Nuevo coordinador para el Servicio Jesuita a Migrantes en Montevideo

Joan Gratacós asumió como Coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes en Montevideo, Uruguay. A modo de presentación, nos cuenta sobre su llegada e incorporación al sector, el trabajo que llevan adelante actualmente y los mayores desafíos en la tarea atender necesidades urgentes.

Palabras del nuevo coordindador

Soy Joan Gratacós Guillén. Me acabo de incorporar como coordinador del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) en Uruguay. Soy español y estoy vinculado con Uruguay por razones familiares hace 25 años. Desde el 2018 estoy residiendo acá.

En diferentes etapas de mi trayectoria profesional he trabajo en la atención a migrantes y refugiados. En México, en el Servicio Jesuita a Refugiados, primero y, unos años después, en el SJM. En Cataluña, he trabajado como docente liceal en el acompañamiento para la inserción del alumnado migrante que se incorpora al sistema educativo catalán. 

El SJM Uruguay forma parte del Servicio Jesuita a Migrantes Argentina-Uruguay (SJM ARU). Además de la oficina de Montevideo, hay otras tres en Argentina: San Miguel (Prov. de Buenos Aires), Córdoba y CABA, donde se ubica la sede central.

Las cuatro oficinas del SJM ARU tenemos el empeño de acompañar a las personas migrantes, protegiendo y promoviendo sus derechos. Esto nos lleva a desplegar nuestras acciones en diferentes áreas: social (facilitando los procesos de inserción), educativa (promoviendo una cultura de la hospitalidad), pastoral (posibilitando espacios de encuentro con Dios) e incidencia (contribuyendo a generar políticas y prácticas inclusivas).

Dentro de este esquema común, en el SJM Uruguay tenemos el reto de fortalecer y cohesionar las diferentes obras que la Compañía de Jesús tiene en Uruguay en lo referente al acompañamiento a personas migrantes: en parroquias, colegios y la Universidad Católica. Gracias al esfuerzo de muchas personas implicadas, estos espacios ya han recorrido un camino, y se trata de poner los medios para seguir avanzando, buscando sinergias y complementariedades, en primera instancia con las obras de la Compañía, pero más allá con otras organizaciones eclesiales locales y de la sociedad civil uruguaya.

La situación de pandemia que estamos atravesando nos ha obligado a reconfigurar la atención a las personas migrantes. Estos meses hemos estado entregando canastas, ropa de abrigo y otros apoyos de emergencia en la parroquia de San Ignacio de Montevideo. La crisis sanitaria está golpeando de forma cruel a muchas personas que carecen de redes socioeconómicas estables, entre ellas, a los migrantes. 

Nuestro trabajo en otras áreas  (acompañamiento psicológico, orientación laboral, etc.) ha tenido que recluirse en el ámbito virtual. Cuando nos presentan necesidades de vivienda, salud o documentación que no podemos resolver directamente, informamos de aquellas instituciones que pueden atenderlos. Hemos cancelado temporalmente un servicio de comida y de convivencia que se ofrecía los domingos.

Más allá de la presente crisis sanitaria, esta población es vulnerable por su misma condición de migrantes. Muchas veces invisibilizada, está en los márgenes de nuestra sociedad. Nos sentimos llamados, como dijo el Papa Francisco, a acoger, proteger, promover e integrar a estos migrantes que recalan en el paisito para buscar una vida mejor, como hicieron antaño aquellos otros migrantes que llegaron de Europa.

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