San Ignacio: Convalecencia y Conversión

Después de ser herido, parecía que a San Ignacio se le venía el mundo encima. Sin embargo, Dios le permitió conocer un mundo nuevo, y también, construir una nueva versión de sí mismo.

 Por Nestor Manzur, SJ

La herida que sufrió en Pamplona fue un momento decisivo en la vida de Ignacio. Fue durante su larga y dolorosa convalecencia que empezó a sentirse interesado en el Señor y decidió que, en lugar de buscar la gloria de hazañas militares y el honor del mundo, se convertiría más bien en soldado del ejército celestial y trataría de lograr conquistas espirituales.

Y eso fue lo que hizo. Ignacio siempre había sido un joven apasionado y, tras su conversión, su naturaleza impetuosa encontró otro interés que le fascinó: la Persona de Jesús. Así pues, cuando se hubo recuperado lo suficiente para poder viajar, se dirigió a la ciudad de Montserrat, en la que hay un santuario dedicado a la Virgen María.

Muchas veces como Ignacio, los procesos de “curación” son procesos de encuentros con nuevas realidades, nuevas miradas, nuevas decisiones. El Encuentro con Dios se produce a través de “una herida”, una ventana que nos anima a mirar nuestra vida desde otra óptica, nos limpia la mirada cegada por un mundo que siempre nos invita a cosas ilusorias, de cosas que nos nublan el entendimiento. La conversión de Ignacio tiene un proceso: el hombre de los grandes deseos y la construcción del hombre de Dios.

El hombre de Grandes deseos. 

El desafío de ser como San Francisco de Asís o como santo Domingo. La pregunta, se cuestiona sus “fuerzas” para seguir la invitación a hacer grandes cosas, si ellos pudieron, ¿por qué yo no?. Él interpreta la invitación de Dios como un desafío a sus fuerzas, sin embargo a lo largo del tiempo se da cuenta que la invitación de Dios no va por la “fuerza”, sino más bien por el Mayor bien “A la Mayor Gloria de Dios”.

La construcción del hombre de Dios.

Para ser hombre de Dios hay que conocer a Dios. Nadie ama lo que no conoce. Y por eso se pone en camino. Una vez que mi “herida” comienza a sanar, debo ponerme en movimiento, poner “las manos en la masa” y comenzar a construir esa nueva realidad, no nos podemos quedar quietos esperando que Dios nos cambie o nos construya la casa, debemos vivir y experimentar la construcción o para conocer el camino debo ponerme a peregrinar. Esto en Ignacio supone despojo y confianza, dos elementos sumamente necesarios en nuestra vida de hoy. Confiar en que esto es una invitación de Dios: hacerme cargo de “mis” cosas, de mis “problemas”, de mis “conflictos” y creer mas en los dones que Dios me regala, despojarme de aquellas cosas que no me dejan libre, que me esclavizan: esas máscaras o armaduras que no me reflejan la verdadera persona que soy.

La herida, la convalecencia son momentos de espera, de paciencia y de reflexión, son un momento propicio para prestar atención a las invitaciones que recibimos a diario, tener paciencia al proceso de “sanar” y no hacerlo con rapidez o con magia. Es momento de pedir a Dios: claridad, en los nubarrones, para encontrar el camino a transitar y así ser: Hombres y Mujeres de Dios. Ser Hombres y Mujeres para los demás.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Educación para Adultos en la ‘Escuelita’ de los Gigantes

El viernes 5 de mayo comenzó a funcionar una propuesta de educación para adultos con modalidad semipresencial en la escuela Ntra. Sra. del Valle en Los Gigantes, Córdoba. Dicha institución es parte de la Fundación Manos Abiertas, que presta sus servicios en a través de diferentes obras que trabajan en todo el país para responder a distintas necesidades.

La ‘escuelita,’ como la apodan cariñosamente, viene ofreciendo la posibilidad de acceder a la educación a niños y adolescentes desde hace años. Ahora esa posibilidad se amplía a los mayores y ha sido recibida con gran emoción por parte de la comunidad. Para comenzar, se contó con más de 30 inscriptos, con ex alumnos, más jóvenes y hasta mayores de más de 70 años.

 

Ser Uno Más

Sobre la necesidad de encajar y el imperativo de parecerse a los demás.

Integrarse en la muchedumbre. No destacar. No ser diferente. Ser igual. Ser uno más. Adaptarse para ser aceptado. Qué terrible presión para ser igual que todos. Para caber. Para gustar. Para no perder el sitio.

Compartimos una canción de Alvaro Fraile, quien, en esta ocasión, pone su música al servicio de los excluidos, los invisibles, los nadies (como diría Galeano). Nadie es uno más.

 Dicen que hay que salir

vestirse de valor

tragarse el sol

“nunca estés solo”

y despertar

no es fácil si el colchón

y el edredón

son tu refugio

 

Dicen que hay que seguir

saber disimular

y aparentar

que algo hace gracia

tal vez buscar

secreto algún rincón

algún lugar

sitio seguro

 

Solo ser uno más

ser uno más

Solo ser uno más

 

Dicen que hay que vivir

barrerse el dolor

¿y qué hay peor

que no estar vivo?

y hay que callar

no llames la atención

es el silencio

un buen escudo

 

Que tienes que venir

y entrar en el redil

y parecerte

a otras ovejas

y hay que asumir

si llueve hoy también

mañana habrá

nuevas tormentas

 

¿Cómo ser uno más?

Ser uno más

Solo ser uno más

 

Deja de buscar tu sitio

No ves que estás siempre

Fuera de lugar

 

No le des más vueltas

siempre sobras, eres raro,

tú no eres normal

 

Deja de buscar molinos

que estos son gigantes

y son de verdad

 

No busques remedio

pato feo, oveja negra,

no eres uno más

 

Tú no eres uno más

Que no eres uno más

 

Dicen que hay que salir

luchar por cada hoy

que cada herida

te hace invencible

creo que hay que salir

luchar por cada hoy

sería mejor

 

Fuente: Pastoral SJ

Una Venezuela Convulsionada Rezó por la Paz y la Justicia

El día viernes 21 de Julio se llevó a cabo en Venezuela una jornada de oración y ayuno para pedir por la libertad, la justicia y la paz en el país.

La convocatoria a la oración la hiza la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV). El episcopado venezolano invitó a no dejarse robar la esperanza que hace posible -con la ayuda de Dios- lo que parece imposible.

Pidió también comunicar la esperanza y “ser protagonistas de este momento histórico y del futuro del país”, en que la Iglesia cumple un papel importante a través de la oración, la mediación, el diálogo entre el oficialismo y la oposición, y la acción caritativa.

“Pedimos a Dios siga protegiendo a este pueblo y que la maternal protección de María de Coromoto nos aliente a seguir edificando la paz y la convivencia fraterna», animaron los obispos venezolanos, expresaron.

Trasladaron los Restos del Padre Büntig a Alto Verde

El día sábado 24 de Junio por la mañana fueron trasladados los restos del Padre Aldo José Bunting a la parroquia Jesús Resucitado de Alto Verde, ahora a cargo de los Jesuitas de Santa Fe, donde colaboran estrechamente, el Colegio de la Inmaculada y la fundación Manos Abiertas.

En 1969, Büntig se convirtió en el primer párroco del barrio y años después creó la primera escuela secundaria del barrio. Pero además de la parroquia y la escuela, creó la guardería que hoy es el CAF N° 27 de Alto Verde. Ahora, con este aval sancionado por unanimidad por el Concejo, se allanó el camino para concretar el pedido.

“Hace tiempos que los vecinos de Alto Verde vienen insistiendo con la iniciativa, que tiene origen en un pedido del Arzobispado. Tomamos como propio este pedido del traslado de los restos de Bünting a la parroquia, que está a cargo del Pbro. Héctor Ignacio Bossié SJ, de la orden de los jesuitas”, dijo a El Litoral el edil que impulsó la ordenanza, Ignacio Martínez Kerz

La parroquia trabaja desde hace muchos años por el bienestar de la gente de Alto Verde, barrio castigado por las necesidades y la inseguridad. “El requerimiento de los vecinos tiene relación con un reconocimiento a la labor que este sacerdote hizo por unas de la barriadas más importantes de la ciudad. Él fue en su momento uno de los principales trabajadores sociales, siempre de cara a la gente y desde la fe cristiana”, resaltó.

Fuente: Diario el Litoral

Esperanza Ecológica, Ecología Esperanzada

Una invitación a trabajar con esperanza en el cuidado de la casa común.

Por José Luis Graus

Está terminando el curso, y con él afloran todos los cansancios acumulados día a día, las intolerancias propias del momento, cierto pesimismo a la hora de valorar lo que sucede… Y el calor comienza a apretar de lo lindo en nuestra ciudad, “primera ola de calor” la llaman.

Éste es un campo abonado para que la desesperanza se cuele por alguna de las grietas que el trabajo del curso ha ido generando. Y en estas circunstancias, levantar la cabeza de nuestro ombligo no es mucho más alentador: hace pocos días, la noticia de que el presidente de Estados Unidos de América retiraba a su país de los ya de por sí frágiles acuerdos de París. Y no sólo eso, sino que además escuchamos en los medios de comunicación que eso del cambio climático no es para tanto. Y sigo: no dejan de morir personas que buscan refugio en el mediterráneo, y… La lista de mazazos podría ampliarse indefinidamente, asfixiando nuestra frágil y maltrecha esperanza en este curso caluroso que va terminando.

Y es entonces cuando viene en nuestro auxilio esta frase de Laudato Sí:

“Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza.” (Laudato si 244)

Y así concluye el libro Todo contribuye,1 de José Eizaguirre.

En este camino de la conversión ecológica, personal y comunitario, por el que transitamos, la Esperanza es un compañera incondicional; ojalá podamos reconocerla. Una esperanza sencilla como paloma, sin grandes alharacas, pero firme, y también una esperanza astuta como serpiente (Cfr. Mt. 10, 16) que sabe aprovechar su oportunidad, que sabe reconocer las grietas del sistema para colarse por él e introducir la semilla de la transformación.

Esperanza no es ingenuidad confiada en que algún día las cosas cambiarán y todo terminará como un bonito cuento de hadas. Esperanza no es conformismo al que le bastan una serie de buenas y necesarias acciones personales que hacen un poco más amable la realidad. Esperanza no es aceptación irracional de una serie de ideas o de hábitos que modifican algo nuestra epidermis ecológica, pero no llegan a las raíces de nuestro ser.

Esperanza es un don que cada mañana se nos regala, pues no podemos negar el Misterio y la Transcendencia que habita nuestra realidad. Y esperanza es tarea, es trabajo que debemos cultivar cada día, que debemos cuidar y mimar, que debemos acompañar en su proceso.

Es la esperanza la que da sentido a nuestras preocupaciones y luchas por este planeta. Es ella la que hace hondo nuestro canto mientras caminamos, la que nos alienta y anima a transitar por vericuetos imperceptibles, o la que nos lanza a batallas contra molinos de viento que, pareciera, nos pueden arrasar. Por ella creemos firmemente que la muerte de tantas personas, que buscaban un planeta mejor, no tendrá la última palabra, que las personas que mueren buscando refugio, que…. ¡encontrarán una paz sin límites!

A nosotras nos toca pelear esta esperanza, luchar esta esperanza, suplicar esta esperanza, anhelar esta esperanza… Lo expresa infinitamente mejor este artículo de José María Segura en el blog de Cristianismo y Justicia que, justo cuando andaba buscando palabras para escribir estas líneas, me ha llegado:

“Comunidades de resistencia y esperanza que se entretejen con personas que sueñan un futuro distinto, que van estirando el presente metro a metro, bocanada a bocanada…”

Fuente: EntreParéntesis

 

El Lugar de la Mujer en la Iglesia

La Asociación Action Catholique des Femmes, comprometida con la vivencia de los valores cristianos para las mujeres, ha planteado una suerte de interrogantes sobre el rol de la mujer dentro de la Iglesia.

Por Lucetta Scaraffia

Del 26 al 30 de junio, las mujeres de la asociación Action Catholique des Femmes estuvieron en el Vaticano. Fundada en 1901 para defender la libertad religiosa, y después comprometida a ayudar a las mujeres de todas las edades y vivir más intensamente los valores cristianos, basada en el rol femenino nacido de la vocación bautismal. Sus estatutos renovados hacen hincapié en la identidad de la asociación entendida como un movimiento de mujeres católicas y no solo el movimiento de las mujeres católicas, se ha confirmado la misión original de ayudar a las mujeres a cultivar su vida espiritual, también abiertas a las no creyentes o las que pertenecen a otras religiones.

En su larga historia, la asociación siempre ha apoyado la emancipación de la mujer en la sociedad y, a partir de 2015, han identificado como objetivo luchar para que el lugar de las mujeres pueda ser reconocido en la Iglesia a la hora de tomar decisiones.

Preguntas al Papa

Le preguntas que las asociadas plantearon al Papa estuvieron relacionadas con esta propuesta, y se abren con la denuncia de la falta de interés hacia ellas por parte de muchos eclesiásticos, indiferentes al hecho de que las mujeres se pregunten sobre el futuro de la Iglesia, sobre cómo proclamar y encarnar a Cristo hoy. Para muchos obispos que no escuchan sus dudas, ¿no sería bueno hacerlo juntos?

También se preguntan por qué las mujeres –como bautizadas y creyentes– no pueden tener un lugar propio y ser reconocidas como sus hermanos en la comunidad de los discípulos de Jesús. Sin la presencia y el servicio silencioso de las mujeres, ¿cuál sería el lugar y papel de la Iglesia en el mundo? ¿Acaso nuestra Iglesia no carece de elementos esenciales al dejar a un lado las mujeres?

Estas propuestas, estas preguntas, constituyen un paso más de unas mujeres que tienen una mirada crítica ante la marginación en la que se circunscribe una mentalidad clerical dentro de la propia Iglesia. Propuestas y preguntas que nos hacen comprender con claridad y coraje que esta exclusión ya no cuenta ni con el consenso ni con la legitimidad en la cultura de las sociedades contemporáneas.

Fuente: Vida Nueva Digital

 

El Trabajo que No Educa y Refuerza la Pobreza

Aunque el trabajo infantil suene para muchos como una realidad perteneciente a otra época de la historia u otros lugares del mundo, lo cierto es que la problemática está latente en nuestro país y afecta las oportunidades y la vida de niños y adolescentes de todo el país.

En el marco del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, los gremios han alertado por el impacto en la escolarización.

La inspección al horno ladrillero llegó de imprevisto, como debe ser. No los esperaban y la mujer sentó a sus hijos alrededor suyo. Era una familia oriunda de Bolivia, los nenes no pasaban de los siete años y de las rodillas para abajo estaban tapados con un poncho. Después de resistir la negativa de la madre y hablarles en su lengua originaria, uno de los inspectores logró ver que debajo del poncho ocultaban una cruel postal del trabajo infantil: los pies desnudos y llenos de barro evidenciaban que los nenes habían estado trabajando en la fabricación de ladrillos. La escena tuvo lugar hace poco un horno ladrillero de la localidad santafesina de Recreo y permite ponerle rostro a la naturalización de que los chicos trabajen junto a los adultos. “Esos chicos que están ocho o diez horas en esos lugares después no están en la escuela”, señalan desde el Sindicato de Ladrilleros.

La Ctera, por su parte, advierte que los mayores niveles de trabajo infantil se siguen dando en el campo, pero que el que más cuesta detectar es el de los chicos que realizan tareas domésticas.

El trabajo infantil en las ladrilleras, uno de los sectores que presentan esta problemática

A mediados de mayo la ciudad de Santa Fe fue sede del lanzamiento de una campaña por la erradicación del trabajo infantil impulsada por la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (Uolra), en consonancia con una movida del sindicato a nivel nacional. “Nuestra preocupación es a raíz de que tenemos mucho trabajo infantil en las ladrilleras”, admite Ramón Romero, delegado normalizador en Santa Fe de la Uolra.

Un estudio cualitativo realizado por el Ministerio de Trabajo provincial da cuenta que “la fabricación artesanal de ladrillos con presencia de población infantil se realiza bajo la modalidad de emprendimiento familiar de uno o varios hogares asociados”, donde según algunos relatos recabados, los niños realizan estas tareas en contraturno a la escolaridad obligatoria. Y describe que entre otras labores, los chicos ayudan en la carga y descarga de la leña para los hornos, preparan la mezcla para elaborar los ladrillos o directamente se encargan de acomodar los ladrillos en las “canchas”.

Reconquista, Avellaneda, Esperanza, Monte Vera y Recreo son algunas de las localidades que menciona el dirigente gremial donde han encontrado chicos explotados laboralmente. Destaca ante estos casos el compromiso por parte del Ministerio de Trabajo provincial para dar respuestas a las familias, ya sea mediante becas o la compra de útiles y bicicletas. La provincia cuenta también con más de 30 Centros de Cuidado Infantil en distintas localidades “para prevenir el trabajo infantil doméstico y/o peligroso y las peores formas de trabajo adolescente, en ámbitos urbanos y rurales”, tal como describe el sitio oficial del gobierno santafesino. Santa Fe tiene además una Comisión Provincial para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Copreti), conformada por organismos del Estado provincial y municipal, gremios, empresas y cámaras de empleadores; y ONGs.

De todas maneras, Romero advierte que en muchos casos falta un mayor compromiso de las comunas, tanto para erradicar el trabajo infantil como el empleo precario en el sector. “En los lugares donde llegamos como gremio las personas trabajan ocho horas, pero donde no hemos llegado trabajan hasta doce horas. Hasta que no les rindan a ellos no dejan de trabajar y el patrón los explota. A veces llegás a las ocho de la noche, como nos ha tocado ver en algunos hornos, y los chicos están ayudando a los padres a apilar los ladrillos. Y esos chicos a veces no están yendo a la escuela”.

El campo sigue siendo uno de los sectores que registra altos niveles de trabajo infantil.

Oportunidades

“Trabajo infantil: la única oportunidad es la escuela” es el nombre del material realizado por la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), para alertar sobre esta problemática. Allí aclaran: “Se entiende por trabajo infantil a toda actividad económica y/o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niñas y niños, por debajo de la edad mínima de admisión al empleo o trabajo, que no han finalizado la escolaridad obligatoria o que no han cumplido los 18 años si se trata de trabajo peligroso”.

El material —que año a año el gremio docente actualiza con nuevos aportes— destaca la importancia de “garantizar la educación como respuesta adecuada para erradicar el trabajo infantil”. Viviana Doval, quien es una de las referentes de Ctera en la temática, advierte que pese a todos los avances y mayores niveles de concientización social, “nunca se termina de hacer campaña para visibilizar y sensibilizar el tema”. En uno de sus párrafos, el documento de Ctera afirma que “una sociedad con trabajo infantil refuerza y multiplica la pobreza”.

Por tratarse de una problemática compleja, Doval propone abordarlo de forma integral, entendiendo el entramado social que se teje detrás del niño o adolescente que trabaja. Y aclara: “Si bien tenemos una legislación fantástica que hasta lo considera delito, no se puede solo denunciar que un chico está trabajando sin darle una solución integral a su familia”.

A la hora de describir los sectores más problemáticos, admite que el sector rural es donde detectan más casos de trabajo infantil. “Si bien —explica— cuando hay políticas de tinte neoliberal también en las ciudades van apareciendo más casos, sigue siendo el campo donde hay más”. Agrega que “mientras exista el pago a destajo es muy difícil sacar a los chicos de la situación de trabajo o de estar con sus padres en el lugar donde se trabaja, porque algunos viven ahí”.

Doval alerta también sobre los peligros de naturalizar el trabajo de niños, niñas y adolescentes bajo el concepto de que de esa forma van “aprendiendo el oficio de sus padres”. Al respecto, sostiene que es una línea muy delgada entre las pautas culturales y el trabajo infantil en sí: “Una cosa es aprendizaje que ocasionalmente un chico lo haga para ir aprendiendo el oficio. Y otra es que todos los días se tenga que levantar a las 4 de la mañana para largar los animales, ir a la escuela y a la vuelta hacer otras tareas”.

Pero si el más visible es el trabajo en actividades como las cosechas en el campo o los chicos que piden monedas en las esquina de las ciudades, para la representante de Ctera el más invisibilizado es quizás el empleo de niños en tareas domésticas. “Podés tener fiscalización para el trabajo infantil en todas las áreas, pero no podés ingresar a una casa a ver si el chico trabaja o no. Ahí volvemos al hilo tan delgado entre el aprendizaje y el trabajo. Porque no está mal que el chico colabore, haga la cama y ponga la mesa. Pero otra cosa es que haga todos los trabajos domésticos, que quede al cuidado de sus hermanitos y por eso no tener tiempo para ir a la escuela”, apunta Doval.

Precisamente en uno de los apartados del material de Ctera se abordan las consecuencias del trabajo infantil en el trayecto escolar de los niños y niñas. Que van desde el ausentismo y el bajo rendimiento al abandono de la escuela. En el texto de Ctera se destaca que solo uno de cuatro chicos y adolescentes que trabajan terminan la escuela obligatoria a término.

Doval agrega que en el caso del empleo doméstico, las más golpeadas por el trabajo infantil son las nenas y adolescentes, que se quedan en la casa para cocinar, cuidar a sus hermanitos, lavar y cumplir tareas que a la larga las obligan a dejar la escuela o evidenciar una merma en su rendimiento. El documento de Ctera alerta que “el trabajo infantil es causa de pobreza, ya que los niños que trabajan y abandonan la escuela seguirán siendo pobres”.

Fuente: CPAL Social

 

Las Universidades Católicas por la Cultura del Encuentro

Rectores de diferentes universidades católicas de la Argentina se reunieron en la Universidad de San Isidro. Entre las casas que participaron estuvo la Universidad Católica de Córdoba (UCC) cuya gestión está a cargo de la Compañía de Jesús.

En la Universidad de San Isidro “Dr. Plácido Marín” (USI), se realizó el 6 de junio el V Encuentro de Rectores de Universidades Católicas y de Orientación Católica de la República Argentina.

La reunión fue presidida por el ingeniero Luis Eugenio Lucena, rector de la Universidad Católica de Santiago del Estero, y participaron el rector de la USI, doctor Gualberto Baistrocchi, y otras autoridades de las casas de altos estudios.

Estuvieron representadas la Universidad Católica de Santa Fe (arquitecto Ricardo Rocchetti, rector), la Universidad Católica de Córdoba (doctor Alfonso José Gómez, rector), la Universidad Católica de Salta (ingeniero Rodolfo Gallo Cornejo, Rector), la Pontificia Universidad Católica Argentina (doctora María Clara Zamora, vicerrectora de Investigación e Innovación Académica), la Universidad Católica de La Plata (doctor Hernán Mathieu, rector), la Universidad de Fasta (doctor Juan Carlos Mena, rector), la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (contador Francisco López Cruz, rector), la Universidad Católica de las Misiones (licenciada Ana María Foth, rectora) y la Universidad Salesiana (magister Héctor Rausch, rector).

El encuentro tuvo por objetivo continuar con un espacio de reflexión acerca de los temas de interés común para los miembros de las universidades católicas del país.

En ese marco, se analizaron alternativas de trabajo conjuntas en áreas como investigación, desarrollo de posgrados y vínculos con institutos superiores no universitarios católicos, los avances registrados por la Red de Bibliotecas de las Universidades Católicas Argentinas -presentación que estuvo a cargo de la licenciada María Soledad Lago (directora del Sistema de Bibliotecas, UCA)- y el programa de movilidad entre las universidades de la Red de Universidades Católicas argentinas.

El doctor Baistrocchi (USI) dio la bienvenida a los rectores y destacó el papel de la universidad católica como “vehículo de transformación, con una opción preferencial por los pobres, de quien debemos aprender a valorar su propia riqueza”.

En tanto, el presidente de la Red y rector de la Universidad Católica de Santiago del Estero (UCSE), ingeniero Luis Eugenio Lucena, convocó a las universidades católicas del país a “continuar trabajando en la cultura del encuentro, en la cultura del diálogo, en la cultura de la proximidad. Estos son tres ejes de la cultura universitaria, y son ejes esenciales también para las universidades católicas”.

Fuente: AICA

 

Educamos al Donar Nuestro Saber: desde Venezuela

Regalar al otro la propia experiencia para construir un mundo más amigable para todos.

Por María Fernanda Guevara Riera

Estamos comprometidos socialmente cooperando con proyectos educativos y los impartimos en nuestros espacios más cercanos con el fin de que allí surjan multiplicadores del saber que, posteriormente, donen dicho saber en sus lugares de acción más inmediatos. Pienso, además, que ésta es una alternativa válida para todos si queremos contribuir a que en nuestro mundo exista menor dolor social: desde cada saber u oficio, independientemente si te dedicas o no a ser formalmente un educador, puedes donar solidariamente al otro tu experiencia y liderar así acciones solidarias que cultiven un mundo demócrata con mayor humanidad. Vamos a desarrollar, entonces, nuestra aproximación del saber como donación que educa.

Consideramos que el sentimiento de solidaridad para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos no posee un sustrato natural sino que, más bien, es el resultado histórico de una educación en valores que promueven lo humano. Valores como la igualdad, la libertad, la honestidad, la responsabilidad, la fraternidad, la empatía, el respeto y la confianza siembran humanidad. El estudio y la vivencia cotidiana de dichos valores en nuestros ambientes familiares, educativos, laborales y comunitarios refinan nuestra sensibilidad y nos capacitan para intervenir con firmeza en nuestro mundo cuando el dolor de un semejante se presenta porque su dignidad está siendo objeto de discriminación y segregación.

Y no sólo nos habilitan para distinguir la injusticia social que padece el otro en situaciones concretas de exclusión y discriminación social sino también, y con una relevancia capital, nos instruyen y facultan para percatarnos cuando nuestros propios derechos fundamentales como personas están siendo violados y transgredidos hacia formas aberrantes que atentan contra nuestra integridad y el estado de derecho. Porque “los derechos, como cualquier otro valor, no sólo son una creación humana; también crean humanidad, humanizan, nos hacen asimilar la importancia de lo que significa ser humanos”. (DELGADO MANSILLA: 2004, 23).

Ahora bien, yo vivo concretamente en la Venezuela herida de hoy. ¿Qué significa aquí que educamos al donar nuestro saber? Significa que consideramos que nuestro saber debe ser donado cuando un semejante se encuentra padeciendo formas sociales que niegan sus derechos a vivir una vida plena, situación que nos está aconteciendo a la mayoría de los venezolanos el día de hoy. De forma tal que nuestra donación solidaria consiste en poner toda nuestra experiencia a disposición del otro a través de la acción educativa, presencial y virtual, con el fin de que comprendamos el dolor de nuestro semejante, nuestro dolor, y que logremos aprender contenidos que nos permitan expresar sin temor y con la debida apropiación nuestras exigencias de derecho.

No ser indiferentes con el dolor de nuestro semejante es ser solidarios y buscar intencionalmente comprender, enfrentar, reparar, corregir y disolver “todo aquello” que produce dolor y humillación en ellos, en nosotros. Porque con su acción negadora “todo aquello” se materializa en situaciones concretas que deshumanizan y reproducen un mundo deshumanizante, carente de tolerancia, libertad, igualdad y justicia. A través de la educación en valores, de la educación ciudadana, dotamos de las herramientas del conocimiento a quienes no gozan de ellas plenamente para que logren identificar en su vida cotidiana, en nuestra vida cotidiana, las situaciones que merman su dignidad e iniciar, de este modo, un proceso de liberación puntual.

Subrayamos que gracias al contacto directo que tenemos con el otro en las aulas de clase, en las comunidades, en las páginas que hoy leen, las palabras leídas y escritas no son letra muerta, se transmiten y viven en la acción del saber solidario donado que educa. La educación se torna fundamentalmente en educación demócrata inclusiva e insisto en que eso lo podemos realizar todos en la medida en la cual busquemos donar, más allá de lo estrictamente laboral, nuestro saber en nuestras comunidades y allende las mismas. Podemos convertirnos todos en educadores desde nuestras disciplinas o actividades porque de lo que se trata es de ser creativos y de generar espacios en donde el bien recíproco se pueda cultivar de forma tal que contribuyamos a generar lazos más humanos y humanizar nuestra realidad diaria porque es tarea de todos levantar una sociedad libre de opresiones, libre de maltratos, libre de vejaciones.

No ser indiferentes con las situaciones que merman nuestra convivencia íntegra, honesta y justa con nuestros semejantes promueve la acción solidaria del saber que educa. Nos lleva a cultivarnos aún más en los valores que reafirman y nutren la cultura de la persona humana y nos comprometen cada vez más con alcanzar de hecho, a través del saber solidario donado al otro, una sociedad auténticamente democrática, igualitaria y plural. En la actualidad los venezolanos carecemos de ella y luchamos pacíficamente por alcanzar una Venezuela de derecho en donde el transitar por la calle, ir al colegio o a nuestra universidad, buscar alimentos y medicinas no sea lo último que hagamos.

No ser indiferentes al dolor supone siempre que cuando se lee o se escribe sobre los problemas de discriminación y violencia nos ponemos en el lugar del otro, somos también en y con los otros y, entonces, la acción solidaria que emerge alcanza de facto el nosotros constructor de Humanidad. (…)

 Por Entre Paréntesis