Acojamos el Mensaje y el Testimonio del Papa Francisco en Colombia

El pueblo Colombiano sigue ofreciendo resonancias de lo que fue la visita del Papa Francisco a su país y la sociedad que se sienten invitados a construir juntos.

Por Carlos Eduardo Correa SJ

El Papa Francisco visita nuestro país para traernos la Buena Noticia de Jesucristo a todos los colombianos. Viene movido por Dios para darnos una palabra de aliento, especialmente a los que han sido excluidos, violentados y empobrecidos; para sembrar esperanza en las víctimas del conflicto armado y en las víctimas de un sistema económico, social y político deshumanizante; para invitar a los que han ocasionado tanta barbarie y destrucción humana a que expresen la verdad de lo acontecido y a que contribuyan con la reparación de todos los que han sufrido; para insistirnos en la necesidad de cuidar nuestra casa común; y para alentarnos a vivir la reconciliación, el perdón y la paz.

Su mensaje, lleno de una profunda sabiduría y expresado en forma sencilla y clara, con toda seguridad tocará los corazones de los colombianos para que nos dispongamos a reconocer lo que Dios quiere de nosotros en la construcción de una sociedad que valore y respete la dignidad de cada persona, promueva la realización de los derechos humanos y busque establecer relaciones fraternas en la perspectiva de la inclusión, la equidad, la justicia y la búsqueda del bien común.

Su testimonio, que nace de tener los ojos puestos en Jesucristo pobre, humilde y entregado incondicionalmente al servicio de las personas, es una fuerza de salvación que mueve nuestras vidas para asumir coherentemente el Evangelio, dejando a un lado nuestro propio querer e interés y haciéndonos dóciles para permitir que Dios nos ponga a trabajar como ministros de la reconciliación y de la justicia.

Acoger su mensaje y su testimonio nos llevará, muy seguramente, a sentirnos profundamente cuestionados en lo que somos y hacemos, de tal manera que esto nos lance a generar nuevas dinámicas y procesos de trabajo apostólico que hagan realidad el Reinado de Dios entre nosotros.

El Papa Francisco ha contribuido para que millones de hombres y mujeres en el mundo recuperen el camino del Evangelio, experimentando un aire nuevo que refresca el sentido profundo de sus vidas y motivándolos para hacer un mundo mejor para todos.

Nosotros, que también sentimos el gusto y la alegría de escuchar al Papa Francisco, reconocemos su paso por Colombia como una verdadera gracia de Dios que nos impulsará para trabajar con una mayor dedicación en los procesos de transformación cultural, ambiental, política, social y económica que nuestro país necesita.

Es muy importante que en los días de su visita lo podamos seguir de cerca, estando atentos a todo lo que diga y haga, para reconocer los llamados de Dios en su peregrinación por nuestro país. Sólo teniendo un corazón abierto y bien dispuesto, podremos aprovechar todas sus enseñanzas y su ejemplo para la cualificación de nuestra vida y nuestra misión.

Pidámosle al Señor que con la visita del Papa Francisco se transformen las mentes y los corazones de los colombianos, de tal forma que podamos vivir una sociedad reconciliada y en paz, dejando a un lado todo lo que nos impide crecer como verdaderos Hijos de Dios y hermanos entre nosotros.

Fuente: Jesuitas Colombia

Oración para Tocar Mejor

Una oración para descubrir a Dios a través de uno de nuestros sentidos: el tacto, y dejarse tocar el corazón.

“Acerca tu mano: métela en mi costado” Jn 20,27

Señor del Cielo y de la Tierra

que por medio de las manos de tu Hijo

salvaste y sanaste,

ven con tu Espíritu

y purifica mi sentido del tacto.

 

Concédeme la gracia, Señor,

de reconocer tu presencia

en cada persona

en cada ser

en cada cosa

que toque y me toque.

 

Purifica mi tocar

para que pueda pasar

de la sensualidad que esclaviza

al verdadero placer de la sensitividad.

Para que el deseo de poseer egoísta

se convierta en gesto de donación

a los otros en el Otro.

 

Ayúdame, Jesús, a descubrir

tu mano sanadora para que,

por medio de mi tacto

pueda comunicar el amor…

pueda relacionarme con el mundo…

 

Dame la gracia

de abrazar y ser abrazado,

de acariciar y ser acariciado,

porque estando contigo en el otro

eres tú quien me acaricia y abraza.

Quien me da paz y me consuela.

 

Permite Padre,

que la rudeza de la pobreza,

de la enfermedad

del sufrimiento

eduquen mi tacto

para besar y cuidar en tu Nombre

a los que más te necesitan,

para que mi sensitividad me conduzca a la sensibilidad.

 

Gracias Dios, por sentirte

y comunicarte conmigo,

 

a través de este sentido.

Fuente: Blog Pequeñeces

Hacer de la Universidad un Actor Social para el Cambio

En una ponencia ofrecida por el Mtro. David Fernández Dávalos, Rector de la Universidad Iberoamericana de México, explicó la relevancia de que la universidad se constituya como agente de cambio para la sociedad. Dicha ponencia fue transmitida en línea a instituciones de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL).

Mtro. David Fernández Dávalos, Rector de la IBERO.

La vinculación hace de la universidad un actor social para el cambio, pues con la vinculación se pueden experimentar modelos novedosos de producción de conocimientos e intercambio de los mismos, modelos novedosos de organización social y modelos novedosos de relación entre colectivos sociales, que validen el conocimiento que se va generando y reflexionando en la universidad. Así lo afirmó el Maestro David Fernández Dávalos, S. J., Rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

El Padre Fernández Dávalos explicó que la vinculación es la presencia de la universidad fuera de su recinto, para incidir con su conocimiento en acciones transformadoras; por lo que ayuda a la universidad a cumplir su obligación histórica de pertinencia social y su misión de incidir directamente sobre la estructura social en relación con otros agentes sociales transformadores.

“La pretensión de esta función (vinculación) es poner a la universidad afuera de sí misma, pero me parece también tendría que traer la realidad externa a la universidad dentro de nuestros muros. De suerte que la realidad sea materia de reflexión, de presencia, de investigación, dentro del conjunto universitario. Exige que la universidad se inserte en la realidad y que se articule con fuerzas que empujan en la dirección del cambio social que deseamos; y entonces que tengamos alianzas con organizaciones sociales, colectivos de derechos humanos o de ecología, etcétera”.

Además la vinculación genera mecanismos experienciales por los que la realidad de los pobres y excluidos se hace presente en el quehacer universitario; quienes generalmente no tienen posibilidad de estar dentro de nuestra universidad, pero que se hacen presentes en el campus a través de diversos mecanismos, como ferias de artesanías, cursos populares o seminarios de discusión respecto de sus problemáticas, mismos que cuentan con su participación.

Pertinencia social, verdadero estándar de calidad de una universidad

Respecto a la calidad de las universidades, el Rector Fernández Dávalos dijo que calidad es pertinencia social; y ésta última, para que suceda, requiere que se cumplan ciertas condiciones, “porque la calidad como pertinencia social supone que la institución funciona adecuadamente, con estándares elevados, rigurosos, altos, exigentes; algunos dirán de calidad mundial”.

Aseveró que los indicadores tradicionales de calidad académica son condición de posibilidad para que se verifique la pertinencia social. Y enunció que algunos de esos indicadores son: que los profesores no falten a sus clases y lleguen a tiempo; tengan títulos reconocidos en universidades de prestigio; que la docencia se alimente de la investigación y las necesidades de la docencia alimenten la investigación; y que hayan experiencias de campo significativas en las profesiones, para que haya una vinculación con los problemas reales.

En cuanto a las universidades, que éstas tengan instalaciones y laboratorios de calidad; cuenten con procesos de internacionalización suficientes; tengan programas académicos acreditados; que haya una elevada relación de académicos de tiempo por alumno; y una eficiencia terminal alta.

Y sobre la repolitización de la universidad y de sus funciones, mencionó que ha de ser conducida por las necesidades objetivas de los empobrecidos y excluidos, por tres argumentos.

  • Teórico. Porque los que tienen menos que perder tienen mayor posibilidad de acceso a la verdad, a las verdades. “Los epistemólogos dicen, conoce más aquel que tiene menos que perder, porque el que tiene algo que perder siempre su visión estará mediada por esos intereses que tiene que defender”.
  • Ético. Por una obligación moral básica.
  • Teológico. Son lugar privilegiado de la salvación, desde la revelación del Señor Jesús. “El Señor Jesús es en los pobres, en los enfermos, en los que son tenidos por pecadores y excluidos de la comunidad bien pensante y acomodada, quienes revelan al Dios de Jesucristo. Y junto con ellos es que podemos acoger o construir el reinado de Dios, la salvación”.

Lo anterior tendría algunas implicaciones para las universidades confiadas a la Compañía de Jesús -como la IBERO-, que de lo más externo a lo más central serían las siguientes:

  • Tener un estilo austero, sin derroches; maximizar la eficacia en el uso de los recursos, es decir, no desperdiciar papel, agua, luz, ni recursos humanos, porque esa es la dinámica de los pobres; tener cercanía con los sectores populares, los movimientos sociales, las víctimas de la violencia o de violaciones a sus derechos humanos.
  • Seleccionar al personal docente por afinidad y no sólo por sus credenciales académicas, porque luego se tienen personas muy ilustradas, pero contrarias a la misión de la universidad; hacer el trabajo propio con pasión y entrega, pues la mejor universidad es aquella que logra que sus miembros puedan articular su proyecto de vida o hacer coincidir su proyecto de vida con el proyecto institucional.
  • Enfocar la docencia a preparar profesionales conscientes y que sean agentes de transformación; hacer investigaciones orientadas a la realidad y que ayuden a las personas a tener una vida digna; destinar recursos económicos para entrar en contacto con las realidades populares, para poder estar en las zonas más remotas del país aportando tecnologías o know how a los grupos más depauperados; establecer canales para que los pobres y excluidos se hagan presentes en la universidad y viceversa; y poner signos del compromiso real de la universidad con las mayorías populares, por ejemplo, a través de pronunciamientos, actividades y programas de becas realmente útiles para estos sectores.

“Concluyo. Hablé de que hay que hacer una politización adecuada de la universidad, por un lado; y por otro lado, estamos claros que la universidad tiene que ser excelente académicamente. Lo que estoy diciendo con esta participación es que las dos cosas no se excluyen, sino que pueden potenciarse y complementarse mutuamente”.

“Si agarramos el concepto de pertinencia social del saber universitario podemos hacer compatible la excelencia académica, o la calidad académica y el compromiso social de la universidad; porque en la medida en que sea mayor el compromiso puede ser de mayor calidad la universidad; y al revés, en la medida que sea de mayor calidad la universidad puede ser mayor su compromiso social”.

“Este concepto de pertinencia social puede hacer que nuestras universidades generen los egresados comprometidos socialmente, y tengamos una mejor universidad, y una mejor política en nuestros países, y una mayor visibilidad como actores sociales desde nuestras universidades”.

Fuente: www.iberomx.com

Aportes del SJR y la RJM en Latinoamérica para los Pactos Globales sobre Migrantes y Refugiados

El Servicio Jesuita a Refugiados y la Red Jesuita con Migrantes en Latinoamérica y El Caribe, expresan sus recomendaciones con base en su experiencia local, nacional y regional en América Latina, sobre que se debe considerar entorno a los Pactos Globales sobre Migrantes y Refugiados, para la elaboración del cual Naciones Unidas ha abierto un tiempo de consulta.

En el Acoger:

Es importante respetar el principio de no devolución, lo cual implica, evitar la expulsión colectiva y arbitraria de migrantes y refugiados. El proceder debe partir de las consideraciones humanitarias de las personas que huyen por razones de violencia de sus países, para no ser devuelto de manera abusiva a un lugar que se considere de riesgo para su integridad personal.

Es necesario encontrar más y mejores vías jurídicas para asegurar condiciones adecuadas para la migración o reubicación segura y voluntaria. Existen alternativas útiles como visas humanitarias que garantizan la protección de personas que no cumplen formalmente los requisitos de ley para ser considerados refugiados; visas de reunificación familiar (incluyendo hermanos, abuelos y nietos) y visas temporales para personas que huyen de conflictos en países vecinos; creación de corredores humanitarios; programas de reubicación de refugiados en las comunidades acogida, en lugar de concentrarlos en asentamientos.

En el Proteger:

Es importante que los inmigrantes, solicitantes de asilo y refugiados puedan gozar de la protección necesaria de parte de los países de acogida, a fin de prevenir situaciones que atenten contra su dignidad como la explotación sexual, el trabajo forzoso y la trata de personas.

Los Estados deben capacitar integralmente a sus funcionarios sobre los tratos y procedimientos que tienen que seguir con migrantes y refugiados, como promover una coordinación interinstitucional que permita garantizar una respuesta integral en el acceso y goce de justicia, defensa y seguridad, especialmente cuando la vida esté en riesgo, así como la asistencia permanente con información clara y oportuna sobre la necesidad de protección.

La población migrante y refugiada debe contar con el goce efectivo de sus derechos en igualdad de condiciones que la población nacional. Los migrantes y refugiados se enfrentan a múltiples obstáculos, en particular, vacíos legales debido a la falta de regulación y lineamientos claros, pues muchos tienen dificultades legales para acceder a bienes y servicios básicos (bancos, colegios, hospitales, trabajo, inmuebles, etc.).

Es importante la adopción no sólo de medidas contingentes, sino de políticas migratorias que contemplen un enfoque diferencial y con perspectiva de género, ya que existen necesidades e impactos diferenciados según el grupo poblacional (niños, niñas, adolecentes, mujeres, indígenas, afrodescendientes, etc.) previniendo las discriminación, re-victimización y vulnerabilidad, en los momentos de tránsito, destino y retorno.

En el Promover:

Reivindicamos la necesidad por la protección del núcleo familiar del migrante y refugiado, especialmente para que la población de niños, niñas y adolescentes (NNA) no queden desprotegidos. Muchos de ellos huyen de sus países sin el acompañamiento de sus padres, hecho que acentúa su condición de vulnerabilidad, por lo cual está la necesidad de protegerlos asegurando su reencuentro y reunificación familiar.

Hacemos un llamado para que los Estados generen políticas públicas responsables e integrales, donde se promueva una inclusión social de migrantes y refugiados para que puedan ejercer su oficio en las comunidades de acogida. Por ello, es importante asumir políticas menos restrictivas que garanticen tanto la igualdad como una posibilidad más amplia para ejercer la ciudadanía y la promoción humana en los lugares de acogida.

Es necesario generar respuestas ágiles para el reconocimiento de la condición migratoria, especialmente de quienes requieren protección internacional, y la debida documentación que permita acceder servicios de empleo, vivienda, salud y educación. Del mismo modo, urge que esta documentación sea conocida y reconocida en todas las instancias gubernamentales e instituciones privadas.

En el Integrar:

Es prioritario adoptar un lenguaje que fomente la solidaridad y la hospitalidad de migrantes, solicitantes de asilo y refugio, evitando verles como competencia o amenaza en los países de tránsito y destino. Los medios de comunicación y líderes políticos tienen un papel fundamental para transformar este imaginario colectivo.

Los espacios de intercambio entre quienes llegan y quienes acogen deben servir para favorecer una cultura del encuentro que permita entender los beneficios que trae la integración. Es un proceso bidireccional que aunque toma tiempo, debe reconocer y valorar la importancia de la multiculturalidad de la que somos parte en Latinoamérica y El Caribe. En virtud de esa riqueza cultural podemos aprender a convivir, aprovechar y disfrutar las diferencias que tenemos.

Hay que evitar supuestos y discursos que sigan estigmatizando y criminalizando a migrantes y refugiados per se. Por el contrario, es menester hacer un reconocimiento al aporte que estas poblaciones hacen a la economía local, por ejemplo. En esto, son claves los procesos de integración implican un mutuo aprendizaje para compartir los recursos que se tienen.

Proponemos generar un trabajo más cercano con los hijos e hijas de extranjeros nacidos en el país acogida para prevenir que violencias de diferentes tipos vulnere sus derechos fundamentales y contribuya a un sano proceso de sana convivencia. La integración es un componente fundamental que puede concebir nuevos proyectos de vida y promover la superación de las necesidades y vulnerabilidades de migrantes y refugiados.

Los Estados deben promover acciones precisas que de manera colateral o por aspectos estructurales o del funcionamiento del mismo, no afecten o discriminen a los inmigrantes. Así como políticas de cooperación y articulación con la sociedad civil que permitan que el desarrollo como seres humanos se dé en condiciones de dignidad e igualdad.

Conclusiones breves:

Vemos con preocupación en toda Latinoamérica y El Caribe el aumento de las solicitudes de asilo, el incremento del número de detenciones y deportaciones masivas, y el crecimiento del desplazamiento forzado interno, así como poca capacidad estatal y falta de marcos legales garantes de los derechos para migrantes y refugiados; igualmente la persistencia de escenarios de inseguridad y precariedad que afectan a los migrantes forzados que están en toda la región.

Anhelamos que el proceso de consulta de los pactos globales entorno a la migración y el refugio pueda culminar en una transformación de la perspectiva de los Estados para que conduzca a pensar más allá de las particularidades de una nacionalidad y trascender a un enfoque de derechos que nos abarque como humanidad. El valor de la integridad de cada persona, debe estar equilibrado con las preocupaciones de seguridad nacional de cada país y nunca estar por encima de la dignidad y los derechos fundamentales de los seres humanos.

Hacemos un llamado a la reflexión conjunta e inclusiva, para que analizando la complejidad de las transformaciones del contexto en el mundo, se haga un aporte orientado a la profundización de la comprensión sobre los graves obstáculos que enfrentan migrantes y refugiados en países de tránsito y destino, y la necesidad de proteger a todos los refugiados de facto3, y no sólo a quienes se le otorga un estatus.

Es deber de todos los gobiernos establecer medidas de protección y prevención para aquellas comunidades profundamente amenazadas por las nuevas violencias; avanzar hacia soluciones estables y duraderas que les permita reconstruir sus proyectos de vida en armonía con los territorios y de cara a un desarrollo humano con un rumbo ambientalmente sostenible y socialmente equitativo; y garantizar la vida de los migrantes forzados que huyen de sus países de origen por situaciones de violencia social generalizada, por políticas económicas erróneas y por violación sistemática de sus derechos humanos.

Allí donde nacen muros de exclusión, securitización, desconfianza y xenofobia, reiteramos la invitación para construir más y más puentes de Hospitalidad, Humanidad y Fraternidad.

Fuente: CPAL Social

 

Construyendo Paz y Reconciliación desde las Regiones

El actual presidente de la CPAL, Ricardo Jaramillo SJ, expone la situación de la obras de la Compañía en Colombia en función de las prioridades que, como provincia han elegido para acercarse a los objetivos del Proyecto Apostólico Regional.

Por Carlos Eduardo Correa Jaramillo SJ

Al inicio del año 2015 expresé, como nuevo Provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, que era fundamental continuar con el Proyecto Apostólico Regional de Provincia, viviendo en “estado de discernimiento permanente” y avanzando en los proyectos definidos por cada una de las Regiones y por las Obras Transversales, como fruto del proceso de articulación de todos nuestros trabajos apostólicos, que buscaba generar un mayor impacto transformador en la realidad de nuestra sociedad.

Hemos retomado las 4 grandes Prioridades Provinciales que ya habíamos formulado y que recogían, de forma sintética, todo lo que habíamos venido avanzando en el Proyecto Apostólico Regional de Provincia. Estas 4 Prioridades Provinciales estaban profundamente relacionadas y “alineadas” con las Prioridades del Proyecto Apostólico Común de la CPAL y las Prioridades de la Universal Compañía:

  • Espiritualidad Ignaciana, entendida como la experiencia y formación ignaciana comprometida con la realidad.
  • Educación Integral, entendida como las propuestas de formación integral para la civilidad y la construcción de un nuevo país.
  • Desarrollo Socioeconómico, entendido como las propuestas de desarrollo regional integral equitativo y sostenible.
  • Paz y Reconciliación, entendida como las iniciativas de construcción de paz, derechos humanos, reconciliación y perdón.

Con la firme decisión de continuar trabajando y avanzando en estas 4 Prioridades Provinciales, los invité para que trabajáramos con vigor y eficacia en dos “Apuestas” fundamentales para el momento histórico de nuestro país y de nuestra Provincia:

Participación activa en Procesos de Paz, Perdón y Reconciliación

Con respecto a la primera “Apuesta”, les pedí que nos comprometiéramos en la construcción de una Paz Estable y Duradera en nuestro país. Era consciente de que ya teníamos herramientas muy útiles para contribuir con los procesos de reconciliación y perdón en nuestra querida Colombia. Era necesario que le apostáramos a la resolución no violenta de los conflictos y a trabajar por una justicia restaurativa que buscara la transformación de las víctimas, los ofensores y todos los miembros de las diversas comunidades. Sólo desde la grandeza de experimentarnos como hijos de Dios y hermanos entre nosotros, podríamos acompañar los dolores y las luchas de tantos hombres y mujeres que buscan alcanzar una vida nueva, reconciliados en el amor. Para llevar adelante esta “Apuesta”, nos propusimos realizar un Proyecto que llamamos “Construyendo Paz y Reconciliación desde las Regiones”, liderado por el Asistente de Apostolados (con una Gerencia para el Proyecto), con el apoyo de todos los Coordinadores de la Misión Regional; de los Directores de las Obras Transversales y la financiación de PORTICUS.

Fortalecimiento del Cuerpo Apostólico

Con respecto a la segunda “Apuesta”, les solicité que promoviéramos y realizáramos Programas de Formación Integral para las personas que participamos en el trabajo de la Compañía de Jesús en las diferentes Regiones y Obras, donde la vivencia de los Ejercicios Espirituales fuera el eje de dicha formación y donde el profundo conocimiento y vivencia de nuestra Identidad y Misión nos lanzara a ser cualificados evangelizadores. Era muy importante prepararnos con seriedad y hondura para ser capaces de responder a los desafíos y retos de nuestra sociedad; sólo así estaríamos fortaleciendo el Cuerpo Apostólico conformado por jesuitas, laicos y hombres y mujeres de buena voluntad que colaboran con Dios en su Misión, para ser “un fuego que enciende otros fuegos”.

Tenemos que reconocer que hemos ido avanzando poco a poco y que en este proceso nos vamos dando cuenta de que si nos juntamos, aportando las fortalezas de cada obra apostólica, podemos impactar muy positivamente la vida de los habitantes de las Regiones en donde prestamos nuestro servicio apostólico.

Estamos convencidos de que la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC y los comienzos de una negociación de paz con la guerrilla del ELN, son una verdadera oportunidad para que todos los que participamos de la Misión Apostólica de la Compañía de Jesús, en esta Provincia, nos comprometamos para trabajar sin descanso por la construcción de una Colombia en paz, donde el perdón marque la forma de proceder entre los colombianos y la reconciliación nos permita generar comunidades fraternas, que vivan en justicia y equidad.

Es de mucho provecho que llevemos siempre en nuestros corazones y en nuestras mentes la vida de tantos hombres y mujeres que en Colombia han sido víctimas de la guerra o de la injusticia estructural. Conociendo de cerca sus historias y solidarizándonos con sus sufrimientos y angustias, podremos contribuir para que recuperen la esperanza y la alegría. Esto nos llevará a comprometernos seriamente para parar la guerra y para asumir una actitud proactiva en la transformación de las relaciones sociales, políticas, económicas, culturales y ambientales, de tal manera que nadie se sienta excluido de lo mínimo necesario para la vida digna y para que nadie vuelva a ser victimizado y degradado en su condición humana.

Las Obras Apostólicas de la Compañía de Jesús están invitadas a iniciar y a acompañar procesos y dinámicas transformadoras de la sociedad. Por eso, es necesario que todos nosotros respondamos al llamado de Dios para ser “Compañeros en una Misión de Reconciliación y de Justicia”, como nos lo propuso la Congregación General 36. Vale la pena que continuemos siendo muy creativos e innovadores en las propuestas de acción en cada una de las Regiones y en las Obras Transversales.

Busquemos colaborar con Dios en lo que ya está realizando con los colombianos, para que todos tengamos una vida plena y abundante. Nunca desfallezcamos en esta misión; mantengamos el vigor y el ánimo que surgen de la profunda experiencia de ser movidos por Jesucristo para que todos vivamos en su amor, como personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas.

Fuente: Jesuitas Colombia

 

Ama y Haz lo que Quieras

Para discernir cuándo estamos amando de verdad.

Por Charlie Gómez-Vírseda, SJ

La frase se atribuye a san Agustín y la verdad es que es muy buena. Podría ser una síntesis de toda la doctrina cristiana. Ama y haz lo que quieras. Ante cualquier duda, ante cualquier dilema, tú asegúrate de hacerlo por amor y estarás haciendo lo correcto.

El problema es que amar no es tan sencillo. Como lema está muy bien pero a la hora de concretarlo, surgen los problemas. Porque a veces aquello que creo que es amor no dura en el tiempo. Otras veces, detrás de un acto aparentemente generoso, descubro que me estoy buscando a mí mismo; que en realidad me ofusco si no se me agradece lo suficiente. Quiero amar, pero depende de a quién. Hay gente a la que soy incapaz de amar porque me producen rechazo, o me son desconocidos, o simplemente porque ellos tampoco me tratan bien. A veces no me atrevo a amar por miedo a que me hagan daño. Prefiero simular un sucedáneo de amor, que me permite pasar página sin que duela. En ocasiones, amar supone renunciar a mi tiempo o a mi libertad. ¿Un voluntariado? Sí, pero en cuanto llegan los exámenes…

¡Qué fácil es querer el bien… pero qué difícil hacerlo bien!

Ahora me doy cuenta de la cara oculta de esta frase: ama y haz lo que quieras. Sí, pero ¿quién me enseña a mí a amar? ¿Quién es capaz de proponer un amor incondicional hasta el final? Es ahí donde el cristianismo responde con una vida, con una historia, con un nombre. Jesús de Nazaret, el rostro de Dios vivo. En el Evangelio, en unas cuantas páginas, se cuenta la vida de quien tuvo el valor de pasar haciendo el bien hasta sus últimas consecuencias. Una vida donde caben silencios y palabras; oración y acción; lágrimas y amistades; consuelos y broncas; alegría y cruz. Es la vida de quien se hacía llamar Maestro y amó hasta el extremo. Porque quizá, sólo con él y como él, sí que se puede decir: ama y haz lo que quieras.

Fuente: Pastoral SJ

 

El Papa que se Ganó el Corazón de Más de un Ateo

La visita del Papa a Colombia fue un signo que generó efectos en la población creyente y no creyente.

Por José Guarnizo Álvarez

La visita de Francisco a Colombia fue mucho más emocionante de lo que imaginaron los colombianos. El acto de Villavicencio resultó ser el más desgarrador y emotivo, en un país con tantas secuelas de violencia.

No hacía falta ser católico para conmoverse hasta las entrañas con el discurso que dio Pastora Mira parada detrás del atril, con los ojos entreabiertos y la voz interrumpida por un taco que seguramente le pesaba en garganta, intentando nombrar lo innombrable.

No era cuestión de religiones. Bastaba con tener tripas y un corazón bombeando sangre para rendirse ante esa historia trágica que comenzó a relatar ante miles de personas en Villavicencio y frente al papa Francisco. Ese fue un primer fogonazo directo al corazón.

Daban ganas de echarse a llorar con solo escuchar el paso a paso de lo que fueron los asesinatos de su papá, de su primer esposo y de sus hijos Jorge Aníbal y Sandra Paola, cuyo cadáver Pastora solo pudo encontrar siete años después de haberla dejado de ver.

Una mujer a la que prácticamente le exterminaron a su familia de golpe hizo ver la llegada del papa como un acto que trascendía la típica y casi siempre aburrida visita de un jefe de estado. En este caso el papa había venido a tocar la fibra más profunda que arde en el inconsciente de este país: la violencia y la muerte que ha dejado el conflicto.

Había que ver a Francisco sobrecogido hasta los huesos para entender que el mensaje de Jesús, más allá de si muchos profesaban o no la religión, venía a caer como una llovizna de aliento ante tanto dolor derramado. Ver al papa orando frente al Cristo de Bojayá también terminó siendo una lección para nosotros mismos y para esa enfermedad crónica que engendramos el día en que las víctimas se nos volvieron paisaje. Y luego vino esa frase de Francisco tan dogmática pero tan inquietante para lo que significa sufrir por el otro: “Un cristo roto y amputado para nosotros es mas Cristo aún”.

Es muy difícil que una figura mundial logre convocar en Colombia a tantos y tan distintos tipos de personas. Pero ese no era el plan al principio. Muy pocos habrían vaticinado con antelación los sentimientos que el papa terminaría despertando. Aunque su venida al país estaba planeada hasta en sus más milimétricos detalles, nadie podía presupuestar la atmósfera anímica que acabaría generando. Hasta en los más ateos. Porque es preciso volverlo a decir: no hacía falta ser católico.

Y es posible que una de las razones para que esa conexión se haya dado sean los símbolos que Francisco trajo en su maleta. Por mucho que algunos políticos quisieron aprovechar el momento para aparecer en fotos y levantar así popularidades, Francisco estuvo en Colombia con el pueblo. No fue el papa de Santos ni de Uribe ni de Ordóñez ni de Claudia López. Fue el papa que visitó la casa de una humilde mujer llamada Lorenza Pérez en el barrio San Francisco de Cartagena, o el papa que bendijo a 900 enfermos en esa misma ciudad, o el papa que recibió una bendición de una niña en los hogares de San José en Medellín, o el papa que se abrazó con exhabitantes de la calle a la salida de la Nunciatura en Bogotá.

Pero el papa argentino en Colombia fue incluso mucho más que eso. Su propia personalidad despertó una simpatía inmediata a punta de pequeños detalles. El hombre demostró que está lejos de ser una figura decorativa a los países donde va. No hubo un momento en que el papa, con 80 años -no sobra decirlo-, se mostrara reacio a tantas demostraciones de cariño. Sin importar el clima o la hora, el pontífice expuso, además, una resistencia física de hierro. Nadie podrá olvidar su último día en Cartagena: con el pómulo morado por un golpe, con el sudor en la cara por el sopor y la humedad, y no dejaba de sonreír ni de mirar bondadosamente.

Francisco fue tan firme en sus posiciones a la hora de interpretar el evangelio como noble y cercano a los de carne y hueso. Los colombianos supieron que detrás de la figura del pontífice hay una especie de sabio que es capaz de regañar cuando debe pero sin perder nunca la sensibilidad hacia los menos favorecidos. En la eucaristía de Contecar, en Cartagena, por ejemplo, al papa no le tembló la boca para llamar al narcotráfico una “lacra” que ha dejado miles de muertos y ha acabado con la dignidad de tantas personas. Pero al mismo tiempo tuvo el tacto y la buena oportunidad de hablar de derechos humanos y de recordar los terribles tratos a los esclavos negros que llegaban en barcos hace siglos a Cartagena.

El papa cumplió esa promesa de venir como peregrino de paz y esperanza. Ese fue su objetivo desde un comienzo. En un país de huérfanos por la guerra, Francisco también tuvo tiempo para recordar que la esencia del cristianismo tiene una respuesta para ello. “Todos somos importantes y necesarios para Dios. Él nos ama con amor de padre y nos anima a seguir buscando y deseando la paz”.

Delante de 22 mil jóvenes, el papa dejó una inyección de esperanza que seguramente no pasará desapercibida para quienes se dieron la oportunidad de escucharla. “Mantengan viva la alegría, ese es un signo del corazón que ha encontrado al señor. Que nadie les quite esa alegría, no se las dejen robar. No le tengan miedo al futuro, atrévanse a soñar a lo grande. No podemos acostumbrarnos al dolor y al abandono”, dijo.

Hacía falta que alguien viniera a recordar los valores más sencillos de la vida. Recuperar la fe –en Dios, en las personas, en algo- fue una de esas semillas que quedaron sembradas tras la partida del papa. Cuando Francisco estaba subiendo las escaleras del avión de Avianca de regreso a Roma, la gente comentaba desde las casas, las cafeterías, las calles, lo cansado que seguramente debía estar. “Pobre Francisco, debe estar muerto, tanta falta que nos va a hacer”, decía una mujer en un restaurante de Cartagena. El papa había estado solo cinco días en Colombia, pero era como si se estuviera yendo un viejo conocido que vive muy lejos, ese que uno no quería que se fuera, ese al que había que simplemente agradecer.

Fuente: semana.com

 

América Latina Pide Libre Circulación en Pacto sobre Migración

Algunas resonancias del Encuentro realizado en la sede de CPAL en Santiago de Chile sobre migración, con la intención de contribuir al Pacto Mundial sobre Migración que se negociará en la ONU en 2018

Casi un centenar de especialistas en migración de la región participaron en el encuentro, realizado en la sede de la Cepal en Santiago de Chile el 30 y 31 de agosto, que convocó a representantes de gobiernos, organismos internacionales, de la sociedad civil y de la academia.

Louise Arbour, representante especial del secretario general de la ONU y quien debe redactar el “Borrador Cero” del Pacto antes de finalizar este año, dijo a IPS que “esta es la primera reunión regional y nos da mucha información sobre lo que hoy está sucediendo con las personas. Confirma muchas ideas, una de ellas lo que pasa con la migración irregular y los derechos de las personas”.

Antes, durante la clausura de la reunión, Arbour planteó que hasta ahora “la movilidad de migrantes, mujeres y niños se manejó muy mal. Se habló primero de ilegales y peyorativamente de migrantes económicos”.

“La xenofobia es una expresión de enojo y de falta de confianza de los gobiernos”, aseveró Arbour, para añadir que la agenda sobre los migrantes está “sobresecurizada”. Abogó para que la preparación y negociaciones para redactar el Pacto se mantengan “llenas de ímpetu a favor del desarrollo”.

”La misión es facilitar una migración regulada. No es nuestra agenda detener la movilidad” aseveró, sobre el previsto Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular al que se avanza dentro de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

Representantes de gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil y la academia de América Latina y el Caribe debatieron los dos últimos días de agosto sobre cómo debe ser el futuro Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular, en la sede de la Cepal en Santiago de Chile.

Anticipó que el Borrador estará “anclado en una agenda del desarrollo” y apuntará a “un pacto centrado en las personas, que mire hacia adelante y que sea realísticamente ambicioso”.

Por su parte Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), consideró imperativo que “la igualdad esté en el centro del Pacto, aunque a lo mejor hay que pasar primero por la equidad”.

“El ADN del pacto es la cooperación”, planteó, tras aseverar que con ese acuerdo “la migración deja de ser seguridad y derechos humanos y se convierte en un tema de desarrollo, en un asunto estratégico de la gobernanza mundial”.

Para Bárcena, los seis debates en las diferentes regiones del mundo que van a preceder a la propuesta del Borrador y a las negociaciones del Pacto en 2018 son “un proceso irrepetible y una oportunidad de la que no sé si la comunidad internacional es consciente”.

Juan José Gómez, embajador mexicano ante la ONU y cofacilitador de las consultas y negociaciones intergubernamentales para el Pacto, consideró que “es casi un milagro” debatir mundialmente el tema de la migración porque “por décadas las puertas de la ONU estuvieron cerradas a este problema”.

Debatir primero y negociar después “nos salvó de negociar sobre la base de percepciones, prejuicios y mala información. La etapa de debates regionales permitirá tomar una radiografía a la migración para sustituir la retórica y los prejuicios por evidencias, datos y realidad”, afirmó.

Gómez requirió que el documento que se proponga “debe ser creíble y aceptable por los Estados miembros para que sea respetado”.

Subrayó, además, que “la migración es una ganancia neta para los países de destino”. Puso como ejemplo que 85 por ciento de los ingresos anuales de los trabajadores migrantes se quedan en los países receptores, lo que representa tres billones (millones de millones) de dólares.

Por su parte, Laura Thompson, directora general adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), subrayó que el Pacto reflejará “principios y entendimientos comunes” y abogó por que impere una “capacidad de gestionar la migración” lo que incluye, en primer lugar, “proteger los derechos humanos de todos los migrantes”.

Diego Beltrand, director regional para América del Sur de la OIM, acotó a IPS que el encuentro regional significó “avances y logros, porque en una discusión muy amplia no solamente se han identificado desafíos y problemas sino propuestas y experiencias concretas que serán de tremenda utilidad para la discusión final del Pacto”.

Esther Cuesta, parlamentaria ecuatoriana por los migrantes de su país y quien fue ella misma emigrante por 19 años, afirmó a IPS que en la región “urge erradicar la pobreza porque no podemos prevenir abusos, explotaciones, trata de personas y de migrantes si no creamos sociedades con un mayor bienestar y de paz para que la gente no tenga que desplazarse y huir de su lugar de origen en condiciones extremadamente precarias y de una explotación totalmente inhumana”.

En el sistema de estado nación en que vivimos, altamente capitalista, se ha desarrollado una libre circulación de capitales”, analizó.

“El capital se mueve a paraísos fiscales, en una evasión que ha empobrecido a muchos estados en nuestra región. Pero mientras hay libre movilidad de capitales, se restringe la circulación de seres humanos, cuando no hay capital sin seres humanos y no tiene sentido el capital sin la vida humana”, criticó la legisladora.

Valter Bittencourt, coordinador de la Red de Trabajadores Migrantes de la Confederación Sindical de las Américas, con 60 millones de afiliados de unas 60 centrales, aseveró a IPS que “el Pacto debe considerar la libre circulación de las personas, de las y los trabajadores, el derecho a migrar, a no migrar, a permanecer o a retornar dignamente”.

“Los y las migrantes, regularizados o no, deben gozar de iguales derechos que los demás ciudadanos”, enfatizó el dirigente sindical brasileño.

A su juicio, “la migración en condición irregular agrava la vulnerabilidad de los trabajadores a la explotación por parte de manos inescrupulosas que se benefician de esta condición”.

“Las deficientes condiciones de desarrollo y oportunidades de trabajo en los países de origen son el detonante de este tipo de migración, de la cual algunos sectores en países de destino se aprovechan para tener mayores ganancias”, reflexionó.

“Los afectados son los sectores más pobres y vulnerables, los migrantes forzosos que no tienen otra posibilidad que trasladarse desprotegidos, dispuestos a realizar cualquier trabajo para sobrevivir. A ellos y ellas se les ha negado el derecho a no migrar”, sostuvo Bittencourt.

Para Salvador Berumen, director general adjunto de política migratoria en la Secretaría (ministerio) de Gobernación de México, “lo más importante es lograr los consensos mínimos entre países, sobre todo con una nueva narrativa que este más a favor de los derechos humanos”.

”México tiene desde hace cinco años unos 12 millones de migrantes en Estados Unidos. Continuamente se retiran alrededor de 200.000, equivalente al que cada año migran”, explicó a IPS.

Otra visión sobre la política migratoria de México es la de Perseo Quiroz, enlace con la ONU para temas de América Latina de Amnistía Internacional.

“México retornó forzadamente a 147.370 migrantes irregulares el 2016. Y de estos, 97 por ciento eran centroamericanos. Es una gobernanza de la migración enfocada más en detener y deportar que en velar por los derechos humanos de los migrantes”, declaró a IPS.

“Si queremos poner el tema de los derechos humanos de las personas migrantes en el centro, lo que tenemos que hacer es alejarnos del enfoque de seguridad en fronteras”, agregó Quiroz.

El representante de Amnistía pidió “limitar las detenciones por motivos de migraciones. Eso solamente puede ser una práctica excepcional, no una práctica automática”.

En las siete mesas de diálogo de la reunión regional se abordaron otras vulnerabilidades y derechos de los migrantes, como el alto costo de envío de remesas, el acceso a regularizaciones, la situación de las mujeres, la de los niños que viajan sin custodia, la violencia en las detenciones y las deportaciones.

También se tocaron temas como la situación del triángulo al norte de América Central, el tránsito por México de migrantes centroamericanos, los factores de expulsión y situaciones emergentes como la migración desde Haití y la creciente desde Venezuela.

Fuente: CPAL Social

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Una Verdad Sin Filtros

Una reflexión sobre la imagen de nosotros mismos que mostramos.

Por Alvaro Zapata SJ

Hace poco leí un artículo sobre el final de la red social Tuenti, que tanto usamos y pronto olvidamos. El subtítulo del artículo me resultó especialmente llamativo: “En Tuenti no parecíamos, en Tuenti éramos. Sin filtros.” Recordando las fotos de mi propio Tuenti creo que tampoco era buena la absoluta falta de filtros a la hora de subir y compartir fotos. No tanto por la calidad de edición de la imagen, como por el contenido. Estábamos dando los primeros pasos en las redes sociales y no teníamos criterios de qué fotos compartir y cuáles no.

Sin embargo, no ofrecíamos una realidad decorada, era, como dice en el artículo, contenido puro. Si ahora piensas en las fotos que has visto de las vacaciones de tus amigos, de la familia… en las que tú mismo has compartido, quizás te des cuenta de que ese amanecer no eran tan idílico. Que ese paseo por aquella montaña no fue tan divertido porque estaba todo lleno de bichos. O que haciendo el Camino te salieron ampollas por culpa de esas botas llenas de polvo que compartiste en Instagram. Quizás esa pequeña parte de la realidad, más incómoda, que ofrece una imagen no tan envidiable por otros no aparezca en tus fotos, las que has visto y subido.

Ahora es tiempo de reencuentros. Ya no hace falta contarse mucho el verano y lo que hemos hecho cada uno. En general, ya tenemos esa información porque nos hemos seguido por las redes. Pero quizás sí sea un buen momento para compartir también esa parte de la realidad que a lo mejor les resta aura a las vacaciones pero que nos ayuda a relativizar las comparaciones y a darnos cuenta de que lo importante es lo que nos podemos contar, por encima de cómo nos lo contamos. Salir de la invitación a impresionar a quien nos oye, quien nos sigue, a parecer por encima de sencillamente ser. Para poder compartir auténticamente nuestras experiencias y no sólo los filtros que manejamos.

Fuente: Pastoral SJ

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 08 de Octubre

Evangelio según San Mateo 21, 33-46

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchen esta parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: ‘Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia’. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?”. Le respondieron: “Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo”. Jesús agregó: “¿No han leído nunca en las Escrituras: ‘La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?’ Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

Reflexión del Evangelio – Por Patricio Alemán SJ

El evangelio de este domingo nos presenta una parábola sumamente confrontante y que, para comprenderla en su profundidad, es necesario que tengamos en cuenta las otras lecturas que la liturgia nos ofrece. En todas ellas, encontramos imágenes, espacios, tiempos y personajes comunes: una viña, viñadores, frutos, el tiempo de la cosecha, el dueño de la viña, etc. A través de ellas, Jesús nos comunica la dinámica del Reino de Dios en nuestra vida y en nuestras comunidades.

A lo largo de la parábola, hay una dinámica propia del Reino de Dios que en términos ignacianos podemos definir como “don y tarea”. La viña es un don dado a los viñadores con una tarea específica: para que sea cuidada y dé frutos. El mismo Reino es una promesa (don) que se nos ha dado, pero que necesita ser trabajado. Debemos comprometer nuestras manos en su siembra y en su cuidado. Es curioso que los viñadores en vez de comprometer sus manos con la siembra y el cuidado, las comprometen con la violencia y la muerte, signos de la dinámica del anti Reino.

La dinámica del anti Reino es fruto de reconocer la vida no como un regalo, sino como una construcción propia en la cual los frutos se miden en títulos y propiedades. Y para ello, sólo cuenta el propio esfuerzo. Popularmente decimos que cada uno cosecha lo que siembra. Así pues, la cosecha depende del trabajo que cada uno realice. Ello es lo que me permite exigir como propios los frutos obtenidos, y administrarlos como me plazca. Y, al mismo tiempo, me permite desentenderme de las cosechas de los demás: si no les ha ido bien, es porque no han trabajado lo suficiente, porque pierden su tiempo, porque no han aprovechado las oportunidades. Los viñadores consideran que la cosecha es fruto de su trabajo; la merecen y están en su “derecho” de defenderla.

Sin embargo, la lógica del Reino es distinta e implica reconocer la vida como don y tarea. Desde allí podemos entender el envío del hijo al encuentro con los viñadores. O, mejor dicho, podemos acercarnos al misterio y a la gracia de la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo. Es una dinámica que constantemente sale al encuentro para revelarnos esa promesa y presencia gratuita, dinámica y transformadora del Padre en mi propia vida y en nuestra historia: “el Dios de la paz estará con ustedes” (Flp. 4). El Padre envía a su Hijo no sólo para hablar al corazón de los viñadores, sino también porque escucha el clamor de aquellos que han sido maltratados, marginados y violentados por quienes se han apoderado de la viña, de sus frutos y de sus vidas: “observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid” (Sal. 80).

 Pero también al Hijo lo arrojan fuera y lo matan. La novedad que el evangelio nos presenta es que el Padre no toma venganza. Al contrario, el Padre confirma el amor a su viña y la fe en los viñadores resucitando al Hijo. De este modo, el Padre toma “bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús” (Flp. 4). La antigua dinámica de los viñadores, según la cual cada uno obtenía lo que se merecía, queda destruida. El Reino se empieza a construir en Aquél que fue rechazado por los hombres, pero exaltado por el Padre, es decir, en el Resucitado. La autojustificación es reemplazada por la gratuidad de la salvación comunicada por el Hijo.

Cada uno de nosotros está invitado a vivir la experiencia del encuentro con el Resucitado. Sólo así podemos reconocer nuestra propia vida como un don amoroso que Padre nos ha regalado, y como una tarea de comprometerla con la siembra del Reino. Desde y con el Resucitado, respondemos a la tarea-misión de vivir y anunciar esa lógica del amor gratuito y misericordioso que deja atrás las dinámicas de venganza y violencia.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe