“El sujeto, Reflexiones para una Antropología Ignaciana”

Reflexiones para una antropología ignaciana”. Una obra conjunta de la que han participado Rufino Meana Peón (dir.), José García de Castro Valdés (ed. lit.), Francisco Ramírez Fueyo (ed. lit.), Jaime Tatay Nieto (ed. lit.), Arturo Marcelino Sosa Abascal (pr.).

El libro editado este año está disponible, por el momento en idioma español. Para acceder a él se puede visitar el siguiente link 

Resumen

Un libro que es interrogante y respuesta global sobre la identidad ignaciana. Es búsqueda de aquellas características que unen. Es reflexión coral en torno a ese tipo de persona cultivada e inspirada en la espiritualidad de Ignacio de Loyola. El libro El sujeto recoge múltiples voces de distintos ámbitos académicos y disciplinas – Psicología, Pedagogía, Historia y Teología- en su mayoría de jesuitas, en torno al tipo de persona configurada a la luz de los Ejercicios Espirituales, del discernimiento, del acompañamiento personal o del modo de orar de Ignacio de Loyola. Es una búsqueda que siempre está en el fondo de una vocación de siglos. Para el padre general Arturo Sosa, que escribe el prólogo de este libro de la colección Manresa, este gran trabajo responde a la necesidadinexorable de analizar a fondo qué tipo de persona y de sociedad suponen la meta del camino de la espiritualidad ignaciana y qué horizonte debemos poner ante nuestros ojos para embarcarnos de manera constructiva en la tarea de participar en la misión desde nuestras obras apostólicas”.

El director Rufino Meana SJ y los coeditores José García de Castro, Francisco Ramírez y Jaime Tatay ofrecen un trabajo que trasluce una enorme sintonía entre los 29 articulistas. Bajo el título, el sujeto, el término se refiere de manera sencilla a una realidad muy compleja. Un término común dentro de la filosofía y la psicología para referirse al ser humano y que toma protagonismo por sus resonancias a la tradición ignaciana: “El propio Ignacio en los Ejercicios Espirituales habla en un momento dado de subjecto cuando se refiere a una persona que dispone o no dispone subjecto para la experiencia de los ejercicios. Y este término ha provocado que durante siglos se haya debatido su significado”, explica Rufino Meana.

Es un libro que ofrece un conjunto de características comunes dentro de la diversidad de las personas. Al tener una manera de orar, de encontrarse con uno mismo o con Dios, el creyente va adquiriendo un tono, una manera de ser, una manera de estar en la sociedad y una manera de entender a Dios. Y ese tono atribuible a distintas personas con distintas personalidades es lo que llaman ignaciano. «Más allá de las diferencias qué es lo que nos une, ese es el sujeto ignaciano”.

Fuente: Grupo de Comunicación Loyola

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