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Revista MANRESA 380: Amor crucificado. El martirio y la espiritualidad ignaciana

Los términos «mártir» o «martirio» no aparecen en una obra de referencia para el estudio de la espiritualidad ignaciana como el Diccionario de Espiritualidad Ignaciana, ni tampoco en el índice de las Obras de San Ignacio o de la Concordancia ignaciana. Sin embargo, a lo largo de los últimos cinco siglos, es considerable el número de jesuitas y de personas cercanas que, alimentados por la espiritualidad de Ignacio de Loyola, han derramado su sangre en testimonio de la fe y de virtudes relacionadas con ella como la justicia.

 

Además y de manera aún más mayoritaria, esta espiritualidad ha ayudado y sigue ayudando a ser «testigos» (= mártires) cotidianos del evangelio a muchas otras en todos los estados de vida. Este número se adentra en esta realidad rastreando primero, de la mano de Josep María Rambla, las conexiones no inmediatamente aparentes entre el carisma ignaciano y el martirio. Después, Alfredo Verdoy nos introduce en una panorámica histórica para situar a los mártires (mejor que el martirio), jesuitas e ignacianos en el tiempo y el espacio.

 

Tras este bloque de carácter más introductorio, sigue la presentación de tres grupos de mártires de la Compañía de los primeros siglos, que se solapan en el tiempo: los mártires de Inglaterra, los mártires del Japón y los de América del norte. Los autores, respectivamente, Gerard Kilroy, Renzo De Luca y André Brouillette, escriben desde la tierra que los mártires regaron con su sangre. En los tres casos se trata de un grupo de jesuitas que perdieron la vida junto a colaboradores laicos u otros religiosos durante persecuciones sostenidas en el tiempo.

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Los mártires del siglo XX reciben atención en dos artículos: uno mira a América latina, escrito desde El Salvador por José María Tojeira, y el otro a África central, en la persona de monseñor Christophe Munzihirwa, jesuita arzobispo de Bukavu (R. D. Congo), asesinado en 1996 y declarado por el papa Francisco siervo de Dios. El autor es Dieudonné Mbiribindi. Por último, el número lo cierra la contribución de Margarita Saldaña sobre martirio y vida cotidiana, pues el día a día es el principal escenario del martirio –testimonio de la mayor parte de los creyentes–.

 

Carlos Coupeau, para la sección de Semblanzas escribe la semblanza de John W. O´Malley, jesuita norteamericano, historiador y estudioso de la espiritualidad ignaciana en diferentes épocas. En la de Ayudas para Ejercicios, David Guindulain Rifá presenta las reglas ignacianas “para ordenarse en el comer” y Eduard López Hortelano, desarrolla el “segundo y tercer modo de orar”. Cerramos el número con el apartado Recensiones donde recogemos la publicación de libros de espiritualidad ignaciana. Dar la vida, como la dio nuestro Maestro y Señor Jesucristo es algo inherente al seguimiento cristiano.

 

Quizá para muchos de nosotros hoy sea una realidad lejana afectiva y efectivamente, pero la necesidad de vivir con radicalidad nuestro seguimiento nos lleva ineludiblemente a preguntarnos si nuestro amor y fidelidad a Cristo es tan real y veraz como acabar nuestra vida como Él la acabó. Nosotros desde la revista Manresa hacemos una pequeña contribución desde la espiritualidad ignaciana, confiando en que pueda aportar lucidez a la cuestión.

 

@InfoSJ

 

Bautismo y sinodalidad. Una invitación a un estilo de vida de conversión permanente

Introducción

En el discurso pronunciado al inicio del proceso del Camino Sinodal 2021-24, el Papa Francisco se expresó sobre el bautismo en términos muy fuertes, llamándolo «el único punto de partida», «nuestro manantial de vida, del que deriva una idéntica dignidad de hijos de Dios» y «carné de identidad». A continuación, concluyó que el bautismo implica «una participación real de todo el Pueblo de Dios» en la vida de la Iglesia, y que quienes tienen tareas de ministerio eclesial tienen la responsabilidad de facilitarla: «¡La participación de todos es un compromiso eclesial irrenunciable!».

 

Reconocer y asumir el significado esencial y fundamental del sacramento del bautismo puede ser decisivo en el desarrollo de una eclesiología sinodal. Puesto que los bautizados comparten la misma dignidad y la misma misión de evangelizar el mundo, este sacramento puede ayudar a encontrar un mejor equilibrio entre prácticas eclesiales centradas más bien en el carácter piramidal y otras carismáticas, complementarias y participativas. Esto correspondería a la definición de la Iglesia como ierarchica communio, como enseña el Concilio Vaticano II en Lumen Gentium, nn. 21-22. Además, la dimensión mística de estar revestidos de Cristo y ungidos con el Espíritu y la dimensión ético-espiritual del compromiso de vivir una vida nueva amplían la sinodalidad, convirtiéndola en un estilo de vida de continua conversión personal al servicio, la comunión y la oración, y una apertura a las sorpresas de Dios.

 

En este artículo nos proponemos explorar, en primer lugar, la importancia creciente que se concede al bautismo en dos documentos relativos al Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad. En segundo lugar, mostraremos cómo el bautismo suele considerarse un hecho histórico estático, que determina nuestro estatus en la Iglesia y restablece el equilibrio del poder eclesial. En tercer lugar, a partir de la lex orandi del rito del bautismo, desarrollaremos una noción más amplia y dinámica de este sacramento, como transformación profunda de morir y resucitar con Cristo, punto final de un proceso de conversión, que también es progresivo y continuo, y nos introduce en la comunidad eclesial, lo que conlleva la edificación de la comunidad. Por último, trataremos de mostrar cómo esta noción dinámica del bautismo subyace en la comprensión que el Papa Francisco tiene de la sinodalidad.

Jos Moons

@laciviltacattolica

Enlace a la publicación completa t.ly/Rd9IJ

M. López rscj – X. Melloni sj. Diálogo de espiritualidad

En el cuaderno EIDES ‘La espiritualidad ignaciana, hoy’ (Octubre 2023), Mariola López Villanueva y Xavier Melloni nos explican por qué para ellos la espiritualidad ignaciana sigue siendo significativa hoy. Invitados por Cristianisme i Justícia, protagonizaron un diálogo sobre este tema, moderados por Pau Vidal, que firma el prólogo del cuaderno.

Enlace a YouTube CiJ https://www.youtube.com/live/wVqmXrm3y-0

 

La conjunción e inseparabilidad entre la experiencia de Dios, el encuentro con uno mismo y la entrega al mundo es el núcleo de la espiritualidad ignaciana, afirmaba Xavier Melloni. Por su parte, Mariola López ponía el acento en la transformación de la mirada y en la necesidad de reconocer y aceptar la propia fragilidad, que casi siempre intentamos ocultar.

 

Interpelados por Pau Vidal, los dos autores del cuaderno hablaron del Magis, concepto muy presente en la espiritualidad ignaciana, pero no siempre bien entendido. Magis no es la pretensión de alcanzar los mayores hitos, no es uno más superlativo, competitivo y tenso, decía Melloni. En cambio, hay que entenderlo como un dinamismo que no se detiene, que lejos de encerrarnos en nuestro proyecto y la autocomplacencia, debe hacernos más disponibles. Mariola López lo definía en términos de rigidez y ternura: frente a la necesidad de fortaleza, de querer tener la razón, el Magis debe conducirnos a ser más humanos y más sanadores.

 

Así pues, ¿cómo ayudar la espiritualidad ignaciana a vivir hoy, en un mundo profundamente herido y violento? ¿Cómo nos impulsa ante el sufrimiento de los demás y la realidad de injusticia? «Nos debe ayudar a desplegar la capacidad de servir y amar», afirmaba Mariola López. Y esto tiene que ver también con la dimensión comunitaria de la experiencia espiritual. «No hay vida espiritual desvinculada de los demás», decía.

 

Ambos también señalaban algunos riesgos a tener presentes, fruto de los tiempos que vivimos. Xavier Melloni invita a cuidar que la obsesión por los proyectos no acabe sustituyendo a la realidad. «Las pantallas colonizan a la intimidad y la interioridad: nos roban profundidad y calidad de presencia», alertaba por su parte Mariola López.

Evangelio del Domingo. ‘Vamos a la otra orilla’

“Vamos a la otra orilla”: sorprendente invitación de Jesús a sus discípulos. ¿Qué se nos ha perdido en la otra orilla? Con lo tranquilos que estamos en esta… A saber qué es lo que nos vamos a encontrar en la otra orilla… Si es tierra de paganos…: algo de todo esto debieron pensar los discípulos al recibir esta orden de Jesús. Y encima, para ir a la otra orilla hay que atravesar el lago, y el tiempo amenaza tormenta… Cabe imaginar que los discípulos se embarcaron con pocas ganas y algún miedo…

Más de una vez en la vida escuchamos esta misma invitación del Señor Jesús: “ves a la otra orilla”, no te quedes donde estás, no te acomodes ahí… Ir a la otra orilla es salir de situaciones vitales de estancamiento personal y espiritual, tomar decisiones que no nos atrevemos a tomar, afrontar nuevos desafíos, acercarnos a otras personas, otras culturas, otros modos de ver la vida: lo que para nosotros son “paganos” de nuestra instalación y seguridad.

La invitación a ir a la otra orilla es una invitación que nos llega como personas individuales, pero también como comunidad, como Iglesia. También hay que ir a la otra orilla: salir de la auto referencialidad al encuentro, de lo de siempre a lo nuevo, de lo ya conocido y trillado a lo por descubrir.

No nos gusta esa invitación y nos cuesta emprender ese camino. Porque nos roba la tranquilidad y nos provoca inseguridad. ¿Qué va a pasar? ¿qué dificultades vamos a tener que afrontar en la travesía? ¿qué nos vamos a encontrar? ¿va a valer la pena todo esto? ¿no será una gran equivocación? El evangelio de hoy no es nada tranquilizador en este sentido: en el camino hay una tormenta “de suerte que la barca estaba a punto de hundirse” y lo que se encuentran al llegar a la otra orilla es un endemoniado violento que les rechaza.

Es decir: todo está a favor de rechazar la invitación/mandato de Jesús y quedarnos donde estamos. Todo menos una cosa: Jesús y nuestra voluntad de seguirle y nuestra fe en Él. También, ante nuestras dudas y miedos, el Señor nos dice, como a los de la barca, “¿por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?”

Para seguir al Señor habrá que pasar, inevitablemente, muchas veces a la otra orilla. No sea que Él pase y nosotros al quedarnos donde estamos le perdamos de vista. Y esa sería la pregunta que nos deja el evangelio de este domingo: ¿me está pidiendo el Señor hoy que dé algún paso más que no me atrevo o que me cuesta dar? Pero también, con la invitación y el desafío, me está dejando una promesa: El no abandona la barca y es más fuerte que cualquier tormenta.

Darío Mollá, SJ

@centroarrupevalencia

t.ly/j9GzJ

sinodo 2021-2024 sala pablo VI

Esto es lo que se sabe (hasta ahora) sobre el Instrumentum laboris del Sínodo

Se han sintetizado las aportaciones de las conferencias episcopales, el encuentro de párrocos, las comisiones teológicas y otras propuestas llegadas de todo el mundo

El Vaticano había anunciado que para julio se conocería la versión definitiva del ‘Instrumentum laboris’, el documento de trabajo de la segunda asamblea del Sínodo de la sinodalidad que se desarrollará a lo largo del próximo mes de octubre. Para ello se han reunido estos días el equipo responsable de su redacción, formado por una veintena de personas, tras las aportaciones llegadas de todo el mundo.

Partir de la escucha

Uno de los participantes en este proceso ha sido el teólogo italiano Darío Vitali, consultor del Sínodo, que ha explicado en los medios vaticanos que “la comisión no se guió por sus propias creencias sino por el principio de sinodalidad propio de la Iglesia” al sintetizar las aportaciones llegadas fundamentalmente desde las Conferencias Episcopales, el encuentro de párrocos y cinco comisiones teológicas. A esto se ha sumado la propuesta que la Secretaría General del Sínodo ha recogido de religiosos y religiosas, universidades, asociaciones de fieles y diferentes personas de todo el mundo.

Para Vitali “esta gran comisión no inserta sus propias creencias o patrones de pensamiento en el nuevo ‘Instrumentum laboris’, sino que sigue el principio de sinodalidad propio de la Iglesia”. El profesor de eclesiología de la Pontificia Universidad Gregoriana. El teólogo insiste en que cada vez más de lo importante, casi imprescindible, es que la nueva Sesión sinodal de octubre esté respaldada por un texto que pueda hacer balance de los avances realizados hasta ahora. En este sentido destacó que “si analizamos la sesión de octubre pasado y el informe resumido que surgió de ella, podemos ver que se ha desarrollado un consenso importante sobre algunas cuestiones que no será necesario volver a discutir, mientras que será útil pensar en otras, como las vinculadas a la cuestión fundamental: cómo ser Iglesia sinodal en misión”.

Este teólogo adelantó que uno de los temas principales Será la relación entre misión y participación. Para Vitali “lograr compartir una idea en este frente requiere un largo camino por recorrer, una conversión de mentalidad y un cambio de ritmo” ya que “la vida de la Iglesia es vida de anuncio, de camino”. Respecto a la cuestión de la participación, señala el experto, “en el pasado la misión se confiaba, por así decirlo, a ‘especialistas’. Hoy todos deben participar en la misión de la Iglesia debido a la dignidad original del Bautismo

JESUITAS. Al servicio de la Casa Común

La versión digital de la revista anual 2024 de la Compañía de Jesús.

Una colección de testimonios, reflexiones y ejemplos concretos de cómo los jesuitas y sus compañeros en la misión se comprometen a vivir la 4ª Preferencia Apostólica Universal de la Compañía de Jesús para los años 2019-2029: el cuidado de nuestra casa común.

La revista abre nuevas ventanas sobre nuestra misión en el ámbito ecológico. En este campo, colaboramos con tantos otros que se preocupan por el futuro de nuestro planeta, pero lo hacemos desde un ángulo particular, el de la luz y la profundidad del Evangelio.

La revista se divide en las siguientes secciones: la voz de los jóvenes; ecología integral, eco-ciencia; eco-espiritualidad; eco-experiencias; eco-educación. La edición de 2024 también incluye una colección de nueve artículos sobre “Jesuitas en las fronteras”… para dejarse sorprender.

 

Descargue la publicación JESUITAS t.ly/LftPU

 

atardecer

Si no sale a la luz…

Algo que aprendí en los Ejercicios Espirituales de Vida Ordinaria fue a hacer el Examen Diario: es una pausa que haces en el día que, dejando que Dios te mire con amor y te acompañe para escuchar qué llevas en el corazón, en el cuerpo y en la mente; de dónde vienen: momentos del día que lo detonaron, situaciones familiares o afectivas, hábitos que no ayudan, falta de oración, etc.; lo miras junto con Dios y le escuchas también: «¿A qué me invitas con esto que me pasa / que pasa en mi entorno?»

Usualmente las personas no hacemos ese espacio: dejamos que se acumule la vida porque nos da la sensación de que no es importante mirar el interior en un mundo que gira alrededor de imágenes, apariencias, rapidez y estar siempre ‘ocupados’. O porque nos da miedo sentir que todo eso que llevamos dentro es una jaula y estamos condenados a sentirlo si no lo resolvemos o «superamos».

Pero a fin de cuentas: sigue ahí. Y no, no como un monstruo esperando que le abras para atacarte, es lo que Dios menos quiere que sintamos. Tampoco es como una auto-terapia barata que te haces para cuestionarte todo hasta llegar al punto de «¿¡Por qué soy así?!». Podemos verlo más bien como que van creciendo cosas dentro de cada una/uno porque estamos vivos, porque hay vida dentro de nosotros y que si, de vez en cuando, no les abrimos para que les dé el sol no veremos las plagas o las cizañas que crecen, ¡y tampoco veremos los frutos –porque los hay– que con nuestra vida se han dado! Y no olvidemos hacerlo de la mano del mejor jardinero: Jesús.

Y es que lo más misterioso y bello, es que, muchas veces, como el sol, sólo es suficiente que su luz toque las cosas para que se desinfecten, se sanen y crezcan más alto y más fuertes. Así que si quieres empezar a hacer el Examen o quieres retomarlo, no te angusties, solamente es dar un paso y que Dios haga el resto: es dejar que eso que cargas dentro lo toque la Luz.

@Pastoralsj
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J. Melloni SJ: «Dios habita en todos los seres vivientes de la tierra con los que convivimos»

La semana pasada se celebró el Simposio Internacional 2024 sobre Ejercicios Espirituales y Conversión Ecológica en Manresa. Durante varios días hablaron sobre cómo la experiencia de los Ejercicios puede promover la concienciación y el cambio de actitudes ante la crisis ecológica. Hemos hablado con Javier Melloni SJ, teólogo y director del Centro de Espiritualidad Cova Sant Ignasi.

Han sido muchos los ecos principales tras varios días de diálogo y reflexión: «Hemos adquirido la consciencia de que la cuestión ecológica forma parte de un paradigma más amplio, que implica una forma integral de vivir: la consciencia de la interrelacionalidad de toda la realidad, lo cual comporta inseparablemente el respeto y veneración por la naturaleza, la consciencia de la desigualdad e injusticia social y el aumento de la percepción de que Dios habita en todos los seres vivientes de la tierra con los que convivimos» explica Javier.

Por otro lado, este jesuita cree que también han sabido tomar mayor consciencia de que esta conversión es sobre todo de carácter comunitario: «La hemos de hacer todos juntos, en equipo, aunando fuerzas personales e institucionales. La conversión ecológica conlleva un aumento de la sensibilidad comunitaria». En último lugar, cuenta Melloni que ha resonado con fuerza el paso profético que habría de hacer en las Casas de Ejercicios: «También en nuestros Centros de Espiritualidad para visualizar estos compromisos y ayudar a sensibilizar a los que acuden a hacer los Ejercicios».

EE ecológicos naturaleza

¿Son los Ejercicios Espirituales clave para alcanzar una verdadera conversión ecológica? Nos responde Melloni que el recorrido de las cuatro semanas favorece que se dé un proceso de conversión: «Va desde la consciencia del pecado personal y estructural (Primera Semana), la elección por la bandera de Cristo pobre y humilde (Segunda Semana), la compasión por la tierra y por las poblaciones que sufren su expolio (Tercera Semana) y la celebración y el agradecimiento de la presencia de Dios en todas las cosas (Cuarta Semana)».

Con todo, se planteó el riesgo de imponer al ejercitante esta clave de lectura: «Hay que distinguir bien cuando se trata de unos Ejercicios explícitamente en clave ecológica, donde los ejercitantes vienen libremente a profundizar esta perspectiva, de los Ejercicios ‘ordinarios’, en los que hay que respetar la sensibilidad y lugar donde se haya el ejercitante».

Reconoce este jesuita, Director del Centro Internacional de Espiritualidad Ignaciana La Cova de Manresa, que queda mucho por hacer: «Se trata de un cambio progresivo que tiene muchas implicaciones, las cuales apenas estamos empezando a descubrir». La cuarta PAU, presentada hace cinco años (2019) hace que no se pueda eludir esta cuestión: «Implica muchos cambios en nuestro modo de proceder, tanto personal como comunitario e institucional».

«La persona que no se siente interpelada por esta cuestión, probablemente tampoco se siente interpelada por el dolor ajeno» nos responde de manera tajante Melloni a cómo motivar a alguien en este tema sino se siente llamado. Explica el jesuita que la solidaridad y la sensibilidad ecológica van juntas: «Ninguna de las dos se pueden forzar, pero sí se puede ayudar a despertarlas. Es importante hacer ver que no se trata de una moda, sino de algo más radical e integral, pero no se puede forzar el proceso. Cuando se fuerza o se impone, provoca la reacción contraria, hay que saber acompañar este despertar».

sinodo 21-24 vista de sala Pablo VI

SÍNODO 2021-24. Preparativos para la segunda sesión

Ha concluido el trabajo de teólogos y teólogas venidos de todo el mundo para iniciar la elaboración de lo que sería el Instrumentum laboris para la segunda ronda del Sínodo 2021-2024 a realizarse en octubre.

Laicos, laicas, obispos, sacerdotes, consagradas y consagrados han revisado 107 informes de las Conferencias Episcopales y de las Iglesias Orientales Católicas, sobre la contribución de la USG-UISG (respectivamente Unión Internacional de los Superiores Mayores y Unión Internacional de las Superioras Generales).

Además de las más de 175 observaciones, procedentes de realidades internacionales, facultades universitarias, asociaciones de fieles o de comunidades y personas particulares como también las reflexiones del encuentro “los párrocos por el Sínodo”.

Estas aportaciones fueron fruto del trabajo que las iglesias locales realizaron a partir del Informe de Síntesis de la primera sesión de octubre de 2023. Al respecto, el cardenal Mario Grech, secretario general de la Secretaría general del sínodo, explicó que “los informes relatan a menudo la experiencia de personas que han realizado una verdadera conversión personal”.

Aunque – añadió el purpurado – también otras personas “siguen experimentando confusión, preocupación o ansiedad. En particular, existe el temor de que lo que se envía no se tome en serio o de que ideologías y grupos de presión de fieles se aprovechen el camino sinodal para imponer su propia agenda”.

 

Semillas de sinodalidad

El cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, ha celebrado esta experiencia con el grupo de teólogos y teólogas, porque “¡Las semillas de la Iglesia sinodal ya están brotando!”.

“El Pueblo Santo de Dios se ha puesto en marcha por la misión gracias a la experiencia sinodal. Ésta conoce respuestas entusiastas y creativas, pero también resistencias y preocupaciones”, comentó.

El cardenal indicó que “la mayoría de los informes muestran la alegría del camino recorrido, que ha dado nueva vida a muchas comunidades locales y ha provocado también cambios significativos en su modo de vivir y de ser Iglesia”.

Estos informes “son también ricos en testimonios” y entre los temas más reiterativos se encuentran: la formación a la sinodalidad, el funcionamiento de los órganos de participación, el papel de las mujeres, de los jóvenes, la atención a los pobres, la inculturación, la transparencia y la cultura de rendición de cuentas por parte de quienes asumen un ministerio en la Iglesia.

Aunque también la catequesis y la iniciación cristiana, la colaboración entre Iglesias, la figura del obispo, entre otros.

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Sobre la segunda sesión

Por otra parte, el cardenal Grech ha subrayado que la “Asamblea de octubre no trata de tal o cual tema, sino de la sinodalidad, de cómo ser una Iglesia misionera en camino. Todas las cuestiones teológicas y las propuestas pastorales de cambio tienen este objetivo”.

Recordó que esta segunda sesión “será ante todo un tiempo en el que cada participante, situándose en un camino que comenzó en 2021 y aportando la ‘voz’ del pueblo de Dios del cual proviene, invocará la ayuda del Espíritu Santo y la de sus hermanos y hermanas para discernir la voluntad de Dios sobre su Iglesia, y no una ocasión para imponer su propia visión de la Iglesia”.

Por ahora, el proceso de elaboración del Instrumentum Laboris continuará con otras etapas. El primer paso será que el Consejo Ordinario realice un primer discernimiento de lo redactado.

Seguirán las fases de redacción del documento propiamente dicho y un sistema de amplia verificación hasta que el Consejo Ordinario apruebe el documento que será sometido al Santo Padre para su aprobación definitiva.

“El Instrumentum Laboris para la Segunda Sesión de la XVI Asamblea será diferente del anterior. Si para la Primera Sesión era importante poner de relieve la amplitud de los temas a tratar, el documento de trabajo para la sesión de octubre pretende, en cambio, destacar algunos nudos que hay que desentrañar para responder a la pregunta Cómo ser una Iglesia sinodal en misión”, explicó Mons. Riccardo Battocchio, Secretario Especial de la XVI Asamblea.

Tomando en cuenta el camino recorrido hasta ahora y proponiendo argumentos teológicamente fundamentados junto con algunas propuestas concretas, se facilitará “el discernimiento confiado a los miembros de la asamblea”, apuntó.

Evangelio del Domingo: “SIN QUE ÉL SEPA CÓMO…” (Marcos 4, 26-34)

El evangelio de este domingo forma parte del capítulo cuarto del evangelio de Marcos que es, en su casi totalidad, un capítulo de parábolas en el que, a partir de las tareas del campo, Jesús explica al dinámica del Reino de Dios. La liturgia ha seleccionado dos parábolas: la de la semilla que crece y da fruto mientras el labrador duerme y la de una semilla muy pequeña (semilla de mostaza) a partir de la cual va a nacer un árbol grande.

La fuerza del Reino es la fuerza de la semilla, esa fuerza es independiente del trabajo del sembrador, está en ella misma. Pero el trabajo del sembrador es un trabajo necesario: ha de echar la semilla en la tierra, ha de sembrar. La misma semilla no sembrada, encerrada en un recipiente, no produce nada y se pudre. Habla la parábola del sembrador que duerme, pero el sembrador se acuesta “de noche”, se acuesta después de haber trabajado, después de haber sembrado.

La parábola nos acerca a la comprensión de la acción de Dios y de la acción humana en la tarea de la evangelización y de la construcción del Reino. La acción de Dios es la decisiva pero la acción humana, la colaboración humana, es indispensable. Nosotros no nos podemos creer dioses, no podemos pensar que somos los “salvadores”, pero tampoco podemos dejar de poner de nuestra parte todo aquello que esté en nuestra mano. Humildes y comprometidos, comprometidos y humildes.

La parábola del grano de mostaza subraya otra dimensión del Reino. Una dimensión, por cierto, bastante contradictoria con nuestros modos de pensar y de hacer. Nosotros pensamos “a lo grande” y queremos hacer “a lo grande”. Pero el Reino nace a partir de una semilla pequeña, sin apariencia. Tantas cosas grandes se desmoronan a la primera tormenta, mientras las pequeñas cosas resisten y permanecen y la tormenta no puede con ellas.

Dice la parábola que la semilla pequeña “crece y se hace más alta que las demás hortalizas…” Pero, evidentemente, no crece ni se hace tan grande de la noche a la mañana, ni en cuatro días, sino que necesita su tiempo. El tiempo de crecimiento… que no es poco. Lo que muchas veces es poca es nuestra paciencia. En la dinámica de crecimiento del Reino el tiempo es el de Dios y no el nuestro, y las prisas no son de Dios. Hay una triple llamada, al menos, en el evangelio de este domingo: al compromiso, a la humildad y a la paciencia. O, dicho de otro modo, a un compromiso humilde y paciente.

Darío Mollá, SJ

@centroarrupevalencia