Vales más de lo que piensas

Por Fabricio Alaña E., S.J.

En el año 2006 Carlos G. Valles sj, nos regaló un pequeño y bello libro titulado ¨Vales más de lo que piensas. Los principios de la autoestima¨ Sal Terrae, Santander,2006). Me inspiro en el primer relato que nos pone para ayudarte a pensar a ti, joven, todo lo que tú puedes aportar al mundo cuando te sientes bien contigo mismo, cuando descubres los valores que hay en tí, eres un ser que con tu edad puedes alumbrar a la humanidad, no solo a los que están cerca de ti, eres sinónimo de alegría, de fuerza, de vitalidad, no solo de problemas cuando padres y educadores no saben conectarse contigo, de crítica cuando observas y haces comentarios a veces fuera de lugar, cuando sabes confiar y contar las cosas eres transparente, eres auténtico. No te desperdicies, ¨vale más de lo que piensas¨. No caigas en lo fácil, lo barato o la ruta más corta del placer, del poder, del falso valer.

La valía que hoy hablamos es la de la persona feliz, que se va desarrollando equilibradamente, aprendiendo de sus errores, de los aportes de los demás, de la tradición. De allí la importancia de la educación, transmitir los valores ya vividos y que han sido positivos, pero también de construir con otros nuevas propuestas que respondan a nuevos desafíos y preguntas. El éxito de esta persona desarrollada estará en descubrir su propio talismán.

Veamos:

Había una vez una ardilla, a la que le iba muy bien en la vida: subía y bajaba por los árboles, cogía frutos, escondía piñas, jugaba y hacía carreras. Sin embargo, se sentía poco satisfecha y quería saber más. Por eso se fue a ver a un hombre muy sabio y viejo de la aldea y le pidió un talismán que la convirtiera en la más sabia entre todos los animales. El anciano le dijo que, para hacer el talismán tenía que traerle las lágrimas de un león, la leche de una búfala, el cuerno de un ciervo y una serpiente viva y entera. La ardilla ni corta ni perezosa, le dijo al león que un cazador se había llevado a sus cachorros y le enjugó las lágrimas con su pañuelo cuando lloró; ordeñó con cuidado una búfala; esperó que se le cayeran los cuernos a un ciervo con la primavera; y con la excusa de medir una serpiente pitón, la hizo tumbarse junto a un palo, la ató y se la llevó al sabio anciano.

El anciano le contestó: ¨Ya tienes el talismán. El talismán es tu inteligencia. Tú has hecho las cuatro cosas más difíciles del mundo. Eres más lista que el león, la búfala, el ciervo y la serpiente. Lo que pasa es que tú no lo sabías. Ese es el secreto que tenía que aprender. El talismán es que sepas el talento que tienes. Ahora ya lo sabes. Vete y úsalo bien¨.

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