33.218 firmas recogidas para pedir protección y acogida para los refugiados

Representantes de Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz han entregado en la mañana del en la sede del Ministerio de Empleo y Seguridad Social las 33.218 firmas de apoyo registradas dentro de la campaña viral que, bajo el lema “Tenemos 72 horas para actuar”, se puso en marcha el pasado lunes 16 de Marzo por la tarde para pedir al Gobierno español protección y acogida en Europa a migrantes y refugiados, y manifestar su rechazo al principio de acuerdo entre la Unión Europea y Turquía que se debate entre hoy y mañana en la reunión del Consejo Europeo.

El éxito de esta campaña, que se suma a iniciativas similares lideradas en esa misma semana por otras entidades, demuestra la solidaridad de la sociedad española ante el drama de las personas migrantes y refugiadas, y la indignación ciudadana con la respuesta europea.

Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz piden al Gobierno que lidere en el seno del Consejo Europeo ante el conjunto de los países miembros la postura española acordada en el Congreso y que ofrezca los recursos necesarios para implementarla, con medidas concretas dirigidas a:

No cerrar las fronteras externas de la UE, a fin de garantizar acceso a las personas necesitadas de protección.

Tramitar individualmente cada solicitud de asilo, sin discriminación por razón de nacionalidad, conforme a la normativa europea e internacional.

Ofrecer mayor solidaridad con los países europeos a donde están llegando la mayoría de los refugiados, así como con los países limítrofes a los conflictos, que son los que albergan las cifras más elevadas de personas refugiadas.

Habilitar vías de acceso legal y seguro a Europa, que es la mejor forma de luchar contra las mafias.

Establecer un nuevo sistema de distribución de la población refugiada en Europa que sea justo para los Estados y para las personas refugiadas.

Abordar las causas por las que tantas personas abandonan involuntariamente sus hogares por el miedo, la guerra o el hambre.

Estas cuatro entidades se mantendrán especialmente vigilantes para asegurar que las medidas que se adopten en el Consejo Europeo no traicionen el acuerdo alcanzado en el Congreso y se orienten, de manera efectiva, a impulsar unas políticas de migración y refugio inspiradas en la protección y la acogida. Confían que España contribuirá, a partir de ahora, a frenar la deriva causada por el cierre de fronteras y retrocesos de derechos en la que se encuentra inmersa Europa y contribuya activamente a proteger los derechos y la dignidad de las personas refugiadas y migrantes que llegan a nuestro continente

Cáritas, CONFER, el Sector Social de la Compañía de Jesús y Justicia y Paz han agradecido públicamente a toda la base social de sus respectivas instituciones y al conjunto de la opinión pública su generosa implicación en la campaña de recogida de firmas.

InfoSJ

 

Venidos desde lejos

“La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo. La Iglesia « vive un deseo inagotable de brindar misericordia ».” 10 Bula Misericordiae Bultus

Este relato es breve a pedido de los protagonistas.

El año pasado en junio llega al país una familia de seis integrantes dos adultos y cuatro menores de origen sirio, escapando al horror de la guerra. Llegan a Argentina, y a Córdoba en particular, porque tienen algunos familiares lejanos venidos al país en 1910. Ellos los alojaron y le brindan contención afectiva y económica dentro de sus posibilidades.

En febrero cuando llega la hora de matricular a sus hijos en un colegio, se ponen en contacto con una madre de APaRS (Asociación de Padres Raggi y Sagrada) que consulta con el equipo directivo del Nivel Secundario para ver la posibilidad de que ingresen a nuestro colegio, ya que algunos familiares son antiguos alumnos. El equipo directivo aprueba la incorporación y se envía la trabajadora Social para que evalúe y sugiera si hace falta algún otro tipo de ayuda o contención.

Desde los primeros días de Marzo Gema en sexto año, Jihad en cuarto año y July en primer año forman parte del Nivel Secundario. Su hermano Jack de 3 años espera incorporarse el año próximo a una de nuestras salas de cuatro.

Sus padres Nicola y Rumia no hablan castellano y han puesto para sostener a su familia, una casa de comidas árabes. Sí pasan por Córdoba, se la recomendamos por experiencia personal.

Invitamos a rezar por esta familia que está sufriendo el desarraigo y también por los que quedaron en Siria.

 (La imagen es puramente ilustrativa, fue tomada de clarin.com y no corresponde a los niños mencionados en la nota)

Los derechos humanos no tienen fronteras

La sociedad civil pide justicia para las personas migrantes.

“Las fronteras cerradas matan”. “Derechos humanos para todos”. Así afirmaban las pancartas al inicio de la marcha que el 6 de febrero de 2016 se desarrolló desde la ciudad de Ceuta (enclave español en el continente africano) hasta la frontera con Marruecos, en la playa de Tarajal. Allí, hace dos años, 14 personas migrantes subsaharianas murieron ahogadas a pocos metros de la playa, una de ella terminó desaparecida y muchas otras resultaron heridas. Todo esto bajo los ojos y la responsabilidad de las fuerzas del orden españolas que estaban desplegadas en la playa en un amplio operativo antidisturbios.

Ese día unas 200 personas migrantes, acampadas en el lado marroquí, habían decido intentar una entrada colectiva al territorio español y algunas habían optado por cruzar a nado, frente a la imposibilidad de superar la valla. La Guardia Civil detectó el movimiento y activó el máximo nivel de alerta movilizando a varios grupos, incluido el antidisturbios, sin embargo no avisó a Salvamento Marítimo, ni a Cruz Roja, contraviniendo lo previsto en estos casos. Al acercarse por el mar las personas migrantes, la Guardia Civil utilizó botes de humo y disparó pelotas de goma hacia el agua (una práctica nunca realizada hasta ese entonces) generando pánico entre los migrantes y una situación de confusión y violencia que concluyó con fatal desenlace.

Las lesiones y las muertes ocurrieron bajo la supervisión directa de las fuerzas del orden, que hubieran tenido que actuar para prevenirlas. La utilización de materiales antidisturbios fue repetidamente negada por el Ministro de Interior español pero al final tuvo que ser admitida, mientras queda por esclarecer porqué no se activaron los mecanismos de socorro. La omisión de auxilio es más grave porque las personas ahogadas, por su país de origen o historia personal, hubiesen podido solicitar protección internacional, derecho fundamental que fue negado no sólo a ellas, sino a las personas heridas. Efectivamente, los heridos fueron devueltos al lado marroquí, en un procedimiento llamado “devolución en caliente”, es decir: una expulsión sumaria y colectiva, que ha sido condenado por el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa.

Estos hechos constituyen gravísimas violaciones de los DDHH y evidencian la “doble moral”, o la total ausencia de moral y legalidad, con la cual se tratan a las personas migrantes. El mero hecho de llegar a un país de forma irregular no puede ni debe justificar la negación de los derechos fundamentales y, en particular, del derecho a la protección internacional.

Esta tragedia tuvo gran impacto en la opinión pública. Varias organizaciones sociales se hicieron cargo de la causa penal para que se aclararan los hechos y las responsabilidades a fin de que nada parecido se repita en futuro. En octubre de 2015 el Juzgado de Ceuta ordenó el archivo provisional de la causa contra 16 miembros de la Guardia Civil. La impunidad parece haberse impuesto, por el momento.

Para recordar las víctimas, sus sueños y sus jóvenes vidas arrancadas, y para pedir justicia, el pasado sábado 6 de febrero se reunieron organizaciones y personas desde España y Marruecos, religiosas y laicas, cristianas y musulmanas, conjuntamente con las y los migrantes subsaharianos, unidos por el deseo de unas políticas migratorias respetuosas de los DDHH. Las personas migrantes habían preparado carteles y canciones para animar las actividades. El grupo no era muy numeroso, pero su variedad cultural y su vitalidad comprometida inspiraban ilusión. Caminar juntos fue ocasión de conversaciones que abrían nuevas perspectivas y hacían saborear el gusto de encontrarse sin prejuicios, sin las etiquetas “legal”-“Ilegal”, “extranjero”- “nacional”, “sin-papeles”- “con papeles”.

1630

Al final de la marcha, un comité de los migrantes agradeció a todos y todas por el apoyo, y por compartir una misma lucha. Fue asombroso ver cómo la experiencia de la exclusión está haciendo crecer la conciencia social de estos jóvenes migrantes y su compromiso por los derechos. Ojalá construyéramos sociedades donde su contribución ciudadana fuera tomada en cuenta para construir relaciones de equidad.

“No más víctimas de la inmigración clandestina” recitaba otra pancarta de la marcha. Lamentablemente habrá muchas más víctimas mientras se mantengan las políticas actuales que cierran de facto los canales legales de migración. Sin embargo, no hay muro que pueda detener la fuerza de la vida y el deseo de superación. “Barrer, barrer, barrer las heridas de mi pasado…” cantaban las personas migrantes, “… es la vida: una amiga divina, me regala alas y deseos”. Nos toca encontrar juntos los medios y las políticas para que en nuestro mundo quepan los deseos y los derechos de todos y todas.

CPALSocial

 

Migraciones, humanismo y civilización

Adolfo Nicolás, s.j.

El 14 de enero de 2016, la iglesia del Gesù en Roma acogió, en un conmovedor clima de oración y de escucha, los testimonios vitales de numerosos refugiados. Se vivió así, desde la solidaridad y la cercanía, la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. Reproducimos aquí la intervención improvisada del P. Adolfo Nicolás, Superior general de la Compañía de Jesús, durante su encuentro con los inmigrantes, refugiados y voluntarios del Centro Astalli, institución del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS).

«Sin duda, tendríamos que estar agradecidos a los migrantes que llegan a Italia y a Europa por un motivo: nos ayudan a descubrir el mundo. He vivido en Japón durante más de treinta años y he trabajado cuatro años en un centro para inmigrantes. La mayoría de ellos no disponía de papeles en regla, así que puedo hablar por experiencia propia. Y, precisamente desde la luz de lo que he vivido, lo confirmo: las migraciones son una verdadera fuente de beneficios para el país. Lo han sido siempre, por encima de las dificultades y las incomprensiones.

La comunicación entre las diversas civilizaciones se alcanza, de hecho, a través de los refugiados y de los migrantes; así es como se ha formado el mundo que conocemos. No ha sido solo el hecho de sumar una cultura a otra: se ha producido una verdadera transformación. Eso es lo que nos enseña la Historia. También las religiones: el cristianismo, el islam y el judaísmo se han difundido por el mundo gracias a los migrantes que abandonaron su país y se desplazaron de un sitio a otro.

Por eso les debemos estar agradecidos, porque nos han “dado” el mundo. Sin ellos estaríamos encerrados dentro de nuestra propia cultura, conviviendo con nuestros prejuicios y con nuestras limitaciones. Un país siempre corre el riesgo de encerrarse en horizontes muy estrechos, muy pequeños. Pero gracias a ellos, nuestro corazón puede abrirse y también nuestro propio país puede abrirse a dinámicas nuevas.

Conocer y ser conscientes de los problemas comunes y cotidianos, caer en la cuenta de nuestra interdependencia, nos une en la tarea de llegar a ser hombres y mujeres. Son los migrantes los que han levantado un país como Estados Unidos en el que se ha desarrollado la democracia. Esto no es fruto del azar, se debe a ese melting pot que se ha producido, un crisol de culturas y de personas que ha dado origen a un país así. Hay otros muchos casos en el mundo: Argentina, por ejemplo, y muchos otros.

Así pues, los migrantes podrían ayudarnos a abrir el corazón, a ser más grandes que nosotros mismos. Y eso es un don extraordinario. Por tanto, no son solo huéspedes, son gente que puede alentar la vida civil, ofrecer una aportación notable a la cultura y a sus profundos cambios. Precisamente gracias a ellos continúa enraizándose el humanismo. Tendríamos que ser conscientes de eso.

Un obispo japonés, comentado el versículo del Evangelio “yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6), decía que la enseñanza de Jesús se puede aplicar también a otras religiones. Yo mismo, como Superior general de los jesuitas, tengo que viajar con frecuencia por el mundo y constato que este obispo tenía razón. Asia en particular muy bien podría considerarse como “el camino”. En Asia el empeño constante es buscar el camino, el “cómo”: cómo hacer yoga, cómo concentrarse, cómo meditar. El yoga, el zen, las religiones, el judo ─que suele traducirse como “el camino del débil”, porque se sirve de la fuerza del otro─ son todos considerados como caminos. Sin entrar en comparaciones, habría que considerar que Europa y los Estados Unidos andan preocupados especialmente por “la verdad”; mientras que América Latina y África están preocupados por “la vida”; los valores relacionados con la vida son muy importantes. Por ello tenemos necesidad de todos, porque todos tienen una sabiduría y una contribución que hacer a la humanidad.

Ha llegado el momento en que debemos pensar en la humanidad como un todo y no como un conjunto de diversos países, separados unos de otros por sus tradiciones, sus culturas y sus prejuicios. Tendríamos que pensar en una humanidad que necesita a Dios, que necesita un modo de profundidad que solo puede venir de la unión de todos. Así que tendríamos que estar agradecidos por esta contribución de los migrantes y refugiados a esa humanidad integral. Ellos nos hacen caer en la cuenta de que la humanidad no está formada solo por una parte, sino que se forma con la contribución de todos.

 Displaced people from the minority Yazidi sect, fleeing violence from forces loyal to the Islamic State in Sinjar town, walk towards the Syrian border, on the outskirts of Sinjar mountain, near the Syrian border town of Elierbeh of Al-Hasakah Governorate

Además, ellos son, al propio tiempo, la parte más débil y más fuerte de la humanidad. La más débil porque han experimentado el miedo, la violencia, la soledad y los prejuicios de los otros; todo esto forma parte de su experiencia, bien lo sabemos. Pero nos muestran también la parte más fuerte de la humanidad: nos hacen comprender cómo superar el miedo, con el coraje de afrontar los riesgos que no todos estaríamos dispuestos a afrontar. En sus esperanzas de futuro, han aprendido a no dejarse paralizar por las dificultades. Han sabido superar la soledad mediante la solidaridad, ayudando a los otros y han demostrado así que la humanidad es débil, pero puede ser fuerte. Nos han enseñado incluso que hay valores y realidades más profundas que las que habíamos perdido. Esto es habitual cuando se viven situaciones extremas.

Me acuerdo a este respecto de la experiencia de un hermano mío que vive en Estados Unidos. Mientras ardía una casa vecina, temió que el fuego llegase a su propia vivienda. Y me confesó que, mientras era presa del miedo, aprendió a distinguir lo que era importante de lo que no lo era. No corrió a poner a salvo el dinero, sino que agarró un fajo de fotografías que representaban sus raíces y su vida. En ese momento entendió que lo más importante es lo que guardaba dentro de sí mismo y no lo de fuera, ni siquera la propia casa. Todo eso lo experimentan también los refugiados: han visto el peligro de cara y lo han afrontado. Pensemos al menos por un momento: si no tuviésemos ya una casa, una familia, una lengua… si tuviésemos solo la vida y ésta incluso amenazada, ¿qué haríamos? ¿qué pensaríamos? ¿qué o a quiénes amaríamos?

Celebramos este año el Año de la Misericordia, un concepto central en muchas religiones. En el cristianismo, en el islam, en el judaísmo y en todas las grandes religiones, la misericordia es un concepto muy importante. Sin ella no se puede vivir y los migrantes y refugiados nos muestran precisamente uno de sus rostros. Cuando alguien lo tiene todo, puede ser misericordioso sin miedo, pero cuando una persona no tiene nada y, aún así, se muestra misericordioso con otra, está dando mucho más y el rostro de la misericordia se vuelve en este caso todavía más real.

De este modo, podríamos aprender de los migrantes y refugiados a ser misericordiosos con los otros. Aprendamos de ellos a ser humanos a pesar de todo. Aprendamos de ellos a tener como horizonte el mundo y no nuestra pequeña y estrecha cultura. Aprendamos de ellos a ser personas del mundo.

Eclesalia.net

 

Aprendizajes en el trabajo en redes

Roberto Jaramillo, S.J. Delegado del Apostolado Social de la CPAL nos presenta en forma concisa los aprendizajes que ha obsequiado el trabajo en redes, sus retos y posibilidades.

Cinco premisas fundamentales que dan marco a esta reflexión.

La Red no es lo que importa… lo que nos interesa es su utilidad/significado (“usefull meaning”: un sólo concepto, una sola realidad). Redes diferentes se usan para cazar diferentes presas, con diferentes medidas, con diferentes métodos.

Las Redes no son estructuras de gobierno, sino de dinamización y coordinación de esfuerzos en orden a ser más eficaces en nuestra acción con propósitos comunes.

Participar en una red no es condición “sine qua non” de un buen trabajo o proyecto. No todas las personas, grupos o instituciones pueden (capacidades) o tienen (deben) participar en redes

Toda Red es falible y por lo tanto necesita cuidado, atención, dedicación; toda Red es mortal, y por lo tanto nace, crece y muere como todo organismo vivo.

Para trabajar en Red es necesario operar un cambio de paradigma, una verdadera metanoia personal e institucional: hay que trabajar en red desde casa (vivir enredado – to be networked) – “lo nuestro tan importante como lo mío”.

Actitudes básicas.

Disposiciones humanas personales y grupales/institucionales sin las cuales es imposible constituir una red – y no pasará de ser más que buenas intenciones, declaraciones y esfuerzos inútiles.

“Empatía inteligente” (EE 22) re-conocer y alegrarse con lo que el otro tiene y hace, siempre con disposición de aprender (no sólo de enseñar o demostrar lo propio)

“Apertura cordial” significa no sólo oír, sino escuchar lo que el Otro tiene para decirme. Eso implica una buena dosis de realismo respecto de sí propio (personal e institucional) sabiendo que sólo se va adelante en común

“Paciencia proactiva” para encontrar, reconocer, entender y aceptar ritmos ajenos y propios

“Confianza» en los dinamizadores y, al mismo tiempo cuidado y responsabilidad mutua: co-laboración

Estrategias para la organización.

Independiente de la forma o del fin de la red, es indispensable tener un “equipo dinamizador” y dos tipos de servicio: uno encargado de asuntos técnicos (no sólo tecnológicos) y otro de asuntos ejecutivos. La red necesita indispensablemente de esos dos tipos de personas: quien cuide de ella y quien sepa usarla. Una red rota es tan inútil como una red que no se usa: permanece vacía, no conecta nada, no coge nada, no es más que una idea de red, no existe como tal.

Identidad y Misión claras son indispensables. La identidad de una RED (como todo proceso de identidad) es un proceso de construcción hecho entre fronteras con otras redes e instituciones, y los límites de la propia experiencia de estar “enredado”. De ahí que haya un balance entre la fuerza y la cohesión interior (propias fronteras) y la apertura a reconocer las carencias (límites) propios y ajenos. Acciones simbólicas comunes son fundamentales: “performances” en reuniones, programas, logos, símbolos, acciones comunes, etc. La identidad compartida favorece y es favorecida, al mismo tiempo, con el intercambio de experiencias de información, metodologías y aprendizajes.

Identidad clara y fuerte, por un lado, y por el otro MISIÓN/FUNCIÓN claras; las dos son indispensables para darle permanencia a cualquier red. Ya hemos afirmado que la RED no es lo que importa e interesa; lo que importa es su misión y lo que interesa es su utilidad. Hay quien privilegia lo primero: la misión compartida como fundamento y justificación de la red; sin embargo cuando se trata del trabajo “enredado” (en redes diversas) hay que ser más pragmáticos y lo que interesa primeramente es su utilidad. El elemento del sólo sentido de “misión compartida” puede justificar, pero no garantiza por sí sólo la continuidad y eficacia de un trabajo en redes.

No temer al trabajo en red, sino promover la participación en redes diversas (en su amplitud y su forma de trabajo): eso implica querer y aprender a trabajar en esquemas de “trabajo multiactor”, lejos de protagonismos personales o institucionales, aportando cada uno desde su perspectiva y sus capacidades lo mejor de su experiencia. Una red no es un club: debe estar interconectada, no ser auto-suficiente, debe ser curiosa, proactiva. Los hilos que la componen se extienden más allá de los nudos (alianzas) atados y deben permanecer abiertos para nuevas alianzas

Es muy importante saber y querer ir más allá de las estructuras tradicionales verticales sin desconocerlas ni negarlas en su virtudes y sus derechos (especialmente cuando son estructuras de gobierno) pero reconociendo y respetando, unos y otros –hablo de los miembros de las redes, igual que los miembros de las estructuras de gobierno – las dinámicas amplias que atraviesan la dinámica del “enredarse” y trabajar juntos.

Fundamental es estar respaldadas por entes más amplios, por instituciones sólidas y creíbles, y no sólo apoyarse en los miembros de la red (por importantes que sean). En ese sentido contar con la confianza y recibir la misión de las estructuras de gobierno de las que se depende (sean las que sean) es fundamental para el desarrollo y la sobrevivencia de una red.

Estrategias para la dinamización.

Respeto y promoción de la subsidiariedad: no se trata de un esquema vertical en que un inferior recibe funciones y éstas técnicamente se le respetan, sino en el sentido de que en una RED nadie hace lo que el otro puede y debe hacer, no sólo porque es su responsabilidad sino porque también es su derecho. El trabajo en red debe promover las responsabilidades compartidas y así el sentido de pertenencia. El afán de protagonismo -de personas o instituciones- envenena el caminar de las redes, tanto como el afán de producir resultados inmediatistas sin la co-laboración de todos los miembros de la red.

Unión (no unidad, sino UNIÓN) en la diversidad: las diferencias enriquecen. Un nudo no puede reemplazar a otro, ni una línea tomar el puesto de la línea del lado. Los nudos demasiado fuertes, aunque en algún momento puedan ayudar, pueden ofrecer dificultad; los nudos demasiado débiles también son problemáticos porque se rompen fácilmente. Todos deben estar atentos a todos haciendo su propia parte y permitiendo que los otros hagan la suya. Es así como las diferencias se van convirtiendo en tensiones (literalmente) creativas.

Una forma de resolver esos conflictos es desarrollar el “poli-ritmo”, es decir: conseguir responder a las necesidades y urgencias del presente en el corto plazo, al tiempo que se va invirtiendo de manera común en la visión y la misión a mediano y largo plazo.

La confianza de los encargados del gobierno (sea la estructura que sea) permite y promueve la articulación (el enredo) en red de los ejecutores. Ese crédito (que hay que ganar, pedir, dar) ofrece un ambiente donde la cooperación y el compromiso mutuo son reales.

Las cualidades de los líderes de una red tienen que ver con: la autoridad intelectual/técnica, la sabiduría práctica, la capacidad de diálogo y de negociación, las capacidades de animar y fortalecer compromisos y relaciones.

Nos “enredamos” para cooperar y transformar la realidad; eso requiere tres cosas: tiempo (inversión de horas, esfuerzos y paciencia histórica), capacidades (a adquirir, instalar y dejar fructificar) y recursos (no inmediatistas). Triple esfuerzo de cualquier participante en la red; tanto de las de las organizaciones que la componen, como de la red misma y de los organismos que apoyan y/o financian.

Dificultades

Dependencia (o afán de protagonismo) de personas que ocupan servicios de coordinación.

Movilidad excesiva de quienes participan en reuniones e instancias de decisión; dificulta la continuidad y el desarrollo de gestiones.

Falta de tiempo (dedicación explícita, encargado, tarea por cumplir), de financiamiento y de condiciones técnicas para ejecutar actividades conjuntas.

Insuficiente comunicación interna y externa, y ausencia de agenda común.

CPAL Social

10 claves para pensar la feminización de la pobreza

Por Gaby Jorquera

Uno de los factores que tradicionalmente se han asociado a la pobreza es el hecho de ser mujer. La pobreza afecta de manera distinta a hombres y mujeres, más extensamente (a mayor cantidad de mujeres que de hombres) y más intensamente. En las trayectorias vitales de hombres y mujeres se observan riesgos diferentes, que acaban perjudicando de manera más intensa a las mujeres, víctimas de las relaciones de desigualdad al interior del hogar.

1. Las estadísticas no reflejan adecuadamente la pobreza de las mujeres. El principal problema es la forma de cálculo de la pobreza, que se basa en la renta del hogar, y por tanto diluye la aportación diferencial de cada uno de los miembros, el llamado “efecto hogar”. Si una mujer vive en un hogar no pobre puede que, medida por sus propias rentas, sí lo sea.

2. ¿Y qué más da, si vive en un hogar no pobre? Como dice Amartya Sen, vivir en la pobreza significa carecer de libertad para elegir las opciones de desarrollo personal: estudiar y qué estudiar, trabajar o no, en qué trabajar, cuántas horas, etc. Las mujeres que dependen de la rentas de otros son menos libres para tomar decisiones sobre su vida.

3. Se está recuperando la tradicional brecha de género tanto en términos de desempleo como de pobreza. En los primeros años de la crisis, se había registrado una bajada relativa de la pobreza en mujeres, en buena medida por la evolución de las tasas de paro de ambos sexos. El empleo masculino sufrió proporcionalmente un descenso mayor que las tasas de empleo femeninas, esto generó una “igualdad a la baja”, reequilibrando la incidencia de pobreza en ambos sexos – no por la mejora de la situación de las mujeres, sino por el empeoramiento de la situación de los hombres-. A partir del año 2012, esta situación retoma el comportamiento inicial, y la tasa de desempleo y pobreza de las mujeres comienza a crecer a un ritmo mayor que la masculina.

4. A mayor nivel de formación, menor riesgo de pobreza. Quienes tienen estudios superiores tienen un riesgo de pobreza más bajo, y esto es un buena noticia, porque las mujeres de menos de 55 años están, hoy, más formadas los hombres, y esto quiere decir que en el futuro iremos viendo, muy probablemente, menores tasas de pobreza en las mujeres.

5. Pero es oro todo lo que reluce. La brecha salarial entre hombres y mujeres en España ronda el 17%, es decir, los hombres reciben un 17% más en general. ¿Qué es la brecha salarial? Pues que si analizamos el salario de hombres y mujeres a igual nivel educativo, igual experiencia, en el mismo sector, en la misma posición en la estructura, etc., un hombre gana, inexplicablemente, un 17% más.

6. Pero no sólo por las brechas ganan más salario los hombres. Mujeres y hombres tienden a trabajar en diferentes tipos de ocupaciones y suelen concentrarse en diferentes sectores de actividad. Por otro lado, dentro del mismo sector y/o de la misma empresa, las mujeres desempeñan ocupaciones más bajas y peor remuneración.

7. Las mujeres tienen una mayor presencia en el sector de servicios y cuidados, que se caracteriza por ser un tipo de empleo precario, con mayores tasas de temporalidad y parcialidad no deseada, con bajos salarios y un bajo nivel de protección en general.

8. El tiempo es dinero. Y las mujeres dedican más tiempo a actividades no remuneradas que los varones. Según se deduce de la Encuestas de Empleo del Tiempo, las mujeres dedican menos tiempo que los hombres a todas las categorías de actividades, con la única excepción de aquellas que tienen que ver con el cuidado del hogar y de la familia: una media de 4 horas y 7 minutos, mientras que los hombres destinan 1 hora y 54 minutos. Las mujeres disponen, por el contrario, de casi una hora menos de tiempo libre al día que los hombres.

9. El tiempo dedicado a labores de cuidado no sólo se observa durante el día, sino también a lo largo del ciclo vital. La proporción entre madres y padres de los permisos y prestaciones de maternidad de los que han sido beneficiarios no ha sufrido prácticamente variaciones desde 2006 a 2013: los percibidos por la madre son más del noventa y ocho por ciento en todos los años considerados y los percibidos por el padre no llegan al dos por ciento.

10. La mayor vulnerabilidad de las mujeres afecta a la sociedad en su conjunto. La pérdida de talento que genera la desigualdad en la que viven las mujeres no sólo disminuye las posibilidades de desarrollo de las propias mujeres, sino que priva a la sociedad del aporte que estas pudieran hacer si contaran con la plenitud de oportunidades con las que cuentan los varones. La pobreza femenina es un asunto que nos compete a todos. Y todas.

Fuente: EntreParéntesis

 

Un año más, ¡empecemos por la hospitalidad!

Cada nuevo año empieza con una lista de buenos propósitos: dejar algunos hábitos, asumir otros, poner en práctica una intención o un deseo muchas veces postergado, dar un paso más en un proyecto que hemos empezado, pero al cual no nos hemos dedicado lo suficiente. Sin embargo, a pesar del “aire de novedad” o del “deseo de ruptura” con el cual celebramos el nuevo año, en realidad nuestra vida, personal y comunitaria, es una línea continua que construimos constantemente y donde los retos no abordados o los problemas no solucionados no desaparecen por sí solos, sino que siguen replanteándose y requiriendo nuestra atención.

En ese sentido, entre el final y el inicio del año hay un hilo conductor constituido por el doble llamado a solidarizarse con las personas migrantes y refugiadas, responsabilidad a la cual nos convocan, respectivamente, el Día International del Migrante (18 de diciembre) y la Jornada Mundial de la Persona Emigrante y Refugiada de la Iglesia católica (17 de enero).

Se estima que actualmente en el mundo hay 232 millones de personas migrantes y 60 millones de personas en movilidad forzada (refugiadas o desplazadas internamente al proprio país). Son personas que huyen de la amenaza de los conflictos, de las guerras, de los desastres naturales, de políticas de extracción de recursos naturales que hacen invivible el entorno y de situaciones igualmente amenazantes como la pobreza, la falta de oportunidad y la inseguridad, en Estados donde la corrupción y la impunidad dejan a las y los ciudadanos en condiciones de abandono, violando sus derechos fundamentales. No abordar estos problemas a nivel local, nacional y global es nuestra cuenta social pendiente, no sólo del 2015, sino desde hace varias décadas. No debería sorprendernos entonces que el número de personas forzadas a dejar su país siga aumentando: se trata de flujos estructurales originados por la injusticia sistémica de nuestro mundo globalizado.

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La hospitalidad rompe muros.

Sin embargo, “la respuesta de los Estados sigue siendo inadecuada, cuando no son éstos responsables del agravio de la vulnerabilidad de las personas migrantes o desplazadas forzosamente. Se invierte más en obstaculizar el camino de las personas migrantes, que en atender sus circunstancias, identificar los casos que merecen protección especial y favorecer la integración social”. Esto afirmaba la Campaña por la Hospitalidad el 18 de diciembre, en su declaración para el Día Internacional del Migrante www.campañaporlahospitalidad.com/recursos

Estamos frente a un círculo vicioso. No reconocer el derecho a poder vivir en el propio país en condiciones dignas y de seguridad, invirtiendo en desarrollo sostenible, fomentando la equidad y la paz, deja a muchas personas sin otra alternativa que irse. Al mismo tiempo, no reconocer el derecho a la libre movilidad de todas las personas motiva el cierre de las fronteras y de los canales legales de ingreso a otros países, convirtiendo arbitrariamente a las personas migrantes en “irregulares” o “ilegales”. Atrapadas en este cerco de marginación, las personas migrantes ven violados sus derechos fundamentales por la tendencia restrictiva de la mayoría de las políticas migratorias en nuestra región. Negarles el acceso a la educación y a la asistencia sanitaria porque son “irregulares”, detenerles sin suficientes garantías legales son sólo algunos ejemplos de esas violaciones.

Peor aún, no hay país, en cualquier latitud, en el cual no se utilice el tema migratorio para distraer a la opinión pública local de otros temas y cuestiones políticas. Se deshumanizan a las personas migrantes, se les presenta como un colectivo amenazante, una invasión o un flujo incontrolable, y así se construye un enemigo externo muy cómodo para desviar la atención colectiva de problemas sociales, legales y económicos internos. Es el viejo y dañino mecanismos del “chivo expiatorio”.

“Es indispensable que la opinión pública sea informada de forma correcta, incluso para prevenir miedos injustificados y especulaciones a costa de los migrantes” afirma Papa Francisco en el mensaje «Emigrantes y refugiados nos interpelan. La respuesta del Evangelio de la misericordia» para la jornada del 17 de enero vínculo. “Es importante mirar a los emigrantes no solamente en función de su condición de regularidad o de irregularidad, sino sobre todo como personas que, tuteladas en su dignidad, pueden contribuir al bienestar y al progreso de todos”.

A esto se ha dedicado la Campaña por la Hospitalidad en los últimos dos años. Las nueve redes y las más de 80 instituciones que participan en ella en 14 países de Latinoamérica y el Caribe han ido compartiendo información, creatividad, recursos humanos y económicos para fomentar una cultura del encuentro y del respeto de los DDHH de toda persona, valorizando las diversidades culturales. A tal fin, hemos producido numerosos recursos (textos, audios, videos) para actividades educativas, pastorales, de sensibilización y de incidencia. Están a disposición en la sección Recursos del blog de la campaña y les invitamos a descargarlos y utilizarlos www.campañaporlahospitalidad.com/recursos

También bajo el paraguas de la campaña se han realizado acciones en las redes sociales y muchas actividades locales: marchas, cicleteadas y ferias de la hospitalidad, seminarios universitarios, encuentros con las familias de las personas migrantes y/o con personas extranjeras que ahora son nuestros nuevos vecinos. En toda ocasión se ha experimentado que la hospitalidad requiere apertura, estar “dispuesto no sólo a dar, sino también a recibir de los otros. La hospitalidad, de hecho, vive del dar y del recibir” (mensaje del Papa Francisco del 17 de enero).

Al comienzo del nuevo año celebramos la continuidad y todo lo que se ha conseguido a través de la campaña. Reconocemos también que podríamos obtener más si lográramos mayor coordinación interna e implicación constante de arriba-abajo y de abajo-arriba de todas las organizaciones participantes. Empezamos entonces con el deseo de fortalecer nuestro trabajo en red y renovar nuestra acción, pero con la convicción de que la hospitalidad va a ser, un año más, la respuesta más adecuada a los desafíos de la realidad actual.

Fuente: CPAL Social

 

Fernando Cardenal: dialogar en las fronteras fe-cultura-justicia

Ha fallecido en Managua el sacerdote jesuita nicaragüense Fernando Cardenal, a los 82 años de edad. En otros sitios pueden encontrarse algunas notas necrológicas, como esta de la agencia Efe, esta firmada desde Managua o esta otra. Nosotros queremos aquí evocar su figura, desde nuestra perspectiva particular: es decir, desde la llamada a dialogar en las fronteras y, más concretamente, desde la vinculación creativa entre la fe, la justicia y la cultura.

 Fernando Cardenal fue conocido, sobre todo, por su participación en la revolución sandinista en la década de los años 1970 y 1980, contexto en el que llegó a ser Ministro de Educación entre los años 1984 y 1990. Desde este compromiso, su vida ofrece una experiencia y una reflexión muy interesantes acerca del diálogo en las fronteras. Sin duda, aquellos años ofrecen un ejemplo muy particular de encuentro entre los movimientos revolucionarios y las comunidades cristianas. Por supuesto, hubo muchos errores, excesos y desenfoques. Pero hubo también muchísima generosidad, entrega, fecundidad y deseos honestos de servir a una población secularmente oprimida. Su vida plasmó también el diálogo entre la teoría y la praxis, con sus dificultades y sus potencialidades. Situado en la corriente de la teología de la liberación, Fernando Cardenal fue más práctico que teórico. En términos del documento vaticano Diálogo y Anuncio, su vida plasmó sobre todo los dos primeros niveles del diálogo: el de la vida y el de la acción.

 Es también muy conocido que este modo de estar en las fronteras fue problemático. Concretamente, Fernando Cardenal se vio abocado a afrontar la difícil decisión de mantenerse en el gobierno, a costa de tener que abandonar el ejercicio público de su sacerdocio y de tener abandonar la Compañía de Jesús en 1984. El proceso fue largo, serio y complejo, pues conllevó una objeción de conciencia formal. Puede verse aquí su famosa Carta a mis amigos, de diciembre de 1984, y un análisis de la revista jesuita nicaragüense Envío, en esa misma época. Desde entreParéntesis solemos subrayar la necesidad de buscar cauces de encuentro, consensos y entendimiento, pero somos conscientes también de la dimensión conflictiva de la historia y de la misión que se nos encomienda. La vida de Fernando Cardenal lo muestra con nitidez. La fidelidad puede ser dolorosa.

 Como se sabe, Fernando Cardenal vivió siempre en casas de la Compañía de Jesús y pudo, finalmente, reingresar en el noviciado en el año 1996. Como él mismo escribió en una hermosa carta de despedida en 2010, “desde hace 58 años vengo participando o celebrando la Eucaristía todos los días de mi vida. Siempre la Misa diaria todos estos años”. Con esto queremos destacar su honda vida de fe y su profunda espiritualidad que está, sin duda, en la base de todo su compromiso. Un único detalle: cuando estaba haciendo su Tercera Probación (es decir, la etapa final de su formación como jesuita) en Medellín, Colombia, en el año 1970, tuvo una honda experiencia que le llevó a formular la promesa de “que dedicaría lo que me quedara de vida a la liberación de los pobres, a la lucha por la justicia, por amor a ellos, inspirados en ellos”. Esa promesa explica y concreta sus opciones posteriores como jesuita y como sacerdote.

 Hablamos, pues, de la justicia que brota de la fe (Rom 9, 30). Su compromiso por los pobres fue una expresión de su seguimiento del Señor Jesús y de sus predilectos, los pobres. Esto implica el compromiso social y, en un contexto revolucionario como el nicaragüense, la dimensión política de la fe cristiana. Como han señalado todos los Papas del siglo XX y como hemos ido descubriendo con una claridad creciente a lo largo de las décadas, la caridad no puede quedarse en el nivel interpersonal sino que existe una verdadera caridad política. De nuevo, la vida de Fernando Cardenal lo muestra con nitidez.

 El modo concreto en que Fernando Cardenal realizó esta misión fue a través de la cultura y, más específicamente, a través de la educación. Señalamos cuatro ejemplos. Primero, la famosa Cruzada Nacional de Alfabetización, lanzada en 1980 y coordinada por él, que logró bajar la tasa de analfabetismo del 51% al 12% de la población nicaragüense, para lo cual movilizó a casi 100.000 personas. Segundo, el tiempo en que sirvió a su país como Ministro de Educación. Tercero, su periodo como director nacional en Nicaragua del Movimiento de Educación Popular Fe y Alegría, cargo que desempeñó hasta el final de sus días. Cuarto, una de sus últimas iniciativas como director de Fe y Alegría: el lanzamiento, a finales de agosto de 2015, de una cruzada de educación y alfabetización ecológicas, inspirada en la encíclica Laudato Si, del papa Francisco.

 Descanse en la paz del Buen Dios, P. Fernando Cardenal. Continúa inspirando nuestro camino de diálogo en las fronteras de la fe, la justicia y la cultura.

Fuente: Entre Paréntesis

SJR Colombia – Día Internacional de las Manos Rojas 2016

La situación de miles de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) que se han visto involucrados en el conflicto armado a través del reclutamiento, uso y vinculación, es fuente de preocupación e interés para el Servicio Jesuita a Refugiados – Colombia (SJR Colombia), máxime cuando esta problemática se ubica entre una de las principales causas de desplazamiento forzado en las regiones donde hacemos presencia.

A la luz de estos hechos hemos liderado desde hace varios años el Día Internacional de la Manos Rojas, fecha en que los NNA de los colegios de la Compañía de Jesús, colegios Fe y Alegría y otros centros educativos, así como los grupos juveniles que se acompañan desde el Área de Prevención y la comunidad en general, tiñen sus manos de rojo y las estampan en telas, papeles, murales o en cualquier superficie, como símbolo de rechazo al reclutamiento, uso y vinculación de NNA en el conflicto armado.

Este año la propuesta de las áreas de Prevención/Red Colegios, Incidencia y Comunicaciones del SJR está basada en tres líneas estratégicas. La primera, desvinculación inmediata de niños, niñas y adolescentes que se encuentran en los grupos armados; la segunda, prevención del reclutamiento, uso y vinculación de NNA por parte de cualquier grupo armado. Y finalmente, la participación efectiva de los NNA en la construcción de la paz.

Los equipos regionales del SJR, la Red SJR Colegios y la Red Solidaria de Jóvenes de España, han acogido esta propuesta y se prepararon para conmemorar esta fecha con la siguiente programación:

Programación SJR Colombia 12 Día de las Manos Rojas

El trabajo con hombres y mujeres jóvenes que lideran procesos de sensibilización masiva en sus centros educativos y en sus grupos de referencia, constituye para el SJR una manera de proyectar una visión justa y menos estigmatizada de la población víctima del conflicto armado, contribuyendo a la formación de nuevas ciudadanías para la paz y la reconciliación.

Jesuitas Colombia

La ternura salvará al mundo – Jornada de las Migraciones

por José Luis Pinilla

El autobús está arrancando. Empiezan a distribuir a los refugiados que llegan a Berlín. La madre, que viene de lejos, al final del día medio duerme mirando a su hija. Está empezando a soñar un futuro mejor para ella.

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Un voluntario ve arrancar al autobús. No puede detenerlo. Grita alguna palabra de apoyo. Con eso llama la atención de la pequeña refugiada. La pequeña le mira. Quizás algunas palabras ininteligibles. O quizás es que la pequeña quiere jugar. Y provoca la atención de un transeúnte, voluntario anónimo de una tantas mareas blancas que respondieron desde la sociedad civil a la crisis de los refugiados. Ay ¡qué vergonzosa la gestión, mezquina y ruin, de las administraciones públicas ante la crisis humanitaria de emigrantes y refugiados! ¡Ay!

El hombre apenas tiene un segundo mientras el autobús coge velocidad. Entonces, dibuja con sus manos el corazón de la misericordia y la ternura. Ambos sonríen, se han mirado en la noche. Más noche, si cabe, para los refugiados que añoran la luna de su tierra. Aunque el destino sea incierto (por lo menos para la niña; no tanto para el europeo), en un momento fugaz se han visto sorprendidos por un encuentro. No ha sucedido ni la “indiferencia ni el silencio que son precisamente las puertas que abren el camino a la complicidad ante tanta tragedia “que consideramos muchas veces ajena (como señala el papa Francisco).

Ese es el riesgo. Ver como espectadores a los muertos por ahogamiento en bodegas de barcos, o en camiones frigoríficos, por ejemplo. Ese es el riesgo, repito : ver como muertos a los que viven errantes… O ver como espectadores “las penurias, las violencias y naufragios, de grandes o pequeñas dimensiones porque siempre son tragedias cuando se pierde aunque sea sólo una vida“. Que también lo dice el Papa. Una sola vida perdida: Como la del emigrante errante por los caminos de Europa. Y con esa vida perdida también va parte de la mía. Ese es el riesgo que lleva al olvido.

Lo cierto es que la imagen primera la llevo desde hace días clavada en el corazón. Se escogió entre otras muchas por parte de los delegados de Migraciones de España para expresar de manera sintética la Jornada Mundial de las Migraciones. Expresa la realidad del que huye y la realidad del que acoge. Para mí es la imagen de la ternura que nos falta ante el reto de las migraciones. Porque estamos hartos de tanta violencia ante la emigración. Violencia legal, física, psicológica, mediática, por ejemplo, cuando estigmatiza colectivos por conductas individuales. O echa balones fuera cuando la causa de la injusticia y el dolor está dentro.

Es obvio que el mundo de hoy necesita misericordia, necesita ternura y compasión, o sea “sufrir con”. La misericordia es la capacidad de profunda conmoción interior ante el sufrimiento del otro. “Estamos acostumbrados ya a la rutina de las malas noticias, de las noticias crueles y de las atrocidades más grandes que ofenden el nombre y la vida de Dios» como repite Francisco y que continua diciendo: «El mundo necesita descubrir que Dios es Padre, que existe la misericordia, que la crueldad no es el camino, que la condena no es el camino, porque la Iglesia misma en algunas ocasiones sigue una línea dura, cae en la tentación de seguir una línea dura, en la tentación de destacar sólo las normas morales, y mucha gente queda fuera. Tan fuera como queremos dejar a los refugiados y emigrantes.»

 Es necesario activar la ternura. La opción entre una cultura de ternura y una anticultura de la violencia -como la que se ejerce por ejemplo contra los refugiados y migrantes- se ha hecho hoy infinitamente más dramática. No solo por el enorme potencial destructivo de la humanidad (destrucción a veces con armas sibilinas o invisibles), sino porque con una competitividad tan exagerada y conflictiva como la actual puede muy bien considerarse que estamos en una guerra económica o -viendo la situación de descartes migratorios- una “guerra silenciosa y a plazos” donde estos últimos sobran. Y mientras, el Mediterráneo se ha acostumbrado ya a llenarse de lo sobrante.

 Es necesario activar la ternura. Lo dijo en el contexto de la Jornada Mundial de la Migracioines, Miguel Gónzalez del SJM, presentando la Campaña de la Hospitalidad. Con palabras que vienen al caso: “Queremos poner en juego la cabeza, las manos y el corazón de las personas”, subrayó, advirtiendo de la “ola de xenofobia y exclusión” que está creciendo en Europa. “Hay que derribar mitos falsos desde la intelectualidad”, pero además “necesitamos activar el corazón, la empatía”, algo que tiene que ver con poner rostros a los migrantes y refugiados, entrar en contacto con ellos, convivir con ellos. Y, cómo no, “cambiar las políticas que limitan los derechos de las personas”.

 Quizás sea necesario comprobar -tú y yo- que “es cierto que ignoramos que tengo reservas de ternura. Y no me importa que ésta sea una palabra sin prestigio. Tengo ternura y me siento orgulloso de tenerla” (Benedetti). La frase de F.Dostoievski “la Belleza salvará al mundo” podía parafrearse muy bien con la fórmula “la ternura salvara al mundo”. Una fórmula a la que hacen eco las palabras de Kalil Gibran: “la belleza es la vida cuando la vida revela su perfil bendito”.

 Volvamos al encuentro de la fotografía. Del cartel. Los obstáculos de diferencia de edad, de raza o de idioma han sido derribados con dos gestos bien sencillos: la sonrisa de una niña y el corazón que el voluntario se ha sacado de su pecho y lo ha convertido en signo de la acogida y hospitalidad con dignidad. Todos con derechos.

 Han aprovechado el instante. Y en éste se hace un pequeño milagro que cambia el mundo.

 Y mientras tanto la niña sigue golpeando la ventana para llamar la atención. Ya no es solo para el anónimo transeúnte. Es una llamada para ti y para mí.

Fuente: entreparentesis.org