Reflexión del Evangelio – Domingo 22 de Octubre

Evangelio según San Mateo 22, 15-21

Los fariseos se reunieron para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: “Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al Cesar o no?”. Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: “Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto”. Ellos le presentaron un denario. Y él les preguntó: “¿De quién es esta figura y esta inscripción?”. Le respondieron: “Del Cesar”. Jesús les dijo: “Den al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios, lo que es de Dios”.

Reflexión del Evangelio – Por Fabio Solti SJ 

El evangelio de hoy nos presenta un Jesús que es puesto a prueba. Un Jesús al que le tienden una trampa. Quizá sea esa la primera llamada a la reflexión. Los fariseos no se acercan con transparencia sino con una especulación que tiene un mal sabor. Claramente están movidos por el mal espíritu. Actúan sin un discernimiento con respecto a la verdad. Están enceguecidos buscándose a si mismos.

Frente a esta “mentira”, en el modo de proceder farisaico, observamos lo que acontece muy pocas veces con Jesús: Jesús se irrita. En general Jesús se mueve con mucha mansedumbre en la historia, pero si hay algo con lo que se exaspera es con el ocultamiento de la verdad: él no pacta con la mentira.

A pesar de esta situación de violencia por parte de los fariseos, Jesús termina respondiendo con la “no-violencia”. Jesús actúa con asertividad. No se inhibe ni responde con agresividad. Él expone la verdad. No la impone. Siempre deja lugar, espacio para la decisión personal. Siempre deja espacio para la libertad. No les dice hagan esto o aquello. Sino “Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”. Pero en esta frase invita a pensar, a reflexionar a cada uno lo que es del Cesar y lo que es de Dios. Jesús deja caer la verdad, la desvela, pero toca ahora en nuestro discernimiento vislumbrar lo que es del Cesar y lo que es de Dios y ser capaces de usar nuestra libertad en consecuencia. Nos invita a usar nuestro querer, inteligencia y libertad frente a la verdad, es lo que nos hace humanos en la Creación del Padre y lo que nos hará llegar lejos en el camino que Dios nos invita a hacer juntos.

Así Jesús pone las cosas en su lugar. El orden desvela la verdad y, al poder verla, podemos vislumbrar el camino.

La pregunta que podemos hacernos es: ¿me dejo aquietar el corazón en algún momento para poder ver y responder con asertividad? Hoy podríamos pedirle esto a Jesús, que nos regale un “andar en verdad” y que nuestra vida sea en consecuencia.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

“‘Catalina es de todos’ no es un Eslogan, Tratamos de Vivirlo”

La Superiora de las Esclavas del Corazón de Jesús, Madre María Silvia Fiorentino; habla de cómo preparar el corazón para la beatificación de Madre Catalina, fundadora de la congregación de la que forma parte.

“Me siento feliz por la Iglesia universal, por la Iglesia de Córdoba, que nos acoge y cuida desde el primer día, y por el instituto, que confirma lo que desde años sabemos: que tenemos una Madre (Catalina) a quien podemos seguir sin reproche alguno”, manifestó la madre Fiorentino.

“Me parece –continuó- que la preparación para esta y cualquier fiesta hay que empezarla en el corazón y rezando mucho por los frutos espirituales que el Señor derramará ese día en cada uno de los que participen, de cerca o de lejos”. Y manifestó que “lo material, los detalles prácticos pasan a segundo plano”, sin embargo, “serán cuidados, porque se trata de un acto eclesial y litúrgico”. “Lo verdaderamente importante no se ve para nada y después se traduce en la vida misma”, agregó.

Por eso, aseguró que la beatificación será “una fiesta de gestos misioneros”, aunque confesó: “No quiero adelantar cosas, también el factor sorpresa es un capital”. “La austeridad y la falta de añadidos del mundo serán reales. Nos acompañarán nuestros hermanos más necesitados con quienes vivimos y trabajamos cada día, ellos son los protagonistas. El “Catalina es de todos”, no es un eslogan. Tratamos de vivirlo en cada uno de los países en los que estamos”, afirmó.

La superiora recordó que la beatificación de la Madre Catalina “será un hecho histórico”, ya que “es la primera beatificación de una cordobesa en la ciudad de Córdoba”. No obstante, “los demás lugares que ella misma quiso visitar en persona, y otros que sus hijas fueron abriendo después de su Pascua, también e igualmente están de fiesta”, aclaró.

“En África, en la Isla de Pascua, en el sur de la Argentina, en Chile, en España la conocen y la quieren”, aseguró. “Todas las voces se unieron en oración y todas las personas se unirán en esta fiesta que el Sagrado Corazón quiere regalarnos en este tiempo de malas noticias”, añadió. “Les anunciamos una Buena y eso es mucho en estos tiempos que corren, una mujer valiente que supo de dolor y sufrimiento y, también, de alegrías profundas y confianza reparadora: Madre Catalina es para todos ¡y esto recién empieza!”, concluyó.

Fuente: catalinademaria.com

Reírme También de los Límites

Reconocer, trabajar y vivir los límites con humor como al resto de las dimensiones de la vida.

Nubar Hamparzoumian SJ

Porque vivimos rodeados de conversaciones y estímulos que nos hablan de éxito y fortalezas, de logros y triunfos que celebrar. Salvo por las noticias de los medios, que solo ellos son catastrofistas, en nuestra cotidianidad, es poca la atención que dedicamos a los límites. Y no pienso en los que nos pueden marcan desde fuera, por mucho que seamos libres, sino en los que vienen de serie con cada uno de nosotros. Otros los llaman defectos, deficiencias, «otras capacidades»… podemos ponerle todos los eufemismos que queramos, pero sabéis a lo que me refiero.

Al final del curso me gustaría poder decir que puedo reírme de mis propios límites; porque le he dedicado tiempo a reconocerlos sin exhibicionismo ni fanatismos; porque los he compartido con Jesús y después, con mucha calma y miedo, he dejado que los mire y se ría del temor que les tengo; porque me he atrevido a ponerles nombre; y por último he sido capaz de reírme de ellos con mis compañeros y gente querida. Porque los éxitos que tengo son evidentes, y también las capacidades, sueños y deseos. Pero a los límites me da tanto miedo mirarlos que mi propósito es terminar riéndome de mis límites como lo hago de las demás cosas.

Fuente: Pastoral SJ

Imagen

 

Amor Recibido

Aprender a amar haciéndonos conscientes y agradeciendo el amor recibido.

Mírate a ti mismo. Mírate con dulzura. Mejor aún: siente la dulzura con la que Dios te contempla. Y adéntrate en tu historia. Pregúntate con qué gestos has sido amado: quién te enseñó a caminar; quién derramó una lágrima cuando pronunciaste tu primera palabra; quién te cuidó a través de límites; quiénes se reconocieron como tus amigos. Deja que los rostros aparezcan y déjate abrazar por los recuerdos.

Luego, sintiendo tanto amor recibido, abre la puerta de tu habitación y sal fuera regalando gestos: ten tiempo y paciencia para enseñar a caminar y proteger de las caídas; deja que tu corazón se conmueva cuando escuches la palabra de otro; ama también poniendo límites; ofrécete como pan para ser alimento de los demás.

Nuestra capacidad de amar no es sino una respuesta: amamos porque fuimos amados primero. Alguien nos precede y enseña cómo hacerlo. En alguien depositaremos lo que hemos recibido.

Fuente: Espiritualidad Ignaciana

 

Oración para Tocar Mejor

Una oración para descubrir a Dios a través de uno de nuestros sentidos: el tacto, y dejarse tocar el corazón.

“Acerca tu mano: métela en mi costado” Jn 20,27

Señor del Cielo y de la Tierra

que por medio de las manos de tu Hijo

salvaste y sanaste,

ven con tu Espíritu

y purifica mi sentido del tacto.

 

Concédeme la gracia, Señor,

de reconocer tu presencia

en cada persona

en cada ser

en cada cosa

que toque y me toque.

 

Purifica mi tocar

para que pueda pasar

de la sensualidad que esclaviza

al verdadero placer de la sensitividad.

Para que el deseo de poseer egoísta

se convierta en gesto de donación

a los otros en el Otro.

 

Ayúdame, Jesús, a descubrir

tu mano sanadora para que,

por medio de mi tacto

pueda comunicar el amor…

pueda relacionarme con el mundo…

 

Dame la gracia

de abrazar y ser abrazado,

de acariciar y ser acariciado,

porque estando contigo en el otro

eres tú quien me acaricia y abraza.

Quien me da paz y me consuela.

 

Permite Padre,

que la rudeza de la pobreza,

de la enfermedad

del sufrimiento

eduquen mi tacto

para besar y cuidar en tu Nombre

a los que más te necesitan,

para que mi sensitividad me conduzca a la sensibilidad.

 

Gracias Dios, por sentirte

y comunicarte conmigo,

 

a través de este sentido.

Fuente: Blog Pequeñeces

Ama y Haz lo que Quieras

Para discernir cuándo estamos amando de verdad.

Por Charlie Gómez-Vírseda, SJ

La frase se atribuye a san Agustín y la verdad es que es muy buena. Podría ser una síntesis de toda la doctrina cristiana. Ama y haz lo que quieras. Ante cualquier duda, ante cualquier dilema, tú asegúrate de hacerlo por amor y estarás haciendo lo correcto.

El problema es que amar no es tan sencillo. Como lema está muy bien pero a la hora de concretarlo, surgen los problemas. Porque a veces aquello que creo que es amor no dura en el tiempo. Otras veces, detrás de un acto aparentemente generoso, descubro que me estoy buscando a mí mismo; que en realidad me ofusco si no se me agradece lo suficiente. Quiero amar, pero depende de a quién. Hay gente a la que soy incapaz de amar porque me producen rechazo, o me son desconocidos, o simplemente porque ellos tampoco me tratan bien. A veces no me atrevo a amar por miedo a que me hagan daño. Prefiero simular un sucedáneo de amor, que me permite pasar página sin que duela. En ocasiones, amar supone renunciar a mi tiempo o a mi libertad. ¿Un voluntariado? Sí, pero en cuanto llegan los exámenes…

¡Qué fácil es querer el bien… pero qué difícil hacerlo bien!

Ahora me doy cuenta de la cara oculta de esta frase: ama y haz lo que quieras. Sí, pero ¿quién me enseña a mí a amar? ¿Quién es capaz de proponer un amor incondicional hasta el final? Es ahí donde el cristianismo responde con una vida, con una historia, con un nombre. Jesús de Nazaret, el rostro de Dios vivo. En el Evangelio, en unas cuantas páginas, se cuenta la vida de quien tuvo el valor de pasar haciendo el bien hasta sus últimas consecuencias. Una vida donde caben silencios y palabras; oración y acción; lágrimas y amistades; consuelos y broncas; alegría y cruz. Es la vida de quien se hacía llamar Maestro y amó hasta el extremo. Porque quizá, sólo con él y como él, sí que se puede decir: ama y haz lo que quieras.

Fuente: Pastoral SJ

 

Una Verdad Sin Filtros

Una reflexión sobre la imagen de nosotros mismos que mostramos.

Por Alvaro Zapata SJ

Hace poco leí un artículo sobre el final de la red social Tuenti, que tanto usamos y pronto olvidamos. El subtítulo del artículo me resultó especialmente llamativo: “En Tuenti no parecíamos, en Tuenti éramos. Sin filtros.” Recordando las fotos de mi propio Tuenti creo que tampoco era buena la absoluta falta de filtros a la hora de subir y compartir fotos. No tanto por la calidad de edición de la imagen, como por el contenido. Estábamos dando los primeros pasos en las redes sociales y no teníamos criterios de qué fotos compartir y cuáles no.

Sin embargo, no ofrecíamos una realidad decorada, era, como dice en el artículo, contenido puro. Si ahora piensas en las fotos que has visto de las vacaciones de tus amigos, de la familia… en las que tú mismo has compartido, quizás te des cuenta de que ese amanecer no eran tan idílico. Que ese paseo por aquella montaña no fue tan divertido porque estaba todo lleno de bichos. O que haciendo el Camino te salieron ampollas por culpa de esas botas llenas de polvo que compartiste en Instagram. Quizás esa pequeña parte de la realidad, más incómoda, que ofrece una imagen no tan envidiable por otros no aparezca en tus fotos, las que has visto y subido.

Ahora es tiempo de reencuentros. Ya no hace falta contarse mucho el verano y lo que hemos hecho cada uno. En general, ya tenemos esa información porque nos hemos seguido por las redes. Pero quizás sí sea un buen momento para compartir también esa parte de la realidad que a lo mejor les resta aura a las vacaciones pero que nos ayuda a relativizar las comparaciones y a darnos cuenta de que lo importante es lo que nos podemos contar, por encima de cómo nos lo contamos. Salir de la invitación a impresionar a quien nos oye, quien nos sigue, a parecer por encima de sencillamente ser. Para poder compartir auténticamente nuestras experiencias y no sólo los filtros que manejamos.

Fuente: Pastoral SJ

 

Reflexión del Evangelio – Domingo 08 de Octubre

Evangelio según San Mateo 21, 33-46

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchen esta parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: ‘Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia’. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?”. Le respondieron: “Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo”. Jesús agregó: “¿No han leído nunca en las Escrituras: ‘La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?’ Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.

Reflexión del Evangelio – Por Patricio Alemán SJ

El evangelio de este domingo nos presenta una parábola sumamente confrontante y que, para comprenderla en su profundidad, es necesario que tengamos en cuenta las otras lecturas que la liturgia nos ofrece. En todas ellas, encontramos imágenes, espacios, tiempos y personajes comunes: una viña, viñadores, frutos, el tiempo de la cosecha, el dueño de la viña, etc. A través de ellas, Jesús nos comunica la dinámica del Reino de Dios en nuestra vida y en nuestras comunidades.

A lo largo de la parábola, hay una dinámica propia del Reino de Dios que en términos ignacianos podemos definir como “don y tarea”. La viña es un don dado a los viñadores con una tarea específica: para que sea cuidada y dé frutos. El mismo Reino es una promesa (don) que se nos ha dado, pero que necesita ser trabajado. Debemos comprometer nuestras manos en su siembra y en su cuidado. Es curioso que los viñadores en vez de comprometer sus manos con la siembra y el cuidado, las comprometen con la violencia y la muerte, signos de la dinámica del anti Reino.

La dinámica del anti Reino es fruto de reconocer la vida no como un regalo, sino como una construcción propia en la cual los frutos se miden en títulos y propiedades. Y para ello, sólo cuenta el propio esfuerzo. Popularmente decimos que cada uno cosecha lo que siembra. Así pues, la cosecha depende del trabajo que cada uno realice. Ello es lo que me permite exigir como propios los frutos obtenidos, y administrarlos como me plazca. Y, al mismo tiempo, me permite desentenderme de las cosechas de los demás: si no les ha ido bien, es porque no han trabajado lo suficiente, porque pierden su tiempo, porque no han aprovechado las oportunidades. Los viñadores consideran que la cosecha es fruto de su trabajo; la merecen y están en su “derecho” de defenderla.

Sin embargo, la lógica del Reino es distinta e implica reconocer la vida como don y tarea. Desde allí podemos entender el envío del hijo al encuentro con los viñadores. O, mejor dicho, podemos acercarnos al misterio y a la gracia de la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo. Es una dinámica que constantemente sale al encuentro para revelarnos esa promesa y presencia gratuita, dinámica y transformadora del Padre en mi propia vida y en nuestra historia: “el Dios de la paz estará con ustedes” (Flp. 4). El Padre envía a su Hijo no sólo para hablar al corazón de los viñadores, sino también porque escucha el clamor de aquellos que han sido maltratados, marginados y violentados por quienes se han apoderado de la viña, de sus frutos y de sus vidas: “observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid” (Sal. 80).

 Pero también al Hijo lo arrojan fuera y lo matan. La novedad que el evangelio nos presenta es que el Padre no toma venganza. Al contrario, el Padre confirma el amor a su viña y la fe en los viñadores resucitando al Hijo. De este modo, el Padre toma “bajo su cuidado los corazones y los pensamientos de ustedes en Cristo Jesús” (Flp. 4). La antigua dinámica de los viñadores, según la cual cada uno obtenía lo que se merecía, queda destruida. El Reino se empieza a construir en Aquél que fue rechazado por los hombres, pero exaltado por el Padre, es decir, en el Resucitado. La autojustificación es reemplazada por la gratuidad de la salvación comunicada por el Hijo.

Cada uno de nosotros está invitado a vivir la experiencia del encuentro con el Resucitado. Sólo así podemos reconocer nuestra propia vida como un don amoroso que Padre nos ha regalado, y como una tarea de comprometerla con la siembra del Reino. Desde y con el Resucitado, respondemos a la tarea-misión de vivir y anunciar esa lógica del amor gratuito y misericordioso que deja atrás las dinámicas de venganza y violencia.

Fuente: Red Juvenil Ignaciana Santa Fe

Oración para Aprender a Amar

Una oración para ejercitar el amor poniéndolo más en las obras que en las palabras y al servicio de los hermanos.

Por Santa Teresa de Calcuta

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;

Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;

Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.

 

Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;

Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;

Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.

 

Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;

Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien;

Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.

 

Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;

Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;

Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

 

Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;

Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día,

También nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

 

Fuente: Red Juvenil Ignaciana

 

Invitación a Construir lo Bello

De la experiencia de acompañar a las parejas en el día de su matrimonio invita a una reflexión sobre el llamado innato de la humanidad a construir desde el amor y el respeto mutuo en un mundo donde las realidades de dolor y destrucción resuenan con fuerza.

Por Ismael Bárcenas Orozco

Llevo 8 años de que me ordenaron sacerdote. Un evento que me sigue poniendo nervioso son las bodas. En la sacristía, mientras me revisto y repasó mentalmente la homilía, pido la casulla que se usa en ocasiones especiales, hoy es un día significativo que divide la historia de una pareja en un antes y un después.

Voy a la entrada y percibo el momento. La gente está elegante. Saludo a las familias y voy primero con el novio, trato de decirle que calma, que se trata de disfrutar cada instante. Voy con la novia, igual, sugiero serenidad, dejemos que las cosas fluyan, todo saldrá bien, disfruta y mantente atenta pues lo que está a punto de iniciar será algo que tus nietas te pedirán que recuerdes.

Como sacerdote me toca abrir brecha, voy encabezando el cortejo. Rostros expectantes esperan la entrada de la novia. Antes de subir al altar hago una genuflexión, llego al altar y le doy un beso. Hay coros, cantos y marchas nupciales. Veo al novio tomando de la mano a su novia. Comenzamos.

Vienen los saludos iniciales, el acto de contrición, la oración colecta y las lecturas. Leo el Evangelio, procuro hacerlo sin prisa. Busco una distancia propicia para hablar al micrófono, trato de escuchar en el sonido local que el audio se oiga bien. Procuro que la homilía sea breve y profunda. Posteriormente invito a los papás de los novios que pasen a bendecirlos. Fueron tantos años de cuidados, de llevarlos a la escuela, al entrenamiento de futbol o de ballet, de estar y acompañar en tantas etapas, que es importante bendecir a los hijos que están por comenzar la aventura de formar una nueva familia.

Posteriormente vienen los votos matrimoniales. Es importante estar sereno y percibir con conciencia el momento. Vienen instantes que detienen el tiempo, hay decisiones que nos llevan a tocar la Eternidad. Invito a los novios a que se tomen de las manos. Lo que hay que decirse hay que decirse viendo a los ojos de la persona amada: Yo te acepto a ti… y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida. En ocasiones invito a los novios a que, con sus palabras, nos compartan porqué quieren vivir la vida juntos. Los recién casados suben el volumen a lo que traen en el corazón y nos llevan al infinito.

Luego se bendicen los anillos y las arras, en México se acostumbra poner un lazo, como símbolo de unión. Viene peticiones y acciones de gracias. Continuamos con la eucaristía. En el momento de la paz me encanta ir con los novios, desearles lo mejor y darles un abrazo. Después de la comunión siguen más momentos solemnes. Hay que firmar el acta de matrimonio. Hay que dejar un ramo a la Virgen y agradecer y pedirle que nos proteja con su ternura. Viene la bendición final y desde el altar despido a los esposos que salen en medio de aplausos y una lluvia de pétalos.

Después de los atentados en las Ramblas de Barcelona, no he dejado de traer en la cabeza la Canción del elegido, de Silvio Rodríguez: “Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”. Un fanático en un arrebato de locura puede generar mucho daño en fracciones de pocos segundos. Pero eso no es la vida. Para eso no se nos envió a la vida. No se nos envió para generar dolor, ni muerte. Estamos aquí para respetar al otro, para cuidarlo y amarlo. Se nos envió y se nos invita a construir la fraternidad, el futuro y el amor. Construir lo bello lleva mucho tiempo. Esta apuesta es la que nos hace humanos. Construir lo que vale la pena, lo que nos abre a horizontes de plenitud y esperanza, es algo que nos lleva todos los días de la vida.

Fuente: Entre Paréntesis