Testimonio de Misión – Misión San Francisco Javier

Por Emilia Ortiz

Animarme a vivir una experiencia de misión es uno de los mejores riesgos que pude tomar.

¿Por qué digo riesgo?

Porque hay veces que lo que uno no conoce, asusta. Y nunca había misionado. Pero encontrar la oportunidad de sentirse mensajero, de sentir que uno sólo es un medio, solo está por tirar una semillita pero confiando en que lo que ocurre en el corazón, que acepta ese mensaje y esa semilla, es algo mucho más grande fue algo para estar más que agradecida.

Saber que ese mensaje llegó a mi pero que debo compartirlo.

Y en ese compartir, sorprenderse con lo que uno siente, gusta, escucha y ve. Por supuesto que el primer día sentí ansiedad y miedo. No saber con qué me iba a encontrar, que tenía que decir, que debía hacer. Y ahí está el desafío, confiar que Él te va a ir guiando, se va a presentar en la amabilidad de la familia que te recibe, en el que se toma un tiempo para conversar, en las miradas y las sonrisas de los niños y de los jóvenes y por supuesto en el compañero de misión en todo momento.

Tantos gestos que lo reflejan. Vivir unos días que con el cansancio viene una recompensa enorme, ir llenando día a día tu corazón de imágenes, de palabras, de abrazos y de muestras cariño tanto de las personas que visitas o participan de los talleres como de la pequeña familia que se formó con la comunidad misionera. Y todo esto se va acumulando como recuerdos, detalles que durante tu vida diaria va a ser la energía que a veces necesitemos para seguir en lo cotidiano.

La felicidad con la que uno vuelve y sentir que se agrandó el corazón con todo lo recibido es un regalo. Al volver un amigo me dijo que no se puede vivir de misión pero lo que hay que hacer es volver la vida una misión, ahí estaba lo que me faltaba ver. No es sólo un regalo, es un desafío que inició con esta oportunidad pero que va a ser de todos los días. Hoy puedo decir que vivir una misión es algo que si uno se anima, no se va a arrepentir.

 

Un Recorrido por la Casa Natal de Ignacio

El santuario Loyola está edificado en torno a la casa torre de la familia de los Loyola. Se trata de un edificio de los siglos XIV-XV dividido en una parte inferior de piedra, que evoca su pasado de fortaleza, y otra parte superior de ladrillo que representa la evolución a una casa palaciega.

Te mostramos aquí un vídeo que hace un increíble recorrido al interior de la Casa Natal de Ignacio ¡No dejes de verlo!

Santuario de Loyola

Y además: ‘El Santuario de Loyola estrena página web’

El día 15 de octubre se publicó el nuevo sitio web del Santuario de Loyola, gracias al trabajo de un amplio equipo que ha trabajado durante meses para llevar esta tierra natal de San Ignacio al mundo digital de hoy. Loyola quiere ser un lugar de encuentro y acogida siempre y para todos, también en internet. Por eso esta nueva web se presenta en cuatro idiomas (castellano, euskera, inglés y francés), también en versión móvil, todo con un lenguaje actual en los textos, vídeos y fotografías.

La coordinación del proyecto ha corrido a cargo de Damián Picornell con la ayuda de Mertxe Martín y el apoyo de Koldo Alzibar, Superior del Santuario de Loyola. La oficina SJ Digital ha desarrollado la web y renovado la imagen corporativa, realizando un trabajo de gran calidad.

Deseamos que este nuevo recurso ayude a muchas personas a conocer Loyola y acercarse a la espiritualidad ignaciana.

La web está disponible en esta dirección:

santuariodeloyola.org/es/

 

Taller Psicoespiritual en el CEIA

El “Taller Psicoespiritual” ofrece herramientas y destrezas para integrar nuestra dimensión humana con nuestra experiencia de “la” Espíritu.

La propuesta consiste en recorrer un camino en tres etapas:

El TCP (taller de crecimiento personal), el Taller de Discernimiento y los Ejercicios Espirituales Tecepeanos.

• El TCP permite realizar un mapa de la propia psicología, compuesto por las dos caras del corazón: Herida y manantial.

• El Taller de Discernimiento ofrece herramientas para descubrir, en el mismo mapa, las invitaciones de “la” Espíritu y las trampas del mal, según las orientaciones de Ignacio de Loyola.

• Los Ejercicios Espirituales proponen abrirse a la experiencia del Dios que habita en lo más íntimo de la propia intimidad, y desde allí escuchar la invitación a la tarea del Reino, que atrapó y apasionó a Jesús de Nazaret.

Una clave importante para este proceso es integrar y armonizar los tres elementos de ese “tríptico”: El conocimiento de uno mismo, el seguimiento de Jesús, y el compromiso por un mundo más justo. Buscamos potenciar la plenitud humana(dimensión psicológica) desde una combinación de técnicas basadas en lo corporal. Dicha plenitud se cualifica con el encuentro con Dios (dimensión espiritual), y se realiza en el compromiso por la transformación del mundo actual desde el dinamismo de la justicia que brota de la fe (dimensión histórica).

Notas importantes:

• Recomendamos transitar las tres instancias en el orden que se proponen.

• Quienes ya realizaron el TCP en otros tiempos y lugares, pueden inscribirse directamente en cualquiera de las dos instancias siguientes.

11429893_1608331189450204_2242368141614292755_n

¿Qué es el TCP?

El Taller de Crecimiento Personal (TCP) es una experiencia que propicia un reconocimiento del proceso vulnerado (la herida) y el pozo de la positividad (el manantial). Como en todo taller, los participantes aprenden a usar herramientas que los capacitan y ayudan a limpiar su herida y potenciar su manantial.Seguimos el libro del jesuita guatemalteco Carlos Cabarrús, “Crecer bebiendo del propio pozo” (DDB, 10ª edición, Madrid, 2008). La metodología empleada es la formación teórica, la reflexión personal, el trabajo en grupos y la convivencia, además del acompañamiento del equipo.

La motivación más profunda del Equipo del TCP: Que cada persona descubra en lo más profundo suyo el enorme caudal de vida que posee, y que desde allí descubra que en ese manantial siempre ha estado el Dios verdadero, “el Agua Viva”, la imagen del Dios que Jesús nos regaló casi incesantemente. Un Dios que es quien me sana, me potencia y me invita a participar también de la “redención del género humano” y de la tierra, y a trabajar denodadamente por su proyecto neurálgico: Su REINO.

Éste es el camino que lleva a desarrollar plenamente la dimensión humana: Limpiar la herida desde el propio manantial, para pasar a la plenificación de la existencia que consiste en la capacidad de crear el amor y las condiciones del mismo. Por esto, el compromiso con el crecimiento personal, es un proceso continuo que sólo es posible si se nutre con el agua del propio pozo, el agua que nace del manantial interior, el Dios “más íntimo que mi intimidad”.

Taller de Discernimiento

Un breve recorrido por el Discernimiento Ignaciano, según las indicaciones del libro del P. Carlos Cabarrús, SJ, “La Danza de los Íntimos Deseos” (DDB, 2006).En su introducción se nos dice que “Ignacio de Loyola inventó una metodología para distinguir, para discernir –decía él– lo que contribuye a la vida personal y comunitaria, y lo que contribuye a generar el mal personal y del mundo. Es decir, de Ignacio podemos aprender a discernir la vida para descubrir, al evaluar lo que hacemos y al analizar la realidad, qué es todo aquello que contribuye a la vida personal y a la vida comunitaria, y a la vez darnos cuenta de cuál es el modo como contribuimos a generar el mal personal y del mundo.”

Guiados por este material, trabajamos sobre los descubrimientos del TCP en cuanto a los dos rostros del corazón, la herida y el manantial. Buscamos aprender a desmontar la culpa malsana y los fetiches (falsas imágenes de Dios), para introducirnos –teóricamente– en el lenguaje del encuentro con Dios, tratando de aprender a descubrir sus invitaciones.

Ejercicios Espirituales Tecepeanos

Para quienes han vivido la experiencia del TCP y quieren integrar la fe en su identidad reencontrada, los invitamos a caminar en la dinámica que implica el “tríptico psico–histórico–espiritual”: Un trabajo personal que hace descubrir el manantial, y en él, el Agua Viva –Dios– lanzándose a la solidaridad porque cada uno es agua para los demás desde una espiritualidad que me cura porque me comunica el amor incondicional de Dios y me lanza a la historia, y en donde el compromiso es escenario místico porque ahí puedo encontrar el rostro de Jesús.

Por otra parte, el dolor de los que sufren cura mi dolor… Es una dinámica cíclica, en donde lo personal lleva a lo espiritual y esto, al compromiso, pero a la vez, cada uno de estos aspectos se reorienta hacia los otros.

En este marco se inscriben los “Ejercicios Espirituales Tecepeanos” que ofrecemos: Una semana de silencio y oración al modo ignaciano, donde pasamos por el cedazo de “la” Espíritu todo lo que descubrimos durante la experiencia del TCP, con acompañamiento diario personalizado.

 Si quieres obtener más información sobre esta experiencia haz click aquí

P. Adolfo Nicolás SJ: ‘Las Universidades de la Compañía deberían ser lugares donde pudieran los políticos ir y hablar’

El pasado 12 de septiembre, el P. General, Adolfo Nicolás, mantuvo una conversación con el P. John Dardis, presidente de la Conferencia de Provinciales de Europa, sobre el Apostolado Intelectual que compartimos por este medio.

Padre Dardis:

Gracias, P. General, por concedernos este rato. Pensando en nuestras facultades de filosofía y teología, en nuestras universidades, en nuestras revistas culturales, ¿qué cree usted que la Iglesia espera de nosotros en este sector?

Padre General:

Más que lo que los obispos, o la Iglesia en abstracto, esperan de nosotros, creo que deberíamos preguntarnos qué quiere Dios que hagamos en nuestras Universidades. Porque es este tipo de discernimiento el que puede, en su momento, ser una ayuda para la Iglesia. A veces los obispos piensan que ya que los jesuitas están presentes en el mundo universitario, y que en él hacen un cierto trabajo pastoral, pues bien está lo que se hace. Pero nosotros no estamos muy satisfechos con esto. Yo creo que la universidad es una institución social, como se afirma muy claramente en Latinoamérica. Y como institución social tiene una responsabilidad frente a la sociedad, y eso es lo que justifica que nosotros debamos estar presentes en ella. Nosotros queremos, por medio de la universidad, ayudar a la sociedad concreta en sus valores, en sus perspectivas, en su visión de lo que es bueno para el pueblo, etc., y consiguientemente si estamos en una universidad debemos preguntarnos constantemente si estamos cumpliendo esta misión social. Entonces, controlar cómo lo estamos haciendo, unas veces viendo la marcha de los alumnos, otras veces mirando los resultados de los que terminan los estudios, dónde y en qué trabajan… y si no estamos desarrollando una función social, deberíamos pensar en trabajar en alguna otra cosa.

Padre Dardis

Retomando el tema de la función social, nosotros estamos muy comprometidos en filosofía y teología; qué decir sobre política, economía, sociología, todo este conjunto; ¿tiene algo que decirnos a los provinciales y superiores mayores, sobre el tema?

Padre General:

También en el pasado, el ideal era siempre estar presentes donde se presentan los problemas de la sociedad. Y ciertamente los problemas de la humanidad hoy no son teológicos o filosóficos. Por tanto hemos de formar personas que puedan estar presentes, juiciosamente presentes, en las áreas en las que se trabaja, que son la política, la economía, la sociología, la antropología, etc. Por tanto, creo que nuestras instituciones tienen que hacer un esfuerzo para preparar jesuitas, o desarrollar una más intensa colaboración con laicos, de modo que tengamos al antropólogo adecuado en el sitio correcto, y así el sociólogo o el economista. No cualquiera porque es de renombre o algo así.

Padre Dardis:

Y que piensa sobre la influencia en políticos, creadores de opinión, periodistas. Repito, tenemos un buen conjunto de facultades de filosofía y teología, de universidades. ¿Cree que estamos suficientemente dotados, que tenemos suficiente inquietud para llegar a las personas que pueden influir en la sociedad?

Padre General:

Creo que en la Compañía hay un cierto miedo a la política. Estamos tan temerosos de vernos envueltos en la política, hasta tenemos miedo a los políticos; y los políticos son personas como usted o yo. Por qué no podemos invitarles a un diálogo, a repensar con ellos sus obligaciones, y así otras cosas. Creo que la universidad es la mejor plataforma para invitar a los políticos para profundizar en un diálogo, ya que los niveles políticos de exigencia tienden a bajar poco a poco en todo el mundo. Tenemos políticos que están muy preocupados por el apoyo político del pueblo, por las próximas elecciones, etc., pero hacen muy poco por el pueblo que se supone que ha de ser su principal trabajo. Un amigo mío me sugirió, y yo le puse en contacto con el P. Michael Garanzini [secretario para la educación superior de la Compañía] que deberíamos promover foros de encuentro, que las universidades de la Compañía deberían ser lugares donde pudieran los políticos ir y hablar. Tal vez, incluso, podría en unos años desarrollarse en algún tipo de instituto, todavía de modestas dimensiones, pero con una clara función social. Estos intentos podrían llegar a desarrollarse de acuerdo con lo que nuestra historia y las capacidades de nuestra gente pudieran llevar adelante.

Padre Dardis:

En los últimos dos o tres años, usted ha sido aficionado al «aprendizaje en red» (E-learning), y creo que ha seguido un par de cursos en esta modalidad. Claramente el ‘E-learning’ es algo, digamos, muy popular en la actualidad. Es también una manera de trabajo en red de universidades e institutos de investigación. Tiene algún comentario o sugerencia sobre todo este tema del aprendizaje en red.

Padre General:

En primer lugar, debo decir que mi interés por ‘E-learning’ ha sido un tanto marginal. Si seguí un par de cursos, no fue porque quisiera promover este tipo de aprendizaje, sino por un puro interés personal. Uno de los cursos fue sobre la justicia, y el otro, sobre globalización. Lo que yo aprendí, – y aprendí mucho sobre esos dos temas concretos -, pero aprendí más acerca de la pedagogía, sobre la manera cómo los profesores manejaban la audiencia. El primer curso, el que trataba de la justicia, o más bien tenía ese título, era en realidad de filosofía de la política – filosofía política. Pero [el profesor] se las arregló para tener una enorme audiencia. Tuvo más de mil estudiantes y ha desarrollado el curso a lo largo de 30 años. Además se las arregló para que los estudiantes se relacionaran entre sí. Esto es lo que representó para mí un notable aprendizaje. Estamos acostumbrados a clases magistrales, pero, en este caso, había una reflexión en marcha entre los alumnos comunicada por medios informáticos. Aprendí mucho sobre esto y pienso que podríamos hacer algo así. ¿Por qué no desarrollar cursos en los que pudiéramos tener a los mejores del mundo, filósofos, o teólogos, o lo que fuera, y ofrecer un curso en un CD?

El acuerdo entre Harvard y el MIT [Massachusetts Institute of Technology] en Boston, fue precisamente, según uno de los presidentes, un esfuerzo para educar a quienquiera que tenga un ordenador. No se trata por tanto de ganar prestigio o más dinero, sino de extender lo que hemos recibido a más y más gente. Yo creo que esto podría dar acceso al aprendizaje a mucha gente, lo que justificaría bien el esfuerzo.

Fuente: sjweb.info/news

 

Día de la Familia – RJI Corrientes

El Festejo del ‘Día de la Fa­mi­lia’  organizado por la Red Ju­ve­nil Ig­na­cia­na presente en la Igle­sia Je­sús Na­za­re­no de Corrientes, se lle­vó a ca­bo el domingo 24 de octubre, jun­to a la co­mu­ni­dad en la ca­pilla San Héc­tor en el ba­rrio Ce­lia. Par­ti­ci­pa­ron cer­ca de 150 chi­cos que dis­fru­ta­ron de una ker­messe de jue­gos y en­tre­te­ni­mien­tos.

La jornada se lle­vó adelante con el apo­yo de la co­mu­ni­dad ba­rrial, que par­ti­ci­pó con do­na­cio­nes de ga­lle­ti­tas, biz­co­chue­los, ga­se­o­sas , y muchas cosas más, pa­ra que los ni­ños, ado­les­cen­tes y adul­tos presentes dis­fru­ta­ran de la me­rien­da.

“Pa­ra no­so­tros es im­por­tan­te re­co­no­cer el sí­no­do de la fa­mi­lia en nues­tra so­cie­dad, co­mo es­cue­la de co­mu­nión y de va­lo­res. Sa­be­mos que la fa­mi­lia jue­ga un pa­pel cla­ve y, aun­que a ve­ces de­te­rio­ra­da o en cri­sis, siem­pre se­rá pi­lar de la vi­da”, des­ta­ca­ron des­de la co­mu­ni­dad Ig­na­cia­na. El pa­dre Nés­tor Man­zur SJ di­jo al diario Épo­ca que el mo­tor fun­da­men­tal de di­cha ker­més fue­ron las fa­mi­lias y los jó­ve­nes vo­lun­ta­rios que com­par­tie­ron con los ni­ños en­tre­te­ni­mien­to sa­no. Se tra­ta de jó­ve­nes es­tu­dian­tes de dis­tin­tos pun­tos del pa­ís que ha­lla­ron su lugar en la Parroquia Je­sús Na­za­re­no.

Camino Ignaciano – Red Juvenil

en /por

El camino Ignaciano es una experiencia para todos aquellos jóvenes de Argentina y Uruguay que quieran dedicar un tiempo durante el verano para encontrarse con Dios y consigo mismo.

La experiencia completa dura diez días. Los primeros tres están ocupados por un Taller de Autoconocimiento. El mismo se compone de actividades grupales e individuales que le permiten a la persona conocerse un poco más a sí misma, en relación con las personas que los rodean, el universo que compone su vida, y con Dios. Durante los tres días, se forman ‘grupos de vida’ estables, que sirven para compartir entre pares, lo que cada uno va viviendo y sintiendo a medida que se suceden las diferentes actividades.

Los días siguientes al TAU son de ejercicios espirituales. El clima de la experiencia cambia. El ambiente se va inundando, del más profundo silencio exterior, a medida que los ejercitantes van haciendo más silencio en su interior. Quienes compartían la experiencia en el grupo de vida, se transforman, ahora, en silenciosos compañeros de camino.

Durante el TAU, las actividades son las mismas para todos los participantes. Sin embargo, durante la semana de EE EE, los ejercitantes se dividen en tres grupos. Un primer grupo de primera semana, que incluye algunos puntos de modos de orar. Un segundo grupo que hace Segunda Semana; y un tercer grupo que realiza las semanas 3 y 4 del mes de ejercicios.

Las temáticas de cada etapa, basadas en el libro de ejercicio de San Ignacio son:

1° semana: Principio y Fundamento. El Pecado. La Misericordia.

2° semana: el Llamado.

3°: Pasión y Muerte de Jesús

4°: Resurrección.

Cada uno de estos grupos cuenta con sus encargados de dar los puntos de oración. Al mismo tiempo, cada ejercitante cuenta con un acompañante espiritual, con quien conversar sobre lo que va despertando la y el silencio en el corazón de la persona oración a lo largo de los días.

Actualmente el Camino Ignaciano se realiza en tres puntos de Argentina: Tucumán, Córdoba y Mendoza.

afiches cig2016

 

Reflexión del Domingo 1° de Noviembre

Marcos Muiño sj

Hace unos días estaba conversando con un estudiante de la universidad cuando me preguntó si realmente era posible ser santo. Quedé medio perplejo. Uno no se espera escuchar la frase “ser santo” en los patios de la universidad cotidianamente, más que ver una estampita o por el nombre de santo de algún lugar, calle o institución. Seguimos nuestra conversa y le pregunté en qué cosas estaba pegado su corazón últimamente y me dijo que estaba muy metido en un movimiento de universitarios que buscaba trabajar en educación no formal para niños con acceso a una mala calidad de las escuelas. “Mi corazón se rompe cuando veo que hay gente como yo que no pueden estudiar bien y con oportunidades”, me decía. A propósito de esta inquietud comenzamos a hablar de San Alberto Hurtado, – justo en esos días había sido la conmemoración de los diez años de su canonización- , y recordamos cómo había sido este gran hombre, sus luchas por los niños de la calle, por los trabajadores y por los jóvenes. Y caímos en la cuenta que una sola cosa resumía nuestra conversa sobre este santo y era la pasión, una “terca pasión” por hacer el mundo más vivible.

En el Evangelio de este domingo, Jesús nos pone de cara a un gran programa de vida para todos aquellos que quieren vivir con un corazón insistente y apasionado por los demás. Jesús mismo vivió estas Bienaventuranzas como hoja de ruta de su misión y entrega. Es un programa que nos exige y desafía. Tres cosas, creo que transforman nuestro corazón en un corazón “terco” y apasionado por querer cambiar las cosas y hacerlas más precedidas la Reino: la CONFIANZA, la MISERICORDIA, y SED de JUSTICIA y PAZ.

Si queremos ser “tercos» y apasionados con alma de pobre tenemos que confiar en que Jesús camina con nosotros. No podemos solos. No somos superhéroes. Necesitamos pedir ayuda. Con otros la vida avanza, de lo contrario seremos unos cristianos ombligomaníacos con buena voluntad.

Un corazón “terco” y apasionado le hace caso a sus entrañas cuando se estremecen por el sufrimiento del otro. Cuando ve división, cuando se discrimina, cuando se excluye, cuando alguien llora. Un corazón misericordioso sabe dar y darse nuevas oportunidades. Sabe que no todo es perfecto, pero está convencido que Dios ni la vida se cansan de perdonar.

Un corazón “terco” y apasionado es un corazón sediento, inquieto. No descansa hasta hacer lo posible por construir un pedazo de la realidad más justo y humano. Es un corazón que hace lo posible para que la paz se haga realidad en aquellos lugares más oscuros. Si algún día nos desaparece esta sed de justicia y paz, no mereceríamos llamarnos Cristianos. Un Cristiano sin sed por hacer un mundo más vivible, no tiene sentido.

Hoy Jesús, al igual que con Alberto Hurtado, apuesta por nosotros para realizar su misión. Cuenta con nosotros. Y para ello nos da el mapa. Pero si no somos tercos y apasionados no podremos embarcarnos. Si Jesús confía en nosotros es porque algo de terquedad y pasión queda por explotar. Muchos hombres y mujeres, santos y santas, fueron tercos y no paraban hasta conseguir lo que buscaban. Eran movidos por una gran pasión, estaban encendidos. ¿Dónde tengo puestas mis terquedades y mi pasión?. Jesús quiere hacer mucho con esas terquedades porque sabe que es la única manera de trabajar por la justicia, ser misericordiosos donde se hace más difícil y aliviar el dolor del que sufre. Detrás de esto hay felicidad y Jesús lo prometió.

Pidamos la gracia, en este día de todos los santos y santas, para ser tercos y apasionados por el Reino, y para confiar alegremente en que lo demás vendrá por añadidura.

 

Laudato si’ y la ecología integral: No tener miedo

Pedro Walpole

“No tener miedo,” podrían haber sido las palabras introductorias del papa Francisco en su encíclica, ya que él nos pide que profundicemos, y no tengamos miedo de profundizar en nuestra vida diaria: “La paz interior de las personas tiene mucho que ver con el cuidado de la ecología y con el bien común, porque, auténticamente vivida, se refleja en un estilo de vida equilibrado unido a una capacidad de admiración que lleva a la profundidad de la vida” (n.225).

Al leer esta encíclica, crecemos espiritualmente en tanto que expresamos nuestra preocupación, actuamos con justicia ambiental y buscamos la reconciliación con el dolor de la tierra. Este es un documento vivo que encuentra su seña en el mundo de las decisiones políticas y de mercado a través de la necesidad de incrementar la solidaridad de abajo hacia arriba y el uso responsable de los recursos. Reflexiono sobre la encíclica, por tanto, desde el punto de vista de estos cinco temas clave: no tener miedo, profundizar, perseverar, el dolor de la tierra, y encontrar la marca.

De estos cinco puntos, los tres primeros son acerca de la conversión personal, y las dos últimas se centran en las injusticias, el consumo excesivo y la pérdida de la equidad en la sociedad actual. El dolor de la tierra se compone tanto del sufrimiento humano y la degradación del medio ambiente – son uno y el mismo llamado a la justicia. Y el objetivo de la encíclica es el poder de los mercados globales sobre el uso y distribución de los recursos naturales, que en muchos casos no tiene en cuenta igualmente las necesidades locales y la sostenibilidad global.

Escribo desde la perspectiva de Asia Pacífico, una parte del mundo donde hay economías de consumo en expansión, un crecimiento, inseguro, de clase media, un número creciente de pobres y altos niveles de explotación y riesgos ambientales. Estos riesgos pueden variar en relación a otras regiones, pero son específicos y reales. Las respuestas a las preocupaciones ambientales son mixtos debido a consideraciones políticas, incertidumbres financieras, el deseo por el crecimiento económico, la creencia en el desarrollo tecnológico y una intervención estratégica confusa. La región quiere triunfar en el mundo y Asia-Pacífico tampoco está exenta de algunas de las personas más ricas del mundo.

Mientras tanto, hay un sentido limitado de la cohesión social y el compromiso personal con la rendición de cuentas. Hay marginación, no sólo de los pobres en general, sino del mundo rural pobre y de las comunidades indígenas en particular. La producción de comida más globalizada, corporativa, se traduce en una pérdida de la seguridad alimentaria local y calidad de los alimentos, mientras que los residuos co-existen con el hambre. El agua es ahora una mercancía, y en muchos lugares no es un derecho. La biodiversidad y los ecosistemas se encuentran seriamente amenazados.

Ninguno de los flujos económicos o de los ecosistemas del mundo llegará a ser más sostenible e integrador, salvo que, uno a uno, cambiamos por la búsqueda de un estilo de vida más simple y que trascienda nuestras necesidades y las imágenes de éxito a través de una espiritualidad de la presencia y de la reconciliación. Tenemos que escuchar el llamado de nuevo y responder con la reflexión y la perseverancia, en solidaridad con los demás. Necesitamos, en este proceso, una actitud y espíritu que comparten en el gozo, la fragilidad y la paz de la vida; pero también necesitamos una comprensión de la ciencia, la ética y la gobernabilidad.

Tenemos el desafío de entender los mundos financiero y técnico, si la dimensión espiritual es conectar con ellos y ser una fuente de la reconciliación y la regeneración. El papa Francisco reconoce la necesidad del campo de la ciencia de “sumar todo lo que ha generado el conocimiento en las demás áreas del saber, incluyendo la filosofía y la ética social. Pero este es un hábito difícil de desarrollar hoy” (n.110).

Tenemos el desafío de manera similar a entender la ciencia y las complejidades del mundo físico. Tenemos que adquirir este hábito cuando vengamos de una perspectiva espiritual, con el fin de reflexionar partiendo del conocimiento generado por los demás y entender su papel integral en el desarrollo humano y la curación de la Tierra. Tenemos que llegar a un acuerdo con el lenguaje científico y asumir los frutos de la investigación científica, “dejarnos interpelar por ella en profundidad y dar una base concreta al itinerario ético y espiritual como se indica a continuación” (n.15). Las soluciones a la crisis del medio ambiente no son simplemente técnicas, pero desafían la humanidad en el nivel más profundo de ser responsable de la vida.

Los niveles de la explotación del medio ambiente y el riesgo se pueden expresar a través de los nueve límites planetarios, originalmente definidos en 2009 por un grupo de 28 científicos con el objetivo de “estimar un espacio operativo seguro para la humanidad en relación con el funcionamiento del Sistema de la Tierra” que se publica en Ecología y Sociedad (2009), Ciencia (enero de 2015), y en el Centro de Resiliencia de Estocolmo (enero de 2015). Estos límites planetarios están profundamente interconectados y su medición e impacto son inseparablemente tanto bioquímicos y sociales.

Podríamos preguntar, ¿qué tienen estos límites planetarios que ver con la espiritualidad? Estos límites son tan parte integral de nosotros y de la forma de vida de mis vecinos que la reflexión espiritual me lleva a la profunda preocupación en cuanto a lo que puedo hacer, y cómo evitar culpabilidad opresiva y la acción sin fondo. Me encuentro con estos límites cada día, pero no necesariamente de manera directa. Puede que no sean objeto de mi trabajo la preocupación de mi vida en el hogar o las necesidades que presento a Dios, sino que son intrínsecos a la mayor parte de lo que toco, como y compro. Estoy muy conectado con la integridad del mundo que estoy diariamente empujando y tirando de estos límites planetarios. Puedo pensar en una burbuja, pero no vivir realmente en una burbuja, sino en la atmósfera del planeta.

La espiritualidad nos permite abrazar el sufrimiento con ensayos personales o familiares y cuando pasamos tiempo con los pobres. Conociendo a los pobres como amigos y no sólo como los necesitados nos da una experiencia muy diferente de la vida. Participar de la vida de manera marginal no es tan difícil cuando tenemos este tipo de amigos que nos ayudan a entender lo que es. Las experiencias y necesidades de vida de las personas pobres se ven reflejados en la enseñanza del papa Francisco. Eleva estas preocupaciones para que sean escuchadas a nivel mundial, al tiempo que son comprendidas a nivel local. En el silencio del corazón de este hombre, que acompaña a los que sufren.

No tener miedo

¿Por qué no tener miedo? Todo un complejo de problemas ecológicos y sociales vinculados está empeorando; nuestros políticos están haciendo lo menos posible; y el consumismo crece día a día a medida que nos urbanizamos. ¿Qué diferencia hace una sola voz en un mundo de negación? Tenemos que empezar por la gratitud y la alabanza a Dios, no por enfocar los temas. “El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza” (n.12). A continuación, los temas se convierten en preocupaciones que se internalizan y actúan sobre ellas.

El papa Francisco habla de la contaminación, el agua, la energía, la biodiversidad y el clima en términos del bien común. Su espiritualidad y la solidaridad están capacitando, y comparte que “los hombres y las mujeres son todavía capaces de intervenir positivamente. Como ha sido creado para amar, en medio de sus límites brotan inevitablemente gestos de generosidad, solidaridad y cuidado” (n.58). El bien común está vivo pero necesita vitalidad – nuestra vitalidad.

Hay una profundidad del amor y de la vida aquí para todo el mundo, y los que tienen fe humildemente siente que este es un llamado de Dios: somos atraídos a hacer la obra de Dios en el mundo. Somos transformados en el proceso y experimentamos una mayor esperanza y un poco más de la integridad. Al mirar a las “raíces éticas y espirituales” de la crisis ecológica, nos encontramos con la liberación del miedo (n.9). Y cuando superemos la indiferencia y el miedo, se nos presenta una nueva misión; gratitud y alabanza resuenan de nuevo a medida que tratamos de servir.

Profundizar

Una vez nos encontramos con gratitud, lentamente nos mueve a la solidaridad y sentimos la capacitación crecer en nuestros corazones. Las actitudes cambian por deseo mucho más fácilmente que fuera de un imperativo moral. En última instancia, el amor profundo a la vida está abierto a una fe profunda en la fuente de la vida. Sobre la conversión ecológica, el Papa escribe: “Porque no será posible comprometerse en cosas grandes sólo con doctrinas sin una mística que nos anime, sin «unos móviles interiores que impulsan, motivan, alientan y dan sentido a la acción personal y comunitaria »” (n.216).

Otra forma en la que tenemos que profundar es mirar hacia el futuro mediante la transformación de la educación para todos. En palabras de la encíclica: “si se quiere conseguir cambios profundos, hay que tener presente que los paradigmas de pensamiento realmente influyen en los comportamientos. La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y la relación con la naturaleza” (n.215).

Profundizar más es también conseguir ampliar, conectando a más gente. Los jóvenes, en particular, quieren tener diferentes experiencias, conocer gente diferente, conocer el mundo como lo que es. ¿Cómo puede el joven que buscan fuentes de inspiración encontrar apoyo suficiente para actuar con un sentido del espíritu humano? ¿Cuáles son las estructuras sociales fuera de la escuela en la que dichos valores y aspiraciones pueden formar un entorno de trabajo para ellos más allá de los programas de fin de semana de reflexión y de la exposición a corto plazo?

Perseverar

El miedo y la sensación de fracaso destruyen tantas buenas intenciones cuando carecen de un compromiso inicial, mientras que los hábitos de estilo de vida roban la vida y la existencia de quienes son confiados e irreflexivos. Es difícil perseverar cuando no vemos ningún cambio concreto como resultado de nuestros esfuerzos y cuando las contribuciones de muchos son fácilmente destruidas, pero el compromiso espiritual y la solidaridad nos permiten ir más allá de lo que creíamos posible. Laudato si’ comparte esperanza y el profundo e integrador significado de nuestro modo de vida, que nos pueden llevar a el punto de la liberación y la transformación.

Las comunidades de práctica son lugares donde podemos vivir, con actividades simples, una relación con la creación y que nos da a todos la vida. La Iniciativa Satoyama, con sede en Japón, es compatible con las formas tradicionales de base local y en el que las comunidades gestionan y conviven con una forma de medio ambiente y no destruida por la actividad humana. Un creciente interés en un sentido más amplio del buen vivir está surgiendo en diferentes formas a nivel mundial. Buen vivir se basa en las ideas clásicas sobre una buena calidad de vida, pero con un enfoque específico en el bienestar dentro de la comunidad.

Incluso los períodos cortos de reflexión y conversación en la comunidad pueden ayudar a constituir la forma en que utilizamos la mayor parte de nuestro tiempo y para ser parte de “una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático” (n.111).

Aquellos de nosotros que vivimos una vida privilegiada, segura en todas nuestras necesidades básicas y podemos tener un poco más, debemos vivir con moderación y con generosidad hacia los demás. La generosidad más importante es la generosidad con el tiempo, la que nos permite experimentar lo que es vivir en los márgenes, dejando de lado nuestras propias obsesiones y contemplar la vida con los demás, servir y luchar por su beneficio. Este compromiso nos fortalece para el objetivo a largo plazo de “cambio profundo.”

El dolor de la tierra

Las historias de hombres y mujeres que trabajan en la tierra y que sólo han conocido una comunidad nos dicen cómo las cosas han cambiado. Si usted pertenece a una comunidad tradicional, tiene un patrón de comunicación diaria, conoces la tierra, el cambio de todos los céspedes, cada embarazo, nacimiento, matrimonio y muerte en relación con todas las personas de esa comunidad. Cada persona, joven o anciano, se dedica a las actividades comunes diarias y un conjunto común de las relaciones sociales. Hay mucho que aprender de esta experiencia de la vida en la comprensión de la integridad de nuestra acción en el mundo.

La experiencia personal es muy diferente para aquellos que vivimos y trabajamos en las ciudades modernas. Todos los días vemos imágenes y escuchamos los informes sobre desastres, guerras y pérdidas humanas terribles, contiendas económicas y política. Los medios de comunicación nos informan sobre la vida más allá de nuestra propia comunidad, pero también nos quitan poder, porque sabemos que los problemas son demasiado grandes para cualquiera de nosotros, demasiado complejos y, a menudo muy lejos para afrontar. Podemos compartir la experiencia de estos problemas, incluso si es sólo a través del tráfico y la contaminación, pero el efecto de esto es a menudo centrarse en nuestra propia necesidad de seguridad, nuestra necesidad de seguir avanzando –lo que sea que eso signifique.

¿Podría alguna vez tomar un día libre de mi ajetreo y seguir mi misma basura al final de su viaje, a qué lugares me guiará? ¿Qué aprenderíamos mi familia, mi comunidad y yo? Puede ser difícil de averiguar adónde van nuestras aguas residuales, pero ¿sabemos de dónde proviene nuestra agua, en primer lugar, dónde cae la lluvia en realidad? ¿Y qué pasa con los menos afortunados? La peregrinación a encontrar esas cosas es una experiencia interior, conocer a gente en el camino y ver sus vidas, hacernos preguntas y reflexionar profundamente. Pero, ¿nos ayuda a cambiar nuestras acciones?

¿Cómo podemos saber la complejidad de esta situación de una manera que nos haga actuar? ¿Cómo podemos lograr la justicia medioambiental y “escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (n.49)? No va a ser fácil pasar del “dolor de la tierra” a una nueva experiencia del “amor de los márgenes.”

Encontrar la marca

Nuestro marco actual de las negociaciones globales no permite el cambio de mentalidad que se necesita para hacer frente a las preocupaciones locales inmediatas de muchas comunidades. La profundidad de realización, el sentido de la conexión, y la esperanza que necesita ser compartida por los cambios en los sistemas económicos y políticos globales son insuficientes, precisamente porque esos cambios todavía no se han sucedido. Hay una fragmentación del pensamiento y de la toma de decisiones, y las realidades científicas, económicas y sociales no coinciden. Las estructuras políticas no están diseñadas para la intervención, ya sea a nivel local, como hacer frente a los efectos particulares de un desastre ambiental, o en el plano mundial, la aplicación de un impuesto sobre el carbono eficaz. Hay una llamada de un cambio fundamental.

Mientras Laudato si’ expone la demanda dentro de la Iglesia institucional para una ecología integral, la profundidad espiritual y un compromiso renovado en la fe y la solidaridad, que también participa diálogos y procesos de cambio global.

La encíclica imparte una energía para el cambio, para que las personas se reúnan en las calles y proclamen su solidaridad con la humanidad y el planeta necesitado. Da a la sociedad civil cierta influencia respecto a las elecciones nacionales que tendrán lugar en muchos países durante en 2016. El documento no va a alterar los resultados de las reuniones o elecciones, pero la participación del Papa se presta mejor al enfoque y la profundidad.

El mensaje es atractivo en un contexto secular, porque hay muy poco liderazgo en el mundo que comanda la esperanza. Francisco es la definición de una actitud y una cultura preparada para “hacer frente a esta crisis” (n.53). Agua, los diamantes de sangre, la energía, los refugiados – todos estos temas están conectados en este periodo de crisis profunda que requiere “decisiones valientes” (n.59) frente a las “criterios obsoletos que siguen rigiendo al mundo” (n.189).

Y porque Laudato si’ es inspirador y genera un impulso interior, mueve todas las generaciones a actuar, y los apoya no de forma piadosa pero de una manera apostólica. ¡Ahora tenemos un sentido de la espiritualidad y la solidaridad que es capaz de inspirarnos a nada menos que la conversión del mundo!

Fuente: EcoJesuit