Compartimos una entrevista realizada por Julio Pernús al P. Roberto Jaramillo S.J., Presidente de la Conferencia de Provinciales Jesuitas en América Latina y el Caribe (CPAL), durante su visita Cuba para participar en la 37ª Asamblea de la CPAL.
¿Quién es Roberto Jaramillo, SJ?
Yo soy un jesuita de origen colombiano que funge como presidente de la CPAL desde hace dos años, específicamente desde marzo de 2017. En la oficina de Lima cuento con un equipo de tres compañeros que me acompañan: un brasilero que es secretario, encargado de las Redes de Educación: FLACSI (educación primaria y secundaria), Fe y Alegría y AUSJAL (educación universitaria); también cuento con un jesuita, Mario Serrano, dominicano, que funge como responsable de todas las Redes Sociales: centros indígenas, centros sociales y de comunicación, radios, migrantes etc… El otro compañero es un colombiano, Hermann Rodríguez, responsable de formación, juventudes y la economía de la conferencia. Somos cuatro, vivimos en Lima y ese es mi ambiente actualmente.
¿Cómo se decide hacer la Asamblea de la CPAL en un país tan “sui géneris” como Cuba?
Siempre tenemos las asambleas bianuales y hay como una especie de ruleta, de forma que cada provincia recibe la asamblea cada seis años. Y cuando le tocó el turno a las Antillas, vimos la oportunidad de volver a Cuba. Hace mucho tiempo que no se hacía en tu país; creo yo que desde un largo tiempo atrás, porque siempre se escogía la República Dominicana, pero ya nos ves, aquí estamos. Cuba es uno de los territorios prioritarios dentro del Proyecto Apostólico Común (PAC) de la CPAL. Nosotros hemos sido muy bien recibidos y la gente está admirada de la gentileza, el cariño ofrecido por los jesuitas y ustedes, los miembros del pueblo cubano.
¿Cuáles son los temas que se han debatido en la Asamblea y esto qué impacto tendrá de cara al trabajo de la Compañía en América Latina y el Caribe?
En las asambleas usualmente debatimos muchas cosas, ya que en ellas participan doce provinciales que son parte de la CPAL; ellos tienen voz y voto, más el presidente de la institución, o sea yo. También son convocados los asistentes del Padre General de la Compañía de Jesús, que vienen de Roma; usualmente son dos asistentes, pero en esta oportunidad hay tres, porque hay uno que va a terminar su período. También participan cuatro superiores de la región: el de Cuba, que es el superior de la sección, el representante de la preferencia apostólica de la Amazonía en Brasil, el superior de la región de Haití y el de la región de Guyana–Jamaica, que es una misma .
Además, en esta ocasión invitamos al padre Alfredo Ferro, que es el coordinador del Proyecto Panamazónico, Servicio Jesuita en la Panamazonía, quien nos ha mostrado todo el panorama de lo que se hace con respecto a la REPAM, que es la red de trabajo ignaciana en la cuenca del Amazonas, quien participará del Sínodo de la región amazónica en octubre.
Hemos estado también compartiendo las situaciones de las diferentes provincias como parte de nuestro servicio apostólico. El plato grueso de esta reunión, además de todas las decisiones que debemos tomar a nivel de las 14 redes apostólicas de la CPAL, ha sido el de pensar cómo vamos a realizar el cuarto año de teología que todos los jesuitas deben cursar. El cuarto año, en este momento, es una etapa que no está muy bien definida; unas provincias lo hacen de una manera y otros en forma distinta. Entonces, dedicaremos dos días a realizar un discernimiento sobre este tema, para preguntar a Dios las mejores maneras para vivir este proceso y de ahí podremos sacar propuestas para proponer a los jóvenes de la Compañía para realizar ese cuarto año.
También hemos tenido alguna tarde para conocer la ciudad, visitar algunos lugares importantes. Visitamos la iglesia de Reina y el Centro Loyola y pudimos encontrarnos con los jesuitas de La Habana en el Centro de Espiritualidad Pedro Arrupe (CEPA), en el Vedado, además de toda una serie de actividades, que son parte del acontecer habitual de un grupo como este a quien toca evaluar y realizar acciones comunes sobre el acontecer cotidiano en temas como formación, la etapa de tercera probación y las preferencias apostólicas universales, que acaba de señalar el Padre General.
Al estar en Cuba, creo que hay una pregunta obligatoria: ¿cómo se visualiza desde la CPAL nuestra isla?
Cuba, de conjunto con Haití y la Amazonía, son los tres territorios prioritarios del Proyecto Apostólico Común (PAC) de la CPAL; siempre ha merecido y gozado de una atención especial de parte de nosotros; venir aquí es un desafío porque muestra a los provinciales, que son los responsables de los recursos humanos, las urgencias y las necesidades de la Compañía, no sólo la historia, sino el hoy de Cuba. Yo creo que se hace un esfuerzo muy loable y valioso para acompañar la “densificación del sujeto” -como diría Pedro Trigo, un famoso jesuita venezolano-, la formación humana y espiritual de los sujetos, además de los pueblos, que son la base de cualquier cambio posible. Se hace un trabajo profético en ese sentido en esta isla.
Otro aspecto importante de la vida pastoral de Cuba tiene que ver con la tercera probación. A Cuba, durante nueve años, vinieron “tercerones”, estudiantes jesuitas de todo el mundo, ya al final de su formación. Así que esperamos y rezamos porque, después de un tiempo de descanso tomado por Benjamín González-Buelta, SJ, pueda retomarse esa experiencia en Cuba, tal vez con otro instructor. Por eso considero que Cuba está también muy presente en la vida de toda la CPAL; de ahí que no deje de tener un valor agregado el estar aquí y conocer las historias de lucha de tu pueblo. Hablo desde la pobreza de nuestras provincias, porque tampoco es que contemos con provincias absolutamente holgadas en cuanto a número y recursos.
Si tú comparas las dimensiones de Cuba con las de Brasil, tal vez haya una densidad poblacional jesuítica más fuerte en tu país que en aquel gigante sudamericano. Pero, yo comprendo que son situaciones diferentes; por eso, en medio de nuestra precariedad por todas partes, queremos ser solidarios también con la Amazonía, Haití y esta bella isla, de modo que podamos dibujar una experiencia de fraternidad y solidaridad. Yo espero que en estas reuniones, el superior de Cuba y el provincial de las Antillas puedan encontrar espacios para motivar a que cada vez vengan más jesuitas a colaborar, conocer y servir a este pueblo, que tanto lo necesita.
¿Alguno de sus sueños como presidente de la CPAL…?
Yo tengo dos años al frente de la CPAL y usualmente son tres o seis años en los cargos de responsabilidad en la Compañía; si a los tres años uno no lo ha hecho muy mal, lo dejan seis. Por lo tanto me puede quedar de uno a cuatro años en esta labor. Yo digo que tengo como la función de animar el trabajo que los otros hacen, algo un poco atípico. En ocasiones, mi servicio es similar al de un director de orquesta, que no es especialista en ningún instrumento, pero vigila porque la gente toque bien lo que sabe y lo haga de forma armónica junto con otros. Y esa armonía tiene que ver con los planes y desafíos de las otras Conferencias de Provinciales. Somos seis en todo el mundo. Tenemos especiales relaciones con la Conferencia de Estados Unidos y Canadá; de hecho, el Caribe como Cuenca-Caribe, representa un lugar común donde nos encontramos; por ejemplo, Haití pertenece a la Conferencia del Norte, pero participa en nuestras reuniones; aquí está el superior de esa sección.
Te puedo decir que las seis conferencias soñamos y tratamos de realizar un trabajo colaborativo. Hay jesuitas de Asia en Guyana, hay jesuitas de Europa trabajando en Cuba, Perú o Venezuela. Quizás, una de mis funciones principales, como presidente, es intentar desde nuestro contexto, tejer esas redes con el mundo; yo creo que lo intentamos con fuerza, pero no lo conseguimos siempre.
Como despedida de nuestra charla, el Padre Roberto Jaramillo quiso enviar un mensaje especial a los laicos cubanos.
Mira, yo visité las obras de la Isla hace unos cuatro años cuando era delegado del apostolado social; estuve en Santiago, Camagüey, conocí los Centros Loyola y te puedo decir que llevo a la gente que conocí en ese momento en el corazón; admiré mucho su capacidad de resiliencia, esperanza y lucha. Creo que con ustedes, los laicos cubanos, vemos de forma más sencilla el evangelio y se nos hace más sencillo comprender que el mundo hay que vivirlo como un don de Dios.
Yo reconozco todos los desafíos que experimentan en tu país y acompaño con mi oración su búsqueda para crear una sociedad más justa, participativa, democrática, abierta y plural. Por supuesto, comprendo que esa es una labor que se debe realizar día a día. Como son tan poquitos los jesuitas en la Isla, siento que ustedes los laicos amplían el cuerpo apostólico de la Compañía, las preferencias y las invitaciones de la Congregación; el mensaje del Evangelio es para el cuerpo todo del pueblo de Dios.
A mí me alegra mucho poder saludarles por este medio también y animarles porque somos cuerpo. Y quiero que sepas que cada uno de nosotros tiene un papel. Así como dice San Pablo, el ojo no le puede decir al dedo pequeño del pie que no lo necesita porque no ve; todos somos importantes, algunos visibles, otros menos visibles, pero todos somos parte del cuerpo de Cristo y de la Compañía.
Además de saludarles y agradecerles por lo que hacen, deseo animarles a que sigan participando de este cuerpo que es mayor que el reducido grupo de jesuitas. Yo creo que la Iglesia cubana es una Iglesia de resistencia y fermento; siento que es una comunidad que ha comenzado a manifestar, desde hace algunos años, su fuerza con densidad. Ustedes deben ser los que propongan a la Iglesia latinoamericana caminos menos clericales, más ministeriales, dado que son mayores sus dificultades a nivel de vocaciones y de prácticas sociales, religiosas o litúrgicas. Cuba tiene una potencialidad de servicios diversos, de apostolados diversos y carismas, que deben ser ofrecidos a América Latina en su totalidad y en particular a la Compañía de Jesús. Nosotros se lo agradeceremos siempre.
Fuente: CPAL SJ