Encuentro de delegados de Historia Jesuita en Latinoamérica

Del domingo 17 al viernes 22 de abril Lima fue sede del III Encuentro de delegados de historia, memoria y patrimonio jesuita en Latinoamérica. Este encuentro contó con la presencia de jesuitas y laicos de diversos países, que se reunieron para definir lineamientos y protocolos de protección al patrimonio material e inmaterial de la Compañía de Jesús.

El miércoles 20 de abril se llevó a cabo una sesión pública en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, para reflexionar sobre los temas de políticas de fomento a la investigación, preservación del patrimonio, identidad cultural y patrimonio histórico jesuita en el Perú. Esta sesión contó con la presencia de Ramón Mujica, Director de la Biblioteca Nacional del Perú; Alberto Martorell, Presidente de ICOMOS-Perú; Ricardo Kusonoki, Curador asociado de Arte Colonial de MALI, entre otras personas asociados a la historia y cultura en el país.

También expusieron el P. Bartomeu Malia SJ, reconocido investigador de la lingüística y cultura guaraníes, Bernardo Gantier SJ, Presidente de la Comisión Arquidiocesana de Arte Sacro de Sucre y responsable del Museo de la Catedral, y Alfonso Alfaro SJ, Director del Instituto de Investigación de arte de México.

Fuente: CPAL SJ

 

Mensaje de los Provinciales de Latinoamérica

Del 3 al 8 de mayo pasado los provinciales que forman la CPAL (Conferencia de Provinciales de América Latina) se han reunido en San Salvador para compartir, discutir y decidir sobre el presente de la misión en Latinoamérica.

Compartimos con ustedes el mensaje emitido por los participantes de dicha asamblea para toda la Compañía de Jesús y colaboradores.

Los provinciales de América Latina reunidos en la XXXII Asamblea de la CPAL en el Centro Loyola de San Salvador de la Provincia de Centroamérica, del 3 al 8 de mayo de 2016, hacemos llegar nuestro saludo fraterno a todos los compañeros jesuitas y todos aquellos con quienes colaboramos en la misión de Cristo en toda América Latina. Compartimos con todos los días de memoria agradecida que vivimos en la tierra de los Mártires: Monseñor Romero y nuestros compañeros jesuitas Rutilio Grande y los Mártires de la UCA.

Los primeros días del encuentro hemos sido acompañados por el Padre Adolfo Nicolás y por los provinciales de la Conferencia de Estados Unidos y Canadá. Han sido unas jornadas de acercamiento e integración entre las dos conferencias de América en intensa comunión en el espíritu de la Compañía universal. También nos acompañaron desde el inicio hasta el final del encuentro Michael Lewis y George Pattery, presidentes de las conferencias de provinciales de África y del Sur de Asia, cuya presencia nos ha estimulado en la proyección de vínculos entre las provincias y conferencias “del sur al sur”.

Los días 3 y 4 de mayo los dedicamos a conocernos mejor todos los presentes, tratamos asuntos de interés común como Fe y Alegría, Magis Américas, Amazonía, el proyecto Caribe, migraciones, y la revisión de la formación que está haciendo la conferencia del norte. Nos sentimos estimulados a fortalecer los vínculos de intercambio y colaboración entre provincias y conferencias en diversos sectores apostólicos.

El Padre General por su parte nos animó a la creatividad apostólica desde el cultivo de la profundidad espiritual, a discernir mejor nuestro servicio a la misión, a evitar la dispersión por la sobrecarga de trabajo, a descubrir el silencio, a formar para la vida interior, y nos presidió en la eucaristía en la cual juntos agradecimos a Dios por sus años de servicio al gobierno de la Compañía.

La jornada del 5 de mayo fue un día de peregrinación a los lugares históricos de misión y martirio. Un grupo fue a Aguilares y El Paisnal tras las huellas de Rutilio Grande, otro grupo tras las huellas de Monseñor Romero visitó la Catedral de San Salvador, la casa y la Capilla del martirio en el Hospitalito. Vivimos una sentida y emotiva jornada, cargada de inspiración espiritual. Cerramos el día y el encuentro entre las dos conferencias con una cena con jesuitas de San Salvador, en el Colegio Externado San José, celebrando los 80 años recientemente cumplidos del Padre General.

En la segunda parte del encuentro entre los provinciales de la CPAL recibimos los informes del Presidente Jorge Cela y los informes de los diversos sectores. Hemos conversado ampliamente sobre los Centros Interprovinciales de Formación teológica de la conferencia y sobre los centros interprovinciales de formación filosófica.

Acogimos la propuesta de organizar en el futuro cercano un gran encuentro entre jesuitas y todos aquellos que lideran las redes y los diferentes sectores apostólicos en todas las provincias. Igualmente nos ha parecido oportuna la propuesta de hacer desde todas las provincias una amplia evaluación de la labor de la CPAL. Reflexionamos sobre los desafíos y perspectivas de la conferencia y desde allí elaboramos el perfil del futuro presidente, que debería nombrarse para fines del 2017.

Nos visitaron José María Tojeira y Andreu Oliva para darnos una visión actual del proceso jurídico en torno al asesinato de los Jesuitas de la UCA y de Monseñor Romero. Estuvo con nosotros el Padre Frederick Fornos Director Mundial delegado del General para el Apostolado de la Oración y el MEJ, quien con energía y entusiasmo nos actualizó con muy buena información acerca de la renovación de este servicio que se ha convertido hoy en la “Red Mundial de Oración del Papa”.

Agradecemos a la Provincia de Centroamérica, al Provincial Rolando Alvarado, al Socio Fidel Sancho, a todo el equipo local que facilitó nuestra estadía y nos hizo sentir a todos como en casa. Confiados en el Señor Jesús que sigue valiéndose de su mínima Compañía alentamos a todos a una entrega generosa al servicio de la misión de Cristo.

 

El fútbol de los guaraníes en las misiones jesuíticas de Paraguay

Un documental presentado por el Gobierno paraguayo muestra varios testimonios que aseguran que el fútbol lo inventaron los guaraníes en 1639 en las misiones jesuíticas de Paraguay, mucho antes de que se registrara en Inglaterra. El Ministerio de Cultura presentó en la ciudad de San Ignacio Guazú, departamento de Misiones, en el Sur de Paraguay, el cortometraje documental llamado: «Los guaraníes inventaron el fútbol».

«Queremos proclamar ante el mundo que el fútbol no nace en Inglaterra, sino en la ciudad de San Ignacio Guazú del Paraguay», dice en la filmación disponible en Internet, el párroco de la localidad, Antonio Betancor. Respalda su teoría el sacerdote jesuita antropólogo y lingüista español, llegado hace 60 años a Paraguay, Bartolomeu Meliá. El religioso, está convencido de que los guaraníes ya jugaban al balompié los domingos después de ir a misa en las reducciones jesuíticas en el año 1639, según los registros de los jesuitas y del Vaticano.

Guaraníes inventaron el fútbol en el año 1639

«Era el deporte dominguero por excelencia en las plazas misioneras pero no se sabía en Europa», dice Meliá, quien afirma que las primeras reglas del fútbol inglés datan de 1846. Según dice en el documental Julio Galeano, guía del Museo Jesuítico de San Ignacio Guazú, los nativos guaraníes usaban el caucho para hacer pelotas de goma a las que llamaban mangá en guaraní.

«Justo en este lugar, en la Plaza de Armas, terminaban la doctrina y hacían una rueda y se pasaban la pelota con los pies, pero el partido siempre terminaba cero a cero porque no había aro», dice en guaraní Galeano. «El fútbol, un deporte hoy mundial, nace en las reducciones jesuíticas de Paraguay, en San Ignacio tenemos crónicas históricas del nacimiento de este deporte que hoy hace parte de la vida de nuestro pueblo», asegura el sacerdote Alberto Luna, provincial de los jesuitas en Paraguay.

Según la ministra de Cultura paraguaya, Mabel Causarano, el padre Antonio Ruiz de Montoya en el libro «Tesoro de la lengua guaraní» (Madrid, 1639) habla ya de las pelotas de juego con los pies y de qué material se hacían.

El documental también cuenta con la participación de personalidades del ambiente futbolístico local y el patrocinio de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC).

Fuente: www.dparaguay.com

 

¿Qué es la Comunidad de Vida Cristiana (CVX)?

La Comunidad de Vida Cristiana es una asociación internacional de laicos cristianos – hombres y mujeres, adultos y jóvenes, de todas las condiciones sociales – que desean seguir más de cerca a Jesucristo y trabajar con Él en la construcción del Reino.

Sus miembros integran pequeñas comunidades que, a su vez, forman parte de comunidades más amplias a nivel regional y nacional; constituyendo finalmente una Comunidad Mundial que está presente en los cinco continentes y en más 60 países.

Ser un miembro de la Comunidad de Vida Cristiana presupone una vocación personal que es discernida en los primeros años de ingreso a la Comunidad.

El estilo de vida se caracteriza:

a) Por la búsqueda, con apoyo de la comunidad, de un continuo crecimiento personal y social en lo espiritual, lo humano y lo apostólico participando de la eucaristía, la oración personal, el encuentro con la Palabra de Dios.

b) Por un discernimiento apostólico personal y comunitario para descubrir la mejor manera de hacer presente a Cristo, concretamente, en nuestro mundo.

c) Por ayudar a los demás a realizar su vocación personal, siempre dispuestos a dar y recibir consejo y ayuda como amigos en el Señor.

En Argentina y Uruguay

Las CVX tienen presencia tanto en Argentina como en Uruguay (aunque en este último con más fuerza). Las comunidades adquieren características y llevan adelante procesos diferentes de acuerdo al lugar donde se radican. En Argentina hay comunidades en las ciudades de San Salvador de Jujuy, Mendoza, Resistencia, Córdoba, Corrientes, Rosario Capital Federal y San Miguel. En Uruguay se encuentran en Montevideo.

En general, el proceso de iniciación de una persona o grupo en la CVX es diferente según el lugar donde se radica la comunidad. Sin embargo, el común denominador es la experiencia de los ejercicios espirituales. Para los cevequianos esta actividad es fundante, dado que todo el compartir y la formación comunitaria están atravesados por la espiritualidad.

La vida de la CVX está, principalmente, en las reuniones periódicas en las que los miembros se reúnen para compartir la vida y formarse.

Para mantener viva la actividad los cevequianos organizan y participan de tandas de ejercicios espirituales y talleres de formación a lo largo del año.

Además de la formación y la espiritualidad, las comunidades no pueden descuidar la dimensión apostólica. En algunos lugares, la CVX cuenta con espacios propios donde llevar adelante un servicio. Tal es el caso de Uruguay, donde los voluntarios pueden colaborar en el “Rincón de Todos” (un espacio educativo y de formación para niños de un barrio de Montevideo) o el Proyecto Fátima, en que la CVX es invitada a colaborar con la vida pastoral de la Parroquia de Fátima de Montevideo.

Sin embargo, los lugares donde se necesitan manos son incontables. Y así son también, muchísimos, los ámbitos donde los miembros de CVX prestan su colaboración. Los mismos comprenden desde la red de Colegios de Fe y Alegría, apostolados que llevan adelante misiones urbanas en los lugares donde se encuentran, colaboración con la pastoral de los colegios Jesuitas; hasta el voluntariado dentro de alguna de las obras relacionadas a la Compañía de Jesús, como el Hogar de Cristo y la Fundación Manos Abiertas.

Si quieres conocer más de estos movimientos puedes comunicarte con CVX Argentina , o CVX Uruguay.

 

Proceso de Bienvenida – CVX Uruguay

Cada dos años la Comunidad de Vida Cristina (CVX) de Uruguay invita al proceso de bienvenida a aquellos jóvenes interesados en formar comunidad. El mismo consta de una serie de encuentros, previos a la conformación de la comunidad, donde se busca introducir lo que significa formar parte de la CVX para confirmar la decisión de participar.

Estas reuniones buscan ser una oportunidad para fortalecer esta decisión así como también una instancia para cultivar y compartir la fe entre los participantes. Con el deseo de que, quienes al finalizar decidan no participar de una comunidad, se puedan llevar también frutos del tiempo compartido.

En Octubre del año pasado comenzó un nuevo proceso de bienvenida. El mismo constó de seis encuentros y finalizó con los Ejercicios Espirituales en Semana Santa de este año. Alrededor noventa jóvenes participaron y hoy con alegría podemos afirmar que más de cincuenta formarán las nuevas comunidades o ingresarán a ya existentes.

Con respecto al proceso anterior se mantuvo la cantidad de reuniones y la frecuencia de las mismas. También el finalizar con los EE.EE., ya que siendo fieles con Nuestro Carisma confiamos en “no se puede comprender y mucho menos vivir la vocación CVX, sin pasar por la experiencia de los Ejercicios.”

El equipo que acompaño el proceso de bienvenida, integrado por ocho cevequianos de distintas generaciones y comunidades, trabajo en la elaboración y realización de cada una de las reuniones. Focalizando en distintos puntos que definen a nuestras comunidades como son le fe compartida, la espiritualidad ignaciana o la corresponsabilidad apostólica, entre otros. A través de la oración, testimonios y distintas dinámicas para compartir; se buscó acercar a la vida de cada uno estos temas con la intención de brindarles más elementos para su discernimiento.

Al haber finalizado, hoy volvemos la mirada hacia atrás para examinar el camino recorrido. Son varias las gracias recibidas así como también las oportunidades de mejora que reconocemos. Más allá de nuestra opinión, consideramos que lo más importante es la positiva evaluación de los jóvenes que participaron.

Para próximos años, el mayor desafío sigue siendo acercarnos a más jóvenes de distintos lugares. Siendo consciente de que estas invitaciones no siempre les son cercanas en nuestra sociedad, incluso para quienes están interesados en seguir profundizando en su fe.

Nos queda agradecerle a Dios por el tiempo compartido y encomendar los próximos pasos de los jóvenes que participaron. Para quienes decidieron formar parte de una comunidad, esperamos sea CVX un medio para el encuentro con Cristo y un espacio para la búsqueda personal y comunitaria del llamado que Él hace en sus vidas.

Juan Ignacio Gadola

Integrante del equipo del Proceso de Bienvenida 2015 – 2016

 

Compromiso social de Laicos Ignacianos en América Latina

CENAL (Consejos Ejecutivos de las CVX en América Latina) anuncia el lanzamiento de la Tercera Edición del Curso Dimensión Política del Compromiso Social de la CVX cuyo objetivo es «Animar y enriquecer la reflexión de la CVX de América Latina a fin de promover y consolidar el compromiso en la dimensión política de nuestra vocación laical».

Tal como sucedió en las 2 versiones anteriores del curso la Tercera Edición también contará con el aval de la Universidad Iberoamericana de León (México) para aquellos participantes que cumplan todos los requisitos académicos. Sin embargo, en esta nueva versión del curso también se permitirá la participación a quienes deseen enriquecer su compromiso sociopolítico pero no tienen interés en recibir una certificación, siendo menor la exigencia académica.

Las inscripciones se extenderán desde el 4 de abril al 30 de mayo de 2016

El curso, se iniciará en la segunda quincena de junio de 2016, contempla 6 módulos y un Encuentro Final Conclusivo. Los temas a tratar serán: la dimensión política del compromiso cristiano ignaciano; interpretación de la realidad socioeconómica de América Latina, la relación entre Democracia, Participación y Perdón; Derechos Humanos y Agentes de Cambio; las experiencias de compromiso político en CVX y sobre el final algo dedicado a promover un camino de discernimiento socio-político.

Fuente: CVX Latinoamérica

 

VI Encuentro Sector Colaboración CPAL

La Compañía de Jesús en América Latina ha optado por apostar a la formación común de sus colaboradores. Por esto, se han generado diversas instancias de encuentro entre estos y los jesuitas en las que se profundiza sobre ciertos temas relacionados a la misión que lleva adelante la Compañía en diferentes lugares. En marzo tuvo lugar el VI Encuentro del Sector colaboración en Bolivia. Desde Argentina, Marita De Lorenzi viajó hasta Santa Cruz de las Sierras para participar en representación de las CVX en Latinoamerica. Es ella quien relata, a continuación, lo sucedido en dicho encuentro.

Marita De Lorenzi

Del 6 al 10 de marzo pasado, se llevó a cabo el VI Encuentro del Sector Colaboración en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), que contó con la presencia de 15 participantes: 5 jesuitas y 10 laicos provenientes de 14 países. Además de los delegados de cada provincia, nos acompañaron el P. Jorge Cela SJ, Presidente de la CPAL, la Dra. Clara Burguez, Delegada del Sector Colaboración en CPAL y el P. Edward Gasset SJ, Delegado del P. General para la Colaboración en Roma. En algunos momentos del encuentro, contamos con la presencia del Provincial, P. Osvaldo Chirveches SJ.. Por Argentina, también participó el P. Juan José Berli SJ.

En esta ocasión, en ausencia del Presidente de CVX mundial, Mauricio López, tuve el honor de representar, y compartir la situación y expectativas de la CVX Latinoamericana, en lo que a colaboración se refiere.

Fue muy gratificante volver a encontrar antiguos colegas con quienes habíamos trabajado en el anterior encuentro en Santo Domingo y conocer nuevos laicos, provenientes de distintos ámbitos (universidad, parroquias). Y pudimos compartir experiencias y deseos comunes con el Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Compañía, Andrés Ballerino, especialmente invitado a participar de este encuentro.

Como en la anterior oportunidad, los anfitriones, los participantes, y el clima de alegría, apertura y disponibilidad, facilitaron la integración y el trabajo conjunto, como colaboradores en esta misión que para mí sigue siendo sumamente desafiante.

Luego de una simpática dinámica de presentación, comenzamos nuestro compartir sobre la situación respecto de la ‘colaboración en la misión’, en las distintas provincias. Con resultados dispares, se pueden reconocer los pasos que han venido dando algunas regiones, en cuanto a equipos de trabajo e implementación del Plan de Formación presentado en el anterior encuentro, así como los espacios de formación conjunta laicos-jesuitas, en función de lo establecido en el PAC (Proyecto Apostólico Común). Y, a partir de allí, seguir profundizando en el significado y los modos de la “Colaboración en la Misión” de acuerdo con el Plan Apostólico de cada Provincia.

En este sentido, se actualizó y definió el documento “La colaboración en la misión” (Chile 2012).

Entre las ponencias, destacamos:

La disertación del P. Arturo Moscoso: “Eclesialidad del Papa Francisco”, con su particular manera de transmitir y su entusiasmo.

El aporte del P. Edward: “Colaborar con….para…”, muy clarificador al presentar el estado de la Colaboración en la Compañía, teniendo presente la CG35 y citando referencias del P. Adolfo Nicolás sj.

Y la del P. Jorge: “Compañeros en la Misión” (CG 35) donde se expresa nuestra verdadera identidad con diversas vocaciones, corresponsabilidad, Misión por Cristo y el Reino de Dios y la gracia que se nos regala como modo de proceder.

Entre presentación y presentación, hubo espacios para el trabajo en pequeños grupos y posterior plenarias, poniendo en común lo compartido, con el objetivo de mejorar la articulación y compartir recursos con Redes, Centros de Espiritualidad, Colegios, Movimientos y Familias Ignacianas; visibilizar conflictos y vías para avanzar en la consolidación de las distintas redes ya existentes.

También hubo un tiempo de formación: “Equipos de trabajo y liderazgo”, con el Psicólogo Gustavo Maldonado, con miras a prevenir, identificar y encontrar espacios de crecimiento, aprovechando las crisis en las relaciones en el trabajo en equipo y así seguir creciendo en sentido de cuerpo apostólico. Sin dudas, lo que más me gustó fueron las dinámicas empleadas para tratar los temas de inteligencia emocional, trabajo en equipo, liderazgo y resolución de conflictos. Quedó demostrado el sentir comunitario de los presentes, su madurez en resolver situaciones, circunstancia que causó el asombro del instructor.

En cuanto a la presentación de CVX Latinoamérica, destacamos nuestro sentido de cuerpo apostólico, la manera de compartir fe y vida en comunidades, basados en nuestra experiencia de los EE.EE. de San Ignacio. Pusimos de relieve la fuerte presencia de la juventud en nuestro continente y en especial destacamos las dos prioridades que para nosotros representan tanto la Formación como la Colaboración.

En este sentido, enfatizamos el importante número de miembros que están colaborando actualmente en las distintas obras de la Cía. de Jesús y la muy significativa participación en el Sector Colaboración.

Aprovechamos la oportunidad, para presentar la 5ª versión del Programa de Formación Magis, que acaba de iniciar en México en su primera parte intensiva y también la 3ª versión del Curso virtual sobre Incidencia Socio-Política que está por comenzar. A raíz de nuestro compartir, surgió un intenso intercambio y preguntas entre los presentes.

Y como digno broche de oro, algunos de los presentes pudimos visitar dos de las siete misiones jesuíticas chiquitanas, San Javier y Concepción. Construidas entre 1691 y 1760, son las únicas que aún existen en Sudamérica, verdadero testimonio de lo que significó la presencia de la Compañía de Jesús en la región. Pero, lo que más me impresionó fue saber que en cada una de ellas había solo un sacerdote y un hermano jesuita a cargo, muestra cabal de lo que significa la Colaboración.

Agradecida por la activa participación y el interés demostrado por el P. Juan Berli, además del entusiasmo y el trabajo conjunto, regreso con renovada esperanza y grandes deseos de seguir colaborando en esta gran tarea que nos desafía: difundir, dar a conocer y animar a los miembros de los distintos ámbitos de nuestra provincia para ir creciendo en identidad ignaciana y formarnos para ser mejores colaboradores en la misión de Cristo.

A.M.D.G.

 

Salvar la Democracia en Brasil

Álvaro Mendonça Pimentel, S.J.

Publicamos la carta que el Pe. P. Álvaro Mendonça Pimentel, s.j rector de las facultades Jesuitas de Teología y de Filosofía de Belo Horizonte, envía a la comunidad educativa de la FAJE con ocasión del momento político que vive el Brasil. Nos parece bastante esclarecedora de los valores fundamentales que hay que afirmar.

En tiempos de fuerte polarización social y política, crisis económica y, sobre todo, crisis moral y espiritual, me dirijo a ustedes con una palabra de esperanza. Al recorrer los periódicos de los últimos días, los sitios web de las universidades y de otras organizaciones de la sociedad civil, encontré algún consuelo en medio de tanta perplejidad. Me refiero a la creciente convergencia de puntos de vista sobre la actitud y las medidas que la sociedad y el gobierno deberían adoptar para superar la crisis que nos sacude.

Estimados miembros de la comunidad académica de las Facultades Jesuitas

Tengo que reconocer que esta convergencia de posiciones no es mayoritaria sino que se manifiesta entre estudiosos de los campos políticos, económicos y sociales, incluidos los periodistas, abogados y gente de buena voluntad. Y sabemos que pequeños grupos de hombres y mujeres libres son capaces de alcanzar cuando nos recordamos, por ejemplo, de los comienzos del cristianismo.

Mi intención es compartir con ustedes, en forma de breves tópicos claros y simplificados, las ráfagas de esperanza que he recibido. También son posiciones que defiendo y que propongo para nuestra comunidad y el país. Son luces que no resuelven el problema, pero que nos ayudan caminar sin tropezar en la noche que nos rodea. Cada uno de estos tópicos puede ser corregido y/o complementado por ustedes. Doy gracias de antemano las reacciones que deseen enviarme.

La primera convergencia tiene que ver con el deseo de que haya un castigo adecuado, a partir de una investigación respetuosa y un juicio justo, para todos aquellos «crímenes de cuello blanco». Se trata de un consenso fuerte y masivo, que tiene como base la urgencia de revitalizar el respeto que merece la Sociedad por parte de los poderes que articulan el Estado brasileño. Y por lo tanto, basado en la urgencia de esta misma Sociedad de reconstruir su unidad nacional.

La segunda convergencia es crítica de la anterior, y se dirige a toda la Sociedad brasileña. Punir no significa condenar un acusado antes de juzgarlo. Sobre todo hay que recordar que la punición no intenta la destrucción política del reo sino su restauración a través del servicio que tiene que prestar a la reconstrucción social. Porque, la condenación previo juicio, ¿no sería una manera de ocultar mediante el prevaricato agentes políticos que lo único que pretenden es ejercer el poder al que se oponen?

La tercera convergencia es una clara oposición a la «mediatización» nauseabunda de las investigaciones en curso. El repetir inconsecuente y constantemente noticias escandalosas sólo aumenta el desconsuelo y la desorientación social. La búsqueda de un chivo expiatorio de los males del país no colabora para una solución nueva. Proporcionar la información es el deber de los medios de comunicación en un sistema democrático, pero esta responsabilidad se convertiría en perjuicio si la intensidad desmedida y el recorte tendencioso de los hechos provoca más perplejidad, paraliza o genera revuelta, en lugar de dar paso a la creatividad y al ejercicio propiamente político.

Otra convergencia clave se refiere a la necesidad urgente de reequilibrar y armonizar las relaciones entre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Muchos afirman hoy en día que como consecuencia de la cobertura mediática hay un desequilibrio, por lo menos simbólico, que ha conducido a un creciente descrédito de los poderes Ejecutivo y Legislativo. El poder Judicial se convierte, entonces, en el principal actor político poniendo en riesgo la articulación de las fuerzas que componen el estado. Hay, pues, una fuerte necesidad de que los miembros de los tres poderes se unan y armonicen con el fin de fortalecer la institucionalidad pública y el estado de derecho. Para ello es necesario que sepan colocarse por encima de las polarizaciones presentes, busquen el diálogo y el entendimiento entre ellos, así como entre el gobierno y la oposición. La recuperación de la autoridad del Ejecutivo y del Legislativo exigirá acciones claras, por medio de reformas fundamentales, tales como la Reforma Política que permita y promueva una más auténtica representación de los ciudadanos en estas dos esferas, especialmente en el ámbito legislativo.

La quinta convergencia se refiere al riesgo del odio a la política que viene creciendo en todos los segmentos de la sociedad. Asusta oír ciudadanos ilustrados que declaran su completo desencanto con las mediaciones políticas y levantan la bandera de «soluciones instantáneas», es decir dictatoriales. En realidad, si prevalece esta actitud apolítica, se abrirá el camino para que en las próximas elecciones triunfen los oportunistas y los ladrones. Y eso nadie lo quiere.

Finalmente, muchos sostienen la urgencia de “tejer nuevamente la frágil tienda de la ética”. Uno de los sentidos de la palabra ética, como se sabe, es el de “morada protectora”. Vivir los valores éticos es encontrarse a sí mismo realizado como ser humano en los valores que guían las relaciones humanas y garantizan los vínculos sociales. Esta “morada protectora” parece hoy a una “frágil tienda”. La crisis ética y espiritual que atravesamos la ha fragilizado desde cuando se desvalorizó el peso de la palabra dada, conduciendo a muchos al desencanto con los valores que guían la convivencia social, como la igualdad y la justicia. Una negación práctica de los valores en que se sustenta la democracia corroe el sentido de las palabras y las transforma en envoltorios vacíos. ¿Cómo hablar en verdad si los líderes políticos y sociales mienten a aquellos que los apoyan? ¿Cómo hablar de justicia, si ella es despreciada en nombre de intereses oscuros? ¿Cómo hablar de igualdad si algunos juzgan que están por encima de la ley y del derecho? Esta situación escandalosa necesita ser enfrentada si queremos restablecer el tejido ético de nuestra Sociedad.

Entre nosotros, no debería ser así. La cuestión ética es urgente, y enfrentarla supone compromiso personal y común. Nuestra Comunidad formativa debe convertirse, de forma lúcida y decidida, en un lugar de experimentación moral y de creatividad espiritual, de justicia y misericordia. Sin el esfuerzo paciente de hacernos mejores no construiremos las convicciones fundamentales para cumplir con nuestro papel en la reconstrucción del país y superar la crisis actuales y futuras.

Las convergencias señaladas nos auguran esperanza, pero no garantizan nada. El llamado que le hago a todos los miembros de esta comunidad educativa de las Facultades Jesuitas de Filosofía y Teología, y que se extiende a todos los que lean esta carta, es a cultivar los vínculos sociales, inspirada en los valores del Evangelio. Las instituciones brasileñas demuestran la fortaleza suficiente para superar la crisis actual. Pero lo que las mantiene interna y externamente, son las convicciones personales de los miembros de la sociedad. Pongamos las nuestras al servicio de todos.

Hay excesiva polarización en muchos discursos, blogs, facebooks, periódicos y redes sociales. Los ánimos precisan calma para que se haga justicia y se renueve el orden social. No podemos admitir la violencia entre grupos a favor y en contra del gobierno actual, por ejemplo, porque sería sólo un ingrediente adicional de la crisis. Sin embargo, calmarse y detener la violencia no es suficiente. Es necesario actuar de manera creativa para encontrar soluciones y construir una cultura de paz.

Cito aquí sólo algunos ejemplos de las tareas que hay que cumplir, para contribuir a un nuevo futuro. En todos estos ejemplos, la filosofía y la teología tienen su contribución a hacer junto con otras ciencias y muchos actores sociales y políticos:

1. Es necesario desarrollar nuevos modelos de relaciones sociales en un mundo plural. Hay una pluralidad difusa en nuestro país. Consideremos, por ejemplo, las diferencias en el ámbito regional; o incluso más: los 274 idiomas diferentes que hablan los indios brasileños que son aproximadamente 900.000. El respeto de pluralidad presupone una sociedad que aprende a dialogar con la diferencia, que cree en fecundidad del argumento y la colaboración en vez de buscar iguala a todos en los mismos patrones culturales o de consumo.

2. En este sentido, tenemos que encontrar alternativas al modelo desarrollista que ha marcado la economía brasileña durante el siglo XX, especialmente a partir de los años 30. No se trata de negar el desarrollo económico, sino de hacerlo compatible con la conservación del ambiente, con la existencia de la agricultura familiar, con el respeto a las fuentes y manantiales, contra la privatización del agua, etc.

3. Necesitamos recordar el sentido de lo político y amarrar los poderes de la República a la soberanía de la Sociedad. Recuperar su no es un lujo sino una necesidad para para guiar las practicas del poder a la Justicia. La íntima conexión del poder y la Sociedad es la condición mínima para que las decisiones se ajustan a la realidad, en lugar de ignorarla.

4. Necesitamos, en definitiva, apoyar y promover la cualificación de la educación de niños y jóvenes.

Los ejemplos podrían multiplicarse, pero estos son suficientes para evocar las grandes tareas que nos llaman. El estudio de la filosofía y la teología se benefician cuando hay horizontes desafiantes, y nos conducen a una apropiación original de lo que leemos y discutimos, sean textos y contextos de los siglos pasados, sean los problemas de última hora.

Cuento con todos para apoyar el Brasil en este momento de sufrimiento y superación. Somos una pequeña comunidad. Tengamos la osadía de convertirnos en semillas que germinan produciendo esperanza, guiado por la luz humilde de la Resurrección.

El autor es el Rector de las Facultades Jesuitas de Filosofía y Teología – FAJE Belo Horizonte, Brasil.

CPAL Social

 

Ciencia y Religión a la luz de la Laudato Si´

La encíclica Laudato Si’ sigue haciendo ecos y dando herramientas para abrir debates y establecer diálogos. En la Universidad de Comillas se han reunido cuatro de los ocho integrantes del equipo que redactó el libro ‘Cuidar la Tierra, Cuidar los pobres’, para dar lugar a un debate en el que se profundizó sobre la encíclica y la relación entre ciencia y religión desde una mirada integral. 

Un debate de a cuatro que expresa el diálogo entre ciencia y religión: Julio Martínez Martínez, rector de la Universidad Pontificia Comillas, Enrique Sanz Giménez-Rico, sj, decano de la facultad de Teología y los profesores Pedro Linares Llamas y Pedro Fernández Castelao. Los cuatro forman parte del equipo de ocho profesores y dos colaboradores que redactó el libro Cuidar de la tierra, cuidar de los pobres, de Sal Terrae. Y ellos mismos, profundizaron en la encíclica del papa Francisco, Laudato Si´, desde distintas perspectivas teológicas y científicas, en sintonía con las propuestas reflejadas en el libro, sobre la promoción de la justicia en nombre del evangelio. El debate fue más una invitación al diálogo entre ciencia y religión, al diálogo dentro de la propia ciencia, y a combatir una crisis integral con ecología integral.

Pedro Fernández Castelao, profesor de la Facultad de Teología, se reafirmó en la idea de que “no hay dos crisis, dos problemas, uno humano y otro ambiental, sino una sola y compleja crisis socioambiental”. Castelao aseguró que el texto del Papa propone una ecología integral que muestre que “todo está conectado y que la degradación del ser humano implica la degradación de la naturaleza. Sin embargo, que todo esté conectado no significa que todo sea lo mismo”, puntualizó.

Desde la perspectiva de la ciencia, Pedro Linares, vicerrector de Investigación e Internacionalización, también refutó la idea de que no hay dos crisis, sino «una sola crisis ecosocial». Apuntó a que la encíclica nos recuerda que el saber no es neutro, sino que se produce en un contexto, y nos enfrenta a su compartimentación. «Los problemas reales del mundo son multidisciplinares y, por tanto, tenemos que trabajar juntos para resolverlos«. Linares agradeció al papa Francisco la encíclica porque «nos recuerda que investigamos para el bien común y nos invita a mantener la dignidad del hombre y la sacralidad de la naturaleza en el centro del debate».

Tradición ecosolidaria

Por su parte, Julio L. Martínez recordó que la universidad busca articular una visión integral del ser humano y de la realidad, y que la Iglesia ha estado siempre en diálogo con la experiencia humana por lo que, para los cristianos, la ecosolidaridad y «la conciencia ecológica no son algo nuevo». Su defensa es clara: no hay justicia social sin dimensión ecológica, ni ecología sin justicia social.

El debate sirvió, además, para presentar el libro “Cuidar de la tierra, cuidar de los pobres”, editado por la editorial Sal Terrae y escrito por ocho profesores de la universidad, entre ellos el Rector y el Decano, y dos colaboradores. Bajo la coordinación del decano de Teología, este nuevo libro de la colección Presencia Teológica, propone un diálogo entre teología y ciencia suscitado por la propia encíclica, y desentraña el valor del documento, una oportunidad de abrir nuevos diálogos sobre la actual realidad medio ambiental y social.

Sal Terrae

 

Silencio – Nuevo Film sobre los Jesuitas

En este año de 2016 asistimos al estreno de una nueva película de Martin Scorsese. Silencio se ha rodado en cinco meses, de enero a mayo de 2015, con un presupuesto de quince millones de dólares, en varias localizaciones de Taiwán: en los Estudios CMPC de Taipei y en Yangminshan, Taichung y Hualien. El guion, de Jay Cocks y el mismo Scorsese, está basado en la novela homónima del autor católico japonés Shusaku Endo (1923-1994), publicada en 1966. El tema de la obra es la tormentosa relación entre el cristianismo y la mentalidad japonesa tradicional, teniendo como pretexto las peripecias de dos jesuitas embarcados en una búsqueda casi detectivesca de un tercero, y al mismo tiempo perseguidos, en un país desconocido para ellos, y cuya lengua tampoco dominan.

Mientras tanto se entregan con enorme devoción a servir a los cristianos clandestinos en sus necesidades espirituales. El guión consigue reflejar muy bien esa atmósfera de thriller, en el contexto de un período de la historia japonesa que ha venido a llamarse sakoku o nación cerrada, cuando la cristiandad del país del sol naciente, reducida a un rebaño disperso, vivía en el silencio. La fe de los sencillos brilló allí con fuerza, irradiando una extraña belleza, casi sobrenatural, por ejemplo en la miserable cabaña donde unos pobres carboneros asisten, junto al fuego de la cocina, a la misa del misionero furtivo como si fuera la última de su vida… O como cuando Ichizo, el anciano líder seglar de una comunidad cristiana en la montaña (magistralmente interpretado por Yoshi Oida), bautiza a un bebé delante de sus fervorosos padres en el secreto de una simple choza, ungido de la dignidad de un pobre de Yahvé.

Los hechos y la ficción

Aunque con bastantes licencias, la narración que sustenta a la película se basa, sin embargo, en algunos hechos reales. A Roma habían llegado noticias confusas de que el P. Cristóbal Ferreira (Liam Neeson en el film), portugués, misionero ejemplar en Japón durante treinta y tres años, de cuya Misión fuera una vez superior, tras ser apresado, encarcelado y padecer la tortura del anazuri (o suspensión en el foso) en Nagasaki, desafortunadamente había renegado de su fe….

Para el protagonista de la novela, el P. Sebastián Rodrigues (en la película interpretado por Andrew Garfield) el autor toma como modelo al jesuita siciliano Giuseppe Chiara, que llega a Japón en 1644 con el propósito de hallar al P. Ferreira. Intenta ejercer clandestinamente el ministerio, pero pronto es arrestado por la policía de Nagasaki y enviado a Edo, donde será interrogado por el señor de Chikugo, Inoue (caracterizado por Issei Ogata), y sometido a la tortura del foso.

En la novela, a Rodrigues le acompañan en la larga travesía, al zarpar desde Lisboa en 1638, otros dos jesuitas, Juan de Santa Marta (que tendría que detenerse, enfermo, en Macao) y Francisco Garupe (Adam Driver en la pantalla). Les mueve el ardor misionero y la impaciencia por saber de Ferreira. ¿Será posible que haya apostatado?

Se entrevistan en Macao, enclave portugués en las costas de la provincia china de Cantón, con el superior regional de los jesuitas, el P. Valignano (encarnado por Ciaran Hinds). En realidad, éste había muerto en Macao en 1606, de modo que tal escena no pudo tener lugar. Pero esa figura de enorme altura espiritual añade, en la ficción, un gran valor simbólico a la misión encomendada a los dos jóvenes sacerdotes por quien hubiera sido visitador y organizador de la labor apostólica de los jesuitas en Japón en sus mejores tiempos, así como ilustre promotor de la adaptación del cristianismo a las costumbres japonesas. Será él quien les ponga al corriente de la auténtica dimensión del peligro que les espera allí, una prueba para su propia fe.

La prueba

Después vemos a Rodrigues y Garupe, todavía en Macao, mientras preparan su viaje, tratando con un mercader chino que les consigue un pasaje a Japón así como un guía e intérprete nativo, el expatriado Kichijiro (representado por Yosuke Kubozuka), a quien encuentran en una taberna del puerto, haciendo ya gala de la cobardía que mostrará a lo largo de la historia. Es un personaje a medio camino entre Judas y Pedro. La escena de su confesión al sacerdote, una vez llegados a Japón, sentados los dos sobre un solitario acantilado, emocionará a más de uno en la sala… La hondura de ese mar impasible que se extiende a sus espaldas nos sugiere ante todo el conflicto interior que late en toda la obra: la ausencia de signos divinos en medio de la persecución añade una dura prueba a la fe del creyente.

Sin embargo, el rostro de Cristo aparece en numerosas ocasiones reflejado en la película. De hecho la gran prueba que le esperaba al creyente clandestino, si era descubierto, no consistía tanto en renunciar de palabra a la fe (la apostasía), sino en pisar la imagen de Jesús. Se le deja al espectador la difícil opción de juzgar si esa traición o deslealtad a Cristo podría alguna vez convertirse en un acto de amor compasivo para salvar a otros.

El director Martin Scorsese ha escrito al respecto: Rodrigues aprende paso a paso que el amor de Dios es más misterioso de lo que uno cree, que Él deja mucho más espacio a la decisión humana que lo que uno se puede figurar, y que Él está siempre presente… incluso en su silencio. En una entrevista con los medios en Taipei, durante la filmación de Silencio, Scorsese, de setenta y tres años de edad, confesaba que había decidido rodar esta película, muy a contracorriente de lo que hoy se lleva en ese Hollywood tan poco propicio a planteamientos cristianos, porque el trasfondo de fe que constituye la materia de la novela de Shusaku Endo le había apasionado desde su juventud, pues esa fe cristiana, vivida desde niño en el seno de una familia católica ítalo-americana, le había ayudado a afrontar la complejidad del mundo como adulto.

Consultores jesuitas en el set

A un servidor, que ni es experto en el Japón del Shogunato ni en nada que tenga que ver con el cine, se le pidió una colaboración como consultor técnico jesuita en el set sólo por mi condición de jesuita europeo residente en Taiwán, profesor en la facultad de Teología Fujen-Bellarmino, de Taipei, con cierto conocimiento de latín y capacidad de manejarme en inglés. ¿El cometido?

Supervisar las escenas en las que se mostraba a los jesuitas y a los fieles en actitudes explícitamente religiosas, de modo que éstas resultasen lo más realistas posible.

¿Quién podría negarse al honor de colaborar con un genio del cine como Scorsese? Pero me habría sido imposible compatibilizar esa labor con mis obligaciones académicas y pastorales si no hubiésemos contado también con la asistencia del P. Jerry Martinson que, a pesar de sus múltiples ocupaciones, hizo de consultor jesuita cuando yo no podía estar presente.

Él sí que es un experto en estas lides, pues trabaja en los Estudios Kuangchi, una compañía de producción televisiva y radiofónica fundada por la Compañía de Jesús en Taipei.

Otro compañero de su equipo, Emilio Zanetti, también jesuita, colaboró en la aventura incluso actuando como extra. Fuimos tres, por tanto, los consultores jesuitas en el set. Habría muchas cosas que contar de la sugestiva experiencia.

Primero, constatar, viéndole trabajar a Scorsese, que detrás de un genio no sólo hay talento, sino mucho esfuerzo y dedicación a la profesión.

Segundo, nunca me habría imaginado que mi primer servicio allí hubiera sido… rezar un responso. En efecto, el inicio del rodaje coincidió con un accidente sucedido el 28 de enero en los decorados exteriores de los Estudios CMPC de Taipei, donde unos trabajadores taiwaneses que se hallaban reparando unas viejas estructuras fueron sorprendidos por el derrumbe del tejado, con el trágico resultado de un muerto y dos heridos. Scorsese me había pedido que dirigiese una oración con los actores y el equipo del rodaje para bendecir los principios de la aventura de Silencio; pero la que iba a ser una gozosa inauguración se tiñó de luto por el triste evento apenas acontecido. Luego todo fue bien, gracias a Dios.

Tercero, mi cometido principal con los actores, además de cuidar el estilo jesuítico de los personajes, fue asesorarles sobre cómo representar la administración de los sacramentos. Así, con Yoshi Oida ensayamos repetidamente el gesto esencial del bautismo, hasta el punto de que él lo hizo mejor que yo. Este veterano actor japonés fue la persona que más me impresionó de todo el plantel de artistas, por su profesionalidad, sencillez, simpatía y entrañable sabiduría. Tuvimos largas conversaciones de sobremesa sobre los temas más variopintos, y yo me quedaba embobado escuchándole hablar con esa pasión lo mismo de la Sagrada Familia de Barcelona, que de la visión islámica de Jesús o de la comparación del cristianismo y del budismo, por ejemplo. Su forma tan cortés de saludarle a uno con una profunda inclinación de cabeza hacía que te sintieras apreciado y respetado a la vez por alguien que podría ser tu padre o tu maestro.

Andrew Garfield, en cambio, con su impulsiva juventud, era muy distinto en el trato. Resultaba enormemente incisivo, por ejemplo en sus preguntas acerca del modo de celebrar la misa según el rito tridentino (que, dicho sea de paso, yo nunca he practicado, por lo que tuve que estudiarlo de antemano). Durante el ensayo de esas escenas eucarísticas, el famoso intérprete de Spiderman buscaba la perfección en las rúbricas litúrgicas, de modo que me costó convencerle de que su personaje en la ficción, el P. Rodrigues, como típico jesuita, seguramente pondría más atención en la devoción interior y la dimensión pastoral del sacramento que en la letra roja del misal. Además, en la clandestinidad y sin los ornamentos adecuados, no era cuestión de exagerar las rúbricas.

Con Garfield tampoco fue difícil trabar amistad. Resultó muy interesante escucharle compartir su particular experiencia de los Ejercicios Espirituales, que había realizado con uno de los nuestros en USA, y la impresión que le produjo estudiar el modo de proceder ignaciano para meterse más en el papel del jesuita protagonista del film. Hay que señalar que el actor es de procedencia judía, por lo que tiene mérito ese interés personal suyo en la fe cristiana. A su compañero Adam Driver, más temperamental, se le trabucaba el latín eclesiástico y, en medio del rodaje, soltaba un sonoro improperio…

Para –a continuación– dirigirse a mí, que observaba la escena desde un rincón, y decir cómicamente: usted perdone, Padre.

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