CPAL: Reunión de Delegados de Formación

Por Juan Miguel Zaldua SJ

Del 14 al 18 de septiembre se han reunido en San Miguel, Argentina, los Delegados provinciales de Formación de América Latina, junto con el Delegado de CPAL, que funge de Coordinador.

Durante cinco días trataron diversos asuntos relativos a la formación de los jesuitas, tales como: la nueva cultura comunicacional y el valor de las nuevas tecnologías; la perseverancia en la Compañía y las causas de las deserciones; el proceso de formación interprovincial y los nuevos Filosofados regionales; las metas para el 2016 del Proyecto Apostólico Común (PAC) referidas a la Formación; la formación de los Hermanos jesuitas… El P. Deyvi Astudillo (PER) orientó el tema de la Comunicación y Nuevas Tecnologías, haciendo énfasis en el actual fenómeno comunicacional, la fuerza de las redes sociales, el uso bastante generalizado del “smartophone” y otros aparatos de nueva tecnología.

La Comunidad del Colegio Máximo, aunque el alojamiento y la reunión eran en el Centro Loyola, les abrió las puertas y acogió para compartir la mesa y las tertulias nocturnas con los jesuitas de esa comunidad. Igualmente, el Filosofado organizó una Eucaristía y un asado, que les permitió conocer y compartir con los estudiantes procedentes de Argentina-Uruguay, Chile y Paraguay.

Los Jesuitas y la visita de Francisco

El paso de Francisco por Cuba sin duda sacudió a la Isla y con ella, a todos los que allí se hallaban. Los jesuitas no escaparon de este efecto, y aquí dos de ellos nos comparten sus testimonios y sensaciones frente a la visita del Pontífice. 

Victor Hugo Miranda SJ

El Papa y los Tercerones

Desde que llegamos a Cuba, Alfredo Mejía y yo (que estamos haciendo la Tercera Probación en Cuba junto a otros 9 compañeros) ya sabíamos que íbamos a participar de las actividades que se iban a realizar en La Habana por la visita del Papa. Nos habían pedido que trajéramos con nosotros camisas clericales para no tener mayores inconvenientes. Y el 20 de setiembre fue un día dedicado enteramente a seguirle los pasos al Papa. Por la mañana fuimos a la Plaza de la Revolución para participar de la Misa y avanzada la tarde varios de nosotros fuimos al encuentro del Papa con los jóvenes. Pero el momento central de la jornada ocurrió a media tarde cuando pudimos saludarle personalmente.

Aunque no estaba confirmado ni formaba parte del programa oficial, todo parecía indicar que el Papa, en su recorrido entre la visita a Raúl Castro y el encuentro con el clero y la vida religiosa en la Catedral, se iba a detener en la iglesia de Reina, la iglesia que los jesuitas tenemos en pleno centro de La Habana. Y así lo hizo. Llegó y lo primero que hizo fue saludar a la gente que llevaba horas esperándolo. Y luego entró a la iglesia y se tomó una foto con los jesuitas que estábamos allí, el grupo de tercerones, los jesuitas de las comunidades de La Habana y otros jesuitas venidos de otros lugares para este encuentro. Después de tomarse la foto, el Papa saludó a cada uno. Y en medio de ello y aprovechando el momento, surgió el comunicador que llevo dentro. Entonces me atreví a acercarme y decirle “somos un grupo de tercerones». Su rostro amable y sonriente se emocionó y preguntó “¿quién es el instructor?”. Entonces Benjamín Gonzales Buelta se acercó a saludarlo y le dijo “son buenos muchachos”, a lo que el Papa y todos nosotros sonreímos. Fue un momento muy bonito y sencillo, de mucha familiaridad y camaradería. Al despedirse nos pidió “recen por mí”.

Qué mejor modo entonces para quienes estamos viviendo la Tercera Probación en Cuba de ir terminando este primer mes de preparación para el Mes de Ejercicios Espirituales que empezaremos el próximo 29 de setiembre. El ambiente en casa es de mucha consolación después de haber compartido este momento tan cercano con el Papa. Hubo muchos fotógrafos así que las fotos irán apareciendo poco a poco. Mientras tanto un adelanto a modo de testimonio de este encuentro.

 David Sánchez SJ

Para la gente fue una experiencia de Dios que le dio mucha alegría y esperanza en su difícil caminar cotidiano, empezando que sintieron lo que es tener un papa latinoamericano, en su modo de comunicarse y expresarse. Lo vivieron muy cercano, afectuoso y ese contacto les llegó al corazón.

Les tocó las palabras que comunicó, sobre todo porque apuntaban continuamente a buscar el diálogo, superar las diferencias, a valorar la persona para no quedarse en la ideología, etc. Aunque no se metió directamente en el tema político, que algunos esperaban que fuera duro contra el sistema, sin embargo su discurso no era confrontar, sino buscar que las partes divididas se acerquen, dialoguen, busquen caminos de solución.

Creo que nos queda esa ardua tarea, de reconstruir las personas y sobre todo la sociedad, que lleva mucho más tiempo, cambiando la actitud del corazón y dando los primeros pasos e iniciativas para encontrarle solución a esta realidad enquistada en el dolor, el odio y desesperanza.

Esperemos con el favor de Dios, que esta semilla que el papa ha sembrado en los corazones cubanos pueda desarrollarse y dar buenos frutos para que Cuba pueda volver a ser ese lugar hermoso que era, no solo por su naturaleza sino por el modo de ser cubano que genera alegría, esperanza y vida.

La vida consagrada desde las reflexiones de Pedro Arrupe

Infosj.es

Pasión por Cristo, pasión por la humanidad es una recopilación de 14 intervenciones del padre Arrupe (1907-1991) dictadas al compromiso de la vida religiosa. Estas reflexiones han sido cuidadosamente seleccionadas por el jesuita José Antonio García y la editorial Mensajero las publica como pequeño homenaje a su legado cuando se celebra el Año de la Vida Consagrada. Su pensamiento, su sentir desde la experiencia y su fe guiaron e inspiraron a religiosos y religiosas de muchos foros en los que intervino como general de la Compañía de Jesús y como presidente de la Unión de Superiores Generales. Desveló sus inquietudes y sus sueños de una vida religiosa para la que defendía una profunda renovación, profundización y actualización. El Concilio Vaticano II la impulsó y la iluminó y el padre Arrupe buscó las respuestas más adecuadas: ¿Cómo podríamos asegurar y robustecer nuestra vida espiritual y nuestro apostolado, como un todo perfectamente integrado, de forma que nuestra vida y actividades resulten realmente evangelizadoras y anuncien eficazmente a Jesucristo hoy? ¿Nuestra espiritualidad, tal y como vivimos en la práctica, es tal, que nos permita vivir nuestra vida apostólica con la creatividad, disponibilidad, riesgo y compromiso que requiere la CG? ¿Nuestra manera de concebir y ejercer de hecho nuestra misión apostólica hoy, individual y comunitariamente, es tal, que refleje una espiritualidad profunda y nos permita desarrollarla y sostenerla?

La selección de textos se agrupa en tres temáticas que marcaron su magisterio espiritual: “Volver a Jesús, volver a las Fuentes” –conversión personal, corporativa y apostólica y regreso a las Fuentes carismáticas de cada congregación- ; “En la Iglesia, misión al mundo” –el desafío por el shock de la realidad- y “El Espíritu de la misión” –la preocupación por el problema de la pobreza en la vida religiosa, por la integración real de vida en el espíritu y apostolado-.

José Antonio García tiene otros títulos dedicados a Arrupe como Orar con el Padre Arrupe (Mensajero, 2007). El más reciente Ventanas que dan a Dios: experiencia humana y ejercicio espiritual (2012) fue publicado por Sal Terrae.

Un Jesuita en Japón – Entrevista a Juan Haidar

El santafesino Juan Haidar es sacerdote y hace 24 años que reside en Japón. Desde 1983 hasta 1988 estuvo bajo las órdenes y viviendo junto al hoy Papa Francisco. La idiosincrasia y cultura nacional y local, en clave jesuítica. Compartir Compartir La Misa. Todas las mañanas en santafesino la celebra para un numeroso grupo de monjas y fieles, en japonés.

El padre Juan Haidar es santafesino, tiene 50 años y se fue en 1983 al Colegio Máximo de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Allí la Compañía de Jesús (la Orden de los Jesuitas) tiene una de sus mayores casas de formación. En ese colegio, el hoy Papa Francisco, Jorge Bergoglio, desde los 36 años, fue rector por mucho tiempo.

Haciendo su noviciado, Haidar estudió filosofía mientras trabajaba en los barrios. Bergoglio fue allí su superior tres años y luego vivió dos más con él, y otros, en la misma casa. “Fueron, con todo, cinco años bajo el mismo techo. Creo conocerlo bastante”, comenzó contando en diálogo con Diario UNO.

Este sacerdote vive desde 1991 en Japón. Es profesor asociado de la Facultad de Teología y director del Centro Católico en la Universidad Sophia, en Tokio. Desde 2011 no volvía a su Santa Fe natal. Aquí –además de sus orígenes– están su madre, hermanos, sobrinos y decenas de amigos.

En la entrevista describió al Papa, dio su mirada sobre la realidad política nacional, sobre la ciudad con la que se encontró luego de cuatros años; definió rasgos de la cultura japonesa (con sus luces y sombras) y ensayó una comparación con la cultura latina.

También, describió lo que sobrevino a los terremotos, tsunamis y a la destrucción de la central nuclear en Fukushima, con sus inesperadas consecuencias sociopolíticas.

Mantiene una comunicación constante con el Papa, aunque aseguró: “Es muy complejo describirlo en pocas palabras: es difícil hablar de la gente buena; sobre la mala es más fácil”, dijo, entre risas. Sin embargo, se explayó un poco: “Él siempre vivió y vive el Evangelio con coherencia absoluta y es siempre fiel a sí mismo. Nada sencillo. Eso es simple unos meses o un año. Toda una vida, es excepcional”.

Haidar es de bajo perfil, algo tímido, y quizás ya esté “acostumbrado” a la rigidez y frialdad niponas.

Otra “foto”

Luego se motiva hablando de “la cambiada Santa Fe”, de “sus avances”, aunque aclara que hay una parte de la ciudad que todavía no conoce o hace años que no ve. “En general, cada vez que vengo no me muevo mucho más allá del barrio de mi madre (Candioti Sur), y entiendo que habrá una parte edilicia y estructuralmente menos bella y postergada, como en toda urbe”, dijo y contrastó: “Recuerdo la abrumadora imagen posinundación 2003; felizmente, hoy la fotografía parece otra”.

Cuéntenos más del Papa

Es un hombre que ha creído que el mundo se cambia con humildad, oración, sinceridad y pobreza. Esos valores le han dado mucha profundidad. En lo personal, es una persona que sigue enviando correos, sosteniendo los vínculos de afecto.

¿Por qué se fue a Japón?

Mientras me formaba como jesuita trabajaba en barrios del Gran Buenos Aires. Era muy lindo, pero sentía que me faltaba algo. Estudié siete años en San Miguel y siete afuera hasta completar mi formación religiosa. En ese momento, 25 años atrás, las cosas en los barrios estaban “demasiado bien”, no sé ahora. Había gente del interior de mucha cultura en el sentido amplio del término, y muy devota. Sentí que quería hacer algo más por Dios. A mí siempre me atrajeron las necesidades en las grandes ciudades, que no son las mismas que en los barrios. O no lo eran: no había necesidades espirituales, sí otras…

 ¿Materiales?

Sí… En cambio, en las grandes ciudades hay fuertes vacíos espirituales. Tuve además el deseo de trabajar adonde el catolicismo no fuese conocido. Entonces, le dije a Bergoglio que sentía esto en el corazón, que Dios quería esto para mí. Y me mandaron a trabajar a Japón en 1991. Yo fui el último de otros cinco jesuitas que fueron.

 Un choque cultural muy fuerte. ¿Qué sintió?

Sí. Japón está muy lejos en todos los sentidos. Todo es distinto, no solo la lengua. Me di cuenta ahí que no sabía absolutamente nada del país: quiénes eran sus héroes, sus artistas. Fue comenzar de cero, aprender de cero.

En Japón no “hacen lío”

¿Cómo definiría a esa cultura?

Podría hablar de rasgos, a grosso modo: una confianza y respeto máximos en las estructuras y en la autoridad, algo que viven como natural. Creo que nosotros somos, realmente, –no sé si es exactamente la palabra–, “desordenados”. Tenemos una natural desconfianza en las autoridades, en las estructuras. Quizás eso se vincule en algún punto con el cristianismo: en él, la persona se relaciona directamente con Dios, mediante su propia conciencia. Yo puedo subvertir la ley, cuestionarla y, sin embargo, estar bien con Dios. Es complejo de explicar. Sea por lo que sea, el japonés jamás va a dudar que el que está arriba, salvo que se pruebe lo contrario, es una persona buena que los va a ayudar. Si están las leyes, se cumplen; y la gente piensa que eso está bien, que es natural. No hay absolutamente nada bueno para ellos en rebelarse contra la autoridad.

¿Hay corrupción? ¿O no se ve?

Sí, hay. El problema es que la inclinación “natural” que tiene el común de la gente no es hacia la corrupción. Eso no quiere decir que la sociedad japonesa funcione correctamente ni que los gobernantes no sean corruptos. Cuando se toma conciencia de esa corrupción puede hacer mucho daño. Podríamos decir que es una sociedad ingenua o demasiado confiada en los poderosos. Cuando los diarios engañan, hacen muchísimo daño, mucho más que acá. Aquí la gente tiene formas desarrolladas de defenderse.

¿Cuál es la religión dominante?

Hay dos mayoritarias: el sintoísmo y el budismo. El sintoísmo es la religión autóctona de Japón, es una especie de panteísmo. No tiene ningún libro fundante. Su relato se compone de historias sobre dioses y demonios. Luego le sigue el budismo, distintas sectas de él. Originariamente el budismo es de la India, pero toma distintas formas en los lugares y depende de los maestros que tienen. Hay un budismo japonés.

¿Y el cristianismo?

Solo el 1 por ciento de la población es cristiana, y de ese porcentaje la mitad es protestante y la otra católica. Lo curioso es que ni el sintoísmo ni el budismo tienen la concepción de bautismo. Entonces pertenecer a una religión es sentirse a gusto con ella. Otra curiosidad: cuando se hacen las encuestas sobre a qué religión pertenecen, casi todos los japoneses dicen que a una religión, pero además de eso dicen que pertenecen a dos o tres religiones. Sintoístas son todos básicamente. Algunos además se identifican como budistas o cristianos porque les gusta la doctrina de Jesús. Bautizado solo está el 1 por ciento de los casi 127 millones de habitantes, pero las encuestas dan casi el 15 por ciento de gente que se dice –también–cristiana.

Sumisión, represión y culpa

¿Qué valores buenos o malos aportan estas religiones?

Justamente esa confianza mayúscula en la autoridad por momentos no es nada buena. Esto tiene mucho que ver con el sintoísmo, incluso con el budismo. El budismo japonés pone mucho énfasis en la “armonía”, y eso es bueno porque se evita la pelea, el conflicto, aunque sospecho que atenta contra la necesidad de manifestarse, en varios sentidos. Sucede que en ocasiones para hacer el bien hay que pelearse. Por ejemplo, el cristianismo desde el vamos tiene como símbolo la Cruz. Si uno quiere ser bueno necesariamente tiene que sufrir en algún sentido. Y ese es casi el límite del budismo: donde comienza la pelea, donde empieza la discusión (lo que conlleva algún nivel de sufrimiento) ahí se clausura el diálogo. Por un lado, la “armonía” da mucha unidad a la sociedad, pero uno se pregunta hasta dónde eso es bueno.

¿Por qué?

Porque hay muchas situaciones en las que eso va en contra del bien, de la verdad. Y en el sintoísmo eso se profundiza mucho más, porque el jefe de la religión es el emperador, y eso mantiene el orden dado. Cuando desde afuera uno ve la sociedad japonesa se impresiona por su “orden”. Pero debajo de eso hay mucho sufrimiento. La cantidad de suicidios quizás sea prueba de ello.

  ¿Qué análisis merece eso?

En Argentina, la gente dice que hay muchos asesinatos, mucha violencia. Bueno, la cantidad de muertes violentas –si uno incluye al suicidio y al homicidio–, estoy casi seguro que, en proporción, es mayor en Japón que en Argentina. Allí hay casi 32.000 suicidios por año. El año pasado bajó a 30.000 y eso fue noticia. Entonces, hay una violencia encubierta.

Como si preservar la armonía a costa de uno mismo, y el respeto excesivo a las jerarquías, se tramitaran con represión y violencia autoinflingida.

Sí, algo así. Llevaría tiempo explicarlo, es complejo y seguramente multicausal. Es una interpretación. Aunque creo que en la base de todo eso están la filosofía y la religión japonesas. Porque en una cultura en donde no existen el perdón y el autoperdón como valores –lo que es el corazón del cristianismo–, una de las consecuencias es el suicidio. Allí la palabra y el concepto más elevados es “justicia”, pero no el perdón. Y cuando en una sociedad no existe el perdón prima la dureza. Los suicidios se vinculan con eso. Por ejemplo, si una empresa quiebra y deja a 300 personas en la calle, el presidente o gerente se suicida, por más que él no sea objetivamente responsable de esa quiebra. O si una persona atropella accidentalmente a alguien con el coche, puede ocurrir lo mismo. Muchos podrán decir: “Eso es lo que nos falta en Argentina”. No estoy totalmente de acuerdo. Recapitulando, quizás el “desorden” y el cuestionamiento de las estructuras –rasgos propios del argentino y del latino–, se vinculen en un punto con el cristianismo, con la misericordia y el perdón que están en la raíz cristiana. Contrariamente, la falta de perdón y la imposibilidad de librarse de la culpa quizás expliquen esa violencia “escondida” que impera en Japón.

Fukushima, el límite

Lo que sucedió con esa ciudad y su completa devastación puso no solamente en crisis el modelo energético japonés (la energía atómica es su único recurso), sino también –por segunda vez en la historia y de modo drástico, según Hairala–, la sociedad comenzó a manifestarse en contra del gobierno por temor al futuro. “Antes, ocurrió cuando Japón perdió la guerra con EE.UU. y el emperador tuvo que verse obligado a decir que él no era hijo del dios que veneran”, aseguró.

Fuente texto y fotografía: Diario Uno

San Pedro Claver

Hijo de los labradores Pedro Claver y Minguella y Ana Corberó, quedó huérfano de madre a los trece años de edad. Puesta de manifiesto su vocación religiosa, dos años después recibió la tonsura eclesiástica de manos del obispo de Vic en la parroquia de su localidad natal, Verdú. Se trasladó a Barcelona para iniciar estudios de gramática en el Estudio General de la Universidad. A mediados de 1600 o 1601, terminada la retórica, pasó al Colegio Jesuita de Belén para cursar filosofía. Allí decidió ingresar en la Compañía de Jesús, y el 7 de agosto de 1602 entró en el noviciado de Tarragona.

Tras hacer los votos, fue enviado a Gerona para ampliar sus estudios de humanidades y luego, el 11 de noviembre de 1605, al colegio de Montesión en Palma de Mallorca para cursar filosofía. Allí trabó gran amistad con el portero Alonso Rodríguez, un anciano hermano lego que le imbuyó la inquietud misional. En 1608 se trasladó a Barcelona para estudiar teología. No pudo terminar los estudios, pues recibió una carta del Provincial, fechada el 23 de enero de 1610, por la que se le concedía el permiso para trasladarse a América, como era su deseo.

Claver viajó hasta Tarragona para unirse a otros religiosos y seguir hacia Valencia y Sevilla, donde otros jesuitas se sumaron al grupo. Embarcó en el galeón San Pedro (perteneciente a la flota mandada por don Jerónimo de Portugal y Córdoba) que zarpó del puerto andaluz en abril del mismo 1610, y arribó a Cartagena. Desde allí Claver y sus compañeros emprendieron el camino a Santa Fe, remontando el río Magdalena y tomando luego el camino de Honda.

Una vez la capital neogranadina se encontró con que no podía seguir los estudios de teología, pues faltaban profesores. Fue asignado al Colegio de la Compañía como coadjutor hasta 1612, cuando la llegada de nuevos religiosos le permitió proseguir dichos estudios. Claver fue enviado luego al noviciado de Tunja para la tercera probación, y finalmente al colegio de Cartagena, al que llegó en noviembre de 1615. Se ordenó subdiácono al mes siguiente y en 1616 recibió el diaconado y la ordenación sacerdotal.

El nuevo jesuita fue enviado a ayudar al padre Sandoval, que tenía a su cargo la catequización de los negros. Sandoval tuvo que ir a Lima en 1617 y Claver hubo de ocuparse él solo de todo el trabajo. En 1618 se le unió un jesuita italiano, el padre Carlos de Orta, pero murió al año siguiente; afortunadamente, el padre Sandoval regresó a Cartagena en 1620. El 3 de abril de 1622 hizo Claver su profesión. Al pie de la fórmula de los votos consignó de su puño y letra “Petrus Claver, aethiopum semper servus” (“Pedro Claver, esclavo de los negros para siempre”). Era lo que quería ser y lo que siempre fue.

El padre Claver ejerció su apostolado con total dedicación, siguiendo el procedimiento empleado por el padre Sandoval. Cuando el gobernador le anunciaba la llegada de un barco negrero, trataba de averiguar de qué región procedía su “carga”, con objeto de buscar los intérpretes adecuados para hablar con los esclavos. Los propietarios de esclavos se negaban a suministrarle intérpretes o ponían muchos obstáculos, motivo por el cual el Colegio de Cartagena terminó comprando un grupo de esclavos-intérpretes oriundos de diversas regiones de África para que ayudaran a Claver.

El religioso pasaba con ellos al buque negrero, al que llevaba regalos como naranjas, limones, tabaco, pan o aguardiente. Bajaba a las bodegas y decía a los esclavos que estaba allí para cuidar de que los blancos les trataran bien; les aseguraba que no iban a matarlos, como a menudo creían, y les alentaba a abrazar la fe cristiana, para lo que debían instruirse. Luego preguntaba por los enfermos y los niños nacidos en la travesía, a quienes dedicaba sus cuidados de urgencia.

Cuando le impedían subir al buque negrero, hacía lo mismo en los almacenes donde se hacinaban los esclavos. Claver repetía las visitas varios días, y dedicaba después varias horas a la catequesis por medio de los intérpretes. Esta labor solía hacerla en un patio, ante un cuadro de Jesús crucificado, y terminaba con el acto de contrición. Cuando los catecúmenos estaban bien instruidos procedía a bautizarlos, y luego les entregaba unas medallas de plomo que tenían impresos los nombres de Jesús y María.

El padre Claver cuidaba también de los negros que vivían usualmente en Cartagena y hasta de los de la provincia, a los que dedicaba una misión anual por Pascua. Manifestaba especial preocupación por los enfermos, lisiados e indigentes, a los que hacía objeto de sus desvelos. Diariamente acudía a los dos hospitales de San Sebastián y San Lázaro, donde consolaba y curaba a los internados. En las cárceles atendía no sólo a los negros, sino también a presos diversos, como los protestantes de la isla de Santa Catalina, que procedían de capturas realizadas por las naves españolas. El jesuita terminó por ser respetado por las autoridades cartageneras y por los mismos propietarios de esclavos, que temían verle aparecer. Vivía con extrema austeridad, durmiendo en una esterilla y comiendo frugalmente, y dedicado a sus rezos en los ratos libres.

En 1651 Cartagena fue azotada por una epidemia. El padre Claver contrajo la enfermedad y le quedó como secuela una parálisis progresiva que, sin embargo, no fue obstáculo para que continuase visitando a los leprosos de San Lázaro, adonde se hacía conducir en mula, e incluso a los pocos esclavos que llegaban. A raíz de la independencia de Portugal en 1640 habían disminuido los barcos negreros, pues dicha nación había detentado el asiento. Se produjo entonces un vacío que duró hasta que volvió a organizarse el negocio de la trata. Pese a ello seguían llegando algunos barcos, como una embarcación con carga de esclavos araraes en 1651. Claver se hizo vestir y, ayudado de un bastón, fue al almacén donde se habían almacenado para la venta. Los instruyó durante varios días y bautizó a no pocos.

El 6 de septiembre de 1654 enfermó de gravedad y al día siguiente se le dio la extremaunción. A su muerte, acaecida en la noche del 7 al 8 de septiembre de 1654, numerosos fieles habían ido a visitarle. Tuvo unas solemnes honras fúnebres y fue enterrado en la capilla del Santo Cristo, en la iglesia de la Compañía. El proceso de su beatificación empezó en 1658. En 1747 fue declarado Venerable por Benedicto XIV; fue beatificado en 1851 por Pío IX, y canonizado en 1888 por León XIII. Su fiesta se celebra el 9 de septiembre.

 

Votos: un estilo de Vida

‘Con los votos dices: «voy por el camino por el que Jesús me ha invitado a ir», y después también por el camino por el que quiero ir. Por donde quiero acercarme a Dios, pero también quiero acercarme a los otros’

Con frases cortas y profundas como esta, jesuitas definen en este video qué significan para ellos los votos de pobreza, castidad y obediencia ¡No dejes de escucharlos!

Votos: un estilo de Vida

Dar Gracias por la Creación

En consonancia con la última Encíclica de Francisco ‘Laudato Si’ y la próxima jornada de Oración por la Creación (propuesta por el Santo Padre para este martes 1° de Septiembre), Emmanuel Sicre Sj (estudiante jesuita), nos invita a dar gracias por la creación con estas oraciones:

 

Convocatoria del Coetus praevius – Rumbo a la CG36

Queridos hermanos,

¡La paz de Cristo!

Finalizadas recientemente las Congregaciones Provinciales y tras la elección de los hermanos electores de cada una de las Conferencias, ha llegado el momento de convocar el Coetus Praevius para la Congregación General 36, de acuerdo con la Fórmula de la Congregación General (FCG), n. 13.

Los miembros designados para formar parte del Coetus Praevius (CP) son los siguientes:

P. General (ex officio)

P. Douglas Marcouiller (UCS, Consejero General), Moderador del CP

P. Paul Béré (AOC, Profesor en el Instituto de Teología de la Compañía en Abidjan)

P. Jorge Cela (ANT, Presidente de CPAL)

P. John Dardis (HIB, Presidente de CEP)

P. Stefan Dartmann (GER, Rector del Colegio Germanico e Ungarico de Roma)

P. David Fernández (MEX, Rector de la Universidad Iberoamericana de México)

P. Thomas Greene (UCS, Rector de la casa de estudio Bellarmino de St. Louis)

P. Timothy Kesicki (CDT, Presidente de JCU)

P. Michael Lewis (SAF, Presidente de JESAM)

P. Antonio Moreno (PHI, Provincial)

P. George Pattery (CCU, Presidente de JCSA)

P. Francis Xavier Perinayagam (MDU, Director de la Escuela de Ingeniería “Loyola” de Chennai)

P. Mark Raper (ASL, Presidente de JCAP)

Deseo aprovechar esta ocasión para recordar a toda la Compañía algunos términos de la FCG, de reciente aprobación (cf. Carta circular 2014/17, con fecha 3 de diciembre de 2014), y que ahora entran en vigor.

1. La fase preparatoria de la Congregación comienza con el trabajo del Coetus Praevius, que se reunirá aquí, en Roma, entre el 31 de agosto y el 13 de septiembre de 2015. De acuerdo con la FCG en su n. 13, el cometido del Coetus consiste en estudiar y organizar los postulados y los temas recibidos de las Congregaciones provinciales y regionales, “para elaborar una síntesis sustancial” (Relationes Praeviae) de las cuestiones y temas que “probablemente han de ser tratados por la futura Congregación General”. La nueva FCG añade además que el Coetus constituirá comisiones con el fin de que preparen materiales para la CG 36.

2. La fase inicial de la Congregación comenzará en octubre y noviembre de 2015, cuando los electores de cada una de las Conferencias se reúnan, presididos por sus respectivos

Congregación General 36 – Convocatoria del Coetus praevius

A TODA LA COMPAÑÍA

Presidentes. Siguiendo lo determinado por la FCG n. 14 § 5, en estas reuniones los Electores de cada Conferencia “discutirán sobre los asuntos recibidos del Coetus Praevius” así como del estado de la Compañía.

Durante esta reunión, los miembros de la CG 36 de cada una de las Conferencias deberán realizar varias elecciones. Han de elegir a un miembro de la Conferencia para el Comité Coordinador de la CG 36; uno más para la Diputación del estado de la Compañía, y un miembro de la Conferencia para cada una de las Comisiones que haya constituido el Coetus Praevius (FCG n. 14, § 6).

Creo importante recordar a todos que, con estas reuniones de Electores de las Conferencias “en este momento comienza la Congregación General” (FCG n. 14, § 1).

3. La fase inicial de la Congregación continuará tras estas reuniones hasta la apertura de la CG 36, el 2 de octubre de 2016. La Comisión Coordinadora, la Diputación del estado de la Compañía y el resto de las Comisiones, se esforzarán por “elaborar documentos verdaderamente útiles y bien fundamentados que constituyan una base firme para el trabajo de la Congregación” (FCG n. 15, § 1, 1º). Los diferentes grupos celebrarán reuniones “presencialmente o a través de los medios modernos de comunicación” (FCG n. 15, § 1, 3º).

Por todo esto, aunque la primera sesión plenaria de la CG 36 no tendrá lugar hasta octubre de 2016, el trabajo, tan importante, de reflexión y discernimiento de nuestra próxima Congregación General, dará comienzo en los próximos meses. Por ello pido a todos los jesuitas y comunidades que no olviden en sus oraciones las intenciones de la CG 36.

Al afrontar los grandes desafíos que se presentan a la Iglesia y al mundo de hoy, la esperanza que nos anima ante la Congregación General coincide con aquel deseo fundamental de nuestro padre Ignacio: que conozcamos la voluntad de Dios y la pongamos en práctica con generosidad, con creatividad y con gozo.

Fraternalmente en el Señor,

Adolfo Nicolás, S.J.

Superior General

San Alberto Hurtado

Alberto Hurtado Cruchaga quiso imitar a Jesús en las cosas sencillas que le ocurrían cada día. Su fortaleza, tesón y las ganas de servir a Dios marcaron su vida.

Nació el 22 de enero de 1901, en Viña del Mar, Chile, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, Alberto Hurtado y Ana Cruchaga vivían en un campo cercano a la localidad de Casablanca. En el fundo Los Perales de Tapihue, Alberto pasó sus primeros años de vida. Pero cuando tenía cuatro años, su padre falleció.

Su madre quedó sola, a cargo de Alberto y de su hermano Miguel. La venta del fundo se hizo necesaria junto con el traslado a Santiago.

Acogidos por sus familiares, Alberto, Miguel y doña Ana, iniciaron una nueva etapa de sus vidas en la capital.

En 1909 ingresó al Colegio San Ignacio, en donde destacó por ser buen compañero, entusiasta y alegre. Fue en este lugar donde comenzó a manifestarse su vocación, esas ganas de ayudar a los otros estando al servicio de Cristo.

Sin embargo, aunque sabía que por sobre todas las cosas quería ser sacerdote, la difícil situación económica de su madre le hacía imposible cumplir su sueño de entrar a la Compañía de Jesús. Por eso, una vez finalizado el colegio entró a estudiar Leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y en las pocas horas que le quedaban libres se lo dedicaba a la Parroquia Virgen de Andacollo.

Su vocación sacerdotal seguía presente, aunque los años pasaban, él no perdía la esperanza. Finalmente sus rezos fueron escuchados y en 1923 pudo cumplir su sueño e ingresar al noviciado. Luego de varios años de estudios, fue ordenado sacerdote en Bélgica, en 1933.

Volvió a Chile en 1936. De inmediato se puso a trabajar como profesor del Colegio San Ignacio, aquí niños y jóvenes buscaban su compañía y orientación. Su inmenso arrastre entre los jóvenes sobrepaso los límites del colegio. Fue llamado entonces como asesor de la Acción Católica Juvenil. Con sus jóvenes colaboradores recorrió la patria inflamando los corazones juveniles con el deseo de luchar por la gloria de Cristo.

Jesús lo llamaba. En cada lugar el Padre Alberto Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres. Había tantos que necesitaban techo, abrigo y comida. Para ellos fundó el Hogar de Cristo en 1944.

Sin tiempo para desfallecer siempre tenía un nuevo proyecto entre sus manos. Una nueva casa de acogida para los niños, talleres de enseñanza, más camas para las hospederías, eran algunas de las miles de ideas que rondaban en su cabeza. Pese a la incomprensión de muchos, siempre encontraba la fuerza para seguir sirviendo a Cristo.

Su obra se multiplicó con su trabajo en la Ación Católica, en la Acción Sindical de Chile y en la Revista Mensaje. Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Con su mejor sonrisa recibía y escuchaba a sus «patroncitos».

Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Pese a los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su pieza en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Hasta el final se mantuvo alegre y contento, siempre dando una palabra de esperanza y apoyo a quien lo visitaba.

El 18 de agosto de 1952 el Padre Alberto Hurtado Cruchaga dejó este mundo, partiendo al encuentro con Cristo. Su esfuerzo, su lucha, su alegría y su intenso amor por Jesús dieron frutos. El 16 de octubre de 1994, Su Santidad Juan Pablo II beatificó al Padre Hurtado. Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.

En la mención dedicada a la vida del padre Hurtado durante la Misa de canonización de cinco nuevos santos, el Papa hizo notar como “el programa de vida de San Alberto Hurtado” fue la síntesis de: “Amarás a Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo”.

Comienza el Año Jubilar del Camino Ignaciano

En Manresa, el inicio del Año Jubilar tuvo lugar el mismo día de San Ignacio, el viernes 31 de julio a las ocho de la tarde, con una Eucaristía solemne presidida por el Abad de Montserrat, Josep María Soler, y concelebrada por el delegado de los Jesuitas en Cataluña, Llorenç Puig, el arcipreste de Manresa, mosén Juan Antonio Castillo, el rector de la Seu, mosén Antoni Boqueras, el Superior de la Cueva de San Ignacio, padre Lluís Magriñà y el director de la Obra Apostólica Camino Ignaciano, padre José Luis Iriberri.

Antes de la Eucaristía se procedió a la apertura de la puerta jubilar. Se trata de la puerta de forja y piedra del año 1625, que dio acceso a la Cueva de San Ignacio desde ese año y hasta principios del siglo XX, momento en que se sustituyó. Ahora, con la reciente remodelación del espacio de la Cueva, la puerta se ha restaurado y se ha ubicado en el espacio de acogida que el visitante encuentra antes de llegar a la Cueva. Quedará abierta durante todo el año y los peregrinos la podrán cruzar como signo jubilar, de empezar una vida de gozo y reconciliación. Se trata de un gesto sencillo pero dotado de un profundo simbolismo dentro de la tradición de los jubileos, ya que al cruzar la puerta el peregrino se reconcilia consigo mismo, con Dios y con los demás. Por ello es especialmente significativo que se trate de una puerta que durante casi tres siglos fue el acceso al lugar santo de la Coveta, donde Ignacio oraba durante su estancia en Manresa.

El inicio del Año Jubilar llega precisamente cuando la Cueva estrena un nuevo aspecto tras las obras de remodelación que se han hecho con el objetivo de devolverla a la austeridad original, recuperando la atmósfera de roca y piedra, y respetando los elementos que la tradición histórica y artística ha ido aportando a la Cueva.

En torno a la festividad de San Ignacio hubo otras actividades organizadas por la Cueva de San Ignacio, el ayuntamiento de Manresa y entidades de la ciudad. Entre ellas, el sábado 25 de julio, tuvo lugar en el Museo Comarcal la representación de una obra teatral escrita por Xavier Melloni, jesuita de la comunidad de Manresa y durante estos días se celebraron visitas, actividades y Eucaristías en diversos lugares ignacianos.

Fuente: OMPress

El Camino Ignaciano es una propuesta de peregrinación que rememora el itinerario que Ignacio de Loyola recorrió en 1522 desde su casa natal en Loyola, en Guipúzcoa, hasta Manresa, con el objetivo de llegar a Tierra Santa. Esta ruta de 700 kilómetros, que están impulsando ahora diversas instituciones públicas y privadas, se ofrece a todos los peregrinos de nuestro tiempo que quieran vivir una experiencia de crecimiento personal.

Fuente: CPAL SJ