La Capilla del Encuentro de Salamanca, premiada como Espacio Sagrado 2018

La asociación norteamericana Faith & Form ha otorgado esta distinción por la conciliación entre teología y arquitectura.

Por C. Jiménez Ariza SJ

Consultamos el móvil 150 veces al día y no podemos estar más de una hora sin mirar el WhatsApp. Los estudios señalan también que cada día recibimos tres mil impactos publicitarios, a través de las pantallas o cuando caminamos por la calle. Esto supone más de un millón al año. En esta cultura de la imagen, en medio de tanto impacto visual, ¿por qué no crear un espacio limpio de imágenes, casi vacío, que ayude al encuentro del Creador con sus criaturas? Esta fue la idea inicial que puso en marcha la Capilla del Encuentro del Centro de Espiritualidad San Ignacio de Salamanca (CES).

La capilla, con capacidad para unas 25 personas, mezcla calidez y sobriedad a través de un equilibrado juego de telas y luces. Ha sido diseñada por los arquitectos de Pamplona Xavier Chérrez y Raquel Cantera. La asociación Faith & Form, con sede en Washington y el respaldo del Vaticano, le ha otorgado el premio al mejor espacio religioso de 2018. Faith & Form nació en 1967 para impulsar el diálogo interreligioso y premiar los esfuerzos hechos en el campo de la religión, el arte y la arquitectura. Forman parte de esta asociación sacerdotes, laicos, arquitectos y diseñadores internacionales que, cada año, se reúnen para premiar los mejores trabajos en el campo de la arquitectura, el arte o la pintura religiosa.

El jurado destacó la unión reflejada en el proyecto de Salamanca entre teología y arquitectura. Esa buena combinación se hizo posible gracias a las conversaciones entre el director del CES, Cristóbal Jiménez SJ y el arquitecto Xavier Chérrez. De allí surgió la idea de crear una capilla inspirada en la Tienda del Encuentro del libro del Éxodo y cuyo elemento central fuera el Sagrario, especialmente iluminado. Según Xavier Chérrez, «se quiso entroncar en la tradición cristiana de búsqueda de una belleza radical, como algo equiparable a la búsqueda de la verdad y la bondad». Pensando, sobre todo, en los jóvenes se buscó un espacio que ayudara a la oración y a la intimidad con Dios.

Para la definición de la Capilla del Encuentro se han dispuesto más de 600 lamas blancas translúcidas, tensadas por gravedad, que definen un espacio con forma de una tienda del desierto. Una estructura textil que no requiere de añadidos o decoración para expresarse. Se organizan siguiendo un patrón numérico de distancias variables. Para su construcción se han utilizado cuatro materiales: un tejido translúcido blanco y fino para paredes y techo; un tejido con un trenzado más grueso para el suelo; un conjunto armonioso de luz blanca y roja y, finalmente, madera para el altar y el ambón giratorio. Se eliminaron las esquinas y las juntas para ayudar a crear una atmósfera envolvente.

En palabras de Chérrez, «se puede entender como un espacio en el que la belleza de un paraje nevado se hace habitable gracias al calor que irradia el Sagrario». Iluminado en rojo, en una columna de suelo a techo, el Sagrario se siente, pero está velado, invitando al silencio y la interiorización en presencia del mysterium tremendum et fascinans, en la terminología del teólogo alemán Rudolf Otto.

Intencionadamente, el Sagrario no está totalmente visible. Es un pequeño homenaje a lo que Santo Tomás señala en el himno Adoro te Devote: «Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte».

La capilla dispone de un código Q, junto a la puerta de entrada, que permite compartir oraciones y experiencias a través de una página web. Hace miles de años, el pueblo de Israel encontró refugio en aquella Tienda, en medio de una cultura nómada, golpeada por la dureza del desierto y las asechanzas del hambre o la sed. Aquella Tienda protegía de las inclemencias y permitía encontrase con el Señor. Hoy, la Capilla del Encuentro de Salamanca quiere ser también para todos lugar de refugio y encuentro.

Fuente: Revista Jesuitas

 

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