71º Congregación de Procuradores

El 15 de mayo comenzará formalmente la 71º Congregación de Procuradores en Loyola, España. Allí se encontrarán más de 100 jesuitas de todos los continentes. Un momento clave será la presentación del De Statu Societatis – el Estado de la Compañía de Jesús – por el P. General, Arturo Sosa. Entre otros temas, el De Statu reflexionará sobre las Preferencias Apostólicas Universales y cómo están moldeando nuestra vida y misión.

El sábado 6 de mayo , los participantes comienzan un retiro de 8 días. La parte canónica de la Congregación de Procuradores comienza el 15 de mayo y termina el día de la Ascensión, 21 de mayo, con una misa de clausura en la basílica de Loyola.

“Esta reunión en Loyola es una oportunidad para que escuchemos profundamente al Espíritu, una brisa suave que sopla donde quiere”, dice el P. Arturo Sosa. “San Juan nos dice que ‘no sabemos de dónde viene este Espíritu… ni adónde va’. Y así escuchamos un llamado a entrar en un espacio de vulnerabilidad, a admitir que no sabemos hacia dónde nos llevan, a dejar de lado nuestros propios planes y sueños y, en cambio, dejar que Dios sueñe en nosotros. Así como Ignacio y sus Compañeros, cuando se encontraron en Venecia, tuvieron que abandonar su sueño de ir a Jerusalén, ¿podemos nosotros también estar abiertos a un nuevo futuro, dejando atrás los sueños del pasado para abrazar más plenamente los sueños del ¿Espíritu? Esa es la invitación a cada uno de nosotros, todos los días, pero especialmente en esta Congregación de Procuradores”. P. Arturo Sosa SJ

Todos los jesuitas y compañeros de misión están invitados a unirse a este momento único de discernimiento guiado por el Espíritu rezando la oración por la Congregación.

Fuente: jesuits.global/es

Palabra de la CPAL: Consideraciones básicas sobre el trabajo en redes

La Palabra que la Conferencia de Provinciales de América Latina y el Caribe (CPAL) comparte a jesuitas y colaboradores en el mes de Marzo de 2023.

Por Roberto Jaramillo SJ

Me preguntan con frecuencia muchos compañeros y compañeras apostólicos: ¿cuál es la importancia de las redes y en qué consiste su aporte específico? Quiero poner por escrito de manera muy breve (y con el peligro de la simplificación) lo que he aprendido en los últimos 9 años.

Una red nace, se desarrolla y justifica su existencia sólo en función de una MISIÓN COMÚN MAYOR que la suma de los intereses de sus componentes; esa es una perspectiva fundamental sin la cual la red no puede sobrevivir. Una red no tiene futuro si los componentes sólo buscan en ella el interés de su propia organización o proyecto. «Lo nuestro» ha de ser tan o más importante que «lo mío»; si no hay un claro propósito común la red es una carga para quienes la forman; es inútil.

De ese hecho les viene a las redes, también, su importancia fundamental; tanto entitativa como metodológicamente. En red no sólo hacemos más, sino que somos más; la red es un nuevo sujeto apostólico. Pero, además, en el trabajo en red hay una forma más fina y cualificada de colaboración porque hay más ojos, más voluntades; hay reflexión, hay más masa crítica, hay discernimiento, hay mandato, hay propósito colectivo.

La noción de red (network o networking) que normalmente pensamos está, de manera general, cifrada en las figuras siguientes:

Esa noción se completa y se enriquece con esta otra forma de ver, entender y, sobre todo, de practicar el en-red-darnos:

Resulta un poco disruptiva la imagen, pero ese es el propósito buscado. Una articulación del cuerpo humano (sea una rodilla o un codo, o el cuello) nos habla más y mejor de lo que es un trabajo en red que el esquema de puntos similares y líneas de conexión.

Cada miembro de la red es diferente: en funciones, en forma, en textura, calidad, tamaño, largura, resistencia, configuración, color, etc. Es esa diferencia lo que los hace importantes en la red; pero es esa misma diferencia lo que les hace necesitar de la red.

La red no se construye en función de la forma de los miembros o de sus homogeneidades (parroquias, mujeres, centros sociales, etc.) sino en función de una misión concreta que va más allá de la propia función e interés (la que me da identidad en la diferencia): eso es lo que cada uno ha de aportar a la red.

Cada uno de los miembros de una red, por sí solo, no está en capacidad de producir el efecto que se persigue en común: caminar, correr, moverse, pensar, una acción transformadora, etc. La rótula necesita del líquido sinovial para cumplir su misión última, tanto como los ligamentos necesitan de la cabeza de la tibia, y así sucesivamente. El más pequeño o desapercibido de los elementos es tan importante como el más grande y visible de ellos. La función de cada miembro tiene sentido y realiza su identidad sólo cuando se completa con las demás.

Por más importante (o visible) que sea la misión particular que se tiene – ya sea ésta: personal o institucional – la participación en una red me abre a una nueva misión, más importante y definitiva que sólo puedo completar con otros, quienes, a su vez encuentran en ella una manera de generar un mayor impacto que aquel que individualmente están llamados a producir. Una red tiene un propósito que es inalcanzable de manera individual, ya sea por las personas o por las instituciones que la componen.

De esa manera, pues, la red no es un trabajo adicional al que ya estoy realizando: la red es un plus; es algo más, es un propósito MAYOR y COMÚN que hace parte de y que cualifica lo que tengo como propósito propio, haciéndolo así más significativo y más impactante.

 

Consideraciones básicas sobre el trabajo en redes.pdf

P. Rafael Velasco SJ: Saludo de Semana Santa

A TODA LA PROVINCIA

La Semana Santa se nos ofrece como un tiempo de Gracia. Es tiempo para salir de nosotros mismos, para aprender la entrega generosa y humilde de Jesús que “renunciando al gozo que se le ofrecía soportó la ignominia…” (Heb 12,2). Tiempo particular para aprender a sentir con Él y vivir el sacramento de la Entrega (Eucaristía) y del Servicio (Lavatorio de los pies).

Por lo general, en Semana Santa tratamos de acompañar al Pueblo de Dios en sus celebraciones. Por eso es un buen tiempo para descentrarnos, para dejar de lado nuestras pequeñeces cotidianas y salir de nosotros, salir de los propios dolores, de las propias miserias, y tratar de ponernos en el lugar de otros que sufren y se acercan a las celebraciones de Semana Santa -con sus cruces a cuestas- en busca de esa comunión con el Cristo sufriente, y de experimentar algo de la Luz del Resucitado. Se suele acercar mucha gente que carga con vidas duras, biografías pesadas, rutinas desesperantes… Ojalá tengamos tiempo para la escucha sentida, para predicar la Palabra, para celebrar con esas personas la muerte y la Vida del Hijo de Dios.

Que en esta Semana Santa, cada uno particularmente, y todos como cuerpo apostólico de compañeros de Jesús, aprendamos a morir un poco -a lo que Él quiera- para resucitar a Su Amor que se manifiesta en el servicio humilde y cariñoso a las personas que nos son encomendadas.

Que tengamos una buena Semana Santa y una Feliz Pascua.
Dios los bendiga.

Fraternalmente,

Rafael Velasco SJ – Provincial

Semblanza del P. Juan Carlos Constable SJ

A un mes del fallecimiento del P. Juan Carlos Constable SJ, compartimos las palabras que Guillermo Blasón le dedica a modo de agradecimiento por su vida y su testimonio.

“Juan Carlos, misionero siempre”
(*30/04/1938, +24/01/2023)

Por Guillermo Blasón SJ

Conocí a Juan Carlos en mi primera experiencia de noviciado, en Semana Santa de 2000. Al llegar a Boquerón me encontré con una realidad que no sabía que podía existir en mi país. Me recordó a un viejo documental llamado “Historias de la Argentina Secreta”. Y eso era Boquerón, una gran historia escondida en el monte santiagueño. Desde ese momento, Boquerón no pudo salir de mi corazón. Ya Juan Carlos lo decía: “Boquerón no es soga, pero ata”.

Luego tuve la dicha de ser enviado a Boquerón al magisterio. Al haber llegado en febrero, me acuerdo que me sorprendió una gran lluvia. Pensé que no llovía en Boquerón; claro, luego no llovió más hasta septiembre. Y así es Boquerón. Un gran contraste. Contraste de sequedad y lluvia, de aislamiento y calidez humana, de injusticias y bondad de la gente. Ese año de magisterio junto a Juan Carlos lo recuerdo como uno de los años más felices de mi vida como jesuita. Ahí experimenté que es posible enamorarse de un pueblo, y que eso llene tu corazón. Ese sentimiento me ha dado vida todos estos años de jesuita.

Compartimos mucho con Juan Carlos en aquel año. Yo aprendí mucho de él. Le pedí que fuera mi padrino de ordenación. Una de las cosas que más valoro como jesuita es que lo veo como quien “hizo guardia” en Boquerón. Sé que alguna vez se había pensado en que dejáramos la parroquia. Y su presencia desde 1975 hizo que Boquerón se conociera a través de las distintas generaciones de los jesuitas.

Recuerdo cómo los estudiantes que llevaba desde la Universidad Católica de Córdoba se quedaban enamorados del lugar. Cuántos jóvenes y grupos misioneros también quedaron “atados” al monte. Juan Carlos sabía “vender” muy bien a Boquerón. ¡Gracias por tu presencia misionera hasta que llegara el relevo!

También aprendí de Juan Carlos su forma de encarar la misión en el monte, lo que él llamaba “la línea misionera”. Claro, él pertenecía a esa estirpe de misioneros populares, rurales, de los años 70. Siempre buscaba integrar la promoción social con la vida pastoral. Especialmente valoro el respeto a lo que las comunidades habían guardado generación tras generación en sus celebraciones religiosas, aquello que seguramente dejaron sembrado los antiguos misioneros en la misión de Petacas. Por eso las fiestas patronales siempre tuvieron ese halo ancestral, místico. El respeto por lo que el pueblo ya está viviendo en su fe lo aprendí de Juan Carlos.

Le tocaron unos últimos años difíciles en cuanto a su salud. Le dolía no poder ir tanto al monte a celebrar misa, aunque con un guiño pícaro a la vida, unía su historia a la de Arrupe. También le costó ser misionado a la enfermería. Pero lo aceptó con obediencia y generosidad de jesuita. Aún así firmaba en sus mensajes “Misionero siempre (ahora en la enfermería)”.

Descansa en paz querido Juan Carlos. Como la canción que lleva tus versos, viviste esa “alegría de ser testigo del Señor”, del Grandote, como lo llamabas.

Doy gracias a Él por llamarte a ser Su compañero.

Gracias Juan Carlos, “misionero siempre”.

Guillermo Blasón SJ

Comunicado 14|03|2023

Buenos Aires, 14 de marzo de 2023

 

COMUNICADO DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS

La Compañía de Jesús informa que el pasado viernes 10 de marzo, por orden de las autoridades del Juzgado en lo Criminal y Correccional #59, personal judicial se presentó en el Colegio del Salvador a fin de requerir documentación referida a César Fretes.

La Compañía prestó toda su colaboración para que los oficiales intervinientes pudiesen desarrollar el procedimiento a fin de que se puedan aclarar los hechos bajo investigación. A pesar de la sorpresiva medida, inmediatamente el primer día hábil siguiente (13/03/23), la Compañía de Jesús hizo llegar de modo espontáneo al Juzgado mayor información que la existente en las sedes educativas, ya que la misma se encontraba en la Sede Curial donde no se dispuso allanar.

Por último, la Compañía de Jesús recordó que Cesar Fretes falleció en el año 2015 y que no era más religioso de la Compañía por haberlo dimitido mediante el decreto del 20 de junio de 2007, que le fuera anoticiado al fallecido ex religioso el día 22 de junio de aquel año. Asimismo, que la persona acusada de los hechos, y ya fallecido, fue separado de inmediato de sus funciones en el Colegio del Salvador al conocerse la primera denuncia hacia finales del año 2003. Lamentablemente, en aquellos años, la Ley vigente no facultaba a las autoridades educativas para denunciar ante delitos dependientes de instancia privada, aunque se dejó en libertad de hacerlo a los padres, quienes evidentemente optaron por no hacerlo por razones no comunicadas.

Comunicado 14/03/23.pdf

 

Encuentro de Socios de la CPAL en la Curia General

Por Guillermo Blasón SJ, actual Socio de la Provincia Argentino -Uruguaya

Del 20 al 24 de febrero se realizó un Encuentro de Socios de la CPAL en la Curia General. Desde antes de la pandemia que no se hacían los cursos regulares para nuevos socios, y por esa razón, fuimos convocados todos los socios. Éramos trece, incluyendo al socio de Portugal que se sumó al grupo.

Quien coordinó esos días fue Antoine Kerhuel, Secretario de la Compañía. Y los distintos módulos formativos tuvieron que ver con gestiones que habitualmente hacemos los socios y que están relacionados con alguna de las oficinas en la Curia General: correspondencia oficial, manejo del archivo (incluida visita al archivo de la Curia), presentación del Procurador General, del Delegado de las Casas Internacionales, etc.

También hubo momentos divididos por las Asistencias Meridional y Septentrional para conversar con los respectivos Asistentes, y otros para compartir entre los socios sobre distintas experiencias en nuestras curias. Por último, también tuvimos una mañana para visitar la Iglesia del Gesù y tener una misa en las Camerette de San Ignacio.

El encuentro fue enriquecedor, especialmente por ver cómo se resuelven las cuestiones en distintas provincias, también el conocer personalmente en la curia a quienes usualmente se envían cartas o con quien uno se comunica frecuentemente. Esos días también tuve oportunidad de encontrarme con los compañeros de nuestra provincia en Roma.

10 años de Francisco: “Padre Jorge”

Compartimos una nueva reflexión personal tomada de la serie testimonial publicada por la Curia General con ocasión de los 10 años de pontificado del Papa Francisco.

Padre Renzo De Luca SJ, es un jesuita argentino que actualmente es el Provincial de Japón. Al inicio de su vida en la Compañía de Jesús, Jorge Bergoglio era su superior. Su testimonio es la reflexión de hoy sobre los 10 años del Papado de Francisco.

Conocí por primera vez a nuestro Papa Francisco cuando entré a la Sociedad en Argentina. Durante mis casi 3 años allí, el “Padre Jorge” fue mi Rector y vivíamos en la misma casa. Desde el principio, todos quedamos asombrados con su creatividad y su forma multifacética de liderar. Podía dar una conferencia, cocinar para todos nosotros o, de repente, organizar un equipo de rescate cuando una emergencia golpeaba el vecindario. Recuerdo su buen sentido del humor y su ingenioso uso de la ironía para transmitir las lecciones y máximas que quería que aprendiéramos.

Aunque no era el Provincial en ese momento, fue quien más me animó a ser misionero en Japón. Lo recuerdo diciéndonos que en su generación no se les dio la oportunidad de ser misioneros y entonces, ya que tuvimos esta oportunidad, debemos verla como un regalo del Señor. Me alegro de haber seguido ese consejo.

A pesar de su apretada agenda, siempre se mantuvo en contacto y nos animó en nuestra misión. Nos sorprendió bastante cuando se convirtió en obispo y posteriormente en Papa Francisco. Cuando visitó Japón, tuve el privilegio de compartir un tiempo con él, y siento que todavía tiene el mismo espíritu de enseñanza que tenía hace 40 años. Su forma de hablar sigue siendo informal y amigable, por lo que es tan fácil hablar con él como con un amigo o familiar. Oro para que el Señor lo siga bendiciendo y guiando.

Fuente: jesuits.global/es

10 años de Francisco: Compasión y ternura

La Curia General en Roma ha presentado una serie de reflexiones personales con motivo de la celebración del décimo aniversario de pontificado del Papa Francisco. Compartimos aquí un testimonio que destaca la compasión y la ternura como el modo primero de Francisco.

Por Padre Martin Ngo SJ, miembro de la Provincia Oeste de los Estados Unidos

Al estrechar la mano del Papa Francisco, lo que más me sorprende es su ternura en acción.

Rebobinar.

Era el verano de 2019 y estaba haciendo una pasantía en la oficina de comunicaciones de la Curia Jesuita en Roma. Una tarde, se corrió la voz de que habría una visita papal discreta. No hace falta decir que nada papal es discreto. Avance rápido, mi jefe jesuita para el verano y yo estamos armados con cámaras réflex digitales esperando que nuestro hermano jesuita convertido en líder mundial de la Iglesia llegue al punto de encuentro de la comunidad para cubrir una visita de dos horas. Ya estoy a punto de sudar balas. Llega el Papa Francisco, sale del coche de seguridad, chasquido, chasquido, chasquido, chasquido, pero luego nos detenemos. El Santo Padre nos mira directamente. Él está caminando hacia nosotros. Miro a mi supervisor jesuita como, «¿Qué hacemos?» a lo que la respuesta natural fue: “ Salúdalo.” Jajaja. Con una mirada amable y una cálida sonrisa a juego con su apretón de manos, saludó a todos los presentes. Reconoce a todos con ternura. Esto proviene de un núcleo de profunda compasión por los demás y el mundo en que vivimos.

Un hombre dedicado al cuidado de la creación, sirviendo a los marginados y vulnerables, el Papa Francisco se ha pronunciado en contra de la injusticia ecológica, la pobreza, la desigualdad y la discriminación, y ha instado a las personas a dejar de lado sus diferencias y trabajar juntas por el bien común. Claro, como muchos, tengo fuertes sentimientos sobre el entorno actual que rodea ciertos temas en nuestra Iglesia: el papel de las mujeres en la Iglesia, la acogida de las comunidades LGBTQ. Aún así, vivo con la esperanza del compromiso continuo de nuestro líder con el diálogo y la reconciliación, por imperfecta que sea nuestra Iglesia.

Gracias Papa Francisco por sostener el estandarte de Cristo en la forma en que has sido llamado. Continuaremos orando por ti tal como nos pediste en tu primer día de trabajo detrás de un balcón sobre la Plaza de San Pedro.

Lee más testimonios aquí www.jesuits.global/es

Cuatro novicios jesuitas celebraron los votos del bienio

El pasado 25 de febrero, en la Parroquia San Ignacio, la comunidad del noviciado celebró los votos del bienio de Tomas Giusta, Agustín Perez, Jeison Gimenez (PAR) y Federico Vidal (PAR).

Los días previos los novicios recibieron la visita de sus familias. La celebración fue sencilla y alegre, presidió el Provincial acompañado por Máximo Mendoza, provincial de Paraguay y por otros 20 compañeros jesuitas.

La homilía fue una oportunidad especial donde los novicios recibieron el aliento de “ser partícipes del reino y no sólo espectadores”, de sentirse como Compañía de Jesús y de afianzarse en el camino del ser discípulo fundándose en la confianza en Dios y junto a otros compañeros. Recibieron también “el quit de supervivencia jesuita”, es decir, las Obras Completas de San Ignacio y la Cruz.

En el coro acompañaron los estudiantes y los demás novicios. Concurrieron muchas personas con las que ellos compartían en sus apostolados y amigos de experiencias anteriores.

Al finalizar luego de un lindo momento de despedida se compartió la cena en el patio de la comunidad del Noviciado. Fue una noche agradable y de mucho compartir fraterno entre compañeros, familiares y amigos.

Ahora, los votantes ya están instalados en la comunidad de Arrupe, en la ciudad de Córdoba, en la que llevaran adelante su juniorado.

En esta nueva etapa, se encomiendan especialmente a nuestras oraciones.

La experiencia del Mes Arrupe como tiempo de gracia

El Mes Arrupe, experiencia que dispone para el final de los estudios de teología, se celebró entre mediados de diciembre y enero pasados en el Centro Loyola de El Salvador.

A las propuestas formativas, acompañadas entre otros por Luis Valdez Castellanos sj (MEX), Miguel Martins sj (BRA), y Uriel Salas sj (COL), los participantes tuvieron ocasión de visitar los lugares de los mártires de la UCA, Rutilio Grande y Mons. Oscar Romero.

Cristian Marín, -quien junto con Agustín Borba y Ernesto Miguens, participó de las propuestas de formación, espiritualidad, talleres y Ejercicios Espirituales, nos comenta su experiencia.

El Mes Arrupe comenzó el 18 de diciembre de 2022, ese día fue denominado «Messi» Arrupe (como lo llamó un compañero uruguayo) con un momento grande de alegría en que los argentinos nos sentimos acompañados por los compañeros de otros países que apenas comenzábamos a conocer.

Más allá de este comienzo auspicioso, todo el Mes Arrupe se caracterizó, desde mi perspectiva, por ser un tiempo de reencuentro con compañeros de generación con quienes actualizamos sentires espirituales y de los otros.

El Mes fue también, encontrar y conocer compañeros de otras provincias que desandan el mismo camino de búsqueda por cumplir la voluntad del Señor en esta «mínima compañía». Escuchar sus experiencias, sus luchas, su visión de Iglesia y de la Compañía y, sobre todo, escuchar cómo el Espíritu del Resucitado va obrando en ellos siempre es fuente para el propio espíritu.

Por último, en todo lo charlado, estudiado, rezado, compartido, el Mes Arrupe fue tiempo del Encuentro (con mayúscula) con el Señor que nos anima a continuar y que pone en nuestros corazones el deseo de ser buenos sacerdotes (este fue el sentir de todos los que participamos). También, el deseo de compartir el sacerdocio común con el Pueblo de Dios colaborando con el servicio nuestro futuro ministerio, acompañando, buscando contagiar lo que vamos viviendo en nuestra experiencia de vínculo con el Señor.

Verdaderamente agradecido por esta experiencia que propone la Compañía en mi formación.

El Mes Arrupe ha sido pues un tiempo de alegría, de encuentros, reencuentros y, sobre todo, de Encuentro con el «sumo capitán y Señor nuestro».