CPAL: Encuentro de Delegados Provinciales para la Colaboración

Del 22 al 25 de septiembre se llevó a cabo el Encuentro de Delegados Provinciales para la Colaboración de la CPAL, una jornada para la oración, la reflexión y el discernimiento. A continuación compartimos la Declaración Final del encuentro de la red.  

Encuentro de Delegados Provinciales para la Colaboración

Los equipos provinciales de Colaboración, el delegado para la Misión y el presidente de la CPAL, hemos concluido cuatro días de reflexión sobre los avances, oportunidades y desafíos de la dimensión Colaboración en América Latina. Ha sido una gracia del Señor encontrarnos por medios virtuales en un ambiente de esperanza y hermandad, constatando que todos/as somos colaboradores en la Misión de Dios. Nos sentimos llamados a trabajar por la vida desde nuestra propia vocación, según tiempos, lugares y personas. Como resultado de este encuentro, queremos dinamizar las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) desde el espíritu de colaboración, de cara al nuevo Proyecto Apostólico Común (PAC.2). Compartimos con ustedes algunas propuestas para contribuir al plan de Dios, conscientes de que en la CPAL existe un vibrante dinamismo de colaboración y trabajo en red.

1. Avances y limitaciones de la dimensión de colaboración en América Latina

Todos/as somos igual de llamados, pero no todos/as somos llamados por igual. La misión nos pertenece a todos/as. Nos sentimos invitados/as a colaborar en la Misión de Dios. No queremos hacer de la colaboración un tema o un fin en sí misma, sino una experiencia diaria de servicio a las causas de Dios. La colaboración es el resultado de la infinita diversidad de vocaciones suscitadas por el Espíritu para el bien de toda la humanidad, que necesitan articularse y coordinarse desde el discernimiento, y que se organizan a través del trabajo en red.

Discernimiento, colaboración y trabajo en red. Esta triple dinámica de discernimiento, colaboración y trabajo en red (Cfr. CG 36, d. 2) nos lanza a mirar las Preferencias Apostólicas Universales (PAU) como horizonte de la Misión de Dios (Dirección). Igualmente, nos exige discernir opciones y métodos desde el corazón y teniendo delante los criterios del Evangelio, para avanzar como cuerpo apostólico universal (Estrategia). Y, por último, nos sentimos llamados a cuidar los recursos humanos y económicos para hacer posible el impacto de nuestra misión (Gestión).

Equidad de género y cuidado personal y apostólico. La colaboración exige conversión y apertura a la equidad de género. Vamos viendo cambios, pero el desafío es reconocer y superar patrones excluyentes, machistas y clericales que siguen presentes en nuestra cotidianidad, para construir relaciones justas y horizontales acordes con el Plan de Dios. Por otra parte, estamos convencidos de que el cuidado personal y el cuidado apostólico caminan juntos en un sano cultivo de la colaboración.

2. Estrategias y acciones para dinamizar las PAU desde el espíritu de la colaboración

Poder y autoridad. La sinodalidad es un rasgo esencial de la colaboración, como característica de la Iglesia en salida y de la Compañía que busca leer los signos de los tiempos a la luz de la Palabra. Saber delegar, saber confiar, saber acompañar y dejarse acompañar, son signos de un nuevo estilo de liderazgo. La sobrecarga laboral es una constante que necesitamos revisar, tanto para laicos/as y religiosas/os, como para jesuitas. Debemos estar atentos al poder como centralismo egocéntrico que se aleja del espíritu de la colaboración. Nos sentimos invitados/as a vivir la autoridad como servicio y cuidado de todos los miembros del cuerpo apostólico y de la misión. Queremos propiciar una colaboración más horizontal, en donde la jerarquía no sea el problema sino el verticalismo autocrático.

Nuevo sujeto apostólico. La colaboración supone co-sentir, co-pensar y co-responsabilizarse de la misión. Nos sentimos llamados a encontrarnos y formarnos en espacios de confianza y cuidado mutuo, como amigos/as en el Señor. La formación permanente de todos/as en diferentes áreas, partiendo de los Ejercicios Espirituales, enriquece y da sentido al trabajo. No hay colaboración sin espiritualidad. Y no hay espiritualidad sin formación. Debemos reflexionar sobre la compleja relación entre vocación y trabajo asalariado. El trabajo y su remuneración no son el problema, sino la posibilidad de que sea el pago el que mueva las acciones, y no la identidad con la misión.

Apertura a los cambios. Es preciso abrirse a lo nuevo, a lo diferente, sin que esto suponga alejarse del Espíritu, ni del plan de Dios, porque lo único realmente nuevo es lo que suscita el Espíritu. Dios nos llama a abrirnos a nuevas personas, obras y provincias, para crecer en colaboración y trabajo en red. Queremos pensar y sentir como cuerpo desde la misión en colaboración. Somos cuerpo que está al servicio del Reino de Dios. Es posible repensar los modos tradicionales de gobierno desde los signos de los tiempos, incluyendo en nuestra práctica cotidiana el discernimiento personal, comunitario y la conversación espiritual como modo ordinario de relacionarnos y para la toma de decisiones.

Espacios de confianza y de cuidado. Nos sentimos invitados a caminar juntos (sinodalidad), entre mujeres y hombres, entre laicos/as y jesuitas, entre personas con diferentes vocaciones. Queremos asumir la diversidad como un don, preferirla y buscarla. Y hacerlo con humildad, reconociendo la riqueza de cada uno, como condición básica de la colaboración. Somos conscientes de la necesidad del cuidado de todos/as, incluyendo a los que cuidan.

Con la confianza puesta en Jesús, que nos sigue ofreciendo su amor y su gracia para caminar, invitamos a todos los miembros del cuerpo de la Compañía en América Latina, como familia ignaciana, integrada por laicos/as, religiosos/as, personas de buena voluntad y jesuitas, a dejarnos inundar por el espíritu de la colaboración. Que estas líneas animen y fortalezcan la dimensión de la colaboración, contando para ello con nuestra disponibilidad al servicio.

Una oportunidad para ejercer el discernimiento en el liderazgo

El P. Arturo Sosa SJ, dio un discurso de bienvenida en la apertura del curso «Discerning Leadership», desde la Curia General en Roma. Comenzó contextualizando el mundo actual a causa de la pandemia, subrayando las fragilidades que han quedado expuestas frente a la crisis; las características del liderazgo para este tiempo y el aporte de la espiritualidad ignaciana a partir de la vida de San Ignacio; finalmente destacó el aporte del programa de formación «Discerning Leadership» como camino a la sinodalidad. A continuación compartimos el texto íntegro:

Por Arturo Sosa, SJ – P. General de la Compañía de Jesús

Me alegro de estar aquí con ustedes hoy. Quiero agradecerles haber decidido participar en este curso. El año pasado hicimos la primera experiencia en inglés de ofrecer esta combinación de elementos para contribuir a encontrar el método propio de la Iglesia Católica de ejercer un liderazgo discernido. Nos fue bien y este años nos propusimos ofrecerlo español. A pesar de todas las dificultades aquí estamos para iniciar esta nueva experiencia.

Reciban mi agradecimiento las instituciones que lo están haciendo posible: la Pontificia Universidad Gregoriana aquí en Roma, Georgetown University y Le Moyne College en los EE.UU. y la escuela de negocios ESADE y la Universidad de Deusto en España. En especial al P. David McCallum por aceptar la misión de coordinar este programa y a su director de proyecto Pablo Bernal. A la Hna. Pat Murray de la Unión de Superioras Generales Internacionales (UISG), al Hno. Emili Turú de la Unión de Superiores Generales (USG) y al P. Michael Garanzini SJ de la Asociación de Colegios y Universidades Jesuitas en los EE.UU. por su vital apoyo a esta iniciativa. Sin su ayuda, no habría sido posible.

En esta experiencia nos aventuramos a integrar las mejores ideas sobre liderazgo del mundo de los negocios con nuestro fundamento de fe y el discernimiento que se deriva para tomar decisiones en sintonía con el Espíritu.

Contexto

Permítanme unas palabras sobre el contexto en el que nos encontramos. Estos son ciertamente tiempos extraordinarios. La pandemia de Covid-19 ha mostrado la fragilidad de nuestro sistema mundial, las fallas que han estado allí durante tanto tiempo y que no queríamos ver o a las que en realidad estábamos ciegos. Las fallas como:

– Una injusticia económica que está causando que tanta gente huya de los países pobres o en guerra para encontrar mejores condiciones de vida.
– El crecimiento de la desigualdad: los pobres son cada vez más pobres y los ricos más ricos.
– Una globalización de la indiferencia donde nuestros corazones se endurecen ante el sufrimiento.
– El debilitamiento de la democracia política amenazada tanto por el populismo y la antipolítica como por los personalismos, tiranías, dictaduras y las ideologías fundamentalistas.
– La desviación de los medios de comunicación social que ha visto reducido el papel vital de la televisión, la radio y la prensa en el seguimiento de la actividad política y se ha poblado de fake news.
– La parálisis de los Estados, Gobiernos y sociedades en tomar acciones efectivas para la recuperación del equilibrio ambiental, frenar el deterioro climático y hacer un uso razonable de los recursos limitados del planeta tierra.
– La amenaza a los pueblos originarios y sus culturas que pierden los espacios geográficos y sociales para desarrollarse.
– La fragilidad del liderazgo nacional y mundial ante las tendencias destructivas de los recursos de la tierra y las necesidades de los migrantes, minorías étnicas, pobres… incapaces de frenar la división, el conflicto y la inhumanidad de las guerras.

La pandemia del Covid-19 también ha demostrado cómo el liderazgo puede inspirar, motivar y curar. Quiero recordar la impactante imagen del Papa Francisco el 27 de marzo cuando se dirigió al mundo entero desde la plaza vacía de San Pedro. Francisco es de los pocos líderes capaz de movilizarse, de preocuparse, de mostrar compasión, de tocar los corazones y las mentes de la gente, de suplicar un cambio. En la audiencia general del 26 de agosto hizo la siguiente reflexión: Recordemos que después de una crisis una persona no es la misma. Salimos mejor o salimos peor. Esta es nuestra opción. Después de la crisis, ¿continuaremos con este sistema económico de injusticia social y de desprecio del medio ambiente, de la creación, de la Casa Común? Pensemos en esto.

Francisco nos está llamando a contribuir al cambio necesario desde cualquier posición en la que nos encontremos. Este curso se propone motivar en esa dirección y ofrecer herramientas para hacerlo desde el horizonte propuesto por el Santo Padre.

Características clave del liderazgo

El liderazgo ha debido adaptarse a nuevas circunstancias debido a los profundos cambios del cambio de época y las crisis que se han sucedido en lo que va del siglo XXI. Por eso se ha multiplicado los cursos de liderazgo, especialmente en el mundo de los negocios, que buscan ofrecer un nuevo modo de ejercerlo, un nuevo vocabulario adaptado a las circunstancias. Este no es uno de esos cursos, sobre todo porque se ubica en un contexto de fe que nos lleva a partir de la humildad, ser auténticos y aprender un estilo de liderazgo que, siguiendo al modelo que encontramos en Jesús de Nazaret, nos lleve a convertirnos en servidores.

Se propone un estilo de liderazgo compasivo capaz discernir el deseo de la Trinidad para este mundo en busca de justicia y reconciliación. Un liderazgo capaz de enfrentar opciones complejas con ecuanimidad y atento al grito de los pobres y los abandonados. Líderes conscientes de tener una misión más grande que ellos, que no pueden cumplir solos y se disponen a colaborar con otros para realizarla en el mejor modo posible.

Esa es la clase de líderes en la que todos queremos convertirnos. Sabemos que este viaje hacia una mayor humildad y autenticidad en el servicio no termina nunca. Jamás llegamos a la meta pues siempre estamos descubriendo nuevos horizontes a través del encuentro con otros en medio de una realidad cambiante.

La misión de la Iglesia ofrece un lugar al mismo tiempo desafiante y alentador. A diferencia del mundo de las ganancias y las pérdidas, el «balance final» para nosotros nunca es limpio, ordenado ni definitivo. El progreso de la misión en la que colaboramos no es fácil de cuantificar pues busca la conversión del corazón humano a la solidaridad, al amor, a la compasión, al bien común. Son procesos que podemos considerar intangibles e imposibles de medir. Sin embargo, podemos sentir su presencia en nuestro mundo… y, sobre todo sentimos su ausencia.

Tenemos algunos puntos de referencia y algunas herramientas valiosas que se han desarrollado a lo largo de los dos milenios de historia de la Iglesia:
– Su rica tradición de oración y contemplación
– La espiritualidad que lleva al discernimiento
– La enseñanza social católica

Hemos heredado una rica tradición que estamos llamados a aprovechar para re-crear el estilo de liderazgo que puede llevarnos a prestar un mejor servicio al mundo de hoy desde la misión de la Iglesia.

Conversión a la pasión

A finales de mayo de 2021, se cumplirán quinientos años de la herida sufrida por Ignacio de Loyola en la batalla de Pamplona, inicio de su particular proceso de conversión. Obligado a prolongado tiempo de recuperación de la herida sufrida se abrió para Ignacio un período de introspección y de oración que lo llevó a tomar conciencia de cómo Dios estaba trabajando en él. Lo llevó a tomar a Dios en serio. Lo llevó a darse cuenta de que Dios quería comunicarse con él en cada momento de cada día. De ahí nació la singular capacidad de Ignacio de Loyola para discernir los espíritus que actúan, tanto dentro de él como en el mundo en el que vivía. Allí nació también el deseo de colaborar con el “buen espíritu” para que el Reino de Dios, el reino del amor, la justicia, la paz y la misericordia pudiera avanzar. El estilo de liderazgo que buscamos compartir en este curso busca responder a la llamada a desarrollar el sentido del discernimiento y así poder seguir a Jesús y mejorando nuestro servicio a la Iglesia, poder contribuir a expandir el reino en el mundo de hoy como ministros de la reconciliación y de la esperanza.

La pasión que movió a Ignacio durante toda su vida pasó de centrarse en el “honor mundano” entregarse de lleno a perseguir la mayor gloria de Dios. La pasión es necesaria en esta época en la que el cinismo ha ganado tanto terreno. Necesitamos líderes apasionados capaces de mostrar a Dios en la realidad y su acción permanente en la historia.

Somos hombres y mujeres invitados a encarnar ese estilo de liderazgo que nace de estar apasionadamente enamorados de Jesús, capaces de dar testimonio de ello en cualquier circunstancia en la que la vida nos coloque. Los tiempos dedicados a la oración y la celebración de la Eucaristía en el programa de este curso no son para llenar el tiempo son tiempos fundamentales para cultivar el amor que nos une al Señor y entrar en comunión con él y el mundo por que dio la vida para redimirlo.

Sinodalidad

En este grupo están bien representadas la variedad de vocaciones que forman la Iglesia: la vocación laica, la vocación religiosa, la vocación del clero diocesano y la de los obispos. Hoy, más claramente que nunca, siguiendo la inspiración del Concilio Vaticano II a toda la Iglesia, el Papa Francisco nos llama a hacer realidad la riqueza de la sinodalidad que nace de compartir nuestros talentos, nuestros sueños, nuestras esperanzas e incluso nuestros miedos y nuestras diferencias.

El Pueblo de Dios en marcha de forma sinodal crea ocasiones de ese diálogo sincero que pone al centro la misión y la búsqueda de las formas mejores, más eficaces de colaborar en ella, evitando cualquier tipo de competencia o celos. El avance del Reino es lo que debe preocuparnos y ocuparnos, no el progreso de nuestras diócesis, congregaciones religiosas o movimientos laicales particulares, olvidándonos también de la propia carrera. Jesús, en el Evangelio, denuncia toda clase de ambiciones y nos llama a sólo desear servir y amar en todas las cosas, lavar los pies de los heridos, levantarnos y curar a los que luchan y necesitan consuelo.

Este programa de liderazgo quiere ser una pequeña planta, una pequeña iniciativa de sinodalidad, que necesitará ser cuidada. Si lo hacemos puede tener un impacto importante no sólo en la Iglesia sino en nuestras sociedades. El futuro siempre es incierto. Pero caminamos hacia él llenos de esperanza. La carta a los hebreos (6,18) habla de tender la mano para «apoderarse de la esperanza puesta delante de nosotros» afirmando que esta esperanza es «un ancla para el alma, firme y segura».

Cuenten con mi oración para que durante estos días puedan echar mano juntos a esta ancla y ser confirmados en la fe, la esperanza y el amor.

Una vez más, gracias por estar aquí. Espero recibir comentarios y sugerencias sobre cómo podemos ir más allá. Mientras tanto, nos mantenemos mutuamente en nuestras oraciones.

Fuente: jesuits.global/es

papa francisco

Se presentó el tema para la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Ayer, 29 de septiembre, se ha publicado el tema que el Papa Francisco ha elegido para la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones, que se celebrará el próximo 16 de mayo 2021: «Ven y verás» (Jn 1, 46) Comunicar encontrando a las personas como y donde están. El mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial se publicará el próximo 24 de enero, fiesta de San Francisco de Sales.

En la nota publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede informando el tema, se explica que las palabras del apóstol Felipe, «Ven y lo verás», son centrales en el Evangelio: el anuncio cristiano antes que de palabras, está hecho de miradas, testimonios, experiencias, encuentros, cercanía. En una palabra, de vida. Precisamente esas palabras, han sido elegidas por el Papa Francisco como tema del 55º Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

El comunicado de prensa reconoce que en el transcurso histórico que estamos viviendo, en un tiempo que nos obliga a la distancia social a causa de la pandemia, la comunicación puede hacer posible la cercanía necesaria para reconocer lo esencial y comprender verdaderamente el significado de las cosas.

«No conocemos la verdad si no la experimentamos -afirma la nota-, si no encontramos a las personas, si no participamos en sus alegrías y en sus penas. El viejo dicho ‘Dios te encuentra donde estás’ puede ser una guía para los que trabajan en los medios de información o en la comunicación en la Iglesia. En la llamada de los primeros discípulos, con Jesús que sale a su encuentro y los invita a seguirle, vemos también la invitación a utilizar todos los medios de comunicación, en todas sus formas, para llegar a las personas como son y donde viven».

La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales fue instituida por el Concilio Vaticano II en el decreto Inter Mirifica sobre los medios de comunicación social. Cada año se celebra el día de la Ascensión del Señor, que se celebrará el próximo año el 16 de mayo.

Fuente: vaticannews.va

czerny

Cardenal Czerny: Los desplazados internos pueden ser una fuerza de cambio

En el marco de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, que se celebra el próximo domingo 27 de septiembre, el subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral subrayó que “las personas desplazadas nos ofrecen la oportunidad de descubrir partes ocultas de la humanidad y de profundizar nuestra comprensión de las complejidades de nuestro mundo”.

En un evento organizado por el Servicio Jesuita a Refugiados y la Unión Internacional de Superioras Generales, el cardenal Michael Czerny destacó que, a causa de los acontecimientos de este año, el Mensaje del Papa Francisco, aunque se refiere a los desplazados internos, incluye a “todos aquellos que están experimentando situaciones de precariedad, abandono, marginación y rechazo como resultado de COVID-19”.

Recordando los cuatro verbos propuestos por el Santo Padre en su Mensaje del 2018, acoger, proteger, promover e integrar, Czerny destaca que en el Mensaje de este año propone seis pares de verbos que tratan de acciones muy prácticas: saber para entender, estar cerca para poder servir, escuchar para reconciliarse, compartir para crecer, involucrarse para promover, cooperar para construir. Con ellos, “el Papa presenta una actitud o habilidad básica para lograr objetivos humanos profundamente importantes” reconoció el prelado.

En su exposición, el cardenal Czerny compartió dos consideraciones finales. En primer lugar, destacó que la cercanía de las instituciones católicas que trabajan con migrantes y refugiados “puede promover una escucha más atenta a lo que los desplazados internos necesitan, esperan y aspiran”, ya que ellos “deberían participar en el diseño y la prestación de respuestas de protección y asistencia; en la planificación y aplicación de soluciones que les afecten; y en la elaboración de leyes, políticas y estrategias relacionadas con el desplazamiento interno”.

Finalmente, reconoció que los desplazados internos pueden ser una fuerza positiva de cambio, ya que pueden demostrar “un notable grado de esperanza, resistencia y fuerza”. Al mismo tiempo, atender sus necesidades y apoyar sus redes e interacciones con los residentes locales “ayudará a construir la comunidad y a avanzar hacia la recuperación, la cohesión social, la paz, la seguridad y el desarrollo”.

Fuente: www.vaticannews.va

CPAL: Reunión de Delegados y Asistentes de Formación

Entre el 14 y el 18 de septiembre, se reunieron de manera virtual los Delegados y Asistentes de Formación de las Provincias de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL).  Participaron también los Rectores de los CIF de Belo Horizonte, Bogotá y Santiago de Chile.

Se fueron sumando participantes en distintos momentos, Mark Ravizza (UWE), Consejero del P. General para la Formación; Claudio Paul (BRA) y Jesús Zaglul (ANT), Asistentes del P. General para América Latina Meridional y Septentrional, respectivamente; Roberto Jaramillo, Presidente de la CPAL; Luis Valdez (MEX) y Hermann Rodríguez (COL), Delegados para la formación de la CPAL.

El P. Hermann Rodríguez SJ, Provincial de Colombia, comparte sobre lo que se ha trabajado durante el encuentro:

«Después de un día dedicado a compartir información básica sobre la situación de la formación en cada provincia, las mociones experimentadas frente al servicio que estamos prestando y los impactos positivos y negativos que ha producido la pandemia del Covid-19 en los procesos de formación, trabajamos sobre el proceso de evaluación de los 10 años de los CIF, con la presencia de Miguel Martins (BRA), Mario Rivera (COL) y Fernando Verdugo (CHL), miembros del equipo de evaluación.

También tuvimos espacio para reflexionar sobre las dimensiones de la formación afectiva, el acompañamiento de los jesuitas entre el final de los estudios básicos y la tercera probación, así como el tema de la formación para formadores.

Sentimos la enorme responsabilidad de acompañar a nuestros hermanos más jóvenes en sus procesos de formación y nos sentimos haciendo parte de un esfuerzo que debemos asumir entre todos como cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús, de modo que el rostro de Jesús, pobre y humilde, se vaya haciendo cada vez más transparente en nuestras vidas, comunidades y obras.»

Fuente: jesuitas.lat

REPAM: balance del camino recorrido y presentación del nuevo secretario ejecutivo

Después de seis años de recorrido, la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, ha llevado a cabo en los últimos meses un proceso de discernimiento que ayude a continuar definiendo el camino a seguir en el futuro. También, el pasado 14 de septiembre  se llevó adelante una rueda de prensa en la que el Cardenal Claudio Hummes, presentó al marista brasileño João Gutemberg Sampaio como el nuevo secretario ejecutivo de la REPAM. A partir de ahora, se llevará a cabo un camino de transición entre el nuevo secretario y quien hasta ahora llevaba a cabo ese servicio, Mauricio López.

Presencia articuladora

En palabras del cardenal Hummes, estos seis años de camino de la REPAM, ha sido un tiempo para implicarse, para estar presentes en el territorio, para escuchar y junto con las comunidades construir los nuevos caminos, convencido de que “la causa era mucho mayor que las dificultades enfrentadas”.

El servicio que se lleva adelante es muy amplio, envuelve a mucha gente que trabaja tanto en las circunscripciones eclesiásticas como en espacios no eclesiales, como son las comunidades indígenas, siempre en una tentativa de estar entre los más frágiles y vulnerables.

Todo eso se concretó en el Sínodo, un momento en el que el Papa quiso oír a los obispos de la Amazonía y trazar nuevos caminos, un tiempo de discernimiento que tuvo como fruto el Documento Final y Querida Amazonía.

Discernimiento

La REPAM recoge todo lo que se está realizando en la Amazonía y todo lo que se ha realizado desde el inicio de la Evangelización, afirmaba el cardenal Pedro Barreto en la rueda de prensa. Según él, la Conferencia de Aparecida, donde el entonces cardenal Bergoglio fue el relator general del Documento, mostró la importancia de la Amazonía y la necesidad de crear una pastoral de conjunto en los 9 países de la Amazonía.

En este caminar, entre luces y sombras, Dios nos ha iluminado y fortalecido, y ha inspirado todo el proceso sinodal, afirmó el vicepresidente de la REPAM. El cardenal destaca la importancia de “nuestros hermanos indígenas”, a quienes ve como “guardianes de nuestro entorno natural”, que durante el Sínodo, desde la periferia, llevaron su vida y conocimientos al centro de la cristiandad. La misión de la Iglesia, que en el Sínodo estableció una alianza con los pueblos originarios, es acompañarlos ante la invasión de las grandes empresas, lo que está llevando al martirio a los defensores de la Amazonía, recordando el asesinato de un defensor ambiental ocurrido este último sábado en Puerto Maldonado.

El cardenal Barreto también ha querido agradecer al hermano João Gutemberg por haber aceptado el servicio de la secretaría ejecutiva de la REPAM, así como a “Mauricio López, que con mucha generosidad, juntamente con su equipo, que le apoyó en estos años, de manera muy generosa, nos hace sentir de verdad que nuestro agradecimiento sea profundizar la experiencia que estamos viviendo”.

Haciendo balance de lo vivido hasta ahora, Barreto quiso agradecer a los hermanos indígenas por la participación en el proceso de preparación y realización del Sínodo, “que predican con su vida y con sus testimonio que vale la pena cuidar la vida y cuidar nuestro entorno natural”. De cara al futuro, ve a la REPAM como “un suporte muy importante de articulación en el territorio para brindarle a la Conferencia Eclesial de la Amazonía el soporte efectivo para que sus orientaciones, sus documentos, la puesta de todas las propuestas, que el Sínodo ha ofrecido en su Documento Final puedan llevarse a la práctica de manera armónica, de manera articulada”.

Finalmente, afirmaba que Querida Amazonía nos hace tomar conciencia que tenemos que trabajar en dos aspectos: poner en practica las orientaciones que nos da el Documento Final del Sínodo y seguir soñando con una Amazonía donde se respeten los Derechos Humanos, sus culturas, el medio ambiente, y que la Iglesia sea fermento de paz y de justicia.

Nuevo secretario ejecutivo

En su primera intervención como secretario ejecutivo de la REPAM, João Gutemberg Sampaio, destacaba la importancia del trabajo en equipo, afirmando que “idealizar es muy bueno, pero poner en práctica necesita mucha creatividad y dedicación”. El nuevo secretario también agradecía a quien considera su gran amigo, director espiritual y consejero, Mauricio López, así como a su equipo.

De cara al futuro pedía “continuar animándonos y articulándonos, porque infelizmente nuestra Querida Amazonía, es también una Amazonía consumida, invadida, destruida”, haciendo una llamada a la unión entre las comunidades eclesiales y las personas de bien para “impulsar el cuidado, la protección de las comunidades humanas y de nuestra diversidad ambiental, tan importante para toda nuestra vida en el planeta, escuchando el grito de los pobres, el grito de la tierra”. El nuevo secretario se presentaba como “un instrumento de conexión para que podamos continuar sembrando luz y esperanza en nuestra Amazonía, y a partir de nuestra Amazonía, para muchos otros contextos del escenario planetario que necesitan amazonizarse, vivir la buena relación que los pueblos amazónicos tienen con la Madre Tierra”.

Fuente: redamazonica.org

Respirando a la par

En el marco del Tiempo de la Creación 2020, la familia ignaciana organiza una Vigilia Global de Oración para rezar por la conversión ecológica y la acción por la justicia. Contará con las reflexiones y testimonios de las personas y comunidades directamente afectadas combinadas con momentos interactivos y gestos simbólicos. Tendrá lugar el 25 de septiembre a las 20 horas (Manila, Roma, Nueva York) en esos tres zonas horarias y se retransmitirá en directo a través del canal de Youtube de Jesuitas Global en inglés y español.

 Xavier Jeyaraj SJ, representante del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología (SJES) de la Curia General de la Compañía de Jesús, compartió un comunicado donde nos presenta y nos invita a la Vigilia Global de Oración Ignaciana «Respirando juntos» para el Tiempo de la Creación 2020.

Es una invitación que va en la misma línea de la vigilia del pasado 30 de mayo, en ocasión de la celebración de Pentecostés y que convoca nuevamente a la familia ignaciana presente en todo el mundo a participar: «Durante esta vigilia de oración, nos centraremos en los tres pulmones de la tierra: la Amazonía, la cuenca del Congo y los bosques asiáticos. Esperamos que reúna a nuestras redes jesuitas e ignacianas, junto con muchas otras redes de iglesias de todo el mundo.»  

En el comunicado, también se comparte un adelanto sobre las actividades que habrá durante la celebración: «La vigilia contará con un flujo de testimonios personales de los pueblos indígenas de los tres pulmones del planeta, reflexiones, combinadas con música melodiosa, momentos interactivos con los participantes y acciones simbólicas. El P. Arturo Sosa, Superior General de la Compañía de Jesús, introducirá y orientará la vigilia con sus reflexiones. La vigilia no durará más de 40-45 minutos y será transmitida en vivo, y en dos idiomas (inglés y español), en el canal global de los jesuitas en YouTube.«

El mensaje finaliza con unas palabras que nos invitan a reflexionar en torno a este tiempo especial para toda la Iglesia: «El tiempo de la Creación es un tiempo para renovar nuestra relación con nuestro Creador y toda la creación a través de la celebración, la conversión y el compromiso conjunto. Es un tiempo para unirnos a otros en la oración y la acción, para cuidar de nuestro hogar común. Este año, en medio de la crisis de la pandemia que ha sacudido nuestro mundo, nos hemos despertado a la urgente necesidad de sanar nuestras relaciones con la creación y entre nosotros. Nuestro planeta Tierra anhela un aliento fresco y para ello necesitamos la gracia de Dios. Sabemos que necesitamos el don del Espíritu Santo para re-generar ese aliento fresco y superar la falta de respiración que se está produciendo.»

Podés conocer más sobre la propuesta en: https://breathingtogether.jesuits.global.

Se publicó el nuevo volumen de la Revista Aurora: voces jesuitas sobre la pandemia

El volumen número de 10 de la Revista Aurora ya está disponible para su descarga. Esta nueva edición se titula «Voces de Juventudes» y corresponde a la segunda quincena del mes de Septiembre.

La presentación de la publicación estuvo a cargo del P. Alejandro Vera, S.J.Delegado de Misión para Juventudes y Vocaciones CPAL, compartimos un fragmento de la misma: «En esta edición de la revista AURORA les proponemos escuchar las voces de nuestros jóvenes y de aquellos que les vamos acompañando, caminando junto a ellos. Escucharemos sobre la experiencia de los Ejercicios Espirituales realizados por cientos de jóvenes durante la pandemia; sobre una propuesta para acompañar a jóvenes de manera virtual y digital; sobre la formación de acompañantes ignacianos desde el desarrollo de tres módulos: acompañamiento espiritual, primeros auxilios psicológicos y pedagogía e innovación pastoral. También escucharemos sobre las posibilidades de realizar un apoyo psicosocial en las estrategias de formación con nuestros jóvenes, y sobre el buen uso de las redes sociales y plataformas digitales. De igual manera, encontraremos voces de jóvenes relatando, de primera mano, sus experiencias durante este tiempo de pandemia.»

Podes descargar la nueva edición haciendo click aquí: Revista Aurora- Edición n° 10

Por las vocaciones a la vida religiosa

A comienzos del mes de septiembre, el Consejo Ampliado del General se ha reunido durante una semana para trabajar en torno a un tema central: “La vocación jesuita hoy: su sentido, su manera de vivirla y su promoción”. El viernes 11 de septiembre, la jornada finalizó con la celebración de la Eucaristía. Compartimos la homilía del P. Arturo Sosa  para esta ocasión.

Por:  Arturo Sosa, SJ – Padre General de los Jesuitas.
Hemos dedicado una semana a recordar el sentido de la vocación a la Compañía de Jesús hoy como ayer, pero sobre todo dirigiendo al futuro nuestra mirada y nuestros deseos. Hemos recordado para renovar el compromiso, volver a encender nuestros corazones y buscar las mejores formas de actuar eficazmente en la promoción vocacional.

La premisa es muy sencilla. Nos la recordó claramente la CG 34 (decr. 10,1): sin vocaciones a la Compañía de Jesús la misión de reconciliación y justicia, las preferencias apostólicas universales, la colaboración con otros dentro y fuera de la Iglesia… se hacen simplemente imposibles.

Si le encontramos sentido a nuestra vida religiosa y a nuestra vocación a la Compañía de Jesús, si amamos esta vida que hemos elegido para seguir a Jesús, estaremos muy motivados a promover este precioso carisma que el Señor regaló a su Iglesia, a través de San Ignacio y los primeros compañeros, del que actualmente somos nosotros responsables. Vale la pena recordar como terminan las Constituciones de la Compañía de Jesús en las que Ignacio plasmó las características básicas del carisma recibido. La Décima parte principal se titula: De cómo se conservará y aumentará todo este cuerpo en su buen ser.

Conservar y aumentar no se refiere, en primer lugar, al crecimiento del número de jesuitas o de sus obras apostólicas, sin olvidar que siendo abundante la cosecha de la viña del Señor hacen faltan muchísimos obreros y que Él no cesa de salir en su busca. Las Constituciones se refieren “al espíritu de ella, y para la consecución de lo que pretende”, es decir, al carisma y a la misión que dan sentido al cuerpo, su vida y sus acciones. Sólo un cuerpo que aumenta en su buen ser es capaz de atraer a quienes escuchan la llamada del Señor a trabajar en su viña con el estilo de vida y trabajo de la Compañía de Jesús.

Los primeros compañeros escucharon y eligieron la llamada a hacerse compañeros de Jesús como los apóstoles. Cuenta el evangelista Marcos (3,11-15) que Jesús “Subió a la montaña y fue llamando a los que él quiso y se fueron con él. Nombró a doce a quienes llamó apóstoles para que convivieran con él y para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios.”

Convivir con Jesús es la condición para ser enviado. Por eso son “los medios que juntan al instrumento con Dios y le disponen para que se rija bien de su divina mano” [C. 813] los más eficaces para vivir y promover nuestra vocación. La familiaridad con Jesús en la oración personal y la Eucaristía es la condición para hacernos compañeros en misión, para que, como señala San Pablo a los Corintios, predicar el evangelio sea una necesidad interior y no una fuente de privilegios o vanidad.

La lectura del evangelio de Lucas que escuchamos hoy nos invita a quitar primero la viga que tenemos en el ojo para poder ayudar a otros a ver a mejor. ¿Qué tenemos que hacer, desde ahora, para profundizar nuestra familiaridad con Dios, a través de la oración y la Eucaristía?, ¿qué obstáculos debemos remover para hacernos mejores compañeros de Jesús al modo de los apóstoles y poder ser enviados a trabajar en la viña? Si no quitamos esa viga de nuestros ojos seremos ciegos que guían otros ciegos. Reconozcamos nuestras limitaciones y pecado para poder ser perdonados y seguir la llamada a ser discípulos que se asemejan al Maestro.

Desde una consistencia de vida como compañeros de Jesús podemos cooperar con la gracia divina y pedir con insistencia vocaciones a la Compañía. Recuperar la cotidianidad de la oración por las vocaciones es un paso necesario para renovar y revitalizar la “cultura de la promoción vocacional” que hoy necesitamos como cuerpo universal.

Una cultura de la promoción vocacional que comienza por lograr que cada jesuita, cada comunidad y cada obra apostólica de la Compañía se sienta responsable de presentar con transparencia el carisma y la invitación a formar parte de este cuerpo. Acercarnos a la gente, especialmente a los jóvenes, abrir nuestras casas, mejorar nuestra hospitalidad, hacernos asequibles… son elementos básicos de una cultura de la promoción vocacional.

La disposición y capacidad de acompañar procesos personales es una condición sin la cual no es posible la promoción vocacional. La nuestra no es una campaña publicitaria para vender el “producto” Compañía de Jesús. Lo que hacemos es acompañar procesos de discernimiento vocacional, conscientes de que es el Señor el que llama y la persona la que, libremente, debe elegir hacerse compañero. Somos conscientes de la necesidad de hacer un especial y creativo esfuerzo para aumentar el número de los que elijan ser Hermanos Jesuitas.

Revitalizar la cultura de la promoción vocacional en todo el cuerpo de la Compañía supone renovar nuestros esfuerzos para vivir plenamente la vida como jesuitas al mismo tiempo que se ponen los medios necesarios para atraer y acompañar vocaciones. El principal medio son personas dedicadas por completo a la promoción vocacional. Sacerdotes, Hermanos, Escolares que cuenten con los medios necesarios, trabajen en equipo, dedicados a tiempo completo a hacer visible el carisma de la Compañía en la gran diversidad de contextos sociales y culturales en los que estamos presentes. No nos hagamos ilusiones. Si no dedicamos excelentes jesuitas, exclusivamente y por un tiempo suficientemente prolongado, a la promoción vocacional, a través de todos los medios de los que hoy podamos disponer, no estaremos a la altura necesaria de cooperar con la acción del Espíritu Santo.

Los retos de la promoción vocacional varían según los diferentes continentes y provincias lo que obliga a ser creativos en sus formas. Sin embargo, hay elementos comunes a todo jesuita, tenga la edad que tenga, a todas las comunidades y obras apostólicas. Tendremos vocaciones si nuestro estilo de vida religiosa se acerca al que se desprende de la espiritualidad ignaciana; si nuestra vida de pobreza, castidad y obediencia son modos de mostrar la centralidad de Dios en nuestra vida; si la cercanía a los pobres y el vigor apostólico provienen de la familiaridad creciente con el Señor Jesús de quien nos hacemos compañeros.

María, madre de la Compañía de Jesús es un excelente modelo de acompañante. Supo acompañar a su hijo Jesús con todas sus consecuencias, sin abandonarlo en ningún momento. Dejémonos también nosotros acompañar por ella y aprender de ella como acompañar a otros.

Fuente: jesuits.global

Papa Francisco: contemplar para cuidar y custodiar la Casa Común

En la Audiencia General de este miércoles 16 de septiembre, el Papa Francisco se refirió al Cuidado de la Casa Común, invitando a “recuperar la dimensión contemplativa”, afirmando que es “el mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación”.

Francisco, comenzó destacando el papel esencial de los “cuidadores” en la sociedad, “aunque a menudo no reciban ni el reconocimiento ni la remuneración que merecen”. “El cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza” afirmó.

En el marco del Jubileo de la Tierra, a la luz de la encíclica Laudato si’ subrayó que “este cuidado abraza también a nuestra casa común: a la tierra y a cada una de sus criaturas”.

“La creación no es un mero ‘recurso’, continua el Pontífice, sino que “las criaturas tienen un valor en sí y reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios”. Sin embargo, para descubrir ese valor y ese rayo de luz divina es necesario el silencio, la escucha y la contemplación, que también sana el alma.

Este antropocentrismo desviado, puede hacernos creer que “estamos en el centro, pretendiendo que ocupamos el lugar de Dios; y así arruinamos la armonía de la creación, la armonía del plan de Dios”, convirtiéndonos “en depredadores, olvidando nuestra vocación de custodios de la vida”. “El trabajo no es sinónimo de explotación –afirma el Santo Padre-, sino que siempre va acompañado de cuidados: arar y proteger, trabajar y cuidar… esta es nuestra misión”.

“El mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación”, subraya. Cuando contemplamos, descubrimos en los demás y en la naturaleza algo mucho más grande que su utilidad, descubrimos el valor intrínseco de las cosas que les ha dado Dios.

Como ejemplo de esta contemplación, Francisco recuerda la invitación final en los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola a la “Contemplación para alcanzar amor”. Un llamado “a considerar cómo Dios mira a sus criaturas y a regocijarse con ellas; a descubrir la presencia de Dios en sus criaturas y, con libertad y gracia, a amarlas y cuidarlas”.

La invitación del Papa es a ser contemplativos en la acción, ya que “tiende a convertirse en custodio del medio ambiente…, tratando de conjugar los conocimientos ancestrales de las culturas milenarias con los nuevos conocimientos técnicos, para que nuestro estilo de vida sea siempre sostenible”. Contemplar y cuidar son actitudes que muestran el camino para corregir y reequilibrar la relación como seres humanos con la creación, convirtiéndose en ‘custodios’ de la casa común, custodios de la vida y de la esperanza.

Finalmente, el Papa Francisco recuerda a los pueblos indígenas, “con los que todos tenemos una deuda de gratitud, incluso de penitencia, para reparar el mal que les hemos hecho”, “aquellos movimientos, asociaciones y grupos populares, que se esfuerzan por proteger su territorio con sus valores naturales y culturales”, y que “no siempre son apreciados, a veces, se les obstaculiza, porque no producen dinero, pero en realidad, contribuyen a una revolución pacífica, podremos llamarla la ‘revolución del cuidado’”.

Concluye la catequesis el Santo Padre, recordando que este cuidado es tarea de todo ser humano: “Cada uno de nosotros puede y debe convertirse en un ‘custodio de la casa común’, capaz de alabar a Dios por sus criaturas, de contemplar las criaturas y protegerlas”.

Fuente: www.vaticannews.va