Pedro Arrupe: las varias facetas que lo pueden llevar a la Beatificación

El pasado 5 de febrero se llevó adelante la apertura de la causa de beatificación del Padre Arrupe. 

Durante los últimos días, varias publicaciones religiosas han venido centrado la atención en la figura del P. Pedro Arrupe, Superior General de los jesuitas de 1965 a 1983. El motivo es la apertura de la causa de beatificación de este gran jesuita, inaugurada oficialmente por el Vicariato de la Diócesis de Roma el martes 5 de febrero de 2019, 28 años después de la muerte del P. Arrupe.

Los periodistas entrevistaron al P. Pascual Cebollada, SJ, postulador de la causa del Padre Arrupe. Sus artículos destacaron varios aspectos del antiguo líder de la Compañía: fue el más querido y controvertido de los Generales jesuitas del siglo XX; defendió el Vaticano II y los cambios propuestos por el Concilio; promovió el diálogo con diversas corrientes espirituales y sociales, incluyendo el marxismo.

Todos los aspectos de la vida y de la obra de Pedro Arrupe serán examinados por aquellos que están a cargo de decidir si, al final de su investigación, la figura del antiguo Superior General puede ser propuesta como la de un “santo” a todos los católicos. Durante la ceremonia de apertura de la causa, celebrada en la sede de la Diócesis de Roma (Palacio de Letrán), se dieron cita su Eminencia el Cardenal Angelo De Donatis, el Vicario General de Roma, y otros delegados, el postulador de la causa, el promotor de la justicia y los notarios, quienes juraron solemnemente cumplir su tarea con el rigor y la objetividad que en ésta tarea se requieren. En un acto jurídico marcado por un ambiente de oración y enmarcado por himnos, el juramento fue seguido de una alocución del Cardenal De Donatis, quien presentó la vida del Padre Arrupe y los valores que vivió, los cuales fueron la base para la apertura de su causa de beatificación.

 La intervención del Vicario de Roma subrayó, entre otras cosas, que el proceso en curso es un discernimiento eclesial sobre las virtudes heroicas del P. Arrupe. Después de evocar las principales etapas de su vida, el Cardenal Vicario subrayó que el Padre Arrupe “era un verdadero ‘hombre de Iglesia’, de la Iglesia que en 1965 concluyó el Concilio Vaticano II, el cual trató de poner en práctica. (…) Trabajó igualmente por integrar los mejores valores de la tradición con aquellos que son necesarios para la adaptación del cristianismo a los nuevos tiempos.” El interés y el compromiso de Pedro Arrupe por la defensa de la fe contra el ateísmo, por el diálogo ecuménico e interreligioso, así como su celo por la evangelización adaptada a los diversos contextos culturales, fueron también mencionados.

Este es el primer paso hacia el anuncio que podemos esperar, el de la beatificación y, eventualmente, la canonización del P. Pedro Arrupe.

Fuente: Somos Jesuitas

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