E. Sicre: ¿Abiertos o Cerrados? Esa es la Cuestión

Calificar a alguien, a una institución o un grupo de abierto o cerrado nos suena bastante común. Ahora bien ¿qué significan estos calificativos? ¿Qué sentido toman en nuestra experiencia cotidiana?

Por Emmanuel Sicre sj

“Tudo que faço ou medito

Fica sempre na metade.”

(Todo lo que hago o medito

Queda siempre a la mitad).

F. Pessoa

Cuando uno tiene la experiencia de acercarse al algo desconocido surge con frecuencia un sentimiento de temor, acompañado de desconfianza y curiosidad al mismo tiempo. A nivel mental, personal, o ante situaciones raras lo primero que uno ve venir desde adentro es cierta resistencia. Es lógico que esto suceda en un principio porque es el trabajo de la conciencia. El tema es cuando una vez que, enfrentados a aquello, se nos pide una respuesta. Es aquí cuando uno se pregunta: ¿qué significa ser/estar abierto o cerrado? ¿Con qué criterios podremos decirnos abiertos al mundo, al otro, a lo divino?

Es común entre nosotros etiquetar ideológicamente personas, instituciones, opiniones o creencias como abiertas cuando manifiestan cierto progresismo en las ideas, o en sus actitudes más bien desafiantes y controvertidas, o cuando rompen algún molde social ‘abriendo’ nuevos horizontes.

Pero también hablamos de cerradas cuando prefieren temerosamente no sumarse a los cambios, o quedarse aferradas con reciedumbre a ciertos modelos y costumbres sin explorar las novedades, ni dejar que nadie les toque sus certezas atesoradas con el paso del tiempo.

Quizá no debería incumbirnos tanto esto porque cada quien tiene el derecho a relacionarse con la realidad como le salga y dando la batalla que tenga que dar. Pero sí sería útil que tratáramos de descubrir, para crecer en nuestro modo de relacionarnos, si es algo humanizante o no. Aquí podría haber un primer criterio a considerar. Porque, para ser más fieles a la realidad que se percibe a diario, bien notamos que hay muchos “abiertos” inhumanos, y muchos “cerrados” compasivos, y viceversa.

Esto me lleva a pensar que, si bien no puedo escapar siempre de las ideologías, porque se trata de la instancia donde el pensar se conjuga con nuestros afectos al tomar una dirección verbal y comunitaria, es necesario cuidar el modo en que establecemos esta relación con el otro y con el punto de vista con el cual no empatizamos. En este sentido, podremos descubrir que estamos ideologizados cuando seamos incapaces de la autocrítica y de movernos de nuestro punto de vista. Cuando concebimos nuestra creencia como un todo cerrado con un moño. Pero lo cierto es que si no vemos el espacio abierto que siempre existe, perdemos la posibilidad de crecer.

Por ello:

  • – Abiertos a lo humanizante y cerrados a lo deshumanizante significaría priorizar ante todo, lo vivo en el ser humano (que no es lo mismo que lo que abstractamente decimos con “vida humana”). Me refiero a tomar conciencia de aquello que me reclama, que me hace pensar, y que late dentro de nosotros y del mundo, especialmente activado por el sufrimiento propio y ajeno. Es decir, cuando algo me duele me está señalando la vida que hay en mí.
  • – Abiertos a lo humanizante y cerrados a lo deshumanizante sería algo así como vivir en la medianía de la búsqueda honesta (crítica) del sentido; venciendo temores paralizantes ante el error, la equivocación, el desacierto; confiando profundamente en el ser humano que somos cada uno; aceptar que hacemos lo posible y nada más; y arriesgando la imagen de nosotros mismos al renunciar muchas veces a nuestro punto de vista pero no a nuestra fidelidad. En el fondo es saber aquello que dicen decía Tomás de Aquino “que haya una verdad es indudable, que alguien la posea es inconcebible”.
  • – Abiertos a lo humanizante en todos los niveles: en lo personal, en la relación con los afectos propios y ajenos, en la vinculación con Dios y con las propias posibilidades, en las mediaciones institucionales a las que pertenezco y en los controles que me son dados ejercer. Cerrados a lo deshumanizante y no a los que creo inhumanos porque sólo me está permitido clausurar las puertas (y no para toda la vida) al otro cuando me hace violento a mí mismo, cuando me deshumanizo. Muchas veces no estamos preparados para todo y allí necesitamos la paciencia y la humildad de aceptar que salvar el mundo no nos corresponde.
  • – Abiertos a lo humanizante y cerrados a lo deshumanizante significa también cultivar una disposición a la perspectiva, sobre todo histórica, temporal además de espacial. Porque al tomar distancia de la realidad concreta podemos oxigenar los ambientes embotados de ideología y pensar y actuar transformando.

Está comprobado que lo profundo emerge en el decantamiento del tiempo, lo violento es fruto de la velocidad manipuladora e inmoral. Y esto porque la “aperturidad” es hija de la libertad. Esa que solo brota cuando la grieta de nuestra existencia le permite manifestarse como es y entrar en contacto con la libertad del Espíritu que nos soporta.

Retiro de Peregrinos Parroquiales – Mendoza

Dentro de la Red Juvenil Ignaciana de Mendoza, se encuentra el movimiento Juvenil Peregrinos Parroquiales, que si bien ellos tienen su trabajo en las diferentes parroquias de la Diócesis, realizan sus retiros y actividades en común en la Compañía de Jesús.

El Movimiento Juvenil Peregrinos en general tiene como fin “la conversión y desarrollo espiritual apostólico de la juventud, basada en los valores evangélicos, que pretende profundizar en un proceso creciente, vivido en COMUNIDAD y con sentido de Iglesia.”

En este marco, el pasado fin de semana se llevó a cabo el Oasis II (retiro espiritual) en la Casa de Ejercicios Espirituales San Ignacio de Loyola, para lo que la animadora Dana Costarelli comentó:

“El «Oasis» (lugar de vegetación y agua en medio del desierto) es un retiro que ofrece el Movimiento Juvenil Peregrino. Los Peregrinos Parroquiales todos los años ofrecemos el Oasis divido en dos partes a aquellas personas comprometidas en Parroquias, que ya han tenido un acercamiento previo a Dios. Nuestra misión es evangelizar jóvenes ofreciendo un proceso de conversión y espiritualidad. El primero fue en el mes de Mayo y el segundo en Agosto. En ambos retiros se realizaron actividades como: charlas (llamadas «flash» ya que son breves y buscan iluminar), misas, instancias de compartir en «dinámicas» (grupos de 3 a 5 personas), momentos de reflexión personal, etc. La invitación a los nuevos Peregrinos implica acompañar y dejarse acompañar persiguiendo el gran desafío de «unir la fe con la vida». Es así como muchos de nosotros logramos descubrir la presencia de Dios en nuestras vidas.”

Los Oasis brindan herramientas para seguir trabajando, no sólo para el movimiento sino para seguir caminando desde otra perspectiva.

Peregrinos es, como su nombre lo indica, un movimiento eclesial para jóvenes por el que, a lo largo de más de 40 años, han pasado entre 15.000 y 20.000 mendocinos.

 

aros olimpicos continente por colores

Deporte, Encuentro Fraternal y Paz en el Mundo

Los Juegos Olímpicos poseen una fuerza y un significado que va mucho más allá de lo estrictamente deportivo. Sin embargo, tendemos a perdernos y fijar la mirada únicamente en el medallero. Este texto nos invita a ir más allá de esos datos y darle un sentido más profundo a la gran cita deportiva.

Por Alfonso Alonso-Lasheras, SJ.

El deporte ha ido ganando terreno en nuestra sociedad actual y su proliferación viene avalada por dimensiones muy diversas: la salud, el ocio, los beneficios económicos de las marcas, la ambición, la crisis de identidades, la educación de la juventud, la integración social, los medios de comunicación… Una realidad polifacética que la hace difícil de encorsetar en un único juicio. No cabe duda de que es un camino para la educación de los jóvenes, es el origen de grandes alegrías para muchos, ayuda en la cohesión social, forja el carácter y es creador de identidad; pero también puede derivar en un mero y sucio negocio que justifica cualquier cosa, que sirve para alienar a las masas y que –cuando se meten por medio ambiciones políticas, económicas o raciales– pasa a ser fuente de discordias y violencias, como tantas veces hemos visto. Así el deporte se desvirtúa pasando a ser un medio, no de competición, sino de batalla. Por eso es necesario pedir y trabajar para que sea de verdad camino de encuentro fraterno y forjador de paz.

Paseando por Olimpia y contemplando sus milenarias ruinas, el Barón Pierre de Coubertin soñó que aquel culto al valor heroico, a la nobleza, al esfuerzo personal y a la dignidad del espíritu humano, podía resurgir. Creía que el deporte podía juntar cada cuatro años en algún lugar del mundo a mujeres y hombres de todo continente, raza y religión, para que demostrasen su fuerza, su valor y su destreza, dando lo mejor de sí mismos para honrar no meramente a su nación o a su familia, sino a la humanidad entera. Su sueño se materializó, por primera vez en la era moderna, en 1896 con los primeros Juegos Olímpicos, que él mismo denominó “de la paz”. Lo cierto es que el deporte, cuando no está contaminado de las mencionadas “impurezas”, esconde una doble dimensión profética y utópica.

Lo hace al mostrarnos en qué consiste la verdadera humanidad y dignidad de las personas, lo hace al revelar una gran variedad de valores y virtudes, lo hace al fomentar la utopía que invita a soñar con un mundo mejor, lo hace al empujar a darlo todo y a luchar por aquello en que se cree. Para ello se vale de cientos de historias concretas de sacrificio y superación que testimonian que es posible vivir con relaciones de verdadera afectuosidad, donde se busca que reine la justicia, donde se aceptan y perdonan las ofensas y errores de los otros porque se ha aprendido a aceptar sanamente la limitación y los fracasos propios y ajenos sin excusas, donde todo lo que se vive es absolutamente real sin lugar para esconderse y en coherencia con lo que se dice. Los diferentes deportistas que testimonian todo esto, son auténticos “apóstoles de la dignidad” y podemos llegar a pensar que el mundo iría mejor si todos tomásemos ejemplo de ellos.

Por todo ello, el lema ”Citius, altius, fortius” no es una invitación a mostrar la supremacía de unos sobre otros, ni a excluir a los más débiles sino que, acorde al espíritu olímpico, es un desafío no sólo para los atletas sino para todo ser humano, es una llamada a asumir la fatiga, al sacrificio en pos de las metas importantes de la vida, siempre intentando superar los límites personales y la dificultades que surjan. Porque la vida es como un gran partido en el que uno sólo se puede sentir contento si sabe que lo ha dado todo haciéndolo lo mejor posible. Porque en la vida, casi todas las cosas realmente importantes están cuesta arriba, empezando por la propia felicidad. Y es ahí donde el deporte nos enseña a todos a luchar y a desgastarnos por aquello que merece la pena.

Cuenta la leyenda que las ciudades griegas a las que retornaban atletas triunfantes con la corona de olivo sobre sus cabezas, derribaban parte de sus murallas para que entrasen por esas aperturas. Ojalá que el deporte hoy, como entonces, también sea herramienta que ayude a crear fraternidad, a tender puentes y a derribar muros.

Entre Paréntesis

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 28 de Agosto

Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14

 Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: “Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: “Déjale el sitio”, y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate más”, y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”.

Después dijo al que lo había invitado: “Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!”.

Reflexión – Gustavo Monzón SJ

En este domingo, la Iglesia nos invita a reflexionar en torno a la humildad. Este concepto, que no sabemos bien que quiere decir ha llevado a lo largo de la historia de la espiritualidad cristiana a innumerables equívocos. Para algunos, ha significado un negarse por completo todo atisbo de deseo, planes e intención. Para otros, no les ha permitido desplegarse. Otros han vivido la “espiritualidad del submarino”, completamente ocultos que de tan desapercibidos que pasan no se comprometen con nada. Y así muchos casos más.

Jesús al hablar de la humildad nos está invitando a algo más profundo que a una simple moral. Al poner el ejemplo del orden de los puestos, o de quienes son invitados, no nos está dando una lección de modales o de protocolo sino que nos invita a que vivamos en la verdad.

Para el cristiano, vivir en la verdad significa tener una actitud de apertura. Esto implica, ser capaces de recibir y entregar el don que nos ha dado para que plenifiquemos de acuerdo a lo específico de cada uno. Sin embargo, el fruto de ese don no nos pertenece, no lo cultivamos por interés propio sino que lo hacemos desde la alegría de ser invitado al banquete del Señor. En esta fiesta del Reino, somos colocados y esa es la fuente de nuestra felicidad y sentido de vida. Jesús al decirnos que no nos coloquemos en los primeros puestos, nos cambia la lógica. Nos enseña que la lógica de Dios es diferente a la nuestra y que en la mesa del Reino entran todos.

 En el contexto en el cual dice estas palabras, Jesús generó escándalo, rompió esquemas. Y esto mismo hace con nosotros en el día de hoy. Nos muestra que no está en nuestra capacidad y fortaleza el centro de nuestra vida cristiana, sino en el ver nuestra existencia como un regalo de Dios. En ese sentido, la humildad no está en esconderse, en achicarse, en no destacarse, en hacerse un cristiano mediocre y sin ninguna ambición. La verdadera humildad cristiana, pasa por aceptar la Cruz que la vida nos va poniendo, y seguir al Maestro, viviendo nuestra humanidad a pleno y en esa vida verdadera dar gloria al maravilloso amor de Dios.

Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Cuidar la Casa Común como Obra de Misericordia

La encíclica Laudato Si’ nos brindó una mirada integral de la relación entre fe, cuidado del ambiente y justicia social. Desde entonces, cuidar la casa común, el lugar donde vivimos, no es únicamente una actitud necesaria para conservar la vida, sino también una obra de Misericordia.

Por Ignacio Núñez de Castro, SJ. Catedrático emérito de Bioquímica y Biología Molecular. Universidad de Málaga

“Porque eterna es su misericordia” es el estribillo que, a manera de mantra, se repite en todos los versículos del Salmo 137 (136). En él se nos narra la historia de la misericordia del Dios que actúa en la vida de su pueblo, Israel. Me impresiona que una serie importante de los versículos de este Salmo estén dedicados a proclamar la acción de Dios en la Creación, como la gran obra donde resplandece su misericordia.

Allá se nos dice que “Hizo el cielo con maestría y forjó la tierra sobre las aguas, porque es eterna su misericordia”. “Hizo las grandes lumbreras: el sol que gobierna el día y la luna gobernadora de la noche, porque es eterna su misericordia”. Todas las grandes obras de Dios “están cargadas de un profundo valor salvífico” (Misericordiae Vultus, MV, 7). Teilhard de Chardin vio muy claramente esta íntima unión entre el misterio de la creación y el misterio de la redención, como expresión de la misericordia divina: “No hay Creación sin inmersión encarnadora. No hay Encarnación sin compensación redentora. En una Metafísica de la unión, los tres misterios fundamentales del cristianismo aparecen como las tres caras de un único misterio de misterios”.

Por ello resulta que tiene un gran sentido que la Bula del papa Francisco, (MV), convocando el jubileo extraordinario de la Misericordia (11 de Abril de 2015) haya precedido en poco tiempo a la publicación de su Encíclica Laudato si’ (LS) sobre el cuidado de la casa común, porque también, como nos dice San Pablo: “Sabemos que hasta hoy toda creación está gimiendo y sufre dolores de parto” (Rm 8, 22). San Pablo utiliza la palabra griega ktísis, creación, término técnico para indicar todo lo que ha salido de la nada, vivificado por el Espíritu. ¿Y por qué gime hoy nuestra creación, todo aquello que en el principio vio Dios que era bueno? La respuesta obvia es aquella que, sencillamente, nos dice que toda la creación, entregada al hombre (Gn 1, 28), -al que Dios ha sometido todo bajo sus pies (Sal 8, 6)-, está contaminada por el pecado y también necesita de la acción redentora de Cristo. Ya el Papa san Juan Pablo II nos alertaba que “el dominio sobre la tierra, entendido tal vez unilateralmente y superficialmente, parece no dejar espacio a la misericordia” (Dives in misericordia, 2).

Efectivamente, el dominio del hombre sobre la creación parece proclamar un «antigénesis» y ya todo “no es bueno”. Aquellos elementos constitutivos primordiales, aire, agua, tierra y fuego a los que la humanidad se ha referido durante tanto tiempo, desde Empédocles hasta la química moderna, están transidos del pecado del hombre y necesitan también la misericordia y la redención. El aire ha perdido su limpieza y su frescura por la contaminación química y radioactiva; el agua, a la que Francisco de Asís llamó “humilde, preciosa y casta”, ha perdido su pureza y está envenenada por metales pesados, agrotóxicos y xenobióticos; la madre tierra está siendo esquilmada y se nos queda pequeña; finalmente el fuego se escapa de las manos del hombre. El fuego es devastador a veces, pensemos en los incendios forestales; por otra parte, el combustible fósil es limitado.

El papa Francisco en el primer capítulo de la Encíclica, Laudato si’, habla claramente de todo lo que está pasando en nuestra casa y nos llama la atención: “Si la actual tendencia continúa, este siglo podrá ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas, con graves consecuencias para todos nosotros” (LS, 24). “Porque todas las criaturas estamos conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos de otros” (LS, 42). Francisco nos anima a ver la creación como obra de la ternura del Padre. “Hasta la vida efímera del ser más insignificante es objeto de su amor y, en esos pocos segundos de existencia, Él lo rodea con cariño. (…) por eso de las obras creadas se asciende «hasta su misericordia amorosa»” (LS, 77). Dios ama a todos los seres y a todos los perdona porque son suyos (Sab 11, 25-26) y reprende a Jonás irritado, porque perdió la sombra del ricino que no había cultivado, mientras Él se apiadaba de tantos hombres y de muchísimo ganado (Jon 4, 10-11).

Nuestro mundo es vulnerable y frágil, tan frágil como el ser humano a quien Dios le confía su custodia, mundo herido por nuestro pecado, pero “salvado en esperanza” (Rm 8, 24). Esa gran misericordia de Dios para con nosotros, debe despertar en nuestro interior los mismos sentimientos de Cristo Jesús y se deben conmover nuestras entrañas de misericordia ante un mundo gravemente herido. Una vez más el papa Francisco ha despertado nuestra sensibilidad. Personalmente, puedo decir que hace tiempo que me duelen el aire, el agua, la tierra y el fuego. ¡Ojalá! La calidez de las palabras de Francisco nos hiciera pasar del dolor de la visión del mundo roto, -la pasión ecologista- a la compasión cristiana de un universo que necesita sanación y nos comprometiera a una acción sincera y eficaz en el cuidado de la casa común.

Fuente: Entre Paréntesis

 

Final de una Etapa e Inicio de Otra

Al finalizar la formación en Teología en la Universidad Javeriana, de Colombia, el jesuita argentino, Alfredo Acevedo, escribe a sus compañeros de Argentina y Uruguay sobre la finalización de esta etapa y los pasos que seguirá por el resto del año.

Por Alfredo Acevedo SJ

Querida Provincia:

Han pasado dos años y medio desde mi llegada a Colombia para estudiar la teología. Un tiempo de mucho aprendizaje, no sólo académico sino también vital, existencial. Aprendizajes que, trabajando la mente, cambian el corazón.

El martes 7 de junio culminé mis estudios de teología en la Pontificia Universidad Javeriana, obteniendo el título de bachiller eclesiástico en Teología. Defendí mi tesis titulada “Creación y Palabra. La acción creadora de Dios por medio de su Palabra (Gn 1)”. Un trabajo interesante, que permite cerrar, de alguna manera, todo este tiempo de estudio aquí, en Bogotá.

Agradecido con la provincia colombiana, el domingo 26 de junio partí desde Bogotá hacia Roma, para continuar allí mis estudios en Sagradas Escrituras, en el Pontificio Instituto Bíblico. Me confío a sus oraciones para que este tiempo sea de mucho provecho para la misión.

Los acompaño desde una distancia cercana, unidos en la misma misión.

Noticias de Provincia

 

Reunión en la UCU con Autoridades de AUSJAL

AUSJAL continúa dando pasos en lo que refiere al desarrollo de proyectos comunes y colaboración entre las diferentes unidades académicas que la componen. Esta vez se han reunido en Uruguay para llevar adelante un proyecto de Fortalecimiento de la Cultura AUSJAL.

El pasado 13 de julio la Universidad Católica del Uruguay (UCU) realizó una reunión con las autoridades de la Asociación de Universidades Jesuitas en América Latina (AUSJAL) que participan en las distintas redes y proyectos de la misma. El marco de esta reunión es un proyecto de Fortalecimiento de la Cultura AUSJAL. El rector Eduardo Casarotti S.J. y el vicerrector académico, Ariel Cuadro encabezaron el encuentro.

Además, estuvieron presentes: Mariela Saettone, coordinadora regional del Grupo de Derechos Humanos; Mariana Marturet, de la Red de Homólogos de Responsabilidad Social Universitaria; Matías Ponce y Giorgina Santangelo, de la Red de Derecho a la Comunicación y Democracia; Pablo Landoni y Samira Sambaino, del Grupo de Editoriales Universitarias y del Grupo de Trabajo de Bibliotecas; y Carolina Greising, enlace AUSJAL e integrante de la Red de Homólogos de Cooperación Académica y Relaciones Institucionales (CARI) quienes presentaron los logros de sus trabajos.

Durante el encuentro se acordó reforzar la presencia AUSJAL en la UCU, por lo que pronto destinarán un espacio en la página web del departamento “Internacionales” en donde se pueda informar sobre los avances de los proyectos AUSJAL.

Fuente: AUSJAL

Misioneros y Universitarios en la Amazonia

La Iglesia se acerca a los lugares más alejados y marginales de nuestro continente…

A mediados de Julio, la arquidiócesis brasileña de Manaos, capital de la región amazónica, fue sede del III Congreso Amazónico de Universitarios Cristianos. El encuentro tuvo como tema “La Misión de la Pastoral Universitaria en la Amazonia” y como lema “Fe, Ciencia y Solidaridad que transforma”.

En el congreso participaron más de 50 jóvenes de las archidiócesis de Manaos, Salvador, Belo Horizonte y Florianópolis, y de las diócesis de Macapá, Santarem y de la prelatura de Lábrea. En los tres días del encuentro se sucedieron las puestas en común, las mesas de debate, los momentos de oración… También hubo tiempo para una noche cultural. Todo para destacar el compromiso que los universitarios deben asumir en la misión en la Amazonia.

“La actuación de todo cristiano en la universidad debe ser siempre luz para la vida de los demás. Necesitamos adquirir conocimientos y usarlos para hacer de este mundo un lugar mejor. Especialmente en esta zona amazónica que necesita tanto nuestro cuidado y defensa ”, explicaba la universitaria Maria Estéfanni, estudiante de derecho en Manaos.

El padre Danilo Pinto dos Santos, de la Conferencia Episcopal Brasileña, dio testimonio de la experiencia de conocer “el rostro amazónico de la Iglesia”, manifestado “en la liturgia que desborda en todos los aspectos de la vida, en el compromiso con el destino del bioma de la Amazonia y de sus pueblos tradicionales, en el caminar unidos los diversos organismos y el pueblo de Dios, materializado en la cooperación mutua y en la comunión eclesial”.

Fuente: CPAL Social

‘Peregrinus’: la acogida al final del Camino

Por segundo año consecutivo, los jesuitas han llevado adelante su programa Peregrinus de acogida de peregrinos en Santiago de Compostela. Este año insertos en ACC (Acogida Cristiana en los Caminos) y en estrecha y cariñosa colaboración con la Oficina del Peregrino, donde los voluntarios colaboran por turnos atendiendo a lo que se necesite y al mismo tiempo ofreciendo la posibilidad de acompañamiento espiritual a la llegada del camino.

El proyecto Peregrinus es un programa de acogida de la Compañía de Jesús ubicado en Santiago de Compostela. Esta iniciativa pretende dar una acogida a los peregrinos que llegan desde todas partes realizando el Camino de Santiago. Los que participan de este programa no solo reciben un lugar donde dormir y un plato de comida, sino un acompañamiento espiritual para reposar todas las emociones del camino: ratos de oración, acompañamiento de un jesuita y otras muchas actividades lúdicas y culturales que ayuden al que llega a Santiago a que su experiencia sea completa.

A Peregrinus acuden personas de todo tipo, especialmente grupos afines a la Compañía de Jesús: colegios, universidades… de toda España y de fuera. Pero también grupos y personas sin vinculación con la espiritualidad de San Ignacio. El año pasado durante el mes de julio se acogió a casi 1000 peregrinos de distintos grupos de colegios jesuitas de España, Italia y Malta, así como universitarios, y alumnos y jóvenes de colegios de religiosas de Espiritualidad Ignaciana.

Voluntariado y acompañamiento

Sergio García Soto SJ, responsable del proyecto, afirma que “la espiritualidad ignaciana es una espiritualidad no tanto de hospitalidad –hay otras congregaciones que lo hacen mejor que nosotros, como los franciscanos- pero sí de acogida de aquel que viene con una pregunta o con un deseo de encontrarse con Dios”. Y continúa: “Hay dos facetas que son claves en las espiritualidad ignaciana: buscar y hallar a Dios en todas las cosas, – en lo que pasa en la vida y también en el camino- y el discernimiento”.

Como el año pasado, el programa Peregrinus ofrece dos momentos de oración cada día: a las 17h (en la Capilla de la Oficina del Peregrino) y a las 22h en la Iglesia de San Agustín. Momentos que sirven para reposar la experiencia y compartir un tiempo de oración, cantos y silencio.

Los peregrinos están siempre atendidos por un equipo de voluntarios. Su perfil suele ser de universitarios que quieren regalar una parte de su verano a acompañar a los que llegan y hacerles la estancia más sencilla. A los voluntarios se les facilita una mínima preparación para que puedan realizar su labor de la mejor manera.

Revista Ecclesalia

Educar en la Tolerancia

¿Qué es la tolerancia? ¿Cómo la practicamos y construimos como sociedad? ¿Qué consecuencias tiene? Algunas preguntas para pensar y reflexionar sobre el tema en este texto…

Por Félix Palazzi

A menudo la tolerancia se restringe al simple ejercicio del soportar o resignarse, sobrellevando pacientemente las posturas contrarias. Esta limitación ha conducido al escepticismo, a la indiferencia, pues en los espacios en los que no se logran distinguir los matices y valorar la diferencia, impera el reino del “relativismo” y la desesperanza.

La manipulación de la verdad conlleva la distorsión de la realidad humana; cuando no hay verdad perdemos cualquier punto de referencia que pueda servir de orientación en la configuración personal y colectiva.

Existen sectores de la realidad a los que se presta mayor atención en nuestro quehacer cotidiano, ya que atraviesan una profunda crisis, por el ejemplo, la economía, la política etc. Así que casi inadvertidamente y de forma silenciosa nuestra crisis humana resiste las vicisitudes diarias, porque no se trata de una crisis sólo política o económica, es también y con igual importancia, una crisis humana. Solventar los grandes problemas económicos o políticos que nos aquejan sin prestar atención a nuestra humanidad fuertemente golpeada por la violencia, la exclusión o la mentira será apenas una salida a medias con fuertes repercusiones futuras.

Cuando al presidente de Ruanda le preguntaron si él creía que no volvería a presentarse una crisis genocida en su país, dijo tener esperanza solamente en la educación de las generaciones futuras. No hay ninguna diferencia entre el ciudadano común que asumió un machete para emprender una limpieza étnica o el funcionario que a quemarropa dispara contra un estudiante o la población civil, ambos creen estar convencidos de cumplir con su deber, incluso piensan que hay principios que los justifican, y están persuadidos de que hay una verdad que defender. Pero educar en la tolerancia es educar en la verdad, sin educación no habrá paz.

Hay generaciones que han crecido escuchando hablar en los espacios familiares y comunes de enemigos y oponentes; hay generaciones ignoradas y abandonadas a la dinámica sangrienta de la violencia (bastaría observar la cifra escandalosa de jóvenes asesinados en nuestros espacios populares). Todos piensan tener principios claros desde los que pueden justificar posiciones irreconciliables.

Educar es tan difícil e importante como gobernar, ya que comúnmente se piensa que educar o la vida política es siempre tarea de otros, de un presidente, del partido, la escuela o el maestro. Pero educar es despertar la pasión por la verdad, y sólo desde la verdad se acepta la diferencia y se valora la realidad de lo distinto que evita la intolerancia. La verdad tiene como criterio de veracidad a la justicia. No hay verdad donde hay exclusión, mucho menos, si ésta produce o esconde la injusticia. Educar es despertar la pasión por la diferencia, el encuentro y el diálogo. Una pasión de la que todos estamos llamados a participar.

Teología Hoy