Mensaje del P. Rafael Velasco SJ para Semana Santa

El mensaje de Semana Santa que el P. Provincial Rafael Velasco SJ envía a toda la comunidad jesuita de la Provincia Argentino Uruguaya.

Queridos Compañeros:

Otra Semana Santa marcada por el COVID. Una sombra que nos acompaña desde hace ya más de un año. Desde su aparición ni nuestras alegrías ni nuestras tristezas son iguales; todo el tiempo miramos por el rabillo del ojo esa presencia amenazante. Ha golpeado a compañeros, a seres queridos, a colaboradores y colaboradoras…ha diezmado proyectos y esperanzas, ha pisoteado y pisotea las expectativas de una normalidad más o menos normal…

La presencia del COVID ha materializado además muchas de las otras “pestes” que azotan a la humanidad (el egoísmo, la injusticia y la exclusión a la hora de acceder a tratamientos y vacunas, por ejemplo). Esta realidad de muerte nos increpa y nos reclama a nosotros, discípulos del Resucitado. Pone a prueba nuestra fe y nuestra esperanza. Y en esta Semana Santa de manera especial.

En la Pascua celebramos que la Vida vence a la Muerte, que en medio de las regiones de muerte, Dios irrumpió poniendo Luz y Vida, haciendo resucitar al que estaba muerto. La Resurrección de Jesús no le ahorró el paso por las zonas de muerte. Así en Jesús como en nuestra experiencia humana, la Vida de Dios surge de las regiones de oscuridad; sólo hay Pascua cuando en la fe se atraviesa el Mar Rojo, o se pasa de algún modo de la Muerte a la
Vida.

Celebramos que el Crucificado ha Resucitado de entre los muertos. Y esa celebración ilumina nuestra vida y nuestra misión. Somos discípulos del Crucificado – Resucitado. Deberíamos, por lo tanto, ser experimentados en reconocerlo vivo en medio de la oscuridad y el dolor de la muerte; como Juan que fue capaz de reconocer en las vendas y el sudario enrollado en el sepulcro un signo de que el Señor está Resucitado. En la aparente ausencia comprende una
Presencia Silenciosa y Luminosa: Vio y creyó (Cfr. Jn. 20, 8).

Que en esta Semana Santa también nosotros veamos y creamos y ayudemos a otros a ver y creer; aún en medio del dolor que siembra la pandemia, aún en medio de las pequeñas o grandes muertes cotidianas. Que aprendamos del pueblo fiel que nos enseña a ver y creer mientras lucha contra viento y marea, mientras carga las cruces más pesadas.
Jesús Resucitado desde el sepulcro de la desesperanza hizo amanecer para nosotros una Esperanza que no tiene fin.

Que allí donde la muerte ha dejado su marca nosotros podamos descubrir la manifestación del Resucitado. Que en palabras laicas de Ítalo Calvino podamos “distinguir en medio del infierno, quién y qué no es infierno, y hacerle espacio y hacer que dure.”¹

Que Dios nos conceda una Santa Semana Santa y una feliz Resurrección.

Fraternalmente,

Rafael Velasco S.J.
Provincial

 

¹Italo Calvino, Las Ciudades Invisibles.

Los niños y los jóvenes serán los protagonistas en el Vía Crucis del Papa Francisco

El Vía Crucis del Viernes Santo, encabezado por el Papa Francisco, tendrá este año a los protagonistas más jóvenes. De hecho, los niños, chicas y chicos de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda, el grupo scout Agesci «Foligno I» y los huéspedes de dos casas familiares de Roma, son los autores de los textos y dibujos que comentan las 14 estaciones. Y serán de nuevo ellos quienes lean las meditaciones y acompañen al Papa durante el rito en la Plaza de San Pedro.

Las muchas cruces de los niños del mundo

A menudo se subestima el sufrimiento de los niños. En la introducción del folleto, los niños, dirigiéndose a Jesús, lo subrayan: «Querido Jesús, tú sabes que también nosotros, los niños, tenemos cruces, que no son ni más ligeras ni más pesadas que las de los adultos, sino que son verdaderas cruces, que sentimos pesadas incluso por la noche. Y sólo Tú lo sabes y los tomas en serio. Sólo tú». Las cruces son el miedo a la oscuridad, a la soledad y al abandono, también por la pandemia, la experiencia de los propios límites, de las burlas de los demás, el sentimiento de ser más pobre que los compañeros, la pena por las peleas en la familia de papá y mamá. Pero hay niños en el mundo que también sufren porque «no tienen comida, no tienen educación, son explotados y obligados a ir a la guerra». Tú, Jesús, estás siempre cerca de nosotros y nunca nos abandonas, concluyen los niños, «ayúdanos cada día a llevar nuestras cruces como tú has llevado la tuya».

La acusación de un inocente y la falta de valor

Estación I: Poncio Pilato condena a muerte a Jesús. El pensamiento se dirige a un episodio ocurrido en una clase de primer grado: un niño, Mark, es acusado de robar la merienda de un compañero. Alguien sabe que es inocente, pero no interviene para defenderlo. El narrador se avergüenza de esa falta de valor; actuó como Pilatos y ahora se arrepiente de haber elegido el camino más cómodo. «A veces sólo escuchamos la voz de los que hacen y quieren el mal, mientras que la justicia es un camino cuesta arriba, con obstáculos y dificultades, pero tenemos a Jesús a nuestro lado, dispuesto a apoyarnos y ayudarnos.»

Nuestras acciones pueden perjudicar

Jesús está cargado con la cruz: II estación. El pasaje del evangelista Lucas describe a Jesús siendo burlado y golpeado por los que lo retenían. Entre los niños, las burlas hacia uno de los miembros del grupo no son infrecuentes, hasta el punto de llegar al acoso, como en el caso de Martina, que tiene dificultades para leer en voz alta en clase. «Quizás -leemos- no era nuestra intención burlarnos de ella, sin embargo, ¡cuánto dolor le causamos con esas risas nuestras! (…). La persecución no es un recuerdo lejano de hace dos mil años: a veces ciertas acciones nuestras pueden juzgar, herir y pisotear a un hermano o hermana.»

La experiencia del fracaso

En la estación III, Jesús cae por primera vez, el Señor es acusado de nuestros pecados, aparece golpeado y humillado. La experiencia que acompaña a esta etapa es la de un niño que siempre es bueno en la escuela y que, por una vez, recibe un suspenso: «Pensé que no era nada -dice-, sentí el peso de un fracaso inesperado, estaba solo y nadie me consolaba. Pero ese momento me hizo crecer (…). Hoy sé que todos los días flaqueamos y podemos caer, pero Jesús siempre está ahí para sostener nuestra mano.

El amor de las madres

Estación IV: Jesús se encuentra con su Madre. La lectura elegida es la de las bodas de Caná, con la relación entre el Hijo y su madre en el centro. Es una señal para que los niños piensen en su propia madre y en el amor que les acompaña en todo momento. También concretamente «en el entrenamiento de fútbol, en la clase de inglés y en la catequesis de los domingos por la mañana». La meditación habla de la necesidad de amor de los pequeños y quizá ayude a los padres a ser mejores. «Si tengo un problema, una duda o simplemente malos pensamientos, ella siempre está disponible para escucharme con su sonrisa».

Un gesto de acogida: ver a Jesús en el rostro de la otra persona

5ª estación: El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Hay muchas oportunidades de ayudar a alguien, pero el testimonio que se describe aquí es el gesto de atención que se da a un extranjero de la misma edad. Recién llegado al barrio, observa a los otros niños jugar al fútbol, pero no tiene el valor de presentarse. Un niño del grupo lo vio y fue el primero en acercarse a él e invitarlo a unirse a ellos. Walid ha sido uno de mis mejores amigos desde ese día», dice, «así como el portero de nuestro equipo. Sólo cuando reconocemos a un hermano en una persona «estamos abriendo nuestro corazón a Jesús».

A veces se necesita poco para sentirse menos solo

«En verdad os digo que todo lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis», las palabras de Jesús tomadas del Evangelio de Mateo nos introducen en la sexta estación: Una mujer enjuga el rostro de Jesús. Incluso los niños, en sus actividades diarias, pasan por momentos difíciles o tristes y necesitan que alguien les consuele. Como después de perder un importante partido de fútbol en el que querían demostrar todas sus habilidades. «Mientras me duchaba estaba triste y desanimado, pero al salir del vestuario me encontré con mi amigo: me había estado esperando con un refresco de naranja en la mano». En su compañía la derrota «se convirtió en un recuerdo menos amargo».

Perder algo pensando en los más necesitados

Jesús cae por segunda vez: séptima estación. La meditación relata la experiencia de un alumno de cuarto grado. Se está preparando la obra de fin de curso y quiere el papel protagonista a toda costa. En su lugar, el profesor eligió a John, un compañero de clase bastante aislado. Tras el enfado inicial, el niño entiende y se alegra. De hecho, desde entonces Giovanni está más integrado en la clase. Comenta: «Mi decepción ha servido para ayudar a otra persona, la elección del profesor ha dado una oportunidad a alguien que realmente la necesitaba».

Ayudar al hermano que se equivocó

Octava estación: Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén. En el Evangelio de Lucas leemos que cuando Jesús las vio les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras y por vuestros hijos. Este es el punto de partida para decir que «Corregir a un hermano es un acto difícil pero necesario». Esto lo vivieron dos hermanos que habían mentido a su madre asegurándole que habían hecho los deberes esa tarde, cuando en realidad habían estado jugando todo el tiempo. Al día siguiente, uno de ellos dijo que no se sentía bien y no fue a la escuela. El otro va al colegio, pero cuando llega a casa habla con su hermano: «Nos equivocamos al mentir a mamá y él se equivocó al fingir que le dolía el estómago. Le sugerí que hiciera los deberes de inmediato para poder ayudarle a ponerse al día. Una vez terminado, pasamos el resto de la tarde jugando».

La soledad causada por la pandemia

Jesús cae por tercera vez, estamos en la novena estación. El pasaje evangélico es el del grano de trigo que muere y así produce mucho fruto. La pandemia de Covid-19 entra en escena con todas sus consecuencias incluso en los más pequeños. El sentimiento predominante es la soledad: ya no van a visitar a sus abuelos, la escuela está cerrada, faltan sus amigos y compañeros. «La tristeza de la soledad a veces se hace insoportable», confiesa una joven, «nos sentimos ‘abandonados’ por todos, incapaces de seguir sonriendo. Como Jesús, nos encontramos con que nos derrumbamos en el suelo.

La alegría que da el dar

10ª estación: Jesús es despojado de sus ropas. También aquí es una niña la que narra: tiene una colección de muñecas en su habitación que atesora. Un día se enteró de que la parroquia estaba recogiendo juguetes para los niños refugiados de Kosovo. Elige entre las muñecas algunas de las más antiguas a las que tiene menos cariño y prepara una caja. Luego cuenta: «Por la noche, sin embargo, tuve la sensación de no haber hecho lo suficiente. Antes de ir a dormir la caja estaba llena de muñecos y las estanterías vacías». Deshacerse de lo superfluo, concluye, aligera el alma y dar hace feliz.

Una Navidad vivida al servicio de los pobres

«El día de Navidad con los scouts fuimos a Roma, a las Hermanas Misioneras de la Caridad, para repartir el almuerzo a los necesitados, renunciando al día de fiesta con la familia». No es un sacrificio pequeño el que se describe en la meditación de la 11ª estación: Jesús clavado en la cruz. Pero uno de los chicos confió: «De camino a casa pensé en los rostros de las personas a las que había servido, en sus sonrisas y sus historias… La idea de haber llevado a esas personas un momento de serenidad había hecho que esa Navidad fuera inolvidable». Servir a los demás con amor «es la enseñanza que nos da Jesús en la cruz».

Jesús perdona al pecador que se convierte

Duodécima estación: Jesús muere en la cruz. El ejemplo de Jesús perdonando el mal recibido hace reflexionar a los niños sobre el mal presente en el mundo, por ejemplo, sobre las mafias que matan incluso a niños. ¿Cómo es posible perdonar situaciones similares? Escriben: «Jesús, al morir en la cruz, dio la salvación a todos. No ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores que tienen la humildad y el valor de convertirse».

Se llevaron a mi abuelo y nunca lo volví a ver

Todo se ha cumplido, 13ª estación: El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz. Durante este tiempo, muchos niños sufrieron la desaparición repentina de sus abuelos. Uno de ellos cuenta: «Unos hombres que parecían astronautas salieron de la ambulancia, cubiertos con trajes, guantes, máscaras y viseras, y se llevaron a mi abuelo, que llevaba varios días luchando por respirar. Fue la última vez que lo vi». El sufrimiento también proviene de la imposibilidad de estar cerca de su abuelo y de darle ánimos: «Rezaba por él todos los días, para poder acompañarle en su último viaje terrenal».

Gracias, Jesús, porque me enseñaste a amar

Decimocuarta estación, la última: el cuerpo de Jesús es colocado en el sepulcro. La meditación propuesta es la acción de gracias de Sara, de doce años, a Jesús. Quiero darte las gracias, escribe, porque «me has enseñado a superar todo sufrimiento confiándome a ti; a amar a los demás como a mis hermanos; a caer y levantarme de nuevo (…). Hoy, gracias a tu gesto de amor infinito, sé que la muerte no es el fin de todo».

Si no te vuelves como los niños..

En la última oración del Vía Crucis los adultos vuelven a tomar la palabra. Jesús señaló a los niños como ejemplo cuando describió las características necesarias para entrar en el Reino de los Cielos. La primera petición es, pues, la ayuda para poder «ser como ellos, pequeños, necesitados de todo, abiertos a la vida». A continuación, se confían al Señor todos los niños del mundo, para que «crezcan en edad, sabiduría y gracia» y, finalmente, se reza por sus padres y educadores, «para que se sientan siempre unidos a Ti en la entrega de la vida y el amor».

Familiaridad con Dios

Una reflexión de Gloria Andrés para el blog Cristianisme i justicia

Muchas veces no sabemos qué hacer con los santos. Pero si nos acercamos a ellos podemos extraer grandes aprendizajes para nuestra vida personal, por eso la Iglesia los pone como ejemplo. Me gustaría que nos fijáramos en Ignacio de Loyola a través de su autobiografía.

Ignacio comienza su camino espiritual tras un descalabro en su vida: herido en una batalla donde pierde el bando que él defiende, es llevado a la casa natal, de donde había salido para conquistar fama, honor y una manera de vivir. ¿Cuántas veces no hemos experimentado un descalabro en nuestra vida, ya sea enfermedad, desempleo, graves problemas de trabajo, familiares…? ¿Quizás las consecuencias de esta pandemia que lo asola todo no nos han hecho preguntarnos por el sentido de lo que estamos viviendo?

Volvamos a Ignacio. En su casa, durante la larga convalecencia, se aburre e intenta distraerse con lo que tiene a mano y, sorprendido, descubre que existe una vida interior a la que podemos prestar atención y que, si la escuchamos, nos damos cuenta de que hay movimientos y que estos movimientos nos ayudan a comprender mejor el mundo que nos rodea y a nosotros mismos (discernir) y a su vez, también decidir. Este descubrimiento en la persona de Ignacio cristalizará en la necesidad de un cambio de vida.

Así que, curado, comienza su camino de búsqueda: sale de Loyola solo y a pie, llega a Manresa donde está solo en una cueva y aún, después de la gran experiencia del Cardener, quiere peregrinar solo a Jerusalén para quedarse allí. Quizá podríamos redescubrir hoy nosotros la necesidad de buscar espacios de soledad donde dejar que Dios nos hable al corazón.

Se embarca hacia Jerusalén porque piensa que es allí donde Dios le llama, pero a pesar de que no le dejan quedarse, no se desanima. Su experiencia de Dios, rogada y discernida, le hace seguir adelante: quiere ofrecer al mundo lo que él ha descubierto, quiere compartir lo que el Señor le ha hecho saber y sale al encuentro de los hermanos, al encuentro de personas que quieran hacer camino con él. Toda experiencia de Dios nos lleva a los hermanos, a la comunidad.

Y es ya viviendo en comunidad cuando, camino de Roma, recibirá la confirmación definitiva de que su intuición de un estilo de vida novedoso será aprobada y confirmada por la Iglesia. Aquel que quería ir a Jerusalén para estar más cerca de Jesús deberá quedarse en Roma, dirigiendo, escribiendo, acompañando… Es en esta aparente aridez de la vida de cada día, en medio de esta vida ajetreada, que Ignacio escribe: «Aún más, había ido siempre creciendo en devoción, es decir, en facilidad de encontrar a Dios y ahora más que nunca en toda la vida. Y siempre y en todo momento que quería encontrar a Dios, lo encontraba» (Au 99).

¿No es quizás este deseo el que alienta en toda persona que busca honradamente la felicidad, la plenitud en su vida, sea de la tradición que sea? A veces buscamos a Dios en manifestaciones excepcionales o en experiencias extraordinarias cuando Dios solo se nos manifiesta a través de la realidad, a menudo la más prosaica y cotidiana, pues no hay otro lugar donde pueda manifestarse.

Asimismo, esta familiaridad con Dios es la que buscamos en los Ejercicios Espirituales. Buscamos esta familiaridad porque es la que nos da vida y también criterio de discernimiento, al igual que Ignacio. Acercarnos familiarmente a Dios para vivir no autocentradamente sino abiertos a otros y al Otro. Siguiendo los pasos de Ignacio se nos invita a vivir descentradamente, poniendo al Cristo y a los demás en el centro de nuestra vida. Solo así seremos capaces de ser testigos del evangelio que estamos llamados a vivir.

Fuente: blog.cristianismeijusticia.net

Imagen de fancycrave1 en Pixabay

Joseph Cassar SJ: El Papa en Irak sembró paz y esperanza

El Papa “ha sembrado semillas de esperanza y paz”: el P. Joseph Cassar SJ, director del Servicio Jesuita a Refugiados en Irak (JRS), comenta la visita del papa Francisco al país de Oriente Medio, los primeros días del mes de Marzo.

“Esta visita fue como un kairos, un momento de valor, que va más allá del tiempo cronológico inmediato que vivimos, y que está totalmente en manos de Dios”, comenta el jesuita maltés desde Sharya, donde el JRS acompaña a los yazidíes desplazados. “Me he acordado de Jesús, yendo de un lado a otro, mirando a la multitud tan necesitada, me atrevo a decir que como ovejas sin pastor, y el Señor se apiada de ellas. Toda la visita ha tenido una dimensión profética, que por su relevancia va más allá de los confines de la ya muy pequeña comunidad cristiana: creo que el Papa Francisco ha sembrado semillas de esperanza y paz en este país en el que en estas cuatro décadas se ha derramado tanto mal, conflictos, atentados, Isis. Tanta maldad, tanta violencia, tanta gente ha sufrido”.

El P. Cassar tuvo la oportunidad de reunirse brevemente con el papa Francisco el domingo al margen de la misa en Erbil, en el Kurdistán iraquí, junto con otros tres jesuitas: monseñor Antoine Audo, obispo caldeo de Alepo, el P. Michael Zammit, Provincial de Próximo Oriente, y el P. Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica y en la comitiva papal de Roma. “Mis dos minutos con el Santo Padre fueron hermosos: estaba muy cansado, casi agotado, pero también muy, muy feliz”. Hace dos años, el P. Cassar se encontró con el Papa en el Vaticano, con motivo de una audiencia concedida a ROACO (Riunione delle Opere di Aiuto alle Chiese Orientali – Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales): “Me había presentado al Papa muy brevemente como jesuita que trabaja en Irak”, cuenta hoy, “y entonces me llamó y me dijo: ‘Reza por mí porque tengo muchas ganas de ir allí’. Y ayer le he escuchado que estaba muy contento de haber hecho esa visita”.

La visita que Francisco hizo al Gran Ayatolá Sayyid Ali Al-Husayni Al-Sistani, en Najaf, la ciudad santa del islam chiita, fue “un gesto que refleja la visita de San Francisco al Sultán”. El Papa no fue allí a hacer política o diplomacia. Para la comunidad chiita, mayoritaria aquí, esta visita era muy importante para tratar de curar las numerosas heridas que se han infligido a Irak por tantos años de recelo mutuo. El significado de este encuentro va en el sentido de lo que dijo el Papa: la paz de Dios es más fuerte que la violencia y la guerra”. Por ello, el hecho de que el primer ministro Mustafa Al-Kadhimi haya declarado el 6 de marzo Día Nacional de la Tolerancia y la Convivencia en Irak, en recuerdo de la visita del Papa a Al-Sistani y del posterior encuentro interreligioso en Ur, “tiene un enorme significado”.

La acogida al Papa, “tanto por parte de los cristianos como de los creyentes de otras religiones, fue espléndida, todo funcionó muy bien”, afirma el jesuita, que afirma haber encontrado monjas, sacerdotes, laicos que venían de pequeñas aldeas de diferentes partes de Irak, felices de participar en la misa de clausura, incluso después de tres, cuatro horas de viaje. “Había gente que había venido del distrito de Amadiya, en la frontera con Turquía, de Sulaymaniyya, estaba el P. Jens Petzold de la comunidad monástica de Deir Mar Musa en Siria, fundada por Paolo Dall’Oglio SJ, que aún está desparecido, había mucha gente y veía una inmensa alegría en sus rostros. Nuestros colegas yazidíes me dijeron que compartían la alegría de los cristianos, y lo mismo hicieron los colegas musulmanes que compartieron con nosotros la alegría de ver al Santo Padre en Ur, la antigua ciudad de Abraham, o de verlo entrar en Mosul, esta ciudad donde toda la cobardía del Isis hizo una masacre incluso antes de los bombardeos”.

“El cristianismo pertenece a Irak, no es un cuerpo extraño, los cristianos han estado en estas tierras desde antes de que Irak se estableciera como un estado moderno. Los cristianos pertenecen a estas tierras”, subrayó el P. Cassar, y añadió: “Es una gran pena que este país se haya vaciado de la población cristiana. Los que se quedaron lo hicieron por decisión propia o porque no tenían medios, ni contactos para irse. Pienso en todos los que están en el limbo del exilio, en Jordania o Turquía o Líbano: no hay que olvidarlos”

En Qaraqosh, una ciudad de mayoría cristiana devastada por el Isis, la alegría se mezclaba con la incredulidad: “El responsable local del JRS, Fadi Yabbo, me dijo que nunca pensó que el Papa vendría a visitar esta pequeña ciudad. “Abuna, padre”, me dijo, “no tienes idea de lo que esto ha significado para mí y para todo el pueblo, más que Hoshana”, la mayor fiesta de los cristianos de rito sirio-católico, el Domingo de Ramos, que se celebra casi con más vigor que la Pascua de Resurrección, toda la ciudad sale con ramas de olivo a hacer una gran procesión: ayer fue como si Jesús visitara nuestro país, una alegría que no podemos contener y cuyos frutos se percibirán y experimentarán también en el futuro”.

Para el P. Cassar, en particular, los primeros retos que hay que afrontar son los relacionados con la dramática situación de los refugiados. “Durante la misa el Papa dijo que hay sufrimientos visibles e invisibles: aquí -explica el responsable del Servicio Jesuita a Refugiados- hay tanta gente que sigue sufriendo, incluso psicológicamente, por haber sido desplazada, secuestrada, por haber visto a familiares asesinados ante sus ojos, y no sólo durante la presencia del Isis, sino también, por ejemplo, en el atentado contra la catedral de rito sirio que visitó Francisco en Bagdad el primer día de la visita”.

El jesuita maltés, que mañana 9 de marzo cumplirá 60 años de sacerdocio, estuvo cerca, en los últimos meses de su vida en Roma, del P. Pedro Arrupe, prepósito general de la Compañía de Jesús, que fundó el JRS. Desde febrero de 2016, es el director del Servicio Jesuita a Refugiados en Irak. “Somos musulmanes, kurdos, árabes y cristianos: los extranjeros sólo somos cuatro”.

Inmediatamente después de la visita del Papa se encuentra en Sharya, donde el JRS acompaña a los desplazados yazidíes: “Con mi director regional de Beirut, Daniel Corrou, y el Provincial de Próximo Oriente, Michael Zammit, acabamos de discutir con el responsable del programa de salud mental los múltiples desafíos que existen aquí para la población de supervivientes del genocidio yazidí en la zona de Sinjar, en el norte de Irak, en agosto de 2014. Hay adolescentes, niños, mujeres que sobrevivieron a la esclavitud del Isis, encarcelados, golpeados, abusados, incluso entrenados para luchar. También hay quienes lograron escapar a través del nordeste de Siria y hacia el Kurdistán iraquí, y ahora se encuentran en campos de refugiados, o incluso fuera de ellos, en situaciones todavía precarias. Se trata de una situación que ha durado siete años”. El P. Cassar espera poder ayudar también a los refugiados de otros lugares. “Si los yazidíes, que sobrevivieron al genocidio y siguen desplazados, consiguen volver a Sinjar, me gustaría que pudiéramos acompañarlos”. Y de nuevo: “Sigo soñando con que el JRS pueda ir a Mosul para echar una mano en la reconstrucción de la paz. Por muchas razones, relacionadas con los permisos de acceso, hasta ahora no ha sido posible”.

Para el jesuita maltés, el punto central es siempre “preguntarse, mediante el discernimiento: Señor, ¿dónde y en quién quieres que el JRS te sirva?”.

De ahí la esperanza de que las semillas sembradas por el Papa florezcan. “Espero que haya una mayor apertura entre nosotros, espero que podamos emprender iniciativas comunes entre las religiones para responder a las necesidades de los más necesitados en este país, golpeado doblemente en 2020, por la pandemia, con todas las consecuencias económicas, y por el desastre económico provocado por el desplome de los precios del petróleo. La gente está sufriendo, los que no reciben salarios están sufriendo, y los que dependen del trabajo diario precario están sufriendo. Por eso espero que podamos emprender iniciativas conjuntas para ayudar a los más necesitados. Espero que el mensaje del Papa, de que todos somos hermanos, impregne los corazones de las personas de buena voluntad”. El P. Cassar, que subraya que dedica la mitad de su tiempo y su celo apostólico a resolver cuestiones burocráticas, señala que la oficina del gobierno para las organizaciones no gubernamentales de Bagdad ha sustituido en los últimos días su perfil de WhatsApp por el logotipo de la visita del Papa. “Esto también es un gesto de bienvenida y de apertura. El Señor actúa en los corazones de todos, más allá de las fronteras de la Iglesia, y hay personas que tienen el corazón abierto. Espero que esta visita llegue al corazón de muchas personas.”

Fuente: www.jesuits.global/es

Rezando voy celebra 10 años de trayectoria

Un 9 de marzo de 2011 comenzó a funcionar un proyecto que nacía con tanta ilusión como incertidumbre. Rezando voy quería ser un espacio de oración, de encuentro y de facilitar la mirada creyente a la vida. La acogida, desde el primer momento, fue muy positiva. Y desde aquel primer momento –un Miércoles de Ceniza– el proyecto no ha dejado de crecer. En colaboradores, en propuestas y en ilusión. La idea inicial de cinco oraciones semanales pronto se amplió a otra para el fin de semana. Un año más, y comenzaron las oraciones para niños. Propuestas temáticas –como la del Camino de Santiago – dieron paso a series. Dos renovaciones, cambios en la aplicación. Trabajo en conjunto con otros proyectos similares en diferentes lenguas… Un proyecto así solo puede salir con el apoyo entusiasta de tantos. Muchísimas personas colaborando con su oración, sus voces, su creatividad, ganas, apoyo económico, entusiasmo en difundir la propuesta e ideas para irlo enriqueciendo.

Entre el 9 de marzo de 2011 y el 9 de marzo de 2021, se han creado:  3034 mp3 de la oración diaria, 25 oraciones especiales, 7 series temáticas con 80 oraciones, 212 infantiles. Esto suma 3350 oraciones. Más de 140.000 app descargadas y activas. También el proyecto ha crecido con los tres volúmenes de RezandoVamos. Lo bonito es lo que estos números apuntan. Una red enorme de personas compartiendo pasión por llevar la oración a la vida de tanta gente en tantas situaciones.

Entre los colaboradores, además del equipo, hay 60 voces adultas, 20 infantiles y 100 redactores de oraciones. A estos hay que sumar músicos, informáticos, editores de audio y muchos colaboradores esporádicos que de diferentes formas suman sus talentos al proyecto.

Hace cinco años, al cumplir el primer lustro, se celebró con un bonito encuentro en Valladolid que fue ocasión para que muchos de los colaboradores pudieran coincidir. En aquella ocasión, un rato de oración guiada y un concierto fueron espacio de mucha vida compartida. Esta vez, en el contexto pandémico, toca celebrar (por ahora) a distancia.

El lunes 8, en la víspera, un grupo de colaboradores han tenido un encuentro por Zoom para saludarse y agradecer el proyecto. Este día 9 se está moviendo en redes el recordatorio del aniversario, con el hashtag #rezandovoy10, de manera que sea una celebración compartida, y una acción de gracias a tantos.

El próximo 29 de mayo (habrá que ver cómo están entonces las condiciones sanitarias) la idea es tener la celebración de esta década. Será una celebración abierta, con algún tipo de encuentro presencial y también formato online.

Además, en esa fecha se celebrará el lanzamiento de una nueva App y un nuevo formato para el proyecto, tratando siempre de adaptar, crecer y facilitar la oración.

Fuente: infosj.es

Víctor Codina SJ: La pandemia nos impulsa a la fraternidad

Mesianismo es una clave privilegiada para interpretar ideologías, movimientos políticos, científicos, sociales, económicos y religiosos que bajo un líder carismático convocan al pueblo a salir de la postración y transformar una realidad histórica de pobreza y muerte. Pueden ser de izquierdas o de derechas, ofrecen una salvación plena, un cambio total de estructuras, aunque muchas veces desemboquen en muerte: Auschwitz, Gulag soviético, Hiroshima, atentados al World Tadre Center de Nueva York,etc.

Etimológicamente mesianismo proviene del hebreo “mesías”, que significa “ungido” y en griego se traduce por “cristo”. El mesianismo tiene raíces judeo-cristianas, aunque se desenvuelva por cauces seculares o ateos. Quizás este origen religioso explica que muchos mesianismos se vivan con un fervor semejante al fervor religioso. Incluso en países democráticos, la propaganda electoral reviste un acento mesiánico: “Vote nuestro partido y todo mejorará”.

Es imposible en este breve espacio abordar el tema de los mesianismos, solo ofrecemos algunos elementos para reflexión y diálogo.Pertenecen a los mesianismos, la revolución francesa y la revolución rusa del 1917, el nacional-socialismo hitleriano del Tercer Reich (Tercer Reino), el nacional-catolicismo franquista, los movimientos anticolonialistas del tercer mundo, la primavera árabe, la lucha de Mandela contra el apartheid sudafricano, el movimiento no violento de Gandhi, la lucha contra el racismo de Luther King, los movimientos feministas, ecologistas, indigenistas, sin tierra, LGTB, anti-tortura y contra la trata, también el peronismo, el zapatismo, el sandinismo, el socialismo del siglo XXI de países bolivarianos, el America first de Trump, la réplica brasileña de una política anti-ecológica y anti-indigenista, etc.

La actual pandemia ha herido de muerte a los mesianismos modernos de la ciencia y el progreso, el estado de bienestar neoliberal, la seguridad y la afirmación de Fukuyama de que ya hemos llegado al fin de la historia. Ahora se nos quiere consolar con que pronto volveremos a la normalidad de antes. Pero esta “normalidad” ha causado desigualdades sociales, venta de armas, guerras, violencia y destrucción de la naturaleza, hambre, machismo y feminicidios, migraciones, muerte de niños, abusos sexuales, víctimas y caos. No podemos volver a esta “normalidad”.

Es necesario discernir los mesianismos, para ello ayuda acudir a sus orígenes bíblicos. Los profetas del Antiguo Testamento anunciaban un Mesías de la familia de David. Los evangelios, mayormente el evangelio de Mateo que se dirige a cristianos de origen judío, anuncia a Jesucristo, hijo David y de Abrahán, confiesa que Jesús de Nazaret es el Mesías o Cristo, anunciado por los profetas. En su bautismo, Jesús es ungido Mesías por el Espíritu y el Padre lo proclama su Hijo amado. Jesús va al desierto para discernir cómo ha de ser su mesianismo.

Sus contemporáneos que vivían bajo la opresión del Imperio Romano y de la Teocracia sacerdotal, esperaban un Mesías davídico y político que los liberase de Roma y de la hipocresía religiosa. Jesús no optó por un mesianismo davídico de poder, riqueza y prestigio, sino por un mesianismo nazareno de servicio humilde.

El teólogo biblista brasileño Jaldemir Vitório, nos presenta rasgos fundamentales de la utopía del Reino de Dios en Mateo: las bienaventuranzas, la fraternidad local y universal, el amor, el perdón sin venganza, la no violencia, la predilección por los marginados (niños, mujeres, enfermos, pecadores), no servir a dos señores, a Dios y al dinero; hacer la voluntad del Padre, confiar en su misericordia, los pobres serán nuestros jueces en el juicio final de la historia.

Jesús, para evitar confusiones, afirma que su mesianismo pasa por la cruz, consecuencia del rechazo de la Teocracia judía y del Imperio romano a su proyecto del Reino de Dios: Jesús reina desde la cruz. Es la lucha entre el Reino y el anti-Reino, pero la última palabra no es la cruz ni el sepulcro, sino la resurrección, la Pascua y el don del Espíritu a su comunidad y al mundo. Su Reino es una alternativa a la sociedad mundana, un Reino que comienza ya en la historia como pequeña semilla, pero cuya plenitud es escatológica, apocalíptica. Estos criterios evangélicos nos sirven para discernir los mesianismos en la sociedad y en la Iglesia.

Lamentablemente los mesianismos humanos a menudo se han apartado del ethos del Reino de Dios de Jesús y han causado víctimas. También en la Iglesia, el Reino muchas veces se ha reducido a doctrinas, normas y ritos, la utopía del Reino se ha mundanizado, como si la Iglesia fuera ya el Reino definitivo, la misión ha degenerado con frecuencia en proselitismo, la unidad eclesial se ha roto, las elites eclesiales se han alejado del pueblo, muchos cristianos corrompen el mensaje del Reino: lucro, violencia, destrucción de la naturaleza, víctimas.

Pero el Espíritu prometido por Jesús a la Iglesia y a la humanidad hasta el fin de la historia está presente y actúa, no está en huelga, sino que siempre suscita, en la Iglesia y en la sociedad, profetas, movimientos y comunidades proféticas que actualizan el mesianismo de Jesús. Hoy Francisco impulsa a los cristianos a vivir la alegría del Evangelio, defiende una Iglesia de los pobres y en salida, pirámide invertida, poliedro, promueve la fraternidad universal, el cuidado de la casa común y el sueño de un mundo diferente y mejor. La pandemia es un signo de los tiempos que nos impulsa a volver al ethos del Reino, a la fraternidad, al cuidado de la creación y la confianza en un Dios Padre de todos.

¿Qué podemos hacer ahora? Aprender del pasado, discernir el momento presente, convertirnos de nuevo al Reino de Dios, caminar humildemente en la historia ante Dios, sembrar amor, derecho y justicia y esperar, contra toda esperanza, el día en que el Señor haga nuevas todas las cosas, enjugue toda lágrima y no haya más muerte ni llanto (Apocalipsis 21,4-5).

Fuente: religiondigital.org

Encuentro lector con José María Rodríguez Olaizola SJ

Hace ya un tiempo, José María Rodríguez Olaizola SJ comparte una hora de reflexión y encuentro en torno a alguna de sus obras escritas y nos comparte su mirada esperanzada a los tiempos que estamos viviendo.

En unos días más, el próximo 10 de marzo se llevará a cabo el siguiente encuentro mensual en torno a La pasión en Conversaciones de Papel al que se podrá acceder a través de su canal de YouTube.

En palabras del propio JoseMari: La verdad es que «La Pasión» es la historia en la que encuentran sentido muchas de nuestras propias pasiones, heridas, encrucijadas, miedos…”

Será una oportunidad para recrearnos en esta cuaresma que nos invita a disponer el corazón para el encuentro con el Resucitado.

Si quisieran ver y aprovechar los encuentros previos (‘Contemplaciones de papel’ y ‘La alegría también de noche’) pueden encontrarlos en el propio canal del autor.

J. M. Rodríguez Olaizola – Canal de Youtube

Reflexión del Evangelio – Tercer domingo de Cuaresma

Evangelio: Juan 2, 13-25

Por Hermann Rodríguez Osorio, SJ

Jesús de Montreal es una película canadiense, dirigida por Denys Arcand, que ofrece una lectura de la vida de Jesús desde nuestra realidad actual. Fue rodada en 1989 y estrenada un año después. En mi concepto, es la mejor realización cinematográfica de la vida de Jesús. No es una recreación del Jesús de Galilea en su contexto socio-cultural e histórico, sino una actualización, en el mejor sentido de la palabra, de la vida del Señor en el mundo de hoy. El protagonista es un actor de teatro al cual contratan para que renueve una dramatización que se ofrece a los feligreses desde hace 40 años en los alrededores de la famosa Basílica de Montreal. El párroco contacta a un actor joven y le manifiesta su deseo de transformar la anticuada puesta en escena que solía congregar a grandes multitudes durante la Cuaresma y que se representa al aire libre, en los parques que rodean la Basílica.

Este joven actor, que en la película tiene el nombre de Daniel Coloumbe, se dedica durante muchos días a estudiar los últimos avances de la teología para fundamentar muy bien su nueva propuesta. Al mismo tiempo, se dedica a buscar a otros actores y actrices que lo acompañen en el nuevo proyecto. Daniel va haciendo suyas las actitudes de Jesús al que va conociendo a través de sus lecturas. De alguna manera, comienza a encarnarlo, no ya sólo para la obra teatral, sino en su vida cotidiana.

Una de las actrices que contacta, es una joven que se dedica, por falta de mejores ofertas, a posar como modelo para comerciales publicitarios. Una actividad que no la llena en absoluto, pero a la que se ve obligada por la grave situación económica que vive. Durante el proceso de preparación de la obra teatral, Daniel acompaña a su amiga a un casting para la publicidad de una cerveza, en el que tiene que bailar ante un grupo de jueces que califican la actuación y las condiciones de todas las actrices. Como no lleva traje de baño, le piden que se quite el saco porque así no podrán apreciar su cuerpo con plena libertad; ella se excusa diciendo que no lleva nada debajo; sin embargo, los organizadores insisten que tienen que apreciar su cuerpo para poder participar en el concurso; de modo que ella toma la decisión de bailar con el torso desnudo. Pero antes de que se quite el saco, Daniel se levanta de su puesto y le dice que no tiene por qué hacerlo; que es mejor que se vayan; los miembros del jurado comienzan a presionar y se quejan de esa escena de amor que les hace perder su valioso tiempo. De modo que Daniel se enfurece y, lleno de indignación, comienza a tirar todo por el piso; voltea la mesa en las que tienen los equipos de filmación y hace un látigo con los cables de los aparatos y comienza a azotar a todos los presentes y a expulsarlos del teatro donde se realizaba el casting.

Desde luego, el director de la película pretende revivir la ira santa de Jesús ante el atropello del que es objeto el templo de Jerusalén que nos describe el Evangelio de san Juan este domingo. Pero ya no se trata de un templo de ladrillos que han convertido en mercado… sino del templo vivo de la persona humillada y maltratada por una sociedad de consumo que no se detiene ante ningún valor para alcanzar el lucro y la ganancia. Hoy también Jesús volvería a hacer un látigo para expulsar a todos los que hacen de su templo una cueva de bandidos.

Fuente: jesuitas.lat

Vivir con heridas

Reflexiones

¿Imaginas llegar ileso al final de una larga historia? Probablemente sería señal de una suerte excepcional, o de haber dedicado más esfuerzos a protegerse de la vida que a vivir de verdad. Y es mejor vivir, arriesgar y ponerse a tiro, que gastar las fuerzas en huir de cualquier contratiempo. Porque sí, la vida deja huellas –y algunos zarpazos–. Dejan huella los pasos dados, los nombres importantes en nuestra historia, los aciertos, los errores, las memorias que evocan plenitud y las que uno quisiera que pasaran al olvido. Dejan huella los amores y los rechazos, las decisiones que hemos tomado –para bien o para mal–, los lugares y, sobre todo, las personas, con quienes las relaciones son complejas, turbulentas y a veces imprevisibles…

Cuando esas huellas son dolorosas, hablamos de heridas. Todos llevamos unas cuantas en el cuerpo y en la historia. Heridas que pueden doler durante mucho tiempo. Y que, incluso cuando ya no duelen, siguen ahí, quizás cicatrizadas, pero visibles. De vez en cuando, uno las mira y evoca, recuerda, y aunque quizás ya no haya el sufrimiento que en su momento causaron, sí se te pone una mueca seria, nostálgica, al pensar en el pasado.

Pero hay que vivir con ello. Porque también son escuela. De ellas aprendes, a cuidar y a cuidarte. A aceptar la carga de contrariedad de nuestras historias. Aprendes a pedir ayuda. A ofrecerla. También a elegir batallas. Y en ocasiones, a protegerte. O a exponerte, al darte cuenta de que de nada vale buscar la seguridad a cualquier precio.

Que las heridas sean por algo que merezca la pena. Eso sí.

José María Rodríguez Olaizola, sj

90º aniversario de Radio Vaticana

El 12 de febrero, Radio Vaticana celebró su 90º aniversario. Esta obra creada por Guglielmo Marconi como respuesta a una solicitud del Papa Pío XI, fue confiada a los jesuitas. Desde 2015, con la creación del Dicasterio para la Comunicación, la radio quedó integrada en el conjunto de organismos de comunicación del Vaticano.

Al contrario de lo que se pudiera pensar, la radio sigue desempeñando una función relevante en el mundo entero. Se ha convertido en sinónimo de cercanía, llegando a grandes audiencias que no siempre tienen acceso a otros medios. En este contexto, Radio Vaticano persigue su objetivo fundamental, que es hacer un servicio público que busca alentar la esperanza y lograr que se escuche la voz del Papa, ofreciendo al mismo tiempo una lectura de la actualidad a la luz del Evangelio. Vuelve a hacerlo así, a pesar de las muchas dificultades, a lo largo de esta larga prueba mundial de la pandemia de Covid-19.

Radio Vaticana lanza programas en 41 idiomas y emite a través de varias plataformas, entre ellas Internet. Unos 20 jesuitas colaboran en Roma, día tras día, en la producción radiofónica de RV. Hemos pedido a tres de ellos que nos digan en pocas palabras lo que significa su compromiso con este servicio a la Iglesia.

Jozef Bartkovjak SJ – Jefe de la sección eslovaca

  • Mi deporte favorito para segregar adrenalina

Desde hace ocho años dirijo la sección eslovaca de Radio Vaticana, una de las pequeñas. Somos un equipo de tres personas. Además de constituir la gran fuente de noticias del Vaticano los siete días de la semana, ofrecemos a la gente amplias traducciones de las palabras vivas del Santo Padre. Utilizamos varios canales: Portal de Noticias del Vaticano, Radio Vaticana, Facebook y Boletín de Noticias por correo electrónico.

Radio Vaticana es una familia de naciones, una “Babel redimida”. Es también una prueba contundente de cómo dentro de la Iglesia se da verdadera ayuda mutua entre quienes tienen roles complementarios: laicos, sacerdotes, religiosas. Los jesuitas, gracias a nuestros votos, podemos sentirnos más libres para sacrificar casi todo por la misión, y esto gracias al apoyo de nuestra comunidad. Se palpa asimismo la continuidad de la cadena generacional: Puedo decir que encuentro gran inspiración para buscar el “magis” en nuestros grandes predecesores, que trabajaron en el programa eslovaco a lo largo de los años, y que preparo y motivo, con mis compañeros actuales, a jóvenes jesuitas para asegurar el futuro de esta misión.

El apostolado en el campo de los medios de comunicación significa para mí uno de esos “deportes que producen adrenalina”. Surgen retos innumerables en esta misión. El primero es permanecer en Dios, de lo contrario todo esfuerzo se vuelve inútil. Luego, el reto de ser capaz de escuchar y discernir dónde se encuentra la verdad. Captar el sentido en medio de tanta confusión y engaño como hay en el mundo. Y el reto de ser intérpretes fieles de lo que el Papa dice y hace. Luego, el reto de elegir el medio apropiado, ya sea vocal o multimedia, que hable a los corazones de mi pueblo eslovaco. Y no menos importante el reto de encontrar el equilibrio personal, con deporte y lectura, para no perder el aliento y poder decir “Laudato si’”.

Sanjay Dilip Ekka SJ – Sección de hindi

  • Llegando hasta hindúes y musulmanes

Justo cuando terminaba mi Tercera probación, en 2015, fui destinado a esta misión de Radio Vaticana, en Roma. Fue algo inesperado y repentino. Sin embargo, ahora me siento encantado y agradecido a Dios por haberme invitado a entregarme a esta misión.

Al principio cumplir con el horario diario de transmisión y los plazos que establece me resultaba muy exigente. Era como un maratón. Siempre alerta y “quemando el aceite de la noche” para estar listo a tiempo. He traducido al hindi discursos, homilías y enseñanzas catequéticas del Papa, así como documentos de la Iglesia, incluida la carta-encíclica Fratelli tutti. Son muchos los hindúes y musulmanes de Asia que siguen nuestros programas en hindi.

El trabajo de traducción de los mensajes del Papa sigue conmoviéndome y emocionándome: son siempre accesibles. Eso hace que recibamos constantes comentarios de nuestros oyentes. Muchos expresan que nuestro programa les llega al corazón (lo cual me confirma en mi misión). Podemos llegar a la gente con los mensajes del Papa; tenemos que seguir trabajando en esta línea.

Comunicar el mensaje del Santo Padre, a través de Radio Vaticana, a los oyentes hindi de la Iglesia Universal es para mí una verdadera alegría y mucha plenitud: puedo decir que esta misión ha provocado en mí una verdadera y nueva transformación personal.

Nguyễn Văn Yên SJ – Sección Vietnamita

  • Construyendo puentes con la juventud vietnamita

Radio Vaticana celebra su 90º anniversario. Simultáneamente, el programa en vietnamita celebra sus 40 años de presencia en esta institución radiofónica de la Iglesia.

La Compañía creó el programa vietnamita en 1980 y lo gestionó durante 5 años. Después de este tiempo, los jesuitas nos mantuvimos sorprendentemente ausentes de Radio Vaticana durante 23 años. En 2008, por primera vez, dos jesuitas de Vietnam fueron destinados a realizar su magisterio trabajando en el programa vietnamita; en aquel momento dirigía la sección un sacerdote dominico. Yo fui uno de los que hizo su magisterio en Radio Vaticana en 2010… y aquí me enviaron de vuelta en julio de 2019, cuando el dominico se jubiló, para ocupar su lugar.

Preveo que mi misión en la sección vietnamita es construir un puente entre Radio Vaticana – y más ampliamente Vatican News – y la Iglesia en Vietnam. La Iglesia vietnamita es joven tanto por su historia como por sus miembros, con un gran número de jóvenes adultos. Por lo tanto, nos dirigimos sobre todo a una audiencia de jóvenes adultos, e incluimos contenidos apropiados para ellos, canalizando lo que hacemos a través de los medios sociales.

Agradezco y aprecio el apoyo de mis compañeros jesuitas vietnamitas en Roma. Gracias a su compañía, no estoy solo en mi misión, en mi servicio a la Iglesia.

Fuente: jesuits.global