Ad Negotia: Navegando Aguas Profundas

Por Javier Vidal, SJ

 Desde el lunes, cuando iniciamos la segunda etapa de la CG, se siente el deseo de seguir navegando en aguas profundas con temas que son conocidos pero que aún no hemos podido encarnar como cuerpo apostólico. Hay temas que implican un proceso de conversión y que necesitan de tiempo y cuidado para que se hagan carne de nuestra carne.

 La Congregación General 35 nos regaló una frase que hasta el día de hoy sigue siendo un desafío para nosotros los jesuitas: “somos colaboradores para la misión que nos confía Jesús y la Iglesia”. Durante los últimos 8 años hemos ido haciendo un esfuerzo por cambiar el “chip” y hacernos conscientes que los colaboradores no son “otros” sino nosotros los jesuitas y seglares que compartimos el trabajo y que la misión no es “nuestra” sino de Jesús. Hay provincias que han dado saltos cualitativos en el modo de proceder y han incluido a los “otros” en el discernimiento, las decisiones y la dirección de las obras. Son provincias que se han atrevido a acoger esta invitación y hoy nos ayudan a reconocer que es posible llevar adelante la misión que Jesús nos confía con un sentido de cuerpo con otros.

 Sin embargo, este paso es difícil, lo sabemos, en el fondo nos resistimos de manera silenciosa, pues reconocemos que implica un modo totalmente distinto al que estamos acostumbrados a llevar la misión. Reconozco que durante mis años de párroco tuve miedo de perder el control y la última palabra. Sin embargo, este es el camino del Concilio Vaticano II, de la nueva evangelización y el que nuestro Padre General expresó en su primera homilía: “La Compañía de Jesús sólo podrá desarrollarse en colaboración con otros, sólo si se vuelve mínima Compañía colaboradora. Atención a las trampas del lenguaje. Queremos aumentar la colaboración, no solo buscar a otros para que colaboren con nosotros, con nuestras obras, porque no queremos perder el prestigio de la posición de quien tiene última palabra. Queremos colaborar generosamente con otros, dentro y fuera de la Iglesia, con la conciencia que surge de la experiencia de Dios, de estar llamados a la misión de Cristo, que no nos pertenece en exclusividad, sino que compartimos con muchos hombres y mujeres consagrados al servicio de los demás”.

 Me parece que esta CG36 nos lleva a una “repetición ignaciana”, la cual es muy necesaria, pues la encarnación es un proceso que necesita de tiempo y cuidado. Esto nos llena de entusiasmo y alegría pues nos revela que Dios es paciente y nuestro cómplice, va por delante de nosotros en todos estos diálogos, y una vez más, nos invita a profundizar en esta llamada. Hoy le quiero dar las gracias a tantas personas dentro y fuera de la Iglesia que confían en nosotros y nuestro modo de anunciar el Reino en medio del mundo. Gracias por su paciencia y querernos como somos y unirse a las filas de la misión que Jesús nos confía.

 La exhortación apostólica Evangellii Gaudium nos recordó que el Vat. II presentó la conversión eclesial como la apertura a una permanente reforma de sí por fidelidad a Jesucristo. Por tanto, la misión debe abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”. En palabras del Papa Francisco: “invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores”. Por tanto, con espíritu de consolación y deseo creciente de conversión terminamos nuestra tercera semana de CG.

Fuente: gc36.org

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *