Laudato Si: “Revelación y Creación” (2 de 4)

La visión teológica del Papa Francisco en el Capítulo 2 del Laudato Si’ es más práctica que teórica. Su principal objetivo es mostrar que los humanos debemos cuidar la creación así como también compartir sus frutos con los demás. Segunda entrega de la serie publicada por el portal Teología Hoy para reflexionar sobre la encíclica Laudato Si’.

Por Thomas Reese

La Biblia está llena de reflexiones sobre la relación entre Dios y la naturaleza, y el papel de los humanos en este mundo. El Papa Francisco en si segundo Capítulo del Laudato Si’ reflexiona sobre Dios, la creación, y el papel de la humanidad en el plan divino de manera de “mostrar cómo las convicciones de fe pueden ofrecer a los Cristianos, y algunos otros creyentes también, una amplia motivación para cuidar de la naturaleza y de los más vulnerables de sus hermanos y hermanas”.

En primer lugar, el Papa Francisco quiere dejar claro que rechaza la “teoría de dominio que le da al hombre un dominio total sobre la creación. Este punto de vista teológico, basado en el Génesis 1:28, fue interpretado durante el siglo 19 para promover la revolución industrial y su deseo de usar la tierra como una arcilla maleable que el hombre pudiera golpear y moldear en lo que él quisiera.

El Papa Francisco ve ésta interpretación como distorsionada. Que “ha alentado la explotación abusiva de la naturaleza pintándolo [al hombre] como dominante y destructor por naturaleza. Ésta no es una interpretación correcta de la Biblia tal como la entiende la Iglesia.” Hoy en día, “nosotros debemos rechazar enérgicamente la noción que el ser creados en imagen y semejanza de Dios, y dado el dominio sobre la tierra justifica la dominación absoluta sobre otras criaturas”.

En su lugar, el Papa Francisco hace una exégesis del Génesis 2:15 donde se le dice a Adán que cultive y atienda el jardín del mundo. “’Cultivar,’ escribe el Papa Francisco, “se refiere al cultivo, arado o trabajo, mientras que ‘mantener’ significa cuidar, proteger, supervisar y preservar.” Como resultado, “Cada comunidad puede tomar de la generosidad de la tierra lo que necesite para su subsistencia, pero también tiene el deber de proteger la tierra y asegurar su fecundidad para futuras generaciones”.

Señala que el Sábado era un día de descanso no sólo para los humanos sino también para “tu buey y tu asno” (Éxodo 23:12). “Claramente, la Biblia no tiene lugar para un antropocentrismo tiránico despreocupado por otras criaturas.” De hecho, los salmos nos dicen que las criaturas por su existencia misma bendicen y glorifican a Dios. Dios ama la obra de sus manos y vio que era bueno incluso antes de que el hombre y la mujer fueran creados.

En relación con Dios, con Nuestros Vecinos y con la Tierra

La reflexión del Papa Francisco sobre el Génesis lo lleva a ver que la “vida humana está fundamentada en tres relaciones fundamentales y estrechamente entrelazadas: con Dios, con nuestros vecinos y con la tierra misma.” Estas relaciones se rompen por el pecado, “por nuestra presunción de tomar el lugar de Dios y negarnos a reconocer nuestras limitaciones como criaturas”.

El Papa Francisco afirma que el mundo no resultó del caos o la casualidad sino “como resultado de una decisión …. una libre elección” basada en amor. “Cada criatura es por lo tanto el objeto de la ternura del Padre, que le da un lugar en el mundo,” y “el amor de Dios es la fuerza motriz fundamental en todas las cosas creadas.” Como resultado, “cada acto de crueldad hacia cualquier criatura es contraria a la dignidad humana.”

La respuesta bíblica a la injusticia de poderes terrenales de dominación o de la destrucción de la tierra es el de “hablar una vez más de la figura del Padre que crea y que es el único dueño del mundo”.

Sin embargo, Dios creó “un mundo en necesidad de desarrollo,” y “cuenta con nuestra cooperación”. Como resultado, “muchas de las cosas que pensamos que son males, peligros o fuentes de sufrimiento, son en realidad parte de los dolores de parto que utiliza para atraernos hacia un acto de cooperación con el Creador”.

El Papa Francisco continúa viendo a cada persona humano como que posee una singularidad que no puede ser completamente explicada por la evolución. “Cada uno de nosotros tiene su propia identidad personal y es capaz de entrar en diálogo con otros y con Dios mismo. Nuestra capacidad de razonar, de desarrollar argumentos, de ser creativos, de interpretar la realidad y crear arte, junto con otras capacidades aún no descubiertas, son signos de una singularidad que trasciende el ámbito de la física y la biología”.

Pero a pesar de lo especial de la humanidad, “El destino último del Universo está en la plenitud de Dios, que ya ha sido alcanzada por el Cristo Resucitado, la medida de todas las cosas”. Nuestro papel es “conducir a todas las criaturas a su Creador”.

Está claro que si bien el Papa subraya que la creación tiene su propio valor aparte de la humanidad, él no pone a todas los seres vivos en el mismo nivel. Por el contrario, los seres humanos con su valor único también tienen enormes responsabilidades. Él no apoya una “divinización de la tierra” o una negación de la primacía de la persona humana. “La preocupación por el medio ambiente por lo tanto necesita estar unida a un amor sincero por los demás seres humanos y un compromiso inquebrantable para resolver los problemas de la sociedad”.

Todo está conectado, él argumenta. Cita a los Obispos Dominicanos que dijeron,“Todo está relacionado, y nosotros los seres humanos unidos como hermanos y hermanas en una peregrinaje maravilloso, tejidos juntos por el amor que Dios tiene por cada una de sus criaturas y que también nos une en el afecto encariñado con el hermano sol, la hermana luna, el hermano río y la madre tierra”.

La Casa Común como un regalo

Central para la reflexión bíblica del Papa Francisco es ver a al tierra como un regalo “con sus frutos perteneciéndole a todos”. Aquellos que han cultivado la tierra “están obligados a compartir sus frutos, especialmente con los pobres, con las viudas, los huérfanos y los extranjeros en medio de ellos” (Levítico 19:9-10).

Quizás la reflexión teológica más desafiante del Papa Francisco para los Católicos estadounidenses es su visión de la tierra como “esencialmente una herencia compartida, cuyos frutos tienen el propósito de beneficiarnos a todos”. Estamos llamados a ser fieles a nuestro Dios quien “creó el mundo para todos”.

Esto requiere una revolución en nuestra perspectiva de los derechos fundamentales de los pobres y los desfavorecidos. Requiere que la propiedad privada esté subordinada al “destino universal de los bienes, y por lo tanto el derecho de cada persona a su utilización”. Él llama a esto “la regla dorada de la conducta social y el primer principio de todo el orden ético y social”.

Afirma que “La tradición Cristiana nunca ha reconocido el derecho a la propiedad privada como absoluta o inviolable, y ha hecho hincapié en la finalidad social de todas las formas de propiedad privada”. Concluye que “El ambiente natural es un bien colectivo, el patrimonio de toda humanidad y la responsabilidad de todos. Si hacemos algo nuestro, es sólo para administrarlo para el bien de los demás. Si no lo hacemos, nuestra conciencia carga con el peso de haberle negado la existencia a los demás.”

El Papa Francisco cita a los Obispos Neozelandeses quienes preguntaron “¿Qué significa el mandamiento ‘No matarás’ cuando el 20 por ciento de la población mundial consume recursos a un ritmo que le roba a las naciones pobres y a las futuras generaciones de lo que necesitan para sobrevivir.”

El Papa Francisco nos recuerda que “En la concepción Cristiana del mundo, el destino de toda creación está ligada con el misterio de Cristo, presente desde principio: ‘Todas las cosas han sido creadas a través de él y para él (Col 1:16)”. (…)

Fuente: Teología Hoy

 

Hay que Frenar

¿En qué elegimos gastar nuestro tiempo?

Qué barbaridad. Parece que el tiempo no se estira lo suficiente. No llego, no puedo, no alcanzo, no lo consigo… Ahora clases, luego actividades, grupos, citas, voluntariado, partidillo, gimnasio, mi programa favorito, un cafetín, estudiar, charlar, preparar algo que tengo pendiente, escribir una carta debida desde hace tiempo, leer… A veces la vida va a cámara rápida. Creo que con tal inflación de obligaciones lo que gano en eficacia lo pierdo en calidad de vida y de relaciones, y a veces dudo de si al fin estoy viviendo en la superficie de las cosas por incapacidad de parar.

Fuente: Pastoral SJ

 

 

Algunas Cosas que Dios dice Cuando se Acerca

Una oración para hacer silencio y escuchar la voz de Dios.

Por Emmanuel Sicre, SJ

Tú eres mi hijo muy amado en quien me disfruto poner mi predilección.

Créeme, déjame bendecirte.

Quiero servirte, alabarte, reverenciarte.

Conozco tu dolor, tus aflicciones y resistencias.

Sé de tus vergüenzas y de aquello que te pesa y no quieres decir.

Por eso estoy dispuesto a esperar toda tu vida con paciencia infinita el momento de tu sí, de tu «ven, ya es hora de que pases».

Mientras, déjame abrazarte y decirte que te recibo sin condiciones, sin maquillajes, sin reservas, sin títulos, sin etiquetas.

No te resistas, acéptame y permite que te ame como eres.

Si pudiera bendecirte desde adentro de tu corazón para que también puedas bendecir a otros, verás cómo todo sucede de una forma nueva.

Déjame hacer tu vida más buena noticia, más libre, más pura.

Déjame poner en tu intimidad la fuerza necesaria para anunciar que la felicidad es posible.

Dame, si alguna vez lo deseas, un lugar en ti para poder habitar, acampar y quedarme.

Invítame a tus decisiones y esfuerzos, deseo acompañarte e ir contigo, si quieres.

Anímate a darme cabida en tus sueños, en tus deseos y esperanzas, aún cuando tengas miedos.

Cuando quieras y puedas déjame pasar a la zona herida de tu historia, de tu personalidad, de tus vínculos, para que pueda colocar allí el bálsamo que regenera, la luz que alumbra, la resurrección que vivifica.

No temas, no puedo destruirte, ni amenazarte, ni falsearte, ni vencerte, ni engañarte, solo puedo bendecirte, pacificarte, alentarte, darte vida y amarte.

Si me permites, quiero ofrecerte placer, hacerte gozar y compartir contigo una alegría infinita, ancha, plena.

Sé valiente, no dejes que entren otros que te quitan fuerzas, vida y paz, y se van. Anímate a darme un pequeño lugar, como un pesebre, con eso me basta para salvarte y hacer cantar a los ángeles.

Además, deseo sonreírte y decirte que estoy contento con tu vida.

Fuente: Pequeñeces.blosspot

 

Releyendo Nuestras Vidas al Hilo de la Autobiografía de San Ignacio

Uno de los textos que el Centro Virtual de Pedagogía Ignaciana ha recomendado fue: “Releyendo nuestras vidas al hilo de la autobiografía de Ignacio”, del Padre Carles Marcet SJ. En ella, el jesuita propone leer la propia vida, siguiendo algunas líneas que han operado a lo largo de la existencia de San Ignacio.

A medida que el texto va abarcando las diferentes etapas del itinerario, se presentan brevemente: la historia: el marco de lo que le sucede a Ignacio; la historia interior: lo que va aconteciendo en su interior al hilo del peregrinaje externo; y la historia hacia nuestros interiores: donde cada uno puede sentirse invitado a releer los acontecimientos que el Espíritu ha ido tejiendo en su propia vida.

Para leer el texto completo 

Carles Marcet, sj. Licenciado en teología. Ha sido durante años párroco en el barrio de Bellvitge (L’Hospitalet del Llobregat) y acompañante y divulgador de los Ejercicios en comunidades populares. Actualmente forma parte del equipo del Centro Internacional de Espiritualidad de la Cova de Manresa, donde coordina el «Curso de inmersión ignaciana» y el curso «Dos meses de reciclaje en teología». En esta colección también ha publicado Ignacio de Loyola: un itinerario vital, Eides nº 75.

Fuente: CPAL SJ

El Reto de la Reconciliación que Tienen los Colombianos

Merlis Mosquera Chamat, quien se desempeñó como gerente del Proceso de Regionalización, ha dejado su misión en Colombia para emprender nuevos proyectos. Compartimos con ustedes su último escrito en noticias donde comparte lo que ha aprendido durante estos años como colaborador Compañía.

Durante el último año, he colaborado con esta publicación con la intención de poner en evidencia y, sobre todo, compartir las experiencias del proceso de Regionalización, enfatizando en nuestra apuesta por la Paz y la Reconciliación en Colombia. Aunque nuestros escritos por lo general han sido informativos, ahora quiero compartir algunas reflexiones personales sobre lo que he aprendido en este tiempo.

Llegué a la gerencia del Proyecto de Regionalización luego de varios años vinculada al acompañamiento a las víctimas del conflicto armado colombiano, refugiados y desplazados que han vivido el horror y la injusticia de la guerra; desde ahí es difícil pensar en una reconciliación que no tenga el apellido de justicia; ¿pero cuál justicia?, una justicia que garantice el conocimiento de los hechos, que repare (al menos un poco) a las víctimas y sobre todo que establezca mecanismos para que el daño no se repita. Muy desde la cabeza, la verdad, la justicia y la reparación son algunas de las consignas de una Reconciliación retributiva o restaurativa, para hacer que, como dice el P. Mauricio García, S.J., la barbarie cometida no quede en la impunidad.

Pero desde el corazón, estar del lado de las víctimas viene acompañado de la urgencia de la reconciliación, porque sentir con los que sufren, indigna, duele y si ese dolor no se trabaja y no se deja acompañar se puede transformar en un deseo de justicia vengativa y castigadora que no hará más que reproducir la violencia. Este ha sido uno de los primeros aprendizajes que voy trabajando al hacer parte de los proyectos de regionalización; la empresa de la reconciliación no se puede vivir como una urgencia ansiosa; esta es una idea muy obvia, pero complicada de practicar en la cotidiana vorágine que nos consume a los colombianos. La construcción de la paz necesita vehemencia y pasión, pero implica vivirla con la consciencia de que es un proceso complejo que requiere tiempo y sosiego.

También he aprendido que la búsqueda de la paz, desde la reconciliación, supone el acercamiento y reconocimiento entre los actores del conflicto y las víctimas; en el caso colombiano, este acercamiento se visibilizó con la firma del Acuerdo entre el Gobierno y las FARC en La Habana, pero aún queda un largo camino que amerita que, la sociedad en general y en especial aquellos que creen no hacer parte del conflicto sean conscientes de su rol como constructores de Paz. Ejemplo de ello son las instituciones educativas, quienes desde su rol, tienen grandes posibilidades para formar a los niños /as y jóvenes colombianos /as en habilidades para gestionar adecuadamente los conflictos; para disponerse a convivir en medio de la diferencia y para reconciliarnos, con esto estaríamos sembrando la paz en las generaciones futuras y definitivamente erradicaríamos la violencia de nuestros territorios.

La experiencia de Perdón

Ahora bien, esa “llamada a estar juntos de nuevo” que significa la reconciliación pasa por explicar las posibilidades de perdonar y ser perdonados. El perdón no se puede decretar ni exigir, pero sí es cierto que abordar la dimensión del perdón en un proceso de reconciliación, aporta legitimidad a las posibilidades de convivir de nuevo como hermanos /as. Entonces, ¿cómo podríamos acercarnos a la experiencia del perdón en Colombia?, ¿Cómo podríamos acompañar a las víctimas y victimarios en sus deseos y sufrimientos? El cuidado de la dimensión personal y espiritual es una de las respuestas; así lo demuestran los muchos años de experiencia de acompañamiento de las parroquias jesuitas, los centros de espiritualidad y las obras que en todas las regiones han trabajado con las víctimas. Además, desde la perspectiva del proceso de Regionalización, la espiritualidad ignaciana es un eje transversal que cualifica todos los procesos que se acompañan para la construcción de la paz; sin duda el legado de Ignacio es un aporte especial y único que cualifica lo más hondo de nuestra humanidad, para “en todo amar y servir”.

Una síntesis de estas ideas es que la Compañía de Jesús en Colombia tiene todas las posibilidades para hacer una contribución tremendamente significativa a la paz en Colombia. La misión de la reconciliación ya estaba sellada en su núcleo fundacional hace 450 años; esta se ha recreado en varias Congregaciones Generales; en especial la 35 y 36 que apuntan a una reconciliación con Dios, con nosotros mismos, con los otros y con la creación. No es en vano que la integralidad de esta perspectiva se vea reflejada y sirva de marco del Plan Apostólico de Provincia, que a su vez da respuestas a importantes desafíos del país. Del mismo modo, la configuración de procesos regionales posibilita un trabajo arraigado en lo local, que, aunque complejo, aterriza todo el entramado de visiones, relaciones y liderazgos que pudiendo ser incompatibles, se articulan para formar redes de colaboración en favor de la construcción del Reino de Dios aquí en la tierra.

Fuente: Jesuitas Colombia

 

Simplemente, gracias

¿Cómo vivimos el agradecimiento? ¿Sabemos dar y recibir un ‘gracias’?

Por Pino Trejo

El dicho “es de bien nacidos ser agradecido” tiene poco predicamento en nuestra sociedad. Dar las gracias no suele ser una de nuestras acciones más cotidianas, ni una expresión que usemos tanto ni con tanta gente; si acaso, formalmente cuando alguien nos ha ayudado a recoger algo que se nos ha caído, cuando nos ceden un asiento en la guagua, o cuando hemos estado a punto de estamparnos contra el suelo y en el último momento, una mano nos sujetó y evitó la colisión.

En estos casos suele estar hasta justificado decir “gracias”, como si de un pacto conductual se tratara: ante la inesperada y altruista acción de un, una desconocida se establece que la persona beneficiaria de esa gracia debe, como mínimo, dirigirle un gracias.

El significado y uso de este vocablo es bien conocido por todos y todas. Desde pequeñitas se nos enseña la palabra mágica, en qué contexto y situaciones deberemos utilizarla; a quién debemos dirigirla. Así con el tiempo y la rutina se va des-magiando lo que en su momento formó parte de nuestro vocabulario cotidiano.

Ya de adultas somos más selectivas. No regalamos palabras amables a troche y moche, ni consideramos que sea tan necesario ir dando las gracias a toda hora y a cualquier persona. Y mucho menos si es por algo que el otro tiene que hacer, por lo que le pagan al prestar ese servicio a la sociedad, vamos que es su trabajo.

Aquí la cosa cambia considerablemente. Ya por el solo hecho de que perciba un salario por esas tareas de las cuales todos y todas nos beneficiamos, resulta suficiente motivo para no deleitarle con una palabra amable.

En la vorágine de sociedad en la que sobrevivimos, se nos ha olvidado lo fundamental: reconocer al otro, a la otra como un ser humano. Claro que el problema puede que radique en que ya ni nosotros, ni nosotras mismas nos veamos como tales. Hemos asumido tanto esta cultura del “sálvese quien pueda”, que nos hemos ido perdiendo en alguno de los pasillos del hipermercado en el que hemos convertido este mundo.

Dar las gracias cuando el funcionario te recoge el impreso en registro, cuando el fontanero te arregla la avería, cuando el joven te trae la telecomida que has pedido, cuando el médico te receta las medicinas para curarte ese catarro, cuando la cajera del super te devuelve el cambio por la compra que has realizado…significa que reconoces el trabajo de la otra persona y, por lo tanto, a la otra persona.

Porque trabajo y persona no se pueden separar. No nos vendemos cuando trabajamos, sino que nos damos. Una parte de mí se desprende para darse…a la otra persona, a los demás. En cada acción que emprendo en mi puesto de trabajo me lleva a la relación con otras personas; a implicarme, de alguna forma, en sus vidas; a colarme en medio de sus preocupaciones y alegrías.

Yo, receptora de esa dación, no puedo por menos que apreciar lo que recibo, pronunciando un simple gracias, y con ello seguro que ese día habré hecho un poco más feliz a alguien que simplemente hacía su trabajo.

Fuente: EntreParéntesis

 

Los Arquitectos Graduados en la UCC Tendrán Reconocimiento en Todo el Mercosur

La Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba (FAUCC) certificó la calidad de sus planes de estudio a través de un proceso de acreditación regional que reconoce y avalan todos los países del Mercosur.

Con este logro, los graduados de esa carrera contarán con reconocimiento académico en Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

La Facultad de Arquitectura se creó el 31 de marzo de 1959 por iniciativa de un grupo de arquitectos de Córdoba que propusieron a la Universidad la creación de un Centro de Estudios. En la actualidad, ofrece la carrera de Arquitectura, la Maestría en Arquitectura Paisajista y la Maestría en Diseño de Procesos Innovativos, además de numerosos cursos y actividades culturales.

¿Qué es el Arcu-sur?

El Sistema de Acreditación Regional de Carreras Universitarias (Arcu-sur) es resultado de un acuerdo entre los ministros de Educación de los países señalados más arriba, que fue homologado por el Consejo del Mercado Común del Mercosur a través de la Decisión nº17/08.

El Arcu-sur respeta las legislaciones de cada país y la autonomía de las instituciones universitarias, y considera en sus procesos sólo apenas carreras de grado que cuentan con reconocimiento oficial en su país y egresados.

Además, ofrece garantía pública entre los países de la región, del nivel académico y científico de los cursos.

Fuente: La Voz del Interior

Laudato Si: “Los Hechos Son Más Importantes que las Ideas” (I de IV)

El Portal Web Teología Hoy publicará una serie de cuatro columnas en las que se interpretan los capítulos de la Encíclica Laudato Si, escrita por el Papa Francisco. Aquí replicamos el primero, en el que trata el capítulo 1.

Por Thomas Reese

Éste es el primero en una serie de 4 columnas en los capítulos del ¨Laudato Si¨

“Los hechos son más importantes que las ideas” es una declaración del Papa Francisco que uno nunca hubiera escuchado de los Papas Benedicto XVI o Juan Pablo II.

No es que el Papa Francisco sea tonto o un anti intelectual. Él es muy leído y reflexivo, pero de ninguna manera puede ser llamado un erudito. Su formación como científico y su experiencia de vida lo hacen abordar la teoría de una manera diferente que Juan Pablo II y Benedicto XVI. También lo ayuda explicar su acercamiento al medio ambiente en Laudato Si’.

Juan Pablo fue primero educado como filósofo y luego como teólogo, y como sacerdote, el enseñó Ética en la universidad. Escribió en un estilo que no es fácilmente digerible. Benedicto fue educado en teología y se convirtió en uno de los teólogos líderes de su generación. Ambos escribieron libros académicos que promovieron una perspectiva particular.

Antecedentes que marcan la diferencia

Antes de ingresar al noviciado, Francisco hizo estudios en química. Nunca terminó su doctorado en teología. Él es lo que los académicos se refieren como TMD, “todo menos disertación.” Nunca escribió libros académicos. Él era un consumidor de largo alcance de teología, no el defensor de una visión particular.

Para Juan Pablo el filósofo y Benedicto el teólogo, las ideas eran de suma importancia. Pero para Francisco el científico y pastor, los hechos realmente importaban.

Para Juan Pablo y Benedicto, si la realidad no refleja el ideal, entonces la realidad debe cambiar, en cambio para francisco, si los hechos y la teoría chocan, él, como buen científico, está dispuesto a cuestionar la teoría.

Las historias personales de estos tres Papas también les marcaron. Para Juan Pablo, fue la experiencia de una Iglesia en estado de sitio, primero por los Nazis y luego por los comunistas. La unidad de la Iglesia era primordial en esta lucha. Incluso después de la caída del comunismo, su modelo de Iglesia era todavía la de una Iglesia en estado de sitio, excepto que ahora el enemigo era la mayoría de la cultura Occidental – el relativismo, consumismo, etc.

Del mismo modo, Benedicto fue influenciado primero por el Concilio vaticano II y luego por la conmoción que lo siguió y los disturbios estudiantiles de 1968, los cuales le recordaron a los Camisas Pardas Nazis. Al igual que con Juan Pablo, la unidad y el orden eran valores importantes.

Como Profesor de estudiantes de postgrado y Director de Tesis, Benedicto pasó mucho de su tiempo guiando y corrigiendo estudiantes. Él no interactuaba muy bien con sus colegas teólogos. No es de extrañar que como cabeza de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el vio su trabajo como guía y de corrección de los teólogos a quienes él trataba como estudiantes de postgrado, no como iguales intelectuales.

Francisco, por el contrario, como joven sacerdote fue rápidamente empujado hacia la formación espiritual de jóvenes Jesuitas y se convirtió en Director de los novicios, Provincial y Rector del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús. Él lidió con las personas, no con las ideas; el discernimiento no la lógica, fue su principio rector.

Esta experiencia de gobierno Jesuita fue gratificante, pero no idílico. Él experimentó conflictos y fracasos. Reconoce que era demasiado joven para la autoridad que le dieron y que cometió errores. Aprendió que él necesitaba escuchar y consultar antes de tomar decisiones. Trajo estas lecciones aprendidas a su trabajo como Arzobispo de Buenos Aires, Argentina, donde paso mucho de su tiempo con personas en los barrios pobres.

Al mismo tiempo, mientras Juan Pablo experimentaba el comunismo como un opresor extranjero, Francisco conoció al comunismo como un hombre joven en la persona de su primer jefe y mentor, a quien él admiraba y con quien él mantuvo una amistad de por vida. El aprendió temprano que un comunista podía ser una buena persona.

El Papa Francisco se siente incómodo con las ideologías de la izquierda y la derecha. Fue crítico de ciertas formas de teología de la liberación porque ellas incorporaban análisis Marxistas y apoyaban la revolución violenta. Sentía que estos teólogos estaban imponiendo sus ideas en los pobres en lugar de escuchar sus puntos de vista.

 Pero Francisco es incluso más crítico del capitalismo libertario, que ciegamente afirma que todos los barcos deben elevarse con la marea del crecimiento económico, porque las personas que él conoció en los barrios pobres de Buenos Aires se estaban de hecho ahogando sin barcos.

Todos estos antecedentes influyeron en la redacción de la Encíclica de Papa Francisco Laudato Si’. En lugar de empezar con la filosofía y la teología, el primer capítulo de la Encíclica comienza con la ciencia.(…)

¿Qué aprendió el Papa acerca del medio ambiente de los científicos?

El Capítulo 1 de la Encíclica primero informa sobre la contaminación del aire: “La exposición a contaminantes atmosféricos producen una amplio espectro de riesgos para la salud, especialmente a los pobres, y causa millones de muertes prematuras.” La contaminación es “causada por el transporte, los humos industriales, sustancias que contribuyen a la acidificación del suelo y el agua, los fertilizantes, los insecticidas, los herbicidas y agrotóxicos en general.”

Después el Capítulo sigue con la contaminación causada por los residuos. “Cada año cientos de millones de toneladas de residuos son generados, muchos de los cuales no son biodegradables, altamente tóxicos y radioactivos, provenientes de los hogares y los negocios, de las obras de construcción y sitios de demolición, de clínicas y otras fuentes electrónicas e industriales.”

El Papa también aprendió que “un muy sólido consenso científico indica que estábamos siendo testigos en la actualidad de un calentamiento perturbador del sistema climático” y que “una serie de estudios científicos indican que la mayor parte del calentamiento global en las últimas décadas es debido a la enorme concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno, y otros) liberados principalmente como resultado de la actividad humana.”

El Capítulo 1 incluye una discusión de cómo el calentamiento global puede conducir al derretimiento de los glaciares y el hilo polar, aumentando el nivel del mar, y la liberación de gas metano a partir de la descomposición de material orgánico congelado. También observa que “la contaminación el dióxido de carbono incrementa la acidificación de los océanos y compromete la cadena alimentaria marina.”

Además, el Capítulo 1 dedica una sección entera a la pérdida de la biodiversidad, sus causas y consecuencias. La Encíclica informa sobre los suministros de agua contaminados, los arrecifes de coral moribundos, y la deforestación. Resume el pensamiento actual de los científicos sobre las cuestiones ambientales.

Más tarde en la Encíclica, el Papa Francisco escribe, “las predicciones de fin de mundo ya no pueden ser tomadas con ironía o desdén. Bien podríamos estar dejándole a las generaciones futuras escombros, desolación y suciedad. El ritmo de consumo, basura y cambio del medio ambiente ha estirado tanto la capacidad del planeta que nuestro estilo de vida contemporáneo, insostenible como es, puede sólo precipitar catástrofes.”

Los hechos importan cuando se trata del medio ambiente, por lo que el Papa Francisco comienza su Encíclica con una presentación del consenso científico sobre el estado del medio ambiente y hacia donde vamos. Estos hechos presentan al mundo con un dilema moral que será explicado más tarde en la Encíclica.

Fuente: teología Hoy

Economía Colaborativa: una Nueva Forma de Consumir

Un nuevo modelo de consumo basado en compartir recursos, aumentando la solidaridad social y disminuyendo el grado de recursos necesarios.

Uno lo tiene, otro lo necesita. Cuántas veces podríamos compartir recursos, productos o servicios a otras personas y, simplemente, no lo hacemos porque desconocemos que los necesitan. Un departamento para hospedarse, un lugar en el auto para ir a trabajar, un espacio para estacionar, un préstamo para financiar un proyecto, un rincón en la valija de viaje, un trabajo freelance, una oficina dispuesta a ser compartida, alguna ropa o esas herramientas a la que poco uso se les da. Todo se puede compartir si se tiene la información correcta y los medios seguros para hacer la transacción, un combo que hoy se potencia gracias a las nuevas tecnologías y que da origen a una nueva economía que muchos llaman la “economía colaborativa”.

Economía del compartir, modo de producción ciudadano, consumo colaborativo, sharing economy, economía P2P o on demand, capitalismo basado en la muchedumbre. Estos son algunos de los términos utilizados para referirse a este fenómeno innovador de alcance global que propone una nueva forma de organizar la actividad económica reemplazando al modelo tradicional que se centra en las grandes empresas como únicas proveedoras de bienes y servicios. Este nuevo escenario, que favorece el intercambio de recursos – muchas veces subutilizados- con un bajo costo de coordinación -dado que se logra a través de plataformas digitales-, impulsa el empoderamiento de los individuos a la hora de conseguir lo que necesitan los unos de los otros de manera directa, sin intermediarios.

“Internet permite eliminar las asimetrías de información haciendo que cosas que antes eran imposibles hoy sean posibles. El poder tener un inventario online de todo lo que tus vecinos tienen para prestar hace que, por ejemplo, no necesites comprarte un taladro que usas pocas veces al año. Antes, la falta de información hacía que todos necesitáramos un taladro en casa, pero ahora ya no porque sabemos que podemos pedírselo al vecino. Así ocurre con todos los recursos. Hoy es un taladro, mañana es un auto”, explica Santiago Bilinkis, emprendedor, tecnólogo y autor de Pasaje al Futuro.

Empresas como Uber o Airbnb, por nombrar a las más referentes de esta economía colaborativa, no son más que plataformas que entendieron cómo eliminar estas asimetrías de información entre consumidores y proveedores de bienes y servicios, facilitando la interacción y, por lo tanto, la transacción comercial entre ellos. (…)

El Cambio que el planeta y la sociedad necesitan

La concientización por el cuidado por el medioambiente también se alista entre las razones que dan lugar a este nuevo modelo de consumo más sustentable. “La sostenibilidad ha sido a menudo considerada como argumento para promover o participar en las economías colaborativas. Esto adquiere sentido ya que se propicia compartir recursos costosos en lugar de que todos tengan uno”, dice la directora.

A su vez, cita algunos estudios internacionales que están comenzando a mostrar que compartir los vehículos, o minimizar su capacidad ociosa -que normalmente permanecen estacionados 90% de su tiempo-, podría conducir teóricamente a una ciudad donde todos sus habitantes podrían viajar a demanda con sólo una quinta parte del número de vehículos (privados y públicos) en uso hoy en día.

A favor y en contra.

A pesar de los evidentes beneficios de la economía colaborativa y su gran potencial, muchos de estos negocios despiertan grandes controversias debido a la desregulación que presenta su forma de intercambio. Temas fiscales, de empleabilidad y de protección al consumidor son algunos de los elementos más cuestionados por los detractores del modelo.

“El gran desafío actual no parece recaer en aspectos tecnológicos, sino regulatorios, que ningún marco normativo de los países en que están surgiendo estas innovaciones ha terminado de resolver”, indica Goytia. La directora hace hincapié especialmente en que muchas de estas actividades se realizan a tiempo parcial, como es el caso de conducir un auto a tiempo parcial o convertirse en un banquero a través de los círculos de financiación. “Esto produce que se desdibujen los límites entre una mano de obra empleada – elegible para los beneficios sociales- y mano de obra ocasional y contratistas independientes como puede ser un estudiante que en su tiempo libre brinda algún servicio”, ejemplifica.

Por otro lado, surge el dilema de cómo controlar la calidad del servicio ante los consumidores cuando son personas particulares las que lo ofrecen. Asimismo, hay temas impositivos que se le escapan a los Estados debido a los modelos de negocios de muchos de estos emprendimientos. “Se necesita abordar y modificar las regulaciones vigentes, para adaptarlas al mundo actual”, define Carusoni.

(…)

Fuente: CPAL Social

Reflexión del Evangelio: Domingo 3 de Septiembre

Evangelio según San Mateo 16, 21-27

Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: “Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá”. Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: “¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras”.

Reflexión del Evangelio – Por Fabio Solti SJ 

En este evangelio de Mateo de este domingo Jesús en su palabra, nos invita a reflexionar diferentes cuestiones:

Por un lado Jesús en su discernimiento está determinado a ir a Jerusalén para cumplir con la Voluntad del Padre. Y Pedro se lo quiere impedir.

A nosotros también puede ocurrirnos que, determinados en discernimiento, esto es en oración, nos vengan pensamientos, palabras, personas, que nos impidan intentar hacer aquello que nos pide Dios.

Ahora bien, las determinaciones, vale decir, las respuestas que damos a Dios, no son ocurrencias o ideas impulsivas que se nos ocurre hacer, llevar adelante, etc. El discernimiento implica proceso. Esto significa tiempo. Somos seres procesuales: necesitamos tiempo. Nacemos, crecemos, morimos.

En un mundo donde lo que importa es lo inmediato, la invitación es a lo mediato. A lo mediato con el Señor. Determinarse en discernimiento con Jesús no es inmediato. Precisa de tiempo. Precisa de relación en oración. Precisa de establecer lazos con Él en el tiempo y preguntarle que quiere que haga hoy por Él.

Este proceso me deja des-ensimismado. Lo inmediato tiene que ver con el ensimismamiento, con estar mirándose el ombligo todo el tiempo y no saber lo que quiero. La invitación de Jesús es a vaciarse de ese narcisismo vacuo, enderezarse y mirar el horizonte que me llena de sentido: la construcción del Reino.

Y ahora sí las palabras de Jesús tienen otro sabor: Renunciar a si mismo tiene que ver con salir de mi propio amor, querer e interés y aprender a mirar el mundo como Dios lo mira, como Dios nos mira.

2. Por último esa pregunta ultima de Jesús ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?. Y se me viene una pequeña reflexión que se comenta mucho acá, en Brasil: Nacemos sin traer nada, morimos sin llevar nada. Y en el medio del intervalo entre la vida y la muerte, peleamos por aquello que no traemos y no llevamos…

Ahora sí: la invitación es a salir de nosotros mismos, mirar el horizonte de Reino a que me invita Jesús y seguirlo: construir un mundo de amor. Amor qué no solo se dice, sino que se hace.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe