Dios entre el Ruido y el Trajín Cotidiano

Encontrar a Dios y con Él su paz en medio del ruido cotidiano.

Nuestra vida hoy está llena de sonidos, de bullicio, de estruendo. Parece como si fuese la banda sonora de nuestra cotidianidad. Las calles, el metro, los parques, los centros de ocio, las ciudades enteras derraman un bullicio estremecedor que no pocas veces parece jugar en nuestra contra, sobre todo interfiriendo en el deseo de buscar y encontrar un Dios que habita en medio del silencio, de la quietud y del sosiego.

No obstante, también el ruido tiene capacidad para comunicarnos con un Dios que camina a través de las vidas de las personas, con su ritmo frenético, veloz y trepidante. Contemplar el ruido quizá nos pueda ayudar a conocer mejor los diferentes espacios que nos rodean y de los que formamos parte, con una paz dinámica que nos instruya en el reconocimiento de un Dios que se mueve, que trabaja tanto en la cadencia enérgica de las personas como en la serenidad del reposo o de la oración.

Fuente: Espiritualidad Ignaciana

 

Pedro Barreto, un Cardenal Ecológico

El jesuita Pedro Barreto, arzobispo de Huancayo (Perú), fue nombrado Cardenal por el Papa Francisco. Fue Premio Nacional de Derechos Humanos 2010 y es un reconocido defensor del medioambiente. Una voz necesaria en la iglesia peruana.

Por Raúl Mendoza

Comenzando este siglo, al sacerdote jesuita Pedro Barreto Jimeno le asignaron un destino que le dejó una profunda impresión. El 2001 lo nombraron obispo vicario de Jaén, Cajamarca, provincia ubicada en ceja de selva y cerca de la frontera con el Ecuador. Allí conoció de cerca los problemas que asolaban la Amazonía peruana y las necesidades de las comunidades awajún-wampis asentadas en ese territorio.

«Allí tuvo su bautizo de selva. Entró en contacto con la tala indiscriminada de los bosques, la extracción ilegal de oro en la zona de la Cordillera del Cóndor y otros temas medioambientales. Y también conoció la parte cultural y los problemas de la población. Fue una especie de noviciado como Obispo porque solo estuvo hasta el 2004 y de allí lo nombran Arzobispo de Huancayo«, cuenta el padre Enrique Rodríguez SJ, párroco de la iglesia San Pedro, y amigo de Barreto desde el colegio.

Su llegada a Huancayo le brindó a Pedro Barreto la oportunidad de cumplir con los principios de su formación jesuita: la experiencia del encuentro con Dios tiene que ir asociada a un trabajo por la justicia. Por eso muy pronto se interesó en los problemas de contaminación en La Oroya. «Eso le viene en su ADN jesuítico. El ser cardenal va a visibilizar mucho más esa preocupación por un vínculo entre la fe y la justicia«, dice Victor Hugo Miranda SJ, coordinador de la Plataforma Jesuita en Piura, a quien Barreto ordenó como sacerdote el 2011.

El propio Barreto contó su experiencia en Huancayo al portal Religión Digital. «Yo no estaba diciendo nada nuevo, porque el Ministerio de Salud, en noviembre de 2004 emitió los resultados del análisis de sangre a niños menores de seis años que vivían en frente de la fundición, y de los 600 niños menores de seis años, el 99.9% tenía como promedio cuarenta microgramos de plomo por decilitro de sangre. Cuando la Organización Mundial de la Salud, por aquella época, decía que diez eran de altísimo riesgo. De diez a cuarenta… Ahora, a nivel internacional, lo han bajado: cinco ya es alto riesgo. Imagínese, ¿cómo yo me iba a callar? No podía».

En esa lucha logró que se formara una mesa de diálogo con todos los actores vinculados al problema: empresa, Estado, población. Era una encrucijada. Los trabajadores y la población estaban -y están- conscientes de que la operación minera afectaba su salud, pero sin ella no tendrían como mantenerse. En ese esfuerzo por buscar una salida al problema se dio impulso al proyecto ‘El Mantaro revive’ y se consiguió que el 2009 la fundición dejara de operar. El año siguiente Pedro Barreto ganó el Premio Nacional de Derechos Humanos.

«Nosotros no estamos en contra de la minería, ni de la inversión; se trata de cambiar la forma de vida y tener una empresa que no agreda a la humanidad, sino que sea responsable y segura”, dijo después de recibir el premio.

En todos esos años el Arzobispo de Huancayo recibió amenazas, llamadas telefónicas intimidantes y hasta sufrió el seguimiento de sujetos desconocidos. «Se ganó muchos enemigos. Lo seguían. Él es muy valiente para hablar de los temas de la actualidad, la contaminación del medioambiente, los derechos humanos, los temas de género. Dice lo que piensa, no se calla», comenta el padre Enrique Rodríguez SJ.

Al servicio de Dios

Monseñor Barreto nació en el centro de Lima y vivió en el segundo piso de una casa ubicada en la esquina del jirón Azángaro con Miroquesada, a una cuadra de la iglesia San Pedro, templo jesuita que muchos años después lo acogería. Fue el segundo de seis hermanos y el mayor de los varones. Estudió en el colegio La Inmaculada y desde joven sintió el llamado religioso. Cumplió 74 años en febrero y ha realizado labor pastoral en Cusco, Tacna, Ayacucho, Jaen y Huancayo.

El padre Enrique Rodríguez -que es un año menor- cuenta que desde el colegio Pedro Barreto gustaba del fútbol e incluso siguió practicándolo hasta hace unos años. «Hasta que se fastidió el tendón de Aquiles», cuenta. También dice que, sin tratar de magnificar ni empequeñecer a una persona, la palabra que mejor define a su amigo es ‘bonhomía’, es decir que es un hombre bueno. «Entre los jesuitas reconocemos que no es, como se dice coloquialmente, ‘buena gente’, sino un hombre bueno».

El sacerdote Víctor Hugo Miranda por su parte, recuerda que lo conoció allá por el año 2000 cuando ingresó a la Compañía de Jesús. «Siempre ha sido muy cercano, tenía un trato horizontal con todos, sin importar la edad. Los jesuitas tenemos una reunión en enero, todos los años, donde tratamos distintos temas y al final hay un momento más festivo donde se le da la bienvenida a los nuevos. El año que me toco a mí, quien animaba esa reunión era Pedro Barreto».

De esa celebración el padre Víctor recuerda que Monseñor siempre contaba algunas anécdotas y a veces sorprendía a los aludidos. «A mí por ejemplo me habían mandado a hacer servicio en un hospital en Arequipa y en mi primer día, mientras limpiaba una ventana, se me rompió un vidrio. ¡En mi primer día! Eso lo contó Pedro en la reunión y todos se mataron de risa».

El servicio que el hoy arzobispo de Huancayo ha brindado en distintas regiones le ha dado una mirada amplia del país y ha afirmado su opción por la defensa de los más vulnerables. Su defensa del medioambiente está basado en su conocimiento de las propuestas hechas por Juan Pablo II y Benedicto XVI. » “En los 90, el Papa Juan Pablo II advirtió una explotación irracional de la naturaleza. En enero de este año el papa Benedicto ha dicho que para construir la paz hay que proteger a la creación”, decía el 2010. El actual interés del Papa Francisco en la defensa de la Amazonía, de la población de esa parte del mundo, y de la ecología en general, le parece una bendición.

Defender el futuro

Con el nombramiento de Pedro Barreto como cardenal el Perú por primera vez tiene dos de ellos. Además es la primera vez que este título se le otorga al arzobispo de una ciudad del interior del país. La lectura que se hace desde el exterior es que el Papa Francisco -que ha nombrado otros trece nuevos cardenales- está entregando estos títulos a prelados de ciudades periféricas como una forma de descentralizar la actual iglesia católica.

En el Perú, Victor Hugo Miranda SJ, comenta que Pedro Barreto, como cardenal y miembro del Colegio Cardenalicio -que aconseja y elige al Papa- le dará a Francisco una nueva mirada sobre el Perú. «En ese sentido, el Papa busca ampliar la perspectiva de sus consejeros. Cuando tenga que escuchar a los cardenales del Perú, habrá dos que le pueden dar una visión más amplia de la realidad peruana», explica.

Considerando que Juan Luis Cipriani, el otro cardenal peruano, tiene posiciones bastante conservadoras en muchos temas y Barreto es más bien alguien que podría calificarse de progresista en temas que generan polémica en el país, este nombramiento también podría verse como un contrapeso a la influencia mediática que siempre ha tenido Cipriani.

Barreto y el Papa Francisco se conocieron hace muchos años y coinciden en una agenda verde para el futuro. El arzobispo de Huancayo es vicepresidente de la Red Eclesial Panamazónica -comprometida con la preservación de la selva- y el próximo año se realizara un sínodo para discutir el tema. Es un hombre que se preocupa por lo que pasa en la sociedad, en la naturaleza, en el país, pero además es un hombre de acción.

Fuente:  La República

Sueños e Insomnios sobre la Vida Religiosa

Los sueños están presentes a lo largo de toda la Biblia. En los diferentes relatos, Dios habla a las personas en sueños ¿Qué podemos aprender de estos ‘soñadores’?

Dolores Aleixandre

Buscar otros caminos diversos de los ya recorridos, aunque supongan cambios, riesgos y desconciertos

«Ahí viene el soñador», dijeron los hermanos de José al verle venir hacia ellos. No es el único personaje al que la Biblia relaciona con los sueños: soñó Abrán que Dios lo bendecía aunque aún no había recibido su nombre definitivo (Gen 15,12); soñó Jacob y vio una escalera que comunicaba el cielo con la tierra (Gen 28,12); soñó el Faraón y vio vacas gordas y vacas flacas pastando junto al Nilo (Gen 41,2-3); soñó Nabucodonosor y se agobió tanto, que buscó a Daniel para que le explicara su pesadilla (Dn 2,1); habló Joel (y con lenguaje inclusivo, qué detalle) de un pueblo en el que iban a profetizar jóvenes y muchachas (Jl 3,1).

En el Nuevo Testamento sueña José y se despierta decidido a llevarse a María a su casa (Mt 2,12); sueñan los Magos y, al cambiar de camino en su retorno, se libran de los desvaríos de Herodes (Mt 2,12); vuelve a soñar José y descubre que ha llegado el tiempo de volver a Nazaret (Mt 2,19); sueña la mujer de Pilatos y su sueño la alarma porque están condenando al Inocente (Mt 27,19).

Y aquí andamos hoy los que vivimos esta vida un poco rara que calificamos, con más o menos acierto, como de seguimiento, empeñados unas veces en seguir soñando y sin pegar ojo otras, porque el futuro que entrevemos nos provoca insomnio y el presente en ocasiones también.

«Cuenta las estrellas si puedes», le había dicho el Señor a Abrán, pero nosotros refunfuñamos por lo bajo: – Pues sí que estamos para ponernos a contar, si nos sobran dedos de la mano para contar a la gente en formación. Y encima, instalados hace años en el punto B del sueño del faraón: solo vacas flacas y con poca pinta de engordar y aumentar, por más planes de pastoral vocacional en los que nos atareamos.

Afortunadamente, si no son nuestras fantasías sino Otro quien los inspira, los sueños siguen ahí, tenaces y persistentes, sosteniendo nuestros desánimos y sin darnos tregua hasta que los hagamos realidad. Esto hemos aprendido de los soñadores bíblicos:

  • a plantar nuestra escalera bien abajo pero en comunicación con lo de arriba; con las raíces en lo humano, en medio de la gente, respirando sus mismas búsquedas, participando de sus esperanzas y de sus problemas. Porque eso es ya innegociable y no hay retroceso posible hacia un espiritualismo etéreo, ni hacia un secularismo reseco y despalabrado.
  • a repetir con la terquedad de Habacuc: «- Aunque los campos no dan cosechas y no quedan vacas en el establo, yo festejaré al Señor gozando con mi Dios salvador» (Ha 3,18).
  • a buscar otros caminos diversos de los ya recorridos, aunque supongan cambios, riesgos y desconciertos.
  • a dar libertad a los jóvenes para que profeticen y a ellas para que tengan visiones, sin chafarles los sueños con lo de que «eso ya lo soñamos los de nuestra generación, y salió fatal».
  • a acoger con una alegría nueva en nuestra casa a esos huéspedes, Jesús y su Madre, que son sus únicos dueños (y los otros okupas, que salgan zumbando).
  • a volver al Nazaret de nuestros orígenes, con el mismo brillo en los ojos de quienes iniciaron la aventura, pidiéndoles que se encarguen de re-encantar al novicio/a que fuimos, pero con la madurez que nos han dado muchos años de relación y de amor
  • a entregar la vida en el servicio a los inocentes de hoy, condenados injustamente por el pecado del mundo.
  • a reconocer como tiempo de gracia el que ahora nos toca vivir.

Para terminar, una conjetura: quizá Jesús, mientras cruzaba el lago con sus amigos, rezaba el salmo 126: «Si el Señor no construye la casa ni guarda la ciudad, son inútiles nuestros agobios: sus dones vienen a nosotros durante el sueño…» Y por eso dormía tan tranquilamente en la barca, en medio de la tempestad.

Fuente: Periodista Digital

Caminos hacia Dios: los Ateos

Aprender de Dios de aquellos que parecen estar más lejos.

Por Emmanuel Sicre, SJ

Pocas veces aprendo tanto sobre lo que creo como cuando me encuentro honestamente con quien no comparte mi fe. Es una hermosa oportunidad de redescubrir lo que vivo, el modo de expresarlo y de sentirlo. Dialogar con quien no pareciera haber recibido el don de la fe, pero se hace las preguntas fecundas de toda vida sincera, me conmueve al punto de reconocer que no pude hacer nada para creer en esto que me sostiene y me da vida. No hay méritos.

Quien cree que no cree en Dios –al menos en el de Jesús a quien intento seguir– me obliga, desde su propia experiencia de búsqueda, a conectarme con ese misterio olvidando supuestos. ¿Será en ese encuentro de buscadores donde Dios nos busca y termina por encontrarnos?

Fuente: Pastoral SJ

 

San Luis Gonzaga, Patrono de la Juventud

San Luis Gonzaga ingresó a la Compañía en 1585, a los 18 años.

Para ese momento dos cosas lo caracterizaban: una devoción enorme a Dios y la Iglesia que lo movían a consagrar su vida a su servicio; y una salud muy frágil.

Tras la etapa de Noviciado, fue trasladado a Milán para continuar sus estudios en teología. En 1591 una epidemia de fiebre atacó con violencia a la población romana. Los jesuitas, por su cuenta, abrieron un hospital en el que todos los miembros de la orden, desde el padre general hasta los hermanos legos, prestaban servicios personales.

Luis pidió a sus superiores autorización para cuidar a los moribundos; tarea a la que se entregó de lleno, limpiando las llagas, haciendo las camas y preparando a los enfermos para la confesión. Hasta que contrajo la enfermedad de un enfermo a quien encontró en la calle y, cargó sobre sus espaldas, para llevarlo al hospital donde servía.

Sin embargo, esta enfermedad no lo llevó a la muerte, aunque contribuyó a desmejorar aún más su ya débil salud.

Finalmente, la vida de Luis se apagó en la madrugada del 21 de junio de ese mismo año. Sin embargo, su testimonio sigue vivo y resonando con fuerza dentro de la Compañía y de la Iglesia. En 1726 fue canonizado y proclamado patrón de la juventud cristiana.

 

“Que las Políticas de Ajuste no se Practiquen sobre los Pobres”

Texto del mensaje final de la Semana Social que la Conferencia Episcopal Argentina llevó adelante en la ciudad de Mar del Plata.

Con el lema “Democracia, un camino de servicio a los pobres” se realizó en la ciudad de Mar del Plata la Semana Social, organizada en forma conjunta por el Obispado local y la Comisión Episcopal de Pastoral Social.

Estos días de encuentro y reflexión pusieron como centro de preocupación y debate la deuda social de la democracia con los pobres. En los paneles desarrollados durante la jornada se resaltó la urgencia de encontrar caminos de reparación para la exclusión y la marginalidad creciente de millones de argentinos, así como la responsabilidad de las instituciones democráticas en la promoción de políticas de inclusión, empleo y protección.

La pobreza debe estar en el centro de las preocupaciones de la democracia, se enfatizó durante las deliberaciones, donde también se pidió que las políticas de ajuste no se practiquen sobre los pobres.

Con el eje en una más equitativa distribución de la riqueza, se recordó reiteradamente la necesidad de la aplicación de nuevas normas éticas sobre el sistema financiero, a la luz del reciente documento «Oeconomicae et pecuniariae quaestiones” (Las Cuestiones Económicas y Financieras).

A lo largo de los tres días, en el marco de un encuentro fraterno, participaron representantes del ámbito institucional, político de distintos espacios partidarios, sindical, entidades empresarias, movimientos populares, delegados de diversas pastorales nacionales, equipos diocesanos y dirigentes de las organizaciones de la sociedad civil. Asimismo, durante el primer día, se realizó el encuentro de jóvenes del Programa Nuevos Dirigentes.

Se compartieron ideas y opiniones sobre varias cuestiones vinculadas al cuidado de los derechos humanos que dan contenido a la democracia, con sus valores de justicia, verdad e igualdad de oportunidades.

También al clamor de los pobres por la tierra y su hábitat como uno de los pilares que nos enseña el Papa Francisco con su llamado a promover el Trabajo, la Tierra y el Techo para todos, en el marco de su convocatoria -para octubre del 2019- al Sínodo sobre Amazonia: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Economía Integral.

También se denunciaron las políticas que estimulan la explotación indiscriminada de la naturaleza, causando daños irreparables a la “casa común” bajo el predominio de un sistema tecnoeconómico regido por el lucro y despojado de toda responsabilidad social.

Con la mirada agradecida por los 35 años en Democracia, pero con la preocupación por las asignaturas pendientes, los paneles también se interrogaron sobre la deuda que la política tiene con los pobres, en especial con los menores sometidos a los flagelos del desamparo, del trabajo infantil, la explotación y la trata de personas.

El Papa Francisco nos convoca permanentemente a buscar caminos para la promoción social y a rechazar modelos que anteponen el interés económico o sectorial, con sus políticas que colocan la dignidad humana en la periferia de las preocupaciones. En su mensaje para la Segunda Jornada Mundial de los Pobres (Vaticano 13/06/18) nos recuerda que “El Señor escucha a los pobres que claman a Él. Escucha a aquellos que son perseguidos en nombre de una falsa justicia, oprimidos por políticas indignas de este nombre y atemorizados por la violencia; y aun así saben que en Dios tienen a su Salvador”.

Como argentinos y comprometiéndonos cada uno desde nuestro lugar, estamos llamados a consolidar la Democracia como único camino para saldar su deuda con los pobres y descartados de nuestra patria.

Cercanos a María que desde Luján nos dice: Argentina Canta y Camina.

Fuente: AICA

Reflexión del Evangelio – Domingo 17 de Junio

Evangelio según San Marcos 4, 26-34

 Jesús decía a sus discípulos: “El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha”. También decía: “¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra”. Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.

Reflexión del Evangelio – Por Fabio Solti SJ

 Nos encontramos hoy con una parábola que nos inspira a volver a la realidad para poder ver lo que tenemos que ver y no perdernos.

Sucede que muchas veces la dinámica de lo que “vende” nos hace entrar en su propio movimiento.

 Si abrimos el diario cotidianamente nos encontramos con una invasión de noticias, con una oleada de estímulos y con una epidemia de información que parece que estamos viviendo el “armagedon” y que ¡está todo mal!

Si entramos en ese espiral no vemos mas que eso…

Sin embargo, el Evangelio de hoy, nos invita a ver casi lo invisible (de hecho la etimología de la palabra fe, en su sentido ultimo, tiene que ver con la confianza en aquello que no se vé): la semilla.

Muchas veces no tenemos idea donde se siembre, pero se siembra.

Quizá una historia que me aconteció, pueda ayudar:

Hace unos días tomé un taxi en la ciudad de vuelta para casa y entablamos un diálogo con la taxista acerca de la realidad de hoy, de las cosas que pasan, etc. Ella sentía que todo estaba “pies para arriba”… mas entre idas y vueltas, terminó contando además, un poco de su historia (que me tomo el atrevimiento de revelar en parte).

Resulta que era radióloga, pero trabajaba de taxista para compensar el salario y llegar a fin de mes.

Me dijo también que tenia cinco hijos: -“dos de corazón” agregó.

Ante la curiosidad, siguió relatando que un día fue a una casa-cuna a dejar “una ropa” y le preguntaron si no quería “apadrinar” una niña sordo-muda con retraso madurativo. Ella aceptó y decidió acompañarla durante un tiempo para finalmente adoptarla y llevarla a vivir con su familia.

El tiempo pasó y hoy “la niña” tiene 34 años, aprendió a comunicarse y desenvolverse, estudió un oficio y progresa en la vida.

Me contaba también que nunca sintió que estaba ayudando a la niña, sino que esta niña (la cual me confesó era la luz de sus ojos) la ayudó a ella todos los días de su vida a ser una mejor persona y a cada día sostenerse más en la fe.

El diálogo continuó… Pero el núcleo fue ese.

 Me quedé pensando en cuantos casos como el de la taxista acontecen a nuestro alrededor… tantos casos de siembra… tantos casos que buscan el bien y lo hacen… tantos sembradores, tantas semillas desparramadas.

La verdad que la taxista ese día me cambió el día… Ella no supo lo que engendró en mí su capacidad de amar… pero sembró.

Muchas veces nos podemos quedar atrapados en el espiral del pesimismo y perdernos de la capacidad de poder ver el milagro a nuestro alrededor…

Muchas veces nos podemos quedar esperando ver el fruto, el árbol.

Muchas veces la ansiedad de lo inmediato no nos deja espacio para la gratuidad de la siembra.

La semilla tiene una dinámica diferente y cautivadora. Es la dinámica del “ágape’. La dinámica del amor “ágape” es dar-se sin esperar nada a cambio… Sin esperar “ver” el fruto… Dar-se con la generosidad y con la tranquilidad de que el fruto lo puedo ver o no, pero con la certeza de que otros lo “verán” y lo recogerán. Y con la esperanza de que lo usufructuarán, lo multiplicarán. Dar-se con “indiferencia”.

Acaso, podríamos reformular la parábola diciendo que el Reino de los Cielos se parece a una taxista que un día fue a dejar “una ropa”…

O se parece al caso de “doña…”; o al caso de “don…” y al de mi abuelo, al de mi madre, al de mi hermano, o al mío propio.

Tenemos que aprender a saber colocar los ojos y realmente VER.

Así tomaremos conciencia de mucha semilla: porque muchas veces sembramos, otras vemos como otros siembran, otras tantas recogemos y otras otros recogerán.

Es sólo aprender a “ver”; salir de la dinámica perversa del “¡todo mal!” para abrirme a la posibilidad de poder percibir que muchas veces en las cosas mas simples de la vida esta presente un misterio que llena, ese misterio de una semilla que toca nuestra tierra y transforma. Semilla que nos invita también a intentar sembrar.

Que lo podamos hacer sin la ansiedad de querer ver el fruto, mas recogiendo el de otros que sembraron antes y continuar sembrando multiplicándolo para que mañana otros recojan…

El Reino de Dios se parece a eso.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe 

11° Asamblea de la Red de Parroquias Jesuitas de América Latina

Resumen de la 11° Asamblea de la Red de Parroquias de América Latina. Este evento se da cada 2 años en distintas ciudades del continente. Este año fue el turno de Lima, Perú, de ser anfitriona. El coordinador de la Red es el Padre Rafael Velasco SJ.

Por seis días (del 19 al 24 de mayo) los delegados de la Red Latinoamericana de Parroquias Jesuitas (RELAPAJ) de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL) se reunieron en Lima, Perú, para abordar las novedades parroquiales de cada país, y conocer cómo las parroquias jesuitas están respondiendo a los desafíos de la Congregación General 36.

El P. Rafael Velasco SJ, Coordinador de la RELAPAJ destacó que este encuentro tiene dos sentidos: compartir las experiencias del sector parroquias en toda Latinoamérica y a su vez reflexionar la misión de reconciliación y justicia para el sector. «Coincidimos que nuestras parroquias están llamadas a ser comunidades de vida, de encuentro, que salgan al encuentro de las comunidades y de los humanos, y que los acompañen en los procesos, que ayuden a reconciliar, reconciliar a las personas con Dios y también a reconciliar sus vidas, con sus vecinos, con su propia sociedad y a trabajar por una sociedad más justa».

El encuentro contó con la participación de 15 personas: P. Luis Javier Serralde (Colombia), P. Luis Raúl Arbeláez (Colombia), P. Mateo Garr (Perú), P. Cristino Quiñonez (Paraguay), P. José Luis Serra (México), P. Orlando Contreras (Chile), P. Laercio Lima (Brasil), P. Javier Antonio Fuenmayor (Venezuela), P. Carlos García Carrera (Cuba-Antillas), P. Santiago Polanco (Antillas), P. Miguel Ángel Vásquez (Centroamérica), P. Homero Fuentes (Ecuador), P. Rafael Velasco (ARU), P. Rafael Moreno (Representante de la CPAL) y la única mujer Roxana Gutiérrez (Bolivia).

Los dos primeros días del encuentro, los participantes se dedicaron a conocer más a fondo el funcionamiento de las parroquias jesuitas que pertenecen a la Provincia del Perú, conocieron la Parroquia La Virgen de Nazaret que está ubicada en El Agustino (Lima) y la Parroquia San Pedro de Lima, que se encuentra en el Cercado de Lima. A su vez, conocieron la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima en Miraflores, sede del encuentro.

La Red Latinoamericana de Parroquias Jesuitas (RELAPAJ) también reflexionó sobre diversos temas, como: la Misión de la Compañía en Latinoamérica, que estuvo a cargo del Presidente de la CPAL, Roberto Jaramillo SJ. Así también, analizaron los aportes para la realización del Plan Operativo de Acción del año 2018 y ejecutaron un plenario sobre la misión de las parroquias a la luz de la Misión de la Compañía.

El día miércoles por la mañana, los participantes tuvieron la oportunidad de escuchar vía Skype una charla sobre la preparación para el Sínodo de la Juventud 2018, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y el Magis 2019; que estuvo a cargo del P. Marcelo Amaro, Delegado de Juventud y Vocaciones por parte de la CPAL.

Para finalizar el encuentro, el P. Velasco destacó que «las parroquias jesuitas deben ser un espacio de encuentro con el Dios Jesús y por eso debemos trabajar fuertemente la espiritualidad ignaciana, los ejercicios espirituales, los ejercicios en la vida diaria; ofrecer ese alimento de la espiritualidad que ayuda que en este mundo tan complejo, para que las personas puedan encontrarse con Dios y podamos hacer comunidad que ayude a transformar la realidad. Comunidades de vida que generen otra vida”.

Fuente: Jesuitas Latinoamérica

 

De Miedos que Gritan detrás del Cumplimiento, y Otras Cosas…

Matías Hardoy, soy estudiante jesuita de filosofía de la Provincia Argentino-Uruguaya le escribe una carta a su yo de hace 10 años (hoy tiene 24). El texto forma parte de una serie publicada por el portal web Pastoral SJ.

«Querido Matu:

Te escribo desde acá, desde diez años más adelante, para decirte algunas cosas que en estos años he ido descubriendo y creo que te pueden ayudar.

Lo primero ¡animarte a perder un poco el miedo! Arriésgate más, sé más lanzado, anímate a buscar, a cuestionar, a preguntar más. Nunca se puede quedar bien con todo el mundo; confrontar no es signo de enemistad, sino de confianza profunda. Un poco más de rebeldía te vendría bien. Chocar contra alguna pared es parte de la vida, y nadie se ha muerto por eso. Equivocarse no es el fin del mundo, al contrario, es una enorme oportunidad de crecer y aprender. Incluso con la chica que te gusta, no tengas miedo. La intimidad y el cariño te van a enseñar mucho a querer y cuidar a otros, y a dejarte cuidar y acompañar.

Otra cosa: No te escondas tanto en la ley y el cumplimiento. Sé que recién estas conociendo a Jesús y te estas apasionando por él. Sé fiel a eso, que es lo que te va a dar una vida profunda y en abundancia. ¡Pero ojo con comerte el personaje! Que detrás del cumplimiento hay muchos miedos que gritan. Pregúntate siempre si esa vida interior te lanza a amar más, a estar más cerca de los pobres, a ser mejor amigo, hijo y hermano, a buscar el Reino no sólo en tu vida de oración y de parroquia. ¡Que a Dios se lo encuentra en la vida entera! En los amigos, en la familia, en el colegio, en la parroquia, en el club. El desafío va a ser ir afinando todos los sentidos para aprender a encontrarlo, allí, en la realidad como viene y en los desafíos por transformarla. Pero qué libre te va a hacer el saber que Dios habita la realidad y que podemos buscarlo y encontrarlo allí.

Lo último, sigue cuidando siempre las amistades y la familia. ¡Hoy me dan tanta vida! Sigue perdiendo el tiempo y disfrutando de compartir la vida con ellos. Aunque pase el tiempo y cada uno vaya buscando su camino y toque estar lejos, todo lo compartido sigue dando fruto y sigue creciendo, misteriosamente. Son ellos, los de toda la vida, los que siempre sostendrán, cuidarán y animarán tu caminar. Son un tesoro. Cuídalo.

Bueno Matu, rezo para que el Señor te siga llevando siempre de Su mano. Haciéndote cada día más hijo suyo y más hermano, profundamente humano y apasionado por la vida.

Con mucho cariño. Te espero aquí, en un tiempo.

Matu SJ

Fuente: Pastoral SJ

La Vulnerabilidad del Dios que Escondidamente se Revela

El potencial liberador de nuestra fe, que nos permite asumir nuestras fragilidades, pero que nos mueve a creer que ellas no tienen la última palabra.

Por Juan Pablo Espinosa Arce

La realidad y el acontecimiento de la revelación-autocomunicación de Dios en la historia es el punto fundante de la experiencia cristiana. De hecho, no existe cristianismo – o judaísmo como antecedente histórico – si no es desde el Dios que escondidamente se revela. Y se revela a una humanidad capaz de acoger dicha revelación. Por lo tanto, la humanidad como oyente de la palabra (Karl Rahner) es la condición de posibilidad para que esa revelación se despliegue creativa e históricamente.

El Dios revelado está inclinado, dispuesto, dirigido hacia el mundo y hacia el ser humano. El “estar de Dios”, o su “esencia”, es estar continuamente en salida. Podríamos incluso definir al centro de nuestra fe como Aquél que sólo sabe darse gratuitamente a los otros.

Y un aspecto interesante de ese darse es que se acentúa como vulnerabilidad. Karl Rahner ya había evidenciado dicha “vulneración” cuando reconoce que “este hacia dónde es la disposición infinita, muda sobre nosotros. Se nos da en la manera de denegación, de silencio, de lejanía, del constante mantenerse bajo una modalidad no explícita, de forma que todo hablar de él – para que sea perceptible – exige que se escuche su silencio” (Karl Rahner, Curso Fundamental sobre la fe, 87).

Aquí aparece un “punto de inflexión” dentro de la misma realidad de la revelación de Dios: hemos de aceptar que su manifestación acontece también en el silencio. No es solo la belleza de la sonoridad la que actualiza el ser de Dios en la historia, sino que también la vulneración y la negatividad en donde reconocemos que Dios actúa. Quizás podríamos aventurar que la negatividad y la vulnerabilidad son lugar teológico.

Dios habla en medio de la tempestad, de la tormenta, de la muerte y del dolor, porque Dios en Jesús asumió la vulnerabilidad. Entonces, y tomando las categorías filosóficas de Byung-Chul Han, la belleza auténtica no es sólo lo “pulido” o lo perfecto. La estética de lo pulido es la seña de nuestro tiempo. Todo tiene que suceder de buena manera, idealmente mostrando la invulnerabilidad del suceso. Nuestra posmodernidad tiene temor de la enfermedad, del silencio, de la lejanía, de lo mudo, de la muerte. La vulnerabilidad no es amiga de nuestra época. Entonces, ¿cómo convive el Dios que se revela escondiéndose o el Dios vulnerable con una época de la estética de lo pulido? ¿Tiene lugar el Dios del silencio en medio de nuestra época del ruido? ¿Qué le dice el Dios verdadero al mundo de lo post verdadero?

El Dios que escondiéndose se revela es el que marca una distancia entre Él y el mundo. Dios actúa asintóticamente[1] con el ser capaz de acogerlo o rechazarlo. Esa es la paradoja salvadora del cristianismo, a saber, que Dios se acerca al hombre pero que su cercanía es a la vez lejanía. Dios no se confunde con los otros objetos del mundo porque no es un objeto entre otros. Dios en su movimiento de cercanía y lejanía, de revelación y ocultamiento, es capaz de provocar en el ser humano la atracción – o el enamoramiento utilizando la terminología de los profetas – de querer buscarlo y reconocerlo como el fundamento de su-nuestra existencia.

Siguiendo la terminología de Byung-Chul Han, lo pulido no genera conmoción ni reacción. Lo pulido elimina la distancia contemplativa. A Dios se le conoce contemplándole en su vulnerabilidad, en su Encarnación, en su muerte y resurrección. A Dios se le abraza en su cansancio, en su dolor y alegría. Y es ahí donde comienza a aparecer la razón última de nuestro cristianismo: nuestra vulnerabilidad es la vulnerabilidad de Dios en Jesús. Y, por tanto, su vulnerabilidad es salvadora. Por ello la vulnerabilidad es mística.

Escuchemos a Byung-Chul Han cuando recuerda el arte de Jeff Koons: “el mundo de lo pulido es un mundo de hedonismo, un mundo de pura positividad en el que no hay ningún dolor, ninguna herida. Pero ella no da a luz a ningún redentor, a ningún homo doloris cubierto de heridas y con una corona de espinas” (B.Chul Han, La salvación de lo bello, 16). Sólo el “varón de dolores” (Isaías 53) puede generar en nosotros una conmoción. Sólo la vulnerabilidad de Dios nos puede permitir acceder a la salvación de lo bello.

Y desde esta realidad teológicamente densa, aparece la estética de la vulneración. La herida es la que provoca la experimentación de la conversión. El dolor del otro es el principio desde el cual nosotros también experimentamos nuestra vulnerabilidad y vulneración. De alguna manera el dolor social, ecológico y también eclesial exige que los creyentes en el Dios que revelado va escondiéndose – o contrayéndose en términos del misticismo judío – vayamos asumiendo esa vulneración. En la experiencia de la ruptura podemos reconocernos como verdaderos seres humanos. En la vulnerabilidad de Dios experimentamos nuestro ser hijos.

¿Cómo trabajar entonces con la vulnerabilidad? ¿Cómo amar y abrazar al Dios que revelándose se esconde? ¿Qué nos dice Dios a nuestra realidad vulnerada y vulnerable? Pienso en las acertadas palabras de Henri Nouwen: “mi propia experiencia respecto a la angustia ha sido que enfrentarse a ella y vivir con ella es la manera de curarla. No puedo hacerlo solo. Necesito a alguien que me ayude a mantenerme de pie con ella, que me asegure que hay paz más allá de la angustia, vida más allá de la muerte y amor más allá del miedo” (Nouwen, Tú eres mi amado. La vida espiritual en un mundo secular, 62).

Aquí aparece el desafío no menor de comprender cómo nuestra fe tiene un potencial liberador, fe que no se puede comprender como fideísmo, sino que como fe pensada sensatamente, como fe celebrada comunitariamente y puesta al servicio de la humanización. Si la fe es la respuesta al Dios revelado y escondido, esa misma fe tiene que asumirse como vulnerable, como potencialmente dañada, puesta en crisis y en duda. No es malo experimentar la crisis en la fe. Hay que aprender a trabajar y a amar la ruptura – en palabras de Nouwen – como espacio de purificación y como lugar donde, paradójicamente, actúa el Dios de los vulnerables que habla y se revela como silencio sonoro y lejanía cercana.

Fuente: Entre Paréntesis