Esperaré

Una oración que invita a la espera activa.

Por Benjamín González Buelta, sj

Esperaré a que crezca el árbol

y me dé sombra.

Pero abonaré la espera con mis hojas secas.

Esperaré a que brote el manantial

y me dé agua.

Pero despejaré mi cauce

de memorias enlodadas.

Esperaré a que apunte

la aurora y me ilumine.

Pero sacudiré mi noche

de postraciones y sudarios.

Esperaré a que llegue

lo que no sé y me sorprenda

Pero vaciaré mi casa de todo lo enquistado.

Y al abonar el árbol,

despejar el cauce,

sacudir la noche

y vaciar la casa,

la tierra y el lamento

se abrirán a la esperanza.

Fuente: PastoralSJ

 

Servicio San Pedro Canisio SJ: Conjugando la Alegría de Jesús con el Apoyo Escolar

Desde 2017 funciona, como parte de la Red Juvenil Ignaciana en Corrientes, el grupo de servicio San Pedro Canisio SJ. Su objetivo es brindar un servicio eclesial por medio del apoyo escolar y lograr de esta manera la promoción social de niños en situación de vulnerabilidad. Es asesorado por Raúl González SJ y cuenta con tres coordinadores, elegidos de entre los mismos jóvenes del grupo. Uno de ellos, Federico Gómez Brúa, nos comparte sobre la experiencia de este grupo de servicio

Por Juan Luis Panizza SJ

Compartimos un deseo y una misión

Nos gusta pensarnos como un grupo de personas que compartimos las mismas ganas y una misma misión, la de servir a los demás para mayor gloria de Dios poniendo como eje el amor al prójimo. Al ser un servicio que se realiza los días sábados es elegido en su mayoría por jóvenes que trabajan, por lo que este es el día que tienen más disponible en su semana.

Lo vamos haciendo realidad

Tenemos dos objetivos que son inseparables para el grupo: evangelizar, que es transmitir la alegría y el mensaje de Jesús, y hacerlo a través del apoyo escolar. Ayudamos a mejorar el rendimiento de los niños en la escuela, les enseñamos a leer, matemáticas, historia. A su vez, buscamos que los niños puedan crecer en la fe, dando a conocer a Jesús y a Mamá María, por medio del diálogo y la oración. Esto conlleva vivir al modo de Jesús, misericordioso y solidario. Intentamos transmitir, primero entre nosotros y luego también con los chicos, este modo particular de vincularnos.

Visitamos quincenalmente, los días sábados, a los niños del comedor «Los Mellizos» del barrio Punta Taitalo. Llegamos hasta ahí caminando ya que el colectivo nos deja a unas trece cuadras. Por lo general tratamos de ir haciendo una dinámica: rezar el rosario, ir charlando. Antes de llegar, nos dividimos en equipos para ir a buscar a los niños. Algunos nos esperan en el comedor y otros hay que ir a buscarlos. La gran mayoría están acostumbrados a que los busquemos, es algo que les gusta.

Buscamos que cada uno de ellos aprenda todos los días algo nuevo y puedan ir mejorando su rendimiento escolar. Para esto se implementó la metodología de tutores, donde cada servidor tiene uno o varios niños a cargo. Esto permite hacer un seguimiento de los chicos para que a fin de año podamos evaluar los frutos. Estamos atentos a que se sientan contenidos por medio de la escucha y la atención. Pero no nos limitamos a actividades exclusivamente académicas, también hay instancias para realizar diferentes actividades artísticas y juegos, para ir incentivándolos y animándolos.

Una realidad que nos toca

El comedor en el que realizamos las actividades da de comer a este barrio hace ya más de ocho años. Todos los días ofrece la merienda y el almuerzo. Encargándose de esto está la señora Cruz, que es la ama y señora del comedor, junto con sus hijas y sus nietos que la ayudan. Ella fue la que nos abrió las puertas de este lugar y también de su corazón.

Al irlos a buscar a las casas tenemos contacto con el lugar donde vive, cuál es la historia que traen en su mochila. Esto hace que el trato sea mucho más delicado, porque sabemos de dónde vienen. Eso nos moviliza mucho a nosotros y hace que nos carguemos de pilas. En este barrio la mayoría trabaja como ladrilleros o pescadores (tienen el río ahí al lado). Es un lugar muy carenciado. Pero con niños que, a pesar de no contar con un buen acceso a la educación, sí son respetuosos y dedicados. Cada sábado acompañamos entre 30 y 50 chicos, desde los 3 a los 14 años.

Las visitas las hacemos de siesta-tarde, y antes de terminar todas nuestras actividades, compartimos con los niños la merienda que nosotros mismos les preparamos en las instalaciones del comedor, con donaciones que realiza la gente de la comunidad y los mismos chicos del grupo.

Un caminar que se va afirmando

El grupo se reúne todos los sábados. Aquellos días que no vamos al comedor a servir, nos juntamos en la Iglesia Jesús Nazareno. Allí tenemos un momento de formación espiritual a través de la oración, organizamos las actividades que se realizarán en las visitas sucesivas y evaluamos lo realizado, para así poder ir mejorando poco a poco.

Como el grupo es nuevo -acaba de cumplir un año-, todavía se están sentando las bases para su funcionamiento. Pero creemos que vamos bien encaminados y que avanzamos mucho en poco tiempo. Esto es lo lindo de este servicio: que es desafiante.

Todos formamos parte de un gran grupo y somos conscientes de que cada uno de sus miembros somos importantes y corresponsables en nuestra misión. Gracias a Dios, y de la mano de Jesús y María todo va tomando forma y dando frutos de a poco. Cada ‘Canisio’ sabe que no va a lucir una remera, sino a ayudar a ese hermano que está necesitado.

 

A Veces hay que Esperar

A veces hay que tener paciencia y sentarse junto a las losas, que no han de durar eternamente.

 Por José María Rodríguez Olaizola, sj

A veces hay que esperar,

porque las palabras tardan

y la vida suspende su fluir.

 

A veces hay que callar,

porque las lágrimas hablan

y no hay más que decir.

 

A veces hay que anhelar

porque la realidad no basta

y el presente no trae respuestas.

 

A veces hay que creer,

contra la evidencia

y la rendición.

 

A veces hay que buscar,

justo en medio de la niebla,

donde parece más ausente la luz.

 

A veces hay que rezar

aunque la única plegaria posible

sea una interrogación.

 

A veces hay que tener paciencia

y sentarse junto a las losas,

que no han de durar eternamente.

Fuente: Pastoral SJ

 

José Antonio Pagola: “La Iglesia del futuro no se podrá sustentar en los presbíteros”

¿Cómo será la Iglesia del futuro? Compartimos una entrevista al teólogo José Antonio Pagola, en las que expone sus aproximaciones respecto de la vida de la Iglesia para el 2050.

¿Se atreve a vislumbrar cómo será la Iglesia en España en el año 2050?

Una Iglesia más pequeña, débil y vulnerable, con menos poder mundano, pero más evangélica, tratando de aprender a vivir en minoría y comenzando a plantearse decisiones renovadoras que hoy no nos atrevemos siquiera a imaginar.

La Iglesia en 2050: proyectar en futuro

¿Qué problemas en la Iglesia de hoy pueden solucionarse o, al menos, paliarse con medidas concretas en estas tres próximas décadas y cuáles ve de difícil solución? ¿Se llegará, por ejemplo, a la ordenación de hombres mayores casados, al diaconado femenino, a la corresponsabilidad laical…?

Creo que estos problemas no se resolverán fácilmente por decretos firmados por Roma ni por medidas tomadas en las curias diocesanas. Es tarde. El verdadero problema es que la fe se está perdiendo entre nosotros de manera cada vez más acelerada. Las medidas que se tomen solo podrán ser llevadas a la práctica por creyentes.

En una década, según apuntan algunos informes, es posible que haya diócesis que no tengan sacerdotes para atender las parroquias. ¿A qué aboca esta situación?

La Iglesia del futuro ya no se podrá sustentar en el colectivo de presbíteros. No solo faltarán sacerdotes, sino que se irán cerrando seminarios. Dios nos está llevado hacia una Iglesia no clerical. Será un gran paso hacia una Iglesia más evangélica. Pero, desde ahora, hemos de trabajar para capacitar a esos laicos y laicas, que serán el sector decisivo para el futuro de la Iglesia entre nosotros. El mayor potencial para promover la renovación de la Iglesia en un futuro está en los creyentes laicos y laicas de nuestras parroquias. Yo me esfuerzo por contribuir con los Grupos de Jesús a la maduración humilde de hombres y mujeres laicos, que puedan ser sujetos de una renovación evangélica, introduciendo en la Iglesia lo que el papa Francisco llama, en Evangelii gaudium, “un dinamismo evangelizador que actúa por atracción”.

*José Antonio Pagola lleva años invitando a volver a Jesús, al Evangelio, y sus libros son un complemento espiritual del que beben miles de comunidades. Los lectores del semanario británico The Tablet han elegido su ‘Jesús. Aproximación histórica’ (PPC) como libro del año 2017. De él se han vendido, desde su publicación en 2007, 130.000 ejemplares en castellano, y ha sido traducido a una decena de idiomas, entre ellos el chino, que va por su segunda edición.

Fuente: Vida Nueva Digital

Pregoneros y Profetas

“Cuando pase el mensajero que no le vuelva la cara para esquivar su propuesta.”

Por José María Rodríguez Olaizola SJ

Cuando pase el mensajero

que no me encuentre dormido,

afanado en otras metas,

indiferente a su voz.

 

Que no sea su relato

semilla que el viento barre

o luz que a nadie ilumina.

Cuando pase el mensajero

que no le vuelva la cara

para esquivar su propuesta.

Se presentará en un libro,

en un verso,

o será estrofa de un canto

que me envuelva.

 

Vendrá, tal vez, en un amigo,

en un hombre roto,

o en el pan partido.

Le abriré la casa,

pondré en juego el corazón

y escucharé, con avidez,

sus palabras.

Y entonces

me cambiará la vida.

Fuente: Pastoral SJ

Imagen: Cathopic

 

Aprendizaje Vital

Nos hemos vuelto muy racionales, calculadores, y poco creyentes.

Por Javier Rojas

Con cuánta facilidad decimos que tenemos que aprender a aceptar lo que nos sucede y confiar en Dios, pero cuánto nos cuesta vivirlo en profundidad. Aceptar lo que venga, sea lo que sea, de buena gana y hasta con cierto humor, es una de las tareas más arduas en nuestra vida. ¡Cuánto cuesta aceptar lo que acontece!, lo que no imaginábamos ni proyectábamos que iba a ocurrir. Los imprevistos nos ponen los “nervios de punta” porque no nos gusta encontrarnos con los límites y complicaciones. Nos programamos mentalmente de tal manera que no admitimos con facilidad que suceda algo a nuestro alrededor que no hayamos previsto antes.

Todos queremos concretar nuestros sueños, metas y proyectos, pero necesitamos aceptar con paz, que no todo lo que planificamos sea posible de realizar. Esta incapacidad para aceptar lo que simplemente sucede, nos viene en gran parte de nuestra manera de entender la vida y la felicidad. Estamos de acuerdo de que es bueno proyectar o soñar, e incluso, planificar lo que queremos vivir; sin embargo, es fundamental aprender que no solamente hay vida y oportunidad en lo que deseamos que suceda, sino también en todo aquello que nos contradice y que acontece a pesar nuestro.

La falta de capacidad para aceptar con buen talante lo que sucede a nuestro alrededor, ha debilitado la sabiduría interior y la fe. Nos hemos vuelto muy racionales, calculadores, y poco creyentes. Confiamos en nuestros pensamientos, en nuestros planes, en nuestros sueños, en nuestros proyectos, en definitiva, en lo que podemos programar; pero no nos animamos a abrir la mente y el corazón para descubrir a Dios en el misterio de lo que simplemente ocurre.

La vida tiene su misterio comprensible por la fe que ilumina la razón. La vida es una maestra sabia, que de manera un tanto sorpresiva, nos pone en situaciones, acontecimientos y ante personas que necesitamos en los momentos claves para seguir creciendo. ¡Cuántas veces hemos encontrado esa misteriosa coherencia entre los acontecimientos de nuestra historia! ¿Acaso no vemos que los momentos difíciles que hemos atravesado, fueron verdaderos maestros de sabiduría? En definitiva se trata de aprender a mirar y a leer de una forma nueva lo que nos ocurre, para descubrir la promesa de vida nueva que se abre ante nuestros ojos.

Por medio de la fe adquirimos una manera distinta de mirar, un conocimiento distinto del que tiene nuestra mente. Esta última se cierra a la posibilidad de descubrir lo bueno en aquello que no controla. Es sorprendente cómo ella recorta a la fe la posibilidad de darnos conocimientos nuevos. Solo quienes aceptan que vivir es aprender en todo, y de todo lo que se presenta, adquieren la capacidad de descubrir en lo que acontece a los maestros sabios. No es tanto lo que nos sucede, sino lo que hacemos con lo que nos pasa. La vida no se elige, se vive y quien aprende a vivir puede ayudar a otros a hacerlo.

 

Prepararse por Dentro

¿Cómo prepararse? Desde la gratitud por lo que uno tiene.

El Adviento que comenzamos es tiempo de disponerse a algo grande –pero que a veces queda silenciado ante el folklore de diciembre–. Porque cuando llega algo que esperas con ansia, ¡anda que no le das vueltas! A veces hasta te quita el sueño, por la ilusión, la incertidumbre, el deseo de que las cosas lleguen, de ver a ese ser querido, de saber el resultado de un examen muy importante para ti, de tantas cosas. ¡Pues lo que estamos esperando es alucinante, grande, inmenso!

Es tiempo de disponernos a un encuentro, algo que no por sabido deja de ser nuevo. Un encuentro con un Dios al que, una vez más, admiramos como ser humano. Un encuentro con una lógica (la de la encarnación, un Dios capaz de hacerse humano con todas sus consecuencias), que nos desborda. ¿Cómo prepararse? Desde la gratitud por lo que uno tiene. Desde la escucha de esas promesas de un Dios que te dice: «vengo a tu mundo, a tu vida, a tu historia, para estar presente ahí. Vengo a ti».

Vengo a tu mundo, a tu vida, a tu historia. ¿Cómo me resuena esa palabra?

¿Cómo puedo prepararme para cuando llegue la navidad? ¿Tal vez un poquito de oración? ¿Alguna lectura distinta? ¿Una revisión agradecida de lo que es mi vida y lo que puede llegar a ser?

Pastoral SJ

 

El G20 y Nuestro Lugar en la Construcción de un Mundo más Justo

“Quizás no estemos ocupando un asiento en la Cumbre del G20, pero eso no quita nuestra responsabilidad en construir una realidad más equitativa, más humana, más justa y más solidaria con el medio ambiente.”

Por Mili Raffa

Seguro has escuchado varias veces en los medios, o has leído en las redes sociales la sigla “G20”. Pareciera que es algo importante, porque la ciudad de Buenos Aires estará detenida y bajo un importantísimo (e inédito en nuestro país) operativo de seguridad: más de 25000 hombres, tanto de las fuerzas federales como así también custodios internacionales, estarán vigilando el evento. A eso se suma importantes cortes de tránsito en el centro de la ciudad, y la detención del servicio de gran parte del transporte público. ¿Por qué tanto alboroto por tal evento?

El Grupo de los 20 (G20) es un foro cuyos miembros permanentes son 19 países de todos los continentes. Es el principal espacio de deliberación política y económica del mundo. En su sitio web, este organismo se define como “lo suficientemente pequeño para permitir discusiones cara a cara sobre los nuevos desafíos de la agenda internacional y lo suficientemente grande para representar a la mayor parte de la economía mundial”. Este año la Argentina es la sede la cumbre del G20, en donde los máximos líderes mundiales se reunirán para dialogar, debatir, y llegar a un acuerdo en relación a la agenda de temas de la cumbre.

Los temas prioritarios de este encuentro son: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo, y cómo pensar un futuro alimentario sostenible; y como tema transversal, la perspectiva de género. La consigna es “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible“

El 1 de diciembre de 2017, cuando la Argentina asumió la presidencia del G20 para el año 2018, las palabras de nuestro presidente, Mauricio Macri, fueron las siguientes:

Con una visión centrada en las personas, la Argentina pondrá al desarrollo, la equidad y la sostenibilidad al frente de la agenda del G20. Dedicaremos nuestros mejores esfuerzos para cumplir con la tarea que nuestros socios nos encomendaron, conduciendo al G20 bajo el lema “Construyendo consenso para un desarrollo equitativo y sostenible”.

«El mundo ha cambiado de manera fundamental. La globalización ha transformado nuestras economías, sociedades y prácticas de trabajo. Ha sido una piedra angular del crecimiento y el desarrollo, pero sus beneficios no han sido compartidos equitativamente. Este es el momento en que debemos renovar nuestros compromisos con la meta más amplia de no dejar a nadie atrás.

Este año se cumple el décimo aniversario de esta Cumbre de Líderes. Ante tan nobles objetivos que orientan este encuentro, podríamos preguntarnos qué es lo que han logrado estas reuniones entre líderes de países, y no sólo de esta organización, sino de los muchos organismos internacionales que han existido y también siguen existiendo. Es un evento que nos recuerda la pregunta por cuáles fueron los logros por parte de estos organismos en la consecución de un mundo más justo, más humano, más felíz y más vivible para ese tercio de la población mundial que vive bajo la pobreza, la exclusión y la explotación, bajo la guerra. Podríamos preguntarnos qué cambios han logrado estas organizaciones en generar una conciencia por el medio ambiente, que deje de lado los intereses por maximizar la rentabilidad en las empresas; que se proponga cambiar el estilo de vida consumista, del descarte; para así hacer sostenible la vida en nuestro hogar común, la tierra.»

Quizás no podamos tener un conocimiento certero de los intereses, los poderes, los capitales que están en juego en reuniones de tal envergadura, y que influyen (y a veces determinan) las decisiones que allí se tomen. Porque pareciera que lo que se habla allí, el poder de tomar decisiones o consensuar acuerdos que luego afectan a naciones enteras, está en otra dimensión a la que vivimos nosotros diariamente; está totalmente fuera de nuestro alcance. Pero esa es una postura muy cómoda.

Quizás no estemos ocupando un asiento en la Cumbre del G20, pero eso no quita nuestra responsabilidad en construir una realidad más equitativa, más humana, más justa y más solidaria con el medio ambiente; y tampoco quita el peso que tienen nuestras decisiones y conductas diarias para lograr tal fin. Construir el Reino al que aspiramos es cosa de todos los días, de las pequeñas acciones; acciones que están sustentadas en una fe radical en la condición humana; fe que nos permite hacer realidad el “amarnos unos a otros”. Desde allí empieza el cambio.

Y este amarnos unos a otros, esta fe en la condición humana, se hace palpable en un compromiso con el otro, con la realidad social y con el mundo. Es un amor que no muere en lo individual sino que trasciende. Por eso, creo, tomar conciencia y estar al tanto de lo que se debate en reuniones como la del 30 de noviembre, es ser responsable con el mundo y la realidad social en la que uno vive. Es no ser ajeno a ella. Es querer hacer real una sociedad democrática, en la que todos participemos de su construcción.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Cada mañana

Cada mañana me orientaré en Ti, camino del Reino…

Por Benjamín González Buelta SJ

Cada mañana

me sumergiré en Ti, agua de la vida,

antes de ser vaso,

nutriente en el surco,

juego en la fuente,

sosiego en el lago.

 

Cada mañana me afinaré en Ti,

Palabra del Padre,

antes de ser susurro al oído

discurso en el aula,

anuncio en el viento,

silencio en la escucha.

 

Cada mañana me orientaré en Ti,

camino del Reino,

antes de ser paso en la calle,

ruta en la frontera,

pausa en la espera,

salto en el aire.

 

Cada mañana me reposaré en Ti

sabiduría encarnada,

antes de ser

vigilia en el sueño,

flecha en el arco,

sutura en la herida,

cansancio en tu mano.

 

 

Cada mañana me miraré en Ti,

imagen del Padre,

antes de ser

alegría en el rostro,

fuerza en los brazos,

caricia en los ojos,

luz en el barro.

 

Fuente: Pastoral SJ

Grupo de Derechos Humanos de AUSJAL Define Acciones para el 2019

Los homólogos del Grupo de Derechos Humanos de AUSJAL se reunieron para evaluar los programas interuniversitarios actuales sobre formación en el área: educación, justicia, ciudadanía y seguridad son algunos de los temas que se cubrieron en el 2018.

Del 19 al 22 de noviembre, los homólogos del Grupo de Derechos Humanos de AUSJAL se reunieron en el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó (República Dominicana). En el encuentro, los participantes evaluaron el desarrollo, durante el año 2018, de los cuatro diplomados que forman parte del Programa Interuniversitario de Derechos Humanos de AUSJAL y el Instituto Interamericano de Derechos Humanos: Educación en Derechos Humanos; Acceso a la Justicia; Participación, Ciudadanía y Derechos Humanos; y Seguridad Humana y Derechos Humanos. También se discutieron y analizaron las futuras líneas de acción para fortalecer el Programa y se definió la planificación académica para 2019.

En el marco del encuentro, el 21 de noviembre se realizó el Seminario “Derechos Humanos y democracia en América Latina: Construyamos una cultura de paz”.

Fuente: Jesuitas Colombia