Encuentro anual de Parroquias y Templos jesuitas

El pasado 4 de noviembre el sector Templos y Parroquias a cargo de la Compañía de Jesús realizó su encuentro anual.

Bajo el lema: “Caminando juntos con esperanza en la belleza de la diversidad” las comunidades de la provincia ARU se reunieron de modo híbrido, es decir de forma presencial en sus zonas y a la vez todas conectadas de forma virtual.

Comenzaron con la presentación y oración inicial realizada por el P. Tomás Bradley y un grupo de laicos, encomendando el encuentro a la intercesión de San Ignacio y San Francisco Javier así llegar a una «Unidad de Ánimo».

La oración y el discernimiento tuvo su fuente, su “ pozo de Jacob” en la exposición de Monseñor Ángel Rossi, quien participó del Sínodo de la sinodalidad y compartió su experiencia. El testimonio del padre Ángel sobre lo vivido en el sínodo, mostró una Iglesia viva que sintió la acción y la presencia del Espíritu Santo. Al igual que al escucharlo.

Los fuertes testimonios vividos en el sínodo, fueron conmovedores. Reconocer que como agentes pastorales, laicos, religiosas y sacerdotes, tenemos responsabilidades sumamente delicada fue un cimbronazo. La toma de conciencia del hecho de cómo recibimos a las personas en nuestras comunidades podemos dar vida o causar Muerte, nos llama a replantearnos los modo de acogida y acompañamiento.

Escucha y oración fueron las protagonistas del Sínodo, así nos supo decir Monseñor Rossi. También deben ser protagonistas en la Misión que tenemos como Iglesia, nuestras pastorales tienen que estar nutridas por la Oración para poder escuchar y acompañar a nuestro prójimo. Esto implica acercamiento, necesidad de encuentro.

Con un gran aplauso agradecimos al Monseñor su testimonio y pasamos a los momentos de trabajo presencial, compartiendo mociones de lo escuchado.

En contraposición, se reflexionó sobre aquello que nos impide caminar juntos. Dolorosa pero constructivamente reconocimos que somos comunidades prejuiciosas, los prejuicios nos frenan, no nos permiten acercarnos, por lo tanto no podemos escuchar y conocer al otro ni dar a conocer a Cristo ¿Cómo desterrar estos prejuicios? Así vivir la sinodalidad y gozar de la belleza de la diversidad, es la tarea que nos urge comenzar.

La mayor debilidad que reconocimos fue la falta de oración y discernimiento comunitario, entre la realidad social y la acción pastoral el tiempo se presenta como el tirano ¿Será? Lo que sí sabemos es que esto limita la creatividad necesaria, frente a la realidad que nos supera y nos impide vivir en verdadera comunión.

Para finalizar la propuesta de volver a la presencialidad en el 2024 fue muy festejada. La sinodalidad y diversidad un tema que recién comienza.

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