Luis Pérez Aguirre SJ: «La lucha por los DDHH nace del grito de las víctimas y de quienes sienten con ellas»

En conmemoración de los 80 años del nacimiento de Luis Pérez Aguirre S.J, la Institución Nacional de los Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo del Uruguay (INDDHH) designará con su nombre la Sala de Actos de su sede.

El evento será el 22 de abril, a las 14 horas en modalidad virtual. En esa oportunidad se procederá a descubrir la placa que lleva el nombre de Luis “Perico” Pérez Aguirre, y algunos de sus amigos más cercanos realizarán breves intervenciones.

Quienes deseen seguir en vivo la transmisión de este homenaje a través de internet deben inscribirse completando este formulario

‘Todo comenzó con un grito’

El 22 de abril es una fecha inspiradora para quienes trabajan en el ámbito de los derechos humanos, porque es aniversario del nacimiento de Luis Pérez Aguirre S.J. ‘Perico’, como era llamado por los más cercanos, fue una persona de una riqueza excepcional. Su compasión por quienes sufren la violación de sus derechos elementales orientó cada una de sus acciones y proyectos, que fueron muchos, hacia la búsqueda de la justicia.

Como sacerdote jesuita, comprometido con los derechos humanos, Perico entiende su compromiso como una cuestión de sensibilidad y solidaridad. Solidaridad para ponerse del lado de las víctimas: “solidaridad irrestricta con las causas y las luchas de los oprimidos, de los débiles, de los despojados de su dignidad y derechos”. Como lo hizo en su propia vida, renunciando a las comodidades de su origen familiar y a las que hubiera accedido por su educación y su condición de sacerdote.

Lo podemos recordar entre sus múltiples facetas como un activista social en favor de las mujeres que ejercían la prostitución en Montevideo, como uno de los fundadores del Serpaj, como uno de los tantos uruguayos detenidos por las fuerzas militares y policiales durante la dictadura cívico militar y en al menos una ocasión sometido a torturas, como fundador de la revista “La Plaza”, como miembro de la comunidad La Huella, como integrante de la Comisión para la Paz en representación de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos o como un estudioso de la realidad, valiente y fiel a sus convicciones más profundas.

Para conocer a Luis Pérez Aguirre SJ: binged.it/2RGFRDN 

 

Serie 16 caminos hacia Dios: «Lo imposible» – Emmanuel Sicre SJ

1. Camino hacia Dios: Lo imposible

¿Por qué no hemos podido lograr la paz en la Tierra? ¿Por qué buscamos muchas veces la felicidad donde finalmente no está? ¿Qué tipo de fragilidad es la nuestra que cuando deseamos hacer lo imposible experimentamos el límite, la frustración? ¿No será que cuando aceptamos que no podemos darnos a nosotros mismos la vida, el amor, la paz, la impotencia nos señala un camino distinto?

Así es.

Comenzamos a percibir a Dios en su secreto trabajo tras las bambalinas de la existencia. Entonces, se da con mayor claridad que lo imposible para nosotros es posible para Dios. Y no al modo nuestro, sino al suyo que siempre es creativo, hondo, nuevo. Sólo quienes se animen a cosas imposibles, podrán entrar por la puerta del misterio que sostiene nuestras vidas.

Emmanuel Sicre SJ

 

Blog: emmanuelsicre.blogspot.com

Tejer comunidad en tiempos de pandemia e innovación

Un artículo del P. Víctor Martínez Morales SJ para la Edición nº 16 de la Revista Aurora, correspondiente al mes de Abril.

Tiempo de comunidad, una salida relacional

Este tiempo de confinamiento ha llevado a una toma de conciencia de la manera como estamos viviendo al interior de nuestras comunidades, ya sean familiares, parroquiales, religiosas, etc. Vivir juntos, sin salir de casa, ha llevado a valorar los momentos de encuentro, aquellos espacios en donde se puede compartir y conversar sobre algo más que no sea el estado del clima, los pronósticos del tiempo para el día o repetir las noticias ya escuchadas en el telediario.

En este tiempo de pandemia, donde todos los lugares de culto fueron cerrados, se ha venido viviendo, desde lo profundo y hondo de las pequeñas comunidades de los hogares y familias, el evangelio; una iglesia doméstica, desde el tejido de laicos y laicas, jóvenes y ancianos protagonistas de celebraciones, encuentros, oraciones. Se ha aprendido, entonces, del pueblo mismo, un modo de vivir la fe más allá de estar centrada en el rito presidido por el párroco. Se nos invita a dejar atrás una iglesia sacramentalista y clericalista, para asumir una iglesia evangelizadora. La fuerza de una iglesia en salida urge de nosotros hacernos comunidades verdaderamente samaritanas, anunciadoras del reino, portadoras del cuidado de la vida, empeñadas en curar, sanar, cargar con el dolor y el sufrimiento de nuestro pueblo. Cristianos y cristianas en salida, anunciando con alegría la buena nueva de Jesucristo.

Estamos llamados a construir nuevos caminos de comunión de vida, donde el compartir surge de la actitud de la escucha, el diálogo sincero, la contribución abierta y franca de todos los miembros de la comunidad, para aportar juntos al tejido de nuevas relaciones. Si evangelizar es humanizar, esta misión se inicia en casa, al interior de nuestras comunidades, para testimoniar entre nosotros como hermanos y hermanas una verdadera convivencia. La comunión de vida nos hará hacer comunidad desde la diferencia, lo diverso y lo plural. Cuidar, proteger y promover nuestra comunión de hijos e hijas de Dios es testimoniar una iglesia peregrina centrada en el encuentro, el vínculo y la comunicación para realizar la misión.

Nuestra comunidad de hermanos y hermanas testimonio de sororidad y fraternidad nos lleva a ser sinodales, a contribuir en la construcción de una Iglesia sinodal. Esto significa una iglesia que abrazando la diferencia se hace artífice de comunión en la diversidad, participación de todos y todas en la toma de decisiones y misión en la construcción de nuevas relacionalidades. Comunidades que se hacen iglesia de comunión, participación y misión. Una iglesia con rostro sinodal es un nuevo estilo de ser y hacer iglesia, de caminar juntos como pueblo de Dios. Es un proyecto propio del Espíritu Santo que nos inspira y seduce.

Tiempo de contemplación, una salida hacia dentro

Este tiempo ha sido propicio para el encuentro con el Señor, tiempo de oración cuando la meditación y la lectio adquieren sabor a evangelio, hondura del Dios de la vida, palabra que nos cuestiona y provoca. Actualización de nuestro orar que se hace acción, de nuestra contemplación que nos lleva a las obras, de sabernos capaces de actuar como si todo dependiera de nosotros sabiéndonos que estamos en las manos de Dios.

La mirada hacia dentro, hacia lo profundo, hacia lo transcendente nos hace ser mirados por Dios. Tiempo no de sentirnos perdidos, aislados y ensimismados donde la nada es el horizonte y el ocaso el fin. Sino tiempo de Dios, porque le sentimos cercano, porque lo encontramos íntimo, porque se hace Dios con nosotros en el aquí y ahora de nuestras existencias. Su mirada se encuentra con la nuestra para hacernos ver con el corazón y poder leer la realidad desde sus ojos. Saber contemplar con su mirada transforma la tragedia de cifras en rostros, de rostros en historias, de historias en acontecimientos de gracia que nos convierte colocando, en primer plano, lo fundamental: la vida al servicio del amor.

Es así como la oración se hace misión. Nuestra manera y forma de orar ha de ser transformadora de una realidad que clama justicia, equidad y mejores medios de vida. La oración lejos de ser resignación, alejamiento de la realidad, analgésico ante la injusticia e inequidad se hace luz que abre nuestros ojos, levadura que fermenta nuestra comprensión, saliva que nos hace oír el clamor de nuestro pueblo. La oración se hace profecía que nos convoca y provoca a trabajar de manera decidida por un mundo mejor.

Tiempo de comunión, una salida hacia los otros

Es la mirada de Dios la que nos hace valorar el encontrarnos, el sabernos que hemos sido creados para el tejido sororal y fraterno, porque somos sus hijos e hijas, hermanos y hermanas entre nosotros. Descubrir que somos llamados a la comunión, a tejer una comunidad de vida y amor. Eso significa unión de ánimos, sintonía y armonía en la sinfonía que se va creando en el encuentro, el vínculo, la comunicación. Lejos de la división, la fragmentación y la ruptura; lejos de la uniformidad, la masificación, los falsos equilibrios e igualdades. Comunión que ha hecho de la diferencia posibilidad y de la diversidad ganancia, de la alteridad crecimiento y de la pluralidad riqueza.

La comunión se hace misión. Nuestra manera y forma de comulgar ha de ser transformadora de nuestra realidad. Salir de nosotros nos lleva a exponernos ante los otros, descentrarnos, desinstalarnos, desmontarnos de estructuras que han hecho imposible entregarnos de manera radical a favor de los demás. Siempre recatados, siempre medidos, siempre buscando el justo medio que nos hace incapaces de darlo todo por el reino.

Tiempo de evangelización, una salida a la misión

Es esa misma mirada, la mirada de Dios, la que nos hace ponernos en camino, salir de nosotros mismos para llevar a otros la buena nueva del Evangelio. Desde este tiempo de confinamiento el corazón se ensancha para hacernos conscientes que no podemos ser indiferentes al dolor y sufrimiento de muchos de nuestros hermanos y hermanas. Sentimos con mayor fuerza el deseo de ser comunidad samaritana, misericordiosa, hospital de campaña, en salida. Tal ha sido la insistencia y el llamado del papa Francisco.

Llamados a trabajar en favor de los otros, voluntarios, ellos y ellas, que donan su vida y su tiempo al servicio de los más pobres, débiles y marginales. Comunidad misionera desde la vida de nuestras obras que se hacen acciones efectivas y afectivas a favor del reino.

Tiempo de contemplar, comulgar y evangelizar desde nuestra realidad. No hay un mejor tiempo que éste, es hora de sembrar, es hora de arar nuestra tierra, hora de podar nuestros árboles. ¡Llegó la hora! No podemos postergar más nuestra misión de cristianos: ser contemplativos en la comunión del Evangelio.

Tiempo de discernimiento, compasión y esperanza

Ciertamente, este tiempo es un tiempo de crisis, tiempo de prueba, tiempo que nos exige mantenernos en pie con los ojos fijos en Dios. ¿Qué espera Dios de nosotros?, ¿cuál es su voluntad? Tiempo de búsqueda de la voluntad de Dios para con nosotros. Se trata de abrazar el aquí y ahora de esta realidad que nos ha correspondido vivir. ¿Cómo responder sin prisa y sin pausa a lo que se nos urge como cristianos ante esta situación?

Se impone el discernimiento desde la realidad misma de nuestra historia, de los acontecimientos y situaciones que estamos viviendo. Desentrañar la voluntad de Dios para cada uno de nosotros a nivel personal e, igualmente, como cuerpo, a nivel comunitario, familiar, parroquial, institucional, etc. Es el discernimiento que, al preservarnos del error, nos hace acertar en el camino de los criterios del reino, al darnos la medida del Espíritu. Se espera de nosotros respuestas nuevas, audaces con sabor a entrega y donación.

Ante esta realidad, nuestro corazón nos lleva a optar con pasión en responder por la situación de sufrimiento, pobreza y miseria del otro, del prójimo, de nuestro pueblo. No podemos ser indiferentes ante lo que sucede y ante lo que nos suscita el otro, cuánto más ante su debilidad, vulnerabilidad y desprotección. Escuchar el clamor de nuestro pueblo hoy tiene color de incertidumbre, angustia y miedo. Eco de impotencia, ansiedad y frustración. No podemos ser sordos a este clamor, hemos de responder a estos gritos de auxilio y socorro, asistiendo y reforzando lo ya establecido, pero también implementando dinámicas de ayuda y apoyo, nuevas prácticas de transformación audaces y proféticas.

Apostar por un nuevo colorido, por ir más allá de los primeros pasos, por solucionar los problemas y conflictos iniciales nos lleva a dar una mirada motivadora animada desde la otra orilla. Desde la novedad del reino, en el aquí y ahora de la historia, ver con ojos de posibilidad lo que se creía improbable y hacer real lo que parecía imposible. Se aprende de la adversidad, se constatan logros, se crean nuevas y buenas prácticas, tiempo de invención, de oportunidades para mejorar. Este tiempo nos hace caminar en el todavía no del reino, con la seguridad de una esperanza ya alcanzada en él que nos habita.

Discernimiento, compasión y esperanza dados por el fuego del Espíritu que nos hace capaces de elegir apasionadamente los valores del reino, haciendo que nuestro único amor, querer e interés estén puestos solo en él, en el Amado.

En tiempos de pandemia se pone a prueba nuestra fidelidad creativa

Tiempo de profecía, de ver con ojos nuevos lo que ha de venir, lo que se aproxima, aquello que está por hacerse, he ahí la interpretación honda y serena de los signos que marcan nuestro peregrinar en el aquí y ahora de nuestro tiempo. Por ello, muchos de nosotros hemos de hacer de la crisis no amenaza sino posibilidad, nuevo ardor con sabor de conversión y purificación, de recuperación y transformación, de cambio en deseo de abrazar nuevos horizontes, nuevas formas de ser y hacer vida.

Se ha puesto a prueba nuestra solidaridad, nuestra parresia evangélica, nuestra esperanza para vencer todo miedo, temor o sentido de amenaza que paraliza e impide actuar con coraje y asertividad. Tiempo de respuestas osadas de acciones en red, en comunión, en inventiva de nuevas relacionalidades, nuevos estilos de vida en búsqueda de salvaguardar siempre el bien común. Reconquistar desde el silencio y la palabra el valor del encuentro para construir juntos un mejor vivir.

Ha sido un tiempo propicio para descubrir lo humano, dar una mirada a nosotros mismos, descubrir nuestro cuerpo, nuestro entorno, crecer juntos. Se trata de un cambio paradigmático, de una vida centrada en nosotros, en el antropocentrismo, a un ecocentrismo, de un horizonte mayor y abarcador. Se trata de todo un ecosistema en orden integral, dinámica compleja de comprensión global, afectación sistémica de lo que implica la vida en todo el colorido biodiverso de la sinfonía diacrónica y sincrónica de toda la creación.

Tiempo de centrarnos, de saber ubicar y distinguir lo fundamental de lo accidental, de saber aquello que necesita nuestra primacía y nuestra prioridad. De tomar conciencia si la ley, la institución y el individuo están sobre la vida, la persona y el bien de la comunidad. Tiempo de responder: ¿cuál es el amor que nos mueve? y ¿dónde está el tesoro que nos enriquece?

Tiempo de nuestro compromiso creyente a favor de las víctimas, los desprotegidos y los más vulnerables de esta pandemia. Colaboración afectiva y efectiva desde nuestros lugares de misión en el cuidado y protección de la vida. Compromiso que nos hace ser promotores de justicia en el amor que se hace servicio.

Víctor M. Martínez Morales, SJ

Decano de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana en Bogotá

 

«Cada día los Jesuitas»: una nueva campaña de sensibilización vocacional

El Superior General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa SJ, lanzó la semana pasada un proyecto digital sobre las vocaciones jesuitas con una llamada especial a los futuros candidatos. En una carta enviada el 12 de abril a todos los jesuitas, el P. Sosa expresó:

“Necesitamos personas con pasión por el Evangelio y el amor a Jesús, flexibilidad para ir a cualquier parte, una libertad interior como la de San Ignacio y la de San Francisco Javier”, dijo el Superior General de los jesuitas, Arturo Sosa. “Nuestro mundo está pidiendo a gritos curación, una curación que sólo puede producirse de forma duradera a través de Cristo. Queremos compartir Su mensaje de curación y de reconciliación. Por eso existimos como Compañía de Jesús.”Los jesuitas trabajan en lugares tan distantes como Afganistán y Venezuela, Sri Lanka y Suecia, Angola y Vietnam. El trabajo incluye parroquias, escuelas, promoción social, universidades, espiritualidad. Por eso, una característica de la campaña es un sentido de universalidad. La página web ya está traducida a cuatro idiomas; el vídeo está dirigido a las redes sociales y puede modificarse fácilmente en todas las culturas.

Cada día los jesuitas..

“En toda la Compañía he visto una pasión inspiradora por el Evangelio y una gran creatividad, especialmente durante este periodo de confinamiento”, dijo el responsable del proyecto, el P. Mark Ravizza. “Los rostros de las personas que aparecen en el video y en el nuevo sitio web hablan del amor que se muestra más en los hechos que en las palabras. Queremos que la Compañía de Jesús sea conocida más allá de cualquier mito o estereotipo, y más allá de cualquier cosa que haga. Queremos que se nos conozca por nuestro amor a Jesús y nuestro deseo de servirle y seguirle.”

En los últimos años, la misión de los jesuitas se ha articulado en torno a cuatro puntos principales de la brújula:

• Mostrar el camino hacia Dios.
• Caminar con los marginados y excluidos.
• Acompañar a los jóvenes por un futuro lleno de esperanza.
• Colaborar en el cuidado de la casa común.

“Nuestro trabajo es variado en diferentes partes del mundo, pero nuestro enfoque es siempre Jesús” dijo el P. Arturo Sosa. “Él es quien nos llama. Él sigue llamando a jóvenes de diferentes culturas y pueblos. Ponemos nuestra confianza en Él, creyendo siempre en su fidelidad.”El organizador del proyecto es el Consejero General Mark Ravizza SJ junto con el equipo de Comunicaciones de la Curia General. El vídeo corto y el sitio web fueron producidos por el cineasta y diseñador independiente Mikoɫaj Cempla de Human Stories Studio.

Para conocer la nueva página web hace click aquí: vocations.jesuits.global

Fuente: jesuits.global/es

Por una cultura de la promoción de las vocaciones

La Sinodalidad en clave de los Ejercicios Espirituales

Un artículo de Mauricio López, Secretario interino de la Conferencia Eclesial de la Amazonía y del Centro de Acción Pastoral y Redes del CELAM.

Hay tres modos propios de la espiritualidad Ignaciana para comprender la Sinodalidad en la Iglesia. El primero es el Principio y Fundamento. Somos creados y creadas con un para qué, somos fruto del amor primigenio de Dios y no el resultado de un acto de voluntad autónomo.

El propósito mayor de la Sinodalidad no es una mejor eficacia o institucionalidad en los procedimientos o métodos de nuestro ser Iglesia, ni tampoco la mayor democracia en los caminos de la sociedad, sino siempre, y por encima de todo, cumplir la voluntad de Dios. Se nos invita a relacionarnos entre nosotros y con lo creado, sinodalmente, para cumplir esa vocación.

Encarnación y Amor

El segundo modo es la contemplación de la Encarnación. El ejercicio sinodal de la Trinidad como proceso comunitario en el Ver-escuchar la realidad comprendiendo toda su diversidad y multiculturalidad; discernir el llamado (considerar cómo mira la Trinidad) y actuar en el dinamismo de la Encarnación para redimir-transformar la realidad haciéndose uno con nosotros-as, abrazando la realidad concreta de las periferias.

Finalmente la contemplación para alcanzar Amor. Es el modo en que se concreta el camino sinodal. Se trata de un acto originado en y para el amor, y ello implica salir de sí mismo. Dar y recibir, comunicar, transparentar lo que se es y lo que no (lo que se tiene y lo que no). Para sabernos invitados a ser co-creadores, y contemplativos en la acción en clave de reciprocidad con Dios y con los otros-as, para la Mayor Gloria de Dios y para en Todo Amar y Servir en coherencia con este modo Sinodal hacia el Reino.

Fuente: asambleaeclesial.lat

«En Buena Compañía», el programa de la Red de Radios Jesuitas LAC

La Red de Radios Jesuitas de América Latina y el Caribe (RRSJ LAC), que cuenta con más de cien radios interconectadas, ha lanzado su programa semanal de 15 minutos.

«En buena compañía» es el nombre del programa radial producido por la Red de Radios jesuitas de la CPAL, cuya finalidad es dar a conocer la labor que realizan las obras, instituciones, parroquias y centros educativos y de acción social vinculados a la Compañía de Jesús y que están presentes en América Latina.

Como parte del equipo de producción se encuentran el P. Lucas López SJ, miembro del equipo central de la CPAL, y Alexander Medina, quien también es el locutor principal del programa.

El programa de 15 minutos va intercalando en cada emisión micronoticias, reportajes y entrevistas de cada una de las provincias jesuitas, así como historias y música de nuestros países latinoamericanos.

«En buena compañía» se difunde todos los viernes a través de las redes sociales de Somos Jesuitas, y a lo largo de cada semana en las emisoras jesuitas.

Pueden escuchar los programas emitidos hasta hoy en este listado:

Fuente: jesuitas.lat

Pascual Cebollada SJ: Una invitación al año ignaciano

Por Pascual Cebollada SJ, coordinador del Comité del Año Ignaciano

Hace varios años se diseñó el «Camino Ignaciano» con el objetivo de recrear el recorrido que Íñigo hizo desde su casa en Loyola hasta Manresa en 1522. Hoy se ofrece a quienes quieran seguir los pasos del «peregrino» en el norte de España.

Todo había empezado para él el año anterior, cuando el 20 de mayo de 1521 fue herido gravemente en las piernas mientras defendía de los ataques franceses el castillo de la ciudad de Pamplona. Trasladado a Loyola, pasó allí varios meses convaleciente, incluso en peligro de muerte, hasta que sanó del todo. Como sabemos, la lectura de libros religiosos fue el medio del que Dios se valió para tocarle el corazón, de tal forma que los de su casa se fueron dando cuenta de que algo había cambiado en su interior, sospechando que el enfermo no era ya el mismo que antes. Así ocurrió, de tal forma que Íñigo decidió abandonar lo que había hecho hasta entonces y peregrinar a Jerusalén como penitente. En febrero de 1522, llevando apenas nada consigo, salió hacia Barcelona para embarcar allí a Tierra Santa. Pero antes de llegar a la costa mediterránea pensó en quedarse unos días tranquilos en la villa de Manresa. Allí estaría hasta febrero de 1523, casi once meses, que fueron decisivos en su conversión

Ahí fue donde reconoció «que le parecían todas las cosas nuevas». Fue la consolidación de su transformación inicial en Loyola. Y por esto, al recordar al Ignacio peregrino 500 años después, el lema escogido ha sido «Ver nuevas todas las cosas en Cristo». En Cristo, su Señor, tras cuyos pasos querrá caminar toda su vida. Aquel al que descubre interiormente y al que ayudará a otros muchos a conocer, amar y seguir por medio de los Ejercicios Espirituales.
Ahora, la Compañía de Jesús ofrece para ella y para todos sus amigos y colaboradores la ocasión de renovarse profundamente a partir de la experiencia de su fundador. La vuelta a temas como el camino espiritual, la reconciliación, la conversación espiritual, el discernimiento, la identidad e historia ignaciana y jesuítica, las vocaciones y su promoción en los jóvenes, la misión de evangelización … ayudará a reconocer la obra de Dios a lo largo del tiempo hasta hoy. En particular, el «Año Ignaciano» se concentrará alrededor de dos realidades: la conversión y la pobreza, a partir de las cuales tiene lugar la evangelización. Así ocurre con Ignacio de Loyola, que, despojado de sus cosas, se deja conducir por el Espíritu sin adelantársele. Una pobreza que vincula con Cristo pobre y humilde, al mismo tiempo que con los pobres, sus amigos. Una pobreza que hoy se vive comunitaria institucional y globalmente, revisando el modo de combatir mejor la injusticia que sufren las personas y la naturaleza. Desde 2019 la Compañía se ha propuesto dar estos mismos pasos con las Preferencias Apostólicas Universales, de las cuales se trata abundantemente en este mismo Anuario. La celebración del Año Ignaciano, pues, no pretende añadir más elementos, sino combinar con ellas los que se propongan.
Para ayudar a promover estas actitudes, varios grupos trabajan, sobre todo en España y Roma, desde 2017. El objetivo es que esta conversión pueda vivirse en los ámbitos adonde llega la espiritualidad ignaciana: colegios, universidades, centros de espiritualidad, centros sociales, lugares de hospitalidad y ayuda a migrantes y refugiados, parroquias y santuarios, a través de las letras y las artes, gracias a los diversos medios de comunicación, etc. Naturalmente, se invita a ingeniar y organizar muchas actividades, pero con la condición de que no distraigan del propósito principal: ayudarse del camino interior de Ignacio tanto entre Loyola y Manresa como después hasta Roma, para que cada uno, adaptándolo convenientemente, «saque provecho», como piden los Ejercicios Espirituales. La acción deberá combinarse en su justa medida con la contemplación y la mirada hacia dentro de sí con la mirada exterior. Ayudará a ello captar el modo en que Ignacio se deja llevar en su seguimiento de Cristo, para que realmente la novedad de las cosas que se experimentan tras una conversión pueda considerarse como algo vivido junto a Jesucristo.
Si el inicio del Año recordará la herida de Íñigo (20 de mayo de 2021), y su clausura será cuando se celebra el nacimiento para el cielo del peregrino (31 de julio de 2022), en el centro se hará memoria de los 400 años de la canonización de san Ignacio (12 de marzo de 2022); el mismo día en que fueron también canonizados san Francisco Javier, santa Teresa de Jesús, san Isidro Labrador y san Felipe Neri. Esta será probablemente una ocasión para reflexionar sobre la santidad en la Iglesia y sobre las vías por las que Dios ha conducido desde siempre a quienes se ponen a tiro, tal como lo sigue haciendo en la actualidad.

Los mosaicos de Marko Rupnik SJ transforman el Santuario de la Cueva de Manresa

El artista y jesuita esloveno Marko Rupnik y su equipo, formado por unas veinte personas de diferentes países del mundo, trabajaron en el Santuario de la Cueva de San Ignacio, en Manresa, instalando el conjunto de mosaicos que han creado para las capillas laterales del Santuario.

Una obra que se encuentra todavía inacabada pero que cautiva a quien la contempla, por la fuerza de su mensaje, su belleza y el fascinante proceso que implica su creación. Son más de 550 metros cuadrados de mosaicos, que muestran el peregrinaje cristiano a través de los Ejercicios Espirituales. «Un itinerario de oración», ha explicado el propio artista, «en el que se pasa de un catolicismo declarado a una fe vivida».

La obra está llena de detalles, y todos nos están diciendo algo. Muchos de ellos, estrechamente vinculados a la espiritualidad ignaciana. Pero el artista ha definido esta obra, sobre todo, como espacio de encuentro. Marko Rupnik explicó que el mosaico es un arte extraordinario que implica una experiencia comunitaria. «Una experiencia de iglesia, como comunión de personas, que expresa lo que somos». Los materiales que utiliza provienen de todo el mundo y el artista asegura que, en esta técnica, se establece un diálogo con la piedra. «La primera lección para cortar la piedra es tomarla con amor, con ternura».

Poder llevar a cabo esta obra justo en el lugar donde San Ignacio de Loyola comenzó a escribir el libro de los Ejercicios, representa, para este artista jesuita, un regalo que recibe con «una gratitud inmensa» y también como «una culminación de lo que durante toda la vida yo he pensado y estudiado».

Marko Rupnik y su equipo han dedicado unos minutos a presentar el trabajo que están realizando a medios de comunicación y representantes de instituciones de la ciudad de Manresa y de la Compañía de Jesús. Sin embargo, los trabajos no se han detenido durante la presentación. Los mosaicos ocupan las ocho capillas laterales del Santuario y también habrá uno en la pared interior de la puerta de entrada que estará dedicado a la parábola del sembrador.

A lo largo de esta semana está previsto que se complete la instalación y posteriormente se finalizarán las obras con la iluminación y las tareas de limpieza. El Santuario podría volver abrir al público probablemente a partir del 10 de abril, mientras que el acto solemne de inauguración tendrá lugar coincidiendo con el día de San Ignacio, el 31 de julio, y con presencia del Superior General de la Compañía de Jesús, el P. Arturo Sosa SJ.

La remodelación del interior del Santuario se enmarca en la celebración de Ignatius 500, el año que conmemora entre mayo de 2021 y en julio de 2022 la conversión del fundador de los jesuitas. Una celebración que se vivirá de forma intensa en Manresa, ya que coincide con los 500 años de su llegada a esta ciudad.

Marko Rupnik

El jesuita y artista esloveno Marko Ivan Rupnik ha sido bautizado por la crítica internacional como el Miguel Ángel del siglo XXI. Nació en Zadlog (Eslovenia), el 28 de noviembre de 1954. Es doctor en Teología y profesor en Roma en el Instituto Oriental Pontificio, en la Universidad Gregoriana y director del Taller de arte espiritual del Centro Aletti. Es miembro de la Academia Europea de las Artes y las Ciencias y ha sido galardonado con varios premios internacionales. Como artista que plasma en mosaico el mensaje cristiano, cuenta con más de 130 grandes obras en todo el mundo. Entre su amplísima producción internacional cabe mencionar sus trabajos en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico Vaticano, en la catedral de la Almudena (Madrid) o en la Curia General de la Compañía de Jesús en Roma.

Álbum de imágenes en este enlace.

Fuente: ignatius500.org

Palabra de la CPAL: Pancrisis

La Palabra que la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) comparte a jesuitas y colaboradores en el mes de Abril.

Por Roberto Jaramillo, SJ – Presidente de la CPAL 

“Sueñan las pulgas con comprarse un perro.
Y sueñan los nadies con salir de pobres…”
Eduardo Galeano

La más desafiante e inédita experiencia que nos ha traído la pandemia del COVID-19 es la de habernos instalado universalmente en la incerteza: una ausencia radical y generalizada de seguridad ante el futuro que crece exponencialmente ante la amenaza de volverse permanente.

Es verdad que en los tiempos inmediatamente prepandémicos se discutía mucho acerca de la “modernidad líquida” como un estado de cambio constante, de transitoriedad permanente, generalmente ligado a factores educativos y culturales; era el paradigma de un nuevo espíritu que permitía interpretar (aproximativamente) de forma nueva la realidad de la persona, sus relaciones con otros y con las cosas materiales o inmateriales. Pero se trataba de una ‘liquidez’ de la realidad que parecía afectar -no por el arte de la discusión, sino por el acceso a los medios disponibles- a sólo una parte de la humanidad que se liberaba, así, de condicionamientos anteriores juzgados como premodernos.

Con el impacto social  y frenazo económico que ha significado la pandemia del COVID-19, y con el consecuente retorno -inevitable- a condiciones de vida que parecen remontarnos a 20 o 60 años atrás (dependiendo de los medios con que se re-accione ante ella), nos vemos ahora forzosamente instalados en otro tipo de incerteza: no como un síntoma provocado por el virus sino como la consecuencia masiva de una serie de condiciones desordenadas que la pandemia ha desvelado, revelado, descubierto: condiciones inhumanas de la salud pública, creciente pérdida del sentido y oportunidades de trabajo, desigualdades abismales en el acceso a la educación, sobreexplotación irracional de recursos naturales, restricción y manipulación de la participación política, corrupción rampante en las más diversas esferas, etc. Las mismas que antes afectaban exclusivamente a ‘los nadies” de la vida, ahora se imponen a todos y cada uno de los seres humanos, sin hacer ‘tanta’ discriminación. De ahí que sea ésta la primera vez en muchos siglos de historia en que se puede verdaderamente hablar de un conjunto de situaciones críticas que han cobrado dimensión planetaria: una PANCRISIS.

Todos pensamos, insensatamente, que iba a ser más breve. Lo cierto es que la nueva normalidad con que soñamos parece que va a ser ésta que tenemos hoy, ¡y por mucho tiempo! Saber contemplar con ojos renovados y transformar “la tragedia de cifras en rostros, de rostros en historias, de historias en acontecimientos de gracia” es la primera de las ventanas de sentido (para no hablar de ‘puertas de salida’ porque: por ahora… no hay salida) que encontramos para vivir con nueva luz este momento. No hay un mejor tiempo que éste porque no tenemos (y muchos no tendremos) otro.

“¡Llegó la hora!”, tal como dice el P. Víctor Martínez en su artículo de la revista Aurora No. 16: “es tiempo de centrarnos, de saber ubicar y distinguir lo fundamental de lo accidental, de tomar conciencia y decidir si la ley, la institución y el individuo están sobre la vida, la persona y el bien de la comunidad. Tiempo de responder: ¿cuál es el amor que nos mueve? y ¿dónde está el tesoro que nos enriquece?”

Roberto Jaramillo, S.J.
Presidente CPAL