La Compañía de Jesús y el ‘Derecho Universal a una Educación de Calidad’

Las tres redes de educación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe – FLACSI, Fe y Alegría y AUSJAL – reunidas en una alianza más amplia (EduRed), han decidido hacer suyo el reto de pensar y actuar, más allá de las instituciones y alumnos de la Compañía de Jesús, junto con otros, en la promoción y actualización del Derecho Universal a la Educación de Calidad (DUEC).

Unidas, las tres redes han acordado emprender una campaña orientada a la formación de su personal, la concientización de las comunidades educativas y la acción pública, en defensa de este derecho para todos los seres humanos, sin distingo de raza, cultura, nacionalidad o condición social.

En este número del Boletín de Selecciones del Centro Virtual de Pedagogía Ignaciana, la lectura del documento publicado recientemente por la Conferencia de Provinciales de América Latina (CPAL) titulado “La Compañía de Jesús y el Derecho Universal a una Educación de Calidad”.

En esta publicación se ofrecen, en una misma edición, las palabras explicativas de los padres Roberto Jaramillo Bernal y Luiz Fernando Klein sobre este importante reto apostólico, el texto elaborado por la Global Ignatian Advocacy Network (GIAN), los discursos que el P. General Arturo Sosa ha dirigido a las tres redes de educación de la CPAL con destaque del tema, acompañados por una selección de los más importantes textos del magisterio de la Compañía sobre el derecho a la educación de calidad.

Al final de cada capítulo, se sugiere una ruta para estimular el estudio personal y proporcionar la oportunidad de reflexiones grupales, orientadas a la formación de los equipos directivos y docentes. Pero, más allá, lo que se desea es que en cada institución se acuerden estrategias y acciones concretas que incidan, por una parte, en la formación de los estudiantes como personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas para aportar en la defensa de este derecho; pero también, en la animación de una acción pública sistemática, entre las instituciones de las tres redes y junto con otros, que incida en la atención de los excluidos y en la mejora de la calidad de los sistemas educativos de la región.

Las “Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús”, recientemente promulgadas, vienen a dar orientación y foco al compromiso apostólico por el DUEC: mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento; caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia; acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador; y colaborar en el cuidado de la Casa Común.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

Palabra de CPAL – Abril 2019

Tres días atrás terminamos nuestra reunión anual del Equipo Ampliado de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe –  CPAL desarrollada en esta ocasión en la ciudad de Panamá, Provincia de Centroamérica. Ha sido una bendición de Dios poder encontrarnos y compartir los esfuerzos que cada red está haciendo, en un clima de fraternidad y compromiso con la Misión de la Compañía. Nos reunimos para procurar la mejor manera de en-red-darnos para multiplicar fuerzas, alcanzar objetivos y resultados comunes y potenciar así los impactos de nuestra vida y misión.

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Algunos de ustedes se preguntarán de qué equipo se trata y qué es lo que hacen; tal vez no hayan recibido información suficiente sobre cuál es la misión de la CPAL y la de este “equipo ampliado”. Por eso quiero ahora presentar a sus miembros y las redes que cada uno de ellos anima:

De pie, de izquierda a derecha:

  • Álvaro Idárraga (COL), Secretario Ejecutivo de la red COMPARTE. Se trata de 16 centros sociales que trabajan con productores campesinos en pequeñas parcelas y con habitantes periurbanos con iniciativas económicas, apostando a construir sistemas de calidad en producción, transformación y comercialización asociativa, con el fin de mejorar las condiciones sociales de familias y territorios. La red COMPARTE beneficia más de 40.000 personas en todo América Latina. Participó en representación del P. Oscar Rodríguez s.j. (MEX) que es el coordinador de COMPARTE (coordn.comparte@gmail.com).
  • Carlos Canillas, s.j. (PAR) (invitado especial en esta ocasión). Es el animador continental de la Red Mundial de Oración del Papa y del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), misiones encomendadas por el Sumo Pontífice a la Compañía de Jesús. Presentó todo el elenco de materiales producidos por la RMOP y el MEJ, ofreciéndolos para las acciones de las 15 redes de la CPAL (carlosrcl@gmail.com).
  • Claudio Solís (GT), Coordinador de los Delegados Provinciales de Colaboración; director del colegio Liceo Javier de la ciudad de Guatemala. Animador del trabajo de formación humana, cristiana, ignaciana y social de los colaboradores de nuestras obras a nivel de la CPAL. Lidera las acciones en torno al Plan de Formación para la Colaboración (cvsc44@liceojavier.edu.gt).
  • Franz Bejarano, s.j. (BOL). Párroco de las parroquias de Jesús y San Andrés de Machaca en el altiplano boliviano. Coordinador de la Red de Solidaridad Indígena, y parte del Equipo de Reflexión sobre Culturas y Religiones indígenas Latinoamericanas (ERCRILA). Tiene una secretaría ejecutiva en la persona de María Teresa Urruelo (umaluve2@gmail.com).
  • Javier Cortegoso (MX), Coordinador General de la Red de Jesuitas con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe (RJM/LAC). La red despliega sus acciones con migrantes forzados en todo el continente a través de más de 60 equipos de atención en diversos niveles: jurídico, información de rutas, atención humanitaria, refugio temporal, etc. Se organiza en cuatro nodos regionales (Centro América-Norteamérica, Andes, Caribe y Sur) en que confluyen los esfuerzos de aproximadamente 45 obras que trabajan al servicio de los migrantes (director.rjmlac@gmail.com).
  • Roxana Gutiérrez (BO), Coordinadora de la Red Latinoamericana de Parroquias Jesuitas y Delegada de Parroquias en la Provincia de Bolivia. Roxana acaba de asumir su misión como coordinadora de la RELAPAJ. En América Latina tenemos más de 130 parroquias encargadas a la Compañía, alrededor de 80 templos, y más de 270 jesuitas trabajando en ellas (parroquias@cpalsj.org).
  • Sergio Cobo, s.j. (MEX), Director de la Fundación Loyola en México y Coordinador de la Red Claver; en ella están organizadas las Oficinas de Desarrollo de las provincias de la CPAL para apoyarse en tareas y metodologías comunes, y además para construir planes conjuntos de acción en favor de las redes de la CPAL. En este momento están trabajando en una campaña especial de apoyo al SJ-PAM (direccion@fundacionloyola.mx).
  • Ernesto Cavassa, s.j. (PER), Rector de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya en Lima, Perú, y Presidente de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL), una red integrada por 30 universidades y cuya misión es desarrollar proyectos comunes según sus prioridades estratégicas, en función de buscar una mayor contribución al crecimiento de la sociedad (ernesto.cavassa@uarm.pe).
  • Carlos Fritzen, s.j. (BRA), Coordinador General de la Federación Internacional de Fe y Alegría, que tiene su sede central en Bogotá (COL). La Federación Internacional Fe y Alegría educa a más de un millón cuatrocientos mil estudiantes en América Latina, y ahora también en África (fi.coordinador@feyalegria.org).
  • Luiz Fernando Klein, s.j. (BRA), Secretario de la CPAL y Delegado para las redes educativas. Lico, bien conocido entre muchos de nosotros, acompaña de cerca el consorcio de las tres redes educativas de la CPAL llamado EduRed (AUSJAL, FIFyA y FLACIS). Gracias a EduRed, y en particular a los esfuerzos del delegado, hemos podido lanzar, en la reunión de Panamá, el libro sobre el DERECHO UNIVERSAL A UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD, que es como la chispa que enciende el fuego de esta misión que abrazamos todas las redes de la CPAL como propia: el que todas las personas puedan gozar efectivamente de ese derecho y bien público fundamental (secretario@cpalsj.org).
  • Jorge Ochoa, s.j. (MEX) Director del CIE de Guadalajara y Coordinador de la Confederación latinoamericana de Centros Ignacianos de Espiritualidad (CLACIES), que convoca 16 instituciones de las provincias de América Latina. Jorge es también miembro del grupo “Jesuitas Acústico” (j8asj@hotmail.com).

Sentados:

  • Gerardo Lombardi (VEN), Coordinador de la Red de Radios de la CPAL y coordinador general de comunicación de la Federación Internacional de Fe y Alegría. La red de radios de la CPAL convoca más de 100 emisoras en todo el continente para trabajar juntas en la producción y emisión de contenidos radiales y educativos de acuerdo a la misión de la Compañía. Trabaja en estrecha colaboración con las Oficina de Comunicación de la CPAL (comunicacion@cpalsj.org).
  • Marco Tulio Gómez, s.j. (CAM), Secretario Ejecutivo de la Federación internacional de Fe y Alegría con sede en Bogotá. Miembro del Grupo de Trabajo de EduRed (fi.secrejec@feyalegria.org).
  • Alfredo Ferro, s.j. (COL), Coordinador del Servicio jesuita a la Pan Amazonia. Miembro del comité ejecutivo de la REPAM. El SJ-PAM es el proyecto que congrega las voluntades y acciones de obras jesuitas en la región (y más allá de la pan amazonia) en favor de la misión de la Iglesia y de la Compañía, para atender mejor el llamado a cuidar de la casa común (alferrosj@gmail.com).
  • Roberto Jaramillo, s.j. (COL), Presidente de la CPAL (presidente@cpalsj.org) Coordina, articula, facilita las conexiones, brinda orientación y visión.
  • Juan Felipe Carrillo (COL), Secretario ejecutivo de FLACSI y líder del Grupo de Trabajo de EduRed (secretaria@flacsi.net).
  • Saul Cuautle, s.j. (MEX), Presidente de FLACSI, Delegado de Educación en la provincia Mexicana y coordinador de EduRed. En la FLACSI se organizan cerca de 100 instituciones educativas de nivel primario y secundario en América Latina y El Caribe (presidencia@flacsi.net).
  • Marcelo Amaro, s.j. (ARU), Coordinador de la Red Juvenil Ignaciana, encargado de animar la pastoral juvenil y vocacional en las provincias de la CPAL. Ha sido nombrado recientemente superior de la comunidad jesuita de Tacuarembó (Uruguay) (vocaciones@cpalsj.org).
  • Galo Bogarin (PAR), Coordinador de la Red de Centros Sociales de la CPAL, y miembro del equipo de la oficina de desarrollo de la provincia del Paraguay. La Red de Centros Sociales congrega alrededor de 43 instituciones en todo el continente, en-red-dados en tres grupos de homólogos que trabajan la incidencia política, las industrias extractivas y sus consecuencias y temas de democracia y participación popular (rcscoord@cpalsj.org).
  • Fernanda Falcone (ARU), Coordinadora de la Oficina de Comunicación Institucional de la CPAL (Lima) y de la Red de Oficinas Provinciales de Comunicación en América Latina y El Caribe que agrupa a las 12 provincias jesuitas del continente (oficina.comunicacion@cpalsj.org).
  • Mario Serrano, s.j. (ANT), Delegado de la CPAL para acompañar y animar las redes socio-pastorales: centros sociales, migrantes, Comparte, solidaridad indígena, parroquias y radios (social@cpalsj.org).
  • Hermann Rodríguez, s.j. (COL), Delegado de la CPAL para acompañar la formación de los nuestros, el trabajo con jóvenes y vocaciones, la formación para la colaboración y los trabajos de espiritualidad. Además, es el ecónomo de la CPAL (formacion@cpalsj.org).

Próximamente estaremos publicando todos los lunes en la página de la CPAL (www.jesuitas.lat) un relato descriptivo del trabajo realizado en el úlitmo año por cada una de las redes con el fin de ampliar el conocimiento sobre éstas y el impacto en nuestra misión.

Los invitamos a seguir con interés y a divulgar entre sus contactos esta información; y si alguno de ustedes estuviera interesado en “en-red-darse”, lo invitamos a entrar en contacto con los responsables a través de los e-mails compartidos en la nota.

ROBERTO JARAMILLO, S.J.

Presidente de la CPAL

Los jesuitas y la historia del té

El P. Gregory Sharkey, SJ, de Katmandú, Nepal, atrae nuestra atención a la publicación de un libro original sobre la historia del té. Es el trabajo del profesor George van Driem de la Universidad de Berna. El volumen de 954 páginas identifica a 33 jesuitas, una docena de los cuales son mencionados como protagonistas en la historia del té.

The Tale of Tea es una saga de globalización. El té dio origen al papel moneda, la Guerra del Opio y Hong Kong. Esta publicación reemplaza los mitos populares sobre el té con un conocimiento preciso pero hasta ahora poco conocido sobre los orígenes ocultos y la historia detallada de la bebida globalizada de hoy en día en sus muchas formas modernas.

El libro expone con documentación la difusión temprana del conocimiento sobre el té por parte de los eruditos jesuitas en los primeros días de la exportación de Camellia sinensis por todo el mundo. El libro también evoca el vínculo histórico entre la ceremonia japonesa del té y la celebración de la misa desde el siglo XVI hasta el trágico episodio de la rebelión de Shimabara, una violenta persecución a los cristianos en la región de Nagasaki en 1638. El papel central que los jesuitas han desempeñado en la historia del té es relatada con gran empatía.

Fuente: jesuits.global

 

Nuevo informe de la UCA sobre la Pobreza Multidimensional

El 31,3% de la población urbana, unas 12.700.000 personas, son pobres, revela el Informe ¨Pobreza Multidimensional fundada en derechos económicos y sociales. Argentina Urbana 2010-2018¨ dado a conocer por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).

El Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), informó que se encuentra disponible el Informe Pobreza Multidimensional fundada en derechos económicos y sociales. Argentina Urbana 2010-2018.

En la actualidad, la Argentina mide oficialmente la pobreza de su población a través de los ingresos corrientes de los hogares, existe sin embargo, consenso sobre la necesidad de revisar las definiciones conceptuales del fenómeno como de desarrollar nuevas metodologías para su medición que complementen las actuales.

En este informe se presenta una propuesta de medición de pobreza multidimensional trabajada en el ODSA, que, basada en el enfoque de derechos, define una serie de dimensiones a partir de las cuáles se evalúan privaciones no monetarias, se identifica la situación de pobreza en la intersección de privaciones no monetarias y de pobreza por ingresos.

En esta edición del informe, se concluyó que 6 de cada 100 hogares urbanos experimentan inseguridad alimentaria severa, un problema que se asemeja a la crisis de 2009. Por otra parte, 1.7 de cada 10 hogares no logran cubrir sus necesidades básicas de salud, situación que ha empeorado con la crisis.

Además,  3 de cada 10 hogares urbanos no cuenta con red de cloacas, y 1 de cada 10 no cuenta con servicio de red de agua potable. A pesar de la mejoría en los últimos años, el déficit continúa siendo estructural.

Por otro lado, 14 de cada 100 hogares habitan en viviendas precarias y al menos 8 de cada 100 no cuentan con baño y conviven hacinados. El 27% de la población habita en hogares con alguno de estos déficit. Ha habido una mejora en los últimos años pero la pobreza estructural se profundiza.

También, se informa que casi 2 de cada 10 hogares residen en espacios medioambientales no adecuados, sea porque no cuenta con servicios de recolección de basuras, vive cerca de industrias insalubres o de agua contaminada.

Si bien algo más de 1 de cada 10 personas presenta déficit educativo, 3 de cada 10 hogares registran alguno de estos problemas: 3% de los niños de entre 4-17 años no asiste a la escuela, 23% de los jóvenes no terminó el secundario y 10% de los adultos no terminó el primario.

El 30% de los hogares se encuentra al margen de los derechos laborales. Al menos 28% de hogares no tienen ningún vínculo con el sistema de la seguridad social, y 4% registra situaciones de desempleo estructural (de larga duración). En dichos hogares habita el 34% de la población urbana.

Si bien las carencias vienen, en promedio, cayendo, las desigualdades entre estratos socioeconómicos han continuado creciendo. En los sectores más pobres y las clases medias bajas tienden a permanecer o agravarse las situaciones de exclusión, mientras que las clases medias y medias altas continúan mejorando sus condiciones de vida. De igual manera, es en el conurbano bonaerense donde se concentran las mayores incidencias y proporciones de exclusión.

Debido al aumento de la pobreza por ingresos, la pobreza multidimensional medida por carencias en derechos y en ingresos, ha vuelto a aumentar en el último año, afectando al 23% de los hogares urbanos y al 31% de la población. Es el valor más alto registrado durante esta década.

Al mismo tiempo, la pobreza estructural multidimensional, aquella que es pobre por ingresos y presenta además 3 o más carencias, afecta al 14% de los hogares y casi a 2 de cada 10 habitantes urbanos (18,6%). Se trata de valores muy similares a los que presentaba la sociedad en 2009-2010. Debido al aumento en la pobreza por ingresos, las relativas mejoras observadas en los derechos sociales no impactaron en el índice.

Al igual que la pobreza multidimensional, la pobreza estructural afecta fundamentalmente a los segmentos con inserciones económicas marginales, sectores populares y clases medias bajas. Durante el último año, los sectores más afectados han sido justamente las clases obreras y medias bajas.

Fuente: AICA

El Mejor Maestro del Mundo: el Franciscano Keniata Peter Tabichi

Un hermano franciscano que se desempeña como profesor de ciencias de una zona rural de Kenia fue elegido como el mejor profesor del mundo.

Peter Tabichi ganó el Global Teacher Prize (conocido como el «Nobel de Educación») de 2019. Además del reconocimiento el premio, incluye una donación de US$1 millón

Entre los diez finalistas también hubo representantes latinos: el argentino Martín Salvetti, la brasileña Débora Garofalo y la cubano-estadounidense Melissa Salguero.

El profesor Keniata ha sido elogiado por sus logros en una escuela de escasos recursos, con clases abarrotadas y pocos libros de texto. Además, regala el 80% de su sueldo para apoyar a los alumnos, de la escuela secundaria Keriko Mixed Day en la villa Pwani, Nakuru, en una parte remota del Valle del Rift, en el suroeste de Kenia, que de otro modo no podría pagar sus uniformes o libros.

Mejorando la ciencia

«No se trata solo de dinero» afirma el religioso, cuyos alumnos son casi todos de familias muy desfavorecidas. Muchos son huérfanos o perdieron a su padre o a su madre.

Uno de los sueños del maestro es el de elevar nivel aspiracional de sus estudiantes y promover la causa de la ciencia, no solo en Kenia sino en toda África.

Al recibir el galardón, Tabichi destacó el potencial de la población joven de África. «Los jóvenes de África ya no se verán frenados por las bajas expectativas. África producirá científicos, ingenieros, empresarios, cuyos nombres serán famosos algún día en todos los rincones del mundo. Y las niñas serán gran parte de esta historia».

La Fundación Varkey, que entrega el premio, lo eligió entre 10.000 profesores nominados de 179 países.

Carencias

El hermano Peter dice que hay «desafíos con la falta de instalaciones» en su escuela, incluyendo la escasez de libros o maestros. Las clases destinadas para entre 35 y 40 alumnos se imparten en grupos de 70 u 80 lo que, según él, significa salones de clases superpoblados y problemas para los maestros.

La falta de una conexión confiable a internet lo obliga a viajar a un cibercafé para descargar recursos para sus lecciones de ciencia. Muchos de los alumnos caminan más de 6 km en trochas para llegar a la escuela.

Pero Tabichi dice que está decidido a darles la oportunidad de aprender sobre ciencia y elevar sus horizontes. Sus alumnos han tenido éxito en concursos de ciencia nacionales e internacionales. Incluso ganaron un premio de la Real Academia de Química de Reino Unido.

Los jueces dijeron que su trabajo en la escuela había «mejorado dramáticamente los resultados de sus alumnos», y que muchos más ahora están en la universidad a pesar de que los recursos en las escuelas están «severamente limitados».

Fuente: AICA

Más de dos millones de personas marcharon por la vida en todo el país

En el marco del Día mundial del Niño por Nacer, que se celebró el 25 de marzo pasado, el sábado 23 se convocó a una nueva Marcha por la Vida en la Argentina. La ciudad de Buenos Aires, como era de esperarse, tuvo la mayor convocatoria (unas 300.000 personas).

Sin embargo, la movilización se replicó por diversas ciudades del país donde la gente se manifestó de variadas maneras. Entre las ciudades que se sumaron estuvieron: Rosario, San Miguel de Tucumán, Mendoza, San Juan, Paraná, Salta, Córdoba, Mar del Plata, Catamarca, Resistencia, Corrientes, Misiones, San Carlos de Bariloche, Bahía Blanca, Tierra del Fuego, Santiago del Estero y Santa Rosa.

Algunas movilizaciones estuvieron acompañadas por figuras del ámbito de política, como el concejal Alberto Castillo, de Salta; o la senadora Miriam Boyadjian en Tierra del Fuego; y por autoridades religiosas pertenecientes a distintos credos. Entre ellos el vicepresidente de la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz, Sergio Tonnetti; el obispo diocesano, monseñor Gabriel Mestre, y el pastor Ariel Díaz, presidente de la asociación marplatense de Iglesias evangélicas.

Fuente: AICA

«Más que salud»: nuevo lenguaje de la Espiritualidad aplicada a la vida

Se siguen abriendo caminos para acompañar la vivencia de la vida cotidiana desde la Espiritualidad Ignaciana.

La primera de las nuevas Preferencias Apostólicas invita a los jesuitas y laicos de espiritualidad ignaciana a ayudar a otros a encontrar a Dios a través del discernimiento y los Ejercicios Espirituales. Y a desarrollarlo desde distintos ámbitos, con diversos modos y nuevos lenguajes, manteniendo la referencia de ser contemplativos en la acción.

En esa dinámica se sitúa el proyecto “Más que salud” que tras ser el pionero de los encuentros “+ Que” de la pastoral MAG+S –que ayudan a los jóvenes a descubrir la presencia de Dios en su vida profesional y personal en clave ignaciana- se consolida como nuevo camino de espiritualidad aplicada a la vida. En él se unen varias dimensiones transversales que hoy trabaja la Compañía: la vocacional, porque es una espiritualidad que apela a la llamada profesional del sanitario; el trabajo conjunto de jesuitas, otros religiosos/as y laicos/as y la profundización espiritual. Ahora, con la publicación del libro coral “Más que salud” (Salterrae), subtitulado «Cinco claves de espiritualidad ignaciana para ayudar en la enfermedad«, se añade la dimensión divulgativa a este proyecto.

En una reciente entrevista en Radio María (minutos 10-32’’), los jesuitas Alberto Cano (psiquiatar) y Alvaro Lobo (enfermero y antropólogo), y la médico Elisa Álvarez (Hospital Río Carrión de Palencia) explicaban el sentido de este proyecto y algunas claves de este libro que en palabras de Alberto Cano pretende “ayudar a cuidar, dar pistas, proponer intuiciones desde lo ignaciano, para que los sanitarios pueden hacer su trabajo desde la fe y con el plus que nos supone nuestro ser creyentes”. Para Alvaro Lobo hay dos claves de este proyecto que pueden también ayudar a cualquier profesional, aunque no sea del ámbito sanitaria: “La de contemplar; en el hospital se da la situación de saber mirar, porque detrás de cada paciente, enfermedad, hay una vida, alguien que sufre pero que también lucha. Pero también se puede extrapolar a otras muchas profesiones. Y dos, la de cuidar, lo maravilloso de este verbo. En lo sanitario hay gente muy buena pero que no sabe cuidar y en cambio hay gente que ni sabe leer y sabe cuidar a las personas, porque sabe llegar al centro de ellas”.

El libro ha surgido de manera natural dentro del proyecto que se inició primero con los encuentros –que ya llevan cuatro ediciones-, para compartir la profesión y vocación, y luego los retiros. La gente después de un encuentro les pedía a los organizadores poder rezar un poco más y poder compartir sus vivencias. Con la labor divulgativa se quiere expandirlo más aún. Clave de este proyecto es que sea una experiencia compartida. Dicen sus impulsores que “Igual que la fe es imposible vivirla si no es juntos, también es imposible cuidar a otros sin la experiencia de los demás. Es una riqueza muy grande que en más que salud esté representada gente de diferentes ámbitos sanitarios como la psicología, la bioética, la medicina, la enfermería, así como hombres y mujeres, y religiosos, religiosas y laicos”.

Fuente Info Sj

Nuevo Delegado para la Misión de la CPAL

Roberto Jaramillo SJ comunica a toda la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) que el P, Mario Serrano Marte SJ será el Nuevo Delegado para la misión, en reemplazo del Padre Rafael Moreno SJ.

P. Roberto Jaramillo, S.J., Presidente de la CPAL

Recibimos con alegría en el Equipo Central de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) al P. Mario Serrano Marte (ANT) popularmente conocido como “moreno” (nadie sabe ¿por qué?) como nuevo Delegado para la Misión, atendiendo las redes socio pastorales de la CPAL.

Le damos la más calurosa bienvenida a Lima, contentos de tenerle entre nosotros y de poder contar a nivel latinoamericano con su experiencia y su creatividad.

Mario fue hasta el fin del año pasado, delegado del apostolado social en la provincia de las Antillas y director del Centro Bonó en Santo Domingo (RD), que ahora – unido a otras instituciones del apostolado social- se llama: Centro Juan Montalvo.

Como delegado para la misión encargado de las redes socio pastorales está ahora encargado de colaborar especialmente en la Red de Centros Sociales, la Red Comparte, la Red Jesuitas con Migrantes (SJM + SJR), la Red de parroquias jesuitas (RELAPAJ) y la red de Radios Jesuitas.

Mario toma el lugar de nuestro querido P. Rafael Moreno Villa quien, regresó hoy, día 15 de marzo, a su México ‘lindo y querido’ para continuar su misión encargado de animar el Nodo CA-NA de la Red Jesuita con Migrantes (CA-NA: Centro América – Norte América).

A nuestro querido amigo y compañero Rafa un grande abrazo (ya con ‘saudades’), nuestra inmensa gratitud por el esfuerzo y trabajo y dedicación de estos dos años pasados en Lima, y nuestros mejores deseos y oraciones para que el Señor siga siendo una bendición a través suyo para muchas personas en CA-NA, como lo fue para nosotros.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Discernimiento Espiritual Comunitario Parte V: Otros requisitos

El discernimiento comunitario es un tema que resonó con fuerza durante la última Congregación General (la 36°). Desde entonces, los jesuitas de todo el mundo han intentado profundizar en el sentido y la experiencia del discernimiento comunitario. Compartimos aquí la primera parte de un artículo publicado por la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) sobre el tema.

 Por Hermann Rodríguez SJ 

Es importante que se tenga claro, desde el comienzo, a qué tipo de reunión se va, si se trata de una comunicación mutua para crear las condiciones necesarias para la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios, o si es una consulta o un proceso de discernimiento en común. Esta condición coincidiría con la actitud que recomienda san Ignacio en la segunda adición de la segunda semana de EE (Cfr. EE 74) y que recoge también en la tercera semana (Cfr. EE 206) y en la primera manera de orar:

“antes de entrar en la oración repose un poco el spíritu asentándose o paseándose, como mejor le parescerá, considerando a dónde voy y a qué; y esta misma adición se hará al principio de todos modos de orar” (EE 239).

En esta misma línea, no sólo hay que tener claro con anterioridad el tipo de reunión, a dónde se va, sino también es importante fijar muy bien el tema y los límites, más o menos amplios de la búsqueda comunitaria, y a qué. Todos los participantes deben contar además con información suficiente sobre el asunto que se va a tratar. Esto supone que antes de la reunión, o durante el mismo proceso, se debe hacer un análisis cuidadoso de la situación que se está estudiando, teniendo en cuenta todos los factores que influyen en ella. Con personas no informadas, es imposible hacer discernimiento.

Por otra parte, es importante que el tema o el problema sobre el cual se quiere discernir comunitariamente se haya podido formular muy bien en una pregunta. Ésta debe ser precisa, no amplia, ni vaga. En muchos casos se puede tratar de una disyuntiva simple: o esto, o aquello. Es normal que una pregunta lleve a otra, pero habrá que tratarlas en orden, e irlas respondiendo una a una, dentro del proceso de búsqueda.

Debe ser una pregunta que todos entiendan; habrá que asegurarse que todos la han entendido efectivamente y no suponerlo, pues muchas veces se entienden distintas cosas con las mismas palabras; esto no sólo ayudará a concretar la pregunta sino también a motivar el interés de todos.

Por último, la pregunta debe ser propia de un discernimiento espiritual, es decir, que no sea sobre temas o problemas ya definidos y que no son competencia de una comunidad determinada, como sería el caso de una pregunta sobre la conveniencia de cambiar algo sustantivo del Instituto, del ámbito teológico, o de la disciplina religiosa propia de una Orden. Lo que se pregunta debe estar dentro de los límites de la competencia del Superior competente, que puede ser un sujeto particular o un sujeto colectivo que puede llegar a una decisión final a través de una mayoría derminada por la misma comunidad al comenzar el proceso. También, deben excluirse discusiones de orden puramente ideológico.

Otra condición fundamental en este proceso de discernimiento comunitario es el tiempo. Hay que dar tiempo para que cada participante pueda completar sus informaciones debidamente, y para orar y encomendar ante Dios, en su oración, el problema que se está discerniendo. A veces, el tiempo debe ser indefinido, en la medida en que la comunidad sabe cuándo comienza, pero no cuándo va a estar maduro el proceso para que el superior competente tome la decisión. Este factor tiene relación con lo que san Ignacio señala en la anotación 4ª. sobre el tiempo que toman cada una de las cuatro semanas de los EE:

«Porque como acaece que en la primera semana unos son más tardos para hallar lo que buscan, es a saber, contrición, dolor, lágrimas por sus pecados; asimismo como unos sean más diligentes que otros, y más agitados o probados de diversos espíritus; requiérese algunas veces acortar la semana, y otras veces alargarla, y así en todas las otras semanas siguientes, buscando las cosas según la materia subiecta” (EE 4).

Este criterio debe guiar también la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios en el discernimiento espiritual comunitario; no hay tiempos fijos y predeterminados para alcanzar una gracia; hay que estar abiertos y trabajar diligentemente, pero saber esperar el don que sólo Dios puede ofrecer. También se habla de distintos tiempos en las anotaciones 19 y 20 (EE 19 y 20). Estas anotaciones, traducidas al proceso comunitario, sugieren formas distintas de trabajar, ya sea con una dedicación plena, al que es más desembarazado y que en todo lo possible desea aprovechar… (EE 20), en medio de la vida ordinaria, al que estuviere embarazado en cosas públicas o negocios… (EE 19) o en etapas sucesivas de momentos intensos.

Dentro de la lista de condiciones habrá que añadir también la presencia del superior competente y de alguien que conduzca el proceso en calidad de animador espiritual, permitiendo que cada uno haga sus aportaciones con respeto y dando el verdadero sentido espiritual a la reunión. Esta segunda función podrá ser cumplida por el superior, pero no necesariamente se deben identificar estos servicios. Dentro de las funciones propias del superior, estará el tomar la decisión final, una vez la comunidad haya vivido el proceso de búsqueda comunitaria. También ayudará a crecer en comunicación, creando el ambiente comunitario propicio para la sinceridad y la fraternidad necesaria, que ya hemos señalado más arriba. Unido a lo anterior, es función propia del superior mantener la comunión entre los miembros de toda la comunidad, de éstos con las otras comunidades de la Compañía y con la Iglesia en general.

Sobre las funciones del animador espiritual podríamos señalar, en primer lugar, el observar el proceso espiritual de la comunidad y el de cada uno de los miembros, en la medida en que influyen en el de la comunidad. Ayudará también a clarificar dicho proceso en los momentos de confusión y oscuridad, o en los momentos de euforia y consolación. Para esto puede comentar, en un momento determinado, las reglas de discernimiento ignacianas, de acuerdo a la situación que vive el grupo.

Aquí también se establece un paralelo claro entre el proceso de discernimiento comunitario y los EE. No se puede hacer discernimiento espiritual, ya sea personal o comunitario, sin la confrontación y el acompañamiento de alguien versado en las cosas del Espíritu, que sirva de referencia a la persona o a la comunidad que se empeña en esta clase de ejercicios espirituales. Por ejemplo, si no aparecen diversas mociones, el animador deberá preguntar a la comunidad sobre los ejercicios personales y grupales que están haciendo (Cfr. EE 6); si la comunidad está desolada o tentada o viviendo un momento de mucha consolación, el animador orientará el camino para continuar la búsqueda (Cfr. EE 7, 12, 13 y 14); el animador ayudará a diagnosticar el momento espiritual que vive la comunidad y le ofrecerá la ayuda que necesite (Cfr. EE 9 y 10); en los momentos en los que la comunidad se va acercando a una toma de posición, el animador, o acompañante espiritual del proceso de discernimiento espiritual comunitario, no debe mover a la comunidad hacia ninguna de las opciones, ni inclinarse con su opinión hacia un lado u otro, “mas estando en medio como un peso, dexe inmediate obrar al Criador con la criatura y a la criatura con su Criador y Señor” (EE 15).

El animador espiritual debe pedir a todos los miembros de la comunidad que manifiesten con libertad y claridad, ante los demás, las “varias agitaciones y pensamientos que los varios spíritus” (EE 17) les traen; este será el material más importante de la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios. Pero hay que tener muy presente, también, que el animador no debe “pedir ni saber los propios pensamientos ni pecados” (Ibíd.) de cada uno, ni puede pedir que se manifiesten en el seno de la comunidad. En otros términos, la expresión de la interioridad de cada uno de los participantes no es necesaria para el discernimiento comunitario, ni mucho menos la manifestación del pecado personal.

 Fuente: Jesuitas Latinoamérica 

Discernimiento Espiritual Comunitario Parte IV: Condiciones comunitarias

El discernimiento comunitario es un tema que resonó con fuerza durante la última Congregación General (la 36°). Desde entonces, los jesuitas de todo el mundo han intentado profundizar en el sentido y la experiencia del discernimiento comunitario. Compartimos aquí la primera parte de un artículo publicado por la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) sobre el tema. 

Por: P. Hermann Rodríguez S.J.

Generalmente, las comunidades que se proponen hacer un discernimiento comunitario se interesan por las condiciones que hacen posible este ejercicio espiritual. Se busca aclarar primero la posibilidad teórica de esta práctica y los pasos concretos de un método lo más claro y definido posible. Sin embargo, la mayor dificultad no está en los aspectos teóricos, ni aún en los aspectos prácticos, estrictamente hablando; el mayor problema está en las deficiencias de la vida de comunidad. El estilo de vida de las comunidades debe favorecer la comunicación y la creación de un sujeto comunitario. Es en esta dinámica, capaz de crear un nosotros, y no en la simple yuxtaposición de los miembros, donde se debe buscar la voluntad de Dios.

Esta construcción del sujeto comunitario, ocupa el primer lugar en el camino del discernimiento compartido; se trata de crear una auténtica comunión entre los miembros del grupo; comunión que supone, tanto el momento de la unidad alrededor de un mismo objetivo o fin, como el momento del reconocimiento de las diferencias:

“La Comunidad que desea discernir debe estar unida de antemano por una vocación común, y tener la convicción de que todos los miembros adhieren a la línea de pensamiento o acción desde la que se desea iniciar el discernimiento. Este acuerdo no implica presuponer al inicio cuál será el resultado final del proceso. Sino que las diversas tensiones que operan dentro de la comunidad  pueden resolverse mediante una solución en la que convergen el dinamismo religioso y la creatividad apostólica. El acuerdo básico (del que no hay que apresurarse a creer que ha sido alcanzado) presupone que el objeto de discernimiento ha sido elegido, que la comunidad está determinada a abrirse a lo que sea que Dios quiera comunicar, directamente o a través de otros, es decir, deseando aceptar cualquier cosa manifestada en sí misma dentro de la comunidad y por la  comunidad como algo que viene del Señor.”

No podemos suponer, demasiado pronto, la existencia de esta condición previa en una comunidad. Añade aquí Dumeige algunas señales que permiten reconocer esta comunión básica: cuando el objeto del discernimiento ha sido ya escogido; cuando la comunidad está dispuesta a abrirse a lo que Dios quiera manifestarles directamente, o a través de los demás miembros, y a reconocer en ello la voluntad del Señor. Otros comentaristas del discernimiento comunitario también insisten en esta condición inicial[21]. Este principio cumple, en el discernimiento espiritual comunitario, la función que cumple el Principio y Fundamento en los EE. Es el centro desde el cual brota la vida y el sentido de toda la búsqueda de la voluntad de Dios. Si este principio no está bien colocado y definido, será imposible intentar una búsqueda común de la voluntad de Dios.

La experiencia de comunión alrededor del fin último que orienta la búsqueda de la comunidad, deberá crear condiciones de comunicación suficientes para iniciar el proceso. Se requiere un clima de confianza recíproca que, evidentemente, no se puede improvisar ni mucho menos imponer. Este clima de comunicación mutua está hecho de factores imponderables, de disposiciones de ánimo y de buena voluntad:

“El clima ideal para el Discernimiento en común es el de la amistad sincera, y tal amistad tampoco puede alcanzarse de la noche a la mañana. El recreo en común, en el caso de las comunidades religiosas, la participación en los descansos extraordinarios, la asistencia a ciertos actos de comunidad no obligatorios, la renuncia parcial a los propios planes, el sacrificio del tiempo programado individualmente, en una palabra todo lo que signifique preferir las personas a las obras, los intereses comunitarios a los particulares, forma parte de las precondiciones del Discernimiento en común».

Estas disposiciones son formas exquisitas de caridad que no siempre encuentran una expresión verbal, pero que sí se perciben en el ambiente y son capaces de crear las condiciones necesarias de una comunicación profunda entre los miembros de una comunidad. El silencio y la palabra son dos elementos indispensables en el proceso de la comunicación:

“En el interior del diálogo el hecho de callarse es tan significativo como el hecho de hablar. Por esta causa los evangelios señalan con toda claridad la diferencia entre el silencio que está siempre lleno de sentido y el mutismo –es decir, el hecho de ser mudo– que carece de todo significado».

De este modo, es fundamental tener en cuenta, en el diálogo y la comunicación al interior de una comunidad, no sólo las palabras y opiniones que se expresan verbalmente, sino también los silencios que son, a su manera, una palabra que hay que saber escuchar e interpretar.

Como lo habíamos mencionado más arriba, la comunión supone, también, el momento del reconocimiento de las diferencias existentes entre los miembros de la comunidad. Querer borrar la tensión que existe entre lo diferente es querer matar a la misma comunidad. Esta tensión, evidentemente, en niveles soportables, es la que mantiene vivo el cuerpo y le permite buscar una solución a sus problemas. La psicología reconoce que es precisamente la angustia del enfermo la que le puede llevar a su curación. Esto es, precisamente, lo que hace el discernimiento espiritual comunitario: no deja a la comunidad en la quietud y en el letargo estéril, sino que la mueve, la angustia, la inquieta por dentro, y la dispone en una actitud de búsqueda para que encuentre salidas a sus problemas y pueda crecer.

En este sentido, cada uno de los miembros del grupo debe sentirse reconocido en su vocación particular. Sólo así, la decisión final incluirá a todos y cada uno de los miembros, creando una comunión que no pasa por encima de la vocación de ninguno:

«(…) hay que cerciorarse de que se dan las condiciones necesarias para que sea reconocida por el grupo la vocación de cada uno. Cada uno es llamado por su nombre, según lo que él es y según la gracia que se le da, a participar en la realización de ese plan universal de Dios. Así pues, aunque se trata de tomar una decisión comunitaria, tal decisión en ningún caso deberá ir contra la vocación personal de cada uno. ¿Qué se debe hacer para que cada uno se reconozca a sí mismo en la decisión común? Hay una respuesta teórica a esta pregunta: que desde el comienzo mismo se reconozca a cada cual por lo que es en la comunidad y que la comunidad se considere responsable de cada uno de sus miembros».

Lo que Dhôtel llama decisión comunitaria, no debe entenderse en principio, como un acuerdo al que se llega finalmente por mayoría de votos. El discernimiento espiritual comunitario, lo hemos repetido suficientemente, no desconoce el papel del Superior competente que debe tomar la última decisión, sí teniendo en cuenta el camino recorrido, pero con la independencia y responsabilidad propia de su servicio de autoridad. De modo que la aceptación, desde un comienzo, de esta forma concreta de llegar a la definición del discernimiento en común, deberá hacer parte de las condiciones que requiere la comunidad que se ejercita en la búsqueda de la voluntad de Dios. La comunidad debe dar un cheque en blanco al Espíritu Santo antes de comenzar el discernimiento y confiar en la honestidad del que desempeña el servicio de la autoridad, comprometiéndose de antemano con cualquier cosa que llegue a decidirse.

Resumiendo las condiciones comunitarias, podíamos decir que tendría que haber unidad en el fin y diversidad en los medios; unidad en lo que el grupo busca en último término y diversidad en los medios que consideran los que más y mejor los van conduciendo a alcanzar ese fin. Sin lo primero, se haría imposible un camino de comunicación y de acuerdo en los términos; sin lo segundo, no habría, propiamente hablando, necesidad de un discernimiento, pues habría consenso en la forma de solucionar un problema o una pregunta dada.

 Fuente: Jesuitas Latinoamérica