Entrañas de Misericordia: El Papa Francisco Ante los Migrantes, Desplazados y Refugiados

A través de gestos y palabras el Papa Francisco ha invitado, en diversas oportunidades a tener una actitud de acogida hacia las personas que han tenido que desplazarse de su lugar de procedencia para ir a vivir a otro.

Por P. Mauricio García Durán, SJ.

Como preparación a la visita del Papa Francisco a Colombia, la Revista Javeriana preparó un número introductorio de dicha visita, en donde se publica un escrito del P. Mauricio García Durán, SJ., que habla sobre la posición del Papa ante los migrantes, desplazados y refugiados. Lo compartimos con ustedes a continuación:

La crítica realidad migratoria que vivimos hoy en el mundo ha sido, sin lugar a dudas, uno de los focos de atención del Papa Francisco en el ejercicio de su ministerio petrino. Podemos incluso decir que ha sido uno de los temas que ha dado identidad a su ministerio como pastor de la Iglesia universal.

Si la misericordia es “la palabra clave de este pontificado”, no se puede vivir la misma en el mundo actual sin tener presentes de manera privilegiada los millones de migrantes, desplazados y refugiados que enfrentan situaciones de profunda vulnerabilidad y sufrimiento.

Vamos a considerar, por tanto en este artículo, la manera concreta como el Papa Francisco ha abordado el tema de los migrantes, desplazados y refugiados a lo largo de estos cuatro años como Obispo de Roma. No solo ha visto el dolor y la humillación de estos hermanos/as, sino que también ha realizado diversos signos y gestos, ha hecho explícita su aproximación teológica al tema en distintos mensajes, homilías e intervenciones públicas y ha manifestado unas estrategias pastorales que recogen una clara invitación a la solidaridad y compromiso concreto.

Un Papa que ha visto el dolor y la humillación de su pueblo

Hoy en día podemos constatar un creciente flujo migratorio a nivel mundial, el más alto en las últimas tres décadas. En 2016 son más de 244 millones de migrantes internacionales, de los cuales 65,6 millones son desplazados forzados (22,5 millones refugiados, 2,8 millones solicitantes de asilo y 40,3 millones desplazados forzados dentro de sus propios países). Esta realidad es para el Papa “la crisis humanitaria más grande después de la Segunda Guerra Mundial”, pero al mismo tiempo un “signo de los tiempos” que los creyentes debemos mirar con amor misericordioso para discernir los llamados a la acción que el Señor nos hace en ella. “El inicio de este tercer milenio es fuertemente caracterizado por los movimientos migratorios que, en términos de origen, tránsito y destino, afectan prácticamente a cada lugar de la tierra. Lamentablemente, en gran parte de los casos, se trata de movimientos forzados, causados por conflictos, desastres naturales, persecuciones, cambios climáticos, violencias, pobreza extrema y condiciones de vida indignas”.

El drama que el Papa constata para los migrantes de Centroamérica y México hacia los EE.UU. se puede generalizar para otros lugares a nivel mundial y emerge como un grito que clama solidaridad y justicia de parte de las iglesias, las sociedades y los gobiernos. “No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado. Frente a tantos vacíos legales, se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres. No sólo sufren la pobreza sino que además tienen que sufrir todas estas formas de violencia”. Llama la atención el Papa Francisco a las situaciones de los niños/as, de los jóvenes y de las mujeres que sufren los peligros y las consecuencias negativas de la migración.

Signos y gestos a favor de los migrantes y refugiados

Los signos y gestos que el Papa Francisco ha realizado con relación a los migrantes, desplazados y refugiados son particularmente significativos en un tema que es uno de los rasgos característicos y que da identidad a su servicio como Papa, quien se identifica a sí mismo y a la familia Bergoglio como migrantes. Entre muchos, vamos a resaltar cinco gestos concretos que ha realizado Francisco desde el 13 de marzo de 2013 cuando fue elegido, signos que nos hablan de ir a la periferia y tender puentes, de acoger y ser hospitalarios, de construir fraternidad. Estos gestos buscan hacer realidad una Iglesia en salida hacia las periferias, una Iglesia con entrañas de misericordia que opera como hospital de campaña, que acoge y sana las heridas de los heridos encontrados a la vera del camino.

Un primer signo claro del talante que este tema tendría en su pontificado fue su viaje a Lampedusa el 8 de Julio de 2013, su primer viaje fuera de Roma para desplazarse a una de las periferias físicas y existenciales del mundo de hoy. En medio de una creciente crisis migratoria en Europa, caracterizada en gran medida por el creciente número de migrantes y refugiados muertos en el mar, Francisco toma la decisión de hacer este viaje a uno de los sitios de llegada de los migrantes que vienen atravesando el Mediterráneo para mostrar su cercanía y solidaridad con estas víctimas. Pero también interpela la responsabilidad de todos aquellos que con sus decisiones han creado este tipo de situaciones trágicas en diversas partes del mundo y a las sociedades que han caído en una “globalización de la indiferencia” perdiendo el sentido de la responsabilidad fraterna con estos hermanos/as.

Un segundo signo que expresa claramente la solidaridad y compromiso con los migrantes y refugiados es su viaje a Lesbos, en Grecia, lugar de llegada de refugiados sirios. El Papa Francisco no sólo percibe la cruda realidad de los migrantes y refugiados, ubicados en muchos casos en “campos de refugiados que son verdaderos campos de concentración”, sino que también considera que en esas circunstancias “construir muros no es una solución, tenemos que hacer puentes”, como lo planteó en el vuelo de regreso a Roma. Además de ello realiza un gesto especialmente significativo en un contexto europeo con serias resistencias con la creciente migración y donde algunos países incluso han cerrado sus fronteras a los migrantes: trae consigo a tres familias refugiadas para darles acogida y cobijo en el Vaticano.

Un tercer signo lo realizó el Papa Francisco el 24 de marzo de 2016, Jueves Santo, cuando celebró la Cena del Señor en un centro de acogida para los solicitantes de asilo, donde lavó los pies a 12 refugiados, incluidas mujeres, muchos no católicos. Con ello el Papa no sólo muestra la necesidad de la Iglesia de caminar con los migrantes, desplazados y refugiados, de ponerse al servicio de ellos/as, y hacerlo con fraternidad sin importar las diferencias culturales y religiosas. Como lo dijo en la homilía: “Somos distintos, somos diferentes, tenemos diferentes culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz”.

Un cuarto signo fue la celebración de la eucaristía el 17 de febrero de 2016 durante su visita a México, ya que fue una eucaristía celebrada en toda la frontera de Ciudad Juárez (México) y El Paso (EE.UU.), con participación de fieles en ambos lados del muro que separa los países en esta frontera. Claramente el Papa Francisco quería enviar un mensaje de conversión ante las resistencias a la migración, conversión que lleve a una acogida que supere las separaciones de los muros que creamos los seres humanos.

Un quinto signo, lo encontramos en la invitación que hizo el Papa Francisco a las comunidades religiosas el 10 de septiembre de 2013: “queridísimos religiosos y religiosas, los conventos vacíos no sirven a la Iglesia para transformarlos en hoteles y ganar dinero. Los conventos vacíos no son vuestros, son para la carne de Cristo que son los refugiados”. Esta invitación la extiende dos años después a las parroquias, monasterios o santuarios de Europa en el rezo del Ángelus del 6 de septiembre de 2015, al pedirles acoger al menos una familia de refugiados. “Ante la tragedia de decenas de miles de refugiados que huyen de la muerte por la guerra y el hambre […], el Evangelio nos llama a ser próximos a los más pequeños y abandonados. A darles una esperanza concreta”.

Fuente: CPAL SJ

 

CPAL Promueve una Mayor Integración en Colombia

Roberto Jaramillo SJ, actual presidente de la CPAL, estuvo de visita en la Universidad de Cali para promover el compromiso de la casa de estudios con zonas necesitadas del continente.

El Presidente de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL), P. Roberto Jaramillo S.J., visitó la Universidad Javeriana Cali para proponer una integración mayor con el resto de universidades de la red de AUSJAL (Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina), además de un compromiso de la Universidad con dos territorios de América Latina en particular:

  • La Amazonia para que a través de proyectos concretos, la Universidad se articule al proyecto Pan-Amazónico que viene ejecutando la CPAL.
  • Haití con algún proyecto social que brinde apoyo a alguna de las iniciativas que vienen realizando la Compañía de Jesús en esta isla, que cuenta con los indicadores de pobreza más altos del continente.

Para ello, se reunió con diferentes autoridades de la universidad, entre ellas, con el rector, padre Luis Felipe Gómez S.J.; la vicerrectora académica, Ana Milena Yoshioka; el vicerrector administrativo, Carlos Montehermoso; la decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Alba Luz Rojas; el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas; Alberto Arias Sandoval y el decano de la Facultad de Ingeniería, Jaime Aguilar.

Fuente: CPAL Social

Día del Migrante y el Refugiado

Acoger, proteger, promover e integrar son los cuatro verbos que nos propone el Papa Francisco como una respuesta común al problema de las migraciones. Pero ¿es tan importante la migración? ¿En que consisten estos 4 verbos?

Puede sonar fuerte hablar de los migrantes como un problema, por eso, para comprender la complejidad del asunto es necesario que abramos los ojos a la realidad y que veamos aquellos hechos que efectivamente problematizan la migración, como por ejemplo, que la mayoría de los países pongan muchísimas trabas a los migrantes, que los inmigrantes habitualmente viven en la pobreza y son además criminalizados, que la mayoría de la población migrante vive a los márgenes de la ley sin poder acceder a la justicia, la educación de calidad ni la salud pública, que son discriminados y que como si esto fuera poco suelen ser el primer objetivo de las bandas de crimen organizado.

En Argentina 1 de cada 20 habitantes es inmigrante, mientras que en Uruguay 1 de cada 47 personas de su población es inmigrante. Entonces ¿seguís pensando que la migración no es tan importante? ¿Seguís pensando que es un tema que no hay que revisar, del que no hay que hablar y en el que no hay que meterse?

Esta es la problemática (en pocas palabras) que el Papa Francisco nos invita a superar con los 4 verbos:

Acoger

Cuando el Papa nos habla de acoger hacer referencia a ampliar las posibilidades para que los migrantes puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino; pero este acoger también tiene que darse en nuestros corazones, debemos estar dispuestos a aceptar a los migrantes como vecinos, como compañeros de clase y de trabajo, debemos evitar toda clase de discriminación y acogerlos como nuestros hermanos.

Proteger

En este verbo convergen todas las acciones que se puedan dar en defensa de los derechos y la dignidad de los migrantes, independientemente de su estatus migratorio; pero este proteger implica para nosotros una actitud de intransigencia hacia la discriminación, nos implica salir como defensores de nuestros hermanos migrantes en el día a día, en nuestro grupo de amigos, en nuestros trabajos y hasta en nuestras familias.

Promover

con este verbo el Papa Francisco nos invita a trabajar con el fin de que a todos los migrantes se les dé la posibilidad de realizarse como personas en todas las dimensiones que componen la humanidad. Este verbo nos implica un salir de nosotros mismos para convertirnos en hombres y mujeres que luchan por el crecimiento individual de cada persona (y en esto entra cada migrante), deseando que en verdad puedan desarrollarse íntegramente.

Integrar

Este último verbo refiere a la gran cantidad de oportunidades de enriquecimiento intercultural generadas por la presencia de los migrantes, sabiendo que el contacto con el “otro” nos lleva a descubrir su “secreto”; tenemos que abrirnos a él para aceptar sus aspectos validos y contribuir así a un conocimiento mayor de cada uno y a una fraternidad entre hermanos.

Hacer carne estos cuatro verbos en nuestro día a día nos implica hacernos parte de la gran familia humana, y así ser parte de los que Jesús cuenta “siendo extranjero me recibiste”

 

El Origen de la Cena Pan y Vino

En el mes de la solidaridad, compartimos la historia de una tradición del Hogar de Cristo de Uruguay.

La historia de esta tradición comenzó en 1983, en Chile, cuando diferentes hombres de empresas, del mundo político, artístico y religioso aceptaron la invitación realizada por el padre Renato Poblete S.J., en ese entonces Capellán General del Hogar de Cristo (Chile).

A través de un sencillo menú conformado sólo por pan y vino, el sacerdote jesuita no sólo aprovechó la ocasión para darles a conocer la obra que esta Fundación –la principal obra de San Alberto Hurtado- tenía en ese periodo, sino también, comprometer su ayuda en beneficio de quienes vivían en condiciones de extrema pobreza.

La relevancia y el valor simbólico de la Cena Pan y Vino la han convertido en una de las actividades centrales de agosto, Mes de la Solidaridad, fecha en que se recuerda el trabajo solidario iniciado por nuestro santo chileno, Alberto Hurtado, en favor de los más pobres entre los pobres.

El Padre Hurtado fue testigo de problemas similares a los que hoy se enfrentan. Vivimos una profunda crisis de confianza donde persisten las desigualdades y los problemas de los más pobres permanecen invisibles, pero San Alberto nos enseñó a ver en ello una oportunidad para aprender a convivir de manera bella, humana y fraternal, que nos permita hacer de nuestro país uno más justo, inclusivo y solidario

Así mismo, como en Chile, desde el Hogar de Cristo Uruguay, se empezó a imitar la idea de la cena Pan y Vino ya siendo este año su 4ta edición. Un espacio de encuentro, de puesta a punto de las obras y otra forma de colaborar con la causa.

La nueva edición de la Cena Pan y Vino será este 18 de Agosto, en el Colegio Seminario de Montevideo Uruguay.

Fuente: Hogar de Cristo Uruguay

 

Ser Genuinos Servidores del Reino Comprometiendo la Profesión con el Trabajo por un Mundo más Justo

Discurso de David Fernández sj a la sociedad de egresados de administración de empresas de la universidad iberoamericana, en ocasión de los 60 años de la fundación de la carrera de Administración de Empresas.

David Fernández, SJ.

“Agradezco a los organizadores de esta ceremonia conmemorativa del 60 aniversario de la fundación de la carrera de Administración de Empresas, y más ampliamente a la Sociedad de Egresados de esta carrera de la Universidad Iberoamericana, que me hayan invitado a decir unas palabras con motivo, también, de la entrega de los reconocimientos “Xavier Sheifler, S.J.” a quienes ahora hemos galardonado. Dada la trascendencia de este acto y lo concurrido del mismo, voy a abusar de su generosidad para hablar sobre la magnanimidad y la filantropía.

(…)Quisiera reflexionar sobre la participación de nuestra comunidad universitaria y de sus egresados en las injusticias más importantes y dolorosas de nuestro tiempo. Y sugeriré, al propósito, que tal vez no siempre somos los líderes positivos o simplemente las personas que creemos ser.

En México y en el mundo entero tenemos un gravísimo problema de desigualdad. En este momento de cambios radicales y de nuevas definiciones sociales resulta que existen territorios en donde las cosas florecen y otros más en donde se marchitan y mueren. En alguna otra ocasión a esta desigualdad radical la he llamado “apartheid social”.

Por lo general los debates y deliberaciones acerca de lo que debemos hacer para disminuir la pobreza son auspiciadas y realizadas por los grupos de personas exitosas con alto bienestar económico. Nuestra comunidad universitaria vive de las ganancias obtenidas por el funcionamiento de este sistema injusto. Nuestras actividades son patrocinadas por Pepsi, Citibank, Liverpool, Samsung. Estamos profundamente comprometidos con lo establecido y con el sistema que decimos cuestionar. Aun así, somos una comunidad de creyentes ignacianos, con liderazgo social y empresarial que pugna por la justicia. Estas dos identidades son verdaderamente difíciles de reconciliar.

Cuestionar el trabajo por la reconciliación

Hoy quiero cuestionar la manera en que las reconciliamos. Quiero cuestionar la ética que prevalece entre los triunfadores de hoy en todo el mundo, en los negocios, el gobierno e incluso en muchas organizaciones de la sociedad civil.

El núcleo de esa ética y del propósito de nuestra Universidad es retar a los favorecidos del mundo para que hagan el bien, cada vez un mayor bien, pero nunca les hemos dicho ni les decimos todavía que hagan un menor mal a los demás.

El pensamiento común entre nosotros sostiene que el capitalismo tiene excesos y daños colaterales graves que han de ser aminorados, ángulos que hay que limar, y que los frutos inmoderados deben ser compartidos; pero siempre sin cuestionar el sistema subyacente.

La ética de nuestras asociaciones filantrópicas y de nuestros egresados sostiene que hay que devolver lo que se nos ha dado, lo cual, por supuesto, es algo noble y compasivo. Pero en medio de la enorme pobreza que vivimos, de la violencia que nos corroe, es obvio que “devolver lo que se nos ha dado” es poner apenas una curita en el sistema que ha privilegiado a las élites a las que pertenecemos, con la esperanza consciente o inconsciente de que eso prevenga la necesidad de una cirugía mayor a ese sistema –cirugía que quizá pueda amenazar nuestros privilegios.

Nuestra ética, creo, quiere proponer la generosidad como sustituto de la justicia. Lo que en realidad decimos es: haz dinero de la forma en que lo hace todo mundo, y luego regresa algo por medio de un donativo, o mediante la creación de una fundación, o con alguna acción que tenga impacto social, o añade algunos comentarios compasivos al pie de tus análisis.

Nuestra ética dice: “haz más el bien”, pero nunca dice “haz menos daño”.

Una ética que mueva a trabajar por la Justicia

Quiero iniciar con este breve discurso, ya que hoy no hay tiempo para extenderme, una conversación difícil entre nosotros sobre estas reglas del juego. Lo hago porque amo a nuestra comunidad universitaria, porque los jesuitas somos corresponsables de la formación de nuestros egresados, porque temo que quizá no seamos tan virtuosos y cristianos como pensamos; y porque creo que la historia no será tan generosa con nosotros como esperamos, y que en un análisis final nuestro papel en las inequidades de nuestra época no será bien recordado. Por eso lo hago.

Quisiera que habláramos honestamente sobre algunos de los daños que los “triunfadores” de hoy infligen a los demás mientras procuran el bienestar para sí mismos, antes de que traten de compensarlo haciendo el bien.

Muchos de nosotros no trabajamos en negocios o finanzas. Y sin embargo vivimos en una época en la que los supuestos y los valores empresariales tienen una influencia mucho mayor de la que deberían tener. Esto lo vemos en muchos otros sectores de la realidad. Nuestra cultura ha convertido a los empresarios y hombres de negocios en filósofos (“pon una start-up en tu vida para que tenga sentido”), revolucionarios (“el cambio empieza en ti mismo”), activistas sociales (“el mejor negocio hoy es invertir en los pobres”), salvadores de los pobres (“hay que enseñar a pescar”). Estamos en riesgo serio de olvidar muchos otros lenguajes para expresar lo que significa el progreso humano: moralidad, democracia, solidaridad, decencia, justicia.

Con frecuencia sucumbimos al dogma seductor de Davos de que la aproximación empresarial es lo único que puede cambiar el mundo, frente a la enorme evidencia histórica de lo contrario.

Y entonces, cuando los triunfadores de nuestra época quieren responder a los problemas de la pobreza, la desigualdad y la injusticia lo hacen dentro de la misma lógica y en el marco de los negocios y los mercados. De esta manera hablamos mucho de retribuir, de compartir ganancias, de ganar-ganar, de la inversión con impacto social, de responsabilidad social empresarial, etc.

A veces me pregunto si estas diversas formas de regresar lo recibido se han convertido para nuestra era en lo que las indulgencias papales fueron para la Edad Media: una forma relativamente barata de estar aparentemente en el lado correcto de la justicia, pero sin tener que alterar en lo fundamental la propia vida.

Estas estructuras y sistemas producen víctimas, y corremos el riesgo de confundir la generosidad hacia esas víctimas con la justicia para esas víctimas. La generosidad es ganar-ganar, pero la justicia con frecuencia no lo es. A los ganadores de nuestro tiempo no les gusta la idea de que quizá algunos de ellos tengan que perder, que hacer sacrificios, para que la justicia prevalezca. No escuchamos muchos discursos que señalen que los poderosos y privilegiados están equivocados, y que tienen que declinar su estatus y posición en favor de la justicia.

Hablamos mucho de dar más. Pero no hablamos de quitar menos.

Hablamos mucho acerca de lo mucho que tenemos que hacer. Pero no hablamos de lo mucho que tenemos que dejar de hacer.

Soy consciente de que esta intervención que hago ahora no me va a hacer más popular con nadie. Pero para mí, esto que ahora hago lo considero un deber de conciencia en congruencia con el Evangelio del Señor Jesús.

No ignoro tampoco que muchos de ustedes están de acuerdo conmigo porque hay vínculos surgidos del trabajo de años de la Compañía de Jesús en nuestra Universidad y porque hemos compartido el sentimiento de que hay algo que no funciona bien en nuestra sociedad.

Vivir en el lado correcto de la Justicia

El problema central es este: ¿está tu vida –no tu proyecto filantrópico- en el lado correcto de la justicia? Como diría nuestra última Congregación General: ¿tu empresa, tu labor, ayuda a reconciliarnos con los demás y con la creación, o más bien profundiza nuestras distancias y la crisis social y ecológica que ha denunciado el Papa Francisco?

¿Necesita el mundo más magnates chinos comprometidos con la filantropía, o más bien menos corruptos magnates chinos?

¿Necesita el mundo socios de Goldman Sachs asesorando mujeres o dando dinero a las escuelas de niños pobres, o más bien socios de Goldman que arriesgan todo para decir: “la forma en que mi compañía hace negocios no es correcta, y pelearé para hacer de Goldman un ente social positivo en lugar de un vampiro extractor de recursos, aun si eso me cuesta el trabajo”?

A veces me pregunto si estamos aquí para cambiar el sistema o para que el sistema nos cambie a nosotros. ¿Usamos nuestra fuerza colectiva para desafiar a los poderosos, o estamos ayudando a hacer de un injusto e inaceptable sistema algo mucho más digerible por todos?

Y con todo, aquí estamos, celebrando ser egresados de una institución jesuita. ¿Por qué? Porque hay algo maravilloso en esta comunidad. Y porque creemos que podemos ser mucho más de lo que hemos sido hasta ahora: genuinos servidores del Reino de Dios, de los más pobres y de los excluidos en este caótico momento crucial para el mundo.

Pero si queremos jugar realmente ese papel, creo que tenemos que considerar hacer un cambio fundamental en la orientación de nuestros esfuerzos como egresados de una universidad de inspiración cristiana: de trabajar con el sistema a trabajar para cuestionar honestamente al sistema en aquello en que le falla a la gente; de la tranquilizadora idea de hacer el bien sin mirar a quién a la noción más valiente de hacer el bien poniendo en riesgo esa condición que nos da la oportunidad de hacer el bien.

Discúlpenme, pues. Y gracias”.

Fuente: Blog Cristianisme i Justicia

Conurbano: los Votos que Todos Quieren, las Vidas que Nadie Ve

El jesuita Rodrigo Zarazaga, director del Centro de Investigación y Acción Social, sostiene una relación profunda y cercana con el conurbano bonaerense. En él ha realizado investigaciones, pero también allí sostiene una relación afectiva con muchas personas. Y por eso puede dar cuenta de la realidad que enfrentan quienes viven ahí.

Es un territorio superpoblado, fracturado y desigual, políticamente estratégico, en el que se dibuja la tragedia estructural de un Estado que sostiene la ilegalidad.

Le cuesta decidirse entre tantas historias. Piensa unos segundos y elige dos que lo afectaron muy especialmente. «Me acuerdo de un chico, habíamos conseguido que hiciera el secundario y lo terminara. Ya estábamos viendo con él a qué universidad podía ir e incluso una salida laboral. Un día salgo y me lo encuentro en un basurero completamente drogado con paco. Es una de las tantas historias en las que sentís que invertís todo y la realidad te lleva puesto», dice Rodrigo Zarazaga, sacerdote jesuita y doctor en Ciencia Política. Y enseguida viene a su memoria la historia de una chica muy joven de Villa Mitre, a sólo 30 kilómetros de la Capital, enferma de cáncer y sin acceso a ningún tratamiento: «En otro contexto hubiera sido tratable pero cuando la conocí ya era tarde. Ahí se siente la tremenda desigualdad».

Zarazaga sabe de lo que habla. No lo leyó en papers académicos a pesar de tener él una sólida carrera académica que incluye un posdoctorado en la Universidad de Notre Dame, investigaciones para el Conicet y conferencias en universidades extranjeras. A ese entramado social, que sobrevive entre la pobreza, la informalidad y la changa, al ritmo de las ocupaciones de tierras disponibles y a merced de punteros y barones del conurbano, lo ve todos los días en las comunidades en las que trabaja.

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Cuando Zarazaga cursaba el seminario en el Colegio Máximo de San Miguel comenzó a frecuentar Villa Mitre y otros barrios obreros. Ese viaje de transformación selló para siempre su relación con el conurbano. ¿Cómo describir ese territorio complejo, desigual, fracturado e ingobernable en el que 5 millones de pobres y 1 millón de indigentes conviven con enclaves de prosperidad y clubes y barrios privados? ¿Cómo intervenir en esa geografía atravesada por todas las formas imaginables del delito -que van del narcotráfico a la trata de personas, del trabajo esclavo a la venta de autopartes- y que suelen confluir en el financiamiento ilegal de la política? «A veces hay un Estado ausente, otras, un Estado presente que delinque. Uno no sabe qué es peor: si un Estado ausente o un Estado presente pero ilegal», agrega.

Ahora acaba de editar, junto con el economista Lucas Ronconi, Conurbano infinito (Siglo XXI-OSDE), un libro que reúne las investigaciones de Matías Dewey, Candelaria Garay, Eugenia Giraudy, Jorge Ossona, Pablo Semán y Mariela Szwarcberg Day. El libro trabaja sobre 33 municipios -según lo que dice la ley 13.473, de 2006, aunque en general se considera que el Gran Buenos Aires está compuesto por 24 municipios- que concentran 15 millones de personas. Es un volumen coral de sociólogos, politólogos e historiadores, tan riguroso como desgarrador, que refleja un exhaustivo trabajo de campo basado en entrevistas a punteros, policías, referentes de las comunidades y distintos actores políticos y sociales del conurbano.

Es un territorio que condiciona y define resultados electorales, candidaturas y relaciones de fuerza: concentra el 28% de los votantes del país y 3 de cada 4 votantes a nivel provincial. Por injustos criterios de coparticipación federal y una reforma tributaria (siempre invocada, nunca concretada), ese territorio estratégico y desafiante no recibe inversiones en obras de infraestructura desde hace décadas, sus servicios públicos son deficientes o inexistentes y un 50% de la población carece de cloacas.

«En la Argentina tenemos un problema estructural que la democracia no ha podido resolver: un Estado que a veces está presente, a veces dicta la norma pero hace la vista gorda y en otras es parte del negocio y las redes ilegales», sostiene el economista Lucas Ronconi, especialista en informalidad laboral. Para Ronconi, la palabra clave es «enforcement», o sea el esfuerzo que hace el Estado para que la norma se cumpla: «En el conurbano, en los sectores más pobres hay ocupación ilegal de terrenos, pero los que están en el otro extremo social, me refiero a los que construyen barrios privados, también incumplen con las normas, no tienen habilitaciones y funcionan de manera ilegal. Hay un conjunto de normas que regulan el uso del suelo que son sistemáticamente violadas».

Negocio millonario

El historiador Jorge Ossona, uno de los coautores del libro, es uno de los mayores conocedores del conurbano y su historia. El problema del conurbano, aclara antes de partir a una reunión con cooperativistas textiles, se ha acentuado en este último tiempo pero lleva muchos años y no es un problema de un gobierno en particular. «El kirchnerismo generó una red de contención muy grande que este gobierno no solo no tocó, sino que amplió. Eso sirve para sobrevivir pero no para trazar ningún proyecto de futuro. La regulación del dominio de las tierras entusiasmaría a la gente a mejorar sus casas; pero si no hay cloacas, hay aguas servidas, se corta la luz cuatro días, no tenés trabajo y no podés ir más al supermercado grande sino al almacenero de la esquina porque ni siquiera podes pagarte el pasaje, bueno, todo eso se siente».

Desde hace años que Ossona investiga las sucesivas ocupaciones territoriales, en especial las de Santa Catalina, en el partido de Lomas de Zamora. Los asentamientos siguen reproduciéndose bajo la forma de dos modalidades: los masivos, más infrecuentes hoy sobre todo en la zona del cordón industrial porque las tierras están saturadas, y las tomas hormiga. «En la Argentina lo que sobra es tierra, por la llanura, entonces la ocupación de tierras vacías sigue existiendo. Esto empezó en los años 80 hasta que devino un negocio muy rentable. Todas las zonas periféricas de La Salada son producto de la ocupación».

En estos días, la feria textil de La Salada ha ocupado el centro de la atención pública por la detención de Jorge Castillo, «el Rey de La Salada». Castillo, que es el administrador de una feria con más de 7000 puestos, accionista de distintas empresas y dueño de un negocio millonario con protección gubernamental en la zona más castigada del conurbano, resistió a los tiros de escopeta el operativo que terminó en su detención.

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«Ninguno de nosotros orina agua bendita», le dijo Jorge Castillo al sociólogo Matías Dewey, otro de los coautores de Conurbano infinito. El investigador, nacido en Adrogué y residente en Alemania, se dedicó a analizar el mercado de vehículos robados y el mercado textil ilegal, en especial, la feria de La Salada. En las entrevistas que hacía con los policías siempre se mencionaba la comisaría de Puente La Noria, que está cerca de La Salada. «Esa comisaría es estratégica. Son como un fondo de comercio con precio. Los policías que quieren ser promovidos tienen que pagar para estar ahí. Esa es de las más caras», dice. Para Dewey ambos «negocios», el del mercado textil ilegal y el del robo de autos, «son bombas de extracción en las que el Estado está continuamente extrayendo dinero y recursos de distinto tipo».

A Castillo lo entrevistó varias veces. Y también a Enrique Antequera, el otro caudillo de La Salada. Sabe que ambos son actores bisagra en esa trama ilegal, pero le llama la atención que Castillo sea el único que esté en la cárcel. «La policía es una institución corrupta que está en connivencia. La policía se ponía en los accesos y frenaba a los que venían con sus bolsas de ropa a alquilar los puestos de Castillo y los micros que salían de comprar. Eso lo hacía la policía y la gendarmería y Castillo recaudaba internamente para pasárselo a la policía. O lo hacía o lo mataban. Así funciona. Castillo es un corrupto y los del otro lado lo son aún más porque son los encargados de aplicar y representar la ley. Por eso es necesaria una reforma policial profunda. Y los políticos tienen responsabilidad porque financian sus campañas electorales y sus carreras con estos fondos: saben que transformar esa economía es arriesgar votos», afirma Dewey.

Idea de futuro

Tierra de planes sociales y movimientos de desocupados, el conurbano combina una pobreza histórica y estructural -en la que todavía persiste una memoria de la inclusión y de los valores del esfuerzo, la educación y del trabajo- con nuevas formas de pobreza, con sus propios códigos, estilos y consumos: una cultura endogámica que reacciona frente a la exclusión del otro.

«La pobreza es muy heterogénea», sostiene Ossona. «En la zona de alta concentración de bolivianos y peruanos, en los costureros y talleristas uno ve una idea de futuro: sienten que tienen las posibilidades que sus países les veda. En ese sentido son parecidos a los italianos y los españoles que vinieron hace 100 años. Hay una idea de futuro que se potencia con formas de subsistencia que son impensables para un argentino: comer deliberadamente una sola vez por día y someterse a regímenes de semiesclavitud y servilismo: haciendo todo esto ascienden. Llegan sin nada, trabajando como esclavos y en dos años tienen una vivienda, un negocio, y se meten en verdulerías, en la confección y comercialización textil, hacen un edificio de dos pisos y alquilan las habitaciones para paisanos recién llegados. Son polirrubro. Son los que trabajan legal o semi-legalmente. Los inmigrantes sí tienen idea de futuro».

También existe un segmento que celebra la situación de pobreza y la plantea como emblema de distinción. «Viven bastante bien de la pobreza sin dejar de ser pobres, como un barrabrava o el jefe de una banda de robacoches o piratas del asfalto», dice Ossona. Si la pobreza es heterogénea, el mundo de la informalidad laboral también lo es. «Hay una relación muy estrecha entre informalidad y baja calificación, lo que los economistas llaman baja productividad», agrega Ronconi.

Entre los tantos mitos que circulan en torno del conurbano se encuentra el del puntero barrial como figura que está en contraposición al Estado: allí donde no llega el Estado, llega el puntero. A contrapelo de esa creencia extendida, Zarazaga sostiene que el puntero es el rostro del Estado frente a los más pobres: practica el clientelismo y la discrecionalidad, pero también brinda bienes y servicios públicos en villas y asentamientos; se ubica como un mediador entre la pobreza y el Estado, y como un garante de la gobernabilidad de los intendentes. Para el sacerdote, que se dedicó a desentrañar la relación entre punteros y política y las formas de la redistribución y el clientelismo, el puntero es una mucho más figura ambigua y compleja de lo que se suele creer.

¿En qué se parecen y se diferencian los punteros y los curas en cuanto a sus trabajos y funciones en barriadas, villas y asentamientos? Zarazaga sostiene que hay algunas semejanzas y grandes diferencias. «En cuanto a las semejanzas -explica- hoy todo es más fragmentado en ambos casos. Hace 25 años en cada barrio había una Unidad Básica que respondía al PJ y en cada barrio había una capilla y una presencia del cura. Hoy en las villas a veces no hay cura sino pastor, en otras no hay ningún referente político, en otras puede haber punteros del Frente Renovador o peronistas pero que ahora están con Pro. Todo es mucho menos monocolor de lo que se cree y no hay presencia monopólica de la Iglesia en cada barrio, sino una presencia variopinta que incluye el umbanda y otros cultos. Por eso creo que es exagerado cuando se dice que tal pierde una elección por la influencia de la iglesia o cuando se dice que una elección se ganó por los punteros. Todo eso me resulta ciencia ficción».

No es infrecuente que en la vida cotidiana del conurbano curas y punteros coincidan en las actividades de contención: ambos pueden tener un comedor infantil y ayudar a las familias frente a una inundación, «pero el puntero a veces tiene complicidad con las actividades ilegales o se involucra con el narcotráfico y la trata y eso ciertamente no es lo que pasa en el caso de los curas», agrega el sacerdote.

Jorge Ossona recuerda una historia de trata que lo afectó especialmente. «Me acuerdo de una familia boliviana con diez hijos. Una de sus hijas fue secuestrada para ser sometida a la trata de la prostitución. Eran una familia muy unida y uno de los hijos, a partir del secuestro de su hermana, intentó suicidarse. Nos movimos con contactos periodísticos y alguien importante se movió. Deben haber pensado: ?no queremos tanto quilombo por esta piba’ y a la chica la liberaron. Esta trama involucra a la policía y a los tratantes. Fue una historia que nos tuvo en jaque. Ahí ves la cara de la desesperación».

Sobre el final, Dewey admite haber recibido amenazas durante distintas etapas de su investigación. «Vas a terminar en el Riachuelo», le dijeron. Una vez se reunió con una persona que la contactaría con un empleado muy importante dentro de la Municipalidad de Lomas de Zamora. Finalmente se juntaron a dos cuadras de la Municipalidad, detrás de una farmacia. Esa persona tenía todos los tics de alguien que sabe que lo que diga puede tener consecuencias. «Mirá pibe, te estás metiendo en el lugar más jodido del conurbano. Nada de lo que sucede allá -dijo apuntando a La Salada- sucede si no se toma la decisión acá», dijo señalando la Municipalidad. «Pibe, para que entiendas», le dice, saca un papel en blanco y escribe una sola palabra: mafia. «¿Te queda claro?».

Fuente: la nación

Agentes de Reconciliación en un Mundo Fracturado

El Secretariado para la Justicia y la Ecología de la Compañía de Jesús publica la más reciente edición de Promotio Iustitiae, la No. 124 dedicada a “La Reconciliación en un Mundo Fracturado.”

Las últimas dos Congregaciones han querido expresar nuestra misión por la fe y la justicia en clave de reconciliación. Reconciliación es un amplio concepto teológico que expresa la obra de Dios, que “nos reconcilió con él en Cristo y que nos confió el ministerio de la reconciliación. Pues por medio de Cristo Dios estaba reconciliando al mundo” (2 Cor 5, 18- 19).

Se trata de la tarea de restablecer relaciones justas con Dios, con los demás y con la creación (CG 35, d.3, n. 12). La reconciliación “se realiza en el Reino de justicia, paz e integridad de la creación” (CG 36, d. 1, n. 3). Consiste en establecer puentes en las tensiones que desgarran el tejido social de nuestras sociedades. Cobra especial relevancia en las fronteras donde se pone en juego la dignidad de las personas y donde se han quebrado las condiciones de una sociedad justa.

Tal como dice la última Congregación General:Esta reconciliación es siempre obra de la justicia; una justicia discernida y formulada por las comunidades y contextos locales. En el centro de la obra de la reconciliación de Dios se encuentra la cruz de Cristo y también nuestra participación en ella. Esta misión puede conducir al conflicto y a la muerte, como lo hemos testimoniado en la vida de muchos de nuestros hermanos. Aunque hablamos de tres formas de reconciliación, en realidad, las tres son una única acción de Dios, interrelacionada e inseparable” (CG 36, d. 1, <n. 21).

Estamos llamados a ser agentes de reconciliación en un mundo fracturado. El presente número de Promotio Iustitiae recorre algunas de estas fracturas de nuestro mundo e ilumina qué significa trabajar en ellas desde la perspectiva de la reconciliación: fundamentalismo, conflictos políticos, migrantes y refugiados, los perdedores de la economía, las culturas indígenas… Cada autor, un especialista en el campo que aborda, ha tratado de mostrarnos el valor añadido que este trabajo por la reconciliación añade.

El resultado es una panorámica sobre la tarea de la reconciliación que nos puede ayudar a comprender mejor el alcance de la llamada de las dos últimas Congregaciones. Los artículos permiten descubrir nuevos aspectos de nuestro trabajo, enriquecen la dimensión de justicia que debe estar presente en todos nuestros ministerios y enraízan nuevamente la misión en sólidas bases de la Escritura. Confiamos que estos textos nos ayuden a seguir respondiendo cada día con más creatividad y profundidad a los retos de una fe que obra la justicia.

Fuente: CPAL Social 

«Migrar Supone un Desgarro»

Instancia de reflexión y diálogo sobre la interculturalidad dentro de la sociedad cordobesa, co-organizada por la Universidad Católica de Córdoba (UCC).

Marta Guerreño López, presidente de la Unión de Colectividades de Inmigrantes de Córdoba (UCIC), aseguró que la cultura se construye mediante la convivencia. Fue durante la Jornada de Reflexión sobre Interculturalidad, Integración y Ciudadanía. Fue un espacio de reflexión y diálogo sobre conceptos clave como la interculturalidad, la integración y la ciudadanía local, organizada en conjunto por el Concejo Deliberante, UCIC y la Universidad Católica de Córdoba (UCC)

«La cultura no se transmite genéticamente, sino mediante la convivencia». De esta manera expresó Marta Guerreño López, de la Unión de Colectividades de Inmigrantes de Córdoba (Ucic), de qué manera se interrelacionan las culturas, se integran y enriquecen.

En su exposición Marta Guerreño dejó en claro que para lograr una educación intercultural hay que tener en cuenta varios pilares fundamentales: la interacción entre dos o más culturas de un modo horizontal y sinérgico, donde no hay culturas superiores ni inferiores, donde prevalece la integración, la convivencia basada en el respeto a la diversidad y el enriquecimiento mutuo.

También señaló que es inevitable el desarrollo de conflictos, pero que se resuelven a través del respeto, el diálogo y la concertación.

Guerreño recalcó que la cultura no es homogénea sino que hay muchas subculturas, que no se trasmiten genéticamente, sino mediante la convivencia. Además, señaló que para que la interculturalidad sea efectiva es necesario que se cumplan tres actitudes básicas: la visión dinámica de las culturas, el convencimiento de que los vínculos cercanos sólo son posibles por medio de la comunicación y la conformación de una amplia ciudadanía donde exista la igualdad de derechos.

Subrayó, además, que las personas en proceso de adaptación a una nueva cultura a menudo se sienten solas y nostálgicas, ya que todavía no se han acostumbrado al nuevo ambiente y sólo conocen a gente con la que no están familiarizadas. Del mismo modo, la barrera del idioma puede convertirse suele ser un gran obstáculo en la creación de nuevas relaciones: lenguaje no sólo se refiere a lo lingüístico sino también al uso del espacio y el cuerpo, el tono de la conversación, matices lingüísticos o acentos.

“Migrar supone un desgarro. Eso lo sabemos todos los que dejamos nuestro país y nos instalamos en otro. Incluso si todo marcha sobre ruedas, debemos admitir que es un proceso complejo, donde el costo emocional a veces es elevado, aun si fue planeado concienzudamente, no resulta tan sencillo como lo esperábamos. Cuando nos mudamos de país cambiamos, además de la geografía, esas coordenadas que estructuraron y orientaron nuestra vida hasta el momento de nuestra partida. Así es, cambiamos de cultura. En cuanto empezamos a instalarnos en otro país comienza un camino de reajuste entre lo que sabemos y damos por sentado y ese modo distinto de hacer las cosas, las que predominan en nuestro nuevo hogar”, puntualizó la presidente de UCIC.

Y concluyó: «Adaptarse a una nueva cultura implica una sobrecarga, un esfuerzo extra. Algunas personas necesitan apoyo profesional. Porque hay que transformarse, por ello es importante gerenciar este proceso, un camino complejo pero gratificante. Hay muchas otras formas diferentes que pueden ayudarnos a crecer .Practicar la interculturalidad no es tarea fácil ni Imposible. No basta con querer, hay que capacitarse, aceptar, negociar y sobre todo respetar. Yo soy muy positiva, creo que vamos a comprender que una de las riquezas de este mundo es vivir en interculturalidad“.

Fuente: lavozonline

 

Comunicado de la Comisión Nacional de Pastoral Social

Comisión Nacional de Pastoral Social de Honduras se reunió los días 8 y 9 de agosto en el centro de Capacitación Raúl Corriveau de Caritas de Honduras. Estuvieron presentes representantes de las diócesis de Trujillo, Ceiba, Yoro, San Pedro Sula, Tegucigalpa y Choluteca; representantes de cuatro comisiones nacionales de pastoral del ámbimo social (Penitencieria, Salud, Programa Campaña Infantil y Caritas Honduras); y representantes de CONFEREH (Conferencia de Religiosos de Honduras).

Teniendo conocimiento de la polémica suscitada por la Rectora de la Universidad Nacional Autónoma Julieta Castellanos por sus injustos señalamientos y acusaciones contra el P. Ismael Moreno (P. Melo) y el ERIC-Radio Porgreso, nos sentimos preocupados y sorprendidos, y nos manifestamos en los siguientes términos:

Conocemos desde hace mucho tiempo la trayectora del ERIC y Radio Progreso, obras de apostolado social de la Compañía de Jesús en Honduras, y en particular de su Director el P. Melo, y valoramos profundamente sus aportes al conjunto de la sociedad hondureña y a la Iglesia en particular. Su mirada permanente a la realidad, sus análisis críticos e investigaciones de las tendencia sociales y políticas, sus confiables estudios y encuestas permanentes, sus diversas publicaciones, su acompañamiento a las problemáticas y luchas sociales que muchos medios silencian, sus escuelas de formación en diversas temáticas dirigidas a los jóvenes y líderes comunitarios, su visión de la realidad cargada de pasión y honestidad desde los principios del Evangelio de Jesús, su defensa de los derechos humanos, su preocupación permanente por el pueblo más pobre y oprimido por las clases dominantes de nuestro país, su anhelo de sembrar esperanza en una sociedad a la que han robado su dignidad. Todo esto y mucho más es un gran aporte para el trabajo pastoral encarnado que realiza la iglesia y en concreto la pastoral social, y un bien inestimable a muchos sectores de la sociedad que sueñan con “otra Honduras” sin corrupción e impunidad.

Nos extrañamos cuando escuchamos expresiones y opiniones dichas a la ligera, tal vez de manera emocional, por no saber encauzar la solución de problemas por las vías del auténtico diálogo realizado con transparencia, responsabilidad y honestidad. Responsabilizar a otros de los problemas que las autoridades universitarias han de solucionar no es camino para ninguna solución. Rechazamos que se siga el camino de la represión, la persecución y la criminalización de jóvenes estudiantes, en especial lamentamos la condena emitida el 7 de junio de 2017 contra tres estudiantes universitarios y nos preocupan las actitudes autoritarias que se perciben de parte de las autoridades universitarias. Nos preocupan las consecuencias que de todo esto se deriva para el proceso de formación de los estudiantes y sus familias y pedimos que se busquen las soluciones para recuperar el tiempo y no perder períodos académicos. Pedimos que se instalen los mecanismos adecuados de diálogo con todos los actores involucrados para una pronta y duradera solución para el bien de cada estudiante y de toda la sociedad hondureña que tanto espera de la máxima casa de estudios del país.

Finalmente hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco en su exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio” en el número 60 dice: “…las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos. Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una “eduación” que los tranquilice y los convierta en seres domisticados e inofensevos. Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrución profundamente arraigada en muchos países -en sus gobiernos, empresarios e instituciones- cualquiera que sea la ideologia política de los gobernantes”.

Fuente: Jesuitas Centroamérica 

 

«No están solos»: Comunicado de Apoyo al ERIC / Radio Progreso

El Padre Roberto Jaramillo SJ, actual presidente de la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL), ha emitido un comunicado expresando su preocupación y apoyo por la situación de los trabajadores y colaboradores de ERIC y Radio Progreso.

Querido Ismael “Melo” Moreno y queridos compañeros y compañeras del ERIC / Radio Progreso. Saludos especiales.

 Desde hace mucho tiempo vivimos preocupados por su seguridad, pero alegres y entusiasmados por su testimonio profético y por su compromiso, que sentimos ES el de todos nosotros, en el servicio de la Fé que nos llama a vivir y defender la justicia y la verdad.

 Quiero manifestarles mi preocupación personal, y con ella la de todos los miembros y colaboradores de la CPAL, por la seguridad y la integridad de ustedes: compañeros compañeras apostólicos del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC) y los miembros de Radio Progreso en Honduras, y especialmente de nuestro querido hermano Padre Ismael Moreno Coto, S.J. Y junto con esa preocupación nuestro mayor cariño y apoyo.

 Lamentamos que en esa querida nación el binomio corrupción / impunidad, encarnado especialmente en el contubernio de grupos del poder político y las mafias del narcotráfico enquistadas en el Estado, hayan actuado en los últimos años con absoluta libertad cegando la vida de numerosos actividad sociales; caso emblemático sobre el cual aúno no se ha hecho justicia: el de Bertha Cáceres; pero con ella recordamos a Carlos, a Lesbia y a tantos otros.

 Delante de la creciente campaña de calumnias y desinformación lanzada contra los miembros del ERIC / Radio Progreso, y en particular las falsas acusaciones contra el Padre Ismael Moreno Coto, manipulando para ello situaciones de las cuales el actual gobierno es responsable (como la crisis de la educación pública) es necesario afirmar que:

  •  El ERIC / Radio Progreso es una obra apostólica típica y auténticamente jesuítica, en plena comunión con las orientaciones de la Compañía de Jesús y de la Iglesia, particularmente del Papa Francisco; cuentan con todo nuestro respaldo y apoyo. Les animamos y alentamos a mantenerse fieles y firmes en los principios básicos de la justicia, la verdad, la participación y la educación popular, la libertad de expresión, la democracia participativa, la igualdad y la fraternidad como verdadera y concreta expresión del amor de Dios por todos, y de la misericordia de Cristo. “Sólo el amor convierte en milagro el barro”.
  • Junto con ustedes, miembros y colaboradores de el ERIC / Radio Progreso, cuyo director y principal vocero es el P. Ismael Melo Coto, S.J., denunciamos la falta de garantías para que los críticos del presidente Juan Orlando Hernández puedan manifestarse con libertad en un clima de igualdad y verdadera democracia. Por eso responsabilizamos al gobierno de Honduras por la integridad de todos y cada uno de los miembros y colaboradores del EIRC / Radio Progreso y de sus familiares, de quienes nos sentimos preocupados, cercanos y solidarios.
  • Junto con la ONU, con los miembros del Sistema Interamericano de Derechos Humanos y muchas organizaciones civiles de Noruega, Estados Unidos y otros países, así como otros organismos internacionales, manifestamos nuestra preocupación con la calidad de los procesos democráticos en Honduras, y exigimos al gobierno de Juan Orlando Hernández transparencia en los procesos políticos y electorales, así como el respeto absoluto de la vida, la integridad y la libertad de las personas, instituciones y organizaciones de la sociedad civil críticas de su gobierno.

Cuenten no sólo con nuestra amistad y nuestra oración, sino con todo nuestro apoyo para sumar nuestra voz a su voz profética denunciando la corrupción que asola ese querido país, con la seguridad de que –gracias a personas como ustedes, y todos los hombros y mujeres que trabajan por la democracia y la justicia– haya vida para todos y “vida en abundancia”. Que Dios los guíe, los fortalezca e inspire, y los bendiga.

Roberto Jaramillo SJ 

Fuente: CPAL SJ