Testimonio de la Misión San Francisco Javier

Luciana Rey, una de las jóvenes uruguayas que participó de la misión cuenta su experiencia y la de su grupo en Raigón, uno de los 9 pueblos de la diócesis de San José por los cuales se repartieron los misioneros.

Por Luciana Rey

El 18 de febrero se celebró en la catedral de San José la misa de envío que daba comienzo a un nuevo ciclo de la Misión San Francisco Javier en Uruguay. Cerca de 120 jóvenes uruguayos y argentinos, pertenecientes a la Red Juvenil Ignaciana, se encontraban en un mismo lugar para vivir una semana de fe intensa y compartida en una de las 9 comunidades que nos esperaban.

Raigón fue el lugar que nos tocó misionar durante toda la semana a los 12 que formábamos inicialmente el grupo. Ocho chicas de la diócesis de San José se sumaron al grupo misionero, con las mismas ganas de mostrar una iglesia joven y comprometida con aquel que nos invita a más amar y servir.

El hecho de que Raigón fuera una localidad chica, con pocos habitantes, nos regaló una misión particular y muy cercana con la gente del lugar. El salir a misionar no se acotaba únicamente a las visitas de las casas a la mañana, ni a los talleres de la tarde. Misionar en Raigón duraba la cantidad de horas del día que estuviéramos despiertos. Solo bastaba caminar unos pocos pasos para charlar con algún vecino, recibir alguna visita o encontrarte con caras conocidas. Caras que iban tomando nombre y nombres que iban contando historias. Así íbamos compartiendo la vida día a día, hasta en los ratos “libres”, con charlas de pasada que a veces solo duraban cinco minutos. Este lugar nos fue recibiendo cada vez más y con esto nos fue regalando la capacidad de conocer de un modo más profundo y desde adentro, su dinámica, su funcionamiento, sus familias, sus alegrías y sus tristezas. Nos permitió contemplarlo desde el silencio de la oración y también hizo arder nuestros corazones al celebrar con mucho lío, gritos y canciones tanto bien recibido.

Me volvió a recordar que lo lindo de compartir la vida es hacerlo de igual a igual y que de nada sirve tratar de comprender la realidad del otro sin compartir, frente a esa realidad, también la mía. Es básicamente la palabra COMPARTIR la que resume mi semana en Raigón y la actitud, frente a la misma, de seguir gozando y celebrando el regalo de la vida.

Innumerables son las vivencias y las caras por las cuales agradecer a Dios su presencia, en especial por las de mi grupo misionero que me acompaño en este hondo proceso y con quienes compartí tanta alegría durante la semana, pero por sobre todo, con quienes sigo cultivando las ganas de continuar nuestra misión en Raigón por dos años más.

 

¿Qué es la Red Juvenil Ignaciana?

La Red Juvenil Ignaciana (RJI) es una herramienta que promueve en los jóvenes el crecimiento en una fe cristocéntrica que los lleve a un compromiso apostólico, con especial predilección hacia los más pobres y sintiéndose parte de la Iglesia.Red Juvenil

El objetivo de la Red es articular y dinamizar los movimientos y grupos de jóvenes ignacianos en Argentina y Uruguay.

Los grupos que conforman la RJI son formados por jóvenes de 18 a 33 años (aproximadamente). En general, los grupos son acompañados por Jesuitas, Religiosas y Laicos de Espiritualidad Ignaciana.

Además, la Red comprende cuatro pilares, sobre los cuales se propone a cada joven, hacer experiencia y crecer. Estos son:

  • Formación Integral: involucra cuestiones que ayuden al joven a crecer como persona, en su fe, su vocación y su servicio. Para ello, además de las instancias de formación que pueden darse dentro de cada grupo, la Red ofrece talleres de formación abiertos a todos los jóvenes de Argentina-Uruguay.
  • Espiritualidad: para crecer en interioridad e intimidad con el Señor, se ofrecen retiros, tandas de ejercicios espirituales, espacios de oración y acompañamiento espiritual.
  • Compromiso Apostólico: Se trata de espacios en los que los jóvenes puedan participar y comprometerse desde una tarea o un servicio concreto. Las actividades de servicio que se realizan dentro de la Red tienen una enorme variedad.
  • Comunidad: para ser parte de la RJI, es necesario ser parte de un grupo: la Fe del joven ignaciano es una fe que se vive y se comparte en comunidad. A su vez, la Red tiende puentes entre jóvenes de distinta procedencia, promoviendo una mayor conciencia eclesial.

 Una característica que identifica de modo particular a los jóvenes ignacianos es el estar en búsqueda. Los jóvenes ignacianos buscan encontrar a Dios inmerso en el mundo, para amarlo y servirlo en todo y en todos.

Después de la Misión San Francisco Javier

La semana pasada, jóvenes de toda la red Juvenil Ignaciana de Argentina y Uruguay estuvieron viviendo la Misión San Francisco Javier. Esta experiencia se realiza todos los años durante el mes de febrero. Este año participaron de la misma más de 100 jóvenes, que se dividieron en pequeñas comunidades, a lo largo de diferentes barrios y pueblos de la diócesis de San José, en Uruguay.

Compartimos aquí una entrevista que hizo Ecos Regionales Uruguay al Padre Ignacio Rey Nores SJ, que vive y trabaja en Montevideo, y dos jóvenes, Diego y Guadalupe, que compartieron la comunidad de misión con él en Trinidad.

¿Cómo vienen asumiendo esta experiencia llevada a cabo en el Interior del Uruguay?

-Guadalupe: Primero fue un desafío porque es un grupo de personas de diferentes lugares. Si bien en otros encuentros nos teníamos más o menos de vista, ahora es como empezar a formarnos en nuestra pequeña comunidad y luego poder salir a visitar las casas; quizá también a compartir vida y experiencias con las personas de Trinidad.

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Nos hemos encontrado con otras creencias, con otras religiones y lo rico es justamente eso, el compartir vida. Nos han recibido de maravillas, la generosidad que ha tenido la Parroquia Nuestra Señora de Luján –tanto el Padre Gabriel, como las Hermanas y toda la comunidad- ha sido una caricia al alma, porque sin conocernos nos han llenado de cariño y nos han acompañado en todas las actividades que realizamos.

 -¿Qué tal la misión? ¿Cómo calificas este contacto con la comunidad trinitaria?

-Diego: La misión significa enamorarse y ser parte de la comunidad. Este año y por tres años va a ser acá en Parroquia de Luján en Trinidad, donde nos han recibido en forma espectacular. No nos imaginamos que fuera así, nos han acogido muy bien y por eso el agradecimiento a la Diócesis de San José donde existe tanta preparación y participación de los jóvenes.

Nosotros salimos a misionar con jóvenes de Trinidad, que están involucrados, de ahí que estemos muy agradecidos y felices porque vemos a esa Iglesia que quiere salir a misionar, como dice el lema de la Diócesis de San José.

 ¿Qué le plantean a la gente en esta misión?

-Diego: Lo primero ha sido conocernos, vamos a estar tres años compartiendo con la gente, llevando la Buena Noticia del Evangelio, estar con ellos. A veces es necesario solamente escucharlos, otras veces es necesario una palabra de aliento, hacer un lectura, bendecir las casas.

Eso lo hacemos en la mañana, y en la tarde la idea es participar en los talleres. Ahí va la parte de nuestro lema que es Vengan y Vean. Saben que están los misioneros, pero que no se queden solo con eso, sino que vengan y vean lo que es la misión, los talleres y con ellos profundizar un poco más en la lectura del día.

 ¿Cuál es el mensaje que pueden resumir, dirigido fundamentalmente a los jóvenes?

-Guadalupe: Que confíen en ellos, que confíen en sus sueños, que vengan y vean a este Cristo que nos está buscando.

– Diego: Me sumo a ese mensaje de Guada y agrego que se insiste con que la juventud está perdida, pero creo que en Trinidad hemos conocido lo contrario. La juventud en este lugar no está perdida; hay más de 30 jóvenes participando en los talleres, así que, como dice el Papa Francisco, que salgan y hagan ruido, se manifiesten y crean en Jesús.

¿Qué es lo que has vivido estos días en Trinidad?

Ignacio Rey Nores SJ – Lo que me ha tocado en la Parroquia de Luján es ver una Iglesia de puertas abiertas. Como nos reciben a nosotros los misioneros, recibe día a día, fin de semana a fin de semana, una gran variedad de personas –niños, jóvenes, adultos- y de actividades.

A mí me pasa como párroco que también uno tiene que generar actividades donde se facilite el encuentro con Jesús. Y esas actividades de catequesis, de rumbear la palabra de Dios, de salir al servicio, lo que hacen los Vicentinos, lo que hacen las Hermanas, todo eso genera una atracción en la comunidad que quiere estar, que quiere sentirse parte.

Entonces, me he encontrado con eso, con una Iglesia de puertas abiertas y también con un énfasis más diocesano de ser una Iglesia Misionera.

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Ese esfuerzo de sumarse a tantas actividades de misión, antes fue con los Oblatos y ahora venimos nosotros de la Red Juvenil Ignaciana, con el deseo de sumar a la comunidad entera a que salga a misionar.

Nos ha tocado salir mucho con los adolescentes y con los jóvenes de esta comunidad parroquial, y vemos cómo encaran estos pibes la misión, con experiencias como la de las Hermanas Pobres Bonaerenses del Colegio San José y con otras experiencias, con la misma fe, con el mismo deseo de salir a las casas para disfrutar de esa sintonía de querer anunciar a Jesús

Se Acerca la Misión San Francisco Javier

Del 18 al 26 de febrero, los jóvenes de las Red Juvenil Ignaciana estarán viviendo la Misión San Francisco Javier que inicia un nuevo ciclo en la diócesis de San José.

La Misión San Francisco Javier es organizada por la Red Juvenil Ignaciana de Uruguay. De ella participarán, este año, más de 100 jóvenes de Uruguay, Argentina y Chile.

El grupo misionero de los jesuitas comenzaron esta experiencia misionando en la ciudad de Melo, después se inició un ciclo de tres años en la Diócesis de Florida, otros tres en la de Tacuarembó, tres en la de Salto, tres en Mercedes y en febrero 2017 se iniciará un nuevo ciclo en la Diócesis de San José de Mayo, que comprende los departamentos de San José y Flores. El mismo se extenderá hasta 2019.

 La Red Juvenil Ignaciana de Uruguay está integrada por Jóvenes de Parroquias Jesuitas de Montevideo, Comunidad de Vida Cristiana (CVX), Universidad Católica del Uruguay, Jóvenes voluntarios del Colegio Seminario y del Liceo Mons. Isasa, Jóvenes de la Iglesia de Hnas. Esclavas del Sagrado Corazón, Jóvenes voluntarios del Colegio San Javier (Tacuarembó), entre otros.

 Se lanza la misión

 La Misión San Francisco Javier iniciará este ciclo el 18 de febrero a las 18 horas en la Basílica Catedral de San José en una celebración que presidirá el Obispo de San José de Mayo, Mons. Arturo Fajardo y será concelebrada por los sacerdotes jesuitas que acompañan la misión.

Los jóvenes han seleccionado como lema para esta misión “Vengan y Vean”, tomado del evangelio de Juan, donde se narra un diálogo entre Jesús y sus apóstoles, allí le preguntan “Maestro, ¿Dónde vives?”. Jesús les dijo: “Vengan y vean”. Fueron y vieron dónde vivía. Eran como las cuatro de la tarde; y se quedaron con Él el resto del día”, narra el Evangelio.

 Los jóvenes se instalarán en diferentes localidades de la Diócesis: Rafael Perazza, Ecilda Paullier, Rodríguez, Raigón, Capurro, Trinidad y San José de Mayo. Allí visitirán las casas y ofrecerán los diferentes talleres y actividades que han estado preparando a lo largo de todo el año pasado.

Fuente: Diócesis de San José

Un lugar lleno de Dios: Misión RJI Santa Fe

Como todos los años, un grupo de jóvenes de la Red Juvenil Ignaciana Santa Fe, se traslada durante una semana del mes de enero al Recreativo Benito Legerén de la Ciudad de Concordia, Entre Ríos. Sin embargo, cada año y para cada ‘misionero’, la experiencia de encuentro con Dios en el otro se renueva y resignifica. Uno de sus participantes, Facundo Gorla, nos comparte su testimonio. 

Por Facundo Gorla

Esta no fue mi primera vez en Benito Legerén, tampoco mi primera misión. Pero sí fue mi primer recreativo, y tengo que decir que lo que se vive es distinto.

Al comenzar la mañana, te encontrás con el grupo y todos tienen buena onda. Llegas a la cocina y el grupo de servicio que le tocaba ese día ya tiene todo preparado para el desayuno. Se contagia la alegría, las ganas de salir al encuentro de los chicos. Lo que sigue es la oración, que te da las fuerzas para todo el día. Y luego comienza el tiempo de encuentro con los del Recreativos chicos: abrazos, besos y sonrisas por doquier.

 A mí particularmente me tocó estar en una actividad en la que no tenía tanto contacto con los niños, ya que mi tarea, junto a un grupo de mucha buena onda y ganas, era pintar algunas áreas del colegio. Sin embargo, esos chicos no mezquinan el amor. Cada vez que me veían, me saludaban por mi nombre y me daban un abrazo interminable que me llenaba de ganas de seguir trabajando por ellos.

 Con quienes sí tuve mucha cercanía en esta semana, gracias a Dios, fue con los chicos que viven en el hogar. Ellos tenían la tarea de acompañarnos en el grupo de pintura. Al final, terminamos nosotros acompañándolos a ellos. Es destacable la cultura de trabajo y la voluntad que tienen. Entre pinceladas, compartir con ellos desde la cercanía y se generaron conversaciones muy sinceras y profundas.

 Afortunadamente, pudimos terminar antes de tiempo con la pintura, y tuve la posibilidad de recorrer las otras actividades que se hacían simultáneamente durante la mañana: deportes, pileta, química y caminata, inglés, plástica y aula. Los “profes” (mis compañeros de misión santafesinos) me hicieron parte de ellas , y allí pude recibir incontables sonrisas y abrazos de los niños.

 Siguiendo con el día, después de almorzar las ricas comidas que nos preparaban Moni, Olga, Martín y las madres del colegio, teníamos tiempo de descanso para más tarde estar listos para salir a misionar. Estábamos divididos por grupos mixtos: generalmente había dos personas de Santa Fe y dos de Benito.

 Cuando uno sale a visitar casas, nadie le asegura que le vayan a abrir la puerta . Es salir en la presencia de Dios, con fe y esperanza, y aplaudir las manos en cada casa que vea. Y ahí, enfrentarse a la situación que cada lugar y cada persona te presenta. Nos abrieron muchas puertas y tuvimos la posibilidad de tener hermosas charlas, sobre la vida, el barrio, la familia, el trabajo… y sobre Dios. Es admirable como esas personas valoran y agradecen todo lo que tienen.

 Tras algunas horas de misión, volvíamos al colegio y nos encontrábamos con nuestros compañeros, con la sonrisa y el abrazo al flor de piel. Ahí se abría la oportunidad de compartir cómo había sido nuestra jornada.

Luego, todos los días compartíamos la misa o celebración de la palabra, según el caso. En ellas, la alegría de los cantos en comunidad reflejaba el estado del corazón de cada uno.  A la vuelta, ya en el colegio, preparábamos la mesa para cenar todos juntos, y para cerrar, la oración de cierre o exámen del día, en el que, el que quería, compartía qué le dejó ese día.

 Esto fue una breve descripción de lo que era un día tipo en el recreativo. Obviamente cada uno con su magia, con ese abrazo que te cambiaba el día, pero todos llenos de emociones. No alcanzan las palabras para explicar lo mucho que uno se lleva. Como decían mis compañeros en el fogón de la última noche, un “gracias” queda chico, para el grupo increíble que se formó, para los que llevaron adelante el mando de esta experiencia, para los que cocinaron, para los vecinos, para los chicos, para Dios, que sin duda alguna estuvo presente en cada una de las actividades que brevemente describí.

 Para cerrar, tomo las palabras de otro de mis compañeros: “Ese lugar, Benito Legerén, está lleno de Dios”.

Fuente: RJI Santa Fe

Jóvenes Ignacianos Peregrinando hacia la Virgen de los 33

Este fin de semana dos grupos de jóvenes “ignacianos” estuvieron, de modos diferentes, peregrinando a la Virgen de los 33 para celebrar allí la Fiesta de la Patrona del Uruguay: por un lado, jóvenes de JMI (Juventud Misionera Ignaciana) del Colegio Monseñor Isasa de Montevideo, con sus coordinadores, asesores y referentes de la Pastoral. Por otro, algunos jóvenes pertenecientes a la Pastoral de la Universidad Católica del Uruguay.

Para los jóvenes de JMI del Colegio Isasa, que están concluyendo su 6to año de liceo, fue primera vez que vivieron esta experiencia de Iglesia. La misma, no estuvo únicamente constituida por la actividad propia de la peregrinación, sino que también estuvieron de Misión en el pueblo de 25 de Mayo (en Florida, Uruguay) viernes por la tarde y sábado. El tiempo de misión culminó con una misa a la que se sumaron los niños y adultos del pueblo que habían compartido los talleres ese día, el grupo de peregrinos de la Pastoral de la Católica que llegaron hasta allí en bicicleta, y los sacerdotes jesuitas Ignacio Rey Nores y Eduardo Casarotti. Desde allí emprendieron la caminata hasta el Santuario de la Virgen de los 33, que se extendió a lo largo de unos 20 km.

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 Con esta experiencia, la gran mayoría de estos jóvenes han cerrado así tres años en el Movimiento, a los que se suman los tres años en el Movimiento Magis en Ciclo Básico (etapa anterior dentro de los grupos de pastoral del secundario en el Colegio Isasa). Todos ellos agradecieron especialmente el esfuerzo y la dedicación de sus asesores de movimiento, Renzo Biazzi y Florencia Artola, de la Hna. Nanci Yoris, Directora de Pastoral, y de todos sus coordinadores que los han acompañado a lo largo de estos seis años.

Como cristianos “jóvenes” han sabido compartir toda su vitalidad y energía, sus ganas de cantar, de jugar, de aprender de los otros, de la gente del lugar, pero también de cada uno de sus compañeros del movimiento en los distintos espacios para rezar y reflexionar juntos.

Como miembros de una juventud “misionera” han hecho realidad la invitación del Papa Francisco a ser una “Iglesia en salida”, una Iglesia que sale al encuentro de la gente, de sus realidades, de sus “tristezas y alegrías”; y allí estuvieron golpeando las puertas de las casas y también conversando en las veredas o en las mismas plazas, invitando a sumarse a las actividades en la capilla.

Como jóvenes misioneros también han profundizado en nuestro carisma “ignaciano”, poniéndose en camino, saliendo de sí mismos (“del propio querer, sentir e interés” en palabras de San Ignacio), y sobre todo haciendo la experiencia de Ignacio de andar y vivir “nunca solo/s”.

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Y, a la par de los chicos de JMI, un grupo de jóvenes de la Pastoral de la Universidad, más religiosas y jesuitas, se pusieron en camino para llegar a Florida. A diferencia de otros años, esta vez el primer día (el sábado) lo hicieron en bicicleta: desde Santa Lucía hasta Berrondo; y el segundo día (domingo de mañana), -como en años anteriores- caminando desde para llegar a la Santa Misa (Ver video) junto con nuestros obispos y toda la gente que, año a año, se sigue sumando a esta fiesta de nuestra Iglesia que peregrina en el Uruguay.

Agradecemos a Dios por esta experiencia tan “ignaciana” de ser peregrinos, recorriendo estos bellísimos caminos del interior de nuestro país, y por la gracia de “sentir con la Iglesia” que era tan vital para San Ignacio.

Testimonio de uno de estos peregrinos – Francisco Garcé

Lo que le pasó a Francisco Garcé tiene que ver con la experiencia de “perderse”. En el primer tramo de la bicicleteada, desde Santa Lucía hasta 25 de Agosto, en un momento Fran y la Hna. Mili Freire se distanciaron de los que iban más adelante y también de los que venían más atrás. Cuando se dio la indicación de desviarse por un camino de tierra para llegar directamente al camping donde se encontrarían con el otro grupo, estos dos peregrinos se perdieron del grupo, por lo que el P. Rey Nores fue a re-recorrer el camino hasta encontrarlos.

La importancia de la meta

Para mí la peregrinación fue de verdad una imagen de la vida, y cuando con la Hna. Mili nos perdimos, sentí lo que siento cuando me pierdo en un sentido más general: el dolor de no poder controlarlo todo ni acertar siempre. De esa experiencia me llevo varias cosas:

En primer lugar, que solo no puedo. Si el P. Nacho no hubiera aparecido para mostrarnos el camino correcto, probablemente Mili y yo seguiríamos pedaleando. Es muy importante dejarse confrontar, y para eso hay que bajar el ego y disponerse a escuchar (cosa que para mí no es nada fácil). No está mal que te peguen un bocinazo de vez en cuando.

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Después, como le comenté a Joaquín y a la Hna. Daniela, no tiene sentido pedalear si no sé hacia dónde voy. Por eso sentí tan fuerte la pregunta «¿en dónde tengo mi corazón?». De última, lo que me estaba preguntando es «¿hacia dónde estoy yendo?».

En la llegada de Nacho también identifiqué algunos gestos lindos. Pude sentir al Dios que sale al encuentro; que cuando me pierdo me sale a buscar para llevarme devuelta al grupo; que no me deja solo, y aunque no lo pueda ver, me acompaña.

Por último, experimenté la libertad de dejarme conducir por Él. La única manera que tenía de volver a «casa» o al grupo era si seguía al auto. Ese auto simboliza a Jesús. Él es el único que conoce el camino, que tiene el «google maps» de la vida. Yo lo quiero seguir en bicicleta, caminando y como pueda, confiando que hacia donde me dirige voy a ser feliz. Y lo fui durante toda la peregrinación.

Todas estas reflexiones tienen un denominador común: no importa cuán fuerte pedalees si no tenés claro hacia dónde vas.

 

EJI Regional en Resistencia

El fin de semana del 22 y 23 de Octubre se llevó adelante el tercer Encuentro Juvenil Ignaciano (EJI) regional en lo que va del año dentro de la Red Juvenil Ignaciana Argentina y Uruguay. De este encuentro participaron las redes locales de Resistencia, Corrientes Posadas y Asunción del Paraguay. Los 2 EJIs previos fueron en Córdoba y Montevideo.

Por Loreley Aguirre

El EJI Regional que denominamos «Tendiendo Puentes» fue el encuentro realizado en la provincia de Chaco los días 22 y 23 de octubre. Delegaciones jesuíticas, tanto de Corrientes, Resistencia y Paraguay fueron parte del evento. Durante estos días se realizaron actividades de catequesis, reflexión, trabajo en grupo y oración (personal y compartida). Tuvimos la posibilidad de conocernos un poco más, lanzarnos a la aventura de la misión y la procesión, manifestando nuestra fe y alegría por las calles de Resistencia.

Pudimos apreciar y conocer a Dios de una manera distinta, al estar abrazando a un desconocido con el cual teníamos muchas cosas en común, al llevar su palabra a cada puerta de las casas y al hacer que todos los de afuera puedan apreciar la emoción que el mismo genera en nuestros corazones.

«Tendiendo puentes» hizo posible que tres delegaciones se conviertan en familia, en amigos en Cristo. Hizo posible que nuestra memoria agradecida se expanda y haga llegar, a todos los que no pudieron asistir, la alegría de lo vivido y compartido. Los lazos creados por Dios dicen ser eternos y ojala esa fe que mueve montañas siga haciendo que todas las delegaciones se sigan uniendo para seamos un sólo pueblo.

CG36: ‘¡Escuchen a los Jóvenes!’

Algunas resonancias de la visita del Papa a los delegados jesuitas reunidos en Roma. 

Por Javier Vidal, SJ

 Al reflexionar sobre nuestra vida y misión hemos dialogado sobre los jóvenes. Sorprende como en los últimos años ha crecido en la Compañía el trabajo con jóvenes y el deseo de dar a conocer nuestro seguimiento a Jesús como una opción de vida.

 Las palabras del Padre General en su primera homilía nos invitan a seguir proponiendo el seguimiento a Jesús como proyecto de vida a los jóvenes que vamos acompañando en nuestras instituciones y redes juveniles. Nos dice: “No hay ninguna duda acerca de la necesidad de aumentar nuestra oración y nuestro trabajo por las vocaciones a la Compañía y de continuar con el complejo empeño de ofrecer la formación que haga de ellos verdaderos jesuitas, miembros de este cuerpo multicultural llamado a testimoniar la riqueza de la interculturalidad como el rostro de la humanidad creada a imagen y semejanza de Dios”.

 Al escuchar los compañeros en el pequeño grupo de reflexión, he recordado una de las prioridades apostólicas de nuestra provincia: “acompañar a los jóvenes”. Reconocemos que los jóvenes de la generación actual tienen grandes posibilidades de crear una sociedad más humana, pues aprecian profundamente la verdad y la libertad, cuestionan lo establecido, acogen la diversidad, son tolerantes, valoran las relaciones interpersonales, son solidarios y tienden a la red como interacción. Por otro lado, se enfrentan al desafío del debilitamiento de las instituciones sociales, incluyendo la familia que provoca desconfianza en los procesos sociales, individuales y colectivos, que inducen al escape, la violencia y el consumismo. Sin embargo, convencidos que somos llamados a anunciar la “alegría del Evangelio”, la cual “llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” queremos acompañarlos y anunciarles la persona de Jesucristo, animados por la fuerza del Espíritu, para testimoniar los valores del reinado del Padre, desde la Iglesia y en colaboración con otros.

 Hay un sentido de agradecimiento a nuestros compañeros jesuitas que cada día se gastan acompañando a los jóvenes y sus procesos vocacionales. Cuántas iniciativas que van impactando a esta nueva generación a través de las redes sociales, los encuentros grupales y los diálogos personales. Hay una nueva generación de jesuitas, que junto a religiosas y colaboradores, de manera creativa y entusiasta van trazando un camino lleno de esperanza para los jóvenes que andan con sed y muchas veces no lo saben. A ustedes, hermanos y colaboradores, los tenemos presente y les agradecemos su entrega y dedicación, pues son una de las razones por la cual se siente alegría y futuro en medio de estos pasillos de la CG.

 El propio Papa Francisco, en nuestro diálogo del lunes pasado nos invitó a seguir “escuchando con paciencia y creatividad a los jóvenes”. Él está convencido que las vocaciones existen y hay que ver cómo se cultivan. Nos invitó a ser creativos a la hora de presentar el seguimiento a Jesús y la Compañía, pues ahora tienen más fuerza las actividades misioneras y de tipo social que las reuniones semanales. Nos dijo con su tono inspirador y entusiasta: “escúchenlos y pónganlos a trabajar” .

Fuente y Foto: gc36.org

Encuentro Juvenil Ignaciano en Montevideo

Por Joaquín Mones e Ignacio Rey Nores SJ

El pasado domingo 25 de septiembre compartimos el Encuentro Juvenil Ignaciano (EJI) de los distintos núcleos de la RJI, en la Parroquia San Ignacio. Participaron voluntarios de los colegios Seminario y Monseñor Isasa (Montevideo) y San Javier (Tacuarembó) y de la Red Fe y Alegría; las Parroquias San Ignacio y Fátima; el grupo Vayven y de CVX; comunidades de las Religiosas Esclavas del Sagrado Corazón y de la Pastoral de la Universidad Católica..

Bajo el lema “Soñándonos desde la Misericordia”, vivimos un día de encuentro con el otro y con Dios.

Por la mañana, tuvimos un momento de bienvenida y dinámicas de integración, llevadas adelante por los chicos de la Parroquia San Ignacio.

Luego, los jóvenes participaron en un tiempo de formación sobre el que había muchas alternativas. Los cinco talleres que se llevaron adelante en la mañana fueron:

  • • “Misericordia y Acompañamiento” dado por el P. Javier Rojas sj;
  • • “Misericordia y Opción por los Pobres” por la Hna. Sofía Pombo aci;
  • • “Misericordia y Santidad de Vida” por el P. Germán Guidi sj;
  • • “Misericordia y Situaciones Límites” por la Hna. Nanci Yoris fi; y
  • • “Misericordia y Juegos” por el Lic. Leandro Folgar, del Colegio Seminario.

Todos los chicos quedaron muy contentos con lo que pudieron trabajar y compartir durante las dos horas que duraron los talleres. Destacaron la motivación que les había generado tener la posibilidad de elegir aquélla propuesta de reflexión que más les atrajera.

Luego del almuerzo a la canasta tuvimos un buen rato libre que sirvió para compartir los ecos de los talleres de la mañana y para seguir generando una mayor integración.

Cerca de las 15hs, tuvimos la grata visita del Cardenal Daniel Sturla, Obispo de Montevideo, que dio una charla en la que él compartió su visión de los jóvenes católicos de Montevideo y los desafíos que él ve. Durante este momento, dio tiempo para preguntas, comentarios, que fue contestando y a través de los que fue profundizando en su propuesta. Una propuesta que no nos era desconocida para quienes ya lo habíamos escuchado en otras ocasiones: “no ser cristianos achicados ni agrandados, sino cristianos contentos. No alcanza con ser buenos tipos con gran capacidad de amar y servir: lo distintivo nuestro es que hemos encontrado a Jesús y eso nos ha cambiado la vida. Y estamos invitados a anunciarlo.” Su presencia y calidez nos hicieron mucho bien y quedamos todos muy agradecidos del pastor que el Señor nos regala a nuestra diócesis de Montevideo.

Más tarde, después de un pequeño corte, generamos un rato de reflexión sobre la realidad de la Red Juvenil Ignaciana (RJI) y lo que implica la participación en la misma. Los asesores de los movimientos pastorales del Colegio Seminario llevaron adelante este momento del EJI, para el cual armaron cuatro “stands” o “postas” por las que los jóvenes, divididos en cuatro grupos, fueron pasando sucesivamente. En cada posta reflexionaron sobre las cuatro dimensiones que como RJI queremos crecer: espiritualidad, formación, servicio, y pertenencia eclesial. En el stand de Servicio, la propuesta era reflexionar sobre la Misión San Francisco Javier, que es “la” actividad de la RJI y que inicia un nuevo ciclo en 2017 en la diócesis de San José.

Luego de la merienda, pasamos a un tiempo más de contemplación y oración. Primero con una hora de Adoración Eucarística en el templo parroquial, preparada por CVX. A través de textos y canciones se hizo hincapié en la Misericordia de Dios. Durante la misma, se ofreció a los jóvenes la posibilidad de celebrar el sacramento de la reconciliación.

Tras este momento, se cerró el Encuentro con la celebración de la Eucaristía en la misa habitual de 19 hs de la Parroquia San Ignacio, presidida por el P. Javier Rojas, concelebrada por los PP. Germán Guidi, Ignacio Rey Nores, y Eduardo Casarotti.

Al finalizar la jornada, nos fuimos

todos muy contentos y agradecidos a Dios por el día que nos regaló, y llenos de buenos deseos para seguir trabajando como RED al servicio de la Iglesia, cuerpo vivo de Cristo.

 

Encuentro Juvenil Ignaciano en Córdoba

El pasado sábado 10 de Septiembre, se llevó adelante en la ciudad de Córdoba el Encuentro Juvenil Ignaciano (EJI) Regional. Del mismo participaron unos 60 jóvenes pertenecientes a grupos ignacianos del Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ), de la Parroquia Sagrada Familia y del Centro Manresa.

La actividad se llevó adelante en las instalaciones del Colegio y la Parroquia Sagrada Familia.

La jornada comenzó cerca de las 10 de la mañana, con una animación organizada por los anfitriones. El resto de las actividades fueron organizadas por los diferentes apostolados de centro Manresa, y tuvieron como consigna común el invitar a la reflexión y a compartir la experiencia personal de Misericordia.

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Luego de la bienvenida hubo un tiempo de oración y adoración. Al finalizar, los jóvenes compartieron el almuerzo, tras el cual hubo un breve tiempo de esparcimiento.

A las 14, volvieron a reunirse para prepararse para el tiempo dedicado al servicio y la misión. Esta actividad se llevó adelante en la misma parroquia Sagrada Familia y en dos de las capillas más cercanas. Allí, los jóvenes se dividieron entre quienes visitaron las casas de los barrios de puerta en puerta; y quienes llevaron adelante talleres para los niños y adultos que asisten a la catequesis familiar en ese horario. Este tiempo de servicio y misión estuvo atravesado por la pregunta: “¿A dónde llevar la misericordia hoy?”.

 Al regresar, y tras una merienda, se dedicó un tiempo, de algo más de una hora, a la Formación. La misma tuvo como título: “Ponerle el cuerpo a la Misericordia”. A lo largo de ella, los jóvenes se dividieron en pequeños grupos para compartir la experiencia de Misericordia en sus espacios de servicio cotidianos.

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Tras este espacio de Formación, los jóvenes se trasladaron a la Parroquia para compartir la eucaristía con la comunidad.

Sin embargo, el EJI no terminó ahí, ya que, al finalizar la misa, estaba organizada una “EJI-Peña”. En la misma, se presentaron varias bandas y solistas que musicalizaron la noche, mientras los participantes del encuentro compartían unos panchos y las resonancias de la jornada.

En general, la instancia transcurrió en el mejor clima de encuentro y trabajo en equipo. Para la Red regional de Córdoba, esta constituye la primera instancia de este tipo, y por ello ha significado un gran aprendizaje y crecimiento.