertoni. A medida que se alejaba de los barrios más acomodados y se acercaba a los más desfavorecidos, Nicolás comenzó a entender la verdadera razón para la pobreza en su país: la falta de integración socio-económica. Más allá del aislamiento de estas comunidades, muchas personas no perciben las divisiones sociales que atraviesan a la sociedad, por lo que es casi imposible que las vean como un problema.

“Lo más importante es que la gente trabaje en conjunto para integrarse y acabar con estas diferencias sociales”– afirma Albertoni. “Lo más importante de LASPAU (el programa de becas para latinoamericanos en USA) es que ganás una red de trabajo. Somos un grupo de gente intentando cambiar el mundo” enfatiza Nicolás. Al mismo tiempo, subraya que haber participado de misiones con los jesuitas ha despertado en él la pasión por los otros.

“Hay una idea equivocada de que si uno está en el ámbito académico no está involucrado con el mundo real. No es cierto. Uno necesita de los conceptos teóricos para entender el mundo. Necesitamos las herramientas que nos da la teoría para poder pensar soluciones a los problemas del mundo. Mi estadía en Georgetown ha hecho más sólida esta perspectiva ‘Jesuítica’ sobre la necesidad de trabajar por los demás. De verdad pienso que todo lo que hago es para los demás. Mi educación no es sólo para gastarla en los libros, sino sobre todo, para llevarla a mi vida.”

A pesar de que aún está estudiando, Albertoni ya ha tenido cierto impacto en Uruguay. Hace tres años comenzaron, con un grupo de amigos, “Uruguay Enseña”; una organización que tiene el fin de mejorar el nivel educativo en todo Uruguay. Desde su creación, la ONG ha crecido hasta convertirse en una de las más grandes de Uruguay y parte de la red mundial ‘Teach for All’. “Es algo de lo que me siento muy orgulloso y en lo que trato de estar activamente involucrado” dice Nicolás.

Pero parece que este joven uruguayo no se detendrá ahí. Pronto se mudará a California para obtener un doctorado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad de California del Sur. Luego, ya de regreso en Uruguay, Nicolás espera integrarse como profesor en la UCU; también tiene como meta involucrarse en la política: él cree que la combinación de estos ámbitos posibilitará llevar adelante un verdadero cambio social en su país.

Cuando le preguntamos qué consejo daría a otros estudiantes deseosos de mejorar la situación en sus países, Nicolás responde: “No debemos sólo hablar de los problemas sociales sino, sobre todo, trabajar para resolverlos. Si no tengo las herramientas necesarias, tendré que crearlas. Para ello necesitamos soñar en grande y con mirada internacional, para poder generar nuestras propias herramientas.»

Fuente: LasPau

 

UCC: Ingeniería al Servicio de la Discapacidad

Entrevista a los jóvenes Claudio Pedernera y Paulo Graglia, estudiantes de Ingeniería Mecánica de la Universidad Católica de Córdoba que fabricaron una prótesis para personas amputadas por debajo de la rodilla. Los estudiantes explican cómo surgió la idea de la prótesis, cómo está compuesta y quiénes son sus destinatarios.

Por Muriel Balbi

¿De qué se trata esta prótesis? ¿Qué particularidades tiene?

Esta prótesis está pensada para aquellas personas que tienen faltante de un miembro por debajo de la rodilla. A lo largo de nuestra carrera intentamos hacer mecanismos, motores, etc. Pero, por distintas razones de la vida, elegimos pensar en hacer esta prótesis como trabajo final.

Al estar fabricada con insumos nacionales, es cuatro veces más barata que la prótesis de origen alemán (que es la utilizada por el 90% de la población)

Representa una gran solución para aquellas personas que no pueden acceder a la prótesis importada ¿Cuáles son los factores que permitieron abaratar los costos?

Es por la utilización de un diseño propio generado a partir de materiales más económicos y de fabricación nacional. Esto reduce el precio a menos de una cuarta parte.

¿Cuáles fueron los resultados de las pruebas en pacientes?

Realizamos ensayos sobre los componentes por separado, luego lo pusimos en práctica con una paciente, dando un resultado positivo. Ella nos dijo que era más cómoda y liviana que la que estaba utilizando (La prótesis importada tiene un peso aproximado de 3.1kg). Ese fue uno de esos objetivos principales: pasamos de 3kg, en su versión original, a 1.355kg.

La prótesis se destaca por su confort y porque es muy liviana. Pesa 1.350 kg, frente a los 3,100kg de las importadas

¿Cuál tiempo les llevó fabricarla?

El tiempo de estudio, análisis y construcción del prototipo comenzó a mediados del año 2014. Hoy nos encontramos en constante estudio para mejorar propiedades del producto y expandir según las necesidades de futuros pacientes. La fabricación en sí, no tardo más de 6 meses, viendo y considerando que eran los primeros diseños.

¿Cuántas fabricaron hasta el momento?

Llevamos fabricadas dos unidades. En estudio tenemos dos prótesis más, especiales para distintos pacientes. No las mismas no se encuentran a la venta pero estamos a disposiciones de quienes necesitan que los ayudemos.

¿Qué inversiones debieron realizar para poder emprender la fabricación de estas prótesis?

La inversión más importante fue la adquisición de máquinas de controles numéricos computarizados y tornos para realizar el mecanizado de diferentes partes de distintos materiales. Aun así, buscamos adquirir una inyectora de plástico y material compuesto para facilitar la construcción y garantizar una alta calidad del producto.

Posee amortiguación neumática (retiene la energía para facilitar el paso y genera vacío para evitar que la prótesis se salga)

¿Cuál es el modelo que negocio que tienen pensado? ¿Van a generar un emprendimiento propio o van vender la patente o el producto a grandes compañías dedicadas a la salud?

Como todo recién egresado de la carrera, soñamos con poder tener en el futuro un emprendimiento propio. Pero el rédito económico no es lo principal cuando ves que alguien que tiene una dificultad como esa se ve beneficiada por algo que uno hizo. Poder ayudarla es la mayor recompensa. Eso genera una satisfacción que no se puede pagar con nada.

Vale comentar que también nos llamaron desde el campo veterinario para generar este tipo de prótesis, pero para animales.

Fuente: Infobae

Alumnos de la UCC Fabricaron una Prótesis

Dos estudiantes de Ingeniería Mecánica de la Universidad Católica de Córdoba, crearon una prótesis para personas amputadas debajo de la rodilla. Se trata de Paulo Graglia y Santiago Pedernera, quienes desarrollaron este producto como tesis final de su carrera.

La prótesis cuenta con características similares a las de origen alemán que usa la mayoría de las personas, pero, al estar fabricada con productos locales, el precio se reduce a la mitad.

La idea fue concebida por ambos cuando preparaban su tesis para graduarse: “Mi cuñada, que perdió la parte inferior de la pierna en un accidente de tránsito, sin decirme ni pedirme nada, de alguna manera me inspiró para trabajar en este proyecto junto con Claudio”, dice Graglia.

El resultado es un mecanismo ortopédico que permite caminar con comodidad, es liviano (pesa 1,355 kilos) y su costo de fabricación es “50 por ciento menor que el de una prótesis similar de origen alemán que utiliza el 90 por ciento de las personas en nuestro país”, subraya Paulo Graglia.

El mecanismo consta de cuatro partes: pie, tibia-peroné, amortiguador neumático y socket o cono.

Lo más novedoso de la prótesis es “el amortiguador neumático, porque como tal, no existe”, apunta Pedernera. “Tiene dos funciones: retener la energía del paciente y facilitar el paso y, por otro lado, generar vacío para que no se salga, lo que produce un efecto chupete”, explica.

El socket es la parte que entra en el muñón y la realiza un ortopedista a medida de cada paciente para regular la altura y alinear el dispositivo. El pie protésico está construido en fibra de vidrio, a diferencia de las prótesis importadas que están hechas con fibra de carbono. En tanto, la planta del pie se realizó con la novedosa tecnología de impresión 3D.

Para la construcción, se utilizaron materiales disponibles en el mercado local como aluminio, fibra de vidrio y grilon (producto con buena resistencia), aspectos que permiten la reducción en el costo y la disponibilidad para fabricar y abastecer a los pacientes sin depender de importaciones.

Los autores del desarrollo piensan adecuar los requisitos de normas sanitarias y de ingeniería, con el objetivo de que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica autorice su fabricación.

Fuente: La Voz del Interior