CG36: Ahora es cuando Empieza

Por Gustavo Calderón Schmidt

Muchos preguntan cuándo termina. Seis semanas de trabajo, de compartir amistad, de intercambiar diversos fondos culturales. Los días transcurren lentos, pero se tornan más fructíferos. Lo iniciado ha tomado forma. Pero es que no termina, ahora es cuando empieza.

 La Congregación General 36 ratifica el espíritu misionero de la Compañía de Jesús para salir a las encrucijadas de los caminos e invitar al mundo entero a tomarse en serio el ministerio de la reconciliación tal y como Ignacio lo concibió desde sus inicios. En una sociedad donde pareciera que las diferencias y la agresividad quisieran hacer causa común para distanciar a los seres humanos, nosotros queremos renovar nuestro compromiso de tender puentes, de luchar por la paz, esa que no existe si no se alcanza justicia.

 La elección del nuevo Padre General y su Consejo ofrecen la garantía de remar hacia lo profundo, de ser audaces ante lo improbable, ante lo imposible. Es que nuestra audacia es profética. No se detiene, se dice que el jesuita está siempre sanamente insatisfecho, incompleto. Quiere apostar por el magis. Y para ello tenemos conciencia que es necesario ir a las fuentes de nuestra espiritualidad y poner mucho mayor empeño para vivir la gracia del discernimiento en común como modo nuestro de proceder.

 Como cuerpo apostólico nos toca hacer una revisión exhaustiva de lo que estamos haciendo y cómo lo hacemos. ¿Es que estamos llegando a los lugares donde Dios nos pide que trabajemos? ¿No estaremos meramente ocupando espacios, como nos lo ha sugerido Francisco al visitarnos hace unas semanas? Esta Congregación nos impulsa a ser honestos, realistas y capaces de desafiar lo establecido.

Hemos constatado que es solo desde una profunda relación con Cristo que podremos ver la realidad con sus ojos, y desde esa mirada lanzarnos a vivir la fe, esa que desde el ser contemplativos emerge para proponer actuar e incidir en el mundo. Si eso no ocurre, no somos fieles a nuestro legado espiritual. Es una fe que transforma de tal manera que convoca a muchos otros a desgastarse por el evangelio, alcanzando en particular las situaciones de injusticia que viven sectores considerables de nuestra sociedad. Cuando influimos en ello para mejorarlo, para forjar vida digna, entonces podemos sentir que somos mínima Compañía.

 Entonces, no termina, empieza la común tarea. Es que las Congregaciones se extienden una hacia la otra. Hacen memoria de las previas, y proyectan lo que unos años más tarde pudiera confirmarse en una nueva. Su tiempo estará medido por la implementación de sus documentos, de las grandes guías que ellos contienen. Cuando las comunidades jesuitas y las comunidades apostólicas se sienten a conversar, a discernir, a hacer suyos los decretos, cobrará vida lo gestado en Borgo Santo Spirito 4. Es hora de empezar. Los hombres de cinta verde volverán de a poco a sus terruños y llevarán un cumulo fraterno de experiencias compartidas.

Fuente: gc36.org

¿Cómo Tomar la Biblia para Acercarse al Dios Vivo?

‘¿Cómo contribuyen la lectura y las lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento, en una elaboración teológica integral (viva)?’ Compartimos una reflexión de Emmanuel Sicre SJ

Por Emmanuel Sicre, SJ

“Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”.

1Cor 2,10-12

Si asumimos con realismo que “la Escritura debe ser el alma de la teología» (Dei Verbum, 24), hay que preguntarse, entonces, ¿qué es para nosotros la Escritura? De modo tal que se pueda responder luego a la pregunta por el tipo de teología –búsqueda de Dios- que se deriva como consecuencia. En este sentido, se hace necesario plantearse la relación que establecemos en el acto de recepción del texto. Es decir, ¿cómo leemos/oímos (recibimos) la Escritura? Entonces, estos tres pilares son esenciales si se quiere profundizar en el significado profundo de la Escritura: el texto sagrado y su mundo, el creyente que interactúa con él, y lo que provoca el encuentro de ambos.

Por el contrario, evadir la responsabilidad de tomar en serio preguntas como estas deviene en situaciones lamentables. En efecto, si la Escritura es concebida como una “pieza de museo” dará una “teología de anaquel”. Si es asumida como “libro incuestionable” derivará en una “teología fundamentalista”. Si es un “libro de historia” provocará una “sociología de la religión”. Si resulta un “libro de recetas morales” dará una “teología de manual”. Si es una obra de “literatura fantástica” generará una “teología ficción”. El listado podría continuar. Pero, en definitiva, si la Escritura es tomada como un “libro muerto” solo habrá razones para una “teología muerta”[1].

Sin embargo, podríamos invertir la cuestión y preguntarnos: ¿Cómo deberíamos concebir la Escritura si queremos elaborar una teología viva? Es decir, ¿qué clase de lectura deberíamos hacer del Antiguo y del Nuevo Testamento para que la teología no se nos desgrane en mil especificidades inconexas que pierden su relación vital con el hombre? ¿No será acaso necesario hacer una teología del Dios vivo –parafraseando a Ireneo- para que el hombre viva?

En primer lugar, debemos comprender que la Escritura es Palabra de Dios revelada a los hombres. Asentarse en el binomio revelación-fe implica, por ende, asumir el texto bíblico en su conjunto como una comunicación incompleta de Dios al hombre hasta que lo veamos cara a cara (Cf. 1Cor 13). Y de la misma manera en que dicha dinámica de la revelación se debe comprender históricamente en su integralidad, no debe ser de otra forma la inteligencia que tengamos del hombre porque, justamente, la Palabra se hizo hombre. Entonces, para aproximarnos a la Palabra de Dios, hay que asomarse al misterio del hombre. Y lograr una teología viva que integre las distintas dimensiones de la existencia humana.

Esto nos lleva, en segundo lugar, a la necesidad de afirmarnos en una antropología que contemple al hombre todo en sus vínculos consigo mismo y con el mundo, con la cultura, la sociedad que constituye con otros seres humanos a través de sus acciones, y con la espaciotemporalidad que le brinda una existencia concreta en un lugar y en un tiempo también concretos de la historia de todos los hombres. Toda esta realidad amalgamada que es el hombre está en relación con Dios que comparte esta suerte al abajarse y ser uno más.

A su vez, en tercer lugar, si no se prescinde de esta complejidad que es el ser humano en relación con Dios, se podrá caer en la cuenta de que el texto de la Palabra revelada comporta también, no sólo al hombre, sino al misterio de Dios encarnado en la historia. Por eso, el Texto Sagrado será realmente tal si le concedemos a los hombres que nos lo transmitieron comprenderlos en su contexto histórico de producción. Es decir, en su vivencia personal y social de la Palabra viva.

Por lo tanto, la aproximación a la Escritura que lleve a una teología viva es la lectura viva (orante/integrante) de la Escritura. Esto significa, entonces, discernir en las palabras humanas la Palabra de Dios dicha encarnadamente. A su vez, no habrá teología viva si no se logra hacer el ejercicio de tránsito que lleve de un mundo (la cultura mediterránea del siglo I d.C., por ejemplo) a otro (la cultura latinoamericana del siglo XXI) en la pesquisa del Espíritu de la Palabra.

Conduce esto, por otra parte, al hecho de que la pluralidad de contextos antiguos en relación con la multiplicidad de contextos actuales no dará una teología, sino lo que siempre hubo desde el origen: teologías. Es decir, modos imperfectos de buscar comprender el misterio de Dios. En efecto, la pretensión de una teología de discurso único fantasea con la posibilidad de una única lectura, un único autor, una única experiencia, un único receptor, un único mundo, etc., inexistentes salvo por la fuerza y la violencia.

Finalmente, cabe preguntarse, ¿qué será lo que reúna la multiplicidad de lecturas en un horizonte de interpretación posible, coherente y vitalmente fiel a la Escritura? A lo que cabe responder: la acción del Espíritu. Pero, ¿cómo identificar en el corazón del creyente la dirección en la que el Espíritu lleva a buen puerto las hermenéuticas de la Palabra?

Para la cosmovisión cristiana el único norte es el de la Palabra encarnada en el mundo que asume en la persona de Cristo toda su plenitud. Por ello, para seguir la dirección del Espíritu de la Palabra hay que contemplar con los ojos abiertos sus acciones y mensajes que, leídos desde su propio contexto, darán un zumo de comprensión, una norma proporcional de interpretación a discernir, que iluminará nuestro contexto. ¿Para qué? para que el Espíritu, encarnándose nuevamente, pueda ser percibido por sus efectos en toda la creación y en la vida de cada hombre que lo anhela (Cf. Rm 8, 22-23).

Discernimiento del paso de Dios por América Latina

Relato del Encuentro de la Comisión Teológica de la CPAL, que se llevó a cabo en la Universidad de Loyola Marymount, en Los Ángeles, California, en el Mes de Septiembre.

Por Hugo C. Gudiel García – Coordinador dela Comisión Teológica CPALSJ

 Del lunes 25 al viernes 30 de septiembre, 13 miembros e invitados de la Comisión Teológica de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina (CPAL), realizaron su reunión anual en Los Ángeles, California (EE.UU). El encuentro se llevó a cabo en la Universidad de Loyola Marymount. Es la primera vez que la Comisión se reúne en EE.UU.

El tema de la Comisión para este año 2016 es, por tercer y último año consecutivo, El discernimiento del paso de Dios en la historia de cada una de nuestras realidades nacionales de América Latina. Y las grandes preguntas que se le imponen son: ¿cómo discernir hoy el paso de Dios en América Latina, concretamente desde cada una de las realidades donde vivimos? ¿Cuáles son las trabas coyunturales y estructurales que encontramos en ese paso de Dios?

Reunión Anual de Teólogos de la CPAL

Las ponencias y comunicaciones presentadas y discutidas fueron:

  • ‘La opción por los pobres en América Latina y el Caribe’, por Jorge Costadoat de Chile.
  • La lucha por la tierra en Brasil: signo del paso de Dios, por Jaldemir Vitório de Brasil.
  • Un modelo de expresión de la experiencia de esperanza: el zapatismo chiapaneco, por Raúl Cervera de México.
  • Genética cristiana de la Reconciliación de Luis Guillermo Sarasa, colombiano.
  • El amor se hace misericordia de Víctor Martínez, colombiano, presentada vía Skype.
  • Tierra y territorialidad en la concepción Guaraní y el reinado de Salomón en 1-2 Crónicas, de Guillermo Cabello, paraguayo.
  • Clericalismo: punto neurálgico de la reforma de la Iglesia de Allan Deck de Los Ángeles (USA).
  • Evangelización y misión en tiempos de Francisco a la luz de Evangelii Gaudium de Geraldo de Mori, de Brasil.
  • Interpelaciones de Francisco a la teología de la misión, de Manuel Hurtado de Bolivia.
  • Finalmente, Discernimiento histórico de la situación actual de Venezuela, cuarta parte, de Pedro Trigo.

Cabe destacar en modo especial la experiencia de inserción que tuvimos los miembros de la Comisión en el trabajo comprometido que realizan los jesuitas con los pobres de Los Ángeles. En Misión Dolores vimos una Iglesia de los pobres y para los pobres inmigrantes. Allí nos explicaron cómo funcionan sus Comunidades Eclesiales de Base; señalando sobre todo la solidaridad en el compartir.

 Ahí nos sentimos como en casa, con esa familiaridad y simplicidad que sabe ofrecer la gente sencilla que son las mismas características que hacen presente y actual a Dios.

Además, visitamos la impresionante y milagrosa obra de recuperación integral de pandilleros Homeboy; nuestro guía fue precisamente un expandillero ahora rehabilitado. Esta alegría y toda la experiencia de nuestro guía debe ser valorada teológicamente como gracia de Dios a los excluidos. Terminamos conociendo el colegio Dei Verbum, en esta ciudad.

Toda esta experiencia diversa de inserción nos da una mínima imagen de Los Ángeles desde otra cara y nos revela cómo esos pobres son sujetos de su historia, y cómo Dios está con ellos y en ellos en su caminar. Esa experiencia ha sido, en definitiva, el acto primero de nuestro teologizar como Comisión. Y, en cuanto tal, es una verdadera gracia de Dios.

Agradecemos hondamente a Allan Deck, a Eddie Fernández y a la comunidad de Loyola Marymount por la acogida, la delicadeza y las finas atenciones a cada uno dela Comisión durante esa semana.

Fuente: CPAL SJ

Superando Babel al Cantar y Rezar Juntos

Desde la experiencia de animar las oraciones de la mañana a través de la música, uno de los encargados habla de esta disciplina como un modo de romper las barreras idiomáticas y culturales para lograr una verdadera comunión en el canto.

Por José Fco. Yuraszeck Krebs S.J.

¿Será posible salir de Babel, entenderse y construir juntos otra ciudad que no se acaba?

Durante la Congregación General 36 de la Compañía de Jesús, se me ha regalado la posibilidad de participar en el equipo que anima cada día la oración de la mañana. Con la música, la escucha de la Palabra y de algunos textos ignacianos, con el silencio y la intercesión responsorial, los más de doscientos delegados de todo el mundo que participan de esta reunión se disponen al intercambio y discusión de mociones e ideas, a la redacción de documentos, y también a la elección de compañeros para ocupar alguna responsabilidad en la conducción de este cuerpo que somos.

La ayuda del equipo de intérpretes y traductores ha sido fundamental para poder entenderse, y para dar la libertad a cada cual de poder expresarse en la propia lengua materna. Son diversos los idiomas que se hablan. Hay tres oficiales: el inglés, el español (castellano) y el francés. Solo cinco de los delegados dicen no entender el inglés. La segunda lengua más hablada es el español, seguida -por lejos- del francés. La preponderancia de estos idiomas da cuenta de la colonización de los otrora imperios occidentales por todo el mundo. Aunque en buena parte de los países que alguna vez fueron colonias extranjeras se mantienen las lenguas locales, para poder comunicarse con el resto del mundo usan estas otras. ¿De qué maneras puede expresarse esta diversidad?

Aquí es donde, me parece, ha tenido un papel importante la música, tanto en los ritmos como en el lenguaje. Hemos cantado y hemos sido bendecidos en distintas lenguas: zwajili, guaraní, hindi, inglés, ruso, griego, catalán, árabe, lituano, alemán, latín, gujarati, japonés, coreano, chino, español, tamil… y seguro que se me van algunos.

Con las melodías y ritmos es un poco más difícil. Ya los instrumentos que tenemos a la mano – guitarra, violín, teclado – cargan la balanza hacia un cierto tipo de música. Además de los cantos de Taizé, que el menos en su melodía son más o menos mundialmente conocidos y existen versiones en varios idiomas, hemos intentado incluir ritmos de otras latitudes. Al comenzar la oración procuramos tocar alguna melodía para calmar los ánimos y aquietar las aguas. Hemos tocado música de Taizé, Pink Floyd, Cesareo Gabarain, Simon&Garfunkel, Julio Numhauser, Víctor Jara, Jorge Drexler, Cristóbal Fones, Fito Paez, Johann Sebastian Bach, The Secret Garden, Martín Valverde, Violeta Parra, y varios otros, combinando melodías explícitamente religiosas con otras que pertenecen a la música popular.

Esta experiencia me ha permitido valorar el poder de la música como constructora de identidades colectivas. El hecho de cantar juntos de algún modo produce o realiza a la comunidad que se congrega. Y, ciertamente, ha sido posible notar cómo al pasar las semanas los delegados han podido cantar juntos.

Francisco José de Roux, jesuita colombiano participante de la CG, y que ha colaborado por años en los diálogos de paz entre los grupos en conflicto en Colombia, habla de este grupo de congregados como una parábola del proceso de diálogo, unificación, reconciliación, encuentro, etc. que Dios quiere conducir en el mundo, entre grupos diversos, de distintas razas, lenguas y experiencias. Este hecho, según él, es lo más significativo de la realización de la Congregación General.

Fuente: otraciudadquenoseacaba.blogspot.

Espiritualidad de la Misericordia en el Contexto Cristiano-Católico

Una reflexión sobre la necesidad de una espiritualidad cristiana católica que verdaderamente acepte y refleje los dones de las mujeres.

Por la Hermana Mary Aquin O’Neill, RSM

Se habla mucho de espiritualidad en un mundo donde muchos insisten que son “espirituales” pero no son “religiosos”. Sin embargo lo que se entiende por espiritualidad no es siempre claro. La mayoría de los que escriben sobre ella indican que la espiritualidad implica un esfuerzo por integrar la vida propia y entrar en relación con una realidad que transciende el yo. En todas las formas de espiritualidad, este esfuerzo incluye prácticas que disponen a la persona a la transformación y a una comunión íntima con esa realidad.

Para los cristianos católicos, la transformación más importante que se puede desear es la que resulta al llegar a ser una creatura nueva en Cristo. La práctica esencial, en este caso, es la participación en la liturgia eucarística, que lleva al creyente bautizado a una unión cada vez más profunda con Dios, con la humanidad y con toda la creación en el Cuerpo de Cristo. Todas las otras prácticas de oración fluyen y regresan a esta práctica comunitaria: la meditación, el rezar la Liturgia de las Horas en alguna de sus formas, la lectura espiritual, el estudio de las Sagradas Escrituras, la recitación del Rosario, novenas, retiros, danza sagrada, etc. Las últimas palabras de la liturgia eucarística indican que la oración no termina con el culto, sino que se extiende a las obras de misericordia que llevan los frutos de la liturgia a la vida: “Vayan a amar y servir”. La espiritualidad de los cristianos católicos es, por lo tanto, transformadora a través de la participación como un solo cuerpo que se ofrece a sí mismo a Dios por Cristo y recibe la gracia necesaria para continuar siendo el medio de transformación para los demás a través de un servicio como Cristo lo hizo.

Sin embargo, los grandes escritores espirituales a través de los siglos nos han advertido que las prácticas espirituales cristianas no son disciplinas que se asumen a fin de lograr una meta que podría obtenerse por nosotros mismos. En última instancia, la espiritualidad cristiana consiste en aceptar dejar a Dios que, si nosotros cooperamos, actúe en nosotros, aceptando nuestra propia pobreza con humildad, confiando que Dios efectuará los cambios necesarios para liberarnos de los obstáculos a la unión.

Como cristianas católicas dedicadas al servicio de los pobres, de los enfermos y de los que no tienen estudios, las Hermanas de la Misericordia tenemos una espiritualidad que está moldeada particularmente por la interacción con las personas a quienes dedicamos la vida y con quienes vivimos. La transformación que buscamos pone de relieve el desarrollo de un corazón misericordioso o compasivo. Un corazón compasivo siente con el otro, se apropia la miseria del otro, como lo hace la lástima. Pero la misericordia, distinta de la lástima, no es simplemente una experiencia pasiva; es una virtud activa. Por esta razón, las Hermanas de la Misericordia se comprometen a aliviar la miseria, a abordar sus causas y a apoyar a todas las personas que luchan por su dignidad plena.

Como mujeres en la Iglesia católica, tenemos muchas de las dificultades que otras mujeres tienen con las formas oficiales de la oración católica. El lenguaje exclusivo de la liturgia hace que la participación de muchas sea penosa, puesto que parece que estamos excluidas de las imágenes centrales en el culto. Las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II eliminaron muchas de las fiestas marianas, y los cambios en el leccionario resultaron en la exclusión de un número de lecturas que mencionaban a mujeres en una función importante. Esto ha hecho que la oración litúrgica sea más centrada en lo masculino, privando a las mujeres de las imágenes de fuerza y santidad femenina. El número decreciente de sacerdotes hace que el acceso a la liturgia eucarística sea un reto algunas veces y presenta interrogaciones sobre cómo las personas a quienes conocemos y servimos—y nosotras mismas—seremos sustentadas espiritualmente en el futuro.

Sin embargo, otras generaciones de cristianos han enfrentado dificultades en cuanto al sostenimiento de su vida espiritual en tiempos de conflicto. Quizás nosotras, también, responderemos a los retos presentados por nuestro tiempo, llevando el espíritu audaz y humilde de la Magnificat de María a la lucha por una espiritualidad cristiana católica que verdaderamente acepte y refleje los dones de las mujeres.

Fuente: sistersofmercy.org

El Rol del Educador en la Revolución Educativa: Nuevos Retos en su Formación

El Director Nacional de Fe y Alegría Argentina ha publicado un artículo en el que reflexiona sobre la formación docente y la necesidad de que esta sea acorde a los desafíos que los maestros enfrentan al realizar su tarea.

Por Fernando Anderlic

En las discusiones que se mantienen en estos tiempos referidas al sin fin de problemas que nuestro país atraviesa en materia educativa, no pocas veces se trata a la cuestión de la formación docente como uno de los paradigmas que necesitan, de manera imperante, una reconstrucción urgente.

El problema de mejorar la calidad de la formación de los maestros y profesores se concibe, en ciertos ámbitos, como un problema de «consumo»: tienen que «consumir» cuanto curso se le ocurre a la autoridad de turno pues en los concursos impulsados por nuestra escuela pública se los valora fundamentalmente por la cantidad de certificados de cursos que tengan acumulados. Quizá por esta circunstancia, los docentes buscan en dichos espacios no tanto la cualificación de su enseñanza sino el certificado o «los puntos» para poder concursar y ocupar un lugar en el «escalafón». En muchos casos, de aquellos suelen salir con un discurso renovado, que repite sin el menor asomo de crítica las nuevas teorías consumidas mientras que en las aulas siguen enquistadas las viejas prácticas.

Formar adecuadamente al docente supone un cambio radical para transformarlo de «consumidor de cursos y talleres» (y repetidor de conocimientos y teorías) en productor de conocimientos y de soluciones a los problemas o situaciones problemáticas que le plantea la práctica. Hay que convertir al docente en el sujeto de su formación-transformación, si en verdad queremos incidir en la calidad de la educación y de las escuelas, capaces de humanizar la cultura y el país.

Este «nuevo rumbo» implica asumir un tipo de formación que transforme profundamente la manera de pensar, la manera de ser y la manera de actuar del docente, pues está claro que si bien uno explica lo que sabe o cree saber, uno enseña lo que es. Esta transformación pasa por un proceso de «des-educación», de revisión crítica de las concepciones y de la práctica. La idea es ir construyendo una nueva subjetividad abierta al cuestionamiento y al crecimiento personal, a la crítica reflexiva, al diálogo, a la tolerancia, a la diversidad, y al desarrollo integral de las propias potencialidades.

De ahí que la propuesta formativa debe orientarse a lograr docentes que más que aplicar conocimientos y rutinas burocráticas, sean capaces de pensar sobre el país, sobre la educación y de pensarse como docentes. Un pensamiento, por supuesto, que promueva cambios, que vaya generando soluciones. En definitiva, la propuesta formativa se debe orientar a hacer del docente un educador, un instigador del hambre de aprender de sus educandos, y un agente democratizador. Formarlo para que enseñe a ser, enseñe a aprender y enseñe a convivir en un mundo que pareciera transformarse cada vez más vertiginosamente. Seguimos educando para «el mundo que fue y que no parece ser»; proclamamos que deberíamos educar para «el mundo que viene» pero ¿nos cuestionarnos en qué medida el mundo que esperamos es verdaderamente el mundo que soñamos?

Fuente: lanacion.com

Reflexión del Evangelio, Domingo 6 de Junio

Evangelio según San Lucas 20, 27-38

Se acercaron a Jesús algunos saduceos que niegan la resurrección y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia se case con la viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y luego, el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les respondió: “En este mundo, los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casan. Ya no pueden morir porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, ‘el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”.

Finalmente ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección?”

Reflexión del Evangelio – Por Julio Villavicencio SJ

La resurrección pareciera que tiene dos cosas, una continuidad y una discontinuidad. La continuidad se da en la identidad de cada uno de nosotros, con todo lo que nos da esa identidad. No es solo alma, es todo lo que nos da identidad y en eso también entra el cuerpo, la mente, el alma. Pero también parece haber una discontinuidad, pues no será lo mismo que hemos experimentado en esta experiencia vital que todos compartimos sobre esta hermosa tierra. Y esto lo podemos ver en el Resucitado. Cuando Jesús resucitado se presenta ante sus discípulos, pareciera que en un primer momento cuesta reconocerlo. Esto nos habla de un cambio en Jesús, una nueva realidad. Ya no era el mismo que ellos habían conocido, pero en cuanto Jesús les hablaba, ahí podían reconocerlo. Quiere decir que había algo en Él que seguía siendo el mismo y permitía a sus amigos reconocerlo ¿Qué decir de esto? Jesús era el mismo y no era el mismo. Esto es como nuestra propia vida, si vemos una fotografía nuestra de cuando éramos niños podemos ver que ya no somos el mismo, pero al mismo tiempo ese niño, realmente somos nosotros. No podríamos negarlo. En tal sentido somos el mismo, pero al mismo tiempo, no somos el mismo de la fotografía. Hemos podido crecer, aprender, seguir viviendo experiencias de alegría, de placer, de amor, de tristeza y desolación. La vida ha podido vivirse como una fiesta o como una tragedia. O tal vez las dos cosas, como toda vida.

 “No es un Dios de muertos, sino de vivos”.

 Esta afirmación creo que es la puede guiarnos en todo el camino de la resurrección. Como entender la resurrección, como Vida. La Vida por excelencia. Es un absoluto de la vida, el culmen. Y este horizonte es lo que nos da esperanza. Trabajando en Colombia con refugiados y víctimas del conflicto armado, muchas veces ellos han experimentado demasiado dolor en sus vidas. Demasiado llanto y tristeza. Poder pensar que la vida no termina, sino que es como un río que un día comenzó y que su caudal crece y crece puede sostenernos en momentos de dolor, de desesperanza. Y puede en algún momento, sino darnos cuenta, volver a levantarnos de entre los muertos. Mostrarnos que la vida tiene sentido, más allá de las cosas que le pueden pasar a un ser humano. Ellos me han mostrado como se puede resucitar más allá de la barbaridad de las heridas en la vida. Y esa resurrección se manifiesta en transformaciones en sus vidas, en sus liberaciones y sanaciones.

 Incluso cuando vamos perdiendo nuestras fuerzas, estas las vamos reemplazando por la fuerza de Dios. “Ya no voy a ayudarte, pero rezaré por ti”, palabra que alguna vez me compartió un compañero jesuita ya anciano en su habitación de enfermería. Ahí su vida estaba cada vez más en las manos de Dios. Esa es nuestra Resurrección, ponernos en las manos de Dios cada vez más. Y en este sentido podemos seguir resucitando cuantas veces nos animemos a ponernos en las manos de Dios. Volver a levantarnos de nuestras tumbas de dolor y volver a creer en la vida. En una vida que no termina, sino que crece y crece, hasta que un buen día, es tanta vida que este mundo no la puede contener. Animarse a creer al estilo de Jesús, no como los saduceos. Estos estaban atrapados en la ley y en la tradición y no podían entender que Dios es el Dios de la vida. Abrirse a la Resurrección es también abrirse a la novedad del Evangelio para nuestras vidas. En Jesús resucitamos todos los seres humanos, esta es la gran novedad, la Buena Noticia de que la vida ha vencido a la muerte, siempre.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Llamada a la Solidaridad para Ayudar a las Víctimas del Huracán Mathieu

Los jesuitas en Haití han desarrollado un estrategia para ayudar a las personas que resultaron afectadas por el huracán que el mes pasado azotó al país caribeño. Para poder llevarla adelante, piden ayuda a la comunidad Internacional.

Por P. Miller Lamothe, S.J – Delegado del Provincial en Haití.

Los jesuitas en Haití están comprometidos con buscar soluciones para la crisis humanitaria que vive Haití luego del pasó del Huracán Matthieu por la isla por lo que se difunde su pedido de ayuda.

Situación de Emergencia

1. Situación general después del huracán Matthieu.

Del 3 al 4 de octubre del 2016, el huracán Matthieu de categoría 4 causó daños incalculables en varios departamentos del país, particularmente en los departamentos de la Grande Anse, Sud, Sud-Est, Nippes, Nord-Ouest y parte del departamento de lOuest. Se estima que más de 2.1 millones de personas en los departamentos de la Grande Anse, Sud y Nippes están gravemente afectadas de un modo u otro. Se habla de más de 1250 muertos y desaparecidos, varios miles de personas desplazadas y más de 500.000 personas sin techo. Todas las plantaciones y cosechas han sido destruidas y más de 350.000 cabezas de ganado han muerto. En los departamentos de la Grande Anse y del Sur, 95 % de las viviendas son totalmente destruidas o seriamente dañadas. La misma situación prevalece en las escuelas, las iglesias y los dispensarios comunitarios. Por falta de agua potable y de condiciones sanitarias adecuadas, la epidemia de cholera empieza a expandirse rápidamente. Más de 116.100 niños no pueden ir a la escuela a causa de la destrucción de las infraestructuras educativas.

De hecho, más de 1.4 millones de personas están en espera de ayuda de emergencia y de un acompañamiento para la rehabilitación de su vida et de su medio ambiento.

2. Intervención en dos fases. Después de algunas visitas en los lugares afectados, la Compañía de Jesús decide intervenir en dos fases:

A. Primera fase:

  •  Distribución de alimentos y artículos sanitarios
  •  Distribución de semillas, instrumentos para la agricultura y ganado
  •  Distribución de materiales de construcción (laminas, maderas, clavos, cementos…)
  •  Escuela (Infraestructuras escolares, materiales didácticas, cantina (alimento), apoyo a los alumnos (subvención de los alumnos).

B. Segunda fase:

Construcción de casas resistentes frente a los desastres naturales (cambios clímaticos) con una cisterna para almacenar agua para el uso doméstico.

3. Los lugares de intervención privilegiados por la Compañía de Jesús.

  • Cuatro municipios del Sur: Camp-Perrin, Torbeck, Saint-Jean-du-Sud et Port-Salut.
  • Dos lugares en la Grande Anse: Désormeaux, Anse-du-Clerc
  • Nord-Ouest: El municipio de Jean-Rabel

4. Llamada a la solidaridad y aportes económicos

La Compañía de Jesús hace una llamada a todos los amigos y benefactores que quieren solidarizarse con las víctimas del Huracán Matthew y les agradece de antemano por su apoyo.

El Servicio Jesuita para Migrantes (SJM) y Fe y Alegría serán las instituciones que canalizarán la ayuda hacia las zonas afectadas.

¿Cómo colaborar?

La Compañía de Jesús ha abierto una cuenta especial para recibir aportes económicos de quienes quieran ayudar con esta causa.

  • NOMBRE DEL BANCO: SOGEBANK
  • DIRECCIÓN DEL BANCO: 44, AVENUE JEAN-PAUL II (ANGLE AVENUE JEAN-PAUL II ET MARTIN LUTHER KING), PORT-AU-PRINCE, HAITI
  • SWIFT CODE: SOGHHTPP
  • NÚMERO DE CUENTA: 190001206
  • TIPO DE MONEDA: USD
  • NOMBRE DE LA CUENTA: LA COMPAGNIE DE JÉSUS
  •  BANCO INTERMEDIARIO: BANK OF AMERICA, MERRILL LYNCH, NEW YORK, USA
  • SWIFT CODE: BOEAUS3N?

Fuente: CPAL Social

 

De Souza Santos: Centroamérica Necesita de un Espejo a su Propia Medida

Aprovechando su participación en el 15 Congreso Centroamericano de Sociología, celebrado en la UCA de Managua, Nicaragua del 11 al 14 de octubre, entrevistamos al sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos para situar su propuesta teórica en el contexto de nuestra región, y así iluminar algunos aspectos de la realidad centroamericana de hoy y de ayer, sugiriendo caminos futuros.

Centroamérica necesita de un espejo a su propia medida

 ¿Qué se dice de Centroamérica en los foros sociales que usted ha apoyado con firmeza e imaginación? ¿Es una región que no destaca o que sólo se menciona como “patio trasero” de Estados Unidos?

Centroamérica es una de las regiones del mundo con imágenes más contrastantes. Una región de victorias exaltantes y de derrotas aplastantes. Por ejemplo, hoy es común decir que Centroamérica es la región más violenta del mundo, lo que me parece una exageración cuando miramos lo que pasa en el Medio Oriente. Por lo menos, debemos especificar de qué tipos de violencia estamos hablando. Es claro que la presencia particularmente opresiva del imperialismo norteamericano ha creado en la región mucha violencia, injusticias, sufrimientos y autoritarismo.

En Centroamérica se han experimentado formas de dominio imperial y de contrainsurgencia que después fueron empleadas en otros contextos. Como los “contras”, por ejemplo. Y el golpe en Honduras de 2009 contra el Presidente Manuel Zelaya fue un ensayo para golpes posteriores, como el de Paraguay en 2012 contra el Presidente Fernando Lugo y, más recientemente, el de 2016 contra la Presidenta Dilma Roussef en Brasil. Pero esta región es también la región donde hubo procesos políticos progresistas que movilizaron al mundo entero, como la Revolución Sandinista, y también intentos creíbles de refundación democrática del Estado.

En Centroamérica ocurrieron algunos de los procesos más brillantes y también más trágicos de la teología de la liberación, que fue una contribución progresista para el mundo. No menciono nombres ni me refiero a hombres y mujeres conocidos por todos y que tienen con justicia el título de mártires nuestros, porque no quiero correr el riesgo de alimentar la idea de que lo que sucedió en estos países no fue sino un vasto movimiento social en el que la gran mayoría de los héroes fueron anónimos.

Centroamérica tiene que reivindicar su derecho a la historia y a la memoria en toda su complejidad superando estereotipos que, de tan repetidos, se transforman en verdades para los propios centroamericanos. Centroamérica necesita de un espejo a su propia medida.

Necesitamos de otra ética, de otra política y de mucha imaginación.

Usted ha caracterizado el período actual como un período de transición. ¿Es un aspecto paradójico -quizás sólo de forma aparente- de ese carácter transitorio el hecho de que en Centroamérica veamos ahora el resurgir de los viejos mecanismos de opresión, de los viejos patrones regulatorios. Entre ellos, una remilitarización, donde el recurso al miedo vuelve a ser el principal mecanismo del que las élites se valen para mantener su dominio? ¿Siguen siendo éstas las soluciones no modernas que las élites dan a los problemas modernos? ¿Hay elementos nuevos de la transición en lo que vemos o debemos buscar esos elementos en el barniz de democracias formales que dan a esas formas de opresión un halo de legitimidad? ¿O debemos buscar los nuevos elementos en algunas de las reacciones masivas de los oprimidos, por ejemplo, en la migración y en el cuentapropismo o informalidad laboral?

Estamos en un período de gran agresividad del neoliberalismo global, estamos viendo el rostro más anti-social y salvaje del capitalismo de los últimos cien años. Se destruyen países para salvar el dólar y garantizar el acceso a los recursos naturales, como en Irak y Libia, o para garantizar que el gasoducto de Qatar y Arabia Saudí atraviese Siria para llegar a Europa. Los países europeos, que como países aislados tuvieron durante algún tiempo alguna autonomía en relación a Estados Unidos, están hoy, como Unión Europea, totalmente subordinados a los designios imperiales norteamericanos como estamos viendo en Ucrania, en la escalada peligrosa hacia una guerra nuclear, en una constante provocación a Rusia, en los tratados de libre comercio con América Latina…

En la primera década del nuevo milenio el continente latinoamericano fue un espacio de esperanza, de Venezuela a Bolivia, de Ecuador a Brasil, de Argentina a Paraguay y Uruguay. Y de repente, hemos pasado de luchas ofensivas para conquistar una democracia de alta intensidad a luchas defensivas para no perder la democracia de baja intensidad que todavía tenemos. El sur de Europa es otro trágico ejemplo. Las fuerzas antidemocráticas de derecha, sean las oligarquías de América Latina o la extrema derecha de Europa, están hoy a la ofensiva, apoyadas por la guardia avanzada de la globalización neoliberal, el capital financiero, y bajo la atenta presencia de la contrainsurgencia y el belicismo norteamericano.

La acumulación primitiva, violenta e ilegal, ocupa tanto las pensiones de los jubilados, como los salarios de los trabajadores, como las tierras y los bosques. Los sociólogos son buenos en prever el pasado y nunca el futuro, que depende de mil contingencias y de la creatividad insurgente, mezcladas con algunas contrariedades e inercias a las que llamamos estructuras. Los problemas modernos (libertad, igualdad, fraternidad) están cada vez más lejos de ser resueltos y las soluciones modernas (revolución y reformismo) parecen agotadas. Vamos necesitar de otra ética y de otra política y de mucha imaginación epistemológica para enfrentar estos desafíos. Decía Frantz Fanon que cada generación tiene su misión y o la cumple o la traiciona.

Han sido exitosos hechos a costa de la devastación ecológica

Como otros regímenes latinoamericanos, los de Centroamérica pasaron a ser nominalmente democracias formales en los años 90. ¿Ha encontrado usted en otros países latinoamericanos estructuras normativas no estatales que refuercen y hagan viable esa democratización y la profundicen, más allá de su mera formalidad procedimental?

Los gobiernos progresistas latinoamericanos de la primera década del milenio tuvieron éxitos enormes en la redistribución de la riqueza, en la educación y en la salud. Pero lo hicieron dentro de un modelo de desarrollo basado en una explotación sin precedentes de los recursos naturales.

Sin redistribución de la riqueza no hay democratización creíble. Hubo avances enormes en participación ciudadana, pero dependían de las políticas sociales y se hizo a costa de la autonomía propia de las organizaciones sociales. Lamentablemente, la participación fue secuestrada por la tentación del control del partido en el gobierno. Ese modelo de desarrollo se agotó después de provocar mucho y muy injusto sufrimiento a las poblaciones campesinas y a los pueblos indígenas, además de una devastación ecológica terrible. Hoy las clases medias precarias surgidas de las políticas sociales están frustradas y protestan en las calles muchas veces contra los partidos que las crearon.

La democracia real que hoy exigen los indignados

Centroamérica padece -no como riesgos, sino como realidades explosivas y en aumento- los que usted identifica como fascismos sociales. Sin embargo, hay otro tipo de fascismos que forman parte de la realidad en Centroamérica. En otras latitudes del planeta, ¿qué caminos han encontrado los movimientos sociales para enfrentar estos fascismos? ¿Qué caminos son probablemente viables para Centroamérica, una región donde, como usted ha dicho refiriéndose a otros ámbitos, el reformismo y la revolución no condujeron a la emancipación prometida?

Vivimos en sociedades que, a lo mejor, son políticamente democráticas pero socialmente fascistas. Esto es más que nunca el régimen ideal para el neoliberalismo global. Esta dualidad crea inestabilidad. ¿El futuro será más democrático o, al contrario, el fascismo pasará de régimen social a régimen político? Dependerá de nosotros. Cada generación lucha con las armas que tiene.

Vivimos un tiempo todavía muy cercano a la derrota histórica del socialismo real. Y hasta ahora no nos hemos recuperado. Un hecho que los medios occidentales ocultan es que todos los sondeos de opinión en los países de la Europa que fue socialista revelan que la mayoría de la población preferiría volver al sistema socialista. En algunos países como Rumania y Bulgaria las mayorías que anhelan eso son abrumadoras.

Nuestra generación tiene todavía un arma que no tenía hace cien años y eso nos lo han recordado los jóvenes de los movimientos de indignados cuando hablan de la “democracia real”, no la que tenemos, que convive confortablemente con el fascismo social, sino una democracia de alta intensidad que, entre otras muchas cosas, pasa por la democratización de los medios de comunicación, por una reforma tributaria en que los ricos paguen más que los pobres para financiar las políticas públicas, por Estados que se puedan financiar con impuestos y no con endeudamiento, por una reforma política que permita la participación de los ciudadanos fuera de los partidos políticos y sin la tutela partidaria (el cuarto órgano de soberanía), por la reforma agraria y por el control público de los bienes naturales, de los bienes comunes.

El capitalismo se ayuda del colonialismo y del patriarcado

¿Esos caminos pasan por la toma del poder estatal? ¿O cree usted, como John Holloway, que el Estado es en sí mismo desmovilizador y determina el proceso y el resultado de la acción?

Las características de la democracia real que mencioné exigen la toma del poder del Estado para poder transformarlo. La disyuntiva de Holloway no es la más importante. El problema no es el poder del gobierno por la vía del Estado. El problema es el poder social y el poder económico que controla el Estado. En los últimos treinta años, cuando la izquierda ha estado en el gobierno, controla el gobierno, pero no controla ni el poder social ni el poder económico. Y por eso acaba siendo expulsada del gobierno o desvirtuándose hasta convertirse en una derecha disfrazada de izquierda.

Usted ha explicado que el paradigma de la modernidad se asienta sobre dos pilares: la regulación y la emancipación. La regulación estabiliza las expectativas y la emancipación empuja hacia futuros posibles que rompen con lo establecido. ¿Dónde se sitúan las condiciones económicas en este esquema? ¿Tienen un doble signo? ¿Estabilizan y abren nuevos horizontes?

En mis trabajos más recientes muestro que la regulación moderna es todavía más compleja. El capitalismo es un modo de dominación que no puede actuar solo. Lo hace siempre con la ayuda del colonialismo y del patriarcado.

Esa articulación crea una línea abismal invisible y radical que divide nuestras sociedades en dos tipos de sociabilidad inconmensurables: la sociabilidad metropolitana, gobernada por la tensión entre regulación social y emancipación (la que permite estabilizar expectativas sociales) y la sociabilidad colonial, gobernada por la tensión entre apropiación y violencia (donde no es posible ninguna estabilización de expectativas).

El fin del colonialismo histórico no significó el fin del colonialismo. Más y más gente vive bajo la sociabilidad colonial (los fascismos sociales). Nuestras teorías políticas de izquierda fueron creadas en el presupuesto de que ya no había colonialismo y de que todo se resolvía manejando la regulación social y la emancipación social. No es así y pagamos un precio alto por no saberlo.

Propongo democratizar el conocimiento.

Centroamérica sigue teniendo como principal socio comercial a los Estados Unidos, que es también el principal -y ahora masivo- destino migratorio para un número creciente de centroamericanos, ya más de cuatro millones. Estados Unidos es socio de las élites y refugio de las masas. ¿Qué hay de estabilización y de emancipación en este movimiento migratorio?

Los migrantes viven en sociabilidad colonial en Estados Unidos (son tratados como colonizados) y en sociabilidad metropolitana cuando envían remesas o regresan a vivir a su país de origen (porque en esos casos son ciudadanos). Tienen una doble conciencia, algo semejante a la doble conciencia que Du Bois identificó en los negros de Estados Unidos a inicios del siglo 20. Decía Du Bois que, al contrario de los blancos en la sociedad norteamericana, los negros no tenían problemas, eran un problema. Los migrantes centroamericanos en Estados Unidos son un problema para la sociedad dominante. En Nicaragua tienen problemas como otro cualquier ciudadano.

La cuestión clave que debemos preguntar es “¿De qué lado estás?”

Finalmente, una pregunta cuya respuesta interesa a los jóvenes investigadores. ¿Cuáles son los temas medulares en América Latina? ¿A cuáles deberían los investigadores dedicarles más atención por su potencial emancipador?

En los últimos diez años he llegado a la conclusión de que a lo largo del siglo pasado construimos mucho pensamiento crítico en América Latina cuyo objetivo era desarrollar el potencial emancipador de las Ciencias Sociales. Los resultados no son brillantes cuando los confrontamos con las realidades vividas por las grandes mayorías del continente. Pienso que no necesitamos de otra teoría de la revolución. Necesitamos, eso sí, revolucionar la teoría, lo que no se logra sin una interrupción epistemológica.

Toda la ciencia moderna es eurocéntrica y por eso también las Ciencias Sociales parten de un privilegio epistemológico que les concede el monopolio del conocimiento riguroso. Ese monopolio ha tenido dos consecuencias negativas. Por un lado, nos convertimos fácilmente en intelectuales y teóricos de vanguardia. Y cuando la teoría fracasó la culpa se atribuyó siempre a la práctica y no a la teoría.

Por otro lado, ocurrió un masivo desperdicio de la experiencia social, que resultó en un menosprecio o en un desprecio total de los saberes que circulan en la sociedad, sobre todo en las comunidades, en las clases populares, en los movimientos y organizaciones sociales que luchan contra la exclusión, la discriminación y el sufrimiento injusto causados por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado y contra todos los otros modos de dominación satélites que se articulan con ellos (a veces, la religión o la generación…).

Lo peor es que cuando ese conocimiento popular artesanal fue considerado, no lo fue por su valor epistemológico propio, sino como información con base en la que nosotros, científicos sociales, creamos el conocimiento científico. Por eso, nuestras metodologías son generalmente una forma más de extractivismo, no mucho más diferente del extractivismo de los bienes naturales.

Propongo otra relación más equilibrada entre conocimiento científico y conocimiento artesanal, que es lo que llamo las epistemologías del Sur, que nos permiten construir ecologías de saberes más eficaces en la lucha contra la opresión. Las epistemologías del Sur convocan a los científicos sociales a ser intelectuales de retaguardia y no intelectuales de vanguardia.

*Boaventura de Sousa Santos es doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale y catedrático de Sociología en la Universidad de Coimbra y en el Institute for Legal Studies de la Universidad de Wiconsin. Su pensamiento ha revolucionado las categorías con las que, desde el Sur, pensamos y luchamos contra la opresión. Libros como “El milenio huérfano”, “Crítica de la razón indolente” y “Sociología jurídica crítica” son clásicos que se leen y circulan en percutidas versiones que proclaman sus muchas lecturas.

 Fuente: CPAL Social

Foto: www.attac.es

Todos los Santos Y Beatos de la Compañía de Jesús

«Como Compañía de Jesús, somos servidores de la misión de Cristo» (Congregación General 34, d.2)

Nuestra tarea no es otra que proclamar el evangelio. No la tenemos en propiedad. La compartimos con tantos hombres y mujeres que, desde antiguo vienen intentando hacer cada día más visible la salvación desencadenada por Jesús. En un mundo como el nuestro, necesitado de una Palabra viva, nos sentimos parte de esa misión común, la de Cristo, que acampó entre nosotros para mostrarnos a Dios.

Pastoral sj

Hoy, 5 de Noviembre, la Compañía de Jesús recuerda y celebra a todos sus Santos y Beatos. Y en ellos contempla vidas, actitudes, misiones y modos de entregarse que son ejemplo para tantos jesuitas, religiosas y colaboradores y colaboradoras de la Compañía de Jesús.

Sin embargo, salvo por el hecho de que todos han sido parte de la misma congregación, las vidas de estos Santos y Beatos han sido muy disímiles y la voluntad de Dios los ha llevado, a cada uno, por lugares diferentes. Hubo (como hay también hoy) quienes tuvieron que dejar su país para ir a ‘instalarse’ a las tierras más lejanas; y quienes se quedaron 40 años atendiendo la puerta de un colegio. Ha habido quienes se han dedicado al servicio a los más pobres y marginados, mientras que otros entregaron la vida contribuyendo al saber y la educación desde las más altas casas de estudio.

Esta diversidad que presentan estas vidas entregadas dentro de una misma Compañía, son testimonio de cómo Dios actúa en todos los contextos, en y a través de cada persona y de cómo Él es capaz de transformar el corazón y la vida de aquellos que quieren entregársela sin reservas.

Hoy, 5 de Noviembre, es un buen día para contemplar y agradecer todas estas vidas; pero también para mirar hacia los propios deseos, la propia vida y preguntarse: ¿A dónde me siento hoy llamado a entregarla?