Xavier Melloni SJ: «El sentido de la resurrección»

El Pasado Domingo de Pascua, el P. Xavier Melloni SJ participó del Ciclo de Conferencias organizado por «Talem – Escola de Vida»

Así presentaban este espacio: «Con una mirada nueva, huyendo de la visión infantil a la que estamos mayoritariamente acostumbrados, el profesor Xavier Melloni nos explica el simbolismo de esta tradición religiosa. Nos habla de resucitar como un nuevo comienzo, un brote, un impulso hacia la Vida. Es un cambio de nivel de conciencia. “Es la emergencia de algo totalmente nuevo, inédito e inesperado”. Pero para que esto suceda, antes tiene que haber habido una muerte. Igual que “la semilla debe morir para que surja la Vida”. Lo que pasa es que nosotros esperamos ver algo que ya conocemos, y ”el árbol y la semilla no se parecen en nada”. Resucitar nos hace seres abiertos. Primero hay que quitar la losa de la tumba, como quien retira un velo de sus ojos. Luego vendrá lo nuevo, que será diferente para cada uno de nosotros. Y éste es el momento. El confinamiento nos ofrece la ocasión para recorrer ese camino interno: “no tengamos prisa en salir, pongamos toda nuestra energía en entrar”.

 

Fratelli tutti: versión popular para la pastoral de parroquias

En el Domingo de Pascua, el Arzobispado de Lima anunció la publicación de una versión popular de ‘Fratelli Tutti’, elaborada por el Padre Mateo Garr SJ, y pensada para el trabajo pastoral y comunitario en las Parroquias.

Este esfuerzo ha sido posible gracias a la experiencia y enorme creatividad del Padre Mateo Garr, quien inspirado en el llamado del Santo Padre a la fraternidad y a la hermandad, decidió escribir una versión popular que incluye preguntas para meditar en nuestras Parroquias.

«El texto está escrito para leer en grupo, en una comunidad. Y es presentado en frases cortas, letras grandes y algunos dibujos que hagan más amigable esta importante enseñanza social del Papa Francisco, en una forma que la gente pueda comprender mejor», explicó Mateo Garr.

El Padre Garr indicó que la versión popular de Fratelli Tutti es «el producto de una Iglesia realmente participativa», una invitación permanente al diálogo, «el mismo diálogo que el Papa Francisco mantuvo con los obispos y miembros de la Iglesia en todo el mundo. Por eso, no basta con leer este documento, tenemos que reflexionar y ver cómo aplicar las enseñanzas de la carta a nuestras propias vidas, y luego, compartir nuestras experiencias».

Un documento para reflexionar en comunidad

Uno de los aspectos más interesantes de esta versión popular de Fratelli Tutti, es que al final de cada capítulo incluye una serie de preguntas abiertas para discutir y reflexionar en comunidad: «este ejercicio ayuda a captar en grupo lo que hemos conversado. Como diría el educador brasileño Paulo Freire, un método que solo da información no funciona, tenemos que participar, y desde nuestra experiencia y nuestra propia cultura, descubrir cada lección en nuestra vida para compartirla con los demás», comentó Garr.

El Padre Mateo agregó que la nueva Encíclica de Francisco nos interpela a ampliar nuestros círculos de amor a una amistad social, considerando a personas que son diferentes a nosotros o piensan diferente, a través de un diálogo con las periferias, con las personas pobres y las personas que no comprendemos:

«El Papa Francisco habla de luchar en contra del sistema del mercado, del consumismo, imperio del mercado, pero lo hacemos en diálogo con esos grupos, con el convencimiento de que todos tenemos algo que aprender del otro. No estamos diciendo que hay que perdonar y olvidar la corrupción o la violencia en el mundo, sin embargo, se tiene que buscar, en el mismo conflicto, cómo ir dialogando para crear una sociedad nueva».

Espero que esta versión popular pueda ser tratada en las Parroquias con grupos de adultos, con grupos de jóvenes, y en todas las comunidades, no solo para que conozcamos la lección de que todos somos hermanos y hermanas, sino también, para que busquemos la forma concreta de ir llevando esto haciéndolo una realidad que promueva la hermandad», recalcó Mateo Garr.

Descargar PDF Fratelli Tutti – versión popular

Pascual Cebollada SJ: Una invitación al año ignaciano

Por Pascual Cebollada SJ, coordinador del Comité del Año Ignaciano

Hace varios años se diseñó el «Camino Ignaciano» con el objetivo de recrear el recorrido que Íñigo hizo desde su casa en Loyola hasta Manresa en 1522. Hoy se ofrece a quienes quieran seguir los pasos del «peregrino» en el norte de España.

Todo había empezado para él el año anterior, cuando el 20 de mayo de 1521 fue herido gravemente en las piernas mientras defendía de los ataques franceses el castillo de la ciudad de Pamplona. Trasladado a Loyola, pasó allí varios meses convaleciente, incluso en peligro de muerte, hasta que sanó del todo. Como sabemos, la lectura de libros religiosos fue el medio del que Dios se valió para tocarle el corazón, de tal forma que los de su casa se fueron dando cuenta de que algo había cambiado en su interior, sospechando que el enfermo no era ya el mismo que antes. Así ocurrió, de tal forma que Íñigo decidió abandonar lo que había hecho hasta entonces y peregrinar a Jerusalén como penitente. En febrero de 1522, llevando apenas nada consigo, salió hacia Barcelona para embarcar allí a Tierra Santa. Pero antes de llegar a la costa mediterránea pensó en quedarse unos días tranquilos en la villa de Manresa. Allí estaría hasta febrero de 1523, casi once meses, que fueron decisivos en su conversión

Ahí fue donde reconoció «que le parecían todas las cosas nuevas». Fue la consolidación de su transformación inicial en Loyola. Y por esto, al recordar al Ignacio peregrino 500 años después, el lema escogido ha sido «Ver nuevas todas las cosas en Cristo». En Cristo, su Señor, tras cuyos pasos querrá caminar toda su vida. Aquel al que descubre interiormente y al que ayudará a otros muchos a conocer, amar y seguir por medio de los Ejercicios Espirituales.
Ahora, la Compañía de Jesús ofrece para ella y para todos sus amigos y colaboradores la ocasión de renovarse profundamente a partir de la experiencia de su fundador. La vuelta a temas como el camino espiritual, la reconciliación, la conversación espiritual, el discernimiento, la identidad e historia ignaciana y jesuítica, las vocaciones y su promoción en los jóvenes, la misión de evangelización … ayudará a reconocer la obra de Dios a lo largo del tiempo hasta hoy. En particular, el «Año Ignaciano» se concentrará alrededor de dos realidades: la conversión y la pobreza, a partir de las cuales tiene lugar la evangelización. Así ocurre con Ignacio de Loyola, que, despojado de sus cosas, se deja conducir por el Espíritu sin adelantársele. Una pobreza que vincula con Cristo pobre y humilde, al mismo tiempo que con los pobres, sus amigos. Una pobreza que hoy se vive comunitaria institucional y globalmente, revisando el modo de combatir mejor la injusticia que sufren las personas y la naturaleza. Desde 2019 la Compañía se ha propuesto dar estos mismos pasos con las Preferencias Apostólicas Universales, de las cuales se trata abundantemente en este mismo Anuario. La celebración del Año Ignaciano, pues, no pretende añadir más elementos, sino combinar con ellas los que se propongan.
Para ayudar a promover estas actitudes, varios grupos trabajan, sobre todo en España y Roma, desde 2017. El objetivo es que esta conversión pueda vivirse en los ámbitos adonde llega la espiritualidad ignaciana: colegios, universidades, centros de espiritualidad, centros sociales, lugares de hospitalidad y ayuda a migrantes y refugiados, parroquias y santuarios, a través de las letras y las artes, gracias a los diversos medios de comunicación, etc. Naturalmente, se invita a ingeniar y organizar muchas actividades, pero con la condición de que no distraigan del propósito principal: ayudarse del camino interior de Ignacio tanto entre Loyola y Manresa como después hasta Roma, para que cada uno, adaptándolo convenientemente, «saque provecho», como piden los Ejercicios Espirituales. La acción deberá combinarse en su justa medida con la contemplación y la mirada hacia dentro de sí con la mirada exterior. Ayudará a ello captar el modo en que Ignacio se deja llevar en su seguimiento de Cristo, para que realmente la novedad de las cosas que se experimentan tras una conversión pueda considerarse como algo vivido junto a Jesucristo.
Si el inicio del Año recordará la herida de Íñigo (20 de mayo de 2021), y su clausura será cuando se celebra el nacimiento para el cielo del peregrino (31 de julio de 2022), en el centro se hará memoria de los 400 años de la canonización de san Ignacio (12 de marzo de 2022); el mismo día en que fueron también canonizados san Francisco Javier, santa Teresa de Jesús, san Isidro Labrador y san Felipe Neri. Esta será probablemente una ocasión para reflexionar sobre la santidad en la Iglesia y sobre las vías por las que Dios ha conducido desde siempre a quienes se ponen a tiro, tal como lo sigue haciendo en la actualidad.

Papa Francisco: la Pascua da esperanza y no defrauda

La mañana del Domingo de Resurrección el Papa Francisco ha celebrado la Santa Misa y seguidamente ha impartido la bendición Urbi et Orbi. “Jesús, el crucificado, ha resucitado, como había dicho. Aleluya”.

En su mensaje, Francisco insistió en que el anuncio de la Pascua no muestra un espejismo o una fórmula de escape ante la situación que estamos viviendo: “La pandemia todavía está en pleno curso, la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres; y a pesar de todo —y es escandaloso— los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan. Este es el escándalo de hoy”.

“Dios Padre resucitó a su Hijo Jesús porque cumplió plenamente su voluntad de salvación: asumió nuestra debilidad, nuestras dolencias, nuestra misma muerte; sufrió nuestros dolores, llevó el peso de nuestras iniquidades. Por eso Dios Padre lo exaltó y ahora Jesucristo vive para siempre, es el Señor”, afirmó el Romano Pontífice.

El resucitado, subraya Francisco, es esperanza para todos los que sufren a causa de la pandemia, para los enfermos y para los que han perdido un ser querido. “Que el Señor dé consuelo y sostenga las fatigas de los médicos y enfermeros. Todas las personas, especialmente las más frágiles, precisan asistencia y tienen derecho a acceder a los tratamientos necesarios”. Seguidamente el Pontífice llamó a continuar con el proceso de vacunación: “en el espíritu de un “internacionalismo de las vacunas”, insto a toda la comunidad internacional a un compromiso común para superar los retrasos en su distribución y para promover su reparto, especialmente en los países más pobres”.

Cristo resucitado es consuelo

El Papa recogió las duras condiciones de vida que viven quienes han perdido el trabajo o están en problemas económicos. “Que el Señor inspire la acción de las autoridades públicas para que todos, especialmente las familias más necesitadas, reciban la ayuda imprescindible para un sustento adecuado. Desgraciadamente, la pandemia ha aumentado dramáticamente el número de pobres y la desesperación de miles de personas”.

Seguidamente, pidió por Haití: “Y precisamente al querido pueblo haitiano se dirige en este día mi pensamiento y mi aliento, para que no se vea abrumado por las dificultades, sino que mire al futuro con confianza y esperanza”.  A continuación, el Papa dijo: “Y les digo que mi pensamiento va especialmente a ustedes, queridos hermanos y hermanas haitianos: estoy cerca de ustedes, estoy cerca de ustedes, y quisiera que los problemas se resolvieran definitivamente para ustedes. Rezo por ello, queridos hermanos y hermanas haitianos”.

El resucitado, esperanza para los jóvenes

Francisco expresó: “Jesús resucitado es esperanza también para tantos jóvenes que se han visto obligados a pasar largas temporadas sin asistir a la escuela o a la universidad, y sin poder compartir el tiempo con los amigos. Todos necesitamos experimentar relaciones humanas reales y no sólo virtuales, especialmente en la edad en que se forman el carácter y la personalidad”.

Igualmente, el Papa expresó su cercanía a todos los jóvenes del mundo, particularmente a “los de Myanmar, que están comprometidos con la democracia, haciendo oír su voz de forma pacífica, sabiendo que el odio sólo puede disiparse con el amor”.

El Resucitado, fuente de renacimiento para los emigrantes

“Que la luz del Señor resucitado sea fuente de renacimiento para los emigrantes que huyen de la guerra y la miseria. En sus rostros reconocemos el rostro desfigurado y sufriente del Señor que camina hacia el Calvario. Que no les falten signos concretos de solidaridad y fraternidad humana, garantía de la victoria de la vida sobre la muerte que celebramos en este día” afirmó el Papa. A continuación, agradeció la solidaridad de Líbano y Jordania porque reciben a tantos refugiados que han huido del conflicto sirio.

El Papa también pidió por el pueblo del Líbano y dijo: “Que el pueblo libanés, que atraviesa un período de dificultades e incertidumbres, experimente el consuelo del Señor resucitado y sea apoyado por la comunidad internacional en su vocación de ser una tierra de encuentro, convivencia y pluralismo”.

Francisco terminó su alocución con las siguientes palabras: A la luz del Señor resucitado, nuestros sufrimientos se transfiguran. Donde había muerte ahora hay vida; donde había luto ahora hay consuelo. Al abrazar la Cruz, Jesús ha dado sentido a nuestros sufrimientos. Y ahora recemos para que los efectos beneficiosos de esta curación se extiendan a todo el mundo. ¡Feliz Pascua, serena y santa a todos!

Podes ver el mensaje completo haciendo click en el siguiente link: Mensaje de Pascua y Bendición “Urbi et Orbi” 2021

 

Fuente: www.vaticannews.va

Reflexión del Evangelio – Domingo de Pascua

Reflexión por Hermann Rodríguez Osorio, SJ

San Ignacio de Loyola, en el número 299 de los Ejercicios Espirituales, afirma que la primera aparición del Señor resucitado fue a María, su madre: “Primero: apareció a la Virgen María, lo cual, aunque no se diga en la Escritura, se tiene por dicho, en decir que apareció a tantos otros; porque la Escritura supone que tenemos entendimiento, como está escrito: (¿También vosotros estáis sin entendimiento?)”. Inspirados en este texto, imaginemos cómo pudo ser esta aparición…

El primer día de la semana, María amaneció en casa de José de Arimatea. Todos los discípulos del Señor y él mismo se quedaban allí cuando subían a Jerusalén. Todo era desorden cuando venían a la fiesta de la Pascua; nadie hacía ningún trabajo el día sábado, a no ser María que no dejaba de recoger túnicas y mantos y de asear un poco la casa para que se pudiera caminar de un lugar a otro. Esa mañana María se levantó muy temprano; todavía tenía su corazón oprimido y sus ojos le ardían de tanto llorar. Había pasado todo el sábado orando al Altísimo por su hijo.

María se levantó muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, fue a la cocina atravesando el salón que estaba invadido por los apóstoles; todos dormían y se escuchaba una hermosa sinfonía de ronquidos que dirigía Pedro, el más ruidoso. Comenzó a encender el fuego con algunos palos secos que había guardado desde el viernes anterior; quería tenerles algo caliente para cuando todos se levantaran. Cuando comenzó a amasar un poco de harina para preparar el pan, se acordó de Jesús a quien le gustaba comerse la masa sin cocinar; lo aprendió de José y decía que la levadura era mejor que creciera dentro de uno y no dentro del horno. En ese momento alguien golpeó a la puerta; era Jeremías, el pastorcito, que traía un poco de leche que mandaba su papá. María recibió la leche y el pequeño Jeremías comenzó a ayudarle a amasar la harina, con la esperanza de poder comer un poco de pan tan pronto estuviera listo; en ese momento llegó la Magdalena para convidar a María a ir al sepulcro a embalsamar al Señor. María le dijo: «Ve tu adelante; apenas acabe de preparar el pan para estos muchachos y les deje algo caliente para el desayuno, te sigo». La Magdalena se fue apresuradamente.

Tan pronto estuvo el primer pan, el pequeño Jeremías lo tomó y, quemándose las manos, le dio un beso a María y salió corriendo lleno de gozo. María sintió que su corazón le ardía y volteando la mirada hacia la cocina vio a Jesús comiéndose la masa sin cocinar. Tuvo miedo y dudó un momento, pero Jesús le dijo: «No te disgustes porque me como el pan sin cocinar; tu sabes que fue una costumbre que me dejó papá». En ese momento María se abalanzó sobre Jesús para abrazarlo. Jesús la besó en la frente y le dijo: «Cuida a éstos, mis hermanos; sé para todos ellos lo que fuiste para mi; sé para ellos su madre siempre». Entonces María dijo: «Alabo al Señor con toda mi alma y canto sus maravillas. (…) Porque el pobre no será olvidado ni quedará frustrada la confianza de los humildes» (Salmo 9). Después, Jesús se quedó mirándola con cariño y le dijo: Anímalos y cuida de ellos; recuérdales mis palabras: «Cuando una mujer va a dar a luz, se aflige porque le llega la hora del dolor. Pero cuando nace la criatura, no se acuerda del dolor por su alegría de que un hijo llegó al mundo. Así también ustedes ahora sienten pena, pero cuando los vuelva a ver, su corazón se llenará de alegría y nadie podrá quitarles esa alegría» (Jn. 16, 21-22). Y diciendo esto, Jesús desapareció.

María quedó llena de gozo, pero no se atrevió a despertar a los apóstoles por miedo a que no le creyeran. Ella siguió su oficio, cuando llegó la Magdalena gritando que el cuerpo del Señor había sido robado; con ella llegaron otras mujeres afirmando lo mismo. Los apóstoles se despertaron asustados y salieron corriendo a mirar lo que decían las mujeres; «todo lo encontraron como ellas habían dicho, pero al Señor, no lo vieron» (Lc. 24, 24b). Volvieron a la casa y discutían entre ellos, mientras María les servía; ella guardaba todo en su corazón, los animaba a mantener la esperanza, les recordaba las palabras de Jesús y los servía con el cariño de una madre.

Fuente: jesuitas.lat

Mensaje del P. Rafael Velasco SJ para Semana Santa

El mensaje de Semana Santa que el P. Provincial Rafael Velasco SJ envía a toda la comunidad jesuita de la Provincia Argentino Uruguaya.

Queridos Compañeros:

Otra Semana Santa marcada por el COVID. Una sombra que nos acompaña desde hace ya más de un año. Desde su aparición ni nuestras alegrías ni nuestras tristezas son iguales; todo el tiempo miramos por el rabillo del ojo esa presencia amenazante. Ha golpeado a compañeros, a seres queridos, a colaboradores y colaboradoras…ha diezmado proyectos y esperanzas, ha pisoteado y pisotea las expectativas de una normalidad más o menos normal…

La presencia del COVID ha materializado además muchas de las otras “pestes” que azotan a la humanidad (el egoísmo, la injusticia y la exclusión a la hora de acceder a tratamientos y vacunas, por ejemplo). Esta realidad de muerte nos increpa y nos reclama a nosotros, discípulos del Resucitado. Pone a prueba nuestra fe y nuestra esperanza. Y en esta Semana Santa de manera especial.

En la Pascua celebramos que la Vida vence a la Muerte, que en medio de las regiones de muerte, Dios irrumpió poniendo Luz y Vida, haciendo resucitar al que estaba muerto. La Resurrección de Jesús no le ahorró el paso por las zonas de muerte. Así en Jesús como en nuestra experiencia humana, la Vida de Dios surge de las regiones de oscuridad; sólo hay Pascua cuando en la fe se atraviesa el Mar Rojo, o se pasa de algún modo de la Muerte a la
Vida.

Celebramos que el Crucificado ha Resucitado de entre los muertos. Y esa celebración ilumina nuestra vida y nuestra misión. Somos discípulos del Crucificado – Resucitado. Deberíamos, por lo tanto, ser experimentados en reconocerlo vivo en medio de la oscuridad y el dolor de la muerte; como Juan que fue capaz de reconocer en las vendas y el sudario enrollado en el sepulcro un signo de que el Señor está Resucitado. En la aparente ausencia comprende una
Presencia Silenciosa y Luminosa: Vio y creyó (Cfr. Jn. 20, 8).

Que en esta Semana Santa también nosotros veamos y creamos y ayudemos a otros a ver y creer; aún en medio del dolor que siembra la pandemia, aún en medio de las pequeñas o grandes muertes cotidianas. Que aprendamos del pueblo fiel que nos enseña a ver y creer mientras lucha contra viento y marea, mientras carga las cruces más pesadas.
Jesús Resucitado desde el sepulcro de la desesperanza hizo amanecer para nosotros una Esperanza que no tiene fin.

Que allí donde la muerte ha dejado su marca nosotros podamos descubrir la manifestación del Resucitado. Que en palabras laicas de Ítalo Calvino podamos “distinguir en medio del infierno, quién y qué no es infierno, y hacerle espacio y hacer que dure.”¹

Que Dios nos conceda una Santa Semana Santa y una feliz Resurrección.

Fraternalmente,

Rafael Velasco S.J.
Provincial

 

¹Italo Calvino, Las Ciudades Invisibles.

Los niños y los jóvenes serán los protagonistas en el Vía Crucis del Papa Francisco

El Vía Crucis del Viernes Santo, encabezado por el Papa Francisco, tendrá este año a los protagonistas más jóvenes. De hecho, los niños, chicas y chicos de la parroquia romana de los Santos Mártires de Uganda, el grupo scout Agesci «Foligno I» y los huéspedes de dos casas familiares de Roma, son los autores de los textos y dibujos que comentan las 14 estaciones. Y serán de nuevo ellos quienes lean las meditaciones y acompañen al Papa durante el rito en la Plaza de San Pedro.

Las muchas cruces de los niños del mundo

A menudo se subestima el sufrimiento de los niños. En la introducción del folleto, los niños, dirigiéndose a Jesús, lo subrayan: «Querido Jesús, tú sabes que también nosotros, los niños, tenemos cruces, que no son ni más ligeras ni más pesadas que las de los adultos, sino que son verdaderas cruces, que sentimos pesadas incluso por la noche. Y sólo Tú lo sabes y los tomas en serio. Sólo tú». Las cruces son el miedo a la oscuridad, a la soledad y al abandono, también por la pandemia, la experiencia de los propios límites, de las burlas de los demás, el sentimiento de ser más pobre que los compañeros, la pena por las peleas en la familia de papá y mamá. Pero hay niños en el mundo que también sufren porque «no tienen comida, no tienen educación, son explotados y obligados a ir a la guerra». Tú, Jesús, estás siempre cerca de nosotros y nunca nos abandonas, concluyen los niños, «ayúdanos cada día a llevar nuestras cruces como tú has llevado la tuya».

La acusación de un inocente y la falta de valor

Estación I: Poncio Pilato condena a muerte a Jesús. El pensamiento se dirige a un episodio ocurrido en una clase de primer grado: un niño, Mark, es acusado de robar la merienda de un compañero. Alguien sabe que es inocente, pero no interviene para defenderlo. El narrador se avergüenza de esa falta de valor; actuó como Pilatos y ahora se arrepiente de haber elegido el camino más cómodo. «A veces sólo escuchamos la voz de los que hacen y quieren el mal, mientras que la justicia es un camino cuesta arriba, con obstáculos y dificultades, pero tenemos a Jesús a nuestro lado, dispuesto a apoyarnos y ayudarnos.»

Nuestras acciones pueden perjudicar

Jesús está cargado con la cruz: II estación. El pasaje del evangelista Lucas describe a Jesús siendo burlado y golpeado por los que lo retenían. Entre los niños, las burlas hacia uno de los miembros del grupo no son infrecuentes, hasta el punto de llegar al acoso, como en el caso de Martina, que tiene dificultades para leer en voz alta en clase. «Quizás -leemos- no era nuestra intención burlarnos de ella, sin embargo, ¡cuánto dolor le causamos con esas risas nuestras! (…). La persecución no es un recuerdo lejano de hace dos mil años: a veces ciertas acciones nuestras pueden juzgar, herir y pisotear a un hermano o hermana.»

La experiencia del fracaso

En la estación III, Jesús cae por primera vez, el Señor es acusado de nuestros pecados, aparece golpeado y humillado. La experiencia que acompaña a esta etapa es la de un niño que siempre es bueno en la escuela y que, por una vez, recibe un suspenso: «Pensé que no era nada -dice-, sentí el peso de un fracaso inesperado, estaba solo y nadie me consolaba. Pero ese momento me hizo crecer (…). Hoy sé que todos los días flaqueamos y podemos caer, pero Jesús siempre está ahí para sostener nuestra mano.

El amor de las madres

Estación IV: Jesús se encuentra con su Madre. La lectura elegida es la de las bodas de Caná, con la relación entre el Hijo y su madre en el centro. Es una señal para que los niños piensen en su propia madre y en el amor que les acompaña en todo momento. También concretamente «en el entrenamiento de fútbol, en la clase de inglés y en la catequesis de los domingos por la mañana». La meditación habla de la necesidad de amor de los pequeños y quizá ayude a los padres a ser mejores. «Si tengo un problema, una duda o simplemente malos pensamientos, ella siempre está disponible para escucharme con su sonrisa».

Un gesto de acogida: ver a Jesús en el rostro de la otra persona

5ª estación: El cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. Hay muchas oportunidades de ayudar a alguien, pero el testimonio que se describe aquí es el gesto de atención que se da a un extranjero de la misma edad. Recién llegado al barrio, observa a los otros niños jugar al fútbol, pero no tiene el valor de presentarse. Un niño del grupo lo vio y fue el primero en acercarse a él e invitarlo a unirse a ellos. Walid ha sido uno de mis mejores amigos desde ese día», dice, «así como el portero de nuestro equipo. Sólo cuando reconocemos a un hermano en una persona «estamos abriendo nuestro corazón a Jesús».

A veces se necesita poco para sentirse menos solo

«En verdad os digo que todo lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis», las palabras de Jesús tomadas del Evangelio de Mateo nos introducen en la sexta estación: Una mujer enjuga el rostro de Jesús. Incluso los niños, en sus actividades diarias, pasan por momentos difíciles o tristes y necesitan que alguien les consuele. Como después de perder un importante partido de fútbol en el que querían demostrar todas sus habilidades. «Mientras me duchaba estaba triste y desanimado, pero al salir del vestuario me encontré con mi amigo: me había estado esperando con un refresco de naranja en la mano». En su compañía la derrota «se convirtió en un recuerdo menos amargo».

Perder algo pensando en los más necesitados

Jesús cae por segunda vez: séptima estación. La meditación relata la experiencia de un alumno de cuarto grado. Se está preparando la obra de fin de curso y quiere el papel protagonista a toda costa. En su lugar, el profesor eligió a John, un compañero de clase bastante aislado. Tras el enfado inicial, el niño entiende y se alegra. De hecho, desde entonces Giovanni está más integrado en la clase. Comenta: «Mi decepción ha servido para ayudar a otra persona, la elección del profesor ha dado una oportunidad a alguien que realmente la necesitaba».

Ayudar al hermano que se equivocó

Octava estación: Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén. En el Evangelio de Lucas leemos que cuando Jesús las vio les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras y por vuestros hijos. Este es el punto de partida para decir que «Corregir a un hermano es un acto difícil pero necesario». Esto lo vivieron dos hermanos que habían mentido a su madre asegurándole que habían hecho los deberes esa tarde, cuando en realidad habían estado jugando todo el tiempo. Al día siguiente, uno de ellos dijo que no se sentía bien y no fue a la escuela. El otro va al colegio, pero cuando llega a casa habla con su hermano: «Nos equivocamos al mentir a mamá y él se equivocó al fingir que le dolía el estómago. Le sugerí que hiciera los deberes de inmediato para poder ayudarle a ponerse al día. Una vez terminado, pasamos el resto de la tarde jugando».

La soledad causada por la pandemia

Jesús cae por tercera vez, estamos en la novena estación. El pasaje evangélico es el del grano de trigo que muere y así produce mucho fruto. La pandemia de Covid-19 entra en escena con todas sus consecuencias incluso en los más pequeños. El sentimiento predominante es la soledad: ya no van a visitar a sus abuelos, la escuela está cerrada, faltan sus amigos y compañeros. «La tristeza de la soledad a veces se hace insoportable», confiesa una joven, «nos sentimos ‘abandonados’ por todos, incapaces de seguir sonriendo. Como Jesús, nos encontramos con que nos derrumbamos en el suelo.

La alegría que da el dar

10ª estación: Jesús es despojado de sus ropas. También aquí es una niña la que narra: tiene una colección de muñecas en su habitación que atesora. Un día se enteró de que la parroquia estaba recogiendo juguetes para los niños refugiados de Kosovo. Elige entre las muñecas algunas de las más antiguas a las que tiene menos cariño y prepara una caja. Luego cuenta: «Por la noche, sin embargo, tuve la sensación de no haber hecho lo suficiente. Antes de ir a dormir la caja estaba llena de muñecos y las estanterías vacías». Deshacerse de lo superfluo, concluye, aligera el alma y dar hace feliz.

Una Navidad vivida al servicio de los pobres

«El día de Navidad con los scouts fuimos a Roma, a las Hermanas Misioneras de la Caridad, para repartir el almuerzo a los necesitados, renunciando al día de fiesta con la familia». No es un sacrificio pequeño el que se describe en la meditación de la 11ª estación: Jesús clavado en la cruz. Pero uno de los chicos confió: «De camino a casa pensé en los rostros de las personas a las que había servido, en sus sonrisas y sus historias… La idea de haber llevado a esas personas un momento de serenidad había hecho que esa Navidad fuera inolvidable». Servir a los demás con amor «es la enseñanza que nos da Jesús en la cruz».

Jesús perdona al pecador que se convierte

Duodécima estación: Jesús muere en la cruz. El ejemplo de Jesús perdonando el mal recibido hace reflexionar a los niños sobre el mal presente en el mundo, por ejemplo, sobre las mafias que matan incluso a niños. ¿Cómo es posible perdonar situaciones similares? Escriben: «Jesús, al morir en la cruz, dio la salvación a todos. No ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores que tienen la humildad y el valor de convertirse».

Se llevaron a mi abuelo y nunca lo volví a ver

Todo se ha cumplido, 13ª estación: El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz. Durante este tiempo, muchos niños sufrieron la desaparición repentina de sus abuelos. Uno de ellos cuenta: «Unos hombres que parecían astronautas salieron de la ambulancia, cubiertos con trajes, guantes, máscaras y viseras, y se llevaron a mi abuelo, que llevaba varios días luchando por respirar. Fue la última vez que lo vi». El sufrimiento también proviene de la imposibilidad de estar cerca de su abuelo y de darle ánimos: «Rezaba por él todos los días, para poder acompañarle en su último viaje terrenal».

Gracias, Jesús, porque me enseñaste a amar

Decimocuarta estación, la última: el cuerpo de Jesús es colocado en el sepulcro. La meditación propuesta es la acción de gracias de Sara, de doce años, a Jesús. Quiero darte las gracias, escribe, porque «me has enseñado a superar todo sufrimiento confiándome a ti; a amar a los demás como a mis hermanos; a caer y levantarme de nuevo (…). Hoy, gracias a tu gesto de amor infinito, sé que la muerte no es el fin de todo».

Si no te vuelves como los niños..

En la última oración del Vía Crucis los adultos vuelven a tomar la palabra. Jesús señaló a los niños como ejemplo cuando describió las características necesarias para entrar en el Reino de los Cielos. La primera petición es, pues, la ayuda para poder «ser como ellos, pequeños, necesitados de todo, abiertos a la vida». A continuación, se confían al Señor todos los niños del mundo, para que «crezcan en edad, sabiduría y gracia» y, finalmente, se reza por sus padres y educadores, «para que se sientan siempre unidos a Ti en la entrega de la vida y el amor».

Familiaridad con Dios

Una reflexión de Gloria Andrés para el blog Cristianisme i justicia

Muchas veces no sabemos qué hacer con los santos. Pero si nos acercamos a ellos podemos extraer grandes aprendizajes para nuestra vida personal, por eso la Iglesia los pone como ejemplo. Me gustaría que nos fijáramos en Ignacio de Loyola a través de su autobiografía.

Ignacio comienza su camino espiritual tras un descalabro en su vida: herido en una batalla donde pierde el bando que él defiende, es llevado a la casa natal, de donde había salido para conquistar fama, honor y una manera de vivir. ¿Cuántas veces no hemos experimentado un descalabro en nuestra vida, ya sea enfermedad, desempleo, graves problemas de trabajo, familiares…? ¿Quizás las consecuencias de esta pandemia que lo asola todo no nos han hecho preguntarnos por el sentido de lo que estamos viviendo?

Volvamos a Ignacio. En su casa, durante la larga convalecencia, se aburre e intenta distraerse con lo que tiene a mano y, sorprendido, descubre que existe una vida interior a la que podemos prestar atención y que, si la escuchamos, nos damos cuenta de que hay movimientos y que estos movimientos nos ayudan a comprender mejor el mundo que nos rodea y a nosotros mismos (discernir) y a su vez, también decidir. Este descubrimiento en la persona de Ignacio cristalizará en la necesidad de un cambio de vida.

Así que, curado, comienza su camino de búsqueda: sale de Loyola solo y a pie, llega a Manresa donde está solo en una cueva y aún, después de la gran experiencia del Cardener, quiere peregrinar solo a Jerusalén para quedarse allí. Quizá podríamos redescubrir hoy nosotros la necesidad de buscar espacios de soledad donde dejar que Dios nos hable al corazón.

Se embarca hacia Jerusalén porque piensa que es allí donde Dios le llama, pero a pesar de que no le dejan quedarse, no se desanima. Su experiencia de Dios, rogada y discernida, le hace seguir adelante: quiere ofrecer al mundo lo que él ha descubierto, quiere compartir lo que el Señor le ha hecho saber y sale al encuentro de los hermanos, al encuentro de personas que quieran hacer camino con él. Toda experiencia de Dios nos lleva a los hermanos, a la comunidad.

Y es ya viviendo en comunidad cuando, camino de Roma, recibirá la confirmación definitiva de que su intuición de un estilo de vida novedoso será aprobada y confirmada por la Iglesia. Aquel que quería ir a Jerusalén para estar más cerca de Jesús deberá quedarse en Roma, dirigiendo, escribiendo, acompañando… Es en esta aparente aridez de la vida de cada día, en medio de esta vida ajetreada, que Ignacio escribe: «Aún más, había ido siempre creciendo en devoción, es decir, en facilidad de encontrar a Dios y ahora más que nunca en toda la vida. Y siempre y en todo momento que quería encontrar a Dios, lo encontraba» (Au 99).

¿No es quizás este deseo el que alienta en toda persona que busca honradamente la felicidad, la plenitud en su vida, sea de la tradición que sea? A veces buscamos a Dios en manifestaciones excepcionales o en experiencias extraordinarias cuando Dios solo se nos manifiesta a través de la realidad, a menudo la más prosaica y cotidiana, pues no hay otro lugar donde pueda manifestarse.

Asimismo, esta familiaridad con Dios es la que buscamos en los Ejercicios Espirituales. Buscamos esta familiaridad porque es la que nos da vida y también criterio de discernimiento, al igual que Ignacio. Acercarnos familiarmente a Dios para vivir no autocentradamente sino abiertos a otros y al Otro. Siguiendo los pasos de Ignacio se nos invita a vivir descentradamente, poniendo al Cristo y a los demás en el centro de nuestra vida. Solo así seremos capaces de ser testigos del evangelio que estamos llamados a vivir.

Fuente: blog.cristianismeijusticia.net

Imagen de fancycrave1 en Pixabay

Joseph Cassar SJ: El Papa en Irak sembró paz y esperanza

El Papa “ha sembrado semillas de esperanza y paz”: el P. Joseph Cassar SJ, director del Servicio Jesuita a Refugiados en Irak (JRS), comenta la visita del papa Francisco al país de Oriente Medio, los primeros días del mes de Marzo.

“Esta visita fue como un kairos, un momento de valor, que va más allá del tiempo cronológico inmediato que vivimos, y que está totalmente en manos de Dios”, comenta el jesuita maltés desde Sharya, donde el JRS acompaña a los yazidíes desplazados. “Me he acordado de Jesús, yendo de un lado a otro, mirando a la multitud tan necesitada, me atrevo a decir que como ovejas sin pastor, y el Señor se apiada de ellas. Toda la visita ha tenido una dimensión profética, que por su relevancia va más allá de los confines de la ya muy pequeña comunidad cristiana: creo que el Papa Francisco ha sembrado semillas de esperanza y paz en este país en el que en estas cuatro décadas se ha derramado tanto mal, conflictos, atentados, Isis. Tanta maldad, tanta violencia, tanta gente ha sufrido”.

El P. Cassar tuvo la oportunidad de reunirse brevemente con el papa Francisco el domingo al margen de la misa en Erbil, en el Kurdistán iraquí, junto con otros tres jesuitas: monseñor Antoine Audo, obispo caldeo de Alepo, el P. Michael Zammit, Provincial de Próximo Oriente, y el P. Antonio Spadaro, director de La Civiltà Cattolica y en la comitiva papal de Roma. “Mis dos minutos con el Santo Padre fueron hermosos: estaba muy cansado, casi agotado, pero también muy, muy feliz”. Hace dos años, el P. Cassar se encontró con el Papa en el Vaticano, con motivo de una audiencia concedida a ROACO (Riunione delle Opere di Aiuto alle Chiese Orientali – Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales): “Me había presentado al Papa muy brevemente como jesuita que trabaja en Irak”, cuenta hoy, “y entonces me llamó y me dijo: ‘Reza por mí porque tengo muchas ganas de ir allí’. Y ayer le he escuchado que estaba muy contento de haber hecho esa visita”.

La visita que Francisco hizo al Gran Ayatolá Sayyid Ali Al-Husayni Al-Sistani, en Najaf, la ciudad santa del islam chiita, fue “un gesto que refleja la visita de San Francisco al Sultán”. El Papa no fue allí a hacer política o diplomacia. Para la comunidad chiita, mayoritaria aquí, esta visita era muy importante para tratar de curar las numerosas heridas que se han infligido a Irak por tantos años de recelo mutuo. El significado de este encuentro va en el sentido de lo que dijo el Papa: la paz de Dios es más fuerte que la violencia y la guerra”. Por ello, el hecho de que el primer ministro Mustafa Al-Kadhimi haya declarado el 6 de marzo Día Nacional de la Tolerancia y la Convivencia en Irak, en recuerdo de la visita del Papa a Al-Sistani y del posterior encuentro interreligioso en Ur, “tiene un enorme significado”.

La acogida al Papa, “tanto por parte de los cristianos como de los creyentes de otras religiones, fue espléndida, todo funcionó muy bien”, afirma el jesuita, que afirma haber encontrado monjas, sacerdotes, laicos que venían de pequeñas aldeas de diferentes partes de Irak, felices de participar en la misa de clausura, incluso después de tres, cuatro horas de viaje. “Había gente que había venido del distrito de Amadiya, en la frontera con Turquía, de Sulaymaniyya, estaba el P. Jens Petzold de la comunidad monástica de Deir Mar Musa en Siria, fundada por Paolo Dall’Oglio SJ, que aún está desparecido, había mucha gente y veía una inmensa alegría en sus rostros. Nuestros colegas yazidíes me dijeron que compartían la alegría de los cristianos, y lo mismo hicieron los colegas musulmanes que compartieron con nosotros la alegría de ver al Santo Padre en Ur, la antigua ciudad de Abraham, o de verlo entrar en Mosul, esta ciudad donde toda la cobardía del Isis hizo una masacre incluso antes de los bombardeos”.

“El cristianismo pertenece a Irak, no es un cuerpo extraño, los cristianos han estado en estas tierras desde antes de que Irak se estableciera como un estado moderno. Los cristianos pertenecen a estas tierras”, subrayó el P. Cassar, y añadió: “Es una gran pena que este país se haya vaciado de la población cristiana. Los que se quedaron lo hicieron por decisión propia o porque no tenían medios, ni contactos para irse. Pienso en todos los que están en el limbo del exilio, en Jordania o Turquía o Líbano: no hay que olvidarlos”

En Qaraqosh, una ciudad de mayoría cristiana devastada por el Isis, la alegría se mezclaba con la incredulidad: “El responsable local del JRS, Fadi Yabbo, me dijo que nunca pensó que el Papa vendría a visitar esta pequeña ciudad. “Abuna, padre”, me dijo, “no tienes idea de lo que esto ha significado para mí y para todo el pueblo, más que Hoshana”, la mayor fiesta de los cristianos de rito sirio-católico, el Domingo de Ramos, que se celebra casi con más vigor que la Pascua de Resurrección, toda la ciudad sale con ramas de olivo a hacer una gran procesión: ayer fue como si Jesús visitara nuestro país, una alegría que no podemos contener y cuyos frutos se percibirán y experimentarán también en el futuro”.

Para el P. Cassar, en particular, los primeros retos que hay que afrontar son los relacionados con la dramática situación de los refugiados. “Durante la misa el Papa dijo que hay sufrimientos visibles e invisibles: aquí -explica el responsable del Servicio Jesuita a Refugiados- hay tanta gente que sigue sufriendo, incluso psicológicamente, por haber sido desplazada, secuestrada, por haber visto a familiares asesinados ante sus ojos, y no sólo durante la presencia del Isis, sino también, por ejemplo, en el atentado contra la catedral de rito sirio que visitó Francisco en Bagdad el primer día de la visita”.

El jesuita maltés, que mañana 9 de marzo cumplirá 60 años de sacerdocio, estuvo cerca, en los últimos meses de su vida en Roma, del P. Pedro Arrupe, prepósito general de la Compañía de Jesús, que fundó el JRS. Desde febrero de 2016, es el director del Servicio Jesuita a Refugiados en Irak. “Somos musulmanes, kurdos, árabes y cristianos: los extranjeros sólo somos cuatro”.

Inmediatamente después de la visita del Papa se encuentra en Sharya, donde el JRS acompaña a los desplazados yazidíes: “Con mi director regional de Beirut, Daniel Corrou, y el Provincial de Próximo Oriente, Michael Zammit, acabamos de discutir con el responsable del programa de salud mental los múltiples desafíos que existen aquí para la población de supervivientes del genocidio yazidí en la zona de Sinjar, en el norte de Irak, en agosto de 2014. Hay adolescentes, niños, mujeres que sobrevivieron a la esclavitud del Isis, encarcelados, golpeados, abusados, incluso entrenados para luchar. También hay quienes lograron escapar a través del nordeste de Siria y hacia el Kurdistán iraquí, y ahora se encuentran en campos de refugiados, o incluso fuera de ellos, en situaciones todavía precarias. Se trata de una situación que ha durado siete años”. El P. Cassar espera poder ayudar también a los refugiados de otros lugares. “Si los yazidíes, que sobrevivieron al genocidio y siguen desplazados, consiguen volver a Sinjar, me gustaría que pudiéramos acompañarlos”. Y de nuevo: “Sigo soñando con que el JRS pueda ir a Mosul para echar una mano en la reconstrucción de la paz. Por muchas razones, relacionadas con los permisos de acceso, hasta ahora no ha sido posible”.

Para el jesuita maltés, el punto central es siempre “preguntarse, mediante el discernimiento: Señor, ¿dónde y en quién quieres que el JRS te sirva?”.

De ahí la esperanza de que las semillas sembradas por el Papa florezcan. “Espero que haya una mayor apertura entre nosotros, espero que podamos emprender iniciativas comunes entre las religiones para responder a las necesidades de los más necesitados en este país, golpeado doblemente en 2020, por la pandemia, con todas las consecuencias económicas, y por el desastre económico provocado por el desplome de los precios del petróleo. La gente está sufriendo, los que no reciben salarios están sufriendo, y los que dependen del trabajo diario precario están sufriendo. Por eso espero que podamos emprender iniciativas conjuntas para ayudar a los más necesitados. Espero que el mensaje del Papa, de que todos somos hermanos, impregne los corazones de las personas de buena voluntad”. El P. Cassar, que subraya que dedica la mitad de su tiempo y su celo apostólico a resolver cuestiones burocráticas, señala que la oficina del gobierno para las organizaciones no gubernamentales de Bagdad ha sustituido en los últimos días su perfil de WhatsApp por el logotipo de la visita del Papa. “Esto también es un gesto de bienvenida y de apertura. El Señor actúa en los corazones de todos, más allá de las fronteras de la Iglesia, y hay personas que tienen el corazón abierto. Espero que esta visita llegue al corazón de muchas personas.”

Fuente: www.jesuits.global/es

Rezando voy celebra 10 años de trayectoria

Un 9 de marzo de 2011 comenzó a funcionar un proyecto que nacía con tanta ilusión como incertidumbre. Rezando voy quería ser un espacio de oración, de encuentro y de facilitar la mirada creyente a la vida. La acogida, desde el primer momento, fue muy positiva. Y desde aquel primer momento –un Miércoles de Ceniza– el proyecto no ha dejado de crecer. En colaboradores, en propuestas y en ilusión. La idea inicial de cinco oraciones semanales pronto se amplió a otra para el fin de semana. Un año más, y comenzaron las oraciones para niños. Propuestas temáticas –como la del Camino de Santiago – dieron paso a series. Dos renovaciones, cambios en la aplicación. Trabajo en conjunto con otros proyectos similares en diferentes lenguas… Un proyecto así solo puede salir con el apoyo entusiasta de tantos. Muchísimas personas colaborando con su oración, sus voces, su creatividad, ganas, apoyo económico, entusiasmo en difundir la propuesta e ideas para irlo enriqueciendo.

Entre el 9 de marzo de 2011 y el 9 de marzo de 2021, se han creado:  3034 mp3 de la oración diaria, 25 oraciones especiales, 7 series temáticas con 80 oraciones, 212 infantiles. Esto suma 3350 oraciones. Más de 140.000 app descargadas y activas. También el proyecto ha crecido con los tres volúmenes de RezandoVamos. Lo bonito es lo que estos números apuntan. Una red enorme de personas compartiendo pasión por llevar la oración a la vida de tanta gente en tantas situaciones.

Entre los colaboradores, además del equipo, hay 60 voces adultas, 20 infantiles y 100 redactores de oraciones. A estos hay que sumar músicos, informáticos, editores de audio y muchos colaboradores esporádicos que de diferentes formas suman sus talentos al proyecto.

Hace cinco años, al cumplir el primer lustro, se celebró con un bonito encuentro en Valladolid que fue ocasión para que muchos de los colaboradores pudieran coincidir. En aquella ocasión, un rato de oración guiada y un concierto fueron espacio de mucha vida compartida. Esta vez, en el contexto pandémico, toca celebrar (por ahora) a distancia.

El lunes 8, en la víspera, un grupo de colaboradores han tenido un encuentro por Zoom para saludarse y agradecer el proyecto. Este día 9 se está moviendo en redes el recordatorio del aniversario, con el hashtag #rezandovoy10, de manera que sea una celebración compartida, y una acción de gracias a tantos.

El próximo 29 de mayo (habrá que ver cómo están entonces las condiciones sanitarias) la idea es tener la celebración de esta década. Será una celebración abierta, con algún tipo de encuentro presencial y también formato online.

Además, en esa fecha se celebrará el lanzamiento de una nueva App y un nuevo formato para el proyecto, tratando siempre de adaptar, crecer y facilitar la oración.

Fuente: infosj.es