Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús 2019-2029

Al final de los dieciséis meses que duró el proceso en los diversos niveles de la Compañía, damos a conocer las nuevas cuatro Preferencias Apostólicas Universales:

 A. Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento.

 B. Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia.

C. Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador.

D. Colaborar en el cuidado de la Casa Común.

En su carta de confirmación del 6 de febrero de 2019, el Papa Francisco considera que “el proceso que hizo la Compañía para llegar a las preferencias apostólicas universales fue (…) un real discernimiento”. Señala que las preferencias propuestas “están en sintonía con las actuales prioridades de la Iglesia expresadas a través del magisterio ordinario del Papa, de los Sínodos y de las Conferencias Episcopales, sobre todo a partir de Evangelii gaudium”.

El Santo Padre insiste en que “la primera preferencia es capital porque supone como condición de base el trato del jesuita con el Señor, la vida personal y comunitaria de oración y discernimiento”. Añade: “Sin esta actitud orante lo otro no funciona”.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Palabras Inaugurales – Rafael Velasco SJ

Discurso inaugural del P. Rafael Velasco SJ al asumir como Superior Provincial de Argentina-Uruguay, al inicio del Encuentro de Provincia 2019, el 30 de enero pasado. 

Por Rafael Velasco SJ

Quiero comenzar compartiendo con ustedes las convicciones espirituales que me guían y alientan; algo así como mi propio credo personal

Nuestra Fórmula del Instituto dice: “Procure mientras viviere poner delante de sus ojos ante todo a Dios y luego el modo de ser de este su Instituto que es camino para ir a El…”

Ante todo creo en Dios. Dios Nuestro Señor, que nos ha creado por amor para alabarlo, reverenciarlo y servirlo en nuestros hermanos y hermanas. El Dios que en Jesús se ha hecho carne en las periferias y desde allí mira la realidad; no desde “arriba”, sino desde los costados, desde los que están al margen. Creo, por experiencia, que allí –en las periferias- se domicilia “Su solio Real”. Desde allí Dios Nuestro Señor nos mira y nos llama a ayudarlo a edificar Su Reino: “desde los hambrientos, los sedientos, los migrantes, los enfermos” (de Mateo 25), desde la mirada compasiva de los buenos samaritanos y los ojos entrecerrados de los apaleados del camino, Nos mira y nos llama desde la mirada expectante de las samaritanas que junto al pozo de la vida siguen buscando el agua viva, Nos mira desde la mirada dolorida de las viudas de Naím y desde la mirada ávida de las hemorroisas que han perdido todo menos la fe…

Creo, en fin en Jesús que transita hoy por nuestras propias “sinagogas, villas y castillos”.

Creo en un Dios en salida, misionero, que por amor se ha costeado el viaje hasta nuestras periferias, que se acerca a todos los que sufren, que es buena noticia y esperanza para todos. Ese Dios nos empuja a sus compañeros a que no nos quedemos cómodos con lo nuestro, con lo ya logrado, con nuestras obras. Es un Dios que sale a buscar, un Dios “en expansión”, no un Dios en repliegue. Un Dios que nos revela Su Esperanza cuando salimos, cuando nos ponemos en camino, cuando arriesgamos, cuando somos cercanos, cuando intentamos una y otra vez.

Creo, desde nuestra fe jesuita, que Dios ya está obrando en la realidad –siempre nuevo y sorprendente- y nos llama para ayudarlo en la obra de Reconciliación y Justicia que Él va tejiendo paciente y laborioso como un obrero. Y creo que nuestra misión tiene mucho de ser discípulos de la realidad, y por eso debemos orar y reflexionar con profundidad para acertar en el modo de colaborar en Su Obra.

Creo que Dios abre caminos cuando nos animamos a cruzar el mar, como lo señala el Talmud en aquel versículo que al describir el cruce del mar rojo afirma que el mar no se abrió cuando Moisés golpeó con el bastón el mar, sino cuando el primer hebreo se lanzó a cruzar. Dios nos abre caminos cuando creemos de verdad en El y nos animamos a dar el primer paso.

Creo firmemente que nuestro Dios se deja encontrar privilegiadamente en los pobres. Sin cercanía real con ellos no hay salvación, Es decir, no hay vitalidad apostólica consistente. Jesús comienza su ministerio proclamando que el Espíritu del Señor está sobre Él “para anunciar la Buena Noticia a los pobres”. Desde ellos, particularmente, Dios nos revela su rostro.

Creo, como dice san Ignacio a los padres y hermanos de Padua, que “Son tan grandes los pobres en la Presencia Divina, que principalmente para ellos fue enviado Jesucristo a la tierra: «Por la opresión del mísero y del pobre ahora —dice el Señor— habré de levantarme» (Sal 11,6); y en otro lugar: «Para evangelizar a los pobres me ha enviado» (Lc 4,18), lo cual recuerda Jesucristo, haciendo responder a San Juan: «Los pobres son evangelizados» (Mt 11,5), y tanto los prefirió a los ricos, que quiso Jesucristo elegir todo el Santísimo Colegio de entre los pobres, y vivir y conversar con ellos, dejarlos por príncipes de su Iglesia, constituirlos por jueces sobre las doce tribus de Israel (Mt 19,28), es decir, de todos los fieles. Los pobres serán sus asesores. Tan excelso es su estado. La amistad con los pobres nos hace amigos del Rey Eterno. (Carta a los PP y HH de Padua 6 de agosto de 1547)

Creo que Dios nos llama a ser discípulos y amigos de los pobres. Como dice nuestra última Congregación General: “estamos llamados a descubrir a Cristo en los pobres, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos. Esta actitud va contra corriente de lo que es normal en el mundo, en el que, como dice el Quoelet, “la sabiduría del pobre se desprecia y nadie hace caso a sus consejos”. Junto a los pobres podemos aprender lo que significan esperanza y valentía” (D. 1, 15).

Por eso debemos optar claramente por ellos, sin excusas ni racionalizaciones. Y una opción implica misionar jesuitas cualificados y asignar recursos. Porque ese servicio apostólico debe ser de calidad y con rigor. No puede ser un servicio “pobre”; debe ser lúcido, con jesuitas valiosos capaces de articular sensibilidad, rigor intelectual y compromiso en la acción y la provincia debe asignar recursos para ello.

Creo que la existencia de hermanos y hermanas nuestros que viven realidades de exclusión y descarte es una bofetada que debe hacernos reaccionar. Y a la vez es una llamada evangélica a salir, a acercarnos como Jesús, a radicalizar nuestro estilo de vida…a convertirnos. Nuestra opción por los pobres debe significar también vivir más solidariamente con ellos en nuestras opciones y acciones, en nuestro estilo de vida y en lo que nos preocupa y nos ocupa.

Somos discípulos del que nació en un pesebre y murió en una cruz, y que no tuvo donde reclinar la cabeza. Somos compañeros del que anunció el Reino de Dios para los pobres. Nuestra fe en Jesús –lo sabemos- exigen de nosotros compromiso y pasión por la justicia. Y nos exige estar en la primera línea, donde se libran las batallas, y no en retaguardias cálidas y seguras. Nuestro Rey Eternal nos marca el camino: “quien quiera venir conmigo ha de trabajar conmigo…para que siguiéndome en la pena me siga también en la gloria” (95).

Creo que la Comunidad (nuestras comunidades) puede llegar a ser un Hogar para el Reino de Dios. Durante años se ha hablado de la comunidad en función de la misión. Desde las dos últimas Congregaciones Generales se habla también de que la comunidad es misión. Comparto esa convicción. El testimonio de cómo vivimos es más fuerte muchas veces que nuestras acciones apostólicas. Jesús les dijo a los que lo seguían: “vengan y vean”. Ellos vieron cómo vivía y se quedaron con él. No fueron a ver sus milagros primero, sino como vivía. Pienso muchas veces que cierta falta de consistencia en materia de vocaciones, además de la dificultad de los tiempos que corren, algo tiene que ver con esto. Trabajamos con esfuerzo y entusiasmo, pero al ver cómo vivimos…ahí las cosas cambian. “¿qué clase de vida tienen si no tienen vida juntos?” dice Tomas Eliot.

Creo que nuestro estilo de vida debería revelar el Dios en el que creemos, el Dios cercano a los pobres y sufrientes, el Dios en salida, el Dios fraterno que se hizo pobre para enriquecernos y ofrece la Salvación y la Buena Noticia encarnado en las periferias…

Creo, también, que nuestras obras apostólicas deberían ser comunidades de vida. Espacios de una vida nueva. Una vida que surge y se alimenta de la vida, de Jesús vivo entre nosotros. En una cultura de la muerte, la gente busca vida, busca espacios de vida. Nuestros colegios, universidades, parroquias, centros de espiritualidad, obras sociales están llamadas a ser espacios de vida en salida.

Y creo que nuestro lugar en nuestras obras es clave: No somos gestores mundanos, somos líderes apostólicos. Compañeros de Jesús y en Jesús. Nuestro modo de llevar adelante nuestras obras apostólicas tiene que tener presente que no solo importa el fin apostólico sino también el modo, el estilo. Nuestras obras deberían ser comunidades de trabajo. Pero no sólo eso, deben ser espacios en los que se vive una misión apostólica en comunidad.

Creo en la mirada Visionaria de Dios. Un párrafo acerca de nosotros: Hay quien afirma que no es verdad que “el amor es ciego”, sino que en verdad el amor es “visionario”; porque es capaz de ver en el otro lo que otros no ven, y que a veces ni el mismo sujeto ve. El amor es visionario porque ve lo más genuino y noble del otro aún contra las apariencias. Así de visionaria es la mirada amorosa de Dios. Él ve lo más genuino y noble que hay en nosotros (más allá de nuestros límites y pecados), y confía en nuestra mejor versión. Es una mirada que alienta, entusiasma y construye. Esa mirada visionaria entra en colisión –no pocas veces- con nuestras miradas heridas por el miedo, enojos, rencores, celos…Esa mirada desfigurada es fuente de desesperanza. De esa mirada surgen desvalorizaciones y descalificaciones y desde ese prisma, hasta pareciera que hay compañeros que ya no tienen lugar, ni remedio. Ese no es un camino de vida. Lo sé por experiencia.

Cuando conectamos, en cambio, con esa mirada Visionaria de Dios, entonces somos capaces de responder con generosidad y fraternidad; desde allí nos vivimos como hombres en misión, capaces de dar con generosidad, más allá de límites, sombras y agachadas personales. Y cuando la misión apostólica es desafiante respondemos mejor aún. Desde esa mirada nos descubrimos y sentimos Compañeros en una misión de reconciliación y justicia.

Le pido a Dios para mí y para todos, apostar cada día por esa mirada Visionaria Suya.

Estas convicciones que comparto con ustedes son las que me alientan y son las que –espero- guiarán y empujarán mis decisiones. Son las que me recuerdan cada día que no debo acostumbrarme.

A modo de aguijón y horizonte de Esperanza termino compartiéndoles una oración de Luis Espinal, compañero nuestro que dio su sangre por Jesús y sus hermanos. Es una oración que procuro rezar con frecuencia, y que cada vez que lo hago, me despierta:

Tenemos el vicio de acostumbrarnos a todo. Ya no nos indignan las villas miseria; ni la esclavitud de los siringueros; no es noticia el “apartheid”, ni los millones de muertos de hambre, cada año.Nos acostumbramos, limamos las aristas de la realidad, para que no nos hiera, y la tragamos tranquilamente.Nos desintegramos. No es sólo el tiempo el que se nos va, es la misma cualidad de las cosas la que se herrumbra. Lo más explosivo se hace rutina y conformismo; la contradicción de la cruz es ya sólo el adorno sobre escote mundano, o la guerrera de un Hitler.Señor tenemos la costumbre de acostumbrarnos a todo; aún lo más hiriente se nos oxida. Quisiéramos ver siempre las cosas por primera vez; quisiéramos una sensibilidad no cauterizada, para maravillarnos y sublevarnos.


Haznos superar la enfermedad del tradicionalismo, es decir, la manía de embutir lo nuevo en paradigmas viejos. Líbranos del miedo a lo desconocido. El mundo no puede ir adelante, a pesar de tus hijos; sino gracias a ellos. Empujemos.Jesucristo, danos una espiritualidad de iniciativa, de riesgo, que necesite revisión y neologismos. No queremos ver las cosas sólo desde dentro; necesitamos tener algún amigo hereje o comunista. Para ser disconforme como Tú, que fuiste crucificado por los conservadores del orden y la rutina.Enséñanos a recordar que Tú, Jesucristo, siempre has roto las coordenadas de lo previsible.


Y sobre todo, que no nos acostumbremos a ver injusticias, sin que se nos encienda la compasión y la actuación.

Las Bienaventuranzas Argentinas

Una adaptación de Lucas 6, 20-26 a la realidad de la Argentina hoy. 

Por Emmanuel Sicre SJ

Felices quienes no llegan a fin de mes y la siguen peleando,

quienes no temen ser pobres

y comparten su hambre

con quienes están aún peor,

porque saborean la lógica del Reino.

 

Felices quienes por la inflación ya no pueden pagar medicamentos

y encuentran en la fe compartida

la medicina para tanta desesperación,

porque sus lágrimas serán fecundas.

 

Felices quienes sufren sin vergüenza el bullying por hacer el bien,

por no querer hablar mal de los demás

y rechazan las invitaciones

a descargarse violentamente contra la masa,

porque sus actitudes sanarán corazones heridos.

 

Felices quienes padecen adicciones y buscan la salida,

aunque caigan,

quienes los acompañan con amor a pesar de todo

y no juzgan livianamente el dolor del otro,

porque se sentarán a la mesa de quienes luchan y vencen.

 

Pero, ¡ay de quienes idolatran su riqueza y se olvidan

de quienes están desahuciados

por los sistemas deshumanizadores,

porque su egoísmo se convertirá en soledad!

 

¡Ay de quienes la superficialidad los entretiene mágicamente

y los ciega ante quienes sufren,

porque se perderán del sentido de la vida!

 

¡Ay de quienes viven de la mirada de los demás

y no quieren descubrir su propia verdad,

porque no podrán mirarse al espejo con amor!

 

¡Ay de quienes son responsables del Bien de todos en los cargos públicos

y acceden a la corrupción, la coima y la avaricia,

porque los visitará su conciencia y les reprochará tanto dolor!

Haití en llamas, requiere nuestra solidaridad

Desde el 7 de febrero pasado, día en que se celebraba el fin de la dictadura y los dos años de posesión del gobierno actual, la población de Haití reclama vehementemente en las calles la renuncia del presidente Jovenel Moïse.

Por Roberto Jaramillo SJ – Presidente de CPAL 

 Joven emprendedor del norte del país, fue lanzado y promovido a su candidatura por el antiguo presidente Martelly, y asumió su cargo después de contestadas elecciones en las cuales fue necesario retrasar la segunda vuelta. Los dos años que lleva en el poder ha sido una demostración repetida de su incapacidad para gobernar y para administrar.

 “No hay una sola promesa cumplida, ni una sola medida que él haya tomado en beneficio del pueblo haitiano. En todas partes hay miedo e incertidumbre. Las manifestaciones cotidianas se convierten en escenas de violencia y saqueos. La mayoría de las gasolineras son objeto de actos de vandalismo, varias empresas han sido saqueada; los vehículos, principalmente del servicio estatal (S.E) han sido quemados, al igual que algunas instituciones públicas y privadas; la policía está literalmente abrumada por los acontecimientos” nos dicen desde Puerto Príncipe.

 La moneda nacional (gourdes) ha sufrido una fortísima devaluación: la gourde que hace dos años se cambiaba 66 x 1 respecto del dólar hoy está en 83, haciendo la vida imposible en un país donde 10 millones de habitantes sobreviven con menos de dos dólares diarios, los servicios públicos no funcionan, la educación está en crisis, el 63% de la población está desempleada y la violencia en las calles se incrementa. Hoy: la banca está cerrada, el comercio funciona sólo informalmente, no hay servicios básicos de transporte, el agua es escasa, la energía (en las ciudades) es intermitente, las principales carreteras y vías de las ciudades están bloqueadas. Todos reclaman la renuncia de Jovenel Moïse.

 Unos días antes de estallar las protestas fue publicado un informe del Tribunal de Cuentas de la nación que reveló irregularidades significativas en el programa Petrocaribe (de transferencia de más de 4 billones de dólares) entre 2008 y 2016 que involucró a 15 exministros y actuales funcionarios, así como al propio presidente Moïse.

 Desde el 7 de febrero no hay pronunciamiento oficial: ni del presidente o su primer ministro (no se sabe dónde están), ni de las autoridades de seguridad, ni de los organismos internacionales; solo el llamando core group formado por los embajadores de Brasil, Canadá, Francia, España, los Estados Unidos, la Unión Europea y el Representante Especial de la Organización de los Estados Americanos (OEA), especie de tutores del gobierno (con la vara de la financiación internacional para la reconstrucción) hizo una tímida declaración reclamando una salida pacífica y desconociendo absolutamente el clamor y el drama de las calles. El único organismo que se ha pronunciado hasta ahora es la Conferencia Episcopal Haitiana que ayer, martes 13, publicó una breve nota en que dice:

 «Señor, sálvanos que percemos! (Mt 8, 25) Es con este grito alarmante de oración y desesperación de los discípulos a Cristo, que dormía mientras la barca que amenazaba con hundirse, que nos dirigimos a ustedes hoy para decirles que la hora es grave . Debemos despertar para tomar juntos toda la medida del peligro que nos amenaza a todos. Es el momento de unir nuestras fuerzas y nuestras inteligencias para salvar nuestra barca común, Haití, que es nuestro orgullo… Debemos encontrar una solución de sabiduría que tenga en cuenta los intereses superiores de la nación y la defensa del bien común. En este sentido, hacemos un llamamiento a la conciencia ciudadana de las diferentes partes para una decisión patriótica, aunque sea a precio de grandes sacrificios”.

 La falta de comunicación a nivel internacional se repite, también, al interior del país: así el caos se extiende y la anarquía en las calles se transforma rápidamente en violencia. No se sabe qué medidas esté tomando el gobierno (si las hay), no hay informaciones claras sobre articulaciones políticas en curso, no hay un posicionamiento claro de la comunidad internacional.

 ….

“Los compañeros Jesuitas y colaboradores, igual que la población, nos quedamos estancados en las comunidades; es necesario tener mucha precaución. Estamos en constante comunicación. Un compañero que había venido para la consulta ampliada, no ha podido regresar al norte del país. Yo, finalmente regresé esta mañana a casa; hemos cancelado el Seminario que teníamos programado, ya con 27 personas extranjeras presentes. La gran mayoría ha podido regresar a salvo a sus países; las calles daban miedo y estaban desiertas, excepto que las barricadas aún eran visibles y los neumáticos seguían ardiendo. La delegación de la República Dominicana todavía está en casa; tuvieron que dar la vuelta esta mañana pues no pudieron cruzar las barricadas de neumáticos en llamas.

 Pedimos la solidaridad de todos para que no se olvide la existencia de nuestro pueblo y su destino. Confiamos en que el Señor de la vida nos da la gracia de discernir las mejores maneras de estar presentes para que la esperanza finalmente brote en esta tierra. Gracias por su continua solidaridad, su oración y por compartir estas noticias con nuestros amigos y colaboradores” (Jean Denis San Felix, superior del Territorio de Haiti).

 Fuente: Jesuitas Latinoamérica

Pedro Arrupe: las varias facetas que lo pueden llevar a la Beatificación

El pasado 5 de febrero se llevó adelante la apertura de la causa de beatificación del Padre Arrupe. 

Durante los últimos días, varias publicaciones religiosas han venido centrado la atención en la figura del P. Pedro Arrupe, Superior General de los jesuitas de 1965 a 1983. El motivo es la apertura de la causa de beatificación de este gran jesuita, inaugurada oficialmente por el Vicariato de la Diócesis de Roma el martes 5 de febrero de 2019, 28 años después de la muerte del P. Arrupe.

Los periodistas entrevistaron al P. Pascual Cebollada, SJ, postulador de la causa del Padre Arrupe. Sus artículos destacaron varios aspectos del antiguo líder de la Compañía: fue el más querido y controvertido de los Generales jesuitas del siglo XX; defendió el Vaticano II y los cambios propuestos por el Concilio; promovió el diálogo con diversas corrientes espirituales y sociales, incluyendo el marxismo.

Todos los aspectos de la vida y de la obra de Pedro Arrupe serán examinados por aquellos que están a cargo de decidir si, al final de su investigación, la figura del antiguo Superior General puede ser propuesta como la de un “santo” a todos los católicos. Durante la ceremonia de apertura de la causa, celebrada en la sede de la Diócesis de Roma (Palacio de Letrán), se dieron cita su Eminencia el Cardenal Angelo De Donatis, el Vicario General de Roma, y otros delegados, el postulador de la causa, el promotor de la justicia y los notarios, quienes juraron solemnemente cumplir su tarea con el rigor y la objetividad que en ésta tarea se requieren. En un acto jurídico marcado por un ambiente de oración y enmarcado por himnos, el juramento fue seguido de una alocución del Cardenal De Donatis, quien presentó la vida del Padre Arrupe y los valores que vivió, los cuales fueron la base para la apertura de su causa de beatificación.

 La intervención del Vicario de Roma subrayó, entre otras cosas, que el proceso en curso es un discernimiento eclesial sobre las virtudes heroicas del P. Arrupe. Después de evocar las principales etapas de su vida, el Cardenal Vicario subrayó que el Padre Arrupe “era un verdadero ‘hombre de Iglesia’, de la Iglesia que en 1965 concluyó el Concilio Vaticano II, el cual trató de poner en práctica. (…) Trabajó igualmente por integrar los mejores valores de la tradición con aquellos que son necesarios para la adaptación del cristianismo a los nuevos tiempos.” El interés y el compromiso de Pedro Arrupe por la defensa de la fe contra el ateísmo, por el diálogo ecuménico e interreligioso, así como su celo por la evangelización adaptada a los diversos contextos culturales, fueron también mencionados.

Este es el primer paso hacia el anuncio que podemos esperar, el de la beatificación y, eventualmente, la canonización del P. Pedro Arrupe.

Fuente: Somos Jesuitas

Sí a la Tradición de Comunicar con Propósito

Que San Ignacio de Loyola haya escrito más de 6.800 cartas habla de un hombre con la intención clara de dejar huella mundial a través de sus vivencias.

Reflexión de RECOJE, la Red de Comunicadores Jesuitas Colombia.

Tradición con sentido de red

Que San Ignacio de Loyola haya escrito más de 6.800 cartas habla de un hombre con la intención clara de dejar huella mundial a través de sus vivencias. Cada relato confirma que tras esas letras estaba el espíritu de una persona visionaria, con fe en su capacidad de transformar y convencido de llevar el mensaje al mundo. Un hombre encaminado al trabajo en red, cuyas anécdotas se hicieron conocidas y quien logró propagar su propósito. Un hombre abierto a contar sus triunfos, tristezas, situaciones, vicisitudes y sus experiencias espirituales, de las cuales surgieron la Espiritualidad Ignaciana y los Ejercicios Espirituales. Una persona ejemplo, patrón que hoy no se puede perder.

Esa dimensión comunicativa que acompañó a Ignacio, y que se puede ver desarrollada en sus textos históricos, perdura actualmente en el proceder de la Compañía de Jesús, en su misión de salir al mundo entero a proclamar la Buena Noticia, que no es más que el amor, y que, en palabras del Padre General Arturo Sosa, S. J., es “la alegría del evangelio, la posibilidad de ayudar a las personas para que tengan una vida más digna, una vida más libre”.

El ser humano por su misma esencia social tiene la necesidad de comunicarse con todo lo que le rodea, incluso consigo mismo. Hoy se habla de tendencias, de likes, de interacciones, de comunicar y comunicar, como sea. Con gran facilidad las marcas con trayectoria y reconocimiento pierden su foco, les gana el activismo comunicacional sin sentido. La Compañía de Jesús, más que una marca, es un rasgo de identidad que, gracias a su tradición y su propósito claro, lleva cerca de 500 años comunicándose desde la esencia de los valores que la fundamentan.

Es por ello que los jesuitas, desde la reciente Congregación General 36, recuerdan la importancia de la comunicación en clave de estrategia apostólica. Promueven el trabajo en red, avanzado cada día dentro de las instituciones en la colaboración entre jesuitas y laicos; ya que estas articulaciones son las que unen a la sociedad, ese cuerpo disperso y variado en culturas, el cual al mantenerse comunicado internamente y de forma efectiva, se cohesiona para hacer el mensaje universal.

Siendo así viene bien entender que, para el beneficio de las obras apostólicas y cualquier otro tipo de organización, la comunicación no solo es un proceso operativo e informativo, es también un objeto de transformación social, de bienestar, que está al servicio de todas las áreas y que requiere de trabajo en red, para que finalmente sea común la acción.

Convencimiento y apoyo a la audacia

En la actualidad se comunica diferente, con inmediatez, en un panorama en constante cambio y con la innovación como protagonista. Tal vez resulta complejo salirse del espectro de islas en el que se puede envolver la comunicación, pero la Compañía de Jesús tiene un espíritu distinto, que se mueve, se muestra, es coherente, escucha, incluye y es influyente porque actúa. Es contemplativa en la acción.

Los anuncios de la Compañía son esperanzadores, optimistas, llegan a personas inquietas, comprometidas, asimismo a los que los necesitan en clave de reconciliación, fe, justicia, diálogo y colaboración, ya que se requiere conectar con las personas desde la transparencia, la honestidad y convertir a la Compañía de Jesús en una institución que conversa.

Y para conversar se necesitan dos o más, por ello encuentros como RECOJE (Red de Comunicadores Jesuitas) permiten a las obras conocer de cerca la labor que realizan singularmente las instituciones y cómo sus respectivos comunicadores enmarcan sus mensajes, posibilitando encaminar la ruta de trabajo hacia el objetivo transversal de la Compañía, con base en una misión que trasciende la cotidianidad de cada una en particular.

Los jesuitas esperan que la comunicación en sus obras se piense desde un nivel estratégico. ¿Cómo comunicar aquello que mueve internamente a obrar en los diferentes ámbitos? ¿Cómo hablar de las mociones que determinó la Compañía de Jesús para trabajar alrededor del mundo con mensajes sobre la fe que comparten, la justicia en las estructuras sociales, la reconciliación en sus diferentes ámbitos, el diálogo con los demás y el trabajo en red que la enriquece? Desde ahí debe estar enmarcado el rol del comunicador jesuita y cómo su quehacer diario debe ajustarse a la moción general de la Compañía.

Ser los comunicadores de esperanza de obras que trabajan con esta motivación permite reconocer el valor de su Oficina de Comunicaciones como una herramienta eficaz para transmitir vida, posibilitando trascender la Institución al anunciar con contundencia y autonomía el mensaje conjunto de paz y reconciliación que respalda sus acciones, y que llega a tocar los corazones de los que tanto lo necesitan.

Todo lo construido desde el interior de la Compañía de Jesús, el propósito de ser innovadores siempre potenciados por los signos de identidad propios, la convierte en una marca capaz de comunicar hacia afuera su propuesta, porque escucha con criterio para ser disruptiva y sorprender, así como de enamorar con auténticos mensajes. Para eso está RECOJE, sus comunicadores.

Fuente: Jesuitas Colombia

Redes Sociales: un Amor Inmediato

¿Cuál es la novedad de las plataformas recientes como Facebook, Twitter e Instagram, entre otras?

Por Pablo G. Ivorra Peñafort  SJ

Si la idea de red social, en su estricto significado, ha estado ligada a nuestra existencia humana desde el inicio, ¿cuál es la novedad de las plataformas recientes como Facebook, Twitter e Instagram, entre otras?

Estamos viviendo un fenómeno particular desde las dos últimas décadas respecto a la forma como nos comunicamos con los otros. Las redes sociales se han convertido en un tema central y necesario para las estrategias comunicativas de las empresas así como para las relaciones personales de sus usuarios. Ahora, al pensar en redes sociales, es frecuente asociarlas con marcas de empresas como Facebook, Twitter, Instagram, entre otras. ¿Una red social es una marca? Tal vez no haya justicia al reducir un concepto tan complejo, rico en significados y necesario, a una marca comercial que pueda tener fines distintos al de tejer redes entre personas.

¿Qué es, entonces, una red social? Las mismas dos palabras permiten pensar que, ciertamente, es un concepto que está lejos de ser un fenómeno de dos décadas atrás. La pregunta por ser y hacer una red social está ligada, en esencia, a cualquier ser humano que se pregunte por la relación con sus otros. Si se tiene claro el rumbo que se quiere y se necesita al ser y hacer red, el instrumento tecnológico o la marca comercial son temas secundarios; importantes pero no prioritarios. Es común encontrar propuestas comunicativas donde la prioridad cambia y pasa a primer lugar la preocupación por dominar y abarcar la mayor cantidad de plataformas tecnológicas. Se suele escuchar que “si no estás en redes sociales, no existes”. Eso, en términos pragmáticos comerciales, puede ser cierto, pero la invitación es también a pensar en cómo se existe. No sirve de nada “existir” en múltiples plataformas si lo que se comunica en estos canales no habla de quién es el que habla. Eso también es “no existir”.

Si la idea de red social, en su estricto significado, ha estado ligada a nuestra existencia humana desde el inicio, ¿cuál es la novedad de las plataformas recientes como Facebook, Twitter e Instagram, entre otras? Es la inmediatez, que no es lo mismo que el afán. Hoy, en un mundo hiperconectado, tenemos la oportunidad de asumir con optimismo y esperanza el riesgo de ser inmediatos. Entendido desde nuestra espiritualidad ignaciana, la inmediatez es vivir los ritmos humanos con liberalidad, con una generosidad profunda que nos permita amar siempre, en todo momento. ¿Acaso esa no es la manera como Dios nos ama? En correspondencia con ese amor, nuestras comunicaciones deben estar al servicio de todos, hoy y ahora. El afán, por el contrario, es proceder sin tener claro ese horizonte de servicio generoso; es responder de forma reactiva, lo que pone en riesgo la toma de conciencia del sentido de lo que estamos comunicando.

Son innumerables los casos de uso de plataformas tecnológicas de comunicación que, en vez de ayudar a tejer redes, lo que hacen es aportar a deshilar las frágiles relaciones humanas en contextos donde una palabra de más o una pequeña omisión puede hacer la diferencia entre escoger la vida o la muerte. El argumento en defensa de varias de estas marcas comerciales, ante casos trágicos de sus usuarios, se limita a decir que sus plataformas solo funcionan como medio para decisiones que toma cada persona libremente. Eso es verdad, pero también es cierto que detrás de estos medios hay, de igual manera, personas que podrían asumir una postura ética frente a sus plataformas y tomar decisiones en beneficio de desescalar las tensiones. Es en esas coyunturas donde se prueba realmente qué tan red es esa sociedad conectada, o qué tan social es esa red.

El reto para los comunicadores de inspiración ignaciana, ante un universo de plataformas tecnológicas de comunicación, estará en conectar más corazones que perfiles de usuarios. Si lo que comunicamos realmente seduce el corazón de nuestros seguidores, la herramienta con la que lo hagamos será solo eso, una herramienta. Necesitamos, entonces, dominar lo tecnológico solo con el fin de evitar distracciones sobre lo esencial. Seamos en nuestras redes sociales unas verdaderas sociedades en red.

Fuente: Jesuitas Colombia

La Capilla del Encuentro de Salamanca, premiada como Espacio Sagrado 2018

La asociación norteamericana Faith & Form ha otorgado esta distinción por la conciliación entre teología y arquitectura.

Por C. Jiménez Ariza SJ

Consultamos el móvil 150 veces al día y no podemos estar más de una hora sin mirar el WhatsApp. Los estudios señalan también que cada día recibimos tres mil impactos publicitarios, a través de las pantallas o cuando caminamos por la calle. Esto supone más de un millón al año. En esta cultura de la imagen, en medio de tanto impacto visual, ¿por qué no crear un espacio limpio de imágenes, casi vacío, que ayude al encuentro del Creador con sus criaturas? Esta fue la idea inicial que puso en marcha la Capilla del Encuentro del Centro de Espiritualidad San Ignacio de Salamanca (CES).

La capilla, con capacidad para unas 25 personas, mezcla calidez y sobriedad a través de un equilibrado juego de telas y luces. Ha sido diseñada por los arquitectos de Pamplona Xavier Chérrez y Raquel Cantera. La asociación Faith & Form, con sede en Washington y el respaldo del Vaticano, le ha otorgado el premio al mejor espacio religioso de 2018. Faith & Form nació en 1967 para impulsar el diálogo interreligioso y premiar los esfuerzos hechos en el campo de la religión, el arte y la arquitectura. Forman parte de esta asociación sacerdotes, laicos, arquitectos y diseñadores internacionales que, cada año, se reúnen para premiar los mejores trabajos en el campo de la arquitectura, el arte o la pintura religiosa.

El jurado destacó la unión reflejada en el proyecto de Salamanca entre teología y arquitectura. Esa buena combinación se hizo posible gracias a las conversaciones entre el director del CES, Cristóbal Jiménez SJ y el arquitecto Xavier Chérrez. De allí surgió la idea de crear una capilla inspirada en la Tienda del Encuentro del libro del Éxodo y cuyo elemento central fuera el Sagrario, especialmente iluminado. Según Xavier Chérrez, «se quiso entroncar en la tradición cristiana de búsqueda de una belleza radical, como algo equiparable a la búsqueda de la verdad y la bondad». Pensando, sobre todo, en los jóvenes se buscó un espacio que ayudara a la oración y a la intimidad con Dios.

Para la definición de la Capilla del Encuentro se han dispuesto más de 600 lamas blancas translúcidas, tensadas por gravedad, que definen un espacio con forma de una tienda del desierto. Una estructura textil que no requiere de añadidos o decoración para expresarse. Se organizan siguiendo un patrón numérico de distancias variables. Para su construcción se han utilizado cuatro materiales: un tejido translúcido blanco y fino para paredes y techo; un tejido con un trenzado más grueso para el suelo; un conjunto armonioso de luz blanca y roja y, finalmente, madera para el altar y el ambón giratorio. Se eliminaron las esquinas y las juntas para ayudar a crear una atmósfera envolvente.

En palabras de Chérrez, «se puede entender como un espacio en el que la belleza de un paraje nevado se hace habitable gracias al calor que irradia el Sagrario». Iluminado en rojo, en una columna de suelo a techo, el Sagrario se siente, pero está velado, invitando al silencio y la interiorización en presencia del mysterium tremendum et fascinans, en la terminología del teólogo alemán Rudolf Otto.

Intencionadamente, el Sagrario no está totalmente visible. Es un pequeño homenaje a lo que Santo Tomás señala en el himno Adoro te Devote: «Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte».

La capilla dispone de un código Q, junto a la puerta de entrada, que permite compartir oraciones y experiencias a través de una página web. Hace miles de años, el pueblo de Israel encontró refugio en aquella Tienda, en medio de una cultura nómada, golpeada por la dureza del desierto y las asechanzas del hambre o la sed. Aquella Tienda protegía de las inclemencias y permitía encontrase con el Señor. Hoy, la Capilla del Encuentro de Salamanca quiere ser también para todos lugar de refugio y encuentro.

Fuente: Revista Jesuitas

 

Un diálogo sobre la identidad jesuita

Son nuestros acompañantes, nuestros “confesores”, consejeros, dirigen nuestras tandas de Ejercicios Espirituales… Pero, y a ellos, ¿quién les confiesa?, ¿en qué creen? ¿qué les conmueve? ¿cómo son?

El pasado 12 de diciembre el laico ignaciano Fernando Vidal (director del Instituto de la Familia de la Universidad de Comillas) se lo ha preguntado a los jesuitas españoles Pedro Miguel Lamet (escritor), Jaime Tatay (director de Razón y Fe) y Enric Puiggròs (Promotor Vocacional) y al escritor Valentí Gómez-Oliver, co-autor junto a Josep M. Benítez-Riera SJ, del libro “Confesiones de Jesuitas” (Libelista) que ve la luz estos días.

El acto, que ha tenido lugar en Jesuitas Maldonado (Madrid), ha sido una conversación en la que Vidal ha preguntado a los jesuitas sobre lo divino y lo humano y sobre conceptos identitarios de la Compañía: la imagen del jesuita peregrino a semejanza de Ignacio, o su visión sobre la pluraridad de la Compañía ¿virtud o defecto?, o en palabras de Pedro Miguel Lamet, “riqueza extraordinaria”. Según él, la clave para esa pluralidad es la unidad que les da la experiencia de los Ejercicios. Con relación a su vocación, se expresaba Puiggròs: “Yo no entré en la Compañía para ser alguien, pero la Compañía me ha permitido expresar con la música”. Para él, se trata de siempre de servir y poner los talentos propios al servicio de la misión y de las personas.

Su ser radicalmente “atípicos”, su cimiento en esa amistad que recordaba Jaime Tatay cómo precedía a la evangelización en palabras de Mateo Ricci; su ser llamados a las fronteras. También temas más personales como cuándo ha sido la última vez que perdieron el tiempo, experiencias personales y vocacionales, recuerdos, vivencias… confluyeron ayer un profundo diálogo sobre la identidad del jesuita.

Pero, ¿cuál es el gran secreto de los Jesuitas? les preguntaba Vidal.  Para el poeta, el principal secreto es el de la amistad. Lamet afirmó que Arrupe fue el San Ignacio de la Compañía y que su principal obra fue ser amigo de todos los que se acercaron a él. Jaime Tatay habló de lo consciente que son la gran mayoría de los compañeros por haber vivido en tan diferentes lugares y con tan distintas personas a lo largo de su vida: “Somos multiculturales”. Algo que para él, les da en lenguaje empresarial “ventaja competitiva”, porque “el objetivo es dotar de sentido al mundo y en este mundo globalizado esto es una gran ventaja.”

Para el coautor, agnóstico, y también poeta, Valentí Gómez-Oliver, este libro -versión ampliada y revisada de “31 jesuitas se confiesan” (Península, 2003)- es una gran novela sobre la Compañía al que le ha dedicado mucho esfuerzo y pasión.

Fuente: Infojesuitas

Ecostream: Plataforma para la Colaboración Ecológica

Ecostream es un sistema de referencia y recursos en línea desarrollado como parte del compromiso de Ecojesuit con la misión jesuita sobre la Reconciliación con la Creación.

Desde 2015, ha sido una plataforma para compartir iniciativas en curso en ecología y sostenibilidad.

Ecostream se enfoca en cinco temas principales, las prioridades identificadas durante la reunión de Ecojesuit en Bonn en noviembre de 2017:

  • El agua y la reducción del riesgo de desastres.
  • Las desinversiones energéticas y de combustibles fósiles.
  • La agricultura orgánica y el cambio de uso del suelo.
  • Las iniciativas de estilo de vida utilizando objetivos de desarrollo sostenible desde lo local hasta lo global.

La educación y la solidaridad.

Se encuentra disponible en línea una amplia selección de folletos, artículos y otras publicaciones, meticulosamente organizados en docenas de subtemas. También se proporcionan enlaces a organizaciones asociadas y a un directorio de cientos de instituciones jesuitas de educación superior clasificadas de acuerdo a las seis Conferencias.

Al comunicar las acciones y las actividades de promoción de las instituciones y de las comunidades jesuitas de todo el mundo, se espera que Ecostream genere y contribuya a discusiones dinámicas sobre preocupaciones ecológicas, que ayude a las instituciones a participar en nuevas actividades y a aprender cómo es que otros están tomando cartas en el asunto, que conduzca a vínculos y asociaciones activas para lograr soluciones más efectivas e innovadoras con el fin de sanar Nuestro Hogar Común, y que dé como resultado un proceso mucho más profundo de transformación personal y social.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica