Solidaridad ecológica

Una reflexión que nos invita a creer que el ser humano está en la Tierra, no para poseerla, sino para amarla, cuidarla y respetarla.

 Por Adilia Vianney Estrada.

 ¿Y qué tal si empezamos a tejer relaciones y acciones solidarias por nuestro planeta? Tejer puede tener diversos significados en un mundo tan diverso y plural como en el que vivimos, es una actividad que ha estado presente desde el principio de la historia del hombre y de la mujer, y puede representar creatividad, transformación y unidad entre la sociedad.

 La solidaridad puede ser entendida como la capacidad de salir de uno mismo, de apertura al otro, de respeto, sensibilidad, cercanía, compasión y amor. En este sentido, la solidaridad ecológica significaría creer profundamente que la Tierra no pertenece al ser humano, sino que el ser humano pertenece a la Tierra y, por consiguiente, debe cuidarla, amarla y respetarla. Sin embargo, en los últimos años la Tierra viene pidiendo a gritos un poco de compasión y conversión en los estilos de vida para evitar un sobre-agotamiento que desde hace años se viene manifestando en el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, entre otras señales. Podría decirse que la tierra está llegando al límite de sus posibilidades. Ante esta situación, si nos unimos y tejemos juntos lazos de solidaridad con la Creación, podremos salvarla.

 El libro del Génesis dice que el ser humano fue puesto en el jardín del Edén para que lo cultivase y salvaguardase. Era un lugar para la creatividad, la relación y el compromiso: de esta manera, el Creador continuaba creando a través del ser humano. Con el paso de los años, el ser humano ha olvidado ese compromiso de creación y responsabilidad, y ha llegado al extremo de crearse necesidades artificiales y consumistas llenas de injusticias con la naturaleza y el planeta. Así, se podía leer en los distintos medios de comunicación que, al día 08 de agosto, ya se había consumido todo el “presupuesto” de la naturaleza para el año 2016; a partir de ese día hemos empezado a consumir más de lo que la Tierra puede generar, y estamos viviendo a crédito, un crédito que las próximas generaciones tendrán que pagar…

Por tanto, estamos urgidos a vivir de otra manera. Hay que ser más solidarios con nuestra Hermana Tierra, con nuestro Planeta, hay que globalizar la solidaridad ecológica: es una responsabilidad y una deuda que tenemos con la Creación. Sólo entonces podrá verse que el ideal de armonía, de justicia, de fraternidad y de paz para construir un mundo más justo y necesario es posible viviendo en solidaridad.

 El Papa Francisco nos dice que necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana (Laudato Si, nº 52). Por eso nos recuerda que sólo hay una crisis, que es socio-ambiental, y que se debe aprender a escuchar tanto el clamor de la Tierra como el clamor de los pobres; sólo así podremos salir de esa crisis. Necesitamos poner en práctica acciones solidarias con el cuidado de la Creación y de los hermanos y hermanas del planeta.

 Ahora más que nunca urge retomar la solidaridad como cuidado de la tierra y de la personas, en especial de los más empobrecidos, urge transformar el corazón de piedra en un corazón de carne, urge transformar y cambiar los modelos depredadores de consumismo e individualismo, por un modelo más asequible a todo el planeta, en donde todos los seres humanos podamos disfrutar de los bienes y maravillas que nos regala la Creación. En definitiva, urge cambiar el modelo de vida que ha impuesto la sociedad capitalista y consumista.

 ¿Te animas a intentarlo?

 Fuente: Entre Paréntesis

Rector de la Universidad de Comillas: «Dialogar, Discernir y Construir»

Entrevista a Julio Martínez SJ, rector de la Universidad de Comillas de Madrid. La casa de estudios está a cargo de la Compañía de Jesús. En esta entrevista, su superior habla de la elección del nuevo Superior General de la Compañía, la influencia y transformación que opera el Papa Francisco dentro de la Iglesia, y el rol de la Universidad en la Sociedad actual.

Por Jesús Bastante

Vamos a hablar del comienzo de curso en un año apasionante para la Universidad. Pero arrancamos con la elección del nuevo general de la Compañía de Jesús. La Universidad Comillas es un de las obras de la Compañía en España. Por primera vez, tenemos como general un no europeo. Un venezolano, Arturo Sosa Abascal. ¿Cómo han vivido el proceso de elección y la elección en sí?

Con mucha paz. Y con alegría en el momento de conocer la elección del nuevo general. Realmente, como no tenemos candidatos y no se postula ninguna campaña, nunca sabemos muy bien cual va a ser el resultado. Pero creo que el padre Arturo estaba entre aquellas personas en las que uno podía pensar que fuera elegido. Y personalmente estoy encantado, creo que es un hombre con una gran capacidad de educación y don de gentes. También se le tiene por muy buen estratega. Y por constructor de puentes y de participación plural.

Aunque le saludé alguna vez en Roma, no le conozco personalmente. Pero estoy muy contento.

¿Qué esperan de un general de América Latina, en un momento en el que el Papa también es un jesuita y latinoamericano?. Es como si el centro se hubiera girado hacia Latinoamérica. ¿Qué puede significar esto?

Antes que pensar en el hecho de su procedencia, lo que espero es que sea una persona que realmente se fie mucho de Jesucristo. Que sea un hombre de fe, que nos comunique esperanzas y nos abra horizontes. Y en ese sentido creo que el que no sea europeo puede, incluso venir bien.

Probablemente, que el Papa sea el primer latinoamericano y que también el primer general de la Compañía lo sea. Y además el primer no europeo, en 476 años de historia de la orden, llama la atención.

 Es verdad que el padre Adolfo Nicolás (anterior superior general), aunque es español está muy inculturado en Oriente. Cuando le oíamos hablar, no nos hablaba como un español que tiene las preocupaciones que tenemos en España o en Europa.

 Hoy, en un mundo globalizado, y más nosotros con la vocación universal que tenemos, el sentido que tiene de donde uno venga, no es la marca determinante principal. Pero sí es curioso que en una sociedad globalizada, hay pocas figuras globales. Y no solo en la Iglesia. Me refiero a una globalidad real.

 Eso puede ser. Pero la vocación de un jesuita es universal. La globalización para nosotros, desde el punto de vista de nuestra vocación, no ha venido a cambiar nada. Lo que ha venido es a alterar muchas cosas del mundo, y con su ambivalencia, a generar disfunciones y tensiones. Algunas, que ya existían y otras que se han agudizado.

 Para los que llevan tiempo trabajando en las fronteras, precisamente en este concepto global del mundo tienen mucho que decir.

Claro. Y después, los temas realmente candentes, y en mi caso los que más me preocupan, son temas mundiales. Siempre hay que hacer tanto el paso de lo global a lo local y viceversa, como de lo universal a lo particular- Y eso también forma parte de nuestra vocación. Son grandes horizontes, pero concretándonos en aquello que en cada momento nos toca.

El padre Sosa esto lo representa de una manera maravillosa. Con su gran circunstancia vital de que es elegido como consejero en la congregación que dirige el padre Nicolás, pero que no se desplaza ya a Roma. Como parece que no convenía por las funciones que en aquel momento tenía, le ponen a cargo de la Universidad de Tacchira que necesitaba una reconstrucción y una nueva planificación. Donde hizo una labor buenísima de crecimiento de la Universidad y de enfoque.

Y en el año 2014, el padre general sí que le llama a Roma para hacerle delegado general de las casas y comunidades de Roma, la cual llega a conocer muy bien.

Toda la estructura.

Eso también ayuda mucho. Como el hecho de hablar italiano. Se maneja en italiano y en lo que son los entresijos romanos.

Hablabas antes de pasar de lo universal a lo local. De tener en cuenta estos esquemas. La Universidad es una maestra de tratar algo en lo universal y en local y a la revés. Preparar a las personas en un contexto vital determinado para lanzarse al mundo lo más preparados posible.

Sí. Y en concreto, nuestra universidad es la línea de trabajo que tiene en la formación de los estudiantes. En una parte importante de las facultades, el 80% de los estudiantes tiene un año o más de formación en el extranjero.

Lamentablemente en nuestro país esto sucede poco todavía.

Pero en nuestros alumnos eso forma parte del método. En tres vectores de lo que es para nosotros capital en la formación de ellos. Preparación científico-técnica para ser buenos profesionales, toda la dimensión de internacionalización y después la formación integral.

Y luego en la Universidad, también en el sentido de diversidad de saberes que entran en diálogo para paliar un poco el aspecto de que la realidad la estudiamos parcelada. Que no puede ser de otra manera ,dado que necesitamos especialización.

También necesitamos herramientas para poder entrar en diálogo.

Exactamente, también necesitamos ese diálogo interdisciplinar. Y transdisciplinar, en el sentido de que no se quede solo entre disciplinas científicas. Que sea capaz de conectar con la sociedad y con sus necesidades. Y también en aquellos que en la sociedad están trabajando directamente sobre los problemas sean de la índole que sean, donde la teología y la filosofía forman parte de esa interdisciplinaridad, dándole profundidad.

Son como el armazón.

Están es todos los saberes. Nuestra Universidad es moderadamente especializada. Estamos en el mundo de las ingenierías, en el del derecho, el de las ciencias económicas y empresariales, ciencias humanas y sociales, teología, derecho canónico y también ciencias de la salud, con enfermería y fisioterapia. Esa especialización tiene que estar buscando siempre cómo entra en un diálogo entre saberes donde esté la profundidad de las preguntas fundamentales del ser humano.

Una última pregunta sobre la Universidad: ¿cómo la definirías hoy?

Creo que estamos en el mejor momento de nuestra historia. En un mundo difícil y complejo, creo que la Universidad tiene una identidad muy clara como Universidad jesuita de Madrid. Y una visión, compartida por el conjunto de la gente que trabaja dentro de ella, que hace que sea una misión muy interesante. Sabemos lo que queremos.

Otro tema es que la complejidad del mundo hace que haya cosas, como por ejemplo la formación integral, que son difíciles de conseguir. Y es ahí donde hemos apostado con mucha fuerza para formar a los alumnos. Porque nos interesa que la gente que venga a nosotros tenga un talento y una motivación alta, para responder a lo que le vamos a pedir que va a ser exigente. Que no se quede solo en la formación técnica o científica para ser muy buenos profesionales, sino que además sean muy buenas personas

Y en esa identidad clara, según la misión ignaciana, en este momento también es una identidad de diálogo, de inclusión y de salida a la sociedad. El volumen de actividades en este sentido que tiene Comillas es impresionante. Además, tenemos la suerte de hacer de puente entre el servicio eclesial y partes de la sociedad que muchas veces no quieren saber nada con la Iglesia. Pero que sin embargo nos dan crédito.

Tenemos muy buena aceptación de parte de las familias de los chicos y chicas que están en edad universitaria. En ese sentido es muy buen momento en una situación del país y del mundo compleja. Porque las preguntas y los retos que tiene hoy Europa, no solo España, son enormes y fortísimos.

El padre general decía en la rueda de prensa, cuando le preguntaron sobre tender puentes, que lo verdaderamente hermoso de los puentes es que hay un sitio del que se parte y otro al que se llega. Que hay dos orillas y que el puente las une. Por eso es tan importante que haya instituciones como la vuestra que, como acabas de decir, son capaces de unir la visión eclesial con una sociedad reticente a lo cristiano.

 Efectivamente. Y lo contrario del puente es el muro, que es lo que separa dos realidades. Y no solo el muro físico, también es el muro mental, que en el mundo de la globalización es casi más importante que el otro, el prejuicio. El muro de la xenofobia, que no se da solo para que no pasen los que no han cruzado la frontera aún, sino para los que están dentro. En eso la Universidad tiene mucho que hacer.

 A este respecto, lo que la Universidad no puede nunca ser es lo que pasó ayer en la Autónoma: en virtud de mi libertad de expresión, impedir a otras personas que se expresen. Y eso me consta que no lo quiere la Autónoma, y desde luego tampoco lo quiere Comillas.

 Nosotros, por suerte conseguimos generar un espacio de diálogo. Es realmente por ahí por donde se sirve a la sociedad. No tengo ninguna duda de que a la sociedad no se la sirve con fundamentalismos, ni con trincheras, ni sembrando odios. Sino buscando esos tres verbos que el papa Francisco saca de una manera u otra en sus discursos: «dialogar, discernir y construir».

Y podemos añadir otro, que él también añade: «integrar». Porque verdaderamente, acoger es el principio de integrar. Por ejemplo, para los refugiados y para los inmigrantes antes de la integración viene la acogida.

Un paso más, bastante relevante.

 Esos verbos tienen todos que ver con la cultura del encuentro. Son los vehículos de la cultura del encuentro. Y la universidad en eso no puede faltar. A esto tienen colaborar las empresas y todo tipo de instituciones sociales.

 Y la política.

 Por supuesto. La política, de una manera capital. No porque las demás instituciones no sean fundamentales, sino porque el político tiene esa gobernación del vivir común y de la casa de todos. Es el que tiene que velar para que las condiciones para el encuentro, el diálogo y la construcción conjunta, se den.

 Hoy se está recuperando parece, por lo menos en el discurso, el bien común. Y ojalá que el bien común bien entendido, entre en la política y en la economía. ¿Cómo no va ser ser la política, del bien común?.

 Y en la economía, es legítimo el lucro, pero sin perder nunca el horizonte en el que esa empresa está situada, que es para mejorar la sociedad, para crear oportunidades vitales para todo. Y desde la Universidad podemos colaborar en todo esto.

 Es muy importante la tarea que tienen, porque son los que estan formando a las personas que justo después van a hacer su entrada en el mundo adulto.

 Nosotros en Comillas, en todas las facultades, acabamos teniendo gente que finalmente lideran muchas cosas en la sociedad. Pero también digo, con toda humildad, que alguno ha podido traicionar los valores y la identidad de la Universidad. Pero, en general, la gente que formamos tiene un sentido de la honestidad, de la integridad y de que querer contribuir positivamente a la sociedad, que a mi me consuela y me apoya para seguir trabajando.

 Fuente: Religión Digital

Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe

Mensaje del Papa Francisco en las vísperas a la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe de 2015. Compartimos aquí las palabras profundas y sencillas con las que el Pontífice describe a esta advocación de la Madre de Jesús. Les invitamos a sentir y gustar de cada una de estas palabras y, a pedir hoy especialmente la gracia de sentirnos abrazados por María, y que podamos extender este abrazo a todos nuestros hermanos que más lo necesitan.

Papa Francisco

«Con esta ocasión, deseo saludar a los hermanos y hermanas de ese Continente, y lo hago pensando en la Virgen de Tepeyac.

Cuando se apareció a san Juan Diego, su rostro era el de una mujer mestiza y sus vestidos estaban llenos de símbolos de la cultura indígena. Siguiendo el ejemplo de Jesús, María se hace cercana a sus hijos, acompaña como madre solícita su camino, comparte las alegrías y las esperanzas, los sufrimientos y las angustias del Pueblo de Dios, del que están llamados a forman parte todos los pueblos de la tierra.

Pope Francis

La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después.

Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pueblos y a los pobres y marginados de todas las épocas. América es una tierra generosa.

Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia. Animo a todos los habitantes del Continente americano a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y con ternura.

Pido por todos ustedes, queridos hermanos y hermanas de toda América, y también ustedes recen por mí. Que la alegría del Evangelio esté siempre en sus corazones. El Señor los bendiga y la Virgen los acompañe».

Fuente: Catholic.Net

Después de la CG 36: Mensajeros de Reconciliación y Justicia.

Ha terminado la Congregación General 36 de la Compañía de Jesús, donde más de 200 Jesuitas estuvieron reunidos del 2 de octubre al 12 de noviembre en Roma para elegir al nuevo Padre General, P. Arturo Sosa, S.J., y para discutir diversos temas.

Entre estos temas, la educación ha tenido especial fuerza. Compartimos aquí un video en que diferentes delegados dan a conocer algunas de la reflexiones que surgieron tras los debates.

 Es un llamado a ser “ministros de la reconciliación” como propone el P. Sosa, que desde nuestros colegios y redes de escuelas estamos llamados a construir puentes desde la colaboración, a desear paz y bien, y ser mensajeros de reconciliación y justicia.

 Fuente: Fundación Amar y Servir

Mis Estudiantes Saben más del Dios de Jesús que su Profesor

El jesuita Emmanuel Sicre SJ comparte su testimonio como profesor de materias relacionadas con la fe y cuenta alguna de las reflexiones de sus alumnos respecto de aquello en que les ha ayudado la materia para comprender el misterio de Dios.

Por Emmanuel Sicre SJ

El jueves dimos cierre a nuestra clase de teología para los estudiantes de diferentes carreras en la Universidad Javeriana. La materia se llama “Vida y horizontes creativos” y desde hace tres semestres, con distintos grupos, venimos trabajando el tema del arte como mediación para la experiencia de lo trascendente en el ser humano. Es decir, cómo a través de la dimensión estética de la vida podemos ser más humanos y, por tanto, más cercanos al misterio de Dios.

Como es evidente muchos de los que participan no creen necesariamente en Dios, y con el correr de las clases, vamos dándonos cuenta de que el Dios de Jesús es muy diferente a ese “dios social” o “institucional” que anda circulando dentro de esa palabra tan vacía de sentido para muchos.

Lo impresionante es que cuando llegamos a ver cómo un hombre como Jesús de Nazaret es el Cristo, Hijo de Dios, las cosas cambian de perspectiva. El gran mensaje y acción de Jesús comienza a tener forma en sus mentes y corazones para descubrir que lo que más desea el hombre de toda historia, es lo mismo que Dios desea y le ofrece en su Reino: el amor, la felicidad, la paz, el bien. ¿Qué más queremos si tenemos esto?

Así, vimos cómo la dimensión y función social del arte tiene correlaciones interesantísimas con la justicia del Reino que busca dignificar al hombre abatido por el descarte social. Pero también vimos cómo Jesús a través de los cuentos, las parábolas, las comparaciones tramposas que siempre hacía y que contienen los evangelios, comunicó su gran mensaje de amor entre los hombres invitándolos a una nueva relación con su Padre, más gratuita y libre.

Al leer las síntesis de sus aprendizajes finales quedé sorprendido y tremendamente agradecido. Aquí van algunos testimonios –con “nombres artísticos”- de lo que respondieron a la pregunta: “¿cómo le ayudó esta materia a relacionarse con aquello que se dijo sobre el Dios de Jesús y su dimensión trascendente referida al misterio?”:

  • “El hecho de comprender que los mensajes de Dios no vienen “literalmente” claros, me permitió comprender que el mensaje llega, pero para quien lo busca y se esfuerza por encontrarlo.” (Tamara)
  • “Hay que saber más a fondo toda su enseñanza, ya que, como ser humano, era como nosotros, y quería un mundo mejor. Para mí ahora Jesús no es más un Dios ni una inmaterialidad es un ser humano que tiene algo valioso para decirnos.” (Jaider)
  • “Pude comprender que hay cosas que van más allá de mi entendimiento y que todo se revelará su debido tiempo”. (Pablo)
  • “Me ayudó ver al Dios de Jesús de una manera muy diferente ya que comprender que, por ejemplo, las cosas no funcionan como “hago algo bueno, obtengo un premio, hago algo malo, obtengo un castigo”, sino que, de manera gratuita, Dios nos acerca a su perdón, hace que para mí las cosas funcionen muy distinto respecto a cómo veía antes mi presente y mi futuro”. (Lisa)
  • “Puedo entender más cómo Dios logra ayudarme a trascender con todas las dimensiones que me conforman y a ser mejor conmigo mismo, con los demás y lograr modelar mi forma de vivir de una manera más humana en compañía de Dios. No sabía que en verdad fuera tan creyente en Dios ni que le tuviera tanta confianza. Esto fue una novedad. Darme cuenta de que, gracias a Él a la clase, pude crecer un poco más como persona”. (José)
  • “Aunque mi vínculo no sea el mejor, siempre puedo tenerlo presente en los diferentes momentos de mi vida, donde siempre podrá tener un diferente significado el cual me ayudará a entender el suceder de las cosas”. (Laura)
  • “Entendí que Jesús más que ese ícono religioso fue simplemente una persona que a través de sus acciones reales mejoró la vida de quienes lo rodearon teniendo así un impacto en la sociedad”. (Romina)
  • “Lo más importante es que el Reino es en la misma tierra y que muchas veces nuestros pensamientos nublan nuestro buen juicio y es Dios quien nos puede ayudar.” (Andy)
  • “El misterio fue una pieza fundamental para poder darle y definir el sentido de mi vida, pues Jesús me enseña a hacer lo correcto está bien, pero hacer las cosas de corazón es mucho mejor”. (Orlando)

En fin, es notable cómo a través de un encuentro pedagógico puede haber también un espacio para que Dios hable, se manifieste, y nos consuele el alma.

Ventanas a la Misericordia

Nuevo libro de entreParéntesis al terminar el Año de la Misericordia

Se acabó el Año Santo, pero no debe acabar la práctica de la misericordia. Se cerraron las puertas, pero pueden abrirse las ventanas. Esta es la convicción del centro Fe-cultura-justicia de entreParéntesis que, a lo largo de todo el año, ha ido ofreciendo jugosas reflexiones sobre la misericordia, semana a semana, en su sección “Ventanas”. Ahora las recopila y las ofrece en un sencillo pero valioso libro, titulado precisamente “Ventanas a la Misericordia”.

El libro recoge medio centenar de artículos que, centrados en distintos aspectos de la misericordia, pueden ayudar a hacerla crecer en nuestras vidas. Se trata, pues, de un producto sencillo y accesible, que constituye una contribución relevante para que este Año de la misericordia no caiga pronto en el olvido sino que se encarne en nuestras vidas. Lo hace, además, con el enfoque específico de entreParéntesis: dialogar en las fronteras. Es decir, con diferentes procedencias y tradiciones. Sus diversos acentos no empañan la centralidad y la esencialidad de lo común sino que, por el contrario, se convierten en motivo de proximidad, de intercambio y de enriquecimiento mutuo.

Descargar libro

Fuente: Info SJ 

 

Misericordia en Distintas Tradiciones

Los más variados materiales para quienes quieran seguir abriendo su vida a la Misericordia.

Por José Fernando Juan

Durante este año, entreParéntesis ha propuesto a distintas personas, de distintas tradiciones escribir sobre la Misericordia. Consiguiendo que en este año, especialmente dedicado por el Papa a las entrañas de ternura, convertir este tema en motivo de encuentro y enriquecimiento. Los diversos acentos no empañan la centralidad y esencialidad de lo común. La misericordia en distintas tradiciones aparece como motivo de proximidad e intercambio, de enriquecimiento mutuo. Y, sobre todo, debería ponernos a todos a trabajar colaborando en la misma dirección.

Misericordia en distintas tradiciones

  • Misericordia en la tradición trinitaria. La Orden Trinitaria está indisolublemente unida a la circularidad (al estilo de Dios Trinidad), a un amor compasivo de ida y vuelta que circula, y que lo hace con mayor exquisitez y detención al pasar por los corazones de quienes viven en la miseria de la injusticia, la pobreza, la violencia, la falta de libertad y la tiniebla.
  • Misericordia en la tradición cisterciense. Nace precisamente del conocimiento de sí mismo y el descubrimiento de la propia miseria y el propio pecado surge la misericordia. Los monjes no son mejores que nadie: son pecadores como todos, necesitados de la Misericordia. Solo desde aquí uno puede ser misericordioso con los demás sin creerse mejor que nadie.
  • Misericordia en la tradición claretiana. El perdón va implícito con el amor. Nos conmueve el perdón porque quien nos perdona nos ama más allá de nuestros límites y miserias. Sin intereses. Y esa gratuidad del amor es impagable.
  • Misericordia en San Agustín. El obispo de Hipona vive en su propia biografía la misericordia de Dios, se siente acogido por ella, y esta experiencia le lleva a que temas como el perdón o la compasión sean recurrentes en su predicación. El gesto más claro de la misericordia de Dios es que Cristo haya venido a nosotros (Sermón 144, 3).
  • Misericordia en Santa Teresa. La doctora abulense considera toda su vida como un milagro de la misericordia divina y así lo constatamos cuando leemos que titula el libro de su vida: “De las misericordias de Dios” (Cta 415, 1). En el Libro Vida manifiesta que escribe para que se vea la gran misericordia de Dios y la ingratitud de ella (Cfr. Vida 8, 4).
  • Misericordia en el Corán. Entre los nombres privilegiados que el Islam atribuye al Creador se encuentran “Compasivo y Misericordioso”. Esta invocación se encuentra a menudo en los labios de los musulmanes devotos que se sienten acompañados y sostenidos por la misericordia en su debilidad cotidiana. Ellos también creen que nadie puede poner límites a la divina misericordia porque sus puertas están siempre abiertas.
  • Misericordia en el Camino de Santiago. El Capítulo 4 de la Regla de San Benito está dedicado en su totalidad a la enumeración de los instrumentos con los que el monje ha de crecer en la caridad. Al comienzo y al final del mismo nos presenta el amor a Dios y la misericordia de Dios como principio y final de toda vida monástica.
  • Misericordia en la era digital. La era digital está transformando radicalmente nuestras vidas, también está transformando radicalmente nuestros discursos. Y deberíamos preguntarnos si está transformando radicalmente nuestras prácticas e incluso nuestros corazones.
  • Misericordia en la Madre Teresa de Calcuta. “Si alguna vez llego a ser santa, seguramente seré una santa de la oscuridad. Estaré continuamente ausente del cielo, para encender la luz de aquellos que en la tierra están en oscuridad”
  • Misericordia en San Damián y la familia Sagrados Corazones. ¿Cómo se va dando la misericordia en nuestra tradición e historia Sagrados Corazones? Nuestros fundadores Enriqueta Aymer y Pedro Coudrin iniciaron la Congregación en plena guerra y persecución en la revolución francesa.
  • Misericordia alegre de Felipe Neri. ¿Cómo decir algo de nuestro santo que no esté ya dicho y que además no resulte ñoño? Porque si algo tuvo Felipe Neri, el Santo de la Alegría, fue precisamente eso, el ser audaz en sus planteamientos y novedoso en su acción, a la par que uno de los santos más cuestionados de su época.
  • Misericordia en las redes sociales. Lo primero que urge decir es que la misericordia en sentido pleno no se vive digitalmente Ahora bien, sería muy lamentable que este continente, en continuo desarrollo y expansión, se construyera al margen de ella, como universo inmisericorde e injusto.
  • Misericordia en Madeleine Delbrêl. «Allí donde la misericordia se recibe, hace nuestra vida combustible. Toda nuestra vida está destinada a arder y a dar calor…». Quien pronuncia estas palabras en la madurez de su vida es Madeleine Delbrêl (1904-1964) una mujer deslumbrada por Dios, por el Evangelio y por los pobres.
  • Las “otras” obras de misericordia. La misericordia bien entendida empieza por uno mismo. Esto se dice generalmente de la caridad pero, como la misericordia es otro nombre del amor, yo creo que el refrán puede aplicársele sin problema, y que además resulta muy beneficioso en las relaciones cotidianas.
  • Misericordia en Francisco de Asís. Francisco de Asís no conquista la misericordia, más bien se encuentra con ella, la recibe, “es conducido” hacia ella. Su camino no iba en esa dirección. Atrás queda una búsqueda ardiente por parte de un hombre al que se le han caído todos los sueños.
  • Misericordia y protestantismo. La gran pregunta de arranque de lo que supuso para Europa la Reforma Protestante no fue tanto que Martín Lutero clavase sus 95 tesis sobre la puerta de la Catedral de Wittemberg, un 31 de octubre, para dar inicio a un debate teológico, sino su propia experiencia personal ante esta búsqueda del Dios misericordioso.
  • Misericordia en Jean Vanier. «He descubierto la vía del corazón en el Arca, donde la persona y la vida de relación ocupan el primer lugar. Ser bueno y dulce con cada persona no me ha resultado fácil.»
  • Misericordia en la tradición ignaciana. La misericordia forma parte del núcleo carismático de la Compañía de Jesús porque es una experiencia central de Ignacio y de los primeros compañeros que se refleja en los textos fundacionales y se despliega en la praxis constante de los primeros jesuitas. Podemos verlo en seis afirmaciones concatenadas.
  • Misericordia en la defensa de personas extranjeras. Cuando me pongo a pensar y a escribir sobre “misericordia en el ejercicio de la abogacía”, recuerdo el fallecimiento de la joven congoleña Samba Martine en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid.
  • Misericordia en la tradición metodista. La misericordia es, en primer lugar y ante todo, en la tradición metodista (wesleyana), el despliegue de quién es Dios, tal como se descubre en el Sermón del Monte. John Wesley escribió (y predicó) trece sermones sobre el Sermón del Monte.
  • Misericordia revolucionaria. “Hace falta una misericordia revolucionaria en esta misericordia de burocracia y término medio”. Son palabras de Madeleine Delbrêl, una laica francesa que quiso encarnar el Evangelio viviendo en las periferias secularizadas de París durante los difíciles años de la Segunda Guerra Mundial y su posguerra, tiempos de reconstrucción, no sólo de edificios e infraestructuras, sino de reconstrucción de la esperanza.
  • Misericordia en la tradición anabaptista. Hablar de una perspectiva “anabaptista” sobre la misericordia es una tarea que, de entrada, debe cuestionarse. La misericordia es una característica del ser humano en cuanto tal, y no de una concreta tradición espiritual.

Entre Paréntesis

¿Qué Paz Desear en Medio de esta Guerra?

Frente a los actuales enfrentamientos y antagonismos que atraviesan nuestra sociedad y al mundo entero: ¿cómo buscar la paz? ¿Cómo es esa paz que queremos construir?

Por Emmanuel Sicre, sj

“Esforzarse por llegar a ser de manera que podamos ser no violentos.”

Simone Weil

No es una novedad que estamos en guerra. Inclusive los que no la sufrimos de cerca y tenemos tiempo para escribir sobre la guerra y la violencia. Mientras sea el hombre contra el hombre, todos estamos en guerra directa o indirectamente. ¿Por qué?

  • Porque, en principio, no vivir estado de guerra no significa no ser afectado por ella. Los recursos humanos y las fuerzas morales, los recursos económicos y naturales que la guerra devora son hipotecas que pagaremos tarde o temprano.
  • Porque la lógica mediática a la que asistimos nos hace partícipes y cómplices de las dinámicas de violencia instituidas como una cotidianidad descarada. Cada vez que cedemos al impulso de los medios masivos de comunicación a tocar la muerte injusta con los ojos y los oídos, nuestra sensibilidad, amarrada a lo que pensamos, se va transformando más y más en una piedra que luego lanzaremos contra el otro, contra la masa, y, en definitiva, contra nosotros mismos.
  • Porque mientras la paz no sea posible para todos, no podremos llamarle paz en serio. Pero ¿de cuál paz seremos dignos los seres humanos? ¿Qué paz nos conviene desear?

Una Paz sin Guerra Justa

Debemos apelar a una moralidad que vaya más allá de la legítima defensa. Esto implica un cambio de mentalidad desde la temprana edad donde nadie entienda que otro debe ser violentado en su dignidad por una causa que lo hace, en apariencia, merecerla. Es necesario, como dice Simone Weil: “Esforzarse por sustituir cada vez más en el mundo la violencia por la no violencia eficaz.” Quizá pueda comprenderse esto como un quietismo falso que se conforma con “no hacer el mal”, pero que tampoco hace el bien. En este sentido, podríamos decir que la abstención también resulta una forma de violencia porque disminuye la no-violencia.

Esto conlleva una formación voluntariosa, disciplinada y programática para llegar a ser no-violentos. Pero, ¿cómo romper inercias que violentan al ser humano desde el inicio de su vida con prácticas, incluso inconscientes, como jugar a la guerra, divertirse con la muerte del “malo”, ceder al impulso del bulliyng y callar ante la injusticia? ¿Cómo pensar la vida sin violencia? Preguntas como éstas nos conducen de lleno a reflexionar, entonces: ¿qué es la violencia? Y más ¿es posible la no-violencia? De ser así, ¿qué destino tienen las incontenibles negociaciones interiores con las que lidiamos para no dañar y no hacernos daño? ¿Acaso la fuerza de la ira envuelta en la violencia podrá tener otra dirección que no sea la de volcarla sobre el otro? Creo que sí, hay testimonios de mártires de la no-violencia que supieron usar la fuerza, no para ejercerla en contra de los demás, sino para resistir y transformar la realidad.

Una Paz que Tenga el Rostro del Otro

La única forma posible de que la no-violencia sea un estilo de vida personal y social es que el otro no sea una amenaza. Cuestión “imposible” para el ser humano. Y justamente, por ser un imposible, las reacciones ante él pueden entrar en dos planos contrapuestos: el plano de la utopía esperanzadora o el escepticismo burlón. He aquí la elección personal de la conciencia desde la que ejercemos éticamente nuestro lugar en el mundo. Es decir, buscando caminar hacia el horizonte de la utopía en el proceso de nuestra vida, o dejándonos embargar por un escepticismo autocondenatorio que no conoce sino la violencia atmosférica de la que no está dispuesto a salir.

¿Cómo relacionarnos con esfuerzo por ser no-violentos con el otro? Considerándolo como uno mismo o como uno de la familia. El problema yace muchas veces en que no nos es posible amarnos ni a nosotros mismos, y mucho menos evitar la violencia incluso con los que amamos al interior de nuestra familia. Pareciera impregnado en nuestro ADN el hecho de rechazar al otro. Por eso, es necesaria una pedagogía del amor propio que libere al hombre de ser una amenaza para sí mismo, y lo abra a la salvación que le viene desde el rostro del otro.

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Adolescentes que se Juegan la Paga en Internet

En España se ha incluido entre el análisis de las adicciones, algunos consumos de internet que pueden verse como patológicos.

Por Xabier Riezu

El pasado 20 de septiembre se hicieron públicos los resultados del último informe del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, centrado en jóvenes de 15 y 16 años. El observatorio es un organismo de la Unión Europea y sus estudios incluyen a 35 países europeos, entre ellos 24 de la Unión.

La novedad en este último informe es que se han decidido a incluir, junto al alcohol, tabaco y otras drogas, nuevos hábitos sociales potencialmente adictivos como el uso de internet, el juego y las apuestas online. Los resultados son muy significativos. Aunque hay motivos para preocuparse por la relación, incluso adictiva, que algunos chavales tienen con las redes sociales y videojuegos, son los datos de las apuestas online los que han hecho saltar todas las alarmas: un 14% de los jóvenes europeos ha apostado dinero en internet al menos una vez en los últimos 12 meses y un 7% lo hace habitualmente —entre 2 y 4 veces al mes, o más—. España está por encima de la media en el porcentaje de quienes lo han hecho alguna vez en los últimos meses ―16%―, pero ligeramente por debajo en el de los jugadores habituales ―6%―. El factor de género tiene una gran incidencia: mientras que entre los chicos son un 12% quienes apuestan dinero habitualmente, entre las chicas son un 2%.

Aunque no es difícil percatarse de los riesgos de apostar dinero a esas edades, el informe nos recuerda consecuencias como «deudas, déficits psicológicos y desventajas sociales» y concluye que para las instituciones ha de ser una prioridad tomar medidas preventivas.

El asunto tiene muchas vertientes. Por ejemplo, el juego es ilegal entre los adolescentes en casi todos los países, pero el tratamiento que se da a la publicidad difiere mucho de uno a otro. La banalización de los juegos de apuestas que se ha extendido en las retrasmisiones deportivas en España —y otros países— en los últimos años debería causar sonrojo a los responsables de los medios de comunicación. Aún se encuentra en tramitación el Real Decreto de Comunicaciones Comerciales de las Actividades de Juego y de Juego Responsable que limitará este tipo de prácticas.

El informe del Observatorio no aborda ese aspecto, pero sí resume lo que los estudios sociológicos han aportado al conocimiento del problema. Es un problema poco estudiado y hay interrogantes sobre los que se debe profundizar ―como, por ejemplo, la diferencia tan acusada entre chicos y chicas―, pero hay ya algunas conclusiones muy sugerentes. La investigación hasta el presente indica que factores como el nivel educativo de los padres, el tipo de familia o elementos sociodemográficos no influyen en el riesgo de que los hijos jueguen online. En cambio, sí son importantes las relaciones dentro de la familia: los adolescentes que tienen una buena relación con sus padres corren menos riesgos, aquellos jóvenes que reciben mayor atención —y mayor supervisión— de sus padres están menos expuestos. Pero la buena relación se teje a base de confianza y diálogo: altos niveles de disciplina en las normas parentales se relacionan con altos niveles de riesgo.

No son conclusiones que sorprendan, pero conviene tenerlas muy presentes. Internet elimina obstáculos al acceso a contenidos de todo tipo y esa es precisamente una de sus grandes virtudes. Solo la madurez y el buen criterio nos permiten seleccionar y adquirir hábitos provechosos online. ¿Pero qué ocurre en ese periodo de la vida, la adolescencia, en el que el estímulo y la experimentación toman tanta importancia para el desarrollo humano de la persona, que esta puede llegar incluso a hacerse daño a sí misma? Los datos son una llamada de atención a los padres. Internet no puede convertirse en un componente meramente individualizador en la familia —cada uno, ahí, sus intereses— ha de ser también un elemento de encuentro, una esfera compartida de la vida familiar. Cuanto más internet en casa, más diálogo, más abrazos.

Fuente: Entre Paréntesis

De Souza Santos: Centroamérica Necesita de un Espejo a su Propia Medida

Aprovechando su participación en el 15 Congreso Centroamericano de Sociología, celebrado en la UCA de Managua, Nicaragua del 11 al 14 de octubre, entrevistamos al sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos para situar su propuesta teórica en el contexto de nuestra región, y así iluminar algunos aspectos de la realidad centroamericana de hoy y de ayer, sugiriendo caminos futuros.

Centroamérica necesita de un espejo a su propia medida

 ¿Qué se dice de Centroamérica en los foros sociales que usted ha apoyado con firmeza e imaginación? ¿Es una región que no destaca o que sólo se menciona como “patio trasero” de Estados Unidos?

Centroamérica es una de las regiones del mundo con imágenes más contrastantes. Una región de victorias exaltantes y de derrotas aplastantes. Por ejemplo, hoy es común decir que Centroamérica es la región más violenta del mundo, lo que me parece una exageración cuando miramos lo que pasa en el Medio Oriente. Por lo menos, debemos especificar de qué tipos de violencia estamos hablando. Es claro que la presencia particularmente opresiva del imperialismo norteamericano ha creado en la región mucha violencia, injusticias, sufrimientos y autoritarismo.

En Centroamérica se han experimentado formas de dominio imperial y de contrainsurgencia que después fueron empleadas en otros contextos. Como los “contras”, por ejemplo. Y el golpe en Honduras de 2009 contra el Presidente Manuel Zelaya fue un ensayo para golpes posteriores, como el de Paraguay en 2012 contra el Presidente Fernando Lugo y, más recientemente, el de 2016 contra la Presidenta Dilma Roussef en Brasil. Pero esta región es también la región donde hubo procesos políticos progresistas que movilizaron al mundo entero, como la Revolución Sandinista, y también intentos creíbles de refundación democrática del Estado.

En Centroamérica ocurrieron algunos de los procesos más brillantes y también más trágicos de la teología de la liberación, que fue una contribución progresista para el mundo. No menciono nombres ni me refiero a hombres y mujeres conocidos por todos y que tienen con justicia el título de mártires nuestros, porque no quiero correr el riesgo de alimentar la idea de que lo que sucedió en estos países no fue sino un vasto movimiento social en el que la gran mayoría de los héroes fueron anónimos.

Centroamérica tiene que reivindicar su derecho a la historia y a la memoria en toda su complejidad superando estereotipos que, de tan repetidos, se transforman en verdades para los propios centroamericanos. Centroamérica necesita de un espejo a su propia medida.

Necesitamos de otra ética, de otra política y de mucha imaginación.

Usted ha caracterizado el período actual como un período de transición. ¿Es un aspecto paradójico -quizás sólo de forma aparente- de ese carácter transitorio el hecho de que en Centroamérica veamos ahora el resurgir de los viejos mecanismos de opresión, de los viejos patrones regulatorios. Entre ellos, una remilitarización, donde el recurso al miedo vuelve a ser el principal mecanismo del que las élites se valen para mantener su dominio? ¿Siguen siendo éstas las soluciones no modernas que las élites dan a los problemas modernos? ¿Hay elementos nuevos de la transición en lo que vemos o debemos buscar esos elementos en el barniz de democracias formales que dan a esas formas de opresión un halo de legitimidad? ¿O debemos buscar los nuevos elementos en algunas de las reacciones masivas de los oprimidos, por ejemplo, en la migración y en el cuentapropismo o informalidad laboral?

Estamos en un período de gran agresividad del neoliberalismo global, estamos viendo el rostro más anti-social y salvaje del capitalismo de los últimos cien años. Se destruyen países para salvar el dólar y garantizar el acceso a los recursos naturales, como en Irak y Libia, o para garantizar que el gasoducto de Qatar y Arabia Saudí atraviese Siria para llegar a Europa. Los países europeos, que como países aislados tuvieron durante algún tiempo alguna autonomía en relación a Estados Unidos, están hoy, como Unión Europea, totalmente subordinados a los designios imperiales norteamericanos como estamos viendo en Ucrania, en la escalada peligrosa hacia una guerra nuclear, en una constante provocación a Rusia, en los tratados de libre comercio con América Latina…

En la primera década del nuevo milenio el continente latinoamericano fue un espacio de esperanza, de Venezuela a Bolivia, de Ecuador a Brasil, de Argentina a Paraguay y Uruguay. Y de repente, hemos pasado de luchas ofensivas para conquistar una democracia de alta intensidad a luchas defensivas para no perder la democracia de baja intensidad que todavía tenemos. El sur de Europa es otro trágico ejemplo. Las fuerzas antidemocráticas de derecha, sean las oligarquías de América Latina o la extrema derecha de Europa, están hoy a la ofensiva, apoyadas por la guardia avanzada de la globalización neoliberal, el capital financiero, y bajo la atenta presencia de la contrainsurgencia y el belicismo norteamericano.

La acumulación primitiva, violenta e ilegal, ocupa tanto las pensiones de los jubilados, como los salarios de los trabajadores, como las tierras y los bosques. Los sociólogos son buenos en prever el pasado y nunca el futuro, que depende de mil contingencias y de la creatividad insurgente, mezcladas con algunas contrariedades e inercias a las que llamamos estructuras. Los problemas modernos (libertad, igualdad, fraternidad) están cada vez más lejos de ser resueltos y las soluciones modernas (revolución y reformismo) parecen agotadas. Vamos necesitar de otra ética y de otra política y de mucha imaginación epistemológica para enfrentar estos desafíos. Decía Frantz Fanon que cada generación tiene su misión y o la cumple o la traiciona.

Han sido exitosos hechos a costa de la devastación ecológica

Como otros regímenes latinoamericanos, los de Centroamérica pasaron a ser nominalmente democracias formales en los años 90. ¿Ha encontrado usted en otros países latinoamericanos estructuras normativas no estatales que refuercen y hagan viable esa democratización y la profundicen, más allá de su mera formalidad procedimental?

Los gobiernos progresistas latinoamericanos de la primera década del milenio tuvieron éxitos enormes en la redistribución de la riqueza, en la educación y en la salud. Pero lo hicieron dentro de un modelo de desarrollo basado en una explotación sin precedentes de los recursos naturales.

Sin redistribución de la riqueza no hay democratización creíble. Hubo avances enormes en participación ciudadana, pero dependían de las políticas sociales y se hizo a costa de la autonomía propia de las organizaciones sociales. Lamentablemente, la participación fue secuestrada por la tentación del control del partido en el gobierno. Ese modelo de desarrollo se agotó después de provocar mucho y muy injusto sufrimiento a las poblaciones campesinas y a los pueblos indígenas, además de una devastación ecológica terrible. Hoy las clases medias precarias surgidas de las políticas sociales están frustradas y protestan en las calles muchas veces contra los partidos que las crearon.

La democracia real que hoy exigen los indignados

Centroamérica padece -no como riesgos, sino como realidades explosivas y en aumento- los que usted identifica como fascismos sociales. Sin embargo, hay otro tipo de fascismos que forman parte de la realidad en Centroamérica. En otras latitudes del planeta, ¿qué caminos han encontrado los movimientos sociales para enfrentar estos fascismos? ¿Qué caminos son probablemente viables para Centroamérica, una región donde, como usted ha dicho refiriéndose a otros ámbitos, el reformismo y la revolución no condujeron a la emancipación prometida?

Vivimos en sociedades que, a lo mejor, son políticamente democráticas pero socialmente fascistas. Esto es más que nunca el régimen ideal para el neoliberalismo global. Esta dualidad crea inestabilidad. ¿El futuro será más democrático o, al contrario, el fascismo pasará de régimen social a régimen político? Dependerá de nosotros. Cada generación lucha con las armas que tiene.

Vivimos un tiempo todavía muy cercano a la derrota histórica del socialismo real. Y hasta ahora no nos hemos recuperado. Un hecho que los medios occidentales ocultan es que todos los sondeos de opinión en los países de la Europa que fue socialista revelan que la mayoría de la población preferiría volver al sistema socialista. En algunos países como Rumania y Bulgaria las mayorías que anhelan eso son abrumadoras.

Nuestra generación tiene todavía un arma que no tenía hace cien años y eso nos lo han recordado los jóvenes de los movimientos de indignados cuando hablan de la “democracia real”, no la que tenemos, que convive confortablemente con el fascismo social, sino una democracia de alta intensidad que, entre otras muchas cosas, pasa por la democratización de los medios de comunicación, por una reforma tributaria en que los ricos paguen más que los pobres para financiar las políticas públicas, por Estados que se puedan financiar con impuestos y no con endeudamiento, por una reforma política que permita la participación de los ciudadanos fuera de los partidos políticos y sin la tutela partidaria (el cuarto órgano de soberanía), por la reforma agraria y por el control público de los bienes naturales, de los bienes comunes.

El capitalismo se ayuda del colonialismo y del patriarcado

¿Esos caminos pasan por la toma del poder estatal? ¿O cree usted, como John Holloway, que el Estado es en sí mismo desmovilizador y determina el proceso y el resultado de la acción?

Las características de la democracia real que mencioné exigen la toma del poder del Estado para poder transformarlo. La disyuntiva de Holloway no es la más importante. El problema no es el poder del gobierno por la vía del Estado. El problema es el poder social y el poder económico que controla el Estado. En los últimos treinta años, cuando la izquierda ha estado en el gobierno, controla el gobierno, pero no controla ni el poder social ni el poder económico. Y por eso acaba siendo expulsada del gobierno o desvirtuándose hasta convertirse en una derecha disfrazada de izquierda.

Usted ha explicado que el paradigma de la modernidad se asienta sobre dos pilares: la regulación y la emancipación. La regulación estabiliza las expectativas y la emancipación empuja hacia futuros posibles que rompen con lo establecido. ¿Dónde se sitúan las condiciones económicas en este esquema? ¿Tienen un doble signo? ¿Estabilizan y abren nuevos horizontes?

En mis trabajos más recientes muestro que la regulación moderna es todavía más compleja. El capitalismo es un modo de dominación que no puede actuar solo. Lo hace siempre con la ayuda del colonialismo y del patriarcado.

Esa articulación crea una línea abismal invisible y radical que divide nuestras sociedades en dos tipos de sociabilidad inconmensurables: la sociabilidad metropolitana, gobernada por la tensión entre regulación social y emancipación (la que permite estabilizar expectativas sociales) y la sociabilidad colonial, gobernada por la tensión entre apropiación y violencia (donde no es posible ninguna estabilización de expectativas).

El fin del colonialismo histórico no significó el fin del colonialismo. Más y más gente vive bajo la sociabilidad colonial (los fascismos sociales). Nuestras teorías políticas de izquierda fueron creadas en el presupuesto de que ya no había colonialismo y de que todo se resolvía manejando la regulación social y la emancipación social. No es así y pagamos un precio alto por no saberlo.

Propongo democratizar el conocimiento.

Centroamérica sigue teniendo como principal socio comercial a los Estados Unidos, que es también el principal -y ahora masivo- destino migratorio para un número creciente de centroamericanos, ya más de cuatro millones. Estados Unidos es socio de las élites y refugio de las masas. ¿Qué hay de estabilización y de emancipación en este movimiento migratorio?

Los migrantes viven en sociabilidad colonial en Estados Unidos (son tratados como colonizados) y en sociabilidad metropolitana cuando envían remesas o regresan a vivir a su país de origen (porque en esos casos son ciudadanos). Tienen una doble conciencia, algo semejante a la doble conciencia que Du Bois identificó en los negros de Estados Unidos a inicios del siglo 20. Decía Du Bois que, al contrario de los blancos en la sociedad norteamericana, los negros no tenían problemas, eran un problema. Los migrantes centroamericanos en Estados Unidos son un problema para la sociedad dominante. En Nicaragua tienen problemas como otro cualquier ciudadano.

La cuestión clave que debemos preguntar es “¿De qué lado estás?”

Finalmente, una pregunta cuya respuesta interesa a los jóvenes investigadores. ¿Cuáles son los temas medulares en América Latina? ¿A cuáles deberían los investigadores dedicarles más atención por su potencial emancipador?

En los últimos diez años he llegado a la conclusión de que a lo largo del siglo pasado construimos mucho pensamiento crítico en América Latina cuyo objetivo era desarrollar el potencial emancipador de las Ciencias Sociales. Los resultados no son brillantes cuando los confrontamos con las realidades vividas por las grandes mayorías del continente. Pienso que no necesitamos de otra teoría de la revolución. Necesitamos, eso sí, revolucionar la teoría, lo que no se logra sin una interrupción epistemológica.

Toda la ciencia moderna es eurocéntrica y por eso también las Ciencias Sociales parten de un privilegio epistemológico que les concede el monopolio del conocimiento riguroso. Ese monopolio ha tenido dos consecuencias negativas. Por un lado, nos convertimos fácilmente en intelectuales y teóricos de vanguardia. Y cuando la teoría fracasó la culpa se atribuyó siempre a la práctica y no a la teoría.

Por otro lado, ocurrió un masivo desperdicio de la experiencia social, que resultó en un menosprecio o en un desprecio total de los saberes que circulan en la sociedad, sobre todo en las comunidades, en las clases populares, en los movimientos y organizaciones sociales que luchan contra la exclusión, la discriminación y el sufrimiento injusto causados por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado y contra todos los otros modos de dominación satélites que se articulan con ellos (a veces, la religión o la generación…).

Lo peor es que cuando ese conocimiento popular artesanal fue considerado, no lo fue por su valor epistemológico propio, sino como información con base en la que nosotros, científicos sociales, creamos el conocimiento científico. Por eso, nuestras metodologías son generalmente una forma más de extractivismo, no mucho más diferente del extractivismo de los bienes naturales.

Propongo otra relación más equilibrada entre conocimiento científico y conocimiento artesanal, que es lo que llamo las epistemologías del Sur, que nos permiten construir ecologías de saberes más eficaces en la lucha contra la opresión. Las epistemologías del Sur convocan a los científicos sociales a ser intelectuales de retaguardia y no intelectuales de vanguardia.

*Boaventura de Sousa Santos es doctor en Sociología del Derecho por la Universidad de Yale y catedrático de Sociología en la Universidad de Coimbra y en el Institute for Legal Studies de la Universidad de Wiconsin. Su pensamiento ha revolucionado las categorías con las que, desde el Sur, pensamos y luchamos contra la opresión. Libros como “El milenio huérfano”, “Crítica de la razón indolente” y “Sociología jurídica crítica” son clásicos que se leen y circulan en percutidas versiones que proclaman sus muchas lecturas.

 Fuente: CPAL Social

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