Durante la semana del 24 de mayo, los superiores mayores de más de 120 congregaciones religiosas masculinas se reunieron cerca de Roma. El P. Arturo Sosa es el presidente de este grupo y aprovechó la ocasión para presentar un tema que le es muy cercano, el encuentro como dimensión de las culturas y camino a la paz. Relacionó esta dimensión fundamental de la experiencia cristiana, el encuentro, con la búsqueda de la paz, objetivo primordial en nuestro tiempo de tensiones. Compartimos algunos extractos de su alocución.
El encuentro como dimensión de las culturas y camino a la paz
P. Arturo Sosa, Presidente de la Unión de Superiores Generales (USG)
- Cultura(s), y multiculturalidad
Hacer del “encuentro” la dimensión esencial y permanente de las culturas en las que nos movemos es la guía de las reflexiones que comparto en esta ocasión. Hemos recordado cómo la injusticia estructural genera situaciones de des-encuentro. El desafío de la misión que hemos recibido es dar pasos efectivos hacia la fraternidad y la paz. Desarrollar la dimensión del encuentro al interior de las culturas en las que encontramos sentido a nuestras vidas se convierte, por tanto, en un requisito sin el cual no es posible avanzar. El encuentro es la dimensión de las culturas que sirve como instrumento para contribuir a superar la injusticia, transformar la sociedad y reconciliarnos como personas, pueblos y ambiente en el que se desarrolla la vida.
La Buena Noticia de Jesucristo se presenta como luz a todas las culturas humanas. Jesús nació, creció y vivió en una determinada cultura, sin embargo, su evangelio trasciende cualquier límite cultural. Él y sus discípulos entendieron, no sin fatiga, que la Palabra de Dios está dirigida a todo ser y toda cultura humana. Es posible encarnar el evangelio en todas y cada una de las culturas humanas. Como el fermento que penetra la masa, el evangelio se encarna en las culturas y abre la posibilidad del encuentro con Dios, con los hermanos y con la naturaleza. Todas las culturas necesitan este encuentro sanador para crecer en humanidad.
- Encontrarse a partir del pan
En Fratelli tutti, el Papa Francisco parte del encuentro del Samaritano con el herido abandonado en el camino para expresar desde dónde se construye la fraternidad. El samaritano no está atrapado en un modo de vivir su cultura que le impida salir al encuentro de la persona que necesita de su ayuda. Por el contrario, la dimensión del encuentro le abre los ojos a las necesidades humanas sin distinciones. Desde la dimensión cultural del encuentro es posible hacerse cargo de otras personas, pueblos y culturas heridas. Es posible abrazarlas y poner todos los medios al alcance de la mano para sanar heridas, tender puentes y construir fraternidad.
- Para guiar nuestro pasos por el camino de la paz
El anhelo de paz ha estado presente en las culturas humanas a lo largo de una historia llena de violencia y guerras. En nuestros días, en medio de la tercera guerra mundial a pedazos, como la califica el Papa Francisco, aspiramos a la paz duradera que va más allá del silencio de las armas. La paz se funda sobre a justicia social.
Mientras no se transforme la estructura socioeconómica que genera la pobreza y sostiene las escandalosas diferencias entre unos pueblos y otros, entre pocas personas muy ricas y mayorías pobres, mientras no desaparezcan los fundamentalismos religiosos justificadores y las ideologías encubridoras… no se apagará la violencia, ni disminuirá el flujo de las migraciones forzadas, ni el tráfico de personas. Tampoco cesará la agresión contra el medio ambiente aún a riesgo de amenazar la vida sobre el planeta tierra..
El encuentro intercultural se realiza en un contexto o una historia de conflictos de toda índole. Resulta imposible imaginar procesos políticos intra o inter culturales sin conflicto. El camino hacia la justicia y la paz, a través del encuentro intercultural, es un complejo proceso de reconciliación entre los seres humanos cuya culminación es el perdón, sin el cual la paz carece de fundamento sólido. La reconciliación que lleva a la justicia social incluye restablecer la relación armónica con la naturaleza, con todo el medio ambiente en el que se desarrolla la vida.
La paz verdadera es la reconciliación de todas las cosas en Cristo, meta final del encuentro intercultural.
Fuente: jesuits.global/es